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martes, 9 de mayo de 2017
MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 9 - UN DESEO EXPRESO DE MARÍA
Día 9: Un deseo expreso de María
Año 1531. Ciudad de Méjico. Caminaba el indio Juan Diego por la falda de Tepeyac, una pequeña colina junto a la ciudad, al norte. De pronto, oyó que le llamaban. Volvió la cabeza y vio a una Señora bellísima que la miraba cariñosamente. De pies a cabeza resplandecía. Tras un breve silencio escuchó: Yo soy la Virgen María, Madre de Dios. Y añadió que era su deseo que Juan Diego pidiera al Obispo que levantase allí mismo, donde ellos estaban, un templo en su honor: la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
Juan Diego se dirigió al obispo y, después de mucho esperar, cuando pudo hablar con él se lo contó; pero éste no le creyó. Volviendo a casa con gran desánimo se encontró de nuevo con la Virgen, la cual le dijo que siguiera insistiendo.
Después de la segunda visita, alegre porque el obispo le había hecho caso, se encaminó al cerro y se lo contó a la Virgen. Al día siguiente, de madrugada, el indio tuvo que ir a la ciudad en busca de un sacerdote, ya que un tío suyo se encontraba muy grave. No quiso acercarse al cerro para no retrasarse por si se encontraba con la Señora, porque Ésta le prometió el día anterior darle una señal para entregársela al obispo. Al llegar cerca del cerro, el indio Juan Diego la vio bajar y se acercó hacia él. La Señora le dijo: -¿Qué te ocurre, hijo mío? ¿Adónde vas? Él le contó la enfermedad de su tío y la Virgen le enseñó a acogerse a su protección y a confiar en Ella, pues era su Madre. -Tu tío ya está recuperado, le dijo la Señora. Y a continuación le pidió: -Antes de ir a la casa del obispo, sube al cerro y recoge las rosas que allí veas. Juan Diego subió sin dudar, aunque era imposible que en la cima de aquel cerro, en el mes de diciembre pudieran florecer rosas. Al llegar arriba quedó sorprendido, pues toda la cumbre estaba llena de preciosas flores, difundiendo un olor suavísimo. El indio cortó todas las rosas que pudo, las recogió en su túnica, doblándola en su regazo y poniéndola en forma de bolsa. Al bajar del cerro, se las enseñó a la Virgen, que las tomó en sus manos y las volvió a dejar.
Cuando Juan Diego llegó a casa del obispo, pasó al despacho de éste y soltó la túnica. Las flores cayeron al suelo, y todos los que miraron se sorprendieron, porque en la túnica del indio estaba milagrosamente grabada la imagen de la Virgen Santísima, tal como está ahora en el templo de Guadalupe.
Ese era el deseo de María: un templo dedicado a Ella. Es lógico, pues esas "casas" de María son ocasión para que muchos hijos suyos vayan a buscarla. Y es verdad que la Virgen agradece que vayamos a esos templos marianos, y le visitemos, y allí hablemos más confiadamente con Ella.
Madre mía, en cualquier sitio puedo hablar contigo. Pero voy a procurar durante este mes ir algún día, o algunos días, a verte a un Santuario, Iglesia o ermita dedicado a Ti. ¡Te lo aseguro!
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.
YO SOY EL BUEN PASTOR
Yo soy el Buen Pastor
Alrededor de Jesús la gente se preguntaba y discutía sobre quién era este profeta asombroso. Al leer el Evangelio, pon atención especial cuando Jesús empieza por un “Yo soy”, pues va a dar una definición de sí mismo. Podrás apreciar la riqueza de la persona de Jesús, cuando medites en esas como pinceladas que describen su identidad.
Juan 10, 11 Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
Juan 6, 48-51: Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo».
Juan 8, 12: Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida».
Juan 10, 25-26: Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?».
* Enviado por el P. Natalio
EL EVANGELIO DE HOY MARTES 9 DE MAYO DEL 2017
¿Se escucharte cuando me llamas?
San Juan 10, 22-30. IV Martes de Pascua
Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te doy gracias por el don de mi vida. Gracias por haberme hecho hijo tuyo. Gracias por todos los dones que día a día me das. Perdona las veces que no he correspondido a tu amor. Ayúdame a amarte cada vez más y más. Te pido aumentes mi fe, mi esperanza y mi caridad. Inflama mi corazón de un celo ardiente por la salvación de las almas y por la extensión de tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30
Por aquellos días, se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno. Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico de Salomón. Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si Tú eres el Mesías, dínoslo claramente".
Jesús les respondió: "Ya se los he dicho y no me creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y Yo somos uno".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Son tres las características que pones a las ovejas que son de tu rebaño. La primera es que ellas escuchan tu voz, la segunda es que Tú las conoces, la tercera es que ellas te siguen. Hoy quisiera preguntarme delante de Ti si soy, según estas características, oveja de tu rebaño. Yo quiero, Señor, ser una de tus ovejas. Ésa de la que te preocupas, la cuidas, la alimentas, la proteges. Dame la gracia de ser oveja de tu redil y jamás salirme de allí.
¿Sé escucharte en mi vida? Obviamente que no me hablas con una voz física, con apariciones espectaculares, o grandes visiones. No. Tú generalmente hablas de otra manera. Pero siempre hablas. Tal vez, soy yo quien no te escucha. Tú me hablas a través de las Sagradas Escrituras, del sacerdote, de mis padres, de mis superiores. Me puedes hablar también por medio del buen consejo de un amigo, de un bello paisaje de la naturaleza o incluso en aquel suceso que puedo considerar casualidad. Siempre me hablas, sólo necesito escucharte.
¿Me conoces, Señor? Sobre esto creo que no hay dudas. Nadie me conoce mejor que Tú. Me conoces incluso más que yo mismo. En otro pasaje que hablas de las ovejas, dices que las llamas por el nombre. Esto me ilumina. Me conoces por mi nombre. No hay confusión de personas en tus designios. Me conoces por mi nombre, por lo más mío de mí. No me conoces por un número, por mis cualidades o pecados, por mis obras buenas o las malas. Tampoco me conoces por la ropa que llevo, el trabajo que tengo o las cosas que uso. Me conoces en lo más íntimo, me conoces tal y como soy, y no en las apariencias.
¿Te estoy siguiendo? Una cosa es escucharte, Señor, y otra es dar el paso, dejarlo todo y seguirte. No basta con escuchar, es necesario ponerse en marcha. Seguirte es imitarte, conocerte, amarte. Seguirte es ir contigo, acompañarte, sufrir contigo, tomar la cruz. Seguirte es amar al prójimo, cuidar tus dones, cumplir tus consejos. Seguirte es ver a quien camina adelante limpiando el camino, protegiendo, guiando.
Dame la gracia, Jesús de confiar en Ti porque Tú has dicho que nadie puede arrebatarme de tu mano. Cuida siempre de mí y jamás permitas que me salga de tu redil.
"Estas palabras nos ayudan a comprender que nadie puede decirse seguidor de Jesús si no escucha su voz. Y este "escuchar" no hay que entenderlo de una manera superficial, sino comprometedora, al punto que vuelve posible un verdadero conocimiento recíproco, del cual pueden surgir un seguimiento generoso, expresada en las palabras "y ellas me siguen". Se trata de un escuchar no solamente con el oído, sino ¡una escucha del corazón! Por lo tanto, la imagen del pastor y de las ovejas indica la estrecha relación que Jesús quiere establecer con cada uno de nosotros. Él es nuestra guía, nuestro maestro, nuestro amigo, nuestro modelo, pero sobre todo es nuestro salvador."
(Regina Coeli de S.S. Francisco, 17 de abril de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy rezaré un Padrenuestro por la conversión de los pecadores.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
LECCIONES DE LA VIDA
Lecciones de la vida
A menudo las pequeñas frustraciones diarias nos impiden apreciar la vida en el momento presente. Pero a medida que envejecemos, aprendemos a desprendernos del drama y del caos; nos volvemos más humildes y estamos menos dispuestos a dedicar nuestro tiempo a cosas banales. He aquí algunas lecciones importantes de la vida que he aprendido con el paso del tiempo:
1. Las frustraciones cotidianas son inevitables:
Muy rara vez tenemos el control total de todas las situaciones. Por muy estresante que esto sea, lo que nos importuna tanto hoy no importará dentro de un mes. Y con la edad lo sabemos con certeza.
Consejo: Deja de lado las tonterías, sé positivo y sigue adelante con tu vida.
2. Alcanzar la perfección:
Hay una gran diferencia entre el esfuerzo razonable y el perfeccionismo. El perfeccionismo nos causa estrés innecesario y ansiedad, creado por la necesidad superficial de hacerlo bien. No te pierdas en esforzarte por lograr la perfección porque esto te impedirá obtener algo que valga más la pena hacer.
Consejo: Deja ir las fantasías y los momentos perfectos que creaste "artificialmente" y te han hecho creer.
3. Las complejidades de lo que está en él para usted:
En esta vida nada 'guardamos' hasta que primero 'damos'. Esto puede aplicarse al conocimiento, perdón, servicio, amor, tolerancia, aceptación... No olvides que dar/entregar nos abre a la gracia.
Consejo: Dar para recibir.
4. La presión de actuar inmediatamente:
Hacer las cosas apresuradamente puede parecer mejor cuando somos más jóvenes; con el tiempo nos damos cuenta de la importancia del trabajo lento y constante. Además a menudo pensamos que sólo las grandes obras marcarán la diferencia, pasando por alto que una simple sonrisa puede iluminar el día de otra persona.
Consejo: No puedes plantar una semilla y esperar a que se convierta en flor durante una sola noche.
5. Ansiar posesiones caras:
Más adelante en la vida prestamos menos atención a las pertenencias físicas que solían parecernos tan necesarias y vitales.
Consejo: Las que realmente importa no se puede comprar.
6. Ganar la aprobación de otros:
A largo plazo tu convicción es lo que determinará tu nivel de éxito personal, no el número de personas que están de acuerdo con las cosas que haces.
Consejo: Sigue el camino que conduce a tu corazón hacia una genuina paz.
7. Las críticas de los demás:
Si lo tomas todo personalmente, vivirás ofendido por el resto de tus días. Cuando te desprendes de las opiniones o críticas de otras personas, te sientes libre.
Consejos: La manera en que la gente te trata es su problema. Cómo reaccionas tú, es el tuyo.
8. Juzgar a otros por sus deficiencias:
Todos tenemos días malos. Te darás cuenta de que debes dar a los demás el 'respiro' que merecen; como esperar a que ellos hagan lo propio en esos días menos favorables. Nunca sabemos realmente lo que alguien está pasando.
Consejo: Sé amable, generoso y respetuoso.
9. Culpar a otros:
Una persona feliz nunca evade las responsabilidades o culpas (apuntando a los demás e inventando excusas). Piensa que la felicidad es un subproducto de tu propio pensamiento, creencias, actitudes, carácter y comportamiento.
Consejo: Tu eres el único responsable de cómo se desarrolla su
vida.
10. Relaciones superficiales que te hacen sentir más popular:
Mientras que es bueno tener conocidos, dedica tu tiempo a aquellos que más importan.
Consejo: Tu tiempo es limitado. Aprovecha para estar cerca de las personas que te hacen sonreír con el corazón.
11. Distantes posibilidades futuras:
A medida que envejecemos, somos conscientes de que tenemos más tiempo tras nosotros y menos por delante. El futuro lejano poco a poco cobra menos valor para nosotros a un nivel personal. El secreto para la felicidad y la paz es dejar que este momento sea lo que es (en lugar de lo que pensamos que debería ser).
Consejo: Algunos esperan todo el día que sean las 5 pm, toda la semana para que sea viernes, todo el año para que lleguen las vacaciones y toda su vida para alcanzar la felicidad. No seas uno de ellos.
12. La obsesión con la belleza exterior:
Con el tiempo nos damos cuenta de que la belleza no tiene casi nada que ver con las miradas. El principal interés radica en quiénes nos hemos convertido interiormente.
Consejo: El secreto de la belleza radica en cómo hacemos sentir a los demás -sobre sí mismos- y en cómo nos sentimos acerca de nosotros mismos.
© Todomail
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 9 DE MAYO
Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
9 de mayo
Algunas veces se representa a María teniendo a su Hijo Jesús de pie en sus rodillas y mostrándolo así al mundo, como diciendo a los hombres: "Aquí tienen a mi Hijo, que es su Salvador, el único que los puede librar del pecado, causa de todos los males; acudan a Él, a fin de que Él les conceda la salvación que en vano buscan en otros lugares".
Despreocuparse de Cristo es renunciar a la salvación. Buscar la salvación en otro que no sea Cristo es caminar hacia el fracaso más doloroso.
Madre y Señora de toda la creación, preséntala al Padre, para que la salve.
EL BUEN PASTOR
El Buen Pastor
El pastor es una imagen de Dios muy conocida y viva desde el cristianismo primitivo.
Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer
El fundamento de toda religión constituye la imagen, la idea que forma de su propio Dios. Cada hombre tiene en su corazón una idea personal de Dios sobre todo nosotros, que somos cristianos. Y nuestra vida cristiana, nuestra fe vital y profunda dependen decisivamente de la imagen de Dios que tengamos.
Anhelamos un pastor. Es una imagen de Dios muy conocida y viva desde el cristianismo primitivo. Ya la encontramos frecuentemente en las catacumbas. Pero también hoy en día todos conocemos estas imágenes del Buen Pastor en medio de su rebaño, o con la oveja sobre sus hombros. Parece que a todos los cristianos de todos los tiempos esta persona del Buen Pastor los impresionó hondamente.
¿De dónde viene este anhelo escondido, esta simpatía entre el Buen Pastor y nosotros?
Creo que es porque su rostro nos promete cariño y entrega, protección y seguridad. Porque muchas veces nos sentimos solos, desamparados, solitarios. Porque frecuentemente nos sentimos como ovejas perdidas. El peso de nuestras debilidades, de nuestros sufrimientos, de nuestras limitaciones nos dan pena y nos mortifican.
Queremos estar con Jesús, nuestro Pastor, que nos vigila, dirige y nos busca, que conoce a cada uno de nosotros por su nombre, nos llama y, si llega el caso, arriesga su vida por defendernos del enemigo.
Pastor: soledad e incomprensión.
La vida de Jesús fue un gran sacrificio por su misión: un sacrificio de soledad y de incomprensión por los demás. Ni siquiera su Madre lo comprende siempre, si pensamos en el episodio cuando tenía doce años: “¿No sabíais que yo debo ocuparme en los asuntos de mi Padre?” (Lc 2,49).
También la conducta de los apóstoles frente a Él, muestra que no tienen comprensión para con su persona ni para con su misión. Así, un día, Jesús les dice a ellos: “Llevo tanto tiempo con vosotros, y no me habéis conocido”. Y mucho menos que sus discípulos, lo entiende el pueblo.
De modo que Jesús queda, en el fondo, solo con su misión. Y el colmo de su soledad se realiza en su sacrificio en la cruz. Él es realmente el Buen Pastor “que arriesga su vida por sus ovejas”; que la entrega por amor a los suyos. Sólo el mayor sacrificio le basta para manifestar su amor infinito.
Esta es una de las leyes del Reino de Dios: ¡Si quieres ser amado, ama! Si quieres ser amado por los demás, entonces tienes que mostrarles tu propio amor, sacrificándote por ellos. Y Dios emplea esta ley de un modo singularmente hermoso y profundamente eficaz. Él quiere nuestro amor, y por eso nos ama con un amor palpable, desbordante.
Sentirnos amados… el inicio de la santidad. Todos los santos comenzaron a escalar las cumbres de la santidad, cuando se sintieron objeto del amor eterno e infinito de Dios. Cuando me creo y siento amado per Dios, entonces se despierta en mí la respuesta del amor. Mientras estamos convencidos de que hay alguien que nos ama, nuestro amor está asegurado.
Pase lo que pase, jamás debe abandonarnos la profunda convicción: Él me ama.
Y si nos preguntamos, por qué somos tan poco inflamados para Dios y para lo divino, pues ya sabemos la respuesta: no sentimos ni comprendemos ese amor abundante de Dios. Vivimos como si Jesús no hubiera muerto en la cruz por nosotros.
Hemos de acompañar en la oración a nuestros sacerdotes, religiosos y religiosas, para que sean verdaderos pastores de las almas, llenos de amor desinteresado, reflejos auténticos de Jesucristo, nuestro Buen y Eterno Pastor.
Preguntas para la reflexión
1. ¿Me siento amado/a por Dios?
2. ¿Rezo por los sacerdotes?