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martes, 2 de mayo de 2017

MAYO, MES DE MARÍA, DÍA 2 - UN GRAN SUSTO


REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA



Se trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la "oración inicial para cada día"; después leyendo con atención el "texto de cada día", a continuación hablas con Dios y con María; por último, terminas rezando la "oración final".

1. PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en acabar. No es leer y ya está. Dale tiempo a que Ella te hable.

2 LO QUE NO ESTÁ ESCRITO ¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con María.



ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:

"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.

"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.

"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.




Día 2: Un gran susto


Un chaval, mientras está dándose un chapuzón en la playa de Pientzia, es arrastrado por una corriente de remolino; en cuanto se ve en peligro, grita: ¡mamá, mamá! Agita los brazos como puede, pidiendo auxilio desesperadamente. Con dificultad, de vez en cuando, logra sacar la cabeza y puede ver en la orilla a su madre, que pacíficamente broncea su piel en una hamaca. Su única esperanza es que su madre le oiga y haga lo que sea por rescatarle. Vocea más y más; por fin, su madre oye los gritos que la llaman. Se incorpora y ve las circunstancias de su hijo, y se vuelve a tumbar mientras piensa: ¡con lo fría que está el agua, yo no me meto ni loca! ¡Otra vez -si es que sale de ésta- que no se meta tan adentro!

¡Increíble!, pensará quien lea este suceso; ¡no puede ser verdad! ¡Eso no es una madre, es un monstruo! Es tan increíble, efectivamente, que no es verdad. Pero si no es posible que una madre se porte así, menos posible es que grites interiormente a María: ¡Madre mía, ayúdame!, y que Ella pase de ti.

    Madre mía, perdona todas las veces que te he tratado con desconfianza, o como si no me escuchases; o, lo que es lo mismo, como si pasases de mí, como si no fueses realmente mi madre. Sé que basta con que te diga una sola vez ¡Madre mía! para que no pares hasta conseguirme lo que necesito. Y si no me lo consigues es que claramente, de momento, no me conviene.

Ahora es el momento importante en el que tú hablas a Santa María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Cuando lo hayas hecho, termina con la oración final.





ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén

MAYO, MES DE MARÍA: DÍA 1 - MI COMPAÑERA


REFLEXIONES PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA



Se trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la "oración inicial para cada día"; después leyendo con atención el "texto de cada día", a continuación hablas con Dios y con María; por último, terminas rezando la "oración final".

1. PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en acabar. No es leer y ya está. Dale tiempo a que Ella te hable.

2 LO QUE NO ESTÁ ESCRITO ¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con María.



ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:

"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.

"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.

"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.




Día 1: Mi Compañera

"Nuestra Señora -decía Teresa de Calcuta- me acompaña en todos los viajes; la llamo mi Compañera desde que un día, en Berhampur, le dije al capellán de las Hermanas que me regalase una imagen de María Milagrosa con las manos abiertas, derramando gracias sobre el mundo. Aceptó encantado, embaló la imagen y la llevó a la estación. Era una imagen muy grande, casi de tamaño natural, así que el jefe de estación quería que la facturase y pagase la correspondiente tarifa. Pero yo tenía un pase en los ferrocarriles para mí y una compañera, así que le dije: "ésta es mi compañera..." y me dejó viajar con la imagen sin pagar nada por ello. Desde entonces, la Virgen me acompaña siempre en mis desplazamientos. Nunca viajo sola" 

Es ahora cuando puedes hablar con Santa María. Si quieres puedes empezar diciéndole lo escrito a continuación; luego comenta algo más con Ella.

María, siempre, pero de modo muy especial en este mes de mayo, necesito que me acompañes, que estés conmigo todo el día. Me gustaría darme más cuenta de que realmente te tengo a mi lado en todo momento; aprovecharé -si me ayudas- cada imagen tuya que vea para decirte algo, recordarlo y contar contigo. Gracias, "Compañera".






ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén



EL EVANGELIO DE HOY MARTES 2 DE MAYO DEL 2017


Valorar y corresponder con amor al don de la Eucaristía.
San Juan 6, 30-35. III Martes de Pascua



Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor tengo sed de Ti. Deseo estar contigo estos minutos. Te pido me enseñes a orar. Gracias por darme esta oportunidad de entrar en tu presencia. Permíteme, Jesús, permanecer siempre a tu lado y jamás permitas que nada ni nadie me separe de Ti. Te pido me concedas aquella gracia que más necesito. Te amo, pero quiero amarte más.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35
En aquel tiempo, la gente le pregunto a Jesús: "¿Qué signo vas a realizar Tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo".
Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo".
Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy, Señor, veo una grande relación entre este Evangelio y el misterio de la Eucaristía. Tal vez ella es uno de esos muchos regalos que me brindas y que pasan desapercibidos en mi vida. Puedo ya estar acostumbrado a visitarte en el Sagrario, a recibirte en la Misa, a acompañarte en la adoración; pero no sorprenderme de este misterio, de este beneficio tan grande que me has dejado. Dame la gracia en esta oración de asombrarme de tu compañía en la Eucaristía.
Ella es la muestra del amor más grande. En efecto, contemplando tu vida veo el inmenso amor que me tienes. Me amas tanto, Jesús, que no soportaste pensar que el pecado me separara de Ti y entonces te hiciste hombre. Hombre para que te pudiera conocer, te pudiera imitar, te pudiera seguir. Esto ya hubiera sido suficiente para demostrarme tu amor. Pero, quisiste ir a más.
No era bastante hacerte hombre como yo. Experimentaste que sufrimos, que hay cosas que nos duelen, amigos que nos traicionan, personas que nos causan angustia, y que la muerte nos acecha. Entonces, decidiste padecer todo esto y hacerte pecado al morir en una cruz. Tomaste mi lugar en el castigo para pagar la deuda, deuda que no podría jamás haber pagado. Toda tu pasión y muerte son muestra de un amor más grande, de lo que hasta ahora había descubierto con la Encarnación.
Pensé que aquél era el culmen de las obras por amor. Pero no. No te bastó hacerte hombre, hacerte pecado… quisiste hacerte pan. No sólo quería acompañarme desde fuera, comprenderme sino que, al igual que dos amados, pensante en la forma de quedarte siempre conmigo. Y lo mejor era esto: quedarte dentro de mí, convertirte en mi alimento. ¡Misterio sublime de tu amor por mí!
Puedo decirte entonces con los discípulos del Evangelio: "danos siempre de ese pan", dame siempre tu pan. Ese pan que eres Tú mismo. Entrégate a mí, Señor. Déjame recibirte y tratarte como te mereces: respeto, amor, estima, honor, cariño, fe. Permíteme unirme a Ti y jamás separarme. Quiero valorarte y corresponder al amor que me muestras en la Eucaristía. Quiero que cada encuentro contigo en la Eucaristía sea siempre un encuentro de amor. Eucaristía puede ser el lugar del amor de Ti hacia mí, y de mí hacia Ti. Después de este milagro tan grande, ¿podré pedirte otra prueba para que viéndola pueda creer?
Nuestra oración apoye el compromiso común para no falte nunca a nadie el Pan del cielo que da vida eterna y lo necesario para una vida digna, y se afirme la lógica del compartir y el amor. La Virgen María nos acompañe con su materna intercesión.

(Ángelus de S.S. Francisco, 26 de junio de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy procuraré en la comunión, en una visita a Cristo o en un rato de oración, agradecer a Dios el don de la Eucaristía.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

LA EUCARISTÍA, SACRIFICIO DE CRISTO EN LA CRUZ


La Eucaristía, Sacrificio de Cristo en la Cruz
La eucaristía es banquete: ¡Vengan y coman! Es Pan que baja del cielo y da vida al mundo.


Por: P Antonio Rivero LC | Fuente: Catholic.net 




Respondióles Jesús: "Soy Yo el pan de vida; quien viene a Mí, no tendrá más hambre, y quien cree en Mí, nunca más tendrá sed. Pero, os lo he dicho: a pesar de que me habéis visto, no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a Mí, y al que venga a Mí, no lo echaré fuera, ciertamente, porque bajé del cielo para hacer no mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Ahora bien, la voluntad del que me envió, es que no pierda Yo nada de cuanto El me ha dado, sino que lo resucite en el último día. Porque ésta es la voluntad del Padre: que todo aquel que contemple al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna; y Yo lo resucitaré en el último día". Jn 6, 35-40

¡Quitémonos las sandalias porque el lugar que pisamos es lugar santo!

La eucaristía es lo más santo que tenemos en el cristianismo.

Vimos que la eucaristía es banquete: ¡Vengan y coman! Es Pan que baja del cielo y da vida al mundo. ¡Vengan y coman!

¿Cómo es posible que haya cristianos que no se acerquen a la santa misa que es banquete celestial, donde Dios nos alimenta con su Palabra y con el Cuerpo Sacratísimo de su Hijo, para darnos la vida divina, fortalecernos en el camino de la vida? Prefieren ir por el camino de la vida débiles, famélicos, deprimidos, cansinos, desilusionados.

¿Cómo es posible que haya cristianos que, pudiendo comulgar, no se acercan a este banquete que sacia?... Precisamente porque tal vez no quieren confesarse. Prefieren vivir y ser sólo espectadores en el banquete celestial.

Eso sí: es un banquete y hay que venir con el traje de gala de la gracia y amistad de Dios en nuestra alma.

¡Vengan y coman! ¡El que coma de este pan no tendrá más hambre de las cosas del mundo! La Iglesia está para eso: para darnos el doble pan: el de la Palabra y el de la eucaristía.

Ahora veremos el segundo aspecto de la eucaristía y de la santa misa: la eucaristía es el sacrificio de Cristo en la Cruz que se actualiza y se hace presente sacramentalmente, sobre el altar.

¿Qué significa que la Misa es sacrificio?

El sacrificio que hizo Jesús en la Cruz, el Viernes Santo, muriendo por nosotros para darnos la vida eterna, abrirnos el cielo, liberarnos del pecado... se vuelve a renovar en cada misa, se vuelve a conmemorar y a revivir desde la fe. Cada misa es Viernes Santo. Es el mismo sacrificio e inmolación, pero de modo incruento, sin sangre. El mismo sacrificio y con los mismos efectos salvíficos.

En cada misa asistimos espiritualmente al Calvario, al Gólgota... y en cada misa con la fe podemos recordar, por una parte, los insultos, blasfemias que le lanzaron a Jesús en la Cruz... y por otra parte, las palabras de perdón de Cristo a los hombres y de ofrecimiento voluntario y amoroso a su Padre celestial: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen...Todo está cumplido”.

Con los ojos de la fe, en cada misa veremos a Cristo retorcerse por todos los martillazos y golpes que le propinaron y le propinamos con nuestros pecados. ¡Esto es sacrificio! En cada misa Cristo muere lenta y cruelmente por nosotros.

Con los ojos de la fe, en cada misa veremos ese rostro de Cristo sangrante, humillado, escarnecido, golpeado... y esa espalda magullada, destrozada por los azotes que los pecados de los hombres le han infligido, le hemos infligido.

Si tuviéramos más fe, en cada misa deberíamos experimentar, junto con Jesús, esa agonía, tristeza, tedio que Él experimentó al no sentir la presencia sensible de su Padre... y deberíamos acercarnos a Él y consolarle en su dolor y en su sacrificio, compartiendo así con Él su Pasión.

Que la misa es sacrificio significa que aquí y ahora, Cristo es vapuleado, maltratado, golpeado, vendido, traicionado, burlado, negado por todos los pecados del mundo... y Él se entrega libremente, amorosamente, conscientemente, porque con su muerte nos da vida.

En cada misa, ese Cordero divino se entrega con amor para, con su Carne y Sangre, dar vida a este mundo y a cada hombre.

Si tuviéramos fe, nos dejaríamos empapar de esa sangre que cae de su costado abierto... y esa sangre nos purificaría, nos lavaría, nos santificaría.

Si tuviéramos fe recogeríamos también su testamento, su herencia, su Sangre, cada gota de su Sangre, sus palabras, sus gestos de dolor.
La santa misa es sacrificio también en cada uno de nosotros, que formamos el Cuerpo Místico de Cristo. Venimos a la misa para sufrir espiritualmente junto con Cristo, a morir junto a Cristo para salvar a la humanidad y reconciliarla con el Padre celestial.

En cada misa deberíamos poner nuestra cabeza para ser coronada de espinas y así morir a nuestros malos pensamientos.

En cada misa deberíamos ofrecer nuestras manos para ser clavadas a la Cruz de Cristo y así reparar nuestros pecados cometidos con esas manos.

En cada misa deberíamos ofrecer nuestro costado para ser traspasado, y así reparar nuestros pecados de odios, rencores, malos deseos.

En cada misa deberíamos poner nuestras rodillas para ser taladradas, para reparar los pecados que cometimos adorando los becerros de oro.

En cada misa deberíamos ofrecer nuestros pies para que fueran clavados en la Cruz de Cristo y así reparar los pecados que cometimos yendo a lugares peligrosos.

Esto es vivir la eucaristía en su dimensión de sacrificio. ¡Morir a nosotros mismos!; para que, con nuestra muerte al pecado, demos vida al mundo, a nuestros hermanos.

¿Verdad que es terriblemente comprometedora la santa misa? ¿A quien le gusta cargar con la Cruz de Cristo en su vida, y caminar con ella a cuestas, sacrificándose y crucificándose día a día en ella? En cada misa deberíamos experimentar en el alma la crucifixión de Cristo y su muerte, y también su resurrección a una vida nueva y santa.

Sí, la eucaristía es Banquete. ¡Comamos de él! Sí, la eucaristía es Sacrificio. ¡Ofrezcámonos en él al Padre por Cristo para la salvación del mundo! Bebamos su sangre derramada, que nos limpia.

Quedémonos de pie, como María, en silencio, junto al Calvario, y ofrezcamos este sacrificio de Cristo y nuestro, muriendo a nosotros mismos. Amén.

DÓNDE ESTÁ DIOS?


¿Dónde está Dios?


¿Dónde está Dios?... ¿Se ve, o no se ve?...

Si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se marcha. De nada vale que te diga, que vive en tu garganta. Que Dios está en las flores y en los granos, en los pájaros y en las llagas, en lo feo, en lo triste, en el aire y en el agua. Dios está en el mar y, a veces, en el templo; Dios está en el dolor que queda y en el viejo que pasa, en la madre que pare y en la garrapata; en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca. Dios está en la mina y en la plaza.

Es verdad que Dios está en todas partes, pero hay que verle, sin preguntar que dónde está, como si fuera mineral o planta. Quédate en silencio, mírate la cara. El misterio de que veas y sientas, ¿no basta? Pasa un niño cantando, tú le amas: ahí está Dios.

Le tienes en la lengua cuando cantas, en la voz cuando blasfemas, y cuando preguntas que dónde está, esa curiosidad es Dios, que camina por tu sangre amarga. En los ojos le tienes cuando ríes, en las venas cuando amas.

Ahí está Dios, en ti; pero tienes que verle tú. De nada vale quién te lo señale, quien te diga que está en la ermita, de nada. Has de sentirle tú, trepando, arañando, limpiando, las paredes de tu casa.

De nada vale que te diga que está en las manos de todo el que trabaja; que se va de las manos del guerrero, aunque éste comulgue o practique cualquier religión, dogma o rama.

Huye de las manos del que reza, y no ama; del que va a misa, y no enciende a los pobres una vela de esperanza. Suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada, en el Hospital, y en la casa enrejada.

Dios está en eso tan sin nombre que te sucede cuando algo te encanta. Pero, de nada vale que te diga que Dios está en cada ser que pasa.

Si te angustia ese hombre que se compra alpargatas, si te inquieta la vida del que sube y no baja, si te olvidas de ti y de aquéllos, y te empeñas en nada, si sin motivo una angustia se te enquista en la entraña, si amaneces un día silbando a la mañana y sonríes a todos y a todos das las gracias, Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.

LA MEDALLA DE SAN BENITO, ASOMBROSA ARMA PARA EL COMBATE ESPIRITUAL


La Medalla de San Benito ¡Asombrosa arma para el combate espiritual!



Si usted no aún no tiene una medalla de San Benito, le recomiendo conseguir una, es como el chaleco a prueba de balas de los sacramentales  


En la Escritura, San Pedro nos dice que seamos sobrios y vigilantes, porque, "su adversario el demonio ronda como león rugiente, buscando a quien devorar" (1 Pedro 5,8). El demonio es real, y él quiere destruirte a ti y a mí a través de cualquier medio posible. Es por eso que es tan importante luchar con las armas espirituales de la oración y la fe.

Una de las armas de gran alcance en el combate espiritual es la medalla de San Benito. Venerada y empleada desde hace siglos, esta medalla se ha asociado con muchos milagros, así como con poderes de exorcismo.

Orígenes

Los orígenes exactos de la medalla de San Benito son algo inciertos, aunque se dice que la primera medalla fue usada por el Papa León IX en el siglo 11, quien atribuyó su milagrosa recuperación de una mordedura de serpiente a la misma.

Diversos tipos de medallas de San Benito han estado en uso desde entonces, pero la medalla en su forma actual, las más conocida es la medalla del jubileo, no fue construida sino hasta 1880, cuando fue creada en honor al aniversario número 1.400 del nacimiento de San Benito


Significado

La medalla de San Benito es rica en significado. La parte frontal contiene una imagen de San Benito con una cruz y su famosa regla monástica. A su izquierda y la derecha son palabras que significan, "Cruz del Santo Padre Benito" El borde exterior contiene las palabras en latín que significan: "Que en nuestra muerte seamos fortalecidos por su presencia"

La parte posterior de la medalla es aún más interesante. Contiene una serie de iniciales que representan una oración de exorcismo en Latín, así como una oración para guiarse

Dentro de la cruz están colocadas las letras C.S.S.L.M (vertical) – N.D.S.M.D (horizontal), que representan la oración en Latín:

Vertical: Crux sacra sit mihi lux!
Horizontal: Numquam draco sit mihi dux!

Traducido, esto significa:

La Santa Cruz sea mi luz;
Que el demonio no sea mi guía

Rodeando el borde exterior de la parte trasera se encuentran las letras V.I.S.N.S.M.V – S.M.L.Q.V.B. Estas letras corresponden a una oración de exorcismo basado en un incidente de la vida de San Benito. El incidente ocurrió así:

Después de que San Benito había sido un ermitaño durante tres años, y su fama de santidad se había extendido por todas partes, un grupo de monjes llegaron a preguntarles para que fuese su abad. San Benito estuvo de acuerdo, pero algunos monjes rebeldes de esa comunidad realmente no les agradaba esta idea, y decidieron matar a San Benito envenenando su pan y su vino. En la medida que San Benito hizo la señal de la cruz sobre su comida, como era su costumbre, inmediatamente la copa se rompió y supo entonces que sus alimentos habían sido envenenados. Arrojó el vino en el suelo, diciendo:

Vade retro Satana!
Numquam suade mihi vana!
Sunt quae mala Libas.
Ipse venena bibas!

Esto significa:

¡Aléjate Satanás!
No me sugieras tus vanidades
cosas malas son las que tú ofreces,
¡Bebe tú mismo tu veneno!

Es esta oración la que está representada por las iniciales en torno a la parte posterior de la medalla.

Su uso

Muchas medallas de San Benito se utilizan de muchas maneras, pero siempre como protección contra el mal. Algunas personas las entierran en los cimientos de los edificios nuevos para mantenerlos libres de las influencias malignas, mientras que otros las colocan en sus rosarios o los cuelgan en la pared de sus hogares. Pero la forma más común del uso de la medalla de San Benito es usándola. La medalla se puede llevar por sí misma o incrustada en un crucifijo

Independientemente de cómo se utiliza, la medalla siempre debe ser bendecida con el rezo encontrado aquí. Antiguamente, sólo los benedictinos podían bendecir la medalla, ahora cualquier sacerdote puede hacerlo.

Si usted no tiene una medalla de San Benito, puede obtener en cualquier lugar donde vendan artículos religiosos católicos. Personalmente, me gusta como la de la foto a continuación, ya que es asequible y robusta.


Además, también están los asombrosos rosarios de combate, creado por el P. Richard Heilman, siendo las armas espirituales finales, vienen con una medalla de San Benito adjunta (estos rosarios deben estar en el arsenal de cada uno).

Si usted no aún no tiene una medalla de San Benito, le recomiendo conseguir una. Es una protección básica, es como el ¡chaleco a prueba de balas de los sacramentales!


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Adaptación y traducción al español por Qriswell J. Quero para PildorasdeFe.net del artículo publicado originalmente en Catholic Gentleman, autor: Sam Guzman

EL PLÁTANO O BANANA

Temas Médicos : El plátano (banana)



El plátano contiene tres azúcares naturales: sacarosa, fructuosa y glucosa, que combinados con la fibra natural de la fruta, nos proporcionan una abundancia inmediata de energía.

A través de la investigación se ha probado que el consumo de dos plátanos provee suficiente energía para realizar un trabajo extenuante de 90 minutos. Por algo el plátano es la fruta número uno que consumen los principales atletas del mundo.

Pero la energía no es la única manera en la que nos favorece el plátano, también nos puede ayudar a superar o prevenir un número sustancial de enfermedades y malestares, haciendo que su inclusión en nuestra dieta diaria sea una necesidad.

• Depresión: 
De acuerdo a una última encuesta llevada a cabo por MIND entre personas que sufren depresión, muchos de ellas se sintieron mejor después de comer un plátano. Esto es porque los plátanos contienen "triptofhan", un tipo de aminoácido que el cuerpo convierte en "serotonin", que es conocida por sus efectos relajantes que mejoran su estado de ánimo y lo hacen sentir más feliz.

• Síntomas Pre-Menstruales: 
Olvide las píldoras y cómase un plátano. La vitamina B6 que contiene regula los niveles de glucosa en su sangre que pueden afectar su estado de ánimo

• Presión arterial: 
Esta fruta tropical única, contiene grandes cantidades de potasio y no así sal, haciendo de ella la fruta ideal para combatir la presión arterial. Tanto así que la FDA (Food and Drug Administration) acaba de permitir que la industria bananera haga los reclamos correspondientes sobre su capacidad de reducir la presión arterial y el correspondiente ataque al corazón.

• Poder cerebral: 
200 estudiantes de la escuela Twickenham (Middlesex) comieron plátanos durante sus exámenes este año, tanto en el desayuno, media mañana y almuerzo en una prueba para aumentar su capacidad cerebral. La investigación mostró que el potasio contenido en la fruta los ayudó en su proceso de aprendizaje, dándoles mayor capacidad de concentración

• Estreñimiento: 
Una dieta con alto contenido de fibra que incluya plátanos puede ayudar a restablecer su movimiento intestinal, ayudándolos a resolver el problema sin recurrir a laxantes.

• Acidez: 
Los plátanos tienen un efecto antiácido natural en el cuerpo, o sea que si sufres de acidez, come un plátano para obtener un calmante alivio.

• Nauseas matutinas (propias del embarazo): 
Un tentempié entre comidas ayuda a mantener los niveles de azúcar y evitar estas náuseas.

• Picaduras de mosquitos: 
Antes de recurrir a la crema contra picaduras de mosquito, pruebe frotar el área afectada con la parte interior de la Cáscara de plátano. Muchas personas encuentran que el resultado en la reducción de la hinchazón e irritación es extraordinario.

• Nervios: 
Los plátanos tienen alto contenido de vitamina B, que ayuda a calmar el sistema nervioso.

• Úlceras: 
El plátano es usado como parte de la dieta alimenticia para combatir los desórdenes intestinales por su blanda y suave textura. Es la única fruta cruda que puede ser ingerida sin angustia en casos crónicos. También neutraliza el exceso de ácido y reduce la irritación al cubrir la mucosa del estómago.

• Fumadores: 
El plátano también puede ayudar a las personas que están tratando de dejar de fumar. Las vitaminas B6 y B12 que contiene, a la vez que el potasio y el magnesio que en él se encuentran, ayudan al cuerpo a recuperarse de los efectos de la falta de la nicotina.

• Estrés: 
El potasio es un mineral vital que ayuda a normalizar los latidos del corazón, envía oxígeno al cerebro y regula el balance de agua corporal. Cuando estamos estresados, nuestro ritmo metabólico aumenta, y como consecuencia reduce nuestro nivel de potasio. Este nivel puede ser regulado con la ayuda de un tentempié rico en potasio que contenga Plátano.

• Verrugas: 
Los seguidores de las alternativas naturales juran que si quiere erradicar una verruga tome un pedazo de cáscara de plátano y póngala encima de la verruga, con la parte amarilla hacia fuera. Cuidadosamente sujétela fija en la piel con un esparadrapo o una venda de yeso.

Como verá el plátano es un remedio para muchos males. Cuando lo comparas con una manzana, tiene 4 veces más proteínas, dos veces más carbohidratos, 3 veces más fósforo, 5 veces la vitamina A y hierro, y el doble de otras vitaminas y minerales. También es rico en potasio y es uno de los alimentos de mejor valor que puede encontrar.

De todos modos, no se lleve sólo por este artículo sino que siempre consulte a su médico.

Material de Internet.

QUÉ CONVENCIÓ A UNA BLOGUERA ATEA PARA CONVERTIRSE EN CATÓLICA?


¿Qué convenció a una bloguera atea para convertirse en católica?
Por Diego López Marina
 Crédito: Cortesía de Leah Libresco Sargeant




 (ACI).- Leah Libresco Sargeant, quien fuera una conocida bloguera atea, se convirtió en 2012 al catolicismo después de desafiar a sus lectores a presentar una respuesta intelectualmente rigurosa y espiritualmente gratificante a sus preguntas sobre la vida.

En una reciente entrevista con el National Catholic Register, Sargeant explicó su motivación para convertirse al catolicismo y los cambios que experimentó después.


“Lo que me persuadió fue definitivamente la fuerza que empezó a cobrar la pregunta de: ¿Cómo es que llegamos a conocer la verdad?”, dijo Sargeant, quien continúa escribiendo en su blog pero desde una perspectiva católica y, además, es editora colaboradora de la revista católica America.

La bloguera sabía que las matemáticas funcionaban totalmente distinto a la moralidad, “porque hay cosas en el mundo físico que son tan evidentes para nosotros que obviamente no requiere ninguna intervención sobrenatural”, sino que son entendibles por analogías físicas.

“La moralidad no funciona de esa manera”, dijo, y se dio cuenta de que su “asidero sobre si la ética existía era más débil que si las matemáticas existían”. “Así que la pregunta es: ¿De dónde viene ese tipo de conocimiento si no es algo que pueda ir construyendo a partir de bloques de construcción que encuentro a mi alrededor?”.

En los momentos de duda, Sargeant indicó que tuvo tres proposiciones que no encajaban bien: “(1) Que no había Dios. (2) Que la moralidad no dependía de los seres humanos, no era algo hecho, sino algo trascendente fuera de nosotros. (3) Y que no parecía tener una manera de alcanzar algo trascendente por mi cuenta”.

“No puedes creer los tres a la vez. Entonces, ¿a cuál de ellas renunciar? La proposición por la que yo estaba definitivamente más segura es que la moralidad era trascendente. Me mantuve desconcertando en el tercero, tratando de encontrar una manera de hacerlo. Yo seguía encontrando problemas. En última instancia, decidí renunciar a la primera proposición: que no hay un Dios”, dijo la ex atea.

Sargeant reveló que fue a través de conversaciones con católicos y con amigos ortodoxos orientales que reconoció “al Dios del que estaban hablando como el tipo de Dios que había estado evadiendo sin notarlo”.

Antes de su conversión, la también autora del libro Arriving at Amen: Seven Catholic Prayers That Even I Can Offer (Llegando al Amén: Siete oraciones católicas que inclusive yo puedo ofrecer), había crecido en una familia que no era religiosa, y se educó con el pensamiento de que la religión era falsa.

“Muchos de los ejemplos de religión que encontré no eran convincentes”, dijo.

Durante su proceso de conversión, Sargeant señaló que parte de lo que hizo que el cristianismo le “pareciera razonable” fue leer el libro Mero Cristianismo, de C.S. Lewis. También empezó a leer Ortodoxia de G.K. Chesterton y Confesiones de San Agustín.

Este último fue su santo para la confirmación: “Lo elegí como un santo de confirmación porque, de alguna manera, él tuvo un viaje similar al mío. Somos similares en que él también estaba buscando la verdad y la buscó de una manera extrema”.

“Y yo también tenía cierto interés en el maniqueísmo, no por ese nombre, sino en el sentido de pensar que lo físico del mundo es intrínsecamente inmoral y solo el intelecto y el espíritu son interesantes. Pensé que un santo patrono que compartía mis debilidades sería útil”.

Finalmente dijo que uno de los cambios importantes en su vida después de su conversión fue la oración, especialmente, el rezo del Santo Rosario, porque le permitía recitarlo en todo momento y lugar, lo que la ayudaba a concentrarse.

“María misma me ha dado una manera de orar que es agradable a Dios. Y es bueno tener algo que siempre puedes hacer por y con Dios sin estar preguntándose en la cabeza si lo estás haciendo bien”, concluyó.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 2 DE MAYO


Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
2 de mayo



Las diferencias que puedan existir entre los hermanos, nadie mejor que la Madre las puede suavizar y aun hacer desaparecer.

Si los cristianos no hemos logrado aún la unidad que nos pide el Evangelio y que hasta el mundo no creyente reclama de nosotros, es porque no hemos tratado de unirnos en nuestra Madre común.
El Concilio ha centrado el culto y la devoción a María en el ministerio de Jesús y de la Iglesia, pueblo de Dios. Cuando peregrinamos bajo la protección consciente de María, caminamos hacia la unidad; todo lo que hagamos por difundir el amor y la devoción a María, según la orientación del Concilio, será siembra de unidad.

Madre y Virgen, que engendraste al Creador, sé tú el punto de unión de Dios y del hombre y de todos los hombres entre si.

P. Alfonso Milagro