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miércoles, 12 de abril de 2017
LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS
LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS
Les preguntó un maestro de novicios a sus discípulos:
-¿Que opinión debe importarle más a un hombre?
-La de los otros hombres-respondió uno.
-La de su familia-opinó otro.
-La de sus amigos-aventuró un tercero.
Dijo el maestro:
-Todas esas opiniones son muy importantes, pero ninguna más que la propia opinión. A los demás los podemos engañar, a nosotros mismos no. Tarde o temprano la verdad llega con su luz.
Entonces nos vemos cuales somos y nos juzgamos sin error. Tal es el juicio final.
No importa nada que todos los hombres digan bien de mí si de mí mismo pienso mal. Y nada importa que todo el mundo piense mal de mí si yo aprobé mi examen de conciencia.
Los novicios quedaron en silencio. Entendieron que el tribunal superior lo lleva cada cual dentro de sí.
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 12 - 13 - 14 - 15 - 16 ABRIL
Los cinco minutos de María
12 de abril
La amistad con Dios y con la Virgen es un tema del que poco se escribe, poco se lee, en el que poco se medita y que, en consecuencia, poco se vive; se piensa que es casi una falta de respeto creer que Dios puede ser nuestro amigo y considerar y sentir a la Virgen María como nuestra mejor amiga.
Ofezcamos a Jesús y a la Virgen sentimientos de una verdadera y purísima amistad, tratémoslos con sencillez y confianza, seguros de que esto es lo que a ellos agrada y esto es lo que ellos quieren y esperan de nosotros.
Madre, Dios nos ha encomendado a tus cuidados maternales. Cumple tu oficio con nosotros y presérvanos de todo mal para ser verdaderos discípulos de tu Hijo.
*Alfonso Milagro
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Los cinco minutos de María
13 abril
Alfonso Milagro
Otra invocación letánica —"Virgen Prudentísma"— merece nuestra meditación. María mostró su prudencia al analizar la propuesta del ángel antes de aceptarla; al cuidar al Niño Jesús, apartándolo de todo peligro, aunque para ello tuviera que huir a Egipto; al no aparecer en público durante la predicación de Jesús, para no obstaculizar su obra.
La virtud de la prudencia es la que regula todas las demás virtudes, que, si no se viven conforme a la prudencia, dejan de serlo. La prudencia nos señala el cómo, dónde y cuándo se deben realizar las cosas; antes de obrar hay que pensar; no pensemos después de haber obrado, para analizar si hemos obrado bien.
Madre, no permitas que nunca me olvide de que soy tu hijo, y haz que siempre me porte como corresponde a un hijo tuyo.
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Otra invocación letánica —"Virgen Prudentísma"— merece nuestra meditación. María mostró su prudencia al analizar la propuesta del ángel antes de aceptarla; al cuidar al Niño Jesús, apartándolo de todo peligro, aunque para ello tuviera que huir a Egipto; al no aparecer en público durante la predicación de Jesús, para no obstaculizar su obra.
La virtud de la prudencia es la que regula todas las demás virtudes, que, si no se viven conforme a la prudencia, dejan de serlo. La prudencia nos señala el cómo, dónde y cuándo se deben realizar las cosas; antes de obrar hay que pensar; no pensemos después de haber obrado, para analizar si hemos obrado bien.
Madre, no permitas que nunca me olvide de que soy tu hijo, y haz que siempre me porte como corresponde a un hijo tuyo.
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Los cinco minutos de María
14 abril
Alfonso Milagro
El Papa Paulo VI ha llamado a la Virgen "Estrella de la evangelización", porque la evangelización necesita una Luz que oriente e ilumine el camino.
Si evangelizar es dar a conocer a Jesús, María fue la primera evangelizadora, pues ella lo mostró a los pastores de Belén, a los magos de Oriente, a los Apóstoles y primeros discípulos de Jesús.
Ella recorre ahora el mundo acompañando a los misioneros del Evangelio, dándoles fuerza y entusiasmo, concediéndoles hasta las fuerzas físicas que se necesitan. Preside el trabajo de evangelización de la Iglesia; anima las comunidades cristianas; y los cristianos acuden siempre a ella y reciben su ayuda.
Madre, no permitas que nunca me olvide de tí; pero si yo llego a olvidarme de ti, aún entonces tú no te olvides de mí.
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El Papa Paulo VI ha llamado a la Virgen "Estrella de la evangelización", porque la evangelización necesita una Luz que oriente e ilumine el camino.
Si evangelizar es dar a conocer a Jesús, María fue la primera evangelizadora, pues ella lo mostró a los pastores de Belén, a los magos de Oriente, a los Apóstoles y primeros discípulos de Jesús.
Ella recorre ahora el mundo acompañando a los misioneros del Evangelio, dándoles fuerza y entusiasmo, concediéndoles hasta las fuerzas físicas que se necesitan. Preside el trabajo de evangelización de la Iglesia; anima las comunidades cristianas; y los cristianos acuden siempre a ella y reciben su ayuda.
Madre, no permitas que nunca me olvide de tí; pero si yo llego a olvidarme de ti, aún entonces tú no te olvides de mí.
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Los cinco minutos de María
15 abril
Alfonso Milagro
A ninguna criatura ha querido Dios tanto como a su propia Madre, y sin embargo ninguna criatura ha sufrido tanto como ella.
Es que quizá no pueda darse un error tan grande y tan pernicioso como el de pensar que el dolor es un castigo de Dios; nada más erróneo.
Dios permite que sus hijos e hijas sufran para unirlos e identificarlos más con el dolor salvador de Jesucristo. El dolor ofrecido a Dios por amor, sobre todo el dolor del inocente, del que sufre por amar de verdad, salva y purifica al mundo. Sólo quien ama en profundidad conoce el sentido del dolor, e intuye que florecerá en resurrección.
Más aún: cuando el amor ilumina el sufrimiento, éste se convierte en fuente de paz y de comprensión del sufrimiento de los demás.
Madre amable, enséñanos el sentido de sufrir por Dios con amor.
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Los cinco minutos de María
16 abril
Alfonso Milagro
La página del Evangelio que nos refiere la pérdida del Niño Jesús, y la susbsiguiente búsqueda de su Madre hasta encontrarlo en el Templo, nos está dando las pautas para nuestra búsqueda de Dios.
El hombre es el eterno peregrino que se dirige a Dios, sintiendo su necesidad, buscando su presencia, anhelando su posesión, añorando su amor. Un peregrino que da pasos vacilantes y cansados, pero siempre ordenados a la búsqueda del Señor.
El caminante se apoya en un báculo, que le facilita el caminar; el báculo del cristiano peregrinante hacia la patria celestial ha de ser María; si en ella te apoyas, no caerás; si en ella confías, no te desalentarás; si ella te acompaña, no te perderás.
Madre de Dios, signo de esperanza y de consuelo para el caminante, sé también ahora mi apoyo seguro.
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Los cinco minutos de María
16 abril
Alfonso Milagro
La página del Evangelio que nos refiere la pérdida del Niño Jesús, y la susbsiguiente búsqueda de su Madre hasta encontrarlo en el Templo, nos está dando las pautas para nuestra búsqueda de Dios.
El hombre es el eterno peregrino que se dirige a Dios, sintiendo su necesidad, buscando su presencia, anhelando su posesión, añorando su amor. Un peregrino que da pasos vacilantes y cansados, pero siempre ordenados a la búsqueda del Señor.
El caminante se apoya en un báculo, que le facilita el caminar; el báculo del cristiano peregrinante hacia la patria celestial ha de ser María; si en ella te apoyas, no caerás; si en ella confías, no te desalentarás; si ella te acompaña, no te perderás.
Madre de Dios, signo de esperanza y de consuelo para el caminante, sé también ahora mi apoyo seguro.
PAPA FRANCISCO: JESÚS SE DEJÓ DESPEDAZAR POR LA MUERTE PARA SALVAR LA HUMANIDAD
Papa Francisco: Jesús se dejó “despedazar por la muerte” para salvar a la humanidad
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa
VATICANO, 12 Abr. 17 / 04:25 am (ACI).- Para explicar el sentido de la cruz, el Papa Francisco recurrió a la imagen evangélica de la semilla que cae en tierra y muere para que crezca una planta y de fruto: “Jesús vivió el amor hasta el final, dejándose despedazar por la muerte, como una semilla que cae en tierra”.
Durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Santo Padre contrapuso la esperanza terrena a la esperanza de la cruz.
Francisco recordó cómo entró Jesús en Jerusalén “con la aclamación festiva de los discípulos y de mucha gente”, y reflexionó sobre los acontecimientos posteriores que llevaron a la Pasión del Señor.
“¿Quién de aquellos habría imaginado que poco después Jesús sería humillado, condenado y ajusticiado en una cruz?”, se preguntó “La esperanza terrena de aquella gente se rompió delante de la cruz. La esperanza terrena se quebró, pero renació la esperanza nueva, aquella esperanza que dura para siempre. Nosotros creemos que en la misma cruz, nuestra esperanza renació. Es una esperanza diferente la que nace de la cruz. Es una esperanza diferente a la que quebró. ¿De qué esperanza se trata?”
A entender en qué consiste esa esperanza de la cruz “nos puede ayudar aquello que el mismo Jesús dice después de haber entrado en Jerusalén: ‘Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto’. Podemos pensar en un grano, en una pequeña semilla que cae a la tierra. Si se queda cerrado en sí misma, no sucede nada. Si, por el contrario, germina, se abre, entonces da vida a una espiga, a un brote, y luego a una planta que dará fruto”.
“Jesús ha llevado al mundo una esperanza nueva, y lo ha hecho a la manera de las semillas: se ha hecho pequeño, como una semilla de trigo, ha dejado a un lado su gloria celeste para venir donde nosotros: ‘ha caído en tierra’. Pero todavía no era suficiente”.
El Pontífice explicó que, por ese motivo, la muerte en la cruz era necesaria. “Justo ahí, en el punto extremo de su humillación, que es también el punto más alto del amor, germinó la esperanza. Si alguno de vosotros me pregunta: ‘¿De dónde nace la esperanza?’, la respuesta está en la cruz. Mira la cruz, mira a Cristo crucificado, y de ahí te llegará la esperanza que no se apaga nunca. Aquella que dura toda la vida eterna”.
“Y precisamente germinó por la fuerza del amor, porque el amor, que ‘todo lo espera, todo lo soporta’, el amor que es la vida de Dios, lo ha renovado todo. De esta manera, en la Pascua, Jesús transformó nuestro pecado en perdón, nuestra muerte en resurrección, nuestro miedo en fe. Y lo hizo al cargar con todo ello sobre sus espaldas. Es por esto por lo que allí, sobre la cruz, nació y renace siempre nuestra esperanza. Por eso, con Jesús toda nuestra oscuridad puede transformarse en luz, cada derrota en victoria y cada decepción en esperanza”.
Además, el Papa también subrayó que “cuando elegimos la esperanza de Jesús, descubrimos que la forma victoriosa de vivir procede de esa semilla, de ese amor humilde. No hay otra forma de vencer el mal y dar esperanza al mundo. Podéis decir: ‘No, es una lógica derrotista’. Podría parecerlo, sí, que es una lógica derrotista, porque el que ama, pierde poder. ¿Habéis pensado en esto? El que ama, pierde poder. El que da, se desposee de lo que tiene. Y el amor es un don”.
Por otro lado, advirtió contra la voracidad insaciable de querer cada vez más cosas. “He conseguido algo, pero pronto quiero algo mayor, y así siempre, y no me siento nunca satisfecho. Cuanto más se tiene, más se quiere. Quien es voraz, nunca se siente saciado. Jesús lo dice de una manera clara: ‘Quien ama la propia vida, la perderá’. Es decir, el que se ama a sí mismo y vive por sus intereses, si confía sólo en sí, lo pierde todo, hasta la vida. Quien, por el contrario, acepta, está disponible y sirve, vive a la manera de Dios: entonces es victorioso, se salva a sí mismo y a los demás: se convierte en semilla de esperanza para el mundo”.
En todo este proceso, concluyó el Papa Francisco, el paso por la cruz es ineludible. “Este amor verdadero pasa por medio de la cruz, del sacrificio, de Jesús. La cruz es el paso obligado, pero no es la meta: la meta es la gloria, como nos enseña la Pascua. Y nos ayuda otra imagen bellísima que Jesús dejó a sus discípulos durante la Última Cena. Dice: ‘La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo’”.
“Ahí lo tenemos: dar la vida, no poseerla, da alegría. El amor es el motor que nos hace ir adelante con nuestra esperanza”.
EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 12 DE ABRIL 2017
¿Acaso soy yo,Señor?
San Mateo 26, 14-25. Miércoles Santo.
Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, quiero dejarme amar, estoy cansado de buscar fuera de Ti, Me rindo ante Ti, lléname con tu amor para que yo sea capaz de renunciar a todo por Ti
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?". Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselo.
El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?". Él respondió: "Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’". Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua.
Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo: "Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme". Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: "¿Acaso soy yo, Señor?". Él respondió: "El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido". Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: "¿Acaso soy yo, Maestro?". Jesús le respondió: "Tú lo has dicho".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Es la pregunta que resuena en cada uno de nuestros corazones al escuchar este Evangelio. Y si no es así, es porque algo no está del todo bien. Es decir, ¿me siento tan seguro de mi amor a Dios que creo ilusoriamente que jamás podría traicionarlo? De hecho, afirmar esto es ya una traición; nuestra vida, tristemente, es un continuo traicionar el amor de Dios al poner otras cosas por delante de su amor.
Traicionamos al Señor por menos que treinta monedas de plata: un buen puesto de trabajo, una buena reputación,un amor desordenado o prohibido, un mejor automóvil, etc. Debemos tener esta conciencia de pobres y débiles pecadores necesitados de la gracia y amor de Dios, pero no con un sentido pesimista y negativo, sino como el niño consciente de su incapacidad para subir las escaleras, que le extiende los brazos a su amado padre para que le cargue y le suba.
Es esto lo que nos pide el Señor, Él conoce el barro del que estamos hechos. Si bien ama nuestro esfuerzo por alcanzar la santidad, ama aún más nuestra miseria cuando, confiando plenamente en Él, la abandonamos en el infinito mar de su Divina Misericordia.
Judas es una oveja descarriada, también nosotros debemos entender a las ovejas descarriadas. También nosotros tenemos alguna cosilla, pequeña o no tan pequeña, de la oveja descarriada. Debemos entender que no es un error lo que hizo la oveja descarriada: es una enfermedad, es una enfermedad que tenía en el corazón. Cuando fue al templo para realizar su doble vida, cuando dio el beso al Señor en el huerto, y después las monedas que recibió de los sacerdotes... No es un error. Lo hizo... estaba en la tiniebla. Tenía el corazón dividido, disociado. Por ello se puede decir que él es la imagen perfecta de la oveja descarriada. Jesús, el pastor, va a buscarlo: "haz lo que debes hacer, amigo", y lo besa. Pero Judas no entiende.(Homilía de S.S. Francisco, 6 de diciembre de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Trataré de contemplar una imagen del Sagrado Corazón recordando todas las gracias y bendiciones que ha derramado a lo largo de mi vida y pidiéndole perdón por las veces que he rechazado su amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
QUÉ ES EL AYUNO Y POR QUÉ ES IMPORTANTE ESTA PRÁCTICA EN SEMANA SANTA?
¿Qué es el ayuno y por qué es importante esta práctica en Semana Santa?
(ACI).- ACI Prensa conversó con el P. Donato Jiménez de la Orden de los Agustinos Recoletos sobre las prácticas propias de Semana Santa y explicó el sentido del Triduo Pascual. En los videos que acompañan a esta nota el sacerdote explica diversos aspectos de este importante tiempo litúrgico.
En el cristianismo el ayuno consiste en ingerir únicamente una comida fuerte en el día. Es una forma de penitencia y de oración; y además, le da al hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento del consumo.
El P. Donato explica que Cristo practicó el ayuno en los momentos importantes de su vida y que la Iglesia lo hace desde el siglo IV de manera regular.
Asimismo añade que es una forma de purificar nuestro cuerpo y nos ayuda a realizar oraciones más profundas. Al liberarnos del apetito, tenemos una mayor predisposición para escuchar la voz de Dios.
¿Cómo se ayuna?
Se quita la comida principal del día (el almuerzo) y se la reemplaza por pan y agua. Si no es posible, por motivos de salud o rango de edad, conviene que las comidas sean sobrias.
¿Quién debe ayunar?
La ley de ayuno es obligatorio para todos los mayores de edad hasta que hayan cumplido 59 años. El ayuno se rompe si se come entre comidas o se toma algún líquido que es considerado comida (batidos, pero no leche).
¿Quiénes no ayunan?
Aparte de los excluidos por la edad, aquellos con problemas mentales, enfermos, mujeres en gestación o que dan de lactar, obreros de acuerdo a su necesidad, invitados a comidas que no pueden excusarse sin ofender gravemente u otras situaciones morales o imposibilidad física de mantener el ayuno.
¿Cuándo se ayuna?
La Iglesia nos pide hacer ayuno durante los tiempos de Cuaresma y de Adviento. Durante la Cuaresma, se puede ayunar todos los viernes. También se debe practicar en el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.