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viernes, 3 de marzo de 2017

DIOS PERMITE QUE EL DEMONIO TIENE A SACERDOTES PARA QUE CREZCAN EN LA FE


Papa Francisco: Dios permite que el demonio tiente a sacerdotes para que crezcan en la fe
Por Miguel Pérez Pichel
Captura de Youtube




VATICANO, 02 Mar. 17 / 02:05 pm (ACI).- En un encuentro mantenido con el clero de la Diócesis de Roma, en la Basílica de San Juan de Letrán, con motivo del comienzo de la Cuaresma, el Papa Francisco puso como ejemplo a seguir para los sacerdotes la fe de Simón Pedro, constantemente sometida a prueba por el demonio. Esta clase de pruebas “Dios no las manda directamente, pero tampoco las impide”.

Este jueves 2 de marzo, el Santo Padre destacó que “la fe de Simón Pedro tiene un carácter especial: es una fe probada, con la cual tiene la misión de confirmar y consolidar la fe de sus hermanos, nuestra fe”.


Pedro es probado para crecer en la fe y así ayudar a que crezca la fe del pueblo: “El Señor preparó a Simón Pedro de manera paradigmática, para que con su fe probada nos confirmase a todos nosotros que amamos a Cristo sin haberlo visto”.

“La fe de Simón Pedro es sometida a prueba en la tensión entre el deseo de ser leal, de defender a Jesús, y el deseo de ser el más grande y la negación, la cobardía y el sentirse el peor de todos. El Señor reza para que Satanás no oscurezca la fe de Simón en ese momento, en el que pasa de verse a sí mismo como el más grande, a despreciarse y permanecer desconcertado y perplejo”.

Por ese motivo, “toda la vida de Simón Pedro puede verse como un progreso en la fe gracias al acompañamiento del Señor, que le enseña a discernir en el propio corazón aquello que procede del Padre y lo que procede del demonio”.


“Quizás, la tentación más grande del demonio fue esta: insinuar en Simón Pedro la idea de no ser digno de ser amigo de Jesús porque lo había traicionado”, indica el Pontífice. “Pero el Señor es fiel. Siempre. Y renueva siempre su fidelidad”.

En el Evangelio se observa que las tentaciones a Pedro son constantes, incluso contra Juan, “su mejor amigo”. Pedro tiene la tentación de inmiscuirse en la amistad entre Jesús y Juan. “El Señor lo corrige severamente y le dice: ‘¿A ti que te importa? Tú sígueme’”.

Francisco explicó que “la fe de Simón Pedro es menor que la de muchos pequeños del pueblo fiel de Dios. Incluso hay algunos paganos, como el centurión, que tienen una fe más grande que la suya en el momento de implorar por la curación de un enfermo de su familia. La fe de Simón es más lenta que la de María Magdalena y que la de Juan. Juan cree con solo ver el signo del sudario, y reconoce al Señor junto a la ribera del lago con solo escuchar sus palabras”.

No obstante, “la fe de Simón Pedro tiene momentos de grandeza, como cuando confiesa que Jesús es el Mesías, pero a estos momentos le siguen casi inmediatamente otros de gran error, de extrema fragilidad y de total desconcierto, como cuando quiere alejar al Señor de la cruz, o cuando se hundía en el lago, o cuando quiere defender al Señor con la espada. Por no hablar del momento vergonzoso de las tres negaciones ante los siervos”.

Por lo tanto, “vemos cómo la tentación está siempre presente en la vida de Simón Pedro. Nos muestra en primera persona cómo progresa la fe confesando y dejándose someter a prueba. Y muestra además que también el pecado mismo está implicado en el progreso de la fe. Pedro cometió el peor de los pecados: renegar del Señor. Y a pesar de ello fue Papa”.

El Pontífice dijo luego que “es importante para un sacerdote saber situar la misma tentación y el mismo pecado en el ámbito de la oración de Jesús para que no disminuya nuestra fe, para que no nos falte la fe, para que la fe madure y para que sirva para fortalecer la fe de aquellos que nos han sido confiados”.

“Me gusta repetir que un sacerdote o un obispo que no se siente pecador, que no se confiesa, que no se interroga a sí mismo, no progresa en la fe. Hace falta estar atentos a que la confesión y el discernimiento de la propia tentación incluya y tenga en cuenta esta intención pastoral que el Señor desea otorgar”, destacó.

Aunque Dios permite las tentaciones, no deja a los hombres solos ante ellas. Afirma el Papa Francisco que “el hecho de que el Señor diga expresamente que reza por Simón es extremadamente importante, porque la tentación más insidiosa del demonio es hacernos pensar que Jesús nos ha abandonado, que en cierto modo nos ha dejado solos y que no nos ayuda como debería”.


“El Señor mismo lo experimentó y derrotó esta tentación. Primero en el huerto, y luego en la cruz, entregándose en las manos del Padre cuando se sentía abandonado. Es en este punto de la fe cuando tenemos necesidad de estar especialmente fortalecidos y confirmados”.

La forma en que Jesús actúa contra los demonios es diferente según cada situación: “si en las pruebas que se originan en nuestra carne el Señor nos alienta y nos fortalece, obrando muchas veces milagros de curación, en las tentaciones que vienen directamente del demonio el Señor obrará de una manera más compleja”.

El Santo Padre explicó que “vemos que hay algunos demonios que expulsa directamente y sin demora; a otros los neutraliza haciéndolos callar; a otros los hace hablar, les pregunta su nombre, como a aquel que se llamaba ‘Legión’; a otros les responde ampliamente con la Escritura, sosteniendo un largo proceso, como en el caso de las tentaciones en el desierto”.

El orgullo, la soberbia, se encuentran en el centro del origen del mal, dijo el Pontífice a los sacerdotes: “el mal tiene su origen en un acto de orgullo espiritual y nace de la soberbia de una criatura perfecta, Lucifer. Después, contagia a Adán y Eva apoyándose en su deseo de ser como dioses, no en su fragilidad”.

En el caso de Simón Pedro, precisó el Papa, “el Señor no teme por su fragilidad de hombre pecador ni en su miedo a caminar sobre el agua en medio de una tempestad. Teme, sobre todo, la discusión sobre cuál es el más grande”.

EL EVANGELIO DE HOY PRIMER VIERNES DE MES, 3 DE MARZO 2017

Tan rico es el amor
San Mateo 9,14-15, Viernes después de Ceniza


Por: H. Iván Yoed González Aréchiga LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios mío, tienes todo mi querer. Si me alejase de Ti, no olvides mi querer. Jamás querré conscientemente apartarme de Ti. Si me apartase de Ti, no olvides mi querer. Úneme a Ti, y enséñame a vivir cerca de Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 9,14-15
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos si ayunamos?". Jesús les respondió: "¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces si ayunarán".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Si alguna vez me preguntasen por qué las capillas, por qué los templos, por qué las iglesias son tan majestuosas, con franca sencillez habría de responder: «porque son la casa de nuestro Dios».
No hay momento más bello que el de celebrar como pueblo de Dios la Santa Misa, donde Tú te haces presente, Señor, y visitas nuestro corazón por la ventana de la fe. Realmente presente, realmente frente a mí, y entonces yo digo «amén», «creo», «quiero recibirte», «quiero amarte», mi único deseo».
Más bello que una creatura dirigiéndose a su creador, no existe alguna cosa. Semejante al noble amor que lleva al novio en busca de la novia paraa dedicarle un canto, donde no hay gesto que no valga la pena para expresar afecto. Así, Señor, te cantan en la misa nuestros corazones, te cantan siempre que se encuentran frente a Ti.
¿Mi corazón te canta así?, ¿qué le habrá sucedido, si no disfruta cantando a su creador?, ¿qué le habrá sucedido, si le preocupa el tiempo? Tan rico es el amor, que pareciera que comprase todo el tiempo para siempre amar.
Así, si los discípulos habrían de ayunar, habrían de hacerlo aquellos dignos días de polvo misionero por las calles, mas no mientras se hallasen con su Dios. No mientras el novio está con ellos.
Nada que ver con esos que huelen a perfume caro y te miran de lejos y desde arriba (cf. ibíd., 97). Somos los amigos del Novio, esa es nuestra alegría. Si Jesús está pastoreando en medio de nosotros, no podemos ser pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos. Olor a oveja y sonrisa de padres... Sí, bien cansados, pero con la alegría de los que escuchan a su Señor decir: «Venid a mí, benditos de mi Padre.
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de abril de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Señor, te prometo que voy a poner los medios necesarios para acordarme, en la siguiente misa, de cantarte con fervor. En los actos sencillos se transforma el corazón.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 3 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 3




La Virgen fue elevada a la dignidad de Madre de Dios; la elevó así sobre todas las criaturas, porque cuanto más el hombre se acerca a Dios, más se eleva sobre sí mismo y nadie más cerca de Dios que su Madre Santísima.

Todo hombre tiene ansias de ser más y mejor; algunos colman esas ansias no tanto en el orden material cuanto en el espiritual. Ojalá pusiéramos en el orden espiritual tanto empeño y afán como ponemos en lo material y temporal.

María, que diste comienzo a la nueva creación por el Espíritu, enséñanos a ser dóciles al Espíritu de vida.


* P. Alfonso Milagro

LA LIMOSNA


La limosna



Interrogado el papa Francisco sobre si hay que dar una limosna a quien la pide por la calle, respondió: “Hay muchos argumentos para justificarse a si mismo cuando no se da una limosna”. Lo explicó en una entrevista al mensual “scarp de tenis” de la Cáritas de Milán, señalando que uno de ellos es: “¿Cómo le voy a dar dinero si después él se lo gasta para tomarse un vaso de vino?”.

Y Francisco responde, que si es esa la única felicidad que tiene en la vida “está bien así”. E invitó a preguntarse “más bien ¿qué hace uno a escondidas?, ¿cuál es la felicidad que uno busca escondido?”.

“O más bien, a diferencia de él uno es más afortunado, tiene una casa, una esposa, hijos, ¿Qué te lleva a decir, ‘Ocúpense ustedes de él’? Una ayuda siempre es justa. Desde luego, no es bueno lanzar al pobre solo algunas monedas. Es importante el gesto, ayudar a los que piden mirándoles a los ojos y tocando sus manos. Echar el dinero y no mirarlos en los ojos no es un gesto cristiano”, señala el Santo Padre.

¿Cómo educar a la limosna? El Santo Padre contó la anécdota de una señora que conoció en Buenos Aires y que era mamá de cinco niños. El papá se encontraba en el trabajo, ellos “estaban almorzando y sienten golpear a la puerta. El más grande va a abrir: ‘Mamá, hay un hombre que pide comida. ¿Qué hacemos?’. Los tres, la más pequeña una niña de cuatro años estaban comiendo una milanesa. La mamá dice: ‘Cortemos por la mitad nuestra milanesa’. Y la niña dice que no porque hay otra. ‘Es para papá esta noche. Se la tenemos que dar, tenemos que darle la nuestra’”.

“Con pocas y simples palabras –prosiguió Francisco– aprendieron que se da de lo propio, lo que uno nunca querría dejar. Dos semanas después, la misma señora fue a la ciudad para realizar algunas gestiones y dejó a los niños en la casa, ellos tenían que hacer deberes, les dejó la merienda lista. Cuando regresó encontró a los tres hijos con un mendigo en la mesa con quien estaban comiendo la merienda. Habían aprendido bien y demasiado rápido, y seguramente les había faltado la prudencia”.

Y el Pontífice concluye explicando que “enseñar  la caridad no es descargar las propias culpas, pero es un acercarse, un mirar a una miseria que llevo dentro de mí y que el Señor comprende y salva. Porque todos tenemos miserias dentro”.


©Zenit

DEJAR QUE CRISTO ENTRE EN EL CORAZÓN


Dejar que Cristo entre en el corazón
Viernes después de Ceniza. La conversión no es simplemente obras de penitencia. La conversión es el cambio del corazón.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




El tema del corazón contrito, de la conversión del corazón es el tema que debería de recorrer nuestra Cuaresma. Es el tema que debería recorrer toda nuestra preparación para la Pascua. La liturgia nos insiste que son importantes las formas externas, pero más importantes son los contenidos del corazón. La Iglesia nos pide en este tiempo de Cuaresma, que tengamos una serie de formas externas que manifiesten al mundo lo que hay en nuestro corazón, y nos pide que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo hagamos ayuno, y que todos los viernes de Cuaresma sacrifiquemos el comer carne. Pero esta forma externa no puede ir sola, necesita para tener valor, ir acompañada con un corazón también pleno.

El profeta Isaías veía con mucha claridad: "¿es lo que Yo busco: que inclines tu cabeza como un junco, que te acuestes en fango y ceniza?" Dios Nuestro Señor lo que busca en cada uno de nosotros es la conversión interna, que cuando se realiza, se manifiesta en obras, que cuando se lleva a cabo, tiene que brillar hacia fuera; pero no es solamente lo externo. De qué poco serviría haber manchado nuestras cabezas de ceniza, si nuestro corazón no está también volviéndose ante Dios Nuestro Señor. De qué poco nos serviría que no tomásemos carne en todos los viernes de Cuaresma, si nuestro corazón está cerrado a Dios Nuestro Señor.

La dimensión interior, que el profeta reclama, Nuestro Señor la toma y la pone en una dimensión sumamente hermosa, cuando le preguntan: ¿Por qué ustedes no ayunan y sin embargo los discípulos de Juan y nosotros si ayunamos? Y Jesús responde usando una parábola: "¿Pueden los amigos del esposo ayunar mientras está el esposo con ellos?" Jesús lo que hace es ponerse a sí mismo como el esposo. En el fondo retoma el tema bíblico tan importante de Dios como esposo de Israel, el que espera el don total de Israel hacia Él.

Esta condición interior, el esfuerzo por que el pueblo de Israel penetre desde las formalidades externas a la dimensión interna, es lo que Nuestro Señor busca. El ayuno que Él busca es el del corazón, la conversión que Él busca es la del corazón y siempre que nos enfrentemos a esta dimensión de la conversión del corazón nos estamos enfrentando a algo muchas veces no se ve tan fácilmente; a algo que muchas veces no se puede medir, pero a algo que no podemos prescindir en nuestra vida. ¿Quién puede palpar el amor de un esposo a su esposa? ¿Quién puede medir el amor de un esposo a su esposa? ¿Cómo se palpa, cómo se mide? ¿Solamente por las formas externas? No. Hay una dimensión interior en el amor esponsal del cual Jesucristo se pone a sí mismo como el modelo. Hay una dimensión que no se puede tocar, pero que es también imprescindible en nuestra conversión del corazón. Tenemos que ser capaces de encontrar esa dimensión interior, una dimensión que nos lleva profundamente a descubrir si nuestra voluntad está o no entregada, ofrecida, dada como la esposa al esposo, como el esposo a la esposa, a Dios, Nuestro Señor.

La conversión no es simplemente obras de penitencia. La conversión es el cambio del corazón, es hacer que mi corazón, que hasta el momento pensaba, amaba, optaba, se decidía por unos valores, unos principios, unos criterios, empiece a optar y decidirse como primer principio, como primer criterio, por el esposo del alma que es Jesucristo.

Sólo cuando llega el corazón a tocar la dimensión interior se realiza, como dice el profeta, que "Tu luz surgirá como la aurora y cicatrizarán de prisa tus heridas, se abrirá camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu mancha". Entonces, casi como quien ve el sol, casi como quien no es capaz de distinguir la fuente de luz que la origina, así será en nosotros la caridad, la humildad, la entrega, la conversión, la fidelidad y tantas y tantas cosas, porque van a brotar de un corazón que auténticamente se ha vuelto, se ha dirigido y mira al Señor.

Este es el corazón contrito, esto es lo que busca el Señor que cada uno de nosotros en esta Cuaresma, que seamos capaces en nuestro interior, en lo más profundo, de llegar a abrirnos a Dios, a ofrecernos a Dios, de no permitir que haya todavía cuartos cerrados, cuartos sellados a los cuales el Señor no puede entrar, porque es visita y no esposo, porque es huésped y no esposo. El esposo entra a todas partes. La esposa en la casa entra a todas partes. Solamente al huésped, a la visita se le impide entrar en ciertas recámaras, en ciertos lugares.

Esta es la conversión del corazón: dejar que realmente Él llegue a entrar en todos los lugares de nuestro corazón. Convertirse a Dios es volverse a Dios y descubrirlo como Él es. Convertirse a Dios es descubrir a Dios como esposo de la vida, como Aquél que se me da totalmente en infinito amor y como Aquél al cual yo tengo que darme totalmente también en amor total.

¿Es esto lo que hay en nuestro corazón al inicio de esta Cuaresma? ¿O quizá nuestra Cuaresma está todavía encerrada en formulismos, en estructuras que son necesarias, pero que por sí solas no valen nada? ¿O quizá nuestra Cuaresma está todavía encerrada en criterios que acaban entreteniendo al alma? Al huésped se le puede tener contento simplemente con traerle un café y unas galletas, pero al esposo o a la esposa no se le puede contentar simplemente con una formalidad. Al esposo o la esposa hay que darle el corazón.

Que la Eucaristía en nuestra alma sea la luz que examina, que escruta, que ve todos y cada uno de los rincones de nuestra alma, para que, junto con el esposo sea capaz de descubrir dónde todavía mi entrega es de huésped y no de esposo.

Pidamos esta gracia a Jesucristo para que nuestra Cuaresma sea una Cuaresma de encuentro, de cercanía de profundidad en la conversión de nuestro corazón.

PRIMER VIERNES DEL MES DE MARZO, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


PRIMER VIERNES DEL MES DE MARZO
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 


Breve consideración.- Jesús a su confidente Margarita María de Alacoque:

"Tengo una sed abrasadora de ser honrado en el Santísimo Sacramento del Altar ¡ay!, y casi no encuentro quien, cediendo a mis deseos, mitigue esa sed con una correspondencia generosa a mi Corazón. Sírveme tú de asilo..., recíbeme en la Sagrada Comunión y, entronizando en tu alma, adórame, ofreciéndote al Padre, para obtener piedad por los pobres pecadores. No olvides que una alma santa, y que me pertenezca de veras, puede obtener el perdón de mil y más criminales."


ORACIÓN:

¡Oh Corazón abrasado de amor! ¡Oh santuario de la divinidad, templo de la majestad soberana, altar de la caridad divina, Corazón que ardes en llamas de amor por Dios y por mi! Yo te adoro, y desfallezco de amor en tu presencia. Yo me uno a tus santas intenciones, yo quiero, sí, yo quiero abrazarme en tus ardores y vivir de tu vida. ¡Cuánto huelgo de verte feliz en tus triunfos y en tu gloria! ¡Cuán de veras querría yo padecer y morir antes que desagradarte! ¡Oh corazón mío, si obras, sea tan sólo por los impulsos del Corazón de Jesús; muere, en silencio, delante de Él a todo lo que es natural o humano! ¡Oh Corazón divino!, a Ti me adhiero, en Ti me pierdo, y sólo de Ti quiero vivir. Así, toda mi ocupación será, Señor, enmudecer y adorar anonadado delante de Ti, como una lámpara encendida que se consume delante del Sagrario. ¡Amar, padecir y morir por tu Sagrado Corazón!

(De Santa Margarita María de Alacoque)



TERCERA PROMESA:

"Los consolaré en todas sus aflicciones"


(Agradezcamos esta promesa y pidamos que Jesús la cumpla con nosotros en nuestros  continuos pesares, recitando las:

 LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros
Jesucristo óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

(A todas las invocaciones que siguen se responde: “Ten misericordia de nosotros”)


Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno,
Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo,
Corazón de Jesús, al Verbo de Dios substancialmente unido,
Corazón de Jesús, de majestad infinita,
Corazón de Jesús, Templo santo de Dios,
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo,
Corazón de Jesús, Casa de Dios y puerta del cielo,
Corazón de Jesús, Horno ardiente de caridad,
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor,
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,
Corazón de Jesús, Abismo de todas las virtudes,
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
Corazón de Jesús, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
Corazón de Jesús, en que mora toda la plenitud de la divinidad,
Corazón de Jesús, en que el Padre se agradó,
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos nosotros hemos recibido,
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,
Corazón de Jesús, paciente y muy misericordioso,
Corazón de Jesús, liberal con todos los que te invocan,
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, colmado de oprobios,
Corazón de Jesús, desgarrado por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
Corazón de Jesús, con lanza traspasado,
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,
Corazón de Jesús, víctima por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren,
Corazón de Jesús, delicias de todos los Santos,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V.- Jesús manso y humilde de corazón.
R.- Haz nuestro corazón conforme al tuyo.

Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno: mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te tributa; y concede aplacado el perdón a éstos que piden tu misericordia en el nombre de tu mismo Hijo Jesucristo. Quien contigo vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.


Un Padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.




Una palabra de Margarita María a sus hermanos asociados: "Si quieres dar un gusto inmenso al Corazón de Jesús, ofrécele, sacrifícale por entero los vuestros un primer viernes, después de comulgar, y prométle en ese instante solemne dos cosas: pertenecerle de veras, amándole sobre todas las cosas, y extender la gloria y el amor de su Sagrado Corazón"

Un Padre Nuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.



ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 2 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 2



Todos tenemos nuestros gustos, a veces no del todo santo, no del todo acorde con los gustos de Dios y de nuestra Madre del cielo.
Cuando la tentación ronda a nuestro para hacernos caer; cuando en nuestro interior surgen los instintos alborotados, cuando la soberbia, el egoísmo, la comodidad pretenden avasallarnos, pensemos que es mucho mejor dejarnos guiar por nuestra Madre Santísima, que encapricharnos en nuestros gustos personales. Y si al final de nuestra vida tenemos la conciencia de que hemos vivido tratando de dar gusto a la Virgen, estaremos seguros de nuestra salvación, pues los gustos de la Virgen son los gustos de Dios.

María, que respondiste con tu vida al plan de Dios, ilumina nuestro deseo para que vivamos respondiendo al mandamiento del amor.

* P. Alfonso Milagro