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martes, 21 de febrero de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 21 DE FEBRERO DEL 2017


Recuperar el corazón de niño
San Marcos 9, 30-37, VII Martes de Tiempo Ordinario. Ciclo A.


Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por todos los regalos que me has hecho, en especial por este momento de encuentro personal contigo. Creo en Ti, pero dame la fe que me falta. Espero en Ti, mas ayúdame a que mi confianza no desfallezca. Te amo, pero regálame Tu corazón para que pueda amar a todos los que me rodean como Tú quieres que yo los ame. María, en tus manos pongo el fruto de esta oración suplicándote que me enseñes a amar a Jesús.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará”. Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones.
Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: “De qué discutían por el camino?”. Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús, Tú has prometido que quien recibiera a un niño, te recibiría también a Ti.
Hoy, Jesús, quisiera pedirte perdón. He crecido y mil preocupaciones llenan todo mi tiempo. Ya casi no tengo tiempo para recordar (y mucho menos para agradecer) todo las risas y las lágrimas que viví siendo niño.
He dejado que el tiempo empañe aquella mirada pura y la sonrisa radiante que tenía antaño. Ya casi no miro las estrellas y la lluvia, lejos del asombro que me causaba, ahora me fastidia porque o embotella el tráfico o me impide llegar seco a mis ocupaciones.
Perdóname, Señor, no por haber crecido, sino por haber olvidado que fui niño. Porque me he vuelto una persona tan ocupada que no sé recibir esos pequeños regalos que Tú me das como lo son una noche estrellada o una hermosa flor. Perdóname, Jesús, y ayúdame a volver a tener un corazón de niño capaz de recibirte y de llegar al cielo, pues sólo quien se hace como niño entrará en el reino de los cielos
«Todos estamos llamados por vocación cristiana al servicio que sirve y a ayudarnos mutuamente a no caer en las tentaciones del «servicio que se sirve». Todos estamos invitados, estimulados por Jesús a hacernos cargo los unos de los otros por amor. Y esto sin mirar de costado para ver lo que el vecino hace o ha dejado de hacer. Jesús dice: «Quien quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos». Ese va a ser el primero. No dice, si tu vecino quiere ser el primero que sirva. Debemos cuidarnos de la mirada enjuiciadora y animarnos a creer en la mirada transformadora a la que nos invita Jesús.»
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de septiembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a detenerme a habar 5 minutos con un niño y, al final, le pediré a Dios que me regale un corazón así.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

HOY, UN DÍA ESPECIAL


Hoy, un día especial



Cuando comienzas el día es muy efectivo repetirte consignas e ideales para fortalecer los propósitos de tu corazón. De esa manera logras que se fijen en tu interior, desde dónde seguirán a lo largo de la jornada marcándote el camino de bondad y fidelidad que tú has elegido. Aquí te ofrezco una buena síntesis de excelentes decisiones.

Hoy invertiré el recurso más importante, mi tiempo, en la obra más trascendental: mi vida. Cada minuto lo realizaré apasionadamente para hacer de hoy un día diferente y único en mi vida. Hoy opondré resistencia al pesimismo y conquistaré al mundo con una sonrisa, con la actitud positiva de esperar siempre lo mejor. Hoy haré de cada tarea ordinaria un expresión sublime, demostrando en cada momento la grandeza de mi ser. Hoy tendré los pies en la tierra comprendiendo la realidad y la mirada en las estrellas para inventar mi porvenir. Hoy tendré tiempo de ser feliz y dejaré mi aroma y mi presencia en el corazón de los demás convirtiendo cada una de mis acciones en manifestaciones de bondad.

Responsabilidad, valor de las pequeñas tareas, expresiones de bondad, superación del egoísmo, son líneas maestras de un serio programa espiritual que ayuda a crecer y madurar cada día. “Ser maduro es un aprendizaje que culmina cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con su gracia.


* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO PROPONE ESTE SANTO REMEDIO ANTE LA AMBICIÓN Y LA MUNDANIDAD


El Papa Francisco propone este “santo” remedio ante la ambición y la mundanidad
Por Walter Sánchez Silva
Foto L'Osservatore Romano


VATICANO, 21 Feb. 17 / 06:48 am (ACI).- En la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco alentó a los fieles a pedirle al Señor la gracia de la “santa vergüenza” como remedio ante las tentaciones de la ambición y la mundanidad que también se dan en la Iglesia.

Meditando en las lecturas de hoy, el Santo Padre recordó que Jesús les explica a sus discípulos que “si uno quiere ser el primero, debe hacerse servidor de todos”.

El Pontífice también pidió rezar por la Iglesia, “por todos nosotros”, para que Dios defienda a cada uno “de las ambiciones, de la mundanidad de sentirse más grande que los otros”.

“Que el Señor nos dé la gracia de la vergüenza, aquella santa vergüenza, cuando nos encontremos en esa situación, ante la tentación, de avergonzarnos: ‘¿Soy capaz de pensar así? ¿Cuándo veo a mi Señor en la cruz y quiero usarlo para creerme más?”

“Y nos dé la gracia de la simplicidad de un niño: de comprender que solo el camino del servicio… Y tal vez, imagino una última pregunta: ‘¿Señor te he servido toda la vida. He estado hasta lo último toda la vida. ¿Y ahora qué? ¿Qué cosa nos dice el Señor? Di de ti mismo: ‘Soy un siervo inútil’”.

Refiriéndose al pasaje del Evangelio en el que los discípulos discuten sobre quién es el mayor entre ellos, Francisco resalta que “era gente buena que quería seguir al Señor, servir al Señor. Pero no sabían que el camino del servicio al Señor no era tan fácil, no era como enrolarse en una entidad, en una asociación de beneficencia, para hacer el bien: no, era otra cosa. Tenían temor de esto. Y luego está la tentación de la mundanidad: desde el momento en que la Iglesia es Iglesia hasta hoy, esto ha sucedido, sucede y sucederá”.

“Podemos pensar en las parroquias y sus luchas: ‘yo quiero ser presidente de esta asociación, ser más’. ‘¿Quién es el más grande aquí?’ ‘¿Quién es el más grande en esta parroquia? No, yo soy más importante que ese, que el otro allá que no ha hecho tal cosa’. Y así, tenemos la cadena de pecados”.

La tentación de la mundanidad, alertó Francisco, hace que “uno hable a espaldas del otro” y “se crea más”. Al respecto el Papa propone un ejemplo que ocurre entre los sacerdotes y los obispos.

“A veces decimos con vergüenza nosotros los sacerdotes, en los presbiterios: ‘yo quisiera esa parroquia’ –¡Pero el Señor está aquí!– ‘Pero yo quiero esa’. Lo mismo. No es el camino del Señor, pero ese es el camino de la vanidad, de la mundanidad. También entre nosotros los obispos sucede lo mismo: La mundanidad viene como tentación. Muchas veces: ‘estoy en esta diócesis pero miro aquella que es más importante y me muevo para llegar a ella. Sí, muevo esta influencia, esta otra, hago presión. Empujo este aspecto para llegar allá. ¡Pero el Señor está aquí!”

Ante la tentación de la mundanidad, el Santo Padre exhortó a pedirle al Señor “la gracia de avergonzarnos, cuando nos encontremos en estas situaciones”.

Lecturas meditadas por el Santo Padre

Primera lectura
Eclesiástico 2:1-11

1 Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba.

2 Endereza tu corazón, mantente firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad.

3 Adhiérete a él, no te separes, para que seas exaltado en tus postrimerías.

4 Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente.

5 Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación.

6 Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él.

7 Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia, y no os desviéis, para no caer.

8 Los que teméis al Señor, confiaos a él, y no os faltará la recompensa.

9 Los que teméis al Señor, esperad bienes, contento eterno y misericordia.

10 Mirad a las generaciones de antaño y ved: ¿Quién se confió al Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y quedó abandonado? ¿Quién le invocó y fue desatendido?

11 Que el Señor es compasivo y misericordioso, perdona los pecados y salva en la hora de la tribulación.

VIVIR


VIVIR



Vivir es aprender a cada instante... de cada situación, de cada momento, de cada sensación, de cada injusticia o sin razón..., del amor, del desamor, de la felicidad, de la infelicidad, de la protección, del abandono.

El sentido de la vida, ese que buscamos desde que nacemos se encuentra en la  alegría y también en el dolor.

Lo importante es saber comprender el mensaje que nos deja cada situación que debemos enfrentar y conservar la esperanza y la fe.

Hoy reímos, tal vez mañana lloramos... Hoy estamos  acompañados... Tal vez el mañana nos encuentre solos...

Pero debemos pasar por todas las instancias, por todos los momentos, por todas las situaciones esperadas e inesperadas porque en cada una de ellas nos encontramos, aprendemos, crecemos, nos fortalecemos y día a día nos damos cuenta que somos nosotros los únicos que le podemos dar sentido a nuestra propia vida y eso sólo es posible si iluminamos las zonas que por momentos vemos apagarse dentro de nosotros encendiendo la luz de la esperanza...

CLASE DE MEDICINA


 Clase de medicina



Según una fábula, Zeus colocó dos alforjas a cada ser humano: una sobre el pecho y otra, atrás a la espalda. Los hombres, sin excepción, han puesto en la alforja que está a la vista los defectos de las personas conocidas, mientras que los defectos propios en la alforja que tienen en la espalda. Por eso son expertos en debilidades ajenas, y analfabetos en sus propias fallas.

En un hospital universitario un doctor explica a sus alumnos ante la cama de una anciana enferma, los síntomas de su enfermedad. —Fíjense, en la arrugada frente, en los ojos hundidos y brillantes, en la piel arrugada y roja, en las uñas… La enferma, cansada de oír epítetos desfavorables, exclamó: —¡Ya está  bien, doctor, que usted tampoco es un Apolo!

El conocimiento de uno mismo es llave de sabiduría, porque desde tu realidad personal puedes crecer y superarte. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y darles brillo, y con el otro ojo en tus debilidades para neutralizarlas, afronta con esperanza esa labor cotidiana de  realizar el proyecto de Dios sobre tu vida.


* Enviado por el P. Natalio

PAZ, COHERENCIA Y JUSTICIA

Paz, coherencia y justicia
Para alcanzar la paz, se debe buscar la justicia con coherencia de vida.


Por: Edwin Pereira, L.C. | Fuente: Virtudes y Valores 




Paz, se escucha mucho esta palabra, es pronunciada desde las iglesias, lo pronuncian los políticos y la gente del campo, pero la pregunta es: ¿Entendemos lo que es la paz?

Hemos visto que hay otra virtud junto a la paz, en muchos eslóganes la encontramos. Es la virtud de la justicia, pues incluso en la misma Biblia aparecen de la mano: “justicia y paz se abrazan” (Salmo 85,11). ¿Por qué van de la mano? Vemos a lo largo de la Sagrada Escritura cómo el hombre justo va luchando por alcanzar la paz y vemos que siempre Dios le responde cómo puede alcanzarla. Dios dice que tiene que existir la coherencia de vida para que se pueda vivir en paz y por lo tanto que exista su equivalente: justicia. Pero volvemos a la misma pregunta ¿por qué?

Las respuestas a estos interrogantes las podemos ir contestando con lo que vamos viviendo en la actualidad en la sociedad, considerando que al igual que el significado del amor, hemos desvirtuado también el significado de la palabra paz. Hoy en día los medios de comunicación ponen el concepto de paz como la persona o sociedad que “no se mete con nadie”; “quien vive su vida y deja vivir”. Puede haber algo de verdad en esto, pero son sumamente peligrosas estas frases, si las aplicamos mal en este mundo totalmente relativizado.

Si lo vemos bajo la concepción de este mundo es sumamente peligroso pues podemos caer en el error de decir que: “si no nos metemos con Dios, estaremos en paz con Él” y hoy no es extraño escuchar: “no voy a la Iglesia pero estoy en paz con Dios y eso me basta porque me siento tranquilo”. Hoy en día, hay que tener mucho cuidado pues el mundo relativiza todo, con tal de que las personas no se acuerden de Dios.

Dios mismo en la Sagrada Escritura nos dice que para que haya paz tiene que haber coherencia de vida y para ser coherentes tiene que existir la justicia en nuestra vida. Aquí respondemos el porqué la justicia va de la mano con la paz, pues si vivimos como realmente tenemos que vivir, hacemos lo que tenemos que hacer y si somos justos con nuestro prójimo, habrá paz.

Hay que trabajar por alcanzar la paz, pero para eso hay que luchar contra corriente. Si nos dejamos llevar por la corriente no significa que haya paz, sino que nos dirigimos hacia una enorme caída. Los que han alcanzado la paz a través de la historia han sido las personas que han luchado contra corriente, los que buscan ser “sal de la tierra” y brillar con todo su potencial en este mundo nublado de tinieblas.

“Dichoso el hombre que trabaja por la paz”. El hombre que posee este tesoro de la paz busca transmitirlo a los demás. Ese fue el caso de Juan Pablo II, un hombre que vivía la paz y buscaba transmitirla a los demás. Era el principal precursor de la paz y trabajaba por llevar justicia a todas las naciones y por eso fue un exitoso emisario de estas virtudes.

“Sean artesanos de la Paz”. Debemos trabajarla con mucho amor y cariño y no en serie pues no podemos generar la paz en serie, tiene que ser construida con nuestras manos, manos que Dios ha querido que sean para llevar paz y no la guerra, que lleven la rama del olivo y no la de un cuchillo. Trabajemos en la paz desde nuestro entorno, transmitamos la paz con nuestra sonrisa, pidámosle la gracia a Dios que: “donde haya odio lleve yo amor”. Veremos cómo todo cambia si empezamos a llevar paz y si somos justos con los demás, en especial con Dios. Esto no es nada extraordinario sino ser lo que se tiene que ser y “darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 21 DE FEBRERO


Los cinco minutos de María
Febrero 21




Otra sugestiva invocación a María en sus letanías la llama “Espejo de Justicia”. María no podía menos que serlo, por ser ella la primera feliz poseedora del Reino de Dios, que es un reino de justicia.

La verdad, el amor y la paz son las otras características del Reino de Dios y esas características son otros tantos rasgos de María, que es Reina de la Verdad, Reina del Amor y Reina de la Paz.
Cada uno de nosotros está llamado a construir un mundo nuevo, basado en el Evangelio. Un mundo en el que los grandes valores sean siempre la justicia, la verdad, el amor y la paz; cuanto se haga por estos valores, se hará por el Reino.

María, ayúdanos a vivir cada día desde la perspectiva de la fe.


* P. Alfonso Milagro