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lunes, 19 de diciembre de 2016

JESÚS BUSCA TU AMOR


Jesús busca tu amor


Antes de que existiera la cercanía de Dios en la Eucaristía, el hombre debía tener la iniciativa y buscar a Dios. En todos los pueblos había templos para orar o lugares sagrados, pero sin la presencia viva de Dios. Ahora Dios nos ama tanto que ha querido ser Él quien nos busque y nos espere.

Un día visitó al señor Fremiot un protestante, antes católico, que  criticó la fe de los católicos en la Eucaristía. Decía que cómo era posible que Dios convirtiera una hostia en el cuerpo de Cristo. De repente se oyó la vocecita de la pequeña (santa) Juana Fremiot de Chantal, con  solo ocho años, que le preguntó: —¿Sabe usted el credo? —¡Claro que sí!, respondió el caballero. —Pues bien, dígalo. Y el protestante comenzó a decirlo. —Creo en Dios, Padre todopoderoso… Al punto la niña lo interrumpió. —¡Pare! ¿No dijo usted, que Dios es todopoderoso? —Sí, ¿por qué?, contestó el hombre. —Porque si Dios no puede hacer que una hostia se convierta en el cuerpo de Jesucristo, ya no es todopoderoso. El hombre no fue capaz de responderle.

Dios todopoderoso ha querido vivir entre los hombres con un corazón humano. Y Jesús te sigue diciendo desde el sagrario: Dame, hijo mío, tu corazón y que tus ojos hallen deleite en mis caminos (Prov 23, 26). Jesús sólo busca tu cariño y tu amor. ¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de bondad! 


* Enviado por el P. Natalio

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 19 DE DICIEMBRE 2016


Nunca poner «peros» al Señor
Lucas 1, 5-25. IV Lunes de Adviento, Ciclo A. Anuncio a Zacarías


Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a vivir el momento presente en plenitud, que las preocupaciones del futuro no perturben mi paz y los errores del pasado sepa abandonarlos en tu infinita misericordia, pues no puedo cambiarlos en nada.Quiero confiar más en ti, Señor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25
Hubo en tiempo de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos a los ojos de Dios, pues vivían irreprochablemente, cumpliendo los mandamientos y disposiciones del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos, de avanzada edad.
Un día en que le correspondía a su grupo desempeñar ante Dios los oficios sacerdotales, le tocó a Zacarías, según la costumbre de los sacerdotes, entrar al santuario del Señor para ofrecer el incienso, mientras todo el pueblo estaba afuera, en oración, a la hora de la incensación.
Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y un gran temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a quien le pondrás el nombre de Juan. Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre. Convertirá a muchos israelitas al Señor; irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia sus hijos, dar a los rebeldes la cordura de los justos y prepararle así al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo".
Pero Zacarías replicó: "¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy viejo y mi mujer también es de edad avanzada». El ángel le contestó: "Yo soy Gabriel, el que asiste delante de Dios. He sido enviado para hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo". 
Mientras tanto, el pueblo estaba aguardando a Zacarías y se extrañaba de que tardara tanto en el santuario. Al salir no pudo hablar y en esto conocieron que había tenido una visión en el santuario. Entonces trató de hacerse entender por señas y permaneció mudo.
Al terminar los días de su ministerio, volvió a su casa. Poco después concibió Isabel, su mujer, y durante cinco meses no se dejó ver, pues decía: "Esto es obra del Señor. Por fin se digno a quitar el oprobio que pesaba sobre mí".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
«Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor»
Nuestra naturaleza nos hace emitir un juicio, casi de manera natural en contra de Zacarías. Sí, al leer este pasaje evangélico, juzgamos a Zacarías por haber dudado del ángel. Pero, era bastante lógica su duda, pues su esposa y él eran viejos. Pero ¿será ésa la verdadera inquietud de Zacarías?, ¿o también era el contenido del mensaje?
Creo que hoy, son pocas las personas que de verdad se sentirían completamente felices y no pondrían ningún obstáculo si el Señor les pidiese un hijo para consagrarlo a su servicio.
Porque, aunque estamos en el camino del servicio del Señor, oramos y tratamos de ser buenos creyentes como lo era Zacarías, al momento de tener que ofrecer un hijo a Dios empezamos a poner «peros», más aún, cuando ese hijo ha sido tan esperado, anhelado o simplemente tenemos puestas todas nuestras ilusiones en él. Pero ¿por qué, si amo a Dios de verdad, al que me lo dio todo, no se lo entrego? Señor, creo que nunca te he ofrecido a mis hijos de corazón, a mis seres queridos; creo que el sólo pensar en que me los pudieras pedir, me da miedo. Veo que en verdad no confió en Ti.
Mi confianza es muy humana aún, considero que Tú no los puedes hacer totalmente felices, que no podrían vivir una vida sin familia y, además, entregada de lleno al servicio a los demás. No, hoy en día ya no vale la pena que se hagan monjas, sacerdotes o matrimonios consagrados y entregados a Dios, porque sufren mucho…
Señor, enséñame a entregarte incluso a aquellos que más amo en esta vida, porque sólo así podrás cuidarlos y obrar en ellos para hacerles felices.
Sea al sacerdocio, a la vida consagrada o al matrimonio, te consagro a mis hijos y seres queridos para que en Ti encuentren su plenitud y felicidad.
«El objetivo ha de ser lograr inserirse en el diálogo con los hombres y mujeres de hoy, para comprender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas. Son hombres y mujeres a veces un poco desilusionados con un cristianismo que les parece estéril, que tiene dificultades precisamente para comunicar incisivamente el sentido profundo que da la fe. En efecto, precisamente hoy, en la era de la globalización, estamos asistiendo a un aumento de la desorientación, de la soledad; vemos difundirse la pérdida del sentido de la vida, la incapacidad para tener una “casa” de referencia, la dificultad para trabar relaciones profundas. Es importante, por eso, saber dialogar, entrando también, aunque no sin discernimiento, en los ambientes creados por las nuevas tecnologías, en las redes sociales, para hacer visible una presencia, una presencia que escucha, dialoga, anima. No tengan miedo de ser esa presencia, llevando consigo su identidad cristiana cuando se hacen ciudadanos de estos ambientes. ¡Una Iglesia que acompaña en el camino, sabe ponerse en camino con todos!»
(Mensaje de S.S. Francisco, 21 de septiembre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré un acto de entrega y consagración de mis seres queridos, poniendo en las manos de Dios y de mi Madre María, sus vidas para que encuentren la felicidad y la paz verdaderas que sólo Tú les puedes dar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EL CONSEJO DEL PAPA FRANCISCO PARA VIVIR LA ALEGRÍA CUANDO PARECE QUE TODO VA MAL


El consejo del Papa Francisco para vivir la alegría cuando parece que todo va mal
Por Walter Sánchez Silva
Foto L'Osservatore Romano




VATICANO, 19 Dic. 16 / 06:50 am (ACI).- Al recibir esta mañana a una delegación de la Acción Católica Italiana para saludarlos por Navidad, el Papa Francisco alentó a los jóvenes a ser apóstoles de la alegría del Evangelio anunciando el amor y la ternura de Jesús.

En la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico, el Santo Padre explicó que cuando los ángeles anuncian la llegada del Redentor, se refieren a “una ‘gran alegría’, originada del descubrir que Dios nos ama y, a través del nacimiento de Jesús, se ha hecho cercano a nosotros para salvarnos”.

A continuación y luego de resaltar que “somos amados por Dios. ¡Qué cosa maravillosa!", el Papa dio a los presentes este consejo: "cuando estamos un poco tristes, cuando parece que todo va mal, cuando un amigo o una amiga nos decepciona –¡o cuando nos decepcionamos a nosotros mismos!– pensemos: ‘Dios me ama’, ‘Dios no me abandona’”.


“Sí muchachos, nuestro Padre nos es siempre fiel y no deja un instante de querernos, de seguir nuestros pasos e incluso de buscarnos cuando nos alejamos un poco. Por esto en el corazón del cristiano siempre está la alegría. ¡Y esta alegría se multiplica compartiéndola! La alegría acogida como un don pide ser testimoniada en todas nuestras relaciones: la familia, la escuela, la parroquia, en todo lugar”.

El Papa se refirió luego al lema de este año de la Acción Católica: “‘CIRCUndados de alegría’. Es sugerente esta metáfora del circo, que es una experiencia de fraternidad, de alegría y de vida ‘nómade’”.

“La imagen del circo –continuó el Pontífice– puede ayudarles a sentir la comunidad cristiana y el grupo en el que están insertados como realidades misioneras que se mueven de país en país, de calle en calle, ‘circundando’ de alegría a cuantos encuentran cada día. Anunciando a todos el amor y la ternura de Jesús, se convierten en apóstoles de la alegría del Evangelio. ¡Y la alegría es contagiosa!”

El Papa dio luego a los jóvenes una tarea que ya ha encomendado en otras ocasiones: “esta alegría contagiosa se comparte con todos, pero en modo especial –y esta es la tarea– con los abuelos. Hablen seguido con sus abuelos, también ellos tienen esta alegría contagiosa”.

“Pregúntenles muchas cosas, escúchenlos, ellos tienen la memoria de la historia, la experiencia de la vida, y para ustedes será un gran don que los ayudará en su camino. También ellos necesitan escucharlos, entender sus aspiraciones, sus esperanzas. Esta es la tarea: hablar con los abuelos, escuchar a los abuelos. Los ancianos tienen la sabiduría de la vida”.

Para concluir, el Papa Francisco deseó a todos “de corazón una feliz y santa Navidad. Extiendo estos saludos a sus familias y a toda la Asociación que está en todas las diócesis de Italia. Que el Señor los bendiga y la Virgen los proteja. Y por favor, no se olviden de rezar por mí”.

ORACIÓN DE BENDICIÓN DEL ÁRBOL DE NAVIDAD


Rito de bendición del árbol de Navidad en familia


 (ACI).- En muchas familias se acostumbra colocar el árbol navideño en un lugar visible de la casa y adornarlo con luces, estrellas y regalos, pero ¿qué significado cristiano tiene hacer esto? Entérate aquí del mensaje que encierra y cómo bendecirlo en familia.

EL ÁRBOL mismo nos trae a la memoria el árbol del Paraíso (cf. Gn 2, 9 - 17) de cuyo fruto comieron Adán y Eva desobedeciendo a Dios. El árbol entonces nos recuerda el origen de nuestra desgracia: el pecado. Y nos recuerda que el niño que va a nacer de Santa María es el Mesías prometido que viene a traernos el don de la reconciliación.

LAS LUCES nos recuerdan que el Señor Jesús es la luz del mundo que ilumina nuestras vidas, sacándonos de las tinieblas del pecado y guiándonos en nuestro peregrinar hacia la Casa del Padre.

LA ESTRELLA. Así como en Belén hace dos mil un años una estrella se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño Jesús, sirviendo de guía a los Reyes Magos (ver Mt 2, 9 - 10); hoy una estrella corona el árbol recordando que el acontecimiento del nacimiento de Jesús ha traído la verdadera alegría a nuestras vidas.

LOS REGALOS colocados a los pies del árbol simbolizan aquellos dones con los que los reyes magos adoraron al Niño Dios. Además, nos recuerdan que tanto amó Dios Padre al mundo que le entregó (le regaló) a su único Hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.



RITO DE BENDICIÓN DEL ÁRBOL NAVIDEÑO

Todos los presentes, santiguándose, dicen: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El padre de familia dice:

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Que nos ha llenado con toda clase de bendiciones espirituales. En los cielos, en Cristo.
Todos responden: Bendito sea el Señor por los siglos.

LECTURA

Uno de los presentes lee el siguiente texto de la Sagrada Escritura:

Escuchemos con atención la lectura del profeta Isaías:


"Vendrá a ti, Jerusalén, el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estado".


ORACIÓN DE BENDICIÓN

Luego el padre de familia, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

Oremos. Bendito seas, Señor y Padre nuestro, que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento del Señor Jesús. Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces con la ilusión de celebrar la Navidad del nuevo milenio, que podamos vivir también a la luz de los ejemplos de la vida plena de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia. Gloria a Él por los siglos de los siglos.
Todos responden: Amén.

Al final, todos los presentes, santiguándose, dicen: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

JESÚS O EMMANUEL?


¿Jesús o Emmanuel?
El nombre que se anuncia en Isaías (Emmanuel) es el nombre profético de Cristo, y el nombre de Jesús es su nombre propio y personal


Por: P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E. | Fuente: El Teólogo Responde 




¿Por qué si el Ángel "instruye" para que al Mesías se le llame Emmanuel nunca se le llamó así a Jesús?

Con dos versículos de diferencia, San Mateo indica dos de los nombres que recibirá el Niño nacido de la Virgen: Le pondrás por nombre Jesús... Se le pondrá por nombre Emmanuel (Mt 1,21.23).

Como dice Manuel de Tuya, O.P., no hay oposición entre ambos nombres, “porque el nombre que se anuncia en Isaías (Emmanuel) es el nombre profético de Cristo, y el nombre de Jesús es su nombre propio y personal. El nombre profético sólo indica lo que significará para los hombres, en aquel momento, el nacimiento de este niño. Será “Dios con nosotros” de un modo particular. Así, se lee en el mismo Isaías, cuando dice a Jerusalén: ‘Desde ahora te llamarás ciudad del Justo, ciudad Fiel’ (Is 1,26), no porque hubiese de llamarse así materialmente, sino porque tenía desde entonces una cierta conveniencia a causa de la purificación que en ella haría Yahvé. O, como dice a este propósito San Jerónimo, ‘significan lo mismo Jesús que Emmanuel, no al oído, sino al sentido’” (Profesores de Salamanca, “Biblia Comentada”, tomo II, B.A.C., Madrid 1964, p. 30).


1. Emmanuel

Expresa la naturaleza, la personalidad del Hijo de María. El nombre se contiene en la profecía que Isaías proclama ante el desconfiado Acaz, cinco siglos antes del advenimiento del anunciado en ella: He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emmanuel, Dios con nosotros (Is 7,14). “Emmanuel”: Dios con nosotros. Jesús es Dios; el Dios adorable que hizo el cielo y la tierra, que gobierna los astros y a quien sirven los ángeles. Pero sin dejar de ser Dios ni perder su Gloria, se “hunde” en nuestra historia y en nuestro mundo para convivir con los hombres que Él ha creado, con la hechura de sus manos: Se hizo ver en la tierra y conversó con los hombres (Ba 3,38). Emmanuel expresa quién es el que nace: es Dios que se hace carne. Por eso el ángel dijo a María: lo que nacerá de ti será santo, será llamado Hijo de Dios (Lc 1,35).


2. Jesús

Le pondrás por nombre Jesús porque Él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1,21). Tales las palabras del ángel a José. Este nombre expresa la misión del Hijo de Dios al encarnarse. Revela el motivo de la encarnación. Jesús en lengua hebrea se dice Yehoshuah y quiere decir Yahvéh salva, Dios salva; quiere decir, pues, Salud-dador. El que viene a dar la salud al alma, que es donde mora la enfermedad del pecado. ¿Quién puede perdonar los pecados sino Dios?, se preguntan los enemigos de Cristo, escandalizados no sólo porque ha curado a un paralítico en Cafarnaúm sino, especialmente, porque se ha anunciado la remisión de sus pecados (cf. Mc 2,7). Han entendido que de esta manera se iguala a Dios, y no se equivocan: sólo Dios puede perdonar los pecados de los hombres. Por eso los perdonaba Cristo, porque era Dios, y para eso se había encarnado. Esto es lo que nos revela con su nombre. Muchos hebreos se llamaron Jesús por casualidad, decía Maldonado en el siglo de oro español, “Cristo, en cambio, por determinado consejo, no humano sino divino. Aquellos que lo llevaron antes que Él no fueron verdaderos salvadores, y Cristo lo es más todavía de lo que el hombre acierta a significar. Para ellos era nombre común y vulgar; para Cristo fue peculiar y, según el profeta había predicho, propio y singular, porque de la manera que de Cristo se dijo, a nadie le conviene más que a Él, ya que no hay en otro alguno salud” (Juan de Maldonado, Comentarios a San Mateo, B.A.C., Madrid 1950, p. 133).

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 19 DE DICIEMBRE



LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 19



Ya hace días que todos estamos pensando en la próxima Navidad;  estamos pensando en ella y la estamos esperando; como espera el niño el día de fiesta o el paseo; con la ilusión de la novia que sueña en el momento de la consagración de su amor ante el altar de Dios.
Y es que la fiesta de Navidad es para todos los cristianos todo eso: es una fiesta, un paseo, una entrega de Dios al hombre.

La fiesta de Navidad llena de ilusiones a todos: a niños y a adultos. Todos esperamos a ese Niño que siendo niño atrae a los adultos, y siendo adulto se rodea de niños.

Siempre lo sentimos nuestro, muy nuestro y muy cerca de nosotros. Todos, sin excepción, en el día de la Navidad pareciera que nos sentimos más buenos, porque nos sentimos más niños.  Y, al sentirnos más niños, recordamos las palabras que dijo el Niño que nació en Belén: "El Reino de los Cielos es de aquellos que se hacen como niños: sencillos, humildes, inocentes".

“La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa Dios con nosotros” (Mt 1,23). Cristo nos viene por María; nosotros vamos a Cristo por María; no sigamos distinto camino del que Él siguió al venir a nosotros, porque no estaremos seguros de llegar hasta Él.


* P. Alfonso Milagro