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SAN JUAN BOSCO CONFESOR


San Juan Bosco confesor



Con relación a su primera comunión nos dice Don Bosco mismo en su Autobiografía: Mi madre, durante la Cuaresma, me había llevado a confesarme tres veces. Me repitió varias veces: "Juan mío, Dios te prepara un gran regalo. Procura prepararte bien, confesarte y no callar nada en la confesión. Confiésalo todo, arrepentido de todo, y promete a Dios ser mejor en lo porvenir". Todo lo prometí... La mañana de mi primera comunión no me dejó hablar con nadie, me acompañó a la sagrada mesa e hizo conmigo la preparación y acción de gracias. 

Entre otras cosas, me repitió mi madre muchas veces estas palabras: "Mi querido hijo, éste es un día muy grande para ti. Estoy persuadida de que Dios ha tomado verdadera posesión de tu corazón. Prométele que harás cuanto puedas para conservarte bueno hasta el fin de la vida. En lo sucesivo, comulga con frecuencia, pero guárdate bien de hacer sacrilegios. Dilo todo en la confesión: sé siempre obediente, vete de buen grado al catecismo y a los sermones; pero, por amor de Dios, huye como de la peste de aquellos que tienen malas conversaciones”.

Después que se ordenó sacerdote, se confesaba todas las semanas con Don Cafasso, su confesor ordinario. Y uno de los principales ministerios de su vida fue confesar. Por eso, se le puede considerar como apóstol de la confesión al igual que otros santos insignes en este punto como san Juan María Vianney y san Pío de Pietrelcina.


* Enviado por el P. Natalio 

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 7 DE DICIEMBRE DEL 2016



Ven y aprende
Mateo 11, 28-30. Miércoles II de Adviento. Ciclo A. Mi yugo es suave y mi carga es ligera


Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, te agradezco de todo corazón por todo lo que Tú me has dado. Creo en Ti, pero aumenta mi fe para que realmente te trate como la persona más importante de mi vida. Espero en Ti, pero ayúdame a abandonarme a tus brazos amorosos. Te amo, pero ayúdame a que mi amor se traduzca en obras concretas a fin de establecer tu reino y hacer que más personas te conozcan.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús dijo: "Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús, Tú me conoces mejor que nadie. Sabes cuáles son mis problemas, mis preocupaciones, mis tristezas. Tengo tantas heridas en mi corazón, Jesús, tantos sueños rotos, tantos pecados que me duelen y te ofenden.
Perdóname, Jesús, porque soy esa oveja que se ha apartado de Ti por seguir sus caprichos. He caminado mucho persiguiendo mis pasiones, efímeros espejismos, que cuando parecía que por fin los iba a alcanzar, se han alejado dejándome rodeado de espinas y cardos. Me he alejado tanto de Ti… y ahora estoy cansado de caminar, de tanto cargar con mis pecados.
Tú bien podrías rechazarme, pues soy yo quien te ha ofendido y no al revés. Podrías abandonarme a mi suerte o simplemente esperar a que yo vuelva a Ti y luego imponerme grandes castigos por mis pecados, pero no es así…
Tú vienes hasta mí, me buscas sin descanso y, una vez que me has encontrado, me dices:
«Ven. Ven, tú que estás cansado de tanto caminar por esta vida, que yo te llevaré en mis brazos. Ven, tú que estás agobiado por la carga de tus problemas, de tus pecados, de todo eso que te hace sufrir… Ven, deja que yo te alivie con mi perdón; cambia el áspero y rudo leño de todo lo que te lastima y toma el yugo ligero de mi gracia que te hará plantar semillas de amor y esperanza por donde quiera que vayas.
Ven y aprende de mí que soy manso y humilde, ya que no he venido hasta aquí para regañarte o golpearte, sino para curarte y darte todo mi amor. Ven y aprende esto, para que tú también seas manso y humilde con tus hermanos, a fin que también ellos puedan encontrarme en ti.»
«El yugo de Jesús es yugo de amor y, por tanto, garantía de descanso. A veces nos pesa la soledad de nuestras fatigas, y estamos tan cargados del yugo que ya no nos acordamos de haberlo recibido del Señor. Nos parece solamente nuestro y, por tanto, nos arrastramos como bueyes cansados en el campo árido, abrumados por la sensación de haber trabajado en vano, olvidando la plenitud del descanso vinculado indisolublemente a Aquel que hizo la promesa.»
 (Homilía de S.S. Francisco, 23 de septiembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a imitar la humildad de Cristo pidiendo perdón a las personas que me rodean, sobre todo a aquella que no me cae bien.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!       
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

VARÓN DE DOLORES Y QUE SABE DE TRABAJOS


“Varón de dolores y que sabe de trabajos”. 



Así llamó el profeta Isaías a Jesucristo, hombre de dolores. Sí, porque este hombre fue engendrado para padecer, y desde niño comenzó a sufrir los mayores dolores que jamás habían sufrido los otros. 

El primer hombre, Adán, tuvo algún tiempo en que gozó en esta tierra las delicias del paraíso terrenal. Pero el segundo Adán, Jesucristo, no tuvo momento alguno de su vida que no estuviese lleno de afanes y agonías; habiéndole ya afligido desde niño la vista funesta de todas las penas é ignominias que debía padecer en su vida, y especialmente después en su muerte, sumergido en una tempestad de dolores y oprobios; como ya predijo David por aquellas palabras: He llegado a alta mar, y la tempestad me vio anegado. “Y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz” (Flp. 2, 8)

Jesucristo desde el vientre de María aceptó la obediencia dada a él por el Padre, acerca de su pasión y muerte, pues que desde el vientre de María previó los azotes, y ofreció a estos sus carnes: previó las espinas y les ofreció su cabeza: previó las bofetadas y ofreció sus mejillas: previó los clavos y ofreció las manos y los pies: previó la cruz y ofreció su vida. 

De aquí fue, que nuestro Redentor desde la primera infancia, en todos los momentos de su vida padeció un continuo martirio, y este le ofreció sin cesar por nosotros al eterno Padre. Pero lo que más le afligió fue la vista de los pecados que debían cometer los hombres, aun después de su penosa redención. 

Conocía bien con su luz divina la malicia de todos los pecados, y para quitarlos venia al mundo; mas viendo además un número grande que se habían de cometer después, esto dio mayor pena al corazón de Jesús, que las penas que han padecido y padecerán todos los hombres de la tierra. 


(San Alfonso María Ligorio)

PAPA FRANCISCO: LA VIDA PUEDE SER HERMOSA SI NO PERDEMOS LA ESPERANZA


Papa Francisco: La vida puede ser hermosa si no perdemos la esperanza
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa




VATICANO, 07 Dic. 16 / 05:05 am (ACI).- El Papa Francisco, en su catequesis de la Audiencia General del miércoles, habló de la esperanza que necesita el mundo de hoy.

“La vida es con frecuencia un desierto, y es difícil caminar en él”, reconoció el Santo Padre, “pero si nos apoyamos en Dios, puede llegar a ser hermosa y ancha como una autopista. Basta con no perder la esperanza, basta con seguir creciendo, siempre, a pesar de todo”.

El Pontífice llamó a ser pequeños, pero grandes en la fe, porque “son los pequeños, que se han hecho grandes por medio de la fe, los que saben esperar. Ellos son los que transforman el desierto del exilio, la soledad desesperada, el sufrimiento, en una carretera plana sobre la que caminar para cumplir con la gloria del Señor”.


“Esperemos la venida del Señor, y cualquiera que sea el desierto de nuestra vida, se convertirá en un jardín florido”, afirmó en el Aula Pablo VI del Vaticano

Con esta catequesis, Francisco comenzó un nuevo ciclo sobre el tema de la esperanza cristiana, “y ahora, especialmente en este tiempo de Adviento, es importante reflexionar sobre la esperanza”.

A partir de la lectura del libro del profeta Isaías, y de la escena del Evangelio en la que Juan Bautista bautiza en el río Jordán, el Papa reflexionó sobre la esperanza en el desierto, cuando, como el pueblo de Israel en Babilonia, "nos sentimos exiliados y lejos de nuestra patria".

El Obispo de Roma señaló que vivimos en un tiempo en el que reina la desesperanza. “Nos sentimos tan necesitados en estos tiempos que aparecen oscuros, donde a veces nos sentimos perdidos frente al mal y a la violencia que nos rodea, delante del dolor de tantos de nuestros hermanos".

"Nos sentimos perdidos y también un poco desanimados, porque nos encontramos impotentes y nos parece que esta oscuridad no va a terminar nunca”.

Pero frente a esos sentimientos, “no dejemos que la esperanza nos abandone, porque Dios, con su amor, camina con nosotros, no nos deja solos, y el Señor Jesús ha vencido el mal y nos ha abierto el camino de la vida”, recordó.

“El consuelo, para el pueblo, comienza con la posibilidad de caminar por el sendero de Dios, un sendero nuevo y transitable, un sendero para atravesar el desierto, para poder atravesarlo y regresar a nuestra patria”, subrayó.

MILAGROS EUCARÍSTICOS REVELARÍAN TIPO DE SANGRE DE JESÚS


¿Coincidencia divina? Milagros eucarísticos revelarían tipo de sangre de Jesús
Por Church POP




 (ACI).- La ciencia ha permitido conocer el tipo de sangre que habría tenido Jesús, gracias a la investigación de diversos milagros eucarísticos ocurridos a lo largo de la historia.

En el siglo VIII, un sacerdote que dudaba de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, pudo ver en el momento de la consagración en la Misa que la hostia se convertía en carne y sangre.

Este milagro aún puede verse en la Iglesia San Francesco en Lanciano, Italia, donde ocurrió.


En las décadas de 1970 y 1980, algunos investigadores analizaron el milagro y definieron, entre otras cosas, que el tipo de sangre era AB.

En el siglo XIII, unos 500 años después de Lanciano, otro sacerdote que dudaba de la presencia de Cristo en la Eucaristía contempló cómo la hostia consagrada derramaba sangre sobre el corporal, la tela que se coloca sobre el altar para poner allí los vasos sagrados usados en la comunión.

El corporal donde quedó la huella de este milagro puede venerarse en la Catedral de Orvieto, en Italia. En la década de 1990, los investigadores que analizaron el tipo de sangre indicaron que era AB, al igual que el milagro eucarístico de Lanciano.

Este tipo de sangre también es el que los científicos habrían encontrado en la Sábana Santa de Turín, la túnica que según la tradición cubrió el cuerpo de Cristo en el sepulcro luego de la crucifixión.

Algunos reportes también señalan que el tipo de sangre AB se ha encontrado en la sangre que ha brotado de algunas imágenes de la Virgen María. Los grupos sanguíneos fueron descubiertos recién en el siglo XX, mucho antes de que estos milagros ocurrieran.

Toda esta información permite deducir, entonces, que el tipo de sangre del Señor Jesús fue efectivamente AB.

Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en ChurchPop

ES POSIBLE ENCONTRAR A DIOS EN EL DOLOR?


¿Es posible encontrar a Dios en el dolor?
Todo ser humano necesita encontrar un sentido para el dolor, que inevitablemente llega


Fuente: LaFamilia.info 




Resulta complejo para el ser humano la comprensión del dolor y el sufrimiento. Por desgracia, quien resulta en el banquillo de los acusados es Dios, a sabiendas que Él en su amor infinito, siempre quiere lo mejor para sus hijos.

Todo ser humano necesita encontrar un sentido para el dolor, que inevitablemente llega. Para los cristianos es más fácil encontrar este significado.

¿A quién le gusta sufrir? Se supone que a nadie, pero lo cierto es que la vida, en su camino hacia la felicidad, se encuentra colmada de tropiezos inesperados, algunos determinados por nuestro actuar como otros ajenos a nuestra voluntad. Este recorrido, a ciencia cierta, se hace más llevadero si el Señor acompaña cada paso del andar, puesto que la fe todo lo puede.

Juicios no justos

Nada más apropiado al tema, que el pensamiento del Papa Juan Pablo II acerca del dolor humano, expresado en la Carta apostólica Salvifici Doloris:

“Dentro de cada sufrimiento experimentado por el hombre, y también en lo profundo del mundo del sufrimiento, aparece inevitablemente la pregunta: ¿por qué? Es una pregunta acerca de la causa, la razón; una pregunta acerca de la finalidad (para qué); en definitiva, acerca del sentido. Esta no sólo acompaña el sufrimiento humano, sino que parece determinar incluso el contenido humano, eso por lo que el sufrimiento es propiamente sufrimiento humano. (…) Y es bien sabido que en la línea de esta pregunta se llega no sólo a múltiples frustraciones y conflictos en la relación del hombre con Dios, sino que sucede incluso que se llega a la negación misma de Dios.”

En igual orden, el escritor Jesús David Muñoz de Virtudes y Valores anota:

“Es normal hacernos la pregunta: ¿por qué Dios no quitó el sufrimiento del mundo? ¿Por qué dejó algo que nos molesta tanto?... Sin embargo, esta posición de la criatura que juzga al creador no es en nada justa. Decirle a Dios lo que debe hacer y lo que no debe hacer suena a broma, pero es muchas veces la manera en la que reaccionamos. Nuestra actitud ante el dolor no debe ser la de juzgar a Dios y darle consejos de cómo ser Dios, sino más bien la de buscar encontrar lo qué quiere enseñarnos, las lecciones que quiere que saquemos. ¡Se puede sacar tanto bien de las situaciones adversas y de los sufrimientos!”



El amor le gana al dolor

El sufrimiento en sí mismo, no se puede definir como algo bueno, pues es difícil disfrutar de algo tormentoso, no obstante, lo que hace la diferencia es la actitud del ser humano frente a éste, el provecho, el aprendizaje y los hallazgos que se presenten a través del dolor, en definitiva, el alimento espiritual a través del amor de Dios.

Un ejemplo claro que ilustra lo anterior: “la Madre Teresa de Calcuta no se sentó a contar cuántos pobres había en la India y a suspirar por esta triste situación. No, ella se puso a trabajar y aprendió a amar. (…) Ante la realidad del dolor podemos vivir amargados, renegando o incluso odiando a Dios toda la vida o puede convertirse en una oportunidad para ejercitarnos en el amor.”

Dios es bueno, pero esto no significa que no exista el sufrimiento y el dolor. Dios es tan bueno, que incluso de lo malo puede sacar un bien mayor. Incluso del mal, del dolor más atroz, Dios puede sacar algo mejor. Es cuestión de estar atentos a descubrirlo.”

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 7 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 7



Hay quienes dudan de la existencia de Dios, o simplemente la niegan; nosotros quizá nos esforzamos por convencerlos de que Dios existe; quizá no lo logramos.
¿Por qué no lo logramos? ¿Por qué Dios no existe o por qué nosotros no sabemos demostrar su existencia?
Al mundo hay que decirle que Dios existe, no tanto con argumentos, cuanto con obras; hay que presentar un Dios vivo y vivificante; al fin y al cabo, como Él es.
En todo cuanto toquemos, pongamos la marca de Dios; en todo lo que digamos, transparentemos a Dios; en todo cuanto hagamos, vivamos nosotros a Dios... y pronto los demás verán esas marcas de Dios, oirán esos sonidos de Dios, sentirán esa presencia de Dios.
Y sobrarán los argumentos; como el niño no necesita argumentos para amar a su madre, el hombre no debe necesitarlos para creer en Dios ni para amarlo.
“¿Cómo invocarlo sin creer en Él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de Él? ¿Y cómo oír hablar de Él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía?” (Rom 10,14-15). Eres tú el que estás enviado por Dios para dar a conocer su existencia y su bondad a todos cuantos lo ignoran; si tú le fallas, ¿cómo van ellos a llegar al conocimiento del verdadero Dios?


* P. Alfonso Milagro