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jueves, 24 de noviembre de 2016

DÓNDE ESTÁ DIOS?


¿Dónde está Dios?



Dios está en todas partes. En Dios vivimos, nos movemos y existimos.

No podemos escaparnos de Dios, de su mirada. Por eso es necesario que obremos de acuerdo a sus Mandamientos, para no ser juzgados y condenados por Él.

Dios no quiere nunca nuestro mal, porque Dios no puede hacer el mal, ya que Dios es bueno, es la Bondad infinita.

¿Y entonces por qué hay tanto mal en el mundo?

Hay que recordar que en el mundo está el pecado, que es causa de todos los males, y está también Satanás y sus demonios, causantes de todos los males que nos aquejan.

¿Pero entonces si Dios es bueno por qué permite el mal, por qué les da tanta libertad a los demonios para que actúen?

Esto es un misterio que comprenderemos en el Cielo. Pero mientras tanto sepamos que Dios, incluso de los males, sabe sacar un bien para los hombres.

Por lo que nos toca a nosotros, lo que tenemos que hacer es rezar mucho, para que Dios no permita el mal en nuestras vidas y nos defienda del Maligno y de sus astucias.

La oración también nos ayuda a poder sobrellevar las penas de esta vida y pasar airosos por las pruebas de esta tierra, porque este tiempo de vida que tenemos en el mundo es tiempo de prueba, y según sea cómo pasemos esta prueba, así será nuestra eternidad: Cielo o Infierno.

Si rezamos, estamos seguros que alcanzaremos el Cielo, porque como bien ha dicho San Alfonso María de Ligorio: “El que reza se salva, y el que no reza se condena”, y esta es una gran verdad.

De la oración depende nuestra vida, la de nuestros familiares y amigos, nuestra Patria y el mundo entero. ¿Nunca nos preguntamos por qué la Virgen en todos sus mensajes y apariciones nos pide que recemos más? Si lo hace es porque de ello depende el destino nuestro y del mundo.

Comencemos a rezar si todavía no lo hacemos. Por lo menos recemos tres avemarías por día, que, como la Virgen ha prometido, con su rezo alcanzaremos el Cielo. Y los que tienen más tiempo, más amor a Dios y a los hermanos, que recen los misterios del Rosario y que hablen con Dios como se habla con un amigo, con el mejor Amigo que tenemos, que nunca está ocupado y que siempre está dispuesto a escucharnos y a concedernos lo que le pedimos, siempre y cuando sea bueno para nosotros y para nuestra salvación, y no sea obstáculo a nuestra santificación.

Entonces, cuando veamos que sucede alguna desgracia, no pensemos ¿dónde está Dios?, sino tengamos presente que si Dios ha permitido eso, es porque sacará un bien de ese mal causado por el demonio o por los hombres malvados. En cuanto a nosotros, que nos sirva esa desgracia para hacernos cada vez mejores personas, más buenos y temerosos de Dios, poniendo toda nuestra confianza en Él, que no desilusiona a quien confía en su Bondad.


*Sitio Santísima Virgen.

LITURGIA DE ADVIENTO: PRIMER DOMINGO 27 NOVIEMBRE 2016


Una liturgia familiar para el Primer Domingo de Adviento


 (ACI).- Para vivir la liturgia familiar (oración) del Primer Domingo de Adviento, que se celebrará este domingo 27 de noviembre, se recomienda poner en un lugar especial la corona de Adviento con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz, nombrar a un lector especial, así como a un monitor principal, que puede ser el papá o la mamá, y seguir la oración que se presenta a continuación:

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.


MONITOR: Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de preparación y espera. Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de esta corona debe ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que ha venido a disipar las tinieblas. El color verde de la corona simboliza la vida y la esperanza que Él nos ha venido a traer.

LECTOR: Lectura tomada del libro del profeta Isaías: "Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece".

MONITOR: (Con las manos juntas) Nos recogemos unos instantes en silencio e inclinando nuestras cabezas vamos a pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento.

Oremos.

La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor Jesús, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas, de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la Luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Te lo pedimos por Él mismo que vive y reina por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.

MONITOR: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona mientras cantamos la primera estrofa del canto “Hoy se enciende una llama” (o también puede ser algún canto apropiado).

EL DOMINGO 27 DE NOVIEMBRE EMPIEZA EL ADVIENTO 2016


¡El domingo ya empieza el Adviento!
Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad...


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad...
El próximo domingo será el primero y el advenimiento que vamos a celebrar es la conmemoración de la llegada del Hijo de Dios a la Tierra.
Es tiempo de preparación puesto que siempre que esperamos recibir a una persona importante, nos preparamos.

La Iglesia nos invita a que introduzcamos en nuestro espíritu y en nuestro cotidiano vivir un nuevo aspecto disciplinario para aumentar el deseo ferviente de la venida del Mesías y que su llegada purifique e ilumine este mundo, caótico y deshumanizado, procurando el recogimiento y que sean más abundantes y profundos los tiempos de oración y el ofrecimiento de sacrificios, aunque sean cosas pequeñas y simples, preparando así los Caminos del Señor.

Caminos que llevamos en nuestro interior y que tenemos que luchar para que no se llenen de tinieblas, de ambición, de lujuria, de envidia, de soberbia y de tantas otras debilidades propias de nuestro corazón humano, sino que sean caminos de luz, senderos que nos conduzcan a la cima de la montaña, a la conquista de nuestro propio yo.

Hace unos días celebrábamos el día de Cristo Rey. Cristo es un Rey que no es de este mundo. El reino que El nos vino a enseñar pertenece a los pobres, a los pequeños y también a los pecadores arrepentidos, es decir, a los que lo acogen con corazón humilde y los declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los Cielos".... y a lo "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas ocultas a los sabios y a los ricos.

Es preciso entrar en ese Reino y para eso hay que hacerse discípulo de Cristo.
A nosotros no toca ser portadores del mensaje que Jesús vino a traer a la Tierra.

Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros desde su Encarnación. por "nosotros los hombres y por nuestra salvación hasta su muerte, por nuestros pecados" (1Co 15,3) y en su Resurrección "para nuestra justificación (Rm4,1) "estando siempre vivo para interceder en nuestro favor" (Hb 7,25). Con todo lo que vivió y sufrió por nosotros, de una vez por todas, permanece presente para siempre "ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9,24).

Cuatro domingos faltan para que celebremos su llegada. Días y semanas para meditar, menos carreras, menos cansancio del bullicio y ajetreo de compras y compromisos, de banalidades y gastos superfluos... mejor preparar nuestro corazón y tratar de que los demás lo hagan también para el Gran Día del Nacimiento en la Tierra de Dios que se hace hombre.

PREPARÉMOSNOS CON ILUSIÓN Y CON FE.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 24 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Noviembre 24



Sin lugar a dudas todos deseamos ser mejores de lo que somos; incluso habremos hecho algunos esfuerzos por serlo.
Pero esos esfuerzos no han sido suficientes y por eso no lo hemos logrado. No debemos desalentarnos; jamás podremos colocar la segunda piedra si no ponemos la primera; no podemos escalar el segundo peldaño si antes no pisamos el primero; no llegaremos a la cima si antes no empezamos a trepar por la ladera.
El esfuerzo de hoy posibilitará el ascenso de mañana; no se nos exige el ascenso de mañana, pero sí el esfuerzo de hoy. El esfuerzo de mañana, hoy no es posible; pero el paso de hoy, si; y, en consecuencia, estamos obligados a hacerlo.
No nos quejemos mañana si hoy fundamentamos su fracaso.
Si hoy no morimos a nosotros mismos, no nos quejemos de que mañana no tengamos “nueva” vida; ¿seguiremos con la misma vida de ayer, la vida vieja y caduca o la nueva de la gracia de Dios?
“En la vida de aquellos hombres que, siendo hombres como nosotros, se transforman con mayor perfección en imagen de Cristo, Dios manifiesta al vivo ante los hombres su presencia y su rostro. En ellos, Él mismo nos habla y nos ofrece un signo de su reino” (LG 50).


* P. Alfonso Milagro