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viernes, 21 de octubre de 2016

EL BAMBÚ JAPONÉS


El bambú japonés


La única diferencia entre el adulto fracasado y el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Por lo tanto valoriza el tiempo de formación, tiempo de espera fructuosa en que pones la base de tu futuro. Persevera en el esfuerzo, aun si no ves los resultados. Esto vale para los jóvenes y también para los adultos.

Algo muy curioso sucede al bambú japonés. Siembras la semilla, la abonas y te ocupas de regarla. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable; en realidad no pasa nada durante siete años. Un cultivador inexperto pensará que las semillas eran infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año en un período de tan solo seis semanas la planta de bambú crece hasta treinta metros. ¿Tardó solo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante esos años de aparente inactividad el bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Tu crecimiento personal depende de los hábitos buenos que vas incorporando a tu vida. Uno de estos hábitos es la actitud de formación permanente, superándote de día en día, porque “crecer es un aprendizaje constante y culmina cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con su bondad.


* Enviado por el P. Natalio

TEMAS MÉDICOS: DEMENCIA


Demencia



Hay diferentes causas que generan la demencia, encontrando a la enfermedad de Alzheimer en el primer puesto en cantidad de casos.

La palabra demencia es generalmente usada en forma peyorativa para designar a personas “ancianas”, “insanas”, “locas”, “alienadas” o “debilitadas mentalmente”, aunque su significado en la medicina dista mucha de estas acepciones. Se usa para delimitar entidades con rasgos comunes producto de alteraciones a nivel de las células neuronales.

La demencia es una disfunción cerebral progresiva que altera la capacidad para realizar actividades cotidianas, producto de la afectación de ciertas funciones mentales superiores denominadas cognitivas (pensamiento, memoria, razonamiento, percepción).

No es en sí una enfermedad, sino un término que agrupa unas 50 entidades diferentes, siendo la más frecuente la enfermedad de Alzheimer.

Hay diferentes causas de demencia que comparten entre si estos rasgos fundamentales de afección de las funciones cognitivas. Si hablamos de cantidad de casos en la población vemos que la frecuencia aumenta con la edad, de 2% para los que están entre los 65 a 69 años, 5% para los de 75 a 79 años, y más de 20% para los de 85 a 89 años. Una de cada tres personas por arriba de los 90 años sufre de demencia severa. Muchas de estas personas son las que son tildadas de “arterioscleróticas’’, término impropio y con significado diferente.

La enfermedad de Alzheimer ocupa el primer puesto en cantidad de casos de todas las demencias, con en 50% aproximadamente. La que le sigue es la llamada demencia multinfarto, con un 20% del total de casos, causada por múltiples infartos cerebrales pequeños con la consiguiente muerte de neuronas (un infarto es una pérdida brusca de la llegada de sangre a un grupo de células que lleva a su muerte). Otras causas de demencia incluyen a la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington, la enfermedad de Pick y la enfermedad de cuerpos de Lewy, secuelas del alcoholismo y la drogadicción.

Las primeras manifestaciones pueden ser las pérdidas de memoria y los cambios de la personalidad. Se desarrollan en forma progresiva alteraciones de la orientación en cuanto al tiempo y los lugares, fallas en la concentración, el habla, y el caminar. Es por estos motivos que la persona requiere muchos cuidados por parte de terceros, y se considera por ello invalidante.

Entre las causas de demencia existen algunas que son pasibles de tratamiento, y es importante distinguirlas del resto. El diagnóstico empieza evaluando con una entrevista para recabar datos, que son en su mayoría proporcionados por los familiares. También se realizan pruebas neuropsicológicas, con ciertos tests que miden el grado de dificultad, y técnicas modernas de diagnóstico por imágenes (resonancia magnética nuclear, SPECT). La sumatoria de estas puede resultar en un diagnóstico preciso que puede ser importante ante la posibilidad de tratamiento curativo.

Entre las formas que pueden ser tratadas, con posibilidad de restitución, se encuentran el abuso crónico de drogas, ciertos tumores que pueden ser removidos, déficit vitamínico (como la falta de vitamina B12), y el hipotiroidismo.

La enfermedad de Alzheimer, la demencia multinfarto, la asociada a la enfermedad de Parkinson, y la asociada al SIDA, no tienen tratamiento curativo, aunque se pueden mejorar los síntomas y disminuir el avance. Esto se debe a que existen tratamientos de activación mental para mejorar el pensamiento y la memoria.

En el mercado hay drogas criticadas por muchos especialistas ya que pueden ser usadas para tranquilizar a la persona y no para tratarla. Ninguna es curativa, pero la experiencia propia del profesional es importante para decidir si puede mejorar el estado de cada paciente en particular. Una cosa es lo que se dice, otra es lo que se ha visto en los propios pacientes.

Lo más importante a resaltar en todos los casos de demencia es la necesidad de que la persona tenga un entorno favorable, especialmente una familia continente, ya que por más que se crea que el enfermo carece de facultades mentales, este siente los afectos de los que tiene a su alrededor.

SAN JUAN PABLO II Y SANTA FAUSTINA SON TESTIMONIO DE LA DIVINA MISERICORDIA, DICE PAPA FRANCISCO


San Juan Pablo II y Santa Faustina son testimonio de la Divina Misericordia, dice el Papa
Por Walter Sánchez Silva
 Foto: L'Osservatore Romano 

 (ACI).- En la víspera de la fiesta de San Juan Pablo II que la Iglesia celebra el 22 de octubre, el Papa Francisco alentó a seguir el ejemplo del Pontífice polaco y de Santa Faustina Kowalska, a quienes se refirió como “luminosos testimonios” de la Divina Misericordia.

Así lo indicó el Santo Padre en su discurso a los miembros de la Fundación Juan Pablo II en la audiencia que les concedió esta mañana en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico del Vaticano.

Francisco afirmó que “el Año jubilar que estamos terminando nos permite reflexionar y meditar en la grandeza de la Divina Misericordia, en un tiempo en el que el hombre, en razón de los progresos en varios campos de la técnica y de la ciencia, tiende a sentirse autosuficiente, como si estuviese emancipado de toda autoridad superior, creyendo que todo depende de sí mismo”.

En vez de ello, continuó, “como cristianos somos conscientes que todo es don de Dios y que la verdadera riqueza no es el dinero, que nos puede hacer esclavos, sino el amor de Dios, que nos hace libres”.


“La finalidad de vuestra fundación –explicó el Papa– es sostener iniciativas de carácter educativo, cultural, religioso y caritativo, inspiradas en la figura de San Juan Pablo II, cuya memoria litúrgica celebraremos mañana”.

Tras recordar que la fundación ayuda a muchos jóvenes en sus estudios, sobre todo en Europa del este, el Santo Padre los alentó a seguir apoyando a la juventud “para que puedan afrontar los desafíos de la vida siempre animados por la sensibilidad evangélica y el espíritu de fe. Formar a la juventud es una inversión para el futuro: ¡Que a los jóvenes no les sea nunca robaba la esperanza del mañana!”

El Papa recordó su viaje a Polonia a finales de julio de este año para presidir la Jornada Mundial de la Juventud Cracovia 2016 “donde he experimentado la alegría de la fe”.

El Pontífice dijo asimismo que “la tierra polaca ha tenido dos grandes hijos en Santa Faustina Kowalska y San Juan Pablo II, ambos apóstoles de la Divina Misericordia” y recordó algunas palabras del Papa Wojtyla escritas en su encíclica encíclica Dives in misericordia:

“Jesús, sobre todo con su estilo de vida y con sus acciones, ha demostrado cómo en el mundo en que vivimos está presente el amor, el amor operante, el amor que se dirige al hombre y abraza todo lo que forma su humanidad. Este amor se hace notar particularmente en el contacto con el sufrimiento, la injusticia, la pobreza; en contacto con toda la «condición humana» histórica, que de distintos modos manifiesta la limitación y la fragilidad del hombre, bien sea física, bien sea moral”.

A continuación el Papa citó a Santa Faustina Kowalska, quien en su diario anotó la siguiente exhortación que le hizo el mismo Señor Jesús: “Hija mía, observa mi corazón misericordioso y reproduce en tu corazón y en tus acciones su piedad, de modo que tú misma, proclames en el mundo mi misericordia inflamándola”.

El Papa Francisco concluyó animando a que “estas palabras y sobre todo los ejemplos de vida de estos dos luminosos testimonios inspiren siempre vuestro generoso esfuerzo”.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 21 DE OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 21


Más de una vez habrás tenido una pesadilla, ¿verdad?  Te sentías angustiado... pero de repente despertaste y la angustia se disipó y la pesadilla desapareció y tu espíritu se sintió aliviado.
Esto es lo que puede sucederte con relativa frecuencia en tu vida; el dolor puede serte de no poca utilidad aunque te resulte amargo, como amarga es la medicina, sin dejar de ser en extremo beneficiosa.

El dolor puede ser un despertador excelente con el que Dios te haga "despertar" de tus sueños irreales o de tus letargos infecundos.
El dolor puede acercarte a Dios, si es que lo sabes sufrir, pues de lo contrario, quizá te sirva para alejarte más de Dios.
Todo depende del modo como te decidas a llevar tu dolor.
Todo depende de que hagas del dolor tu despertador o lo conviertas, por el contrario, en aplanadora que te aplaste y te destruya.

“Este es el gran misterio del hombre, que la Revelación cristiana esclarece a los hombres. Por Cristo y en Cristo se ilumina el misterio del dolor y de la muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta oscuridad” (GS 22). Un misionero claretiano exclamó: “Nunca me he sentido tan apóstol como ahora que sufro para ser fiel a mi misión”.


* P. Alfonso Milagro

SE PUEDE SUPERAR EL PASADO?


¿Se puede "superar" el pasado?
Con pena veo en mi pasado una nube inmensa de pecados y de faltas, de egoísmos y de miserias, de cobardías y de perezas.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




Cada decisión, cada acto, queda escrito de modo indeleble en el camino de la propia vida y de la vida de quienes están cerca o lejos, en la marcha imparable de la historia humana.

A veces quisiéramos cancelar hechos o palabras pronunciadas en el pasado. Pero lo hecho, hecho está. Queda fijo, inmutable. Pesa sobre el presente y sobre el futuro de modos más o menos intensos, incluso dramáticos.

Frente al pasado, frente a los errores cometidos, ¿existe alguna terapia? ¿Es posible superar esos hechos terribles, esos pecados, que hieren el Corazón de Dios, que dañan a los hermanos, que nos carcomen internamente?

En un escrito autógrafo, titulado “Meditación ante la muerte”, el Papa Pablo VI miraba hacia el pasado con pesar, al ver aquellas acciones “defectuosas, imperfectas, equivocadas, tontas, ridículas” que constituían parte de su existencia.

Si eso escribe un Papa, ¿qué podré decir yo? Con pena veo en mi pasado una nube inmensa de pecados y de faltas, de egoísmos y de miserias, de cobardías y de perezas.

Pero sabemos que el pasado, aunque insuprimible, puede ser “superado” desde la potente misericordia de un Dios que busca salvar a cada uno de sus hijos. Para ello, sólo necesito abrirme a la gracia, acudir al Médico para suplicar la salvación.

La experiencia del perdón, el don de la misericordia en el sacramento de la confesión, se convierte en motivo para renovar la esperanza, para levantarme del polvo, para ponerme bajo una mirada que no condena, sino que rescata.

“Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más” (Jn 8,11). Las palabras de Cristo a la mujer sorprendida en adultero también valen para mi vida.

Es entonces cuando puedo repetir aquellas otras palabras de Pablo VI en el texto antes citado: “Y luego, finalmente, un acto de buena voluntad: no mirar más hacia atrás, sino cumplir con gusto, sencillamente, humildemente, con fortaleza, como voluntad tuya, el deber que deriva de las circunstancias en que me encuentro. Hacer pronto. Hacer todo. Hacer bien. Hacer gozosamente: lo que ahora Tú quieres de mí, aun cuando supere inmensamente mis fuerzas y me exija la vida. Finalmente, en esta última hora”.

HOY 21 DE OCTUBRE SE CELEBRA A SAN HILARIÓN, EL MONJE DEL DESIERTO QUE AYUDABA A LAS FAMILIAS


Hoy 21 de octubre se conmemora a San Hilarión, el monje del desierto que ayudaba a las familias


 (ACI).- San Hilarión nació en Palestina por el 291 y en una familia pagana que lo envió a completar sus estudios a Alejandría. Allí se convirtió al cristianismo y se entusiasmó con la vida de los monjes egipcios que lo dejaban todo y se iban al desierto como ofrenda de sacrificio al Señor.

Fue a conocer a San Antonio Abad y se quedó admirado por su bondad, los ayunos y mortificaciones que hacía. Más adelante regresó a su patria donde se enteró de la muerte de sus padres, distribuyó todos sus bienes y se entregó a una vida en soledad con penitencia y oración por amor a Dios, venciendo numerosas tentaciones.

Se cuenta que cuando San Hilarión ya había cumplido 22 años en el desierto y su fama de monje se había difundido por varias ciudades, una mujer que era despreciada por su marido por su esterilidad se presentó ante él y arrojándose a sus pies le dijo:


“Perdona mi atrevimiento, pero considera mi necesidad. ¿Por qué apartas tus ojos? ¿Por qué huyes de la que te suplica? No mires en mí a una mujer, sino a una afligida. Mi sexo engendró al Salvador. No son los sanos los que necesitan del médico, sino los enfermos".

San Hilarión se volvió hacia ella y le preguntó la razón de sus lágrimas. Cuando le contó que no podía tener hijos, levantó los ojos al cielo y la animó a tener confianza. Luego, con lágrimas en los ojos, la despidió. Pasado un año San Hilarión la volvió a ver con un hijo.

La fama del santo se hizo más célebre cuando una madre de familia, con su marido y sus tres hijos, se detuvo en Gaza después de haber visitado a San Antonio. Ellos contrajeron unas fiebres extrañas y los médicos no podían curarlos. La mujer entonces iba de hijo en hijo, casi muertos, sin saber por quién llorar primero.

La señora, olvidando su rango de dama rica, fue donde San Hilarión y le dijo: “En el nombre de Jesús, nuestro misericordiosísimo Dios, te imploro por su cruz y por su sangre que me devuelvas a mis tres hijos y así sea glorificado el nombre del Señor Salvador en esta ciudad pagana”.


El santo se resistía diciendo que nunca había salido de su celda y que no estaba acostumbrado a entrar en ciudades, pero la madre de familia postrada en tierra repetía: “Hilarión, siervo de Cristo, devuélveme a mis hijos. Antonio los tuvo en brazos en Egipto, sálvalos tú en Siria”.

El monje fue a ver a los enfermos y haciendo la señal de la cruz sobre cada uno, invocó el nombre de Jesús, y de inmediato el sudor de la fiebre brotó de sus cuerpos y probaron alimento. Los hijos, reconociendo a su madre que lloraba, besaron las manos del santo, bendiciendo a Dios.

Tiempo después San Hilarión viajó por diferentes lugares buscando vivir sólo con Dios y para Dios, lejos de la fama de santidad. De esta manera llegó a la isla de Chipre donde, sumergido en la oración y las meditaciones, partió a la Casa del Padre por el año 371. Es conocido como el santo de la abstinencia y del ayuno perpetuo, y se le recuerda cada 22 de octubre.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 21 DE OCTUBRE DEL 2016


Dios habla aquí y ahora.
Lucas 12, 54-59. Viernes XXIX tiempo ordinario. Ciclo C, Los signos de los tiempos


Por: H. Balam Loza LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, hoy quiero escuchar tu palabra que me quiere decir algo muy importante. Quiero hacer silencio a todo lo que me inquieta. Quiero dejar a un lado lo que yo quiero para escuchar tu voluntad. Así como tu madre, la Virgen María, supo escuchar y cumplir con perseverancia tu voluntad, así quiero hacerlo. A veces no es fácil, pero sé que lo que Tú quieres para mí es lo que más me conviene. Por eso te pido, Jesús, que me ilumines en este rato de oración para encontrar tu voluntad y que me des la fuerza para cumplirla hasta el final. 
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 12, 54-59
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Cuando ustedes ven que una nube se va levantando por el poniente, enseguida dicen que va a llover, y en efecto, llueve. Cuando el viento sopla del sur, dicen que hará calor, y así sucede. ¡Hipócritas! Si saben interpretar el aspecto que tienen el cielo y la tierra, ¿por qué no interpretan entonces los signos del tiempo presente? ¿Por qué, pues, no juzgan por ustedes mismos lo que les conviene hacer ahora?
Cuando vayas con tu adversario a presentarte ante la autoridad, haz todo lo posible por llegar a un acuerdo con él en el camino, para que no te lleve ante el juez, el juez te entregue a la policía, y la policía te meta en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de ahí hasta que pagues el último centavo”. 
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Muchas veces vamos de aquí para allá haciendo cosas. Tenemos tantas ocupaciones que puede pasar que nos olvidamos de Dios. Es decir, olvidamos escucharlo. Sí, tenemos muchas ideas hermosas de Dios, pero a lo largo del día seguimos nuestros planes y no sabemos ver la mano de Dios en cada acontecimiento. O puede pasar que nos demos cuenta de lo que nos pide el Señor en un determinado momento, pero, tal vez, no le damos mucha importancia. O simplemente miramos a otro lado porque sabemos que eso que tenemos que hacer es muy difícil.
¿Qué pasa cuando mis planes se rompen? Podemos pensar, por ejemplo, cuando llega un pobre y nos pide dinero, cuántas veces podemos pasar de largo porque hay prisa y no tengo tiempo para el otro. O simplemente le doy una moneda, pero en el fondo no me interesa. ¿Qué pasa por mi mente cuando llego de trabajar y los hijos quieren que haga la tarea con ellos? Tal vez no tengo ganas de ver un problema de matemáticas o de hacer un análisis de un texto, pero ¿sé dejar a un lado mis gustos, para ayudar? Cuando hay algún familiar en el hospital y me piden ir a visitarlo, ¿sé darle un poco de mi tiempo?
En todos estos acontecimientos el Señor nos habla. Nos pide algo. Sin duda para la virgen María, estando embarazada, no fue fácil el viaje a Belén, pero supo ver más allá. Pudo haber criticado a Herodes, pero su actitud estuvo marcada por la fe humilde y pronta. No se quedó en el capricho de un rey sino que vio la mano de Dios en ese rey. Cuando supo que su prima Isabel estaba embarazada no dudó ni por un momento en ir a ayudarla. La vida de la Virgen María estuvo marcada por la escucha atenta de lo que Dios le iba diciendo por medio de los acontecimientos. No espero a que el ángel se le apareciese de nuevo a decirle qué era lo que tenía que hacer sino que supo vivir en la sencillez descubriendo la voz de Dios en cada acontecimiento.
El Señor, tal vez, no se nos aparecerá, pero sí nos hablará constantemente en la enfermedad propia o de un familiar, en el hambre de un pobre… En cada acontecimiento.
“Un cristiano sin memoria no es un verdadero cristiano: es un cristiano a mitad de camino, es un hombre o una mujer prisionero del momento, que no sabe tomar en consideración su historia, no sabe leerla y vivirla como historia de salvación. En cambio, con la ayuda del Espíritu Santo, podemos interpretar las inspiraciones interiores y los acontecimientos de la vida a la luz de las palabras de Jesús. Y así crece en nosotros la sabiduría de la memoria, la sabiduría del corazón, que es un don del Espíritu. Que el Espíritu Santo reavive en todos nosotros la memoria cristiana”.
 (Homilía de S.S. Francisco, 9 de junio de 2014).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy no diré  “no” a nadie. Si no tengo mucho tiempo, diré con mucha amabilidad que tengo que irme, pero si tengo tiempo lo daré con generosidad a los demás. Recibiré a los demás con una sonrisa y si alguien me hace enfadar me controlaré antes de responder con un gesto de enfado o con una mala palabra. Pensaré que Tú vives en mi prójimo, por más desagradable que me parezca, y lo serviré como lo haría contigo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.