Páginas

lunes, 3 de octubre de 2016

EL BUEN SAMARITANO IBA DE CAMINO, EL EVANGELIO DE HOY LUNES 3 DE OCTUBRE 2016


El buen samaritano iba de camino

Parábolas



Lucas 10, 25-37. Tiempo Ordinario. Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere darse a los demás, sin ninguna distinción. 



Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37

Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, cercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».

Oración introductoria
Señor, dame la sabiduría y el amor para descubrir y actuar, buscando el bien de los demás, en las diversas situaciones de mi vida cotidiana. No permitas que el ajetreo de mis pendientes me haga pasar de largo y no ver a esa persona que necesita que me detenga a platicar con ella para darle consuelo o simplemente una sonrisa.

Petición
Señor, concédeme un corazón grande para ayudar a todos, en todo momento.

Meditación del Papa Francisco
En cambio el samaritano, cuando vio a ese hombre, “sintió compasión” dice el Evangelio. Se acercó, le vendó las heridas, poniendo sobre ellas un poco de aceite y de vino; luego lo cargó sobre su cabalgadura, lo llevó a un albergue y pagó el hospedaje por él... En definitiva, se hizo cargo de él: es el ejemplo del amor al prójimo. Pero, ¿por qué Jesús elige a un samaritano como protagonista de la parábola? Porque los samaritanos eran despreciados por los judíos, por las diversas tradiciones religiosas. Sin embargo, Jesús muestra que el corazón de ese samaritano es bueno y generoso y que —a diferencia del sacerdote y del levita— él pone en práctica la voluntad de Dios, que quiere la misericordia más que los sacrificios. Dios siempre quiere la misericordia y no la condena hacia todos. Quiere la misericordia del corazón, porque Él es misericordioso y sabe comprender bien nuestras miserias, nuestras dificultades y también nuestros pecados. A todos nos da este corazón misericordioso. El samaritano hace precisamente esto: imita la misericordia de Dios, la misericordia hacia quien está necesitado. (S.S. Francisco, 14 de julio de 2013)

Reflexión
Muchas lecciones les ha dado Nuestro Señor a los fariseos, pero ninguna tan bella como ésta. Es de esas ocasiones en las que Cristo da a conocer su doctrina y su mandamiento a todos los hombres, y lo hace de manera muy velada.

Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere donarse a los demás, y ese donarse cuesta, porque no a todos los tratamos o queremos de la misma manera. Por ello tenemos que lograr amar a todos por igual, sin ninguna distinción. Quererlos a todos, sin preferir a nadie. Es difícil mas no imposible.

Dios nos ha dado el ejemplo al vivir su propia doctrina: "no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos", pero Él no la dio solo por sus amigos, sino también por sus enemigos, y muchos santos han hecho lo mismo.

Propósito
Imitemos a Cristo en su vida de donación a los demás, y vivamos con confianza y constancia su mandamiento: "vete y haz tú lo mismo".

Diálogo con Cristo 
Señor, Tú lo sabes todo: mi debilidad al amar a los demás, especialmente aquellos que están más cerca de mí, porque si hay impaciencia, si hay juicios temerarios, si hay indiferencia, no hay verdadero amor. Ayúdame a crecer en la convicción de que Tú me has creado para amar y servirte en esta vida y que sólo superando mi egoísmo mediante la vivencia del amor, podré gozar de Ti y alabarte eternamente en el cielo.

EL CURA DE ARS


El Cura de Ars


El sacramento de la confesión puede ser una experiencia profundamente liberadora que nos ayude a crecer y a vivir mejor. Sin embargo, nuestras confesiones no siempre son un momento intensamente vivido. A veces las sentimos como una molestia necesaria, o como un ejercicio de rutina. Bien preparada y recibida con frecuencia, la confesión ayuda a conocerse mejor.

Que un hombre en vida sea visitado en peregrinación, que las multitudes acudan a venerarlo como a una reliquia, es un hecho más único que raro. Durante 30 años, la humilde aldea de Ars fue testigo de una tal maravilla: multitudes, que sin cesar se iban renovando, se postraban de rodillas para confesarse. Desde 1827 a 1859, la iglesia no estuvo ni un momento vacía. Un día de 1829, después de la oración de la tarde, el Cura de Ars acababa de subir a su habitación. De repente, un recio puñetazo conmueve la puerta del patio. Después de dos o tres sacudidas a cuál más violenta, el Cura se decide a bajar y abrir. Un carretero le está aguardando. Ha dejado los animales delante de la iglesia. “Venga, le dice, es un asunto delicado; quiero confesarme y enseguida”.

La confesión tranquiliza la conciencia, consuela el corazón, ayuda a superar la fuerza del mal y del pecado en nosotros, es una respuesta coherente al llamado a la conversión que nos hace la Palabra de Dios y es ocasión para experimentar el amor infinitamente paciente y misericordioso de Dios. Anímate a recibirlo, al menos una vez año, durante el tiempo pascual.


* Enviado por el P. Natalio

LA RELACIÓN DEL PADRE PÍO Y SU ÁNGEL DE LA GUARDA


La relación del Padre Pío y su Ágel de la Guarda
Él tuvo una convivencia muy familiar con su ángel de la guarda


Por: Adilson Costa da Costa | Fuente: GaudiumPress.org 




No nos faltan explicitaciones profundas, objetivas y claras dadas por la Santa Iglesia sobre los Ángeles de la Guarda y cuánto debemos recurrir a ellos . Definiciones teológicas, enseñanzas de los Padres y doctores de la Iglesia, como Santo Tomás de Aquino, sobre estos nuestros guardianes, constituyen un tesoro magnífico de la Doctrina Católica.

Tal es la importancia de los ángeles custodios que en 1608 el Papa Pablo V instituyó la fiesta de los Santos Ángeles de la Guarda, con vistas especialmente a estimular la devoción de los miembros de la Iglesia a ellos. A partir de 1670, el Papa Clemente X fijó la fiesta obligatoria el día 2 de octubre.

Entretanto, estos tan excelentes amigos nos son, a veces, olvidados. ¡Cuanto mejor sería nuestra existencia, repleta de paz y ánimo para enfrentar las dificultades inherentes al ser humano, concebido en el pecado original, si tuviésemos mayor familiaridad con nuestro ángel de la guarda  y a él recurriésemos!

Ahora, justamente los santos comprendieron bien el papel de estos espíritus puros, creados por Dios para protegernos. Conforme comenta Mons. João Clá Dias, comprendieron esta realidad de que "las criaturas están siempre conjugadas unas con las otras". ¹ Y argumenta: "No era posible que fuese creado el mundo angélico enteramente separado del mundo humano. Tanto más que cada niño, al nacer, recibe un Ángel de la Guarda".²

San Pío de Pietrelcina
Entre estos Santos, uno especialmente vivió esta realidad más elevada y fue agraciado con una convivencia muy familiar con su ángel de la guarda fue San Pío de Pietrelcina.

Numerosos son los hechos de una convivencia frecuente con el Ángel de la Guarda relatados en la vida de San Pío - favorecido, además, de muchos dones místicos, entre los cuales, el de tener las llagas de la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo.

Es uno de ellos el siguiente: "Un señor, de nombre Franco Rissone, sabiendo del constante empeño de San Pío para que hubiese mayor devoción a los Celestes Custodios, todas las noches, del hotel donde estaba hospedado, enviara su Ángel de la Guarda al Padre Pío para que le transmitiese los mensajes deseados. Franco dudaba que el santo oyese sus recados.

Cierto día, al confesarse con San Pío, preguntó: ‘¿Vuestro Reverendísimo oye realmente lo que le mando decir por el Ángel de la Guarda?' A lo que el religioso respondió: ‘¿Pero entonces juzgas que estoy sordo?'. [...]

"Todavía más elocuente es el hecho ocurrido con otra señora, llamada Banetti, campesina que residía a algunos kilómetros de la ciudad de Turín, en Italia. El día 20 de septiembre, fecha en que se conmemoraba la recepción de los estigmas del Padre Pío, era costumbre que las personas más devotadas al santo confesor le enviasen cartas de las más variadas partes de Italia y hasta de otros países."

"La señora Banetti no encontró quien fuese a la ciudad para poner su carta en el correo. Se encontraba afligida por no poder enviar sus saludos a San Pío. Se acordó, entretanto, de la recomendación que le hiciera el santo, en la última vez en que con él estuviera: ‘Cuando sea preciso, manda tu Ángel de la Guarda a hablar conmigo". En el mismo instante dirigió una oración a su Celeste Guardador: ‘Oh mi buen Ángel, llevad vos mismo mis saludos al Padre, pues no tengo otra forma de mandarlos'."

"Pocos días después, la señora Banetti recibe una carta venida de San Giovanni Rotondo, lugar donde vivía San Pío, enviada por la señora Rosine Placentino, con las siguientes palabras: ‘El Padre me pide que le agradezca en su nombre los votos espirituales que le enviaste'." ³

Esta relación tan próxima que vemos entre San Pío y su Ángel de la Guarda es ideal para estimularnos a tener una convivencia continua y creciente, cada cual, con su ángel protector. Es para esta convivencia que rezamos la tan conocida oración:

"Ángel de la Guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los santos Jesús, José, y María".

-------

¹ Mons João Scognamiglio Clá Dias. Homilia. São Paulo, 29 set. 2009. (Arquivo ITTA-IFTA). In Pe. Pedro Rafael Morazzani Arráiz (Org.).A criação e os Anjos. São Paulo: Instituto Lumen Sapientiae, 2015, p. 110.
² Mons. João Sconamiglio Clá Dias. Idem, p. 110.
³ Pe. Pedro Rafael Morazzani Arráiz (Org.). A criação e os Anjos. São Paulo: Instituto Lumen Sapientiae, 2015, p. 139.

HAS OLVIDADO A TU ÁNGEL DE LA GUARDA? 8 RAZONES PARA QUE NO LO ALEJES DE TU VIDA


¿Has olvidado a tu Ángel de la Guarda? Aquí 8 razones para que no lo alejes de tu vida
Por Abel Camasca



 (ACI).- “La Iglesia confiesa su fe en los Ángeles Custodios, venerándolos en la liturgia con una fiesta especial, y recomendando el recurso a su protección con una oración frecuente”, señaló una vez San Juan Pablo II en una de sus catequesis sobre los ángeles.

Aquí 8 razones para que nunca olvides a tu Ángel de la Guarda, cuya fiesta es el 2 de octubre.

1. Te acompaña desde la concepción
Cada ser humano desde el momento de su concepción tiene un Ángel de la Guarda. Dice el Catecismo en el numeral 336: “Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión”. Asimismo, añade una frase de San Basilio Magno: “Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un Ángel como protector y pastor para conducir su vida”.

Con estas afirmaciones se entiende que la misión del Ángel de la Guarda es la de velar por cada uno, protegiéndonos de los peligros y alentando nuestra vida en Cristo. Por ello San Juan María Vianney (el Cura de Ars) indicaba: “Qué feliz es ese Ángel de la Guarda que acompaña al alma cuando va a Misa”.

2. Su existencia no es un invento ni un cuento infantil, se fundamenta en la Biblia
La existencia de los ángeles, una verdad de fe. En la Biblia, desde el Antiguo Testamento hay numerosas citas que hablan de los ángeles que custodian, como en Éxodo (23, 20-21): “Yo voy a enviar un Ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz”.

De igual manera en el Nuevo Testamento, Jesús dice (Mt. 18,10): “Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus Ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”.


3. Son compañeros cercanos de los Santos
Muchos santos han dado testimonio de la inseparable relación que tuvieron con sus Ángeles Custodios. Entre ellos tenemos a San Francisco de Sales, Santa Teresita del Niño Jesús, San Pío de Pietrelcina, San Josemaría Escrivá, etc.

Se dice que Santa Francisca Romana (1384-1440), patrona de los conductores, tuvo la fortuna de ver a su Ángel de la Guarda, quien velaba por ella día y noche. La santa lo describe así: “Era de una belleza increíble, con un cutis más blanco que la nieve y un rubor que superaba el arrebol de las rosas”.

“Sus ojos, siempre abiertos tornados hacia el cielo, el largo cabello ensortijado tenía el color del oro bruñido. Su túnica llegaba al suelo y era de un blanco algo azulado y, otras veces, con destellos rojizos. Era tal la irradiación luminosa que emanaba de su rostro, que podía leer maitines en plena media noche”.

4. Es tu protector en los momentos difíciles
En el siglo IV San Basilio Magno decía que "todo fiel tiene a su lado un Ángel como protector y pastor, para llevarlo a la vida". Por su parte, San Bernardo de Claraval enseñaba que los Ángeles Custodios son demostración de que "el cielo no descuida nada que pueda ayudarnos", por lo cual pone "a nuestro lado estos espíritus celestes para que nos protejan, nos instruyan y nos guíen".

En una ocasión San Juan Bosco narró que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio. En aquella semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y ambos se vinieron abajo.

Uno de ellos recordó el consejo del santo y exclamó: “¡Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido y cuando sus compañeros fueron a verlos, encontraron que uno había muerto, pero el que había invocado al Ángel Custodio recobró el conocimiento y subió la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Luego el muchacho contó que al invocar a su ángel sintió que le ponían por debajo una sábana, que lo bajaban suavemente y que después de eso ya no recordaba más.

5. Son poderosos servidores de Dios
El Catecismo en el numeral 329 especifica que “con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan ‘constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos’ (Mt 18, 10), son ‘agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra’ (Sal 103, 20).

San Bernardo Abad en uno de sus sermones indicó que “ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente”.

6. Son veloces cuando se les llama
Santo Tomás de Aquino detalló en la Summa Theologica que “la rapidez de movimiento del ángel no se mide por la cantidad de su poder, sino de acuerdo con la determinación de su voluntad”.

Los ángeles no están obligados por un cuerpo material como nosotros, para que puedan moverse muy rápido, a la velocidad de “pensamiento”. Si se le pide al ángel Custodio que ayude a alguien más, este estará de vuelta inmediatamente.

7. La veneración a los Ángeles Custodios es legítima
En el 2002 la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos declaró en el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia que la devoción popular a los Santos Ángeles “es legítima y buena”.

Sin embargo, precisó, el fiel debe tener cuidado con algunos pensamiento erróneos, como: “creer que el mundo y la vida están sometidos a una lucha incesante entre Ángeles y demonios, en la cual el hombre resulta arrollado por poderes superiores a él, ante los que no puede hacer nada; o interpretar de una manera esquemática y simplista, casi infantil, algunas acontecimientos de su vida atribuyendo al Maligno incluso las pequeñas contradicciones, y por el contrario, al Ángel Custodio los éxitos y logros”.

También hay que rechazar, señala, “el uso de dar a los Ángeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y Rafael, que aparecen en la Escritura”.

8. Se les puede invocar en todo momento y lugar
Se les puede invocar en todo momento. Sin embargo, la tradición de la Iglesia recomienda saludar e invocar al Ángel de la guarda durante el día, especialmente con las siguientes oraciones:

Oración I
Ángel de Dios, que eres mi custodio, pues la bondad divina me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, defiéndeme y gobiérname. Amén.


Oración II
Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que amanezca en los brazos de Jesús, José y María Amén.

CONFÍO EN TI


Confío en Ti
La fe no constata, se fía de un ser omnipotente e infinitamente misericordioso y elige confiar a pesar de todas las evidencias.


Por: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net 




Confío en Ti, porque eres completamente de fiar. Eres la misericordia sin orillas ni fronteras. Misericordia que ha perdonado, perdona y seguirá perdonando.

Cuanto necesito de esa misericordia y bondad, yo que soy tan pecador. Espero en Ti porque eres la misericordia infinita. Si yo supiera, si yo creyera que tu bondad y misericordia no tienen medida, me sentiría para siempre seguro y tranquilo. Si eres la misericordia infinita, haz que sea también infinita mi confianza.

Todo lo perdonas, aun los más horrendos pecados, si hay un poco de arrepentimiento y humildad. No cabe desesperanza en el corazón de los más grandes pecadores. El perdón de Dios siempre es mayor.

Espero en Ti porque eres fiel a tus promesas. Tú cumples siempre. El hombre casi nunca. Por eso tengo la certeza de tus promesas. Un día las disfrutaré de seguro. Mientras alimento mi esperanza.

La confianza tan necesaria...Las penas son grandes a veces y la esperanza no alcanza. Él nos ha dicho: Confiad totalmente en Mí. Nuestra mente nos dice: No saldrás del hoyo. Así piensan los que se suicidan.
Jesús dice: No os preocupéis... Nuestro refrigerador vacío, la tarjeta vencida, los pagos de la casa sin hacer, la falta de trabajo, no tienes remedio...
La mente y los ojos ven, constatan y deciden en consecuencia. No hay remedio. La fe no constata, se fía de un ser omnipotente e infinitamente misericordioso y elige confiar a pesar de todas las evidencias.

Realmente para Dios el resolver mis problemas es de risa. No le cuesta nada, nada. Y pensar que sólo depende de que yo haga un acto de fe y confianza. Jesús en Ti confío.
Todo lo obtendréis... Reto a cada uno de mis lectores a que tengan esta clase de fe que mueve montañas. La fe mueve montañas, sí, pero solo las que uno se atreve a mover.
Les decía que para los que no tienen trabajo, y sí muchas deudas empiecen a dar algo de lo que todavía tienen, que pidan por los más necesitados que ellos. Y se llevarán la gran sorpresa, Pero esto sólo lo harán los que tienen confianza en Dios.

Problemas de un esposo, hijo o hija que está tercamente alejado de Dios...Oren con confianza inquebrantable de que Dios les concederá la gracia pedida. Pero deben superar la gran prueba: el no ver resultados durante un tiempo o incluso el ver que la situación empeora. Confiar significa continuar orando con la misma seguridad. Y el milagro llegará. Ha llegado ya para muchos y muchas que han orado con esa confianza.

En el evangelio no hay ni un caso de enfermedad o necesidad que no haya sido atendido cuando Cristo encontró una fe como ésa. La siro fenicia, el Centurión y su siervo, la hemorroísa, el leproso...

Problemas duros: Mi hijo está en la cárcel, estoy en quiebra económica, mi matrimonio anda naufragando...alguien de mi familia se fue a otra religión, o anda muy alejado de Dios... Esas personas tienen un reto magnífico, valiente: La confianza mayor que el problema.

La misma confianza que tienes en Dios, tenla en María Santísima. "Si vosotros que sois malos dais buenas cosas a vuestros hijos.. cuanto más vuestro padre celestial..."
¿Crees que Ella no puede, crees que Ella no quiere? El amor que Ella te tiene es como para darte todas las cosas del mundo, con más razón la pequeña cosa que le pides. Problema de confianza, siempre es problema de confianza.

¿Cómo se adquiere la confianza?
Pidiéndosela a Dios y a María Santísima y ejercitándola en pequeños y repetidos actos de confianza. Confío en que me ayudarás a tener hoy qué comer, cómo pagar mis deudas, como conseguir trabajo, cómo lograr que mi hijo o hija regrese al buen camino...

Hay, además, una fórmula secreta para obtener cosas que uno necesita: y consiste en dar. Parece contradictoria pues, si no tengo, qué voy a dar. Siempre el más pobre puede dar algo de lo que tiene. Al dar algo parece empobrecerse de momento, pero hay una ley que se cumple siempre: el que da, recibe. Claro, al que no está acostumbrado a ese modo de proceder o no lo ha experimentado, le cuesta creerlo. Pero yo le reto a que haga la prueba.

Muchos y muchas de ustedes han dado un ejemplo de esto: comprometerse con una ofrenda de amor mensual sin saber si van tener. Pueden estar seguros que se cumplirá lo del profeta Elías con la viuda de Sarepta: No faltará la harina ni el aceite en tu casa hasta que Dios mande la lluvia del cielo...Y así sucedió. Los que han hecho anteriormente la experiencia, lo saben.

Dejo en tus manos, Señor, mi vida entera: Mi pasado, mi presente y mi futuro. También el día de mi muerte. Yo no sé cuándo será ni cómo pero no importa. Me importa que lo sepan las dos personas que más me aman en este mundo, Tú y tu Madre santísima que es también mía. Por eso no tengo miedo a la muerte.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 3 DE OCTUBRE 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 3


No basta reflexionar acerca de las relaciones entre hacer y ser; necesitamos también analizar la inter relación entre "tener" y "ser".
Indudablemente, hoy se valora más al que "tiene" que al que "es"; en la escala de valores el tener está por encima del ser.

Sin embargo, el hecho de tener más o menos no cambia fundamentalmente al ser, que sigue siendo sustancialmente el mismo.

No podré enorgullecerme de tener si este tener no me sirve para ser más y mejor.

En efecto, el tener tiene valor en tanto me sirve como medio e instrumento para ser más, para realizarme más, para perfeccionarme más: es un medio; debe ser un medio y no un fin.
El tener comporta un verdadero valor, siempre que no se lo saque del campo de la instrumentalidad.

“No se fíen de la violencia, ni se ilusionen con lo robado; aunque se acrecienten las riquezas, no pongan en ellas el corazón” (Sal 62,11). No está el hombre al servicio de las riquezas sino éstas para el servicio del hombre; no debe ser esclavo el hombre, sino esclavas las riquezas; no son malas, no deben tomarse como malas, porque también los bienes de la tierra son bienes de Dios puestos en las manos del hombre para su perfeccionamiento; pero cuando en lugar de servir para ese fin se convierten en obstáculo, ya son algo malo. ¿Tienes apegado tu corazón?


* P. Alfonso Milagro