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lunes, 1 de agosto de 2016

ORAR SIN GANAS


Orar sin ganas
La oración es el primer recurso que nos ayuda a encontrar luces más claras en kis tiempos de confusión.


Por: Fr. Nelson Medina O.P. | Fuente: fraynelson.com 




Pregunta:

Querido Padre; gracias por su perseverancia enseñándonos. Hoy quiero preguntarle algo que tal vez es sólo personal o tal vez le pasa a mucha gente. En mi parroquia nos recuerdan con frecuencia que hay que orar por los sacerdotes, por el obispo y por el Papa. Digamos que en principio estoy de acuerdo, ni más faltaba. Pero a veces, o muchas veces, me siento una hipócrita por que oro sin ganas. Lo que sucede es que he tenido muchas decepciones con sacerdotes, incluyendo un caso de un primo mío que no es de contar en público. Y este Papa a veces me gusta pero otras veces me confunde. A veces lo siento valiente y otras creo que se acobarda ante otros obispos o cardenales. Me imagino y que estoy juzgando y que soy lo peor del mundo pero eso es exactamente lo que siento. Entonces la pregunta es si debe orar sin ganas y cuando siento que soy la peor hipócrita del mundo. Por favor, no publique mi nombre.

Respuesta:

Un buen punto de partida es recordar que la oración no es un simple ejercicio de nuestra emocionalidad: no debemos compararla demasiado con una catarsis o con la simple expresión de nuestra subjetividad. Para expresar lo que somos y sentimos no necesitaríamos de un "Dios" a quien hablarle: bastaría conversar con un amigo o escribir algo en un diario bien llevado.

La oración entonces es ante todo DIÁLOGO, y ello implica abrirnos a la Palabra de Dios, que es quien inicia tal encuentro y conversación. La iniciativa es siempre suya. Esa Palabra nos ilumina, cuestiona, transforma. Esa Palabra no tiene que aprobar todo lo que sentimos pero también es verdad que resulta eficaz para levantarnos en momentos de duda o fracaso--precisamente porque no es una Palabra que nos damos a nosotros mismos.

Por otro lado, la oración, según nos enseña San Pablo, es fruto de la acción del Espíritu Santo. Y el Espíritu no necesariamente está en consonancia con lo que a nosotros nos gusta o nos parece. Si Dios tuviera que estar siempre de acuerdo o en sintonía con lo que yo siento, ese "dios" sería indistinguible de mi propio "yo."

Unidos entonces a la Iglesia, la Gran Orante, iluminados por la Palabra y guiados e inspirados por el Espíritu, no nos buscamos a nosotros mismos en la oración, sino que queremos orar en dirección de los intereses de Jesucristo, lo cual hace que vayamos más allá de quién me cae bien o mal, o quién me ha tratado de manera simpática o agria.

Este modo de crecer en la fe es de enorme importancia en tiempos de confusión como los que vivimos. Porque será la oración el primer recurso que nos ayude a encontrar luces más claras y quien logrará de la misericordia divina mejores pastores.

CONFÍO EN TI, SEÑOR



Confío en Ti, Señor
Espero en Ti porque eres fiel a tus promesas. Tú cumples siempre. El hombre casi nunca. Por eso tengo la certeza de tus promesas.


Por: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net 




Confío en Ti, porque eres completamente de fiar. Eres la misericordia sin orillas ni fronteras. Misericordia que ha perdonado, perdona y seguirá perdonando.

Cuanto necesito de esa misericordia y bondad, yo que soy tan pecador. Espero en Ti porque eres la misericordia infinita. Si yo supiera, si yo creyera que tu bondad y misericordia no tienen medida, me sentiría para siempre seguro y tranquilo. Si eres la misericordia infinita, haz que sea también infinita mi confianza.

Todo lo perdonas, aun los más horrendos pecados, si hay un poco de arrepentimiento y humildad. No cabe desesperanza en el corazón de los más grandes pecadores. El perdón de Dios siempre es mayor.

Espero en Ti porque eres fiel a tus promesas. Tú cumples siempre. El hombre casi nunca. Por eso tengo la certeza de tus promesas. Un día las disfrutaré de seguro. Mientras alimento mi esperanza.

La confianza tan necesaria... Las penas son grandes a veces y la esperanza no alcanza. Él nos ha dicho: Confiad totalmente en Mí. Nuestra mente nos dice: No saldrás del hoyo. Así piensan los que se suicidan.

Jesús dice: No os preocupéis... Nuestro refrigerador vacío, la tarjeta vencida, los pagos de la casa sin hacer, la falta de trabajo, no tienes remedio...

La mente y los ojos ven, constatan y deciden en consecuencia. No hay remedio. La fe no constata, se fía de un ser omnipotente e infinitamente misericordioso y elige confiar a pesar de todas las evidencias.

Realmente para Dios el resolver mis problemas es de risa. No le cuesta nada, nada. Y pensar que sólo depende de que yo haga un acto de fe y confianza. Jesús en Ti confío.

Todo lo obtendréis... Reto a cada uno de mis oyentes a que tengan esta clase de fe que mueve montañas. La fe mueve montañas, sí, pero solo las que uno se atreve a mover.

Les decía que para los que no tienen trabajo, y sí muchas deudas empiecen a dar algo de lo que todavía tienen, que pidan por los más necesitados que ellos. Y se llevarán la gran sorpresa, Pero esto sólo lo harán los que tienen confianza en Dios.

Problemas de un esposo, hijo o hija que está tercamente alejado de Dios…Oren con confianza inquebrantable de que Dios les concederá la gracia pedida. Pero deben superar la gran prueba: el no ver resultados durante un tiempo o incluso el ver que la situación empeora. Confiar significa continuar orando con la misma seguridad. Y el milagro llegará. Ha llegado ya para muchos y muchas que han orado con esa confianza.

En el evangelio no hay ni un caso de enfermedad o necesidad que no haya sido atendido cuando Cristo encontró una fe como ésa. La siro fenicia... El Centurión y su siervo... La hemorroísa... El leproso...

Problemas duros: Mi hijo está en la cárcel, estoy en quiebra económica, mi matrimonio anda naufragando... alguien de mi familia se fue a otra religión, o anda muy alejado de Dios…Esas personas tienen un reto magnífico, valiente: La confianza mayor que el problema.

La misma confianza que tienes en Dios, tenla en María Santísima. Si vosotros que sois malos dais buenas cosas a vuestros hijos... cuanto más vuestro padre celestial... Si vosotros que sois malos dais buenas cosas a vuestros hijos, cuanto más vuestra madre Celestial...

¿Crees que Ella no puede, crees que Ella no quiere...? El amor que Ella te tiene es como para darte todas las cosas del mundo, con más razón la pequeña cosa que le pides. Problema de confianza, siempre es problema de confianza.

¿Cómo se adquiere la confianza? Pidiéndosela a Dios y a María Santísima y ejercitándola en pequeños y repetidos actos de confianza. Confío en que me ayudarás a tener hoy qué comer, cómo pagar mis deudas, como conseguir trabajo, cómo lograr que mi hijo o hija regrese al buen camino...

Hay, además, una fórmula secreta para obtener cosas que uno necesita: y consiste en dar.

Parece contradictoria pues, si no tengo, qué voy a dar. Siempre el más pobre puede dar algo de lo que tiene. Al dar algo parece empobrecerse de momento, pero hay una ley que se cumple siempre: el que da, recibe. Claro, al que no está acostumbrado a ese modo de proceder o no lo ha experimentado, le cuesta creerlo. Pero yo le reto a que haga la prueba.

Muchos y muchas de Uds. han dado un ejemplo de esto: comprometerse con una ofrenda de amor mensual sin saber si van tener. Pueden estar seguros que se cumplirá lo del profeta Elías con la viuda de Sarepta: No faltará la harina ni el aceite en tu casa hasta que Dios mande la lluvia del cielo... Y así sucedió. Los que han hecho anteriormente la experiencia, lo saben.

Por eso las y los que se han decidido a colaborar en esta obra de evangelización no sólo ayudan económicamente, alargando la vida de Guadalupe radio, sino que han hecho un gran acto de valentía y de confianza en Dios.

Dejo en tus manos, Señor, mi vida entera: Mi pasado, mi presente y mi futuro. También el día de mi muerte. Yo no sé cuándo será ni cómo pero no importa. Me importa que lo sepan las dos personas que más me aman en este mundo, Tú y tu Madre santísima que es también mía. Por eso no tengo miedo a la muerte.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 1 DE AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Agosto 1



He aquí un decálogo para la esposa:

1. No hablarás eternamente. Tu esposo tiene derecho a que lo escuches.

2. Prepararás amorosamente la comida del día y mantendrás la casa en orden y limpia.

3. No estorbarás a tu esposo en sus negocios.

4. No divulgarás murmuraciones infundadas sobre tus vecinos.

5. No alardearás de tu esposo ante otros hombres, sino que lo respetarás silenciosamente.

6. Cuando sea necesario llamarle la atención en algo o por algo, lo harás no inmediatamente, sino esperando el momento oportuno y prudente, y luego lo olvidarás.

7. Serás paciente con los defectos de tu esposo, exaltando de vez en cuando sus buenas cualidades.

8. No convertirás a tu esposo en un sirviente.

9. No pensarás que tu esposo siempre tiene razón, pero tampoco pensarás que nunca la tiene.

10. Lo amarás por sobre todas las personas y sobre todas las cosas.

“Los esposos y padres cristianos, siguiendo su propio camino, mediante la fidelidad en el amor, deben sostenerse mutuamente en la gracia a lo largo de toda la vida e inculcar la doctrina cristiana y las virtudes evangélicas a los hijos amorosamente recibidos de Dios” (LG 41).


* P. Alfonso Milagro