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domingo, 24 de julio de 2016

DECIDIDO Y ENTUSIASTA


Decidido y entusiasta




El buen marino de un barco de velas, está siempre atento y obra con habilidad cuando percibe que se levanta una brisa, aunque muy suave. Tú también permanece alerta y cuando surja en tu interior un impulso a la buena acción, por pequeño que sea, despliega al punto tus velas y obra decididamente. Como decía san Agustín: “La gracia pasa y no vuelve”.

Uno de los defectos más comunes de la naturaleza humana es diferir lo que deberíamos y podríamos hacer ahora. Más claramente es “patear la pelota para adelante”, como suele decirse. Cuántas hermosas iniciativas han muerto por esta concesión a la pereza. Hay quienes se han hecho especialistas en buscar excusas para evadir lo que urge llevar a cabo hoy. Aprovecha, pues, bien el tiempo y repite en tus adentros una y otra vez la frase que te impulsará a la acción: “procederé ahora mismo, ya, ya, ya”. Así harás fecunda tu vida. Para esto Dios te regala un nuevo día.

“Procederé ahora mismo”. Con estas palabras puedes preparar tu mente para realizar todo acto necesario para lograr tus metas; con ellas harás frente a todo desafío que los fracasados eluden. Hoy es el momento oportuno. Este es el lugar. El impulso inicial tómalo al principio de la jornada, orando así: “Con tu ayuda, Señor, hoy seré decidido y entusiasta”.


* Enviado por el P. Natalio

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 24 DE JULIO 2016 - PARÁBOLA DEL AMIGO INOPORTUNO



Parábola del amigo inoportuno
Parábolas


Lucas 11, 1-13. Tiempo Ordinario. La oración es el diálogo del hombre con Dios. He aquí la grandeza de la oración. 


Por: Luis Felipe Nájar | Fuente: es.catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-13


Y sucedió que, estando Jesús en oración en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación. Les dijo también: Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: "Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle", y aquél, desde dentro, le responde: "No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos", os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite. Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan! 


Oración introductoria

Señor, gracias por enseñarme a orar. Hoy, humilde e insistentemente, pido tu ayuda para sacar el mayor provecho de esta oración, quiero conocerte mejor para amarte más. Confío en tu misericordia sabiendo que, en la medida en que te ame y te escuche, podré transmitirte a los demás.

Petición

Señor Jesús, ayúdame a hablar con el Padre, como Tú lo hacías.

Meditación del Papa

Cómo aprendo a orar, como crezco en mi oración? Mirando el modelo que Jesús nos enseñó, el Padre Nuestro, vemos que la primera palabra es "Padre" y la segunda es "nuestro". La respuesta, entonces, es clara: aprendo a orar, alimento mi oración, dirigiéndome a Dios como Padre y orando-con-otros, orando con la Iglesia, aceptando el regalo de sus palabras, que me resultan poco a poco familiares y ricas de sentido. El diálogo que Dios establece con cada uno de nosotros, y nosotros con Él, en la oración incluye siempre un "con"; no se puede orar a Dios de modo individualista.
En la oración litúrgica, especialmente en la Eucaristía, y --formados de la liturgia--, en cada oración no hablamos solo como individuos, sino que entramos en el "nosotros" de la Iglesia que ora. Y tenemos que transformar nuestro "yo" entrando en este "nosotros".(Benedicto XVI, 3 de octubre de 2012).

Reflexión

Señor, enséñanos a orar. La oración es el diálogo del hombre con Dios. He aquí la grandeza de la oración. Jesús enseñó a sus discípulos la más grande de las oraciones, el Padre Nuestro. En esta oración de Jesús se da una relación filial del hombre con Dios. Hablar como hijos y no como siervos ante alguien desconocido, decir Padre a Dios. Padre Nuestro, es el Padre que nos espera ansioso en la casa, como el Padre del hijo pródigo; es el Padre que nos da el pan diario, que es su Hijo en la Eucaristía, como lo dio en el desierto a los israelitas, para alimentar a los peregrinos de este mundo.

Pedir con insistencia y con la fe de que recibiremos, así debemos pedir como nos enseña Jesús. Lo primero es fácil, siempre pedimos por nuestras necesidades, por el trabajo, por el hijo enfermo etc. Pero pedir con fe, no es así de fácil. La fe requiere confianza y es una virtud que no se practica mucho en nuestro tiempo. Si tuviésemos la fe como un granito de mostaza diríamos a un árbol plántate en el mar y así sería.

También hay que pedir por la fe, como aquel padre que pedía por su hija enferma: Señor creo, pero aumenta mi fe. Aunque Jesús ya sabe lo que necesitamos antes de pedirlo.
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!Cuán grande es la clemencia del Señor, cuán grande la difusión de su gracia y bondad, pués que quizo que orásemos frecuentemente en presencia de Dios y le llamemos Padre; y así como Cristo es hijo de Dios, así nos llamemos nosotros hijos de Dios! (San Cipriano).

Diálogo con Cristo

Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a Corazón.
Jesús, ayúdame a conocer cada vez mejor a tu Padre en la oración. Dame la gracia de amarle como verdadero hijo, quiero confiar en Él, abandonándome a su voluntad y providencia. Que el tiempo para mi oración personal sea lo más importante en mi agenda de cada día. Y te suplico me ayudes a que sepa irradiar este espíritu de oración en mi familia.

Propósito

Hacer diariamente una oración en familia. Si ya lo hago, buscar incrementarla.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 24 DE JULIO 2016 - SABER PEDIR AL PADRE


SABER PEDIR AL PADRE


Jesús oraba muchas veces. Los buenos israelitas solían hacerlo tres veces al día. Por eso no era extraño para los apóstoles ver a Jesús que se ponía a orar. Lo que les impactaba no era el hecho de orar, sino la manera de orar: el darse cuenta que Jesús hablaba verdaderamente con otra persona, que era su Padre, y quizá muchas veces le escucharían las palabras tiernas que dirigía a su Padre celestial. Por eso una vez que terminó su oración, le dijeron: “Señor, enséñanos a orar”. Un motivo, por lo que se lo dijeron, era porque Juan Bautista había enseñado a orar a sus propios discípulos.

Jesús, como respuesta, les enseñó el Padrenuestro. Es muy posible que no fuese una oración en concreto enseñada una sola vez, sino que en diferentes momentos les fue enseñando cómo hablar con Dios y los deseos y peticiones más importantes. De esas enseñanzas, que solían ser parecidas, san Mateo nos presenta el “padrenuestro”, como lo conocemos, y san Lucas lo presenta un poquito más abreviado.

Lo primero que enseña Jesús es a llamar “Padre” a Dios. Con ello nos acercaba mucho más a la divinidad y nos mostraba lo principal de Dios, que es su amor. Si Dios es nuestro Padre (o Madre), tenemos que querer que así sea conocido por muchos. Ese es nuestro primer deseo, que es parecido al segundo: Que reine sobre nosotros. Quiere decir que se extienda más su reino de amor: que todos nos comportemos como hermanos y vivamos en la alegría de cumplir sus mandatos, pues es lo que nos dará la verdadera felicidad. Después pedimos lo necesario para nuestra vida. Hay que tener en cuenta que Jesús nos enseñó a pedir en comunidad, aunque uno rece solo. Por eso este alimento lo pedimos para todos, especialmente para los más necesitados. Luego le pedimos el perdón, que está supeditado a que lo tengamos entre nosotros. Y, como somos débiles, le pedimos no tener tantos peligros para caer en el mal.

Jesús nos dice que pidamos, porque Dios escucha nuestra oración. Sin embargo todos tenemos experiencias de muchas oraciones que creemos no han sido atendidas. Jesús nos dice que Dios atiende todas nuestras plegarias, porque está con nosotros, nos escucha y quiere nuestro bien. Lo malo es que a veces somos nosotros los que no sabemos lo que nos conviene y oramos mal. La oración, si la consideramos como unión con Dios, siempre es provechosa y puede ser constante, aunque ocupemos el tiempo en diversos menesteres. Pero cuando hablamos de la oración como petición, suele haber dos extremos defectuosos. Hay quienes piensan que no se debe orar sino trabajar más. Algunos sin fe piensan que la oración es pura fantasía o tienen una idea de Dios falsa, como si fuese un tirano. Para otros en cambio, que se pasan de vagos o perezosos, la oración debe llenar todo, de modo que Dios les solucione todos los problemas materiales. Otra cosa son los religiosos de vida contemplativa, que trabajan de verdad mucho...  La realidad es que ni Dios lo quiere hacer todo por sí mismo, ni nosotros podemos hacerlo todo por nosotros mismos. Es difícil el equilibrio.

Hoy Jesús nos enseña que muchas veces debemos acudir a Dios. Algunas veces pediremos cosas necesarias materiales; pero lo importante es pedir lo más conveniente para nuestra salvación, que Dios sabe mejor que nosotros. De nuestra parte debemos poner mucha confianza y total entrega al amor de Dios Padre.


* Padre Silverio Velasco (España)

POR QUÉ REZAR CADA DÍA A DIOS PADRE? EL PAPA FRANCISCO RESPONDE EN EL ÁNGELUS


¿Por qué que rezar cada día a Dios Padre? El Papa responde en el Ángelus
Por Alvaro de Juana




VATICANO, 24 Jul. 16 /(ACI).- En el último Ángelus del mes de julio antes de que de inicio la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, el Papa Francisco explicó la importancia de llamar Padre a Dios y rezar cada día confiando en Él.

Explicó que el Evangelio muestra a Jesús que ora el Padre Nuestro, una oración que comienza con la palabra “Padre”. “Esta palabra es el ‘secreto’ de la oración de Jesús, es la llave que Él mismo nos da para que podamos entrar también nosotros en esa relación de diálogo confidencial con el Padre que ha acompañado y sostenido su vida”.

Francisco afirmó que “la oración de Jesús es la oración cristiana, es antes que nada, un hacer sitio a Dios, dejándole manifestar su santidad en nosotros y haciendo avanzar su reino a partir de la posibilidad de ejercitar su señoría de amor en nuestra vida”.


El Papa recordó que en el Padre Nuestro también se pide por el pan, el perdón y la ayuda en las tentaciones. “El pan que Jesús nos hace pedir es el necesario, no el superfluo; es el pan de los peregrinos, un pan que no se acumula y no se estropea, que no retarda nuestra marcha”.

“El perdón es, antes de todo, aquél que nosotros mismos recibimos de Dios: solo la conciencia de ser pecadores perdonados de la infinita misericordia divina puede hacernos capaces de cumplir concretos gestos de reconciliación fraterna”.

Por último, “no caer en la tentación” expresa “la conciencia de nuestra condición, siempre expuesta a las insidias del mal y de la corrupción”.

En el Evangelio del día también hay dos parábolas que “quieren enseñar a tener plena confianza en Dios, que es Padre”. “Él nos conoce mejor que nosotros mismos nuestras necesidades. Pero quiere que le presentemos con audacia e insistencia, porque este es nuestro modo de participar en su obra de salvación”, añadió.

El Papa explicó que “la oración es el primer y principal ‘instrumento de trabajo’ que tenemos en nuestras manos”. “Insistir a Dios no sirve para convencerlo, pero robustece nuestra fe y nuestra paciencia, es decir, nuestra capacidad de luchar junto a Dios por las cosas de verdad importantes y necesarias”.

Francisco destacó también la importancia del Espíritu Santo y afirmó que sirve “para vivir bien, vivir con sabiduría y amor, haciendo la voluntad de Dios”. 

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 24 DE JULIO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Julio 24


Alguien expresó varios pensamientos que no requieren comentario:
“Cuando otro actúa de cierta forma, es perverso; cuando tú lo haces, son los nervios. Cuando es inflexible en su actitud, es obstinado; cuando tú lo eres, es solamente firmeza. Cuando le disgustan tus amigos, tiene algún prejuicio; cuando a ti te disgustan los suyos, simplemente tienes un buen criterio sobre la naturaleza humana. Cuando trata de ser complaciente, es adulador; cuando tú lo haces, estás demostrando tacto. Cuando tarda en hacer las cosas, es terriblemente lento; cuando tú tardas años, eres cauto. Cuando encuentra defectos, es un desubicado; cuando tú lo haces, muestras discernimiento.”

Para pensar con detención y con sinceridad…
“Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes” (Mt 7,2). La delicadeza en el trato con los demás es una virtud no tan conocida; sin embargo es muy beneficiosa para las mutuas relaciones.


* P. Alfonso Milagro