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martes, 24 de mayo de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 24 DE MAYO DEL 2016


Día litúrgico: Martes VIII del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Mc 10,28-31): En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».

«Nadie que haya dejado casa (...) por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno (...) y en el mundo venidero, vida eterna»



Rev. D. Jordi SOTORRA i Garriga 
(Sabadell, Barcelona, España)


Hoy, como aquel amo que iba cada mañana a la plaza a buscar trabajadores para su viña, el Señor busca discípulos, seguidores, amigos. Su llamada es universal. ¡Es una oferta fascinante! El Señor nos da confianza. Pero pone una condición para ser discípulos, condición que nos puede desanimar: hay que dejar «casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio» (Mc 10,29).

¿No hay contrapartida? ¿No habrá recompensa? ¿Esto aportará algún beneficio? Pedro, en nombre de los Apóstoles, recuerda al Maestro: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» (Mc 10,28), como queriendo decir: ¿qué sacaremos de todo eso?

La promesa del Señor es generosa: «El ciento por uno: ahora en el presente (...) y en el mundo venidero, vida eterna» (Mc 10,30). Él no se deja ganar en generosidad. Pero añade: «Con persecuciones». Jesús es realista y no quiere engañar. Ser discípulo suyo, si lo somos de verdad, nos traerá dificultades, problemas. Pero Jesús considera las persecuciones y las dificultades como un premio, ya que nos ayudan a crecer, si las sabemos aceptar y vivir como una ocasión de ganar en madurez y en responsabilidad. Todo aquello que es motivo de sacrificio nos asemeja a Jesucristo que nos salva por su muerte en Cruz.

Siempre estamos a tiempo para revisar nuestra vida y acercarnos más a Jesucristo. Estos tiempos y todo tiempo nos permiten —por medio de la oración y de los sacramentos— averiguar si entre los discípulos que Él busca estamos nosotros, y veremos también cuál ha de ser nuestra respuesta a esta llamada. Al lado de respuestas radicales (como la de los Apóstoles) hay otras. Para muchos, dejar “casa, hermanos, hermanas, madre, padre...” significará dejar todo aquello que nos impida vivir en profundidad la amistad con Jesucristo y, como consecuencia, serle sus testigos ante el mundo. Y esto es urgente, ¿no te parece?

INVOCACIÓN A MARÍA AUXILIADORA


INVOCACIÓN A MARÍA AUXILIADORA

 ¡Oh María! Virgen poderosa, grande e ilustre defensora de la Iglesia... Singular Auxilio de los Cristianos, terrible como un ejército ordenado en batalla... Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo. ¡Oh Madre!, en nuestras angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo, y en la hora de nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.

SIEMBRA CON GENEROSIDAD


Siembra con generosidad


Hoy te regalo unos renglones que mecerán tu día en las alturas, porque te ayudarán a vivir con pensamientos generosos y magníficos. Es siempre bueno cultivar en tu corazón elevados ideales que entusiasmen y dinamicen tu vida. Alguien escribió: “Si mirásemos siempre hacia el cielo, terminaríamos por tener alas”.

Esboza una sincera sonrisa... y regálala a quien nunca la ha tenido. Recoge un rayo de sol en tu corazón... y hazlo volar allá en donde reina la noche. Descubre una fuente... y permite bañarse en ella a quien vive en el barro. Vierte una lágrima... y ponla en el rostro de quien nunca ha llorado. Enciende el valor en tu pecho...  y ponlo en el ánimo de quien no sabe luchar. Descubre la vida...  y alienta a quien se arrastra por ella. Cultiva la esperanza...  e irradia su luz a tu alrededor. Imprégnate de bondad...  y dónala a quien la desconoce. Descubre el amor...  y comunica su fuego al mundo.

Debajo de estas líneas aletea un vivo deseo de sembrar todo lo que es bueno, noble y justo a nuestro alrededor. Aportar lo mejor de nosotros mismos a nuestros semejantes es una tarea misionera que te beneficiará en primer lugar a ti, porque evidentemente nadie puede dar lo que no tiene. Que esta lectura te inspire a sembrar hoy con generosidad.


* Enviado por el P. Natalio

MARÍA AUXILIADORA, ADVOCACIÓN MARIANA, 24 DE MAYO



MARÍA AUXILIADORA
24 DE MAYO


Hoy celebramos la fiesta de María Auxilio de los Cristianos. Este nombre se originó hacia el año 345 con san Juan Crisóstomo, tomó fuerza con el papa Pío V en el siglo XVI y fue definitivamente popularizado con el desarrollo de las obras educativas y apostólicas de Don Bosco en el siglo XIX, en la advocación mariana de María Auxiliadora. Aunque comúnmente se asocia el título con la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa también lo conoce desde que en 1030 Ucrania logró defenderse de una invasión bárbara, hecho que la religiosidad de la época atribuyó al auxilio de la Virgen María.

Hasta el siglo XIX, la advocación de María Auxiliadora se asoció fuertemente a la defensa militar de los bastiones católicos y ortodoxos en Europa, el norte de África y Medio Oriente frente a los pueblos no cristianos, muy especialmente los musulmanes. Precisamente bajo el pontificado de Pío V, los pueblos euro-cristianos reunieron una importante fuerza militar para detener en la batalla de Lepanto (1571) el expansionismo del Imperio otomano por el Mediterráneo occidental. Mientras la Liga Santa encabezada por España e integrada por los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya, derrotaron a la armada del Imperio otomano, el papa había pedido a toda la cristiandad que rezara el Rosario. En gratitud por la victoria, el papa Pío V instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias, después conocida como la fiesta del Rosario, a celebrarse el primer domingo de octubre, y agregó el título "auxilio de los cristianos" (Sancta Maria Auxilium Christianorum) a las letanías lauretanas.

En tiempos de Napoleón (inicios del siglo XIX), el papa Pío VII había sido hecho prisionero por el emperador francés y estuvo cinco años en tal condición, rezando a la Virgen para pedir su auxilio para su liberación, cosa que se concretó en 1814 cuando cayó Napoleón y el 24 de mayo el papa pudo regresar a Roma e instituyó esa fecha como fiesta de María Auxiliadora.

Con la popularización que los salesianos hicieron de la devoción a María Auxiliadora en todos los países en donde se abrieron casas de Don Bosco, se dio el surgimiento de numerosos santuarios, entre los cuales el más célebre es precisamente el de la Basílica de María Auxiliadora en Turín.

MARÍA AUXILIADORA Y DON BOSCO


María Auxiliadora y Don Bosco



San Juan Bosco necesitaba construir una Iglesia en honor a María Auxiliadora, pero no tenía nada de dinero. Se lanzó, pero las deudas también se lanzaron sobre él. Para conseguir dinero en un momento en que no podía retrasar más los pagos, un día le dijo a la Virgen: “¡Madre mía! Yo he hecho tantas veces lo que tú me has pedido… ¿Consentirás en hacer hoy lo que yo te voy a pedir?”

Con la sensación de que la Virgen se ha puesto en sus manos, don Bosco penetra en el palacio de un enfermo que tenía bastante dinero pero que también era bastante tacaño. Este enfermo, que hace tres años vive crucificado por los dolores y no podía siquiera moverse de la cama, al ver a don Bosco le dijo:

- Si yo pudiera sentirme aliviado, haría algo por usted.

- Muchas gracias; su deseo llega en el momento oportuno; necesito precisamente ahora tres mil liras.

- Está bien; obténgame siquiera un alivio, y a fin de año se las daré.

- Es que yo las necesito ahora mismo. El enfermo cambia con mucho dolor de postura, y mirando fijamente a don Bosco, le dice:

- ¿Ahora? Tendría que salir, ir yo mismo al Banco Nacional, negociar unas cédulas ¡ya ve!, es imposible.

- No, señor, es muy posible replica don Bosco mirando su reloj. Son las dos de la tarde… Levántese, vístase y vamos allá dando gracias a María Auxiliadora.

- ¡Este hombre está chiflado! -Protesta el viejo entre las cobijas-  Hace tres años que no me muevo en la cama sin dar gritos de dolor, ¿y usted dice que me levante? ¡Imposible!.

- Imposible para usted, pero no para Dios… ¡Ánimo! Haga la prueba.

Al rumor de las voces han acudido varios parientes, la habitación está llena. Todos piensan de don Bosco lo mismo que el enfermo: que está chiflado.

- ¡Traigan la ropa del señor, que va a vestirse!  -dice don Bosco-, y hagan preparar el coche, porque va a salir. Entretanto, nosotros recemos. Llega el médico.

- ¿Qué imprudencia está por cometer señor mío?

Pero ya el enfermo no escuchaba más que a don Bosco; se arroja de la cama y empieza a vestirse solo, y solo, ante los ojos maravillados de sus parientes, sale de la habitación y baja las escaleras y sube al coche. Detrás de él, don Bosco.

- ¡Cochero, al Banco Nacional! Ya la gente no se acuerda de él: llevaba tres años sin salir a la calle. Vende sus cédulas y entrega a don Bosco sus tres mil liras.


* Pbro. José Pedro Manglano Castellary

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 24 - CONSUELO DE LOS AFLIGIDOS, AUXILIO DE LOS CRISTIANOS


MAYO, MES DE MARÍA
Vigésimo cuarto día: Explicación de las letanías


Consolatrix afflictorum

Consoladora de los afligidos. ¿No tenemos incontables efectos de los milagrosos efectos de la protección de María? ¿No hay una gran cantidad de monumentos erigidos en su honor como reconocimiento de los desventurados que auxilió? ¿Existe algún hombre que haya reclamado su asistencia en vano? Su caridad es tan solícita que nos asiste, a menudo, en nuestras necesidades, sin esperar que la invoquemos, un solo pensamiento, un solo deseo de implorarla basta para que comience a asistirnos.



Auxilium christianorum

Auxilio de los cristianos. El gratitud  que los cristianos tienen a María, favorecidos en todo tiempo con su protección, les ha inspirado llamarla su auxilio, compararla con una torre fortificada, y mirarla como asilo seguro contra todos sus enemigos. Y la Iglesia, aprobando este testimonio de su gratitud hacia su protección, y considerando los poderosos auxilios que el pueblo cristiano ha recibido siempre de la Virgen, le dirige las palabras que se lee en el capítulo IV del Cantar de los cantares. Tu cuello es como la torre de David que está edificada con bulevares; mil escudos cuelgan de ella, y todas las armas de los más valientes.

Ejemplo

Fue delante de una imagen de la Santísima Virgen y merced a su protección que San Francisco de Sales obtuvo la liberación de una pena interior, la más grande que se pueda experimentar. Mientras estaba en su período de estudios, pensó que era un réprobo que estaría por siempre desterrado de la vista de Dios; era como si estuviese persuadido. Uno pude imaginar qué tormento tan cruel debía ser este pensamiento para un alma tan cercana a Dios como la suya. Se consumía a ojos vista, enflaquecía y palidecía enes tremo. En esa situación tan afligida, recurrió a la Santísima Virgen; se prosternó delante de su imagen, formó estos generosos sentimientos. “si soy tan desventurado para merecer estar siempre en la desgracia de mi Dios, quiero al menos tener el consuelo de amarlo con todo el corazón durante mi vida entera: sí, mi Dios, si no puedo amarte después de mi muerte, quiero amarte doblemente mientras viva. Estando en estos pensamientos, ni bien miró la pintura de la Madre de Gracia para interesarla en su destino, en el mismo momento, se sintió aliviado y totalmente liberado de su pena, de suerte que su rostro retomó los colores y su serenidad en el lugar mismo de la oración.

Hacia fines del siglo XVI, la cristiandad estuvo amenazada por los turcos con una desolación general, y el Papa Pío V alentó  a los fieles a poner toda su confianza en María. Toda Europa se puso a orar y se acudió de todos los lugares a Nuestra Señora de Loreto, para implorar la asistencia de la Madre de Dios. Desde entonces el piadoso pontífice no dudo en la victoria. Fue una de las más gloriosas y completas. El Papa que había recibido  una revelación, estaba personalmente persuadido de que era efecto de la protección de la Santísima Virgen, que instituyó para esta ocasión una nueva fiesta en su honor, que es la del Rosario, e hizo agregar a las letanía la invocación: Auxilium christianorum.

En las aflicciones y en las  dificultades, recurramos a Nuestra Madre del cielo.