Páginas

jueves, 12 de mayo de 2016

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 12 DE MAYO DEL 2016



Te pido también por los que van a creer en mí
Pascua


Juan, 17, 20-26. Estar siempre alegres, sean constantes en orar, den gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios. 


Por: José Enrique Anaya Degollado | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan, 17, 20-26
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí. Padre, quiero que donde esté yo, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y estos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas está en ellos y yo también en ellos.» 

Oración Introductoria
Jesús, enséñame a orar. Creo en ti, y te doy gracias por el don de la fe. Tú te me has dado a conocer, me has enseñado que tu Padre es también mío. No tengo palabras para agradecerte este don. Ayúdame a corresponder viviendo como verdadero hijo de nuestro Padre Dios. Concédeme la gracia de amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas mis fuerzas.

Petición
Jesús, que me abra al amor de tu Padre, y aprenda a llamarlo: Padre nuestro.

Meditación del Papa Francisco
Jesús ora al Padre para que los suyos sean “perfectamente uno”: quiere que sean entre ellos “uno”, como Él y el Padre. Es su última petición antes de la Pasión, la más sentida: que haya comunión en la Iglesia. La comunión es esencial. El enemigo de Dios y del hombre, el diablo, no puede nada contra el Evangelio, contra la humilde fuerza de la oración y de los sacramentos, pero puede hacer mucho daño a la Iglesia tentando nuestra humanidad. Provoca la presunción, el juicio sobre los demás, las cerrazones y las divisiones. Él mismo es “el que divide” y a menudo comienza haciéndonos creer que somos buenos, quizá mejor que los demás: así tiene el terreno listo para sembrar la cizaña. Es la tentación de todas las comunidades y se puede insinuar también en los carismas más bonitos de la Iglesia. (Homilía de S.S. Francisco, 18 de marzo de 2016).

Reflexión 
Todos somos hijos del mismo Padre. No nos pudo pasar algo más genial que tener un Papá como Dios, nuestro Señor. Con cuánta confianza debemos dirigirnos a Él, constantemente y con la simplicidad de un hijito pequeño. Hay momentos en la vida en los que sólo Él puede sostenernos y llevarnos adelante. ¡Jamás dudemos del amor de un Dios, que se nos ha manifestado como Padre Bueno! En la medida en que seamos conscientes de esta paternidad de Dios, en esa medida alcanzaremos la unidad que Él desea para nosotros.

Propósito
Rezaré un Padrenuestro en familia para ponernos en sus manos, y abandonarnos a su amor de Papá Dios.

Dialogo con Cristo
Jesús, enséñame a dialogar con nuestro Padre Dios, para confiarme enteramente a su Voluntad Santísima, y alcanzar esa familiaridad de la que Tú me has hecho partícipe con tu Encarnación. Gracias por ser como eres, y perdón por mis debilidades. No permitas que jamás dude de tu amor. No permitas que jamás me separe de ti. Tú me has dado a conocer su Nombre; me enseñaste a llamarle: «Abbá» -Papá-.


Ayúdame a ser el hijo que Él espera de mí. Dios ruega porque quiere ser más Padre que Señor. (San Pedro Crisiólogo, Sermón 108)

LA BOLSA DE PAPAS - MEDITACIÓN


La bolsa de papas



Entre los malos sentimientos se destaca por su capacidad destructiva el odio que se niega a perdonar y olvidar. “Señor, tú que eres puro Amor, tú que perdonabas a los que te crucificaban, quita de mi interior todo el veneno de los recuerdos que me llenan de rencor y tristeza. Derrama en mi interior tu Espíritu de Amor con el deseo de perdonar y la gracia del perdón”.

Una profesora nos hizo llevar una bolsa de plástico y una bolsa de papas. Por cada persona que no perdonábamos, debíamos elegir una papa, escribir en ella el nombre y fecha y ponerla en la bolsa de plástico. Nos dijo que lleváramos con nosotros a todos lados esta bolsa con las papas fechadas durante una semana. Esta molestia nos hizo tomar conciencia del peso espiritual que llevábamos. Naturalmente, las papas se iban pudriendo y olían muy mal. ¡Éste fue el exacto símbolo del precio que pagamos por mantener nuestros rencores y resentimientos! Con frecuencia pensamos que el perdón es un regalo hecho a otra persona y, aunque eso es verdad, también es el mejor obsequio y satisfacción que podemos darnos a nosotros mismos.

Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don del Amor y la Paz para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el Espíritu del Amor nos invade podemos “perdonar, soportar y esperar sin límites”.


Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO NOS RECUERDA QUE EL CHISME DESTRUYE A LAS FAMILIAS


Papa Francisco nos recuerda que el chisme destruye a las familias



 (ACI).- El Papa Francisco celebró esta mañana su habitual Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, donde nos recordó que las divisiones comienzan con la lengua de los que siembran cizaña, y que con sus chismes destruyen las familias y comunidades, ocasionando odio y guerras.

En su homilía reflexionó sobre las palabras y la oración que Jesús realiza por “la unidad de las comunidades cristianas, de las familias cristianas”, y recordó que estás deben testimoniar que el Padre ha enviado a Jesús. “Quizá llegar a la unidad es una de las cosas más difíciles”, agregó.

El Santo Padre, recordó la historia de la Iglesia y dijo que ésta “nos hace avergonzar tantas veces: ¡hicimos guerras contra nuestros hermanos cristianos! Pensemos en una, la Guerra de los Treinta Años”.

“¡Tenemos que pedir perdón al Señor por esta historia! Una historia, tantas veces de divisiones y no sólo en el pasado… ¡Aún hoy! ¡Aún hoy! Y el mundo ve que estamos divididos”, dijo el Papa. Señaló que muchos se preguntan: “Cómo, Jesús ha resucitado y está vivo ¿y sus discípulos no se ponen de acuerdo?”, “que se pongan de acuerdo, después veremos”.

“Una vez, un cristiano católico le preguntó a otro cristiano de Oriente, también católico: ‘Mi Cristo resucita pasado mañana. El tuyo ¿cuándo resucita? ¡Ni siquiera en la Pascua estamos unidos! Y el mundo no cree” dijo Francisco.

El Papa nos recordó que también en las comunidades cristianas hay egoísmo, celos, envidias, divisiones, y todo ello lleva al chisme, a chismear unos de otros. Además señaló que “fue la envidia del diablo la que hizo entrar el pecado en el mundo”.

“¡Cuántos chismes!”, exclamó el Papa. Recordó que “las divisiones comienzan con la lengua de los que siembran cizaña” y esto se da “¡por envidia, celos y también por cerrazón!”. Además afirmó que “La lengua es capaz de destruir una familia, una comunidad, una sociedad, de sembrar odio y guerras”.

El Papa dijo que en vez de buscar una clarificación, es más cómodo chismear y destruir la fama del otro. En ese sentido recordó un episodio de la vida de San Felipe Neri, que le dijo a una mujer chismosa, como penitencia, que desplumara una gallina y desparramara las plumas, para luego intentar recogerlas, a lo que ella respondió que es imposible. El santo le señaló que así es con los chismes.

El Papa dijo que “el chismear es así: embarrar al otro”. Dijo además que “¡El que chismea embarra! ¡Destruye! Destruye la fama, destruye la vida y tantas veces sin motivo, contra la verdad”.

El Papa pidió que “roguemos al Señor que nos dé la gracia, porque es tanta, tanta la fuerza del diablo, del pecado que nos empuja a la desunión”. “Que nos dé la gracia, que nos dé el don: y ¿cuál es el don que hace la unidad? ¡El Espíritu Santo!”. Concluyó pidiendo “que nos dé este don que hace la armonía, porque Él es la armonía, la gloria en nuestras comunidades. Y que nos dé la paz, pero con la unidad. Pidamos la gracia de la unidad para todos los cristianos, la gracia grande y la gracia pequeña de cada día para nuestras comunidades, nuestras familias. ¡Y la gracia de poner un freno a la lengua!”.

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 12 - MADRE AMABLE, MADRE ADMIRABLE



Décimo segundo día: Explicación de las letanías


Mater amabilis

Madre amable. Sólo cuando se pronuncia el nombre de María con devoción, se siente en el corazón la dulzura y los atractivos del amable nombre de la Madre de Dios, que es, como decía David de Jonathás, amable por encima de todas las mujeres. Que alegría pura, qué suave placer no se debe experimentar, por consecuencia, considerando el mérito y la bondad de quien elegida desde la eternidad. ¿Se osaría, después de esto, poner en paralelo bondad de María con los encantos de Rebeca o los atractivos de Raquel, la figura de Esther o el noble caminar de Judith? Ciertamente no; hay que convenir que María, por su calidad de Madre de Dios las supera en gracias, en belleza y en perfecciones. Es lo que la Iglesia reconoce cuando, considerando la augusta calidad de Madre de Dios en María, declara que no sabe qué expresiones emplear para publicar todas sus alabanzas.



Mater admirabilis

Madre admirable.  Las grandezas de María están por encima de todo lo que podamos concebir; nos hacen convenir que ella es lo más admirable que hay en la creación. Igualmente se le puede aplicar en verdad las palabras del profeta Isaías que dijo de Jesucristo: Su nombre será llamado admirable; porque, considerando que ella fue el fruto milagroso de una madre estéril que concibió del Espíritu Santo y que se convirtió en Madre de Dios ¿no se impone declarar que todo es admirable en María?

Ejemplo

Roma expresa a María un reconocimiento que el tiempo no puede debilitar y la Madre de misericordia favorece con milagros a su ciudad bienamada. En 1842, un pobre mendigo, reumático de las dos piernas, conocido por la ciudad entera, iba regularmente a pedir su curación delante de la Madonna del palacio Cenci. Cansado de no conseguir nada, dijo un día a su divina Madre, en un lenguaje familiar a la piedad italiana: Hace tiempo que vengo y no he sido curado; pues bien, ésta es la última vez que vengo. Toma mis muletas, ya no quiero servirme de ellas, y me quedo aquí, a menos que me devuelvas las piernas. La oración de la piedad penetró el cielo. El enfermo fue curado, y no cabía en sí de gozo. La multitud que lo rodeaba grita, llora, canta, la felicidad era general. La Madonna fue magníficamente iluminada durante tres días y tres noches; las orquestas se sucedieron para celebrar las alabanzas de aquella a la que no se invoca en vano

El poder de María delante de su divino Hijo es admirable, todos podemos pedirlo.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

OBRAS DE MISERICORDIA


Obras de misericordia



En todo momento y en cualquier circunstancia de la vida estoy en condiciones de amar e imitar a Cristo, el incondicional servidor del Padre y de los hombres. El modelo humano que me ofrece Jesús, y que él realizó plenamente, es el de servidor humilde de quien necesita ayuda. “El Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir”. Lee este mensaje mariano.

“¡Queridos hijos! Hoy los invito a hacer obras de misericordia con amor y por amor a mí y a sus hermanos y hermanas que también son mis hijos. Queridos hijos, todo lo que hagan por los demás háganlo con gran gozo y humildad ante Dios. Yo estoy con ustedes y día a día ofrezco sus sacrificios y oraciones a Dios por la salvación del mundo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Ayudar y servir son dos expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los demás. De este olvido de mí mismo, surgirá como por magia, mi propia felicidad y alegría, mi auténtica realización. “Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi  que la vida era servicio. Y, en el servicio, encontré la alegría” (Tagore). ¡Siempre listo para servir! 


* Enviado por el P. Natalio

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO FRENTE AL SANTÍSIMO


Oración al Espíritu Santo frente al Santísimo
Es el Espíritu Santo a quien tenemos que llamar y pedirle que siempre nos acompañe e ilumine en nuestro diario caminar.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Es jueves, Señor, y estoy frente a ti...

Voy a empezar este diálogo con una invocación al Espíritu Santo:

"Oh, Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo. Inspírame ser siempre razonable en mi pensar, acertar lo que voy a decir, cuando me convienen hablar y cuando me conviene callar, ilumíname para escribir, impúlsame para actuar, que tengo que hacer para saber perdonar procurando tu mayor gloria y bien de las alma y mi propia santificación. ¡Espíritu Santo ilumina mi entendimiento y fortalece mi voluntad!. Amén"

Yo se que esta oración te agrada porque cuando te llegó el momento de partir hacia el Padre, tu corazón de hombre supo de la pena, de lo que es una despedida... Dejabas a tu Madre que tanto amabas....la dejaste al cuidado y protección de Juan, pero...."la dejabas".... a tus queridos amigos, a las personas que te seguían fieles y que tanto estimabas.

Por eso nuestra fe, nuestra religión es única y verdadera por ser revelada cuando dijiste: - "Si me amais guardareis mis mandamientos y yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito (abogado y consejero) para que esté con vosotros para siempre. Espíritu de verdad a quién el mundo no puede recibir porque no lo ve ni le conoce. Pero vosotros le conoceis porque mora en vosotros y en vosotros está". Juan 14, 15-17.

Tu, Jesús, nos enseñaste esta gran verdad... ¡y qué poco pensamos en ella !

El Espíritu Santo que es el Espíritu de Dios, no tiene otro deseo que el que le llamemos, ¡ven Espíritu Santo! para venir en nuestra ayuda en medio de nuestras tristezas y desolaciones...

¡Qué poca fe, Señor, perdónanos!

El es una fuente de gracias y de inspiraciones para llevarnos a obrar, en todos los momentos de nuestra vida con la seguridad de poder acertar en el seguimiento de la voluntad de Dios. Es la Tercera persona de la Santísima Trinidad. Es Dios de la misma sustancia divina que el Padre y el Hijo pero al mismo tiempo una Persona distinta de las otras dos, pero solo hay un Dios.

Y ese Dios-Padre por nadie fue hecho ni creado ni engendrado. El Hijo fue engendrado y se hizo hombre y es Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo porque es el AMOR de ambos.

Y ese AMOR y ese ESPIRITU lleno de Dios es al que tenemos que llamar y pedirle que siempre nos acompañe e ilumine en nuestro diario caminar. En este diario vivir que siempre nos salen al paso diferentes alternativas y decisiones y muchas veces son tan importantes que dudamos ante ¿dónde estará lo correcto?.

Oremos.
Vivamos esta gran maravilla de Dios que desea que nos acompañe el GRAN CONSOLADOR.

Salimos y dejamos tu sacramental presencia en el Sagrario reconfortados por esta reflexión de hoy donde has puesto en nuestro corazón la fortaleza y la paz de ese tu Gran Espíritu.

¡Gracias, Jesús !