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sábado, 23 de abril de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 23 DE ABRIL 2016


Todo lo que pidan en mi nombre, yo lo haré
Pascua


Juan 14, 7-14. Pascua. La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. 


Por: Miguel Ángel Andrés | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan 14, 7-14
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. 

Oración introductoria
Dios Padre, te pido por intercesión de tu Hijo Jesucristo, que me des la sabiduría y la fortaleza para dejar que el Espíritu Santo actúe en mí, para que esta oración sea un diálogo personal con tu Hijo Jesucristo, que me quiere decir lo mucho que me amas.

Petición
Señor, aumenta mi fe para vivir siempre como hijo tuyo.

Meditación del Papa Francisco
Y cuando uno de los discípulos de Jesús le preguntó: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”, el Maestro respondió: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”. La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. Basta «tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él. Todos somos pecadores, necesitados de ser purificados por el Señor. Pero basta dar un pequeño paso hacia Jesús para descubrir que Él nos espera siempre con los brazos abiertos, sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación, ocasión privilegiada para encontrar la misericordia divina que purifica y recrea nuestros corazones.
Sí, queridos jóvenes, el Señor quiere encontrarse con nosotros, quiere dejarnos "ver" su rostro. Me preguntarán: "Pero, ¿cómo?". También Santa Teresa de Ávila, desde pequeña decía a sus padres: “Quiero ver a Dios”. Después descubrió el camino de la oración, que describió como “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Por eso, les pregunto: ¿rezan? ¿Saben que pueden hablar con Jesús, con el Padre, con el Espíritu Santo, como se habla con un amigo? Y no un amigo cualquiera, sino el mejor amigo, el amigo de más confianza. Prueben a hacerlo, con sencillez. Descubrirán lo que un campesino de Ars decía a su santo Cura: Cuando estoy rezando ante el Sagrario, “yo le miro y Él me mira”.(S.S. Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2015).
La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. Basta «tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él » (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 3).Todos somos pecadores, necesitados de ser purificados por el Señor. Pero basta dar un pequeño paso hacia Jesús para descubrir que Él nos espera siempre con los brazos abiertos, sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación, ocasión privilegiada para encontrar la misericordia divina que purifica y recrea nuestros corazones. (Homilía de S.S. Francisco, 17 de febrero de 2015).
Reflexión
"La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre" (Gaudium et Spes 1) El Santo Padre describe al cristiano como un hombre que camina hacia la casa del Padre. Esta meta es la que explica y rige todo su obrar.

¡Queremos ver al Padre! Con esas palabras el cristiano recorre la vida como un verdadero hijo de Dios, como hombre resucitado. De ahí nace un caminar alegre y lleno de esperanza. Bajo ese deseo los mártires pudieron soportar los más atroces tormentos. Y está claro el porqué, pues no es sólo un deseo humano noble y bueno, sino una ayuda continua del Espíritu Santo. Como dicen algunos cantos, él es la mano de Dios que cura al hijo enfermo cuando éste lo necesita, consuela al afligido, fortalece al débil y cuida al que ya avanza por la vía que conduce al cielo.

Cristo, con su muerte y resurrección, nos ha donado y asegurado esta esperanza y esta asistencia. No divaguemos más en nuestro caminar. Vayamos a la oración y pidamos al Padre que nos permita vivir con el deseo de llegar a Él al final de la vida, amparados por su misericordia y guiados por su Espíritu de Amor.

Propósito
Orar para pedir la gracia de demostrar mi gratitud a Dios por su infinito amor,

Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, porque no sólo me has hecho miembro de tu familia, sino que me permites tener una relación íntima con Jesucristo. La transformación de mi vida, en clave del amor, nunca la podré lograr sin tu gracia, sin la acción del Espíritu Santo en mi vida, por eso hoy te quiero ofrecer el propósito de orar, de orar mucho, para ser dócil a tu gracia.

UN DÍA DE ACCIÓN



Un día de acción



“Saluda con gozo y agradecimiento el don inapreciable de este nuevo día. Trata con ternura cada hora porque no retornará jamás. Elude con empeño todo aquello que mata el tiempo. No escuches a labios ociosos, ni te quedes donde hay manos inactivas” (Mandino). Valiosos consejos para no ser presa de la holgazanería que frustra tus propósitos y aleja tus mejores metas.

Ningún trabajo es insignificante, ninguna tarea es despreciable, cualquier ocupación merece que pongamos todas nuestras fuerzas y nuestra creatividad en ella, como lo hizo Jesús en Nazaret, gastando en ello casi toda su juventud. Nuestro trabajo puede ser vivido con una gran profundidad espiritual si lo realizamos a la luz del trabajo de Jesús en su vida oculta (P. Víctor Fernández).

El trabajo honrado y responsable nos libera del aburrimiento, de entregarnos a los vicios, y nos proporciona los recursos para remediar nuestras necesidades fundamentales. Es una bendición de Dios. Trabaja con gusto y acabarás sintiendo gusto por el trabajo. “El que no quiera trabajar, que no coma”, escribió san Pablo a los de Tesalónica. Que tengas un día de acción.


* Enviado por el P. Natalio

QUERIDA Y RESPETABLE SEÑORA


Querida y respetable Señora....
Estoy escribiendo a la mujer más maravillosa del mundo. Y esto me hace temblar de regocijo, amor y respeto


Por: P. Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net 




Querida y respetable señora, queridísima madre:

Sé que estoy escribiendo a la mujer más maravillosa del mundo. Y esto me hace temblar de regocijo, de amor y de respeto. Cuántas mujeres en el mundo, queriendo parecerse a ti, llevan con orgullo santo el dulce nombre de María. Cuantas iglesias dedicadas a tu nombre.

Tú eres toda amor, amor total a Dios y amor misericordiosísimo a los hombres, tus pobres hijos. Eres el lado misericordioso y tierno del amor de Dios a los hombres, como si tu fueses la especie sacramental a través de la cual Dios se revela y se da como ternura, amor y misericordia.

Estoy escribiendo una carta a la Madre de Dios: Esa es tu grandeza incomparable.
Eres la gota de rocío que engendra a la nube de la que Tú procedes. Me mereces un respeto total, al considerar que la sangre que tu hijo derramará en el Calvario será la sangre de una mártir, será tu propia sangre; porque Dios, tu hijo, lleva en sus venas tu sangre, María.

Pero el respeto que me mereces como Madre de Dios se transforma en ímpetu de amor, al saber que eres mi madre desde Belén, desde el Calvario, y para siempre, y por eso después de Dios me quieres como nadie. Yo sé que todos los amores juntos de la tierra no igualan al que Tú tienes por mí. Si esto es verdad, no puedo resistir la alegría tremenda que siento dentro de mi corazón.

Pero ese amor es algo muy especial, porque soy otro Jesús en el mundo, alter Christus.
Tú lo supiste esto antes que ningún teólogo, desde el principio de la redención.
No puedo creer que me mires con mucho respeto. Para ti un sacerdote es algo sagrado.

Agradezco a tu Hijo, al Niño aquél, maravilla del mundo, que todavía contemplo reclinado en tus brazos, su sonrisa, su caricia y su abrazo que quedaron impresos a fuego en mi corazón para siempre.

Oh bendito Niño que nos vino a salvar.
Oh bendita Madre que nos lo trajiste.

Contigo nos han venido todas las gracias,
por voluntad de ese Niño.

Todo lo bueno y hermoso que me ha hecho,
me hace y me hará feliz, tendrá que ver contigo.

Por eso te llamamos con uno de los nombres más entrañables: Causa de nuestra alegría.

He sabido que tu Hijo dijo un día: "Alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en el cielo" Sí. Escritos en el cielo por tu mano, Madre amorosísima. Cuando dijiste sí a Dios, escribiste nuestros nombres en la lista de los redimidos. Y esta alegría nos acompaña siempre, porque Tú también como Jesús estás y estarás con nosotros todos los días de nuestra vida.

¡Qué hermosa es la vida contigo, junto a ti, escuchándote, contemplando tus ojos dulcísimos y tu sonrisa infinita. También como a Dios, yo te quiero con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas.

Sigo escribiendo mi carta a la que es puerta del cielo. ¡Cómo he soñado desde aquel día,
en que experimenté el cielo en aquella cueva, en vivir eternamente en ese paraíso! Junto a Dios y junto a ti, porque eso es el cielo. La puerta de la felicidad eterna, sin fin, tiene una llave que se llama María. Cuanto anhelo ese momento en que tu mano purísima me abra esa puerta del cielo eterno y feliz.

Oh Madre amantísima, eres digna de todo mi amor, por lo buena que eres, por lo santa, santísima que eres, la Inmaculada, la llena de gracia, por ser mi Madre, por lo que te debo: una deuda infinita, porque, después de Dios, nadie me quiere tanto, por tu encantadora sencillez.

Yo sé, Madre mía, que, después de ver a Dios, el éxtasis más sublime del cielo será mirarte a los ojos y escuchar que me dices: Hijo mío, Y sorprenderme a mí mismo diciendo: Madre bendita, te quiero por toda la eternidad.

Oh Virgen clementísima, Madre del hijo pródigo. -Yo soy el hijo pródigo de la parábola de tu hijo- que aprendiste de Jesús el inefable oficio de curar heridas, consolar las penas, enjugar las lágrimas, suavizar todo, perdonar todo. Perdóname todo y para siempre, oh Madre.

Bellísima reina, Madre del amor hermoso, toda hermosa eres, María. Eres la delicia de Dios, eres la flor más bella que ha producido la tierra. Tu nombre es dulzura, es miel de colmena. Dios te hizo en molde de diamantes y rubíes Y después de crearte, rompió el molde. Le saliste hermosísima, adornada de todas las virtudes, con sonrisa celestial... Y cuando Él moría en la cruz, nos la regaló. Por eso, Tú eres toda de Jesús por derecho. y toda de nosotros por regalo.

Todo tuyo y para siempre,

EL CHEQUE


El cheque



Un hombre de negocios estaba lleno de deudas y no encontraba ninguna salida para su situación. Sus acreedores estaban sobre él, el teléfono no paraba de sonar con demandas de pago que no podía hacer.

Un día fue al parque y se sentó sobre un banco preguntándose si valía la pena vivir así, o si lo que debía hacer era darse por vencido y declararse en bancarrota. Fue entonces cuando un anciano con cara amigable se acercó caminando hasta donde él estaba y le dijo: “¿Te sucede algo, verdad?”

El hombre de negocios, en su desesperación, le contó todos sus problemas. “Creo que puedo ayudarte”, dijo el anciano y buscó en sus bolsillos y sacó la chequera. Le peguntó al hombre cómo se llamaba y extendió un cheque que puso en su mano. “Toma el dinero y encuéntrame aquí en un año a partir de hoy para regresármelo”. Dicho esto se dio vuelta y desapareció tan rápido como había llegado.

El hombre de negocios vio en sus manos un cheque por 1.000.000 de dólares firmado por John D. Rockefeller, quien era por entonces uno de los hombres más ricos del mundo. “Mis problemas se terminaron” lloró el hombre. “Ahora puedo pagar mis deudas”.

Se mantuvo diciéndose a sí mismo que debería usar el cheque, pero en lugar de eso, decidió guardarlo en un lugar seguro y tratar de resolver sus problemas económicos por su propia cuenta. El hecho de saber que podría usar el cheque en cualquier momento, le daba una  gran determinación para encontrar una forma de salvar su negocio. Con un optimismo renovado, el ejecutivo negoció sus tratos de una mejor manera y extendió los términos de pago. Además cerró varias ventas grandes.

Después de algunos meses, se encontraba libre de deudas y haciendo dinero nuevamente…

Exactamente un año después, él volvió al parque con el cheque intacto. A la hora acordada, el anciano apareció. Pero justo cuando el ejecutivo estaba a punto de entregarle el cheque en su mano y contarle su exitosa historia del último año, una enfermera llegó corriendo para agarrar al anciano.

“Estoy tan contenta de encontrarlo” dijo ella. “Espero que no lo haya molestado. Él siempre se escapa de la casa de reposo y le dice a la gente que es John D. Rockefeller” y se lo llevó con ella de regreso al hogar de ancianos.

El sorprendido ejecutivo se quedó allí totalmente sorprendido y aturdido. Durante un año había estado negociando, comprando y vendiendo, convencido de que tenía un millón de dólares detrás de él. De repente comprendió que no había sido el dinero, real o imaginario, lo que había cambiado su vida. Fue su recién descubierta autoconfianza lo que le dio el poder de lograr lo que no había hecho antes.

RECUERDA: Algunas veces la mejor respuesta está dentro de ti, si tan solo encuentras el sentido de la confianza en ti mismo.

PAPA FRANCISCO SORPRENDE Y CONFIESA A 16 ADOLESCENTES EN PLAZA SAN PEDRO












Papa Francisco sorprende y confiesa a 16 adolescentes en Plaza San Pedro - 23 abril 2016
Por Alvaro de Juana



 (ACI).- El Papa Francisco ha sorprendido esta mañana al confesar en la Plaza de San Pedro a algunos adolescentes que participan desde hoy y hasta el próximo lunes del Jubileo de los Adolescentes con motivo del Año de la Misericordia.

Más de 60.000 adolescentes llenan estos días Roma para asistir a diversos eventos. Hoy comenzaron la jornada con una peregrinación a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, desde el Castillo de San Angelo, atravesando la Via della Conciliazione para llegar a la Plaza de San Pedro.


Allí, la famosa y monumental columnata se transformó en un improvisado confesionario en el que los adolescentes podrán acudir al sacramento de la penitencia gracias a 150 sacerdotes que se alternarán a lo largo del día y de la tarde.


Francisco apareció en la Plaza de San Pedro ante la sorpresa de los miles de adolescentes y turistas que en ese momento se encontraban allí.

El Papa se sentó en una de las sillas dispuestas para que los sacerdotes confesaran y administró el Sacramento de la Reconciliación a 16 adolescentes entre las 11:30 y las 12:45 hora local. Estuvo acompañado de cerca por el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, además de por importantes medidas de seguridad.


Los miles de adolescentes no dudaron en inmortalizar el momento con sus smartphones, tablets y cámaras de fotos.

Esta tarde continuarán la jornada en el Estadio Olímpico de Roma, donde tendrá lugar una gran fiesta con música y testimonios. Algunos grupos provenientes de distintas diócesis contarán su experiencia y compromiso en la pastoral juvenil. Mañana participarán a las 10:30 hora local en la Santa Misa presidida por el Pontífice en la Plaza de San Pedro.

CRECER MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE, JUBILEO DE LOS JÓVENES - ROMA


Crecer misericordiosos como el Padre
Jubileo de los jóvenes

60.000 adolescentes se dan cita en Roma para participar en el Jubileo de los chicos y las chicas


Por: Oficina de Prensa de la Santa Sede | Fuente: http://press.vatican.va 




Vaticano, 22 de abril de 2016

Más de 60.000 adolescentes de todo el mundo acudirán a Roma del 23 al 25 de abril para participar en el Jubileo de los chicos y las chicas, cuyo lema es “Crecer misericordiosos como el Padre”. Serán tres días de oración, confesión y peregrinación a la Puerta Santa pero también de fiesta y compartición en el Año de la Misericordia, según informa el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización que facilita también el link al que se puede acceder para prepararse al evento http://www.gmg2016.it/giubileo-dei-ragazzi/sussidio/ .

El sábado, 23, la jornada se abrirá con la peregrinación a la Puerta Santa que comenzará con la procesión de los jóvenes desde Castel Sant'Angelo a lo largo de la Vía della Conciliazione para llegar a la Plaza de San Pedro. La columnata de Bernini se transformará entonces en el “abrazo” del Padre que los adolescentes podrán experimentar gracias a los más de 150 sacerdotes que, en diversas lenguas, se alternarán ininterrumpidamente desde las 9.30 a las 17.30 para administrar el Sacramento de la Reconciliación.

Por la tarde, al final del recorrido jubilar dentro de la basílica que concluirá con la profesión de fe sobre la tumba de Pedro, los chicos y chicas se desplazarán al Estadio Olímpico donde se ha organizado una fiesta a la enseña de la música y los testimonios que se abrirá a las 20.30 y en la que participan personalidades del mundo del cine, del deporte y de la astronomía.

El domingo, 24 de abril, la santa misa presidida por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, representará el fulcro de este gran evento jubilar. La jornada proseguirá con la visita a las tiendas de la Misericordia montadas con motivo de esta peregrinación en siete plazas del centro histórico de Roma (San Silvestre, Plaza de España, San Salvador in Lauro, Santa María en Trastevere, Santa María en Vallicella-Iglesia Nueva, Plaza Pía en Castel Sant'Angelo y la zona de la terraza del Pincio) en las que, desde el sábado al lunes, se narrarán a los peregrinos y a los ciudadanos de Roma testimonios de obras de misericordia espiritual y corporal.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: SÁBADO 23 DE ABRIL 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 
Abril 23



Tú te fías de todos y, con no poca frecuencia, te ves desilusionado; otros no se fían de nadie y viven en un continuó sobresalto; habrá que buscar un justo equilibrio.

El equilibrio consistirá en confiar en aquellos que han merecido tu confianza, de quienes estás moralmente seguro de que no recibirás una infidelidad.

Pero mira que los demás también observarán contigo esta misma norma: se confiarán en tí, siempre y cuando tú merezcas que ellos se fíen de tí, depositen en tí su confianza; esa confianza hay que saberla ganar y conservar.

Perder la confianza de los demás puede llegar a constituir para tí una verdadera crisis; perder la confianza que tienes en los otros puede producirte no pocos sinsabores; tú recogerás lo que siembres, te darán lo que des, recibirás lo que merezcas.

Y si, en algún caso, no eres correspondido, siempre te quedará la satisfacción de haber sido como debías ser.

Antes que en nadie, debemos poner nuestra confianza en el Señor, pues sabemos que Él nunca nos va a fallar. “Acerquémonos confiadamente al trono de gracia a fin de alcanzar misericordia y encontrar la gracia de un auxilio oportuno” (Heb 4,16)


* P. Alfonso Milagro