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sábado, 16 de abril de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 16 DE ABRIL DEL 2016



¿También ustedes quieren marcharse?
Pascua


Juan 6, 60-69. Pascua. La felicidad que Cristo nos ofrece es tan luminosa y clara que mucha gente no la ve. 


Por: José Noé Patiño | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan 6, 60-69
En aquel tiempo muchos discípulos de Jesús al oírle, dijeron: Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo? Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?... El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios. 

Oración introductoria
Dios mío, no quiero ser de los que traicionan, porque ¿a quién iría? Sólo Tú me puedes dar la luz y fuerza que necesito para dejar mi autosuficiencia y mi egoísmo. Creo, espero y te amo, permite que pueda tener un encuentro contigo en esta oración.

Petición
Dios mío, no permitas que las preocupaciones del mundo me distraigan en mi oración.

Meditación del Papa Francisco
A veces, se escucha sobre la santa misa esta objeción: “¿Para qué sirve la misa? Yo voy a la iglesia cuando me apetece, y rezo mejor en soledad”. Pero la eucaristía no es una oración privada o una bonita experiencia espiritual, no es una simple conmemoración de lo que Jesús hizo en la Última Cena. Nosotros decimos, para entender bien, que la eucaristía es “memorial”, o sea, un gesto que actualiza y hace presente el evento de la muerte y resurrección de Jesús: el pan es realmente su Cuerpo donado por nosotros, el vino es realmente su Sangre derramada por nosotros.
La eucaristía es Jesús mismo que se dona por entero a nosotros. Nutrirnos de Él y vivir en Él mediante la Comunión eucarística, si lo hacemos con fe, transforma nuestra vida, la transforma en un don a Dios y a los hermanos. (Ángelus de S.S. Francisco, 16 de agosto de 2015).
Reflexión
Hay que desconfiar de los que venden la felicidad a bajo precio, como sospechamos cuando en el mercado nos brindan la fruta o el pescado casi regalados, seguros de que están podridos o rancios. Ninguna felicidad verdadera es barata.

La felicidad que Cristo nos ofrece es tan luminosa y clara que mucha gente no la ve. Muchos la confunden con estrellas del antojo e ilusiones superficiales y endebles. Pero, claro, cuando a veces esta felicidad verdadera se oculta, se acobardan, se alejan, se amedrentan y como muchos de los discípulos no admiten y ven como inadmisibles las palabras de Jesús.
¿Por qué? Porque eran unos discípulos que buscaban la felicidad barata de los milagros, de los panes y peces gratis, que buscaban y estaban con Jesús mientras no se presentaba ninguna cuesta arriba.

Todas las aventuras con Cristo son calvarios, cuestan. Pero el que se embarque con Él será verdaderamente feliz aunque no vivirá despreocupado y comodón. Habrá cosas que ignorará y no comprenderá, pero quien persevera hasta el final se salvará. Será verdadera y eternamente feliz.

Propósito
Delicadeza y alegría para darle todo a Dios, y dárselo en el amor.

Diálogo con Cristo
Jesús mío, quiero seguirte día a día y servirte en los demás. No quiero marcharme ni quedarme atrás, quiero caminar al paso que necesita la Iglesia. Cumplir con mis deberes de estado y con mi apostolado de extender tu Reino por medio de la caridad. Por eso te doy gracias por este momento de oración que puede transformar mis deseos en una hermosa realidad.

LECTURAS BÍBLICAS DEL 4° DOMINGO DE PASCUA, DOMINGO 17 DE ABRIL 2016


4º Domingo de Pascua – Ciclo C
Domingo 17 de Abril de 2016

“El buen Pastor llevará a sus ovejas hasta el cielo“


 

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,14.43-52):

En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquia de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra.”»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios    

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Salmo
Salmo Responsorial: 99,2.3.5

R/. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo, y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.

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Segunda lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (7,9.14b-17):

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y uno de los ancianos me dijo: «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugara las lágrimas de sus ojos.

Palabra de Dios


Lectura del Santo Evangelio según san Juan (10,27–30)

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

Palabra del Señor

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Jn, 10,27–30

ESCUCHAR SU VOZ Y SEGUIR SUS PASOS

La escena es tensa y conflictiva. Jesús está paseando dentro del recinto del templo. De pronto, un grupo de judíos lo rodea acosándolo con aire amenazador. Jesús no se intimida, sino que les reprocha abiertamente su falta de fe: «Vosotros no creéis porque no sois ovejas mías». El evangelista dice que, al terminar de hablar, los judíos tomaron piedras para apedrearlo.

Para probar que no son ovejas suyas, Jesús se atreve a explicarles qué significa ser de los suyos. Solo subraya dos rasgos, los más esenciales e imprescindibles: «Mis ovejas escuchan mi voz… y me siguen». Después de veinte siglos, los cristianos necesitamos recordar de nuevo que lo esencial para ser la Iglesia de Jesús es escuchar su voz y seguir sus pasos.

Lo primero es despertar la capacidad de escuchar a Jesús. Desarrollar mucho más en nuestras comunidades esa sensibilidad, que está viva en muchos cristianos sencillos que saben captar la Palabra que viene de Jesús en toda su frescura y sintonizar con su Buena Noticia de Dios. Juan XXIII dijo en una ocasión que «la Iglesia es como una vieja fuente de pueblo de cuyo grifo ha de correr siempre agua fresca». En esta Iglesia vieja de veinte siglos hemos de hacer correr el agua fresca de Jesús.

Si no queremos que nuestra fe se vaya diluyendo progresivamente en formas decadentes de religiosidad superficial, en medio de una sociedad que invade nuestras conciencias con mensajes, consignas, imágenes, comunicados y reclamos de todo género, hemos de aprender a poner en el centro de nuestras comunidades la Palabra viva, concreta e inconfundible de Jesús, nuestro único Señor.

Pero no basta escuchar su voz. Es necesario seguir a Jesús. Ha llegado el momento de decidirnos entre contentarnos con una «religión burguesa» que tranquiliza las conciencias pero ahoga nuestra alegría, o aprender a vivir la fe cristiana como una aventura apasionante de seguir a Jesús.

La aventura consiste en creer lo que él creyó, dar importancia a lo que él dio, defender la causa del ser humano como él la defendió, acercarnos a los indefensos y desvalidos como él se acercó, ser libres para hacer el bien como él, confiar en el Padre como él confió y enfrentarnos a la vida y a la muerte con la esperanza con que él se enfrentó.

Si quienes viven perdidos, solos o desorientados pueden encontrar en la comunidad cristiana un lugar donde se aprende a vivir juntos de manera más digna, solidaria y liberada siguiendo a Jesús, la Iglesia estará ofreciendo a la sociedad uno de sus mejores servicios.

SANA MIS TENSIONES


Sana mis tensiones


Defiende y cultiva la paz en tu corazón, porque es el clima indispensable para crecer en plenitud en todas las dimensiones de tu vida. Vigila cuanto entra en tu corazón para que no se infiltre en él el polvo de la ansiedad, el ácido de la irritación, o el veneno del odio. Gozar de la paz profunda del alma merece estar en permanente alerta. 


Señor, derrama en mí tu vida intensa y armoniosa, para que no me resista al cansancio, al desgaste, a los cambios, y para que no busque falsas seguridades. Enséñame a aceptar con serenidad y fortaleza los límites variados de cada día y las cosas imprevistas. Libérame de toda resistencia interior contra la realidad. Aplaca mi interior inquieto, cura mis nerviosismos y tensiones, para que enfrente con calma y seguridad interior todo lo que me suceda. Destruye toda desconfianza, porque deseo descansar en tu presencia, entregarme en tus brazos, sin pretender escapar de tu mirada de amor. Vive conmigo, Señor, enfrenta conmigo las dificultades. Contigo todo terminará bien. Amén.

En los momentos críticos aprende a conservar la calma, de modo que tus decisiones sean justas y sabias. En lugar de exasperarte y dejarte dominar por la ira, cállate porque el silencio aquieta. Respira profundamente y ora. El Señor te bendiga con su paz.


Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO LLEGÓ A GRECIA PARA ENCONTRARSE CON REFUGIADOS


El Papa Francisco llegó a Grecia para encontrarse con refugiados


 (ACI).- El Papa Francisco llegó hoy, alrededor de las 10:20 a.m. (hora local) a la isla griega de Lesbos, a donde llegan diariamente cientos de refugiados que huyen de la violencia en Medio Oriente.

En su 13º viaje fuera de Italia, el Santo Padre estará acompañado del Patriarca Ecuménico de Constantinopla (Turquía), Bartolomé I, y del Arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo II.

El viaje, explicó recientemente el vocero del Vaticano, P. Federico Lombardi, tiene un propósito humanitario y ecuménico.

El primer evento programado para el Papa en la isla de Lesbos es la ceremonia de bienvenida, en que será recibido por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y por Mons. Fragkiskos Papamanolis, presidente de la Conferencia Episcopal Griega.

Instantes después, el Santo Padre se reunirá brevemente en privado, dentro de las instalaciones del aeropuerto de Lesbos, con el primer ministro griego.

Al salir del aeropuerto, Francisco se dirigirá al campo de Moria, donde se albergan alrededor de 2 mil 500 refugiados.

Al mediodía, el Arzobispo Jerónimo II, el Patriarca Bartolomé I y Francisco pronunciarán un discurso en el patio dedicado al registro de los refugiados y firmarán una declaración conjunta.

Luego los tres líderes religiosos almorzarán con algunos de los refugiados.

Durante la tarde, el Papa se encontrará con la población y la comunidad católica de la isla, en el puesto de la Guardia Costera.

Allí se realizará un acto de conmemoración por las víctimas de la migración y el Papa pronunciará su segundo discurso de la jornada.

Tras realizar oraciones por las víctimas de las migraciones, el Papa retornará al aeropuerto y sostendrá encuentros privados con el Arzobispo de Atenas, el Patriarca Ecuménico y el primer ministro de Grecia.

Alrededor de las 3:30 p.m. el Santo Padre emprenderá su viaje de regreso a Roma, a donde llegará una hora después.

ACEPTA LA REALIDAD


Acepta la realidad



Un signo de madurez es aceptar la realidad y poseer suficiente solidez y equilibrio para vivirla. La persona madura es objetiva: sabe valorarse a sí mismo sin dejar de valorar a los demás. Es capaz de tomar una decisión y sostenerla. Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar. Ejercítate en la sabiduría de “poner siempre los pies sobre la tierra”.

Un profesor de química al mismo tiempo que hacía experimentos solía dejar enseñanzas inolvidables. Una vez que tenía en la mano una botella de leche, la dejó caer en la batea del agua. Quedaron los vidrios y toda la leche se escurrió por el desagüe. “La leche está perdida, dijo. No podemos rescatarla más. Seamos más cuidadosos y no lloremos nunca por la leche derramada”.

Confía en el Señor y vigila tu mente para que no echen raíces ideas o emociones funestas que pueden dañarte y trabar las fuerzas de tu espíritu. Por una parte, mantén la vigilancia y, por otra, fortalece con la meditación los valores perdurables del amor, la paciencia, la serenidad y la alegría profunda. Que el Señor te bendiga y proteja en este crecimiento.


Enviado por el P. Natalio

ORACIÓN A SANTA BERNARDITA DE LOURDES



ORACIÓN A SANTA BERNARDITA DE LOURDES


¡Oh bienaventurada Bernardita! Acuérdate que la Virgen te dijo en la Gruta: "Ruega por los pecadores", para que se conviertan y hagan penitencia. Ruega por mí, pecador, para que Dios perdone mis pecados. Ruega por mí a María Inmaculada, pues confío en que te concederá cuanto la pidas, porque fuiste su confidente en la Gruta de Lourdes. Así como Ella te prometió "hacerte feliz en el otro mundo", te concederá que hagas felices a los que devotamente acudan a ti. A ti, pues, acudo humildemente, suplicándote no me dejes ni me abandones hasta verme contigo en el cielo. Amén.


HOY SE CELEBRA A SANTA BERNARDETTE SOUBIRUS, LA VIDENTE DE LA VIRGEN DE LOURDES, 16 DE ABRIL



Hoy se celebra a Santa Bernardette Soubirus, la vidente de la Virgen de Lourdes
Por Abel Camasca



(ACI).- “Sí, Madre querida, tú te has abajado hasta la tierra para aparecerte a una débil niña… Tú, reina del cielo y la tierra, has querido servirte de lo que había de más humilde según el mundo", dijo en una ocasión Santa Bernardette Soubirus, la vidente de la Virgen de Lourdes y cuya fiesta se celebra cada 16 de abril.

Santa Bernardette nació el 7 de enero de 1844 en Lourdes (Francia). Al bautizarla le pusieron como nombre Marie-Bernard, pero solían llamarla por el diminutivo de “Bernardette”. Su familia padeció la más absoluta pobreza.

Bernardette quedó a cargo de su nodriza quien la envió al pastoreo de ovejas, pero esto le dificultaba prepararse para recibir la Primera Comunión. Era la única niña de casi 14 años que no había recibido la Eucaristía. Como era muy buena pastora la obligaban a cuidar más tiempo las ovejas.

Más adelante pidió a sus padres retornar a casa porque quería recibir la Primera Comunión y sus padres aceptaron. Con este deseo es que se le aparece la Virgen de Lourdes, que se llamó a sí misma "la Inmaculada Concepción".


Después de las apariciones, la humilde joven se mantuvo sencilla y modesta, sin buscar el bullicio ni la popularidad. Hizo su Primera Comunión el 3 de junio de 1858, día del Corpus Christi de ese año.

Recibió incomprensiones, burlas y casi siempre estaba enferma. Sufría de vómitos de sangre, asma crónica, tuberculosis, aneurisma, gastralgia, caries en los huesos, abscesos en los oídos y tumor de una rodilla.

La Virgen le había dicho a Santa Bernardette: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo”.

En 1860 las Hermanas de la Caridad de Nevers, que servían en la escuela y el hospital, le ofrecieron asilo titular. Allí le asignaron una hermana para que le enseñe a leer y escribir. Al crecer, Bernardette también pasó por momentos de vanidad, buscando estar arreglada para lucir bien, pero esas cosas pasaron rápido en ella y no dañaron su sencillez de corazón.

Más adelante decidió abrazar la vida religiosa y pidió ser aceptada a la Madre Superiora del Hospicio. A los 22 años va por última vez a la amada gruta para despedirse, antes de ingresar al noviciado.

Su salud decayó gravemente y la madre Superiora quiso darle el consuelo de que pronuncie los votos. Durante la ceremonia, ella hizo gestos de consentimiento ya que no podía hablar y le dieron el velo de profesa. A la mañana siguiente despertó feliz y la Madre Superiora le dijo que le quitaría el velo y ella aceptó humildemente.

El 30 de octubre de 1867 hizo sus votos temporales a los 23 años y en 1878 emitió los perpetuos. Después su salud empeoró y retornó a la enfermería. Allí padeció enormemente, superó la tentación de pensar que no podía ser salvada, no se dejó vencer y se mantuvo serena.

Padeció durante la Semana Santa de 1879. El 16 de abril pidió a las religiosas que rezaran el Rosario. Al terminar un Avemaría, su rostro dibujó una sonrisa como si viera de nuevo a la Virgen de la gruta y partió a la Casa del Padre a las 3:15 pm.

“Santa María, Madre de Dios, ruega por mí pobre pecadora… pecadora”, fueron sus últimas palabras. Su cuerpo se mantiene incorrupto en su capilla en Nevers, con la apariencia de estar dormida.