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domingo, 10 de enero de 2016

PAPA FRANCISCO BAUTIZA A 26 NIÑOS Y PIDE A LOS PADRES: HAGAN LO POSIBLE PARA QUE NO PIERDAN LA FE


El Papa bautiza 26 niños y pide a los padres: Hagan lo posible para que no pierdan la fe
Por Alvaro de Juana


 (ACI).- El Papa Francisco celebró esta mañana en la Capilla Sixtina de los Museos Vaticanos la celebración del Bautismo del Señor con una Misa en la que impartió el Sacramento del Bautismo a 26 niños: 13 niños y 13 niñas.

Como es tradición, los bautizados son hijos de empleados del Vaticano. En una brevísima homilía, Francisco recordó la importancia de la fe y pidió a los padres que hagan lo posible porque sus hijos no la pierdan.

“Cuarenta días después de su nacimiento, Jesús fue llevado al templo. María y José lo llevaron para presentarlo a Dios. Hoy, fiesta del Bautismo del Señor, ustedes padres llevan a sus hijos a recibir el Bautismo. A recibir lo que ustedes han pedido al inicio, cuando yo les he hecho la primera pregunta: la fe. ‘Yo quiero para mi hijo la fe’. Y así la fe viene transmitida de una generación a otra, como una cadena”, dijo el Santo Padre.



El Papa recordó tanto a los padres como a los padrinos que “estos niños, estas niñas, pasados los años, ocuparán vuestro lugar con otro hijo y pedirán la fe, la fe que nos da el Bautismo, la fe que nos lleva el Espíritu Santo al corazón, al alma en la vida de estos hijos vuestros. Ustedes han pedido la fe”.

“La Iglesia, cuando les entregue la vela encendida, les dirá de custodiar la fe de estos niños. Y al final, no olviden que la herencia más grande que ustedes les pueden dar a sus hijos es la fe”.

“Busquen que no la pierdan. Háganla crecer y déjenla como herencia. Les deseo esto hoy, que es un día alegre para ustedes. Les deseo que sean capaces de hacer crecer a estos niños en la fe, y que la más grande verdad que ellos reciban de ustedes sea la fe. Y solamente un aviso: cuando un niño llora porque tiene hambre, a la madre le digo: ‘si su niño tiene hambre, dele de comer aquí, con toda libertad”, concluyó para dar inicio al rito bautismal.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: DOMINGO 10 DE ENERO DEL 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Enero 10



Un joven se quejó a Daniel Webster:
Ya no hay oportunidad para los jóvenes; todos los puestos buenos están ocupados.
Aún hay sitio en las cumbres, le respondió.
Si quieres detenerte en el llano, ciertamente seguirás siendo un hombre anónimo, de la masa, vulgar, sin proyección; pero, si te lanzas hacia la altura, si clavas tu mirada en la cumbre, si no te contentas con lo común, como ser como son los demás, sino que aspiras a ser como fueron los menos, llegarás a la perfección.
Por eso tienes que subir, siempre subir, esforzarte por ser mejor, cada día con un nuevo esfuerzo, con redoblado aliento, con más entusiasmo.
No olvides que en las cumbres se respira aire más puro, más oxigenado; que en las cumbres del propio renunciamiento es donde el hombre se va purificando y se va haciendo mejor; que las cumbres son el único lugar que habitan los santos.
La gracia, además de consciente, ha de ser creciente; no puedes contentarte con ser amigos de Dios; profundiza cada vez más en esa amistad. “Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre” (Jn 15,15)

* P. Alfonso Milagro

¿QUÉ ES EL BAUTISMO DEL SEÑOR?


¿QUÉ ES EL BAUTISMO DEL SEÑOR?


Todos los años, después de la fiesta de los reyes magos, viene la fiesta del Bautismo de Jesús. Para algunos litúrgicamente forman una unidad por lo que indica de epifanía o manifestación del Señor. Hoy el Padre, en unidad con el Espíritu, manifiesta la misión mesiánica del Hijo para comenzar su predicación.

Algunos creían que Juan Bautista era el Mesías. Pero él les dijo que bautizaba; pero sólo en agua, mientras que el Mesías, que ya llegaba, iba a bautizar en el Espíritu Santo. Bautizar en agua era sólo un símbolo de lo que pasaba en el interior de la persona, si se arrepentía. Significaba la purificación que se suponía tenía el penitente. Pero nuestro bautismo, el que nos dio Jesucristo, es mucho más, porque además de la purificación que simboliza el agua, se nos da la gracia, que es una participación de la vida divina, y las tres divinas personas habitan de una manera más vital en el alma, de modo que el Espíritu Santo comienza a realizar la obra de santificación, si esa persona colabora dejando que el Espíritu desarrolle en ella sus dones, frutos y carismas.

Para nosotros el día de hoy debe ser la renovación de nuestra dignidad como hijos de Dios, que recibimos el día de nuestro bautismo. Es una dignidad, pero es de una manera especial un compromiso que nos debe hacer pensar en lo que somos, ya que el bautismo es para siempre. Por el bautismo tenemos un compromiso de amor con Dios, que vive en lo profundo del alma para poder ser fuente de intimidad en el amor. Pero es un compromiso también con todas las demás personas, pues nos debe hacer ser solidarios. El bautismo nos dice que hemos sido llamados a dar testimonio del Reino de Dios en el mundo. No fue solamente una llamada pasada. La fuerza del bautismo continúa, porque el Espíritu Santo quiere estar muy activo en nosotros. Lo peor es que muchas veces no le dejamos actuar. En este día nos entreguemos más a su amor con nuestras obras de vida cristiana.


* P. Silverio Velasco

UN BAUTISMO DE FE - SOLEMNIDAD DEL BAUTISMO DEL SEÑOR 10 DE ENERO 2015

Un Bautismo de Fe



Han pasado las navidades, y con el Bautismo del Señor, se inicia su andadura y su  misión. ¿Qué andadura? ¿Qué misión? Ni más ni menos que aquello, que nosotros los cristianos, olvidamos con frecuencia: ser discípulo de Jesús es ser conocedor de su vida, entusiasta de Dios y orientar nuestra vida desde el Evangelio. ¿Lo  hacemos?

Para ser testigos de Cristo, primero, hay que conocerlo,  sentirlo y vivirlo personalmente. Y es que, el Bautismo, lejos de ser un rito ha de  ser un punto de salida de una vida de fe cimentada, asentada, consolidada y enriquecida en Cristo.   

El Niño, al que visitaron humildemente los pastores; al que reverenciaron los magos para abrir su historia y su nombre a todos los pueblos de la tierra, inicia con su bautismo personal aquello para lo que ha nacido: ha venido para estar junto a nosotros, para enseñarnos el camino de la vida y del amor de Dios, y sobre todo, para dignificar nuestra existencia, divinizarla y darle otro color.   

Se involucra de lleno en aquello que Dios le pide. Se abre el cielo, una vez más, no para entrar en el seno virginal de María, y sí para caminar por las entrañas de la tierra ofreciendo esperanza e ilusión a todo aquel que la ha perdido.   

Aquel Niño que nació en una noche estrellada y silenciosa, hablará con fuerza sobre el amor y la justicia. Nos dirá que, el perdón, es distintivo de aquellos que se dicen amigos suyos y, sobre todo, nos invitará a ser testigos de lo que, Él dice, forja y enseña.   

El Bautismo del Señor es la inauguración de una gran obra. De una tarea que, además, sacude nuestras conciencias y nos ofrece muchas posibilidades.   

- Sacude nuestras conciencias. Nos invita a plantearnos varios interrogantes. ¿Es  nuestra fe operativa, profunda, convencida, creativa y activa?  ¿No la tenemos  demasiado dormida y arrinconada por vicisitudes o por vergüenza a exhibirla?  ¿Por qué tanta bravura para hablar de lo superfluo, de aquello que pasa, y tanto  miramiento o timidez para expresar aquello que decimos creer y sentir?

- Nos da muchas posibilidades. Escuchamos, una vez más, que somos hijos preferidos por parte de Dios, que nos ama pero, que hemos de intentar practicar  aquello que Jesús nos dice. Y que, su misión, es nuestra misión. Que su locura, ha de ser nuestra locura. Que su fin, ha de ser nuestro fin. Que su camino, ha de ser  el nuestro. El Bautismo del Señor es descubrir el sentido de nuestro propio bautismo. No se construye una casa para nunca habitarla. Ni, tampoco, se  descorcha una botella de buen vino para desperdiciar su contenido. Ni, mucho  menos, compramos un artículo de belleza para nunca lucirlo.   

Me gusta pensar en aquel momento del Bautismo del Señor: “Jesús haciendo cola para ser bautizado por las manos de Juan Bautista”. Pero lo hacía con todas  las consecuencias. Sabedor del compromiso que adquiría. Consciente de las dificultades que le esperaban en el recorrido del anuncio de su reino. Y, también, me preocupa –por comparación- recordar la escena de tantos cristianos que se acercan (con muy poca paciencia, sin hacer cola y si puede ser, sin preparación alguna, mejor que mejor) para ser bautizados pero muy poco conscientes de lo que implica el vivir y sentirse como bautizados.   

A una con el Señor, renovemos nuestro deseo de que la presencia de Dios en nuestra vida sea algo real, vivo, visible y testimonial. Y es que es un momento propicio para que, los cristianos, nos pongamos de una vez por todas las pilas y sepamos en quién creemos, por qué creemos y qué es lo que estamos llamados a  ser en medio de este complicado mundo: algo distinto y con tintes divinos.   


* P. Javier Leoz

EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 10 DE ENERO DEL 2016 - FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR



La maravilla de ser hijos de Dios
Tiempo Ordinario


Lucas 3, 15-16. 21-22. Fiesta del Bautismo del Señor. Vivamos de acuerdo con nuestra condición de hijos de Dios y agradezcamos con nuestro testimonio.


Por: P. Sergio A. Córdova | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 3, 15-16. 21-22
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En un bautismo general Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.
Oración introductoria
Jesús, gracias por el don de mi existencia y el don de mi bautismo. Gracias porque tu gracia puedo amar, porque tus mandamientos no son obstáculos sino señales que indican el camino que hay que recorrer para encontrarte. Pongo en esta oración toda mi libertad en tus manos para que Tú me guíes hacia la verdadera vida.

Meditación del Papa Francisco


Esta noche los artistas harán del escenario un lugar desde donde transmitir enseñanzas sobre el amor, sobre la necesidad del otro, sobre la solidaridad, sobre cómo en las dificultades se encuentra el amor del Padre.
La pobreza es la gran enseñanza que nos dio Jesús cuando bajó a las aguas del Jordán para ser bautizado por Juan Bautista. No lo hizo por necesidad de penitencia, de conversión. Lo hizo porque quería ponerse en medio de la gente, la gente necesitada de perdón, en medio de nosotros pecadores, y cargarse el peso de nuestros pecados. Este es el camino que eligió para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria. Es decir, lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura y de compartir.
Ustedes no son un peso para nosotros, sino la riqueza sin la cual nuestros intentos de descubrir el rostro del Señor son vanos. Recordando la carta que recibí de ustedes a los pocos días después de mi elección como Pontífice, les confirmo, como les respondí en su momento, que los llevo en el corazón y estoy a vuestra disposición. (Cf Video mensaje del Papa Francisco dirigido a los huéspedes de los centros de acogida de la Cáritas diocesana de Roma, 28 de abril de 2015).
Reflexión
En algunas ocasiones –pocas, por fortuna— he escuchado decir a ciertas parejas: “A nuestro hijo no lo vamos a bautizar porque no queremos imponerle nada; mejor, cuando crezca, que él escoja qué religión quiere tener”. La verdad es que a mí me causan una grandísima pena quienes así piensan porque, además de reflejar la poca fe que ellos mismos tienen y su escasa formación religiosa, hacen ver con esos comentarios que no tienen ni idea de lo que es realmente el bautismo. Si dicen que no quieren imponer la fe a sus hijos, entonces, ¿por qué no les preguntaron también si querían venir a esta vida o no, si querían nacer o preferían no haber vivido nunca?

A lo mejor puede sonar esto un poco duro. Pero así es. Esos padres de familia no se dan cuenta de que, así como la vida es un don gratuito que se ofrece al hijo, sin condiciones, sólo por amor, con el bautismo sucede algo bastante semejante. La fe es un inmenso regalo, un don de Dios de un valor incalculable, y los padres –si son de verdad cristianos— consideran que es la mejor herencia que pueden dar a sus hijos. Es como si un señor muy rico quisiera regalar a un niño un millón de dólares y sus padres se opusieran rotundamente dizque para no "obligar" a su hijo a recibir algo sin su consentimiento. ¿Verdad que sería el absurdo más grande del mundo, aunque se hiciera en nombre de una supuesta "libertad"?

Cuentan que san Luis, rey de Francia, cuando alguno de sus hijos pequeños recibía el bautismo, lo estrechaba con inmensa alegría entre sus brazos y lo besaba con gran amor, diciéndole: “¡Querido hijo, hace un momento sólo eras hijo mío, pero ahora eres también hijo de Dios!”. El apóstol san Juan se expresa así, con inmensa emoción: "Mirad qué gran amor nos ha mostrado el Padre para llamarnos hijos de Dios. ¡Y lo somos realmente!" (I Jn 3,2). Y un poco más adelante dice también: "Quien ha nacido de Dios no peca, porque la semilla de Dios está en él, y no puede pecar" (I Jn, 3,9).

El Evangelio de hoy nos narra el bautismo de Cristo, y nos refiere san Lucas que mientras Jesús era bautizado, "se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma y se dejó oír la voz del Padre que venía del cielo: Tú eres mi Hijo, el amado, mi predilecto". Es entonces cuando el Padre da ante el mundo ese maravilloso testimonio a favor de Cristo, ratifica solemnemente la condición divina de Jesús e inaugura con su sello la misión que su Hijo estaba para iniciar sobre la tierra.

Jesús es el Hijo eterno del Padre, el Hijo por naturaleza, el predilecto por antonomasia. Pero también nosotros, por una especialísima dignación de Dios y una predilección de su amor, a través del bautismo, también quedamos constituidos “hijos en el Hijo” y llegamos a ser hijos de Dios por adopción.

El bautismo es, pues, el sacramento por el que nacemos a la vida eterna y el que nos abre las puertas del cielo. El mismo Juan nos refiere en su evangelio aquellas profundas palabras que dirigió Jesús a Nicodemo: "En verdad te digo que quien no naciere del agua y del Espíritu, no podrá entrar en el reino de los cielos. Lo que nace de la carne, es carne; pero lo que nace del Espíritu, es espíritu" (Jn 3, 5-6).

Después de las hermosas fiestas navideñas que todos hemos podido pasar estos días en familia, hoy la Iglesia quiere celebrando con todos sus hijos la fiesta del bautismo del Señor. De esta forma, así como Cristo inició su vida pública con su bautismo, nosotros ahora iniciamos nuevamente la vida "ordinaria" recordando y reviviendo el bautismo del Señor.

Pero no es sólo una celebración para iniciar el tiempo ordinario. La Iglesia, como buena Madre, quiere atraer nuestra atención hacia las verdades más esenciales y fundamentales de nuestra vida. Nos remonta hasta los orígenes de nuestra fe.

Se cuenta que san Francisco Solano, siendo ya religioso franciscano, fue un día a visitar su pueblo natal de Montilla, en España. Y, entrando a la iglesia de Santiago, en donde había sido bautizado, se fue derecho a la pila bautismal, se arrodilló en el suelo con la frente apoyada sobre la piedra y rezó en voz alta el Credo para dar gracias a Dios por el don de su fe. Algo casi idéntico repitió San Juan Pablo II, cuando visitó Polonia por primera vez como Papa, en el año 1979. Acudió de peregrinación a su natal Wadowice y, entrando a la iglesia parroquial, encontró rodeada de flores la pila bautismal donde fue bautizado en 1920. Entonces se arrodilló ante ella y la besó con profunda devoción y reverencia. ¡Los santos sí saben lo que es el bautismo!

Gracias a Dios, también nosotros hemos recibido este don maravilloso. Pero, ¿cuántos de nosotros somos conscientes de este regalo tan extraordinario y nos acordamos de él con frecuencia para darle gracias al Señor, para renovar nuestra fe con el rezo del Credo y ratificar nuestro compromiso cristiano? El Vaticano II nos recuerda que, por el bautismo, todos los cristianos tenemos el deber de tender a la santidad y de ser auténticos apóstoles de Cristo en el mundo: con nuestra palabra, nuestro testimonio y nuestra acción. ¿Somos cristianos de verdad? ¿De vida y de obras, y no sólo de nombre, de cultura o tradición?

¡Ojalá que cada día vivamos más de acuerdo con nuestra condición y agradezcamos a Dios, con nuestro testimonio, el maravilloso privilegio de ser sus hijos predilectos!
Propósito
Hoy evitaré hacer juicios temerarios y moralizantes respecto a otros, para disponer mi corazón a la misericordia de Cristo.

CUANDO EN TU CORAZÓN HAY UN TESORO


Cuando en tu corazón hay un tesoro
Señor, no permitas que me quede donde estoy. Ayúdame a llegar a donde Tú quieres.


Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net 





"Detrás de un sufrimiento, a veces hay un pensamiento equivocado" (Anónimo).

El pequeño Chad era un muchachito tímido y callado. Un día, al llegar a casa, dijo a su madre que quería preparar una tarjeta para el día de la amistad a cada chico de su clase.

Ella pensó, con el corazón oprimido: "ojalá no haga eso", pues había observado que, cuando los niños volvían de la escuela, Chad iba siempre detrás de los demás. Los otros reían, conversaban e iban abrazados, pero Chad siempre se quedaba excluido del grupo.

Así y todo, por seguirle la corriente, compró papel, pegamento y lápices de colores. Chad dedicó tres semanas a trabajar con mucha paciencia, noche tras noche, hasta hacer treinta y cinco tarjetas.

Al amanecer del día de la amistad, Chad no cabía en sí de entusiasmo. Juntó los regalos con todo cuidado, los metió en una bolsa y salió corriendo a la calle. La madre decidió prepararle sus pastelitos favoritos para servírselos cuando regresara de la escuela. Sabía que llegaría desilusionado y de ese modo esperaba aliviarle un poco la pena.

Le dolía pensar que él no iba a recibir muchos regalos ese día, y menos de sus compañeros de escuela. Ninguno, quizá.

Esa tarde, la mamá puso en la mesa los pastelitos y el vaso de leche, al oír el bullicio de los niños, miró por la ventana. Como era de esperar, venían riendo y divirtiéndose en grande. Chad siempre venía último, pero en esta ocasión caminaba algo más deprisa que de costumbre.

La mamá supuso que estallaría en lágrimas en cuanto entrara, tal vez comentando que sus compañeros eran malos amigos. El pobre venía con los brazos vacíos, le abrió la puerta haciendo un esfuerzo para contener las lágrimas.

Mami te preparó leche con pastelitos -dijo con una voz dulce y entrecortada-, era la expresión de una mamá que intuía el dolor de su hijo. Apenas él oyó esas palabras, pasó a su lado con una expresión radiante, sin decir más que:¡ninguno!, ¡ninguno!...

Ella sintió que el corazón le daba un vuelco, al pensar que se refería a los regalos que nunca recibió de sus compañeros.

Y en entonces agregó: ¡no me olvidé de ninguno!, ¡de ninguno!

Chad, con este corazón tan grande y lleno de nobleza, tiene un lugar privilegiado en el corazón de Dios. Espero que tu también lo tengas...

Recuerdo que antes de que yo naciera estaba preocupado porque no conocía el mundo al que llegaría, entonces le pedí a Dios instrucciones para vivir en esta tierra.

Dios acercó su voz a mi oído y me dijo:

Sé como el sol: Levántate temprano y no te acuestes tarde.

Sé como la luna: Brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.

Sé como los pájaros: Come, canta y vuela.

Sé como las flores: Enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces.

Sé como el buen perro: Obediente, pero nada más a su Señor.

Sé como la fruta: Bella por fuera, saludable por dentro.

Sé como el día: Que llega y se retira sin alardes.

Sé como el oasis: Da tu agua al sediento.

Sé como la luciérnaga: Aunque pequeña, emite su propia luz.

Sé como el agua: Buena y transparente.

Sé como el río: Siempre hacia adelante.

Sé como Lázaro: Levántate y anda.

Sé como José: Cree en tus sueños.

Y por sobre todas las cosas, sé como el cielo: La morada de Dios.

Señor, no permitas que me quede donde estoy. Ayúdame a llegar a donde Tú quieres.

CINCO COSAS QUE TAL VEZ NO SABÍAS DEL BAUTISMO CATÓLICO

5 cosas que tal vez no sabías del Bautismo católico
Por Abel Camasca



 (ACI).- “Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión”, dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CCI 1213). Aquí 5 cosas que tal vez no sabías de este Sacramento, puerta para los otros sacramentos.

1. Se inició con los Apóstoles

“Desde el día de Pentecostés la Iglesia ha celebrado y administrado el santo Bautismo. En efecto, san Pedro declara a la multitud conmovida por su predicación: ‘Convertíos [...] y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo’ (Hch 2,38)” (CCI 1226).

San Higinio, pontífice aproximadamente entre los años 138 al 142, instituyó el padrino y la madrina en el bautismo de los recién nacidos para que guíen a los pequeños en la vida cristiana.


2. Tiene varios nombres

Bautizar, del griego “baptizein”, significa “sumergir” o “introducir dentro del agua”. Esta inmersión simboliza el acto “el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él” (CCI 1214).

Este Sacramento también es llamado “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo”, así como “iluminación” porque el bautizado se convierte en “hijo de la luz”.

San Gregorio Nacianceno decía que es “Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios”.

3. Se renueva cada año

“En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo sólo conduce al umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana” (CCI 1254).

4. Puede bautizar un no bautizado

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1256) que “son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero y, en la Iglesia latina, también el diácono (cf CIC, can. 861,1; CCEO, can. 677,1). En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar (cf CIC can. 861, § 2) si tiene la intención requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria”.

“La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia al bautizar. La Iglesia ve la razón de esta posibilidad en la voluntad salvífica universal de Dios (cf 1 Tm 2,4) y en la necesidad del Bautismo para la salvación (cf Mc 16,16)”.

5. Sello único y permanente

“El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (character) de su pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación (cf DS 1609-1619). Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado” (CCI 1272).

HOY LA IGLESIA UNIVERSAL CELEBRA EL BAUTISMO DEL SEÑOR, 10 DE ENERO 2015


Hoy la Iglesia Universal celebra el Bautismo del Señor



 (ACI).- “Cuando se lava el Salvador, se purifica toda el agua necesaria para nuestro bautismo y queda limpia la fuente, para que pueda luego administrarse a los pueblos que habían de venir a la gracia de aquel baño”, dijo San Máximo de Turín en el Siglo V al referirse al Bautismo del Señor que la Iglesia celebra hoy.

Con el Bautismo del Señor se concluye la temporada de Navidad y la Iglesia nos invita a mirar la humildad de Jesús que se convierte en una epifanía (manifestación) de la Santísima Trinidad.



“Juan está bautizando, y Cristo se acerca; tal vez para santificar al mismo por quien va a ser bautizado; y sin duda para sepultar en las aguas a todo el viejo Adán, santificando el Jordán antes de nosotros y por nuestra causa; y así, el Señor, que era espíritu y carne, nos consagra mediante el Espíritu y el agua”, manifestó San Gregorio Nacianceno en uno de sus sermones.

“También el Espíritu da testimonio de la divinidad, acudiendo en favor de quien es su semejante; y la voz desciende del cielo, pues del cielo procede precisamente Aquel de quien se daba testimonio”, añadió el Santo.

Evangelio: Lucas 3,15-16.21-22

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a a todos: - 'Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma, y vino un voz del cielo: - ´'Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco'”.