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EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 3 DE NOVIEMBRE DEL 2015

Los invitados que se excusan
Parábolas


Lucas 14, 15-24. Tiempo Ordinario. A veces parece que Cristo necesita mendigar para que los hombres acepten el amor que les ofrece. 


Por: Juan Gralla | Fuente: Catholic.net 



Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la Semana 31o. del Tiempo Ordinario, del domingo 1 al sábado 7 de octubre 2015.
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Del santo Evangelio según san Lucas 14, 15-24
Habiendo oído esto, uno de los comensales le dijo: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!» Él le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: "Venid, que ya está todo preparado." Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses." Y otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses." Otro dijo: "Me he casado, y por eso no puedo ir." «Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: "Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos." Dijo el siervo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio." Dijo el señor al siervo: "Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa." Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena».

Oración introductoria
Señor, creo en Ti, espero y te amo. No soy digno de acercarme a Ti porque te he fallado, pero confío en tu misericordia. Quiero responder con prontitud a tu invitación, participando con toda mi mente y mi corazón en el banquete de la oración.

Petición
Jesús, que en mi vida seas Tú lo primero y lo más importante.

Meditación del Papa Francisco
Es la Iglesia de los invitados, estamos invitados a participar en una comunidad con todos. Pero en la parábola narrada por Jesús leemos que los invitados, uno tras otro, empiezan a encontrar excusas para no ir a la fiesta.
¡No aceptan la invitación! Dicen que sí, pero no lo hacen. Ellos son los cristianos que se conforman sólo con estar en la lista de los invitados: cristianos enumerados. Pero esto no es suficiente, porque si no se entra en la fiesta no se es cristiano. ¡Tú estarás en la lista, pero esto no sirve para tu salvación! Entrar en la Iglesia es una gracia; entrar en la Iglesia es una invitación. Y este derecho, no se puede comprar. Entrar en la Iglesia es hacer comunidad, comunidad de la Iglesia; entrar en la Iglesia es participar de todo aquello que tenemos, de las virtudes, de las cualidades que el Señor nos ha dado, en el servicio del uno para el otro. Además entrar en la Iglesia significa estar disponible para aquello que el Señor Jesús nos pide. En definitiva entrar en la Iglesia es entrar en este Pueblo de Dios, que camina hacia la eternidad. Ninguno es protagonista en la Iglesia: pero tenemos Uno que ha hecho todo. ¡Dios es el protagonista! Todos nosotros vamos detrás de Él y quien no va detrás de Él, es uno que se excusa y no va a la fiesta. (Cf. S.S. Francisco, 5 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta).
Reflexión
La gratitud es una flor exótica que cada día resulta más difícil encontrar. Quizás esta florecilla no abundó nunca en la historia de la humanidad.

Hoy Jesucristo nos presenta la parábola de los invitados que rechazan acudir a la boda. ¿Por qué estas personas rechazan la invitación? Era una gran cena; el que la organizaba seguro que no habrá escatimado nada en su preparación.

Seguramente habría platos exquisitos, y además, siendo un señor de importancia, habría invitado a personas distinguidas de la sociedad de entonces. ¿porqué se rechaza la invitación? Yo no tengo la respuesta, pero tengo otra pregunta.

Cristo se encarnó. Dios hecho hombre por nosotros. Nos suena “de toda la vida” esta frase, sobre todo repetida en los días de Navidad que se están acercando, pero de tanto repetirla, quizás no caemos en la cuenta de que ahí cometimos la mayor ingratitud que se ha cometido en la historia de la humanidad: "los suyos no le recibieron". Porque si la gratitud es el reconocimiento por un don que se recibe, para un cristiano la gratitud nace de la fe en Cristo. Y a veces parece que Cristo necesita mendigar para que los hombres acepten el amor que les ofrece, cuando somos nosotros los que deberíamos esforzarnos por mostrarle nuestro amor.

Está en nuestras manos hacer del mundo un inmenso jardín en el que la gratitud no sea una flor exótica, sino que sea la flor de cada hogar, de cada familia, de cada sociedad.

Propósito
Como muestra de agradecimiento por el don de la Eucaristía, llegar siempre puntual y correctamente vestido a la celebración de la Eucaristía.

Diálogo con Cristo 
Señor, ¿quién soy yo para que Tú, Dios omnipotente y dueño del universo, me busque y me invite a participar en la oración, en la Eucaristía? Respetas mi libertad cuando me hago sordo e indiferente. Me acoges cuando me acerco, porque nunca me dejas solo en la lucha por mi santificación. Gracias, Señor, por tanto amor y por estar siempre a mi lado. Contigo lo tengo todo y por Ti quiero darlo todo.

ACTITUDES QUE LA VIRGEN MARÍA VIVIÓ PARA IMITAR HOY Y SIEMPRE


Actitudes que la Virgen María 
vivió para imitar hoy y siempre

Hay que pedir a nuestra Madre que nos ayude a tener sus mismas actitudes para acoger con plena disponibilidad el misterio de Dios en nuestras vidas.
Por: Luisa Restrepo | Fuente: Catholic-link.com 




Los sábados recordamos a la Virgen María, celebramos su sí, ese sí que trajo al mundo la salvación. Hoy es un día grande porque Ella nos ha enseñado que gracias a la cooperación humana se han abierto las puertas del cielo para nosotros. Hoy nos dejamos maravillar por el misterio de un Dios que quiso hacerse hombre en el seno de María para darnos la vida.

De generación en generación sigue vivo el asombro ante este misterio inefable. San Agustín, imaginando que se dirigía al ángel de la Anunciación, pregunta: “¿Dime, oh ángel, por qué ha sucedido esto en María?”. La respuesta, dice el mensajero, está contenida en las mismas palabras del saludo: “Alégrate, llena de gracia” (cf. Sermo 291, 6). De hecho, el ángel, “entrando en su presencia”, no la llama por su nombre terreno, María, sino por su nombre divino, tal como Dios la ve y la califica desde siempre:  “Llena de gracia (gratia plena)”, y la gracia no es más que el amor de Dios; por eso, en definitiva, podríamos traducir esa palabra así:  “amada” por Dios (cf. Lc 1, 28). Benedicto XVI
Por eso hemos querido hacer una lista para pedirle a nuestra Madre, hoy que la celebramos, nos ayude a tener sus mismas actitudes para acoger con plena disponibilidad el misterio de Dios en nuestra vida y ser capaces de amar como Ella lo hizo.

Silencio en su interior

María se sobrecoge ante la visita del ángel pero puede recibir y comprender el mensaje que él le comunica por el profundo silencio que llena su interior. Ella está acostumbrada a meditar las palabras del Señor, está acostumbrada al lenguaje Divino y lo capta con profundo recogimiento. Aprendamos de María a tener ese silencio interior que nos permita estar en sintonía con El Señor aún en medio de nuestras actividades cotidianas.

Escucha atenta

María escucha reverentemente al ángel. No está pensando en ella misma, ni en lo que tiene que hacer, ni en qué cosas va a tener que dejar para ser la Madre de Jesús. Ella se dispone, escucha, se deja tocar por las palabras y las medita en su corazón. Aprendamos de María a escuchar a Dios en el silencio y en medio de las circunstancias concretas de nuestra vida, y pidámosle que nos ayude a mantener nuestro corazón abierto a su palabra.


Acogida generosa

María después de escuchar acoge. Las palabras dan fruto en su interior, no pasan como el viento sino que se quedan y echan raíces en su corazón. Aprendamos de María a vivir una acogida humilde del Plan de Dios en nuestra vida. Que ella nos enseñe a aceptar con amor los designios Divinos y a no querer otra para nuestra vida.

Búsqueda

Esta actitud es la que lleva a María a preguntarse sobre el sentido profundo de las palabras del Mensajero de Dios en el momento de la Anunciación: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?”. Y su pregunta no es fruto de la duda, sino fruto de un anhelo de mayor luz para poder descubrir la profundidad del su misión. En ella esta el deseo de responder con mayor fidelidad y generosidad. Aprendamos de María a tener un corazón inquieto que no descanse hasta dar gloria a Dios con nuestra vida.

Disponibilidad al Plan de Dios

María se muestra totalmente disponible para hacer lo que Dios le pide. Esta actitud es la de un corazón que se ha educado en decir sí en cada cosa pequeña, un corazón que se ha educado en pensar primero en los demás que en sí mismo. Aprendamos de María a tener esa apertura, esa generosidad sin medida que se entrega por completo y por amor a Dios y a los demás.

Confianza en Dios y en sus promesas

María ha meditado desde pequeña las promesas hechas por Dios al pueblo de Israel. Ella las conoce y sabe que Él siempre ha sido fiel a pesar de la debilidad del pueblo. Su confianza no es ciega, está basada en las acciones de Dios. Ella ha dejado que Él sea el centro de su vida, se ha abierto a su amor. En ella están representados los anhelos y las luchas de un pueblo que aunque frágil ha creído en Dios. Aprendamos de María a confiar en que Dios siempre cumple sus promesas y que con nosotros no va a hacer una excepción porque Él es infinitamente Bueno y fiel.

Valentía

María no se achica frente a la misión excepcionalmente grande que le anuncia el ángel. Tiene miedo sí, pero se lanza con valentía a cumplir el Plan de Dios. Aunque sea una niña, ella confía profundamente en la gracia de Dios que agiganta sus pequeños esfuerzos y es capaz de reconocer el valor de su sí, el valor que Dios le da a la entrega libre de nuestra humanidad. Aprendamos de María a confiar en que Dios puede hacer cosas grandes con nuestra pequeñez cuando se la entregamos totalmente.

MEJOR...

 

Mejor...

 

Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia... 
Mejor dile que en ti tiene un amigo. 

Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto... 
Mejor dile que tú tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa. 

Al que anda tambaleante por la vida 
no le analices porqué no ha llegado nunca a ninguna parte... 
Mejor dile que tú tienes una luz, un consejo, 
y un bastón por si llegara a necesitarlos. 

Al que anda sin templo, y sin oración 
no le preguntes por qué es un descreído... 
Mejor enséñale a Dios, 
y mételo en el secreto de tu plegaria. 

A esos que hacen un caos de su vida 
no les preguntes que causa su confusión... 
Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe, 
y el fluir constante de tu serenidad. 

Al que anda dolido y agotado con su cruz, 
no le preguntes porqué le pesa tanto... 
Mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él... 
Y poco a poco le irá llegando Su luz. 

Al que se resiste a seguir, y se siente vencido, 
no le andes por las normas, las deducciones y los raciocinios... 
Mejor dale la mano, y dile: "¡Voy contigo!" 

No le preguntes a cada uno su necesidad... 
Mejor demuéstrales que siempre hay un sueño 
más asombroso que su mala suerte. 

MEDIA COBIJA



Media cobija




Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa, durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia.

Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.

A los 70 años Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de recuerdos. Esperaba que su hijo, brillante profesionista, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que este apareciera y decidió por primera vez en su vida pedir un favor a su hijo.

Don Roque tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su familia.

-¡Hola papá! ¡Que milagro que vienes por aquí!

- Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además estoy cansado y viejo.

- Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa. 

- Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo. 

- Entonces ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡me siento tan solo!

-¿Quedarte a vivir aquí?, si…..claro……pero no se si estarías a gusto, tu sabes, la casa es chica mi esposa es muy especial…..y luego los niños….

- Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mi, alguien me tenderá la mano.

- No padre no es eso, solo que….no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían….o solo que no te moleste dormir en el patio?
- Dormir en el patio esta bien.

- El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de 12 años. 

- Dime papá.

Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para que se tape en la noche.

- Si con gusto….¿y donde va a dormir? 

-En le patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.

Luis subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos. En ese momento llegó su padre

-¿Que haces Luis? ¿porque cortas la manta de tu abuelo?
- Sabes papá, estaba pensando…..

-¿Pensando en que?
- En guardar la mitad de la cobija para cuando tu seas viejo y vayas a vivir a mi casa.

SACERDOTE SIRIO: EL MANTO DE LA VIRGEN MARÍA NOS PROTEGIÓ CUANDO BOMBA CAYÓ SOBRE IGLESIA


Sacerdote sirio: El manto de la Virgen nos protegió cuando bomba cayó sobre iglesia
Por Eduardo Berdejo





 (ACI).- El domingo 25 de octubre, cerca de 400 fieles celebraban la Misa en la parroquia San Francisco en Alepo (Siria), cuando una bomba cayó sobre el techo de la iglesia dejando solo seis heridos leves. “Como le dije a mi congregación, fue el manto de la Virgen el que nos protegió” y evitó una tragedia, afirmó el P. Ibrahim Alsabagh de la Custodia Franciscana de Tierra Santa, quien presidía la Eucaristía.

En información difundida por Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el sacerdote dijo que el misil probablemente fue lanzado desde la zona antigua de Alepo, controlada por grupos yihadistas rebeldes. “Si la bomba hubiese estallado sobre la cúpula, podría haber sido una tragedia. Incluso si solo hubiese hecho que cayera el candelabro, podría haber matado como a diez personas. Como le dije a mi congregación, fue el manto de la Virgen el que nos protegió”, afirmó.

El atentado ocurrió a las 5:00 p.m. El P. Alsabagh decidió continuar la Eucaristía en el jardín de la iglesia luego que los fieles recobraron la calma. “Algunos se quedaron asombrados por mi reacción. Pero es en el Señor que encontramos nuestra fortaleza, en unión con Él a través de la oración. La fuerza para seguir adelante, e incluso todavía con una mayor energía, ahora que tenemos que reparar nuestra iglesia”, indicó.



El P. Alsabagh dijo a AIN que el ataque está ligado al odio anticristiano teniendo en cuenta ataques anteriores contra este templo. “Hay quienes quieren eliminar todo posible signo de reconciliación y apertura”, señaló.

“Anhelamos que llegue el fin de este caos y que pronto seamos capaces de hablar de estos hechos como algo del pasado. Y sin temor de que los ataques vuelvan a suceder en cualquier momento”, expresó.

En las últimas semanas los bombardeos en Alepo y otras ciudades sirias se han intensificado desde que aviones de combate rusos iniciaran su participación en la guerra civil que vive este país desde hace más de cuatro años.

El mando militar ruso asegura que su objetivo son los grupos rebeldes que luchan contra el régimen de Bashar al Assad, incluyendo el Estado Islámico.

Sin embargo, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos denunció el 31 de octubre que los bombardeos rusos han ocasionado la muerte de al menos 600 personas desde el inicio de su incursión el 30 de septiembre. De los muertos, 410 serían yihadistas y 185 civiles.

En el caso de Alepo, la ONG señaló que los bombardeos lanzados el 31 de octubre mataron a 64 personas, entre ellas 28 niños.

HOY ES FIESTA DE SAN MARTÍN DE PORRES, EL SANTO DE LA ESCOBA, 3 DE NOVIEMBRE


Hoy es fiesta de San Martín de Porres, el santo de la escoba
Por Abel Camasca






 (ACI).- “Yo te curo y Dios te sana”, solía decir San Martín de Porres, el santo de la escoba y patrono de los barberos, a los grandes señores y hombres sencillos que acudían en busca de su ayuda. Su fiesta se celebra cada 3 de noviembre.

San Martín nació en Lima en 1579. Desde niño sintió predilección por los enfermos y los pobres. Aprendió el oficio de barbero y algo de medicina. A los quince años pidió ser admitido como “donado”, es decir, como terciario, en el convento de los Dominicos.



En su servicio de enfermero no hacía diferencia entre pobres y los que más tenían, aunque tuvo que pasar por experiencias de incomprensión y envidia. En 1603 hizo su profesión religiosa.

Con ayuda de Dios, realizaba algunos milagros de curaciones instantáneas o en ocasiones bastaba su presencia para que el enfermo desahuciado empezara a recuperarse. Hay quienes lo vieron entrar y salir de recintos con las puertas cerradas, mientras que otros aseguraron haberlo visto en dos lugares distintos a la misma vez.

Era tanto el cariño y admiración que le tenían al humilde Fray Martín que hasta el Virrey de aquel entonces fue a visitarlo en su lecho de muerte para besar su mano. Partió a la Casa del Padre un 3 de noviembre de 1639, besando el crucifijo con gran alegría.

San Martín es recordado con la escoba, que es símbolo de su humilde servicio. Por ello, San Juan XXIII al canonizarlo en 1962 dijo: “¡Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos lo feliz y maravilloso que es seguir los pasos y obedecer los mandatos divinos de Cristo!”.

SAN MARTÍN DE PORRES, 3 DE NOVIEMBRE


Martín de Porres, Santo
Religioso dominico, 3 de noviembre
Fuente: Archidiócesis de Madrid 




Religioso dominico, peruano

El racismo, esa distinción que hacemos los hombres distinguiendo a nuestros semejantes por el color de la piel es algo tan sinsentido como distinguirlos por la estatura o por el volumen de la masa muscular. Y lo peor no es la distinción que está ahí sino que ésta lleve consigo una minusvaloración de las personas -necesariamente distintas- para el desempeño de oficios, trabajos, remuneraciones y estima en la sociedad. Un mulato hizo mayor bien que todos los blancos juntos a la sociedad limeña de la primera mitad del siglo XVII.

Fue hijo bastardo del ilustre hidalgo -hábito de Alcántara- don Juan de Porres, que estuvo breve tiempo en la ciudad de Lima. Bien se aprecia que los españoles allá no hicieron muchos feos a la población autóctona y confiemos que el Buen Dios haga rebaja al juzgar algunos aspectos morales cuando llegue el día del juicio, aunque en este caso sólo sea por haber sacado del mal mucho bien. Tuvo don Juan dos hijos, Martín y Juana, con la mulata Ana Vázquez. Martín nació mulato y con cuerpo de atleta el 9 de diciembre de 1579 y lo bautizaron, en la parroquia de San Sebastián, en la misma pila que Rosa de Lima.

La madre lo educó como pudo, más bien con estrecheces, porque los importantes trabajos de su padre le impedían atenderlo como debía. De hecho, reconoció a sus hijos sólo tardíamente; los llevó a Guayaquil, dejando a su madre acomodada en Lima, con buena familia, y les puso maestro particular.

Martín regresó a Lima, cuando a su padre lo nombraron gobernador de Panamá. Comenzó a familiarizarse con el bien retribuido oficio de barbero, que en aquella época era bastante más que sacar dientes, extraer muelas o hacer sangrías; también comprendía el oficio disponer de yerbas para hacer emplastos y poder curar dolores y neuralgias; además, era preciso un determinado uso del bisturí para abrir hinchazones y tumores. Martín supo hacerse un experto por pasar como ayudante de un excelente médico español. De ello comenzó a vivir y su trabajo le permitió ayudar de modo eficaz a los pobres que no podían pagarle. Por su barbería pasarán igual labriegos que soldados, irán a buscar alivio tanto caballeros como corregidores.

Pero lo que hace ejemplar a su vida no es sólo la repercusión social de un trabajo humanitario bien hecho. Más es el ejercicio heroico y continuado de la caridad que dimana del amor a Jesucristo, a Santa María. Como su persona y nombre imponía respeto, tuvo que intervenir en arreglos de matrimonios irregulares, en dirimir contiendas, fallar en pleitos y reconciliar familias. Con clarísimo criterio aconsejó en más de una ocasión al Virrey y al arzobispo en cuestiones delicadas.

Alguna vez, quienes espiaban sus costumbres por considerarlas extrañas, lo pudieron ver en éxtasis, elevado sobre el suelo, durante sus largas oraciones nocturnas ante el santo Cristo, despreciando la natural necesidad del sueño. Llamaba profundamente la atención su devoción permanente por la Eucaristía, donde está el verdadero Cristo, sin perdonarse la asistencia diaria a la Misa al rayar el alba.

Por el ejercicio de su trabajo y por su sensibilidad hacia la religión tuvo contacto con los monjes del convento dominico del Rosario donde pidió la admisión como donado, ocupando la ínfima escala entre los frailes. Allí vivían en extrema pobreza hasta el punto de tener que vender cuadros de algún valor artístico para sobrevivir. Pero a él no le asusta la pobreza, la ama. A pesar de tener en su celda un armario bien dotado de yerbas, vendas y el instrumental de su trabajo, sólo dispone de tablas y jergón como cama.

Llenó de pobres el convento, la casa de su hermana y el hospital. Todos le buscan porque les cura aplicando los remedios conocidos por su trabajo profesional; en otras ocasiones, se corren las voces de que la oración logró lo improbable y hay enfermos que consiguieron recuperar la salud sólo con el toque de su mano y de un modo instantáneo.

Revolvió la tranquila y ordenada vida de los buenos frailes, porque en alguna ocasión resolvió la necesidad de un pobre enfermo entrándolo en su misma celda y, al corregirlo alguno de los conventuales por motivos de clausura, se le ocurrió exponer en voz alta su pensamiento anteponiendo a la disciplina los motivos dimanantes de la caridad, porque "la caridad tiene siempre las puertas abiertas, y los enfermos no tienen clausura".

Pero entendió que no era prudente dejar las cosas a la improvisación de momento. La vista de golfos y desatendidos le come el alma por ver la figura del Maestro en cada uno de ellos. ¡Hay que hacer algo! Con la ayuda del arzobispo y del Virrey funda un Asilo donde poder atenderles, curarles y enseñarles la doctrina cristiana, como hizo con los indios dedicados a cultivar la tierra en Limatombo. También los dineros de don Mateo Pastor y Francisca Vélez sirvieron para abrir las Escuelas de Huérfanos de Santa Cruz, donde los niños recibían atención y conocían a Jesucristo.

No se sabe cómo, pero varias veces estuvo curando en distintos sitios y a diversos enfermos al mismo tiempo, con una bilocación sobrenatural.

El contemplativo Porres recibía disciplinas hasta derramar sangre haciéndose azotar por el indio inca por sus muchos pecados. Como otro pobre de Asís, se mostró también amigo de perros cojos abandonados que curaba, de mulos dispuestos para el matadero y hasta lo vieron reñir a los ratones que se comían los lienzos de la sacristía. Se ve que no puso límite en la creación al ejercicio de la caridad y la transportó al orden cósmico.

Murió el día previsto para su muerte que había conocido con anticipación. Fue el 3 de noviembre de 1639 y causada por una simple fiebre; pidiendo perdón a los religiosos reunidos por sus malos ejemplos, se marchó. El Virrey, Conde de Chinchón, Feliciano de la Vega -arzobispo- y más personajes limeños se mezclaron con los incontables mulatos y con los indios pobres que recortaban tantos trozos de su hábito que hubo de cambiarse varias veces.

Lo canonizó en papa Juan XXIII en 1962.

Desde luego, está claro que la santidad no entiende de colores de piel; sólo hace falta querer sin límite.



¿Qué nos enseña su vida?

La vida de San Martín nos enseña:

A servir a los demás, a los necesitados. San Martín no se cansó de atender a los pobres y enfermos y lo hacía prontamente. Demos un buen servicio a los que nos rodean, en el momento que lo necesitan. Hagamos ese servicio por amor a Dios y viendo a Dios en las demás personas.

A ser humildes. San Martín fue una persona que vivió esta virtud. Siempre se preocupó por los demás antes que por él mismo. Veía las necesidades de los demás y no las propias. Se ponía en el último lugar.
A llevar una vida de oración profunda. La oración debe ser el cimiento de nuestra vida. Para poder servir a los demás y ser humildes, necesitamos de la oración. Debemos tener una relación intima con Dios

A ser sencillos. San Martín vivió la virtud de la sencillez. Vivió la vida de cara a Dios, sin complicaciones. Vivamos la vida con espíritu sencillo.

A tratar con amabilidad a los que nos rodean. Los detalles y el trato amable y cariñoso es muy importante en nuestra vida. Los demás se lo merecen por ser hijos amados por Dios.

A alcanzar la santidad en nuestra vidas. Por alcanzar esta santidad, luchemos...

A llevar una vida de penitencia por amor a Dios. Ofrezcamos sacrificios a Dios.

San Martín de Porres se distinguió por su humildad y espíritu de servicio, valores que en nuestra sociedad actual no se les considera importantes. Se les da mayor importancia a valores de tipo material que no alcanzan en el hombre la felicidad y paz de espíritu. La humildad y el espíritu de servicio producen en el hombre paz y felicidad.