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jueves, 17 de septiembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 17 DE SEPTIEMBRE DEL 2015


Tu fe te ha salvado, vete en paz
Tiempo Ordinario


Lucas 7,36-50. Tiempo Ordinario. ¿Quieres saber cuánto vales? No cuentes lo que tienes, mira solamente lo que amas. 


Por: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 7, 36-50
En aquel tiempo un fariseo le rogó a Jesús que comiera con él, y, entrando Jesús en la casa del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume. Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora. Jesús le respondió: Simón, tengo algo que decirte. Él dijo: Di, maestro. Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más? Respondió Simón: Supongo que aquel a quien perdonó más. Él le dijo: Has juzgado bien, y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra. Y le dijo a ella: Tus pecados quedan perdonados. Los comensales empezaron a decirse para sí: ¿Quién es éste que hasta perdona los pecados? Pero Él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado. Vete en paz. 

Oración introductoria
Dios mío, al igual que la mujer del Evangelio, te busco con una gran fe en esta oración. Soy consciente de mis miserias y necesito tu perdón. No permitas que me aparte de Ti, porque en Ti tengo puesta toda mi esperanza. Te amo y deseo ardientemente compartir este amor con los demás.

Petición
Señor, ayúdame a reparar mis faltas con esta oración sincera y humilde.

Meditación del Papa Francisco
El Evangelio que hemos escuchado nos abre un camino de esperanza y de consuelo. Es bueno percibir sobre nosotros la mirada compasiva de Jesús, así como la percibió la mujer pecadora en la casa del fariseo. En este pasaje vuelven con insistencia dos palabras: amor y juicio.
Está el amor de la mujer pecadora que se humilla ante el Señor; pero antes aún está el amor misericordioso de Jesús por ella, que la impulsa a acercarse. Su llanto de arrepentimiento y de alegría lava los pies del Maestro, y sus cabellos los secan con gratitud; los besos son expresión de su afecto puro; y el ungüento perfumado que derrama abundantemente atestigua lo valioso que es Él ante sus ojos.
Cada gesto de esta mujer habla de amor y expresa su deseo de tener una certeza indestructible en su vida: la de haber sido perdonada. ¡Esta es una certeza hermosísima! Y Jesús le da esta certeza: acogiéndola le demuestra el amor de Dios por ella, precisamente por ella, una pecadora pública. El amor y el perdón son simultáneos: Dios le perdona mucho, le perdona todo, porque «ha amado mucho»; y ella adora a Jesús porque percibe que en Él hay misericordia y no condena. Siente que Jesús la comprende con amor, a ella, que es una pecadora. Gracias a Jesús, Dios carga sobre sí sus muchos pecados, ya no los recuerda. Porque también esto es verdad: cuando Dios perdona, olvida. ¡Es grande el perdón de Dios! Para ella ahora comienza un nuevo período; renace en el amor a una vida nueva.  (Homilía de S.S. Francisco, 13 de marzo de 2015).
Reflexión
Cada hombre vale lo que puede valer su amor. El amor, lo dijo alguien hace muchos siglos, no tiene precio. Se atribuye al rey Salomón esta frase: "Si alguien quisiese comprar todo el amor con todas sus riquezas se haría el más despreciable entre los hombres". Un empresario multimillonario puede comprar las acciones de muchas empresas más débiles que la suya, pero no puede lograr, con todos sus miles de millones de dólares, comprar la sonrisa amorosa de su esposa o de sus hijos. Y si el amor es algo inapreciable, si vale más que todos los diamantes de Sudáfrica, vale mucho más la persona, cada hombre o mujer, capaces de amar.

Por eso podemos decir que cuesta mucho, muchísimo, casi una cifra infinita de dólares, cada ser humano. Mejor aún: tiene un precio que sólo se puede comprender cuando entramos en la lógica del “banco del amor”, cuando aprendemos a mirar a los demás con los ojos de quien descubre que todos nacemos y vivimos si nos sostiene el amor de los otros, y que nuestra vida es imposible el día en que nos dejen de amar y en el que nos olvidemos de amar.

¿Quieres saber cuánto vales? No cuentes lo que tienes. Mira solamente si te aman y si amas, como esta mujer pecadora que amaba a Cristo y Cristo la amaba porque sabía que le daba no sólo un valioso perfume sobre sus pies, sino un valioso amor que vale más que todas las riquezas del fariseo. El fariseo dejaba de lado a todos aquellos que él consideraba pecadores pero no sabía que en el corazón de Cristo no hay apartados. Él ama a todos los hombres y espera ser correspondido por cada uno de ellos. De igual forma en nuestra vida, amemos a los hombres sin considerar su fealdad o belleza, su condición social o sus defectos.

El amor cubre una multitud de pecados, por eso ella puede escuchar de labios de Jesús: ¡vete en paz! Es un atrevimiento y un escándalo para quien está falto de amor, pues sólo desde el amor se entiende el perdón. Si no, que lo diga una madre dispuesta siempre a perdonar los extravíos de su hijo.

El amor es la fuerza del alma y la llave que abre todas las puertas.

Propósito
Evitar, hoy, juzgar a los demás para mantener un corazón generoso y misericordioso como el de Cristo.

Diálogo con Cristo 
Dios Padre misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia, ten compasión de tus hijos pecadores y apiádate de las obras de tus manos para que podamos permanecer en pie el día de tu venida gloriosa.

LA DULZURA DE DIOS


LA DULZURA DE DIOS




Un cierto día, la profesora, queriendo saber si todos habían estudiado la lección solicitada, preguntó a los niños quién sabría explicar quién es Dios.

Uno de los niños levantó el brazo y dijo: Dios es nuestro Padre, Él hizo la tierra, el mar y todo lo que está en ella; nos hizo como hijos de Él. La profesora queriendo buscar más respuestas fue más lejos. ¿Cómo saben que Dios existe si nunca lo han visto?

La sala quedó toda en silencio. Pedro, un niño muy tímido, alzó la mano y dijo: Mi madre me dijo que Dios es como el azúcar en mi leche que ella hace todas las mañanas. Yo no veo el azúcar que está dentro de la taza de leche, pero si ella no pone el azúcar, la leche queda sin sabor. Dios existe y está siempre en medio de nosotros, sólo que no lo vemos. Pero si Él no está, nuestra vida queda sin sabor. La profesora sonrió y dijo: Muy bien Pedro, yo os he enseñado muchas cosas, pero tú, Pedro, me has enseñado algo más profundo  que todo lo que yo ya sabía. Ahora sé que Dios es nuestra azúcar y que está todos los días endulzando nuestras vidas. 

Le dio un beso y salió sorprendida con la respuesta de aquel niño.

La sabiduría no está en el conocimiento, pues teorías existen muchas, pero dulzura como la de Dios no existe todavía ni en los mejores azúcares.

SOY HIJO DE MIGRANTES Y SÉ LO QUE ES SER MIGRANTE, DICE EL PAPA FRANCISCO

Soy hijo de migrantes y sé lo que es ser migrante, dice el Papa Francisco



ROMA, 16 Sep. 15 / 09:11 pm (ACI).- El Papa Francisco recordó parte de la historia de su familia que inmigró de Italia a Argentina en la década de 1930 y comenta en la última entrevista que ha concedido que “yo sé lo que es la migración”.

En el diálogo con Radio Renascença, el Santo Padre alienta a los europeos a acoger a los que siguen llegando y recuerda que “yo soy hijo de migrantes y soy de la oleada migrante del año 29, pero en Argentina, desde el año 84 -1884-, empezaron a llegar italianos, españoles, portugueses no sé cuándo llegó la primera “ondata” portuguesa, pero portugueses, sobre todo de estos tres países, ¿no?”

“Y llegaban allá y algunos tenían dinero, otros iban al hotel de inmigrantes y allá los mandaban a ciudades. Iban a trabajar, buscaban trabajo”.

El Papa recuerda luego que “es verdad que en aquella época hubo trabajo, pero en mi misma familia, que tenían trabajo –llegaron en el 29-, en el año 32, con la crisis económica del 30, se quedaron en la calle, sin nada, y mi abuelo compró un almacén con dos mil pesos que le prestaron. Y mi papá, que era contador –’ragioniere’- hacía el reparto con la canasta, o sea, tenían ganas de luchar, de vencer, ¿no? Yo sé lo que es la migración”.

“Y después vinieron las migraciones de la segunda guerra, sobre todo del centro de Europa, mucho polaco, mucho polaco, eslovacos, croatas, eslovenos y también de Siria y del Líbano. Y siempre nos llevamos bien ahí”.

Francisco relata asimismo que “en Argentina no hubo xenofobia y ahora hay migración interna de América, de otros países de América vienen a Argentina, aunque estos últimos años disminuyó por la falta de trabajo en Argentina”.

Al ser preguntado sobre la inmigración de México a Estados Unidos actualmente, el Papa afirma que “el fenómeno migratorio es una realidad, pero yo quisiera tocar un tema que, sin reprochar a nadie, pero cuando hay un espacio vacío, la gente busca llenarlo. Si un país no tiene hijos, vienen migrantes a ocupar el lugar. Pienso en el nivel de nacimientos de Italia, Portugal y España (…) Entonces, si no hay hijos, hay espacios vacíos”.

Francisco afirma que parte de este no querer hijos se debe en parte “es una interpretación mía, no sé si es correcta, es un poco la cultura del benessere (bienestar), ¿no? Yo he escuchado dentro de mi familia mismo, acá de mis primos italianos, hace años: ‘no, chicos no, preferimos viajar en las vacaciones o comprar una villa, o esto o aquello’. Y entonces, los ancianos quedan solos. Creo que el gran desafío de Europa es volver a ser la madre Europa”

El Papa señala luego que para lidiar con el desafío de los inmigrantes y refugiados es necesario ir a las causas: la lucha contra “el hambre, poner fuentes de trabajo, inversiones. Donde la causa es la guerra, buscar la paz, el trabajo por la paz. Hoy día, el mundo está en guerra, está en guerra contra sí mismo, o sea, el mundo está en guerra –como yo digo– guerra por entregas, por pedazos”.

“También está en guerra contra la tierra, porque está destruyendo la tierra, o sea nuestra casa común, el ambiente, los glaciares se están disolviendo. En el ártico, el oso blanco se va cada vez más al norte para poder sobrevivir”, afirma el Pontífice.

JOVEN MADRE DESPIERTA DE COMA AL ESCUCHAR LLANTO DE SU BEBÉ RECIÉN NACIDA

Joven madre despierta de coma al escuchar llanto de su bebé recién nacida
Por María Ximena Rondón



DENVER, 16 Sep. 15 / 04:05 pm (ACI).- Shelly Ann Cawley es una madre estadounidense que despertó del estado de coma cuando escuchó el llanto de su bebé recién nacida.

El hecho ocurrió en septiembre del año pasado y la historia fue publicada por Shelly a inicios de este mes en su cuenta de Facebook para conmemorar el primer año de nacimiento de su hija Rylan.



Sin problemas aparentes por el embarazo y tras los nueve meses de gestación, Shelly y su esposo Jeremy Cawley fueron al Carolinas Healthcare System North East. La joven de 23 años ingresó a la sala de operaciones para dar a luz por cesárea a su hija.

“Recuerdo claramente estar acostada en la sala de operaciones y que estaba llorando. Le decía a los doctores que tenía miedo de no despertar después de la cirugía”, comentó a WCNC-TV.

La mujer quedó en estado de coma porque retuvo gran cantidad de líquido en los pulmones, lo que generó que no llegara oxígeno al cerebro. La joven también tuvo problemas con la presión arterial y “parecía que ella ya no podía luchar más”, comenta Jeremy.

Rylan nació con buena salud pero por lo ocurrido con su esposa, Jeremy estaba en shock. "La idea de experimentar la más grande de las emociones por tener un hijo recién nacido, para luego pasar a pensar que en cuatro o cinco horas te ves diciéndole adiós a tu esposa, simplemente me impactó”, dijo a Fox 46.

Los amigos y familiares de la pareja comenzaron a rezar y le pedían a Shelly que siguiera luchando, pero pasaban las horas y ella seguía en coma. Pasó una semana y seguían esperando a que despertara mientras que los doctores iban perdiendo la esperanza.

Entonces, Ashley Manus, una de las enfermeras, tuvo una idea.

“Creemos que el contacto de piel a piel tiene grandes beneficios para la madre y el bebé. Pensamos que no podía hacer ningún daño y decidimos intentarlo” comentó a la revista People.

“Realmente esperaba que los instintos maternales de Shelly se activaran cuando sintiera y escuchara a su bebé” junto a ella, prosiguió.

Los médicos explicaron que al ser colocada sobre el pecho de su madre, Rylan se durmió porque  se sintió a gusto. Por ello, Jeremy y los doctores tuvieron que hacerla llorar para que la madre la escuchara. Cuando finalmente se oyó el llanto sucedió algo increíble.

"Los médicos dijeron que vieron un aumento en mis signos vitales cuando ella lloró. Ellos creen que cuando mi subconsciente la escuchó, el llanto le dio a mi cuerpo una razón para luchar. Sentí que yo necesitaba estar ahí para mi bebé”, dijo Shelly a Fox 46.

< “Recuerdo estar mirando la cara de Rylan y pensé que era la bebé más hermosa del mundo. Sé que toda mamá siente lo mismo pero yo sentí que ambas tuvimos una conexión especial por todo lo que sucedió”, comentó a BuzzFeed News,

Shelly tuvo que seguir un proceso de rehabilitación durante dos semanas para volver a caminar, cargar peso y ejercitar su mente. Esta etapa no fue nada fácil, relató en Facebook.

¡QUÉ BUENO QUE HOY NO PASÉ DE LARGO!


¡Qué bueno que hoy no pasé de largo !
Yo soy una de esas personas que el otro día pasó de largo, si esa, la que tu esperabas, la que no entró y se alejó... pero con la soledad y el peso de la cruz.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Las puertas están cerradas.... es porque hace frío. Hago el intento de que se abran y una de las hojas cede y en silencio me invita a entrar...

Hoy es jueves pero en la Capilla no hay nadie, pero TÚ si estás. Tu siempre estás.

Yo soy una de esas personas que el otro día pasó de largo... si esa, la que tu esperabas, la que no entró y se alejó perdiéndose en el ir y venir de la gente... entre mucha gente, entre mucho tráfico, pero con mi soledad y el peso de mi cruz.

Y ahora que estoy frente a Ti... no es fácil....no siento nada. Una frialdad que me llena de incertidumbre porque mi corazón se ha endurecido, porque no valgo nada y tu no me puedes amar porque estoy muy lejos de Ti y nada puedo ofrecerte. Todo un abismo.... entre tú y yo, Señor. Mis pensamientos se diluyen y mi corazón está helado, tanto o más como la tarde que está afuera... ¿qué me pasa? ¿para qué vine?... no sé qué decirte y sin embargo se que estás ahí...que te quedaste por mi y porque sabías que HOY no iba a pasar de largo....¿no será demasiada presunción?.

Tengo el alma enferma, no soy persona buena...¡te olvido y ofendo tantas veces, Señor!

Dime, ¿qué tenía Mateo? que le dijiste: ¡Sígueme!- y él dejándolo todo, se levantó y te siguió. Sigo recordando este pasaje de tu vida "cuando habitaste entre nosotros" y Mateo te ofreció un gran banquete y fuiste. Allí estaban los fariseos y los escribas y te criticaban diciendo: ¿Por qué come y bebe con publicanos y pecadores?. Y tú, Jesús, les respondiste: No son los sanos lo que necesitan médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan. Lc 5,27-32

Tu hablabas de mi, tu pensabas en mi, en los que te olvidamos, en los que tú querías y quieres curar como el médico a los enfermos y dijiste: no vengo por los justos sino por los pecadores, para que se conviertan ¡Qué gran amor el tuyo, Jesús!.

Yo, que hace un momento no sabía cómo orar, no sabía que decirte, ahora siento la humedad del llanto en los ojos y con tus palabras has hecho latir fuerte mi corazón, antes como dormido, al reclamo de tu voz que me dice:

Yo estoy aquí para curar tus males, esos males que te avasallan y te aniquilan, para darte la paz de mi amor, para decirte que vine por ti y por todos los que se sienten hoy como tú. Mira, un día estuve muriendo en una cruz y fue por ti y por ti me quedé con los brazos abiertos para esperarte diciéndole al Padre: ¡perdónalos porque no saben lo que hacen. 

Sí, Señor, tu eres mi Dios y entregaste tu vida para que por tu muerte tenga un día un lugar en el Cielo y sé lo que valgo para ti, que hasta la vida diste por mí. ¡ Qué bueno que entré, Señor, para hacerte compañía buscando tu ayuda, tu perdón y consuelo!.

¡ Qué bueno que HOY no pasé de largo !