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sábado, 8 de agosto de 2015

EL EVANGELIO DEL DOMINGO 09 DE AGOSTO DEL 2015


Vivir el Domingo 19º del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Juan 6,41-51



En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios."
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»


Atracción por Jesús

     El evangelista Juan repite una y otra vez expresiones e imágenes de gran fuerza para grabar bien en las comunidades cristianas que han de acercarse a Jesús para descubrir en él una fuente de vida nueva. Un principio vital que no es comparable con nada que hayan podido conocer con anterioridad.
Jesús es «pan bajado del cielo». No ha de ser confundido con cualquier fuente de vida. En Jesucristo podemos alimentarnos de una fuerza, una luz, una esperanza, un aliento vital... que vienen del misterio mismo de Dios, el Creador de la vida. Jesús es «el pan de la vida».

Por eso, precisamente, no es posible encontrarse con él de cualquier manera. Hemos de ir a lo más hondo de nosotros mismos, abrirnos a Dios y «escuchar lo que nos dice el Padre». Nadie puede sentir verdadera atracción por Jesús, «si no lo atrae el Padre que lo ha enviado».

Lo más atractivo de Jesús es su capacidad de dar vida. El que cree en Jesucristo y sabe entrar en contacto con él, conoce una vida diferente, de calidad nueva, una vida que, de alguna manera, pertenece ya al mundo de Dios. Juan se atreve a decir que «el que coma de este pan, vivirá para siempre».

Si, en nuestras comunidades cristianas, no nos alimentamos del contacto con Jesús, seguiremos ignorando lo más esencial y decisivo del cristianismo. Por eso, nada hay pastoralmente más urgente que cuidar bien nuestra relación con Jesús el Cristo.

Si, en la Iglesia, no nos sentimos atraídos por ese Dios encarnado en un hombre tan humano, cercano y cordial, nadie nos sacará del estado de mediocridad en que vivimos sumidos de ordinario. Nadie nos estimulará para ir más lejos que lo establecido por nuestras instituciones. Nadie nos alentará para ir más adelante que lo que nos marcan nuestras tradiciones.

Si Jesús no nos alimenta con su Espíritu de creatividad, seguiremos atrapados en el pasado, viviendo nuestra religión desde formas, concepciones y sensibilidades nacidas y desarrolladas en otras épocas y para otros tiempos que no son los nuestros. Pero, entonces, Jesús no podrá contar con nuestra cooperación para engendrar y alimentar la fe en el corazón de los hombres y mujeres de hoy.

José Antonio Pagola

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 8 DE AGOSTO DEL 2015



Si tuvieran fe, nada sería imposible
Milagros de Jesús


Mateo 17, 14-20. Tiempo Ordinario. La fe, aunque es un don de Dios, debe crecer y fortalecerse con nuestra colaboración. 


Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 17, 14-20 
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre, que le dijo de rodillas: Señor, ten compasión de mi hijo, que tiene epilepsia y le dan ataques: muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo. Jesús contestó: ¡Gente sin fe y perversa! ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo. Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento se curó el niño. Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron, aparte: ¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros? Les contestó: Por vuestra poca fe. Os aseguro que, si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible.

Oración introductoria
Señor, me falta fe... para ser perseverante en mi oración, para amar mejor a los demás, para ser fiel a mi misión. Inicio mi oración haciendo silencio en mi corazón; no un silencio vacío, sino lleno de esperanza al estar ante ti, poniéndome humildemente ante tu presencia, con la seguridad que por el gran amor que me tienes, fortalecerás mi fe.

Petición
Jesús, dame la gracia de asimilar que la verdadera oración consiste en unir mi voluntad a la de Dios.

Meditación del Papa Francisco
La liturgia del día presenta el pasaje del evangelio en el que los discípulos no pueden curar a un niño; debe intervenir el mismo Jesús que se queja de la falta de fe de los presentes; y al padre del niño que pide ayuda le dice que todo es posible para el que cree.
Los que quieren amar a Jesús, a menudo no arriesgan demasiado en la fe y no se confían totalmente a Él. Pero ¿por qué esta falta de fe? Creo que es el corazón, que no se abre, el corazón cerrado, el corazón que quiere tener todo bajo control.
Es un corazón, por lo tanto, que no se abre, que no le da el control de las cosas a Jesús, y cuando los discípulos le preguntan por qué no podían sanar al joven, el Señor dice que aquella especie de demonios no pueden ser expulsados por nada, excepto por la oración.
Todos nosotros tenemos un poco de incredulidad en el interior. Es necesaria una oración fuerte, y esta oración humilde y fuerte hace que Jesús pueda hacer el milagro. La oración para pedir un milagro, para pedir una acción extraordinaria, debe ser una oración que involucre, que nos involucre a todos. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 20 de mayo de 201, en Santa Marta).
Reflexión
Se puso de rodillas. ¿Te imaginas a un padre de familia, desesperado, poniéndose de rodillas delante de alguien que aparentemente es un hombre como los demás? ¿Qué le movió a hacerlo? El amor a su hijo.

Primero lo había intentado con los discípulos, pero ellos no pudieron curar al chico de los ataques de epilepsia. Luego ve al Señor, se acerca y cae de rodillas ante Él. No tiene ninguna vergüenza. No le importa lo que digan de él. Únicamente busca el bien de aquel a quien ama.
Jesús, conociendo el amor que brotaba del corazón de ese hombre, curó al hijo.

Por su parte, los discípulos no entendían en qué habían fallado. Jesús les respondió que les faltaba fe. No dice que no tienen fe, sino que aún es muy pequeña.

La fe, aunque es un don de Dios, debe crecer y fortalecerse con nuestra colaboración. Es como ir a un gimnasio: al levantar las pesas una y otra vez, nuestros músculos se desarrollan. La fe también debe ejercitarse, ponerse a prueba, alimentarse. Si nos conformamos con la fe que teníamos a los diez años, cuando hicimos la primera comunión, es lógico que nuestro “músculo” espiritual esté raquítico.

Necesitamos una fe adulta, resistente, alimentada con las lecturas adecuadas, con la oración diaria, con los sacramentos y con todo aquello que nos ayude a fortalecerla.

Propósito
Rezar con mucha fe, diariamente, la oración a mi ángel custodio

Diálogo con Cristo 
El ingrediente secreto para tener éxito en cualquier cosa es la fe. No es necesario nada más. Jesús, ahora veo que la oración no es opcional, sino que es el medio por el cual podemos crecer en la fe. Sólo quien reza, es decir, quien confía en Dios, con un amor filial, puede sanarse a sí mismo y a los demás.

LA SOLEDAD


La Soledad



Aunque la soledad es parte del ser humano, no creo que sea una buena opción para enfrentar las crisis personales o familiar e incluso sociales.

Obviamente los sentimientos que despierta la soledad pueden diferir según la situación que la haya generado. No es lo mismo una persona que decide “darse un tiempo para estar solo” que aquel que no tiene con quién compartir la vida -porque carece de familiares, amigos o compañeros- o quien se siente solo rodeado de personas, o incluso el sentir de quien que se queda solo por haber perdido a alguien querido.

Si Ud. está solo, ¿pensó alguna vez en las razones que originaron dicha soledad?

Porque si esto le trae pesar, es necesario que busque los caminos que lo conecten con el “afuera” ya que en numerosas ocasiones uno se siente solo únicamente por no ser capaz de pedir ayuda cuando la necesita o por la imposibilidad de mostrarse tal cual es: un ser humano vulnerable.

En realidad, aceptar esto y no engañarse a sí mismo es dar el primer paso para mejorar su calidad de vida.  El resto es comprender que todo dolor compartido siempre es la mitad de dolor, y que permitirle a los demás que le brinden su ayuda lo hará cultivar una actitud más positiva y lo conducirá hacia el bienestar.

7 pasos para salir de la soledad

• Admita que está solo.

• Busque las causas de su soledad. ¿Cómo se produjo? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Qué puede aprender de esto? ¿Qué puede hacer para cambiar? ¿Qué tipo de ayuda necesita? Intente llevar un registro, es una forma de ver cuáles son sus debilidades y fortalezas, identificar lo que siente y proyectarse hacia el futuro.

• Acepte que debe pensar en las cosas que pueden aliviarlo: hablar con amigos o familiares, concurrir a un grupo de autoayuda, leer literatura que se relacione con el momento que está viviendo pueden ser algunas opciones.

• Organice algún plan para salir del aislamiento: visite amigos, concurra a reuniones sociales, anótese en un gimnasio, tome clases de baile, etc

• Comience a llevarlo a cabo en forma sistemática y regular.

• Manténgase en contacto con su entorno y no baje la guardia.

• Si la soledad o el aislamiento lo perturban, pida ayuda a un profesional, porque puede ser un síntoma de depresión u otros problemas psicológicos.


Fuente: Material de Internet

ORACIÓN A DIOS PADRE


ORACIÓN A DIOS PADRE


Padre, te pido que bendigas a mis amigos que leen esto ahora mismo y les reveles nuevamente Tu amor y Tu poder. Espíritu Santo te pido que seas la guía para sus almas.


Donde haya dolor, dales Tu paz y Tu misericordia.
Donde haya dudas renuévales la confianza.

Donde haya cansancio te pido que les des entendimiento, paciencia y fuerza aprendiendo a amarte.

Donde hay estancamiento espiritual, te pido que les reveles Tu cercanía, para un nuevo comienzo en la fe.

Donde haya miedo revélales Tu amor y transmíteles Tu fuerza.
Donde hay pecado bloqueando sus vidas, haz que éste desaparezca.

Bendice sus familias, sus finanzas, concédeles más visión de Ti, que tengan el apoyo de amigos para darles fuerza y valentía.

Concédeles a cada uno discernimiento para poder distinguir las fuerzas negativas que pudieran afectarlos y revélales el poder que tienen en Ti para superarlo.

Te ruego me concedas estas peticiones en el nombre de Jesús, Tu hijo amado. Amén.

SANTO DOMINGO Y SUS SÍMBOLOS


Santo Domingo y sus símbolos
Normalmente se representa a los santos con símbolos que son indicativos de sus principales características...


Por: Fr. Maximiliano Rebollo OP. | Fuente: www.dominicos.org 




Normalmente se representa a los santos con símbolos que son indicativos de sus principales características. Así, por ejemplo, se representa a San Pedro con "las llaves", simbolizando el poder que le concedió el Señor. San Vicente Ferrer es representado por "alas", porque está considerado como el "ángel del Apocalipsis", y así sucesivamente. Santo Domingo de Guzmán está representado frecuentemente con un báculo en su mano derecha, de la que cuelga un guión con el emblema de la Orden de Predicadores junto con el rosario, y un perro con una antorcha encendida. Frecuentemente se añaden una lila blanca en su mano izquierda y una estrella en su frente. Todo ello se refiere a aspectos o sucesos de la vida de Santo Domingo. Veamos su significado.

Santo Domingo de Guzmán está representado frecuentemente con un báculo en su mano derecha, de la que cuelga un guión con el emblema de la Orden de Predicadores junto con el rosario, y un perro con una antorcha encendida. Frecuentemente se añaden una azucena blanca en su mano izquierda y una estrella en su frente. Todo ello se refiere a aspectos o sucesos de la vida de Santo Domingo. Veamos su significado.

El Perro

La Leyenda (primera biografía de Santo Domingo) narra una visión que su madre, la Beata Juana de Aza, tuvo antes de que Santo Domingo naciera. Soñó que un perrito salía de su vientre con una antorcha encendida en su boca. Incapaz de comprender el significado de su sueño, decidió buscar la intercesión de Santo Domingo de Silos, fundador de un famoso monasterio Benedictino de las cercanías. Hizo una peregrinación al monasterio para pedir al Santo que le explicara el sueño. Allí comprendió que su hijo iba a encender el fuego de Jesucristo en el mundo por medio de la predicación. En agradecimiento, puso a su hijo por nombre Domingo, como el santo de Silos. Es un nombre muy apropiado, por cuanto Domingo viene del Latín Dominicus, que significa "del Señor". De Dominicus (Domingo) viene Dominicanus (Dominico, que es el nombre de la Orden de Santo Domingo). No obstante, utilizando un juego de palabras, se dice que Dominicanus es un compuesto de Dominus (Señor) y canis (perro), significando "el perro del Señor" o el vigilante de la viña del Señor)

En su carta Domingo del 4 de Febrero de 1221 a todos los obispos de la Iglesia recomendando la Orden de Santo, el Papa Honorio III dijo que Domingo y sus seguidores habían sido "nombrados para la evangelización del mundo entero". Y en otra carta, esta vez dirigida a Domingo (18 de Enero de 1221), el Papa les llamaba pugiles fidei (caballeros de la fe, defendiéndola contra todo el que se oponga a ella). Esto es lo que Domingo hizo durante toda su vida, defender la fe con el ejemplo de su vida y con su predicación incesante contra los herejes del Languedoc en el sur de Francia, y con su deseo de ser misionero entre los no-cristianos.

La Estrella

Se nos dice en la misma Leyenda que durante el bautismo de Domingo apareció una estrella sobre su frente. Por medio de su vida y predicación, Domingo fue como un faro guiando almas hacia Cristo. Desde sus años de estudiante en Palencia, España, donde vendió sus valiosos libros para conseguir dinero para ayudar a los pobres que estaban sufriendo por una gran sequía, y donde llegó a ofrecerse él mismo a ser vendido como esclavo para redimir a cristianos cautivos por los Moros, a aquella noche, en un viaje a Dinamarca, que pasó en conversación con el hospedero hereje, atrayéndole por fin otra vez a la fe verdadera, a su etapa en el Languedoc, donde pasó los mejores años de su vida, hasta su enseñanza y predicación, hasta la fundación de su Orden, Santo Domingo fue siempre una estrella brillante que atrajo almas perdidas a Cristo.

La azucena Blanca

En mis lecturas he encontrado una bellísima descripción de la azucena que me gustaría compartir con vosotros:

La pureza es comparada con la azucena blanca de los campos. ¡Cuántas veces han descansado tus ojos en su blanco cáliz, deleitándote con su dulce aroma! Hay tres cosas que distinguen a esta preciosa flor de las demás. La azucena se yergue como una princesa; su limpia corola celosamente tiende a abrirse solo a los ojos del sol brillante y las estrellas, luchando por distanciarse de la sórdida tierra para elevar toda su fragancia a los cielos. La azucena es extremadamente sensible. Una mota de polvo es suficiente para ensuciar su blancura, y esto es precisamente lo que la convierte en inimaginablemente bella. La azucena expide un aroma tan delicado y encantador que perfuma todo lo que está a su alrededor. ¡Así es el perfume de un alma pura!

Bellísimo, ¿verdad? Sin embargo lamento tener que decir que no puedo indicar la fuente de esta cita.

El amor por la pureza de Domingo fue tan perfecto que en su lecho de muerte, al hacer una Confesión pública en frente de sus hermanos, pudo decir: "Gracias a Dios, cuya misericordia me ha conservado en perfecta virginidad hasta este día; si deseáis guardar la castidad, evitad todas las conversaciones peligrosas y vigilad vuestros corazones". Y entonces, sintiendo remordimiento, dijo a Fray Ventura, Prior de Bolonia: "Padre, temo que he pecado hablando de esta gracia delante de los hermanos". La pureza de su alma y el deseo de que sus hijos le imitasen le llevaron a hacer esa revelación.

La Cruz, el Estandarte, el Rosario

La Cruz de dos brazos (llamada "patriarcal") es un símbolo de los fundadores de grandes familias religiosas ("patriarcas") o de importantes comunidades cristianas que han dado origen a otras muchas. Se usa para Santo Domingo porque él fue el primero en sacar al monje del monasterio a la ciudad, convirtiéndole en apóstol: un religioso sin dejar de ser un monje. Otras órdenes fueron fundadas inmediatamente después de los Dominicos o casi simultáneamente, como los Franciscanos, y todos siguieron la misma pauta. Fue mucho después, en el siglo XVI, cuando aparecieron las Congregaciones dedicadas al trabajo apostólico, pero sin observancias monásticas.

El Estandarte con el emblema Dominicano es el "escudo de armas" de Santo Domingo. Blanco y negro: pureza y penitencia, muerte y resurrección, combinando el ideal Dominicano de mortificación y alegría, renuncia al mundo y posesión de Cristo.

En cuanto al Rosario, la explicación es obvia. Santo Domingo fue el fundador del Rosario, un regalo de María para ayudarle en su trabajo para la conversión del mundo.

Otros Dos Símbolos: Un Libro y una Iglesia

En algunas representaciones, Santo Domingo sostiene un libro en su mano derecha. El libro representa la Biblia, que era la fuente de la predicación y espiritualidad de Domingo. Era conocido como el Maestro Domingo por el grado académico que obtuvo en la universidad de Palencia, España. Sus contemporáneos nos dicen que en sus viajes por Europa siempre llevaba consigo el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Esto hace referencia a la visión que tuvo en una de sus noches de vigilia. Mientras Domingo oraba, los Santos Pedro y Pablo se le aparecieron. San Pedro llevaba consigo el Evangelio, y Pablo sus Cartas, con este mensaje: "Ve y predica, porque has sido llamado para este ministerio". Esta visión le reafirmó en su vocación de continuar siendo un "Predicador Itinerante", no solo en el sur de Francia sino también en todo el mundo por medio de su Orden, la "Orden de Predicadores".

A veces, sobre el libro hay una iglesia. Esta iglesia representa la Basílica Laterana, la "Madre Iglesia" universal.

Santo Domingo tuvo que enfrentarse con muchos obstáculos legales para que el Papa aprobara su nueva Orden. De acuerdo con la leyenda, el Papa Inocencio III, Santo Domingo y San Francisco tuvieron un sueño. Cada uno de ellos vio que la Basílica Laterana estaba comenzando a derrumbarse, y a dos frailes, uno en hábito blanco y el otro en un hábito marrón, colocándose ellos mismos como columnas para evitar el colapso total. Domingo se reconoció a sí mismo como el fraile del hábito blanco, pero no sabía quién era el otro fraile. De igual modo, Francisco de Asís se reconoció a sí mismo como el fraile del hábito marrón, pero desconocía quién era el del hábito blanco. Para Inocencio III el sueño era un rompecabezas y un misterio. El día siguiente, cuando Domingo iba a ver al Papa sobre la aprobación de su Orden, se encontró a un fraile joven vestido con un hábito marrón. Mirándose mutuamente, cada uno reconoció al otro como el compañero que ayudaba a soportar la Basílica Laterana, y se abrazaron en medio de la calle. Después fueron juntos a ver al Papa, y éste comprendió inmediatamente el significado de su sueño: "Las Órdenes de estos dos gran hombres serán como columnas que salvarán a la Iglesia de su destrucción".

NO PODER COMULGAR NO ES EXCOMUNIÓN


No poder comulgar no es excomunión
Comunión y excomunión, suenan parecido pero ¿cuál es la diferencia?
Por: Varios | Fuente: Catholic.net 




En titulares de algunos medios digitales, informativos de televisión y medios impresos han puesto como noticia de extraordinaria importancia el que el papa Francisco haya afirmado, -hablando de los divorciados que han contraído un nuevo matrimonio-, que: "estas personas no están excomulgadas, y no deben ser tratadas como tales. Siempre forman parte de la Iglesia".

La verdadera pregunta es: ¿dónde está la novedad?, porque que yo sepa, nadie ha determinado que un divorciado que ha contraído un nuevo matrimonio civil esté excomulgado y, en consecuencia, fuera de la comunión eclesial. Vamos, que de novedad nada en absoluto.

Lo que falta por explicar es que una cosa es estar excomulgado y otra bien distinta es no poder recibir la comunión eucarística. Basta observar cualquier misa dominical en nuestras parroquias. Llega la hora de la comunión eucarística y hay gente que no se acerca a recibirla, no porque esté bajo pena de excomunión, sino porque tiene conciencia de pecado mortal y sabe que en esas condiciones la comunión eucarística le está vetada hasta que haga una buena confesión.

¿Por qué no va a comulgar esa gente? Pues vaya usted a saber. Manolo porque se casó civilmente, Pepa porque ha faltado algunos domingos a misa, Juan por alguna cosilla con el sexto, Alfonsa porque sisa habitualmente en la compra, Amadeo por un juramento en falso. Comulgarán el día en que hagan una buena confesión de la que será parte fundamental el propósito de la enmienda.  

Aquí parece que de lo que se trata, preparando el camino del Sínodo, es presentar lo que no es como si fuera e intencionalmente malinterpretar las palabras del Papa, cosa que nadie entiende más que aquellos que viven de manipulaciones y deseos tan inconfesables como visibles.

Luego te vuelven a sacar lo de la misericordia y se leen cosas como que "con su intervención de hoy, Francisco marca una línea roja para el Sínodo. A partir de ahora, los eclesiásticos que quieran seguir impidiendo el acceso de los divorciados vueltos a casar a la comunión sabrán que se están oponiendo a lo que piensa, cree y quiere el mismísimo Papa". Esto sencillamente es una barbaridad y un desinformar voluntariamente a los fieles. EL PAPA JAMÁS HA DICHO TAL COSA. Distinto es que diga agua y uno, en su ensoñación entienda vino, pero eso ya no es cosa del Papa. Más aún, yo no sé lo que el papa en su fuero interno piensa, cree y quiere, que eso no se me ha dado y mejor así; lo que sí puedo afirmar es que JAMÁS el Papa ha dicho expresamente que si yo digo a un divorciado vuelto a casar que no puede recibir la comunión me estoy oponiendo al Santo Padre. Desde luego no a san Juan Pablo II, al catecismo y a Benedicto XVI.

¿Qué enseña la Iglesia sobre los divorciados vueltos a casar?

El Catecismo de 1992 dice:

"651 Respecto a los cristianos que viven en esta situación [es decir, divorciados y vueltos a casar] y que con frecuencia conservan la fe y desean educar cristianamente a sus hijos, los sacerdotes y toda la comunidad deben dar prueba de una atenta solicitud, a fin de que aquéllos no se consideren como separados de la Iglesia, de cuya vida pueden y deben participar en cuanto bautizados:

"Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la misa [pero sin comulgar], a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, a educar sus hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios" (Familiaris consortio, número 84).

En el año 1984 el Papa San Juan Pablo II en su exhortación apostólica Reconciliatio et Paenitentia (Reconciliación y Penitencia) indica: "la Iglesia desea invitar a sus hijos, que se encuentran en estas situaciones dolorosas, a acercarse a la misericordia divina por otros caminos, pero no por el de los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, hasta que no hayan alcanzado las disposiciones requeridas", esos caminos son la participación en la Misa, adoración Eucarística, devociones, etc.

En 1994 la Congregación para la Doctrina de la fe emitió una carta a los obispos sobre la recepción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar, en ella se indica:

"5. La doctrina y la disciplina de la Iglesia sobre esta materia han sido ampliamente expuestas en el período post-conciliar por la Exhortación Apostólica Familiaris consortio. La Exhortación, entre otras cosas, recuerda a los pastores que, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las diversas situaciones y los exhorta a animar a los divorciados que se han casado otra vez para que participen en diversos momentos de la vida de la Iglesia. Al mismo tiempo, reafirma la praxis constante y universal, «fundada en la Sagrada Escritura, de no admitir a la Comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar» [Exhort. Apost. Familiaris consortio, n.84: AAS 74 (1982) 185], indicando los motivos de la misma. La estructura de la Exhortación y el tenor de sus palabras dejan entender claramente que tal praxis, presentada como vinculante, no puede ser modificada basándose en las diferentes situaciones.

"6. Esto no significa que la Iglesia no sienta una especial preocupación por la situación de estos fieles que, por lo demás, de ningún modo se encuentran excluidos de la comunión eclesial. Se preocupa por acompañarlos pastoralmente y por invitarlos a participar en la vida eclesial en la medida en que sea compatible con las disposiciones del derecho divino, sobre las cuales la Iglesia no posee poder alguno para dispensar [Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1640].  Por otra parte, es necesario iluminar a los fieles interesados a fin de que no crean que su participación en la vida de la Iglesia se reduce exclusivamente a la cuestión de la recepción de la Eucaristía. Se debe ayudar a los fieles a profundizar su comprensión del valor de la participación al sacrificio de Cristo en la Misa, de la comunión espiritual [1], de la oración, de la meditación de la palabra de Dios, de las obras de caridad y de justicia [Exhort. apost. Familiaris consortio, n. 84: AAS 74 (1982) 185].

En el año 2005 el Papa Benedicto XVI dijo: "que la Iglesia debe acoger con particular amor a los fieles divorciados, que al volverse a casar no pueden acercarse a comulgar, para ayudarles a vivir el sufrimiento que la situación provoca".

«Sabemos todos que éste es un problema particularmente doloroso para las personas que viven en situaciones en las que son excluidas de la comunión eucarística y naturalmente para los sacerdotes que quieren ayudar a estas personas a amar a la Iglesia, a querer a Cristo»,

El entonces obispo de Roma reconoció que «ninguno de nosotros tiene una receta, en parte porque las situaciones son siempre diferentes».

«Diría que es particularmente dolorosa la situación de los que se casaron por la Iglesia, pero no eran realmente creyentes y lo hicieron por tradición, y luego, encontrándose en una nueva boda no válida se convierten, encuentran la fe y se sienten excluidos por el sacramento», explicó.

«Éste realmente es un sufrimiento grande y cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe invité a muchas Conferencias episcopales y especialistas a estudiar este problema: un sacramento celebrado sin fe».

«No me atrevo a decir si realmente se pueda encontrar aquí un motivo de invalidez porque en el sacramento faltó una dimensión fundamental. Personalmente yo lo pensé, pero con las discusiones que hemos tenido he comprendido que el problema es muy difícil y que tiene que todavía hay que profundizar en él», reveló.

«Es importante que el párroco y la comunidad parroquial hagan experimentar a estas personas que, por una parte, tenemos que respetar el carácter indivisible del sacramento y, por otra parte, que queremos a estas personas que también sufren por nosotros», aclaró.

Pidió a los bautizados «sufrir con ellos, porque dan un testimonio importante», pues no acceden a la comunión para manifestar también visiblemente el carácter indisoluble del matrimonio. «Y éste es un sufrimiento noble, diría yo», aseguró.

Resumiendo

Los divorciados vueltos a casar nunca han sido excomulgados. Siempre se los ha recibido en la Iglesia. Ellos van a Misa, sus hijos están en la catequesis, ayudan en las parroquias. Los acogemos fraternalmente aunque no puedan comulgar. Como recuerda el Papa Francisco, su situación sigue siendo irregular. En lo que insiste el Papa es en que no se les puede tratar mal, en que “no se le puede cerrar las puertas a nadie”.

Excomunión es una pena canónica que implica expulsión de la Iglesia. Comulgar es recibir la Eucaristía. Estar excomulgado es una situación jurídica y los divorciados en nueva unión no incurren en esa situación. Queda excomulgados, por ejemplo, un sacerdote que revele el secreto de confesión o alguien que participe en un aborto.

Así aunque uno no comulgue, sigue perteneciendo a la Iglesia. Los divorciados en nueva unión, no pueden comulgar, no porque estén excomulgados, sino porque viven en situación de pecado. Es una situación objetiva de pecado, como dice el Evangelio: el que se casa con una divorciada comete adulterio (Evangelio según San Mateo 19,9).

Por otro lado, cuando se casaron por segunda vez muchos sabían que eso les impediría comulgar, y aun así optaron por casarse. Como también hay gente que no elige casarse, pues prefiere estar en gracia y comulgar. Todo el mundo es libre de hacer con su vida lo que le parezca más conveniente, pero si se quiere recibir la comunión, se debe aceptar unas condiciones.

¿Por qué se da la noticia de esta forma?

La intención es hacer creer que: "la consecuencia lógica que se sigue es que, si forman parte de la Iglesia, tienen derecho a participar en sus sacramentos". Evidente. Pero si tienen derechos tienen obligaciones, que es la de recibir los sacramentos con las disposiciones que exige la Iglesia, que en el caso de la comunión eucarística es estar en estado de gracia.

No se me confundan, porque en las parroquias católicas participan divorciados vueltos a casar a los que se acoge pastoralmente, y que colaboran activamente en la vida parroquial. Eso sí, saben que lo de comulgar no puede ser, y lo aceptan sin problemas. Que eso de que los curas convierten a los divorciados vueltos a casar en apestados ya no se lo cree nadie.

El problema es que estamos acercándonos a la segunda parte del Sínodo y hay que jugar a levantar nuevas expectativas que se saben imposibles. No pasa nada. Nos inventamos que el Papa Francisco está de acuerdo con la comunión a los divorciados vueltos a casar y de paso decimos que los que sostienen la doctrina tradicional, la de siempre, son ultramontanos sin entrañas.


SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, FUNDADOR DE LOS DOMINICOS, 8 DE AGOSTO


Domingo de Guzmán, Santo
Fundador de los Dominicos, 8 de agosto
Por: Centro de Espiritualidad Santa María | Fuente: Centro de Espiritualidad Santa María 




Sacerdote y Fundador de los Dominicos
Agosto 8

Martirologio Romano: Memoria de santo Domingo, presbítero, que siendo canónigo de Osma se hizo humilde ministro de la predicación en los países agitados por la herejía albigense y vivió en voluntaria pobreza, hablando siempre con Dios o acerca de Dios. Deseoso de una nueva forma de propagar la fe, fundó la Orden de Predicadores, para renovar en la Iglesia la manera apostólica de vida, mandando a sus hermanos que se entregaran al servicio del prójimo con la oración, el estudio y el ministerio de la Palabra. Su muerte tuvo lugar en Bolonia, el día seis de agosto (1221).

Etimología: Domingo = del Señor. Viene de la lengua latina.

Los Padres Dominicos están hoy de fiesta. Santo Domingo de Guzmán los fundó en el siglo XIII. Durante tantos años han hecho y siguen haciendo un gran bien a la Iglesia en todo el mundo.

El fundador de los Padres Dominicos, que son ahora 6,800 en 680 casas en el mundo, nació en Caleruega, España, en 1171. Su madre, Juana de Aza, era una mujer admirable en virtudes y ha sido declarada Beata. Lo educó en la más estricta formación religiosa.

A los 14 años se fue a vivir con un tío sacerdote en Palencia en cuya casa trabajaba y estudiaba. La gente decía que en edad era un jovencito pero que en seriedad parecía un anciano. Su goce especial era leer libros religiosos, y hacer caridad a los pobres.

Por aquel tiempo vino por la región una gran hambre y las gentes suplicaban alguna ayuda para sobrevivir. Domingo repartió en su casa todo lo que tenía y hasta el mobiliario. Luego, cuando ya no le quedaba nada más con qué ayudar a los hambrientos, vendió lo que más amaba y apreciaba, sus libros (que en ese tiempo eran copiados a mano y costosísimos y muy difíciles de conseguir) y con el precio de la venta ayudó a los menesterosos. A quienes lo criticaban por este desprendimiento, les decía: "No puede ser que Cristo sufra hambre en los pobres, mientras yo guarde en mi casa algo con lo cual podía socorrerlos".

En un viaje que hizo, acompañando a su obispo por el sur de Francia, se dio cuenta de que los herejes habían invadido regiones enteras y estaban haciendo un gran mal a las almas. Y el método que los misioneros católicos estaban empleando era totalmente inadecuado. Los predicadores llegaban en carruajes elegantes, con ayudantes y secretarios, y se hospedaban en los mejores hoteles, y su vida no era ciertamente un modelo de la mejor santidad. Y así de esa manera las conversiones de herejes que conseguían, eran mínimas. Domingo se propuso un modo de misionar totalmente diferente.

Vio que a las gentes les impresionaba que el misionero fuera pobre como el pueblo. Que viviera una vida de verdadero buen ejemplo en todo. Y que se dedicara con todas sus energías a enseñarles la verdadera religión. Se consiguió un grupo de compañeros y con una vida de total pobreza, y con una santidad de conducta impresionante, empezaron a evangelizar con grandes éxitos apostólicos.

Sus armas para convertir eran la oración, la paciencia, la penitencia, y muchas horas dedicadas a instruir a los ignorantes en religión. Cuando algunos católicos trataron de acabar con los herejes por medio de las armas, o de atemorizarlos para que se convirtieran, les dijo: "Es inútil tratar de convertir a la gente con la violencia. La oración hace más efecto que todas las armas guerreras. No crean que los oyentes se van a c_onMover y a volver mejores por que nos ven muy elegantemente vestidos. En cambio con la humildad sí se ganan los corazones".

Domingo llevaba ya diez años predicando al sur de Francia y convirtiendo herejes y enfervorizando católicos, y a su alrededor había reunido un grupo de predicadores que él mismo había ido organizando e instruyendo de la mejor manera posible. Entonces pensó en formar con ellos una comunidad de religiosos, y acompañado de su obispo consultó al Sumo Pontífice Inocencio III.

Al principio el Pontífice estaba dudoso de si conceder o no el permiso para fundar la nueva comunidad religiosa. Pero dicen que en un sueño vio que el edificio de la Iglesia estaba ladeándose y con peligro de venirse abajo y que llegaban dos hombres, Santo Domingo y San Francisco, y le ponían el hombro y lo volvían a levantar. Después de esa visión ya el Papa no tuvo dudas en que sí debía aprobar las ideas de nuestro santo.

Y cuentan las antiguas tradiciones que Santo Domingo vio en sueños que la ira de Dios iba a enviar castigos sobre el mundo, pero que la Virgen Santísima señalaba a dos hombres que con sus obras iban a interceder ante Dios y lo calmaban. El uno era Domingo y el otro era un desconocido, vestido casi como un pordiosero. Y al día siguiente estando orando en el templo vio llegar al que vestía como un mendigo, y era nada menos que San Francisco de Asís. Nuestro santo lo abrazó y le dijo: "Los dos tenemos que trabajar muy unidos, para conseguir el Reino de Dios". Y desde hace siglos ha existido la bella costumbre de que cada año, el día de la fiesta de San Francisco, los Padres dominicos van a los conventos de los franciscanos y celebran con ellos muy fraternalmente la fiesta, y el día de la fiesta de Santo Domingo, los padres franciscanos van a los conventos de los dominicos y hacen juntos una alegre celebración de buenos hermanos.

En agosto de 1216 fundó Santo Domingo su Comunidad de predicadores, con 16 compañeros que lo querían y le obedecían como al mejor de los padres. Ocho eran franceses, siete españoles y uno inglés. Los preparó de la mejor manera que le fue posible y los envió a predicar, y la nueva comunidad tuvo una bendición de Dios tan grande que a los pocos años ya los conventos de los dominicos eran más de setenta, y se hicieron famosos en las grandes universidades, especialmente en la de París y en la de Bolonia.

El gran fundador le dio a sus religiosos unas normas que les han hecho un bien inmenso por muchos siglos. Por ejemplo estas:


Primero contemplar, y después enseñar. O sea: antes dedicar mucho tiempo y muchos esfuerzos a estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia, y después sí dedicarse a predicar con todo el entusiasmo posible.
Predicar siempre y en todas partes. Santo Domingo quiere que el oficio principalísimo de sus religiosos sea predicar, catequizar, tratar de propagar las enseñanzas católicas por todos los medios posibles. Y él mismo daba el ejemplo: donde quiera que llegaba empleaba la mayor parte de su tiempo en predicar y enseñar catecismo.

La experiencia le había demostrado que las almas se ganan con la caridad. Por eso todos los días pedía a Nuestro Señor la gracia de crecer en el amor hacia Dios y en la caridad hacia los demás y tener un gran deseo de salvar almas. Esto mismo recomendaba a sus discípulos que pidieran a Dios constantemente.

Los santos han dominado su cuerpo con unas mortificaciones que en muchos casos son más para admirar que para imitar. Recordemos algunas de las que hacía este hombre de Dios.

Cada año hacía varias cuaresmas, o sea, pasaba varias temporadas de a 40 días ayunando a pan y agua.

Siempre dormía sobre duras tablas. Caminaba descalzo por caminos irisados de piedras y por senderos cubiertos de nieve. No se colocaba nada en la cabeza ni para defenderse del sol, ni para guarecerse contra los aguaceros. Soportaba los más terribles insultos sin responder ni una sola palabra. Cuando llegaban de un viaje empapados por los terribles aguaceros mientras los demás se iban junto al fuego a calentarse un poco, el santo se iba al templo a rezar. Un día en que por venganza los enemigos los hicieron caminar descalzos por un camino con demasiadas piedrecitas afiladas, el santo exclamaba: "la próxima predicación tendrá grandes frutos, porque los hemos ganado con estos sufrimientos". Y así sucedió en verdad. Sufría de muchas enfermedades, pero sin embargo seguía predicando y enseñando catecismo sin cansarse ni demostrar desánimo.

Era el hombre de la alegría, y del buen humor. La gente lo veía siempre con rostro alegre, gozoso y amable. Sus compañeros decían: "De día nadie más comunicativo y alegre. De noche, nadie más dedicado a la oración y a la meditación". Pasaba noches enteras en oración.

Era de pocas palabras cuando se hablaba de temas mundanos, pero cuando había que hablar de Nuestro Señor y de temas religiosos entonces sí que charlaba con verdadero entusiasmo.

Sus libros favoritos eran el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Siempre los llevaba consigo para leerlos día por día y prácticamente se los sabía de memoria. A sus discípulos les recomendaba que no pasaran ningún día sin leer alguna página del Nuevo Testamento o del Antiguo.

Los que trataron con él afirmaban que estaban seguros de que este santo conservó siempre la inocencia bautismal y que no cometió jamás un pecado grave.

Totalmente desgastado de tanto trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios a principios de agosto del año 1221 se sintió falto de fuerzas, estando en Bolonia, la ciudad donde había vivido sus últimos años. Tuvieron que prestarle un colchón porque no tenía. Y el 6 de agosto de 1221, mientras le rezaban las oraciones por los agonizantes cuando le decían: "Que todos los ángeles y santos salgan a recibirte", dijo: "¡Qué hermoso, qué hermoso!" y expiró.

A los 13 años de haber muerto, el Sumo Pontífice Gregorio IX lo declaró santo y exclamó al proclamar el decreto de su canonización: "De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo".

¡Felicidades a quienes lleven este nombre y a los Dominicos y Dominicas!

“Hay silencios que hieren, pero hay palabras que curan”.