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lunes, 27 de julio de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 27 DE JULIO DEL 2015


Si tuvieras fe como un grano de mostaza
Parábolas


Mateo 13, 31-35. Tiempo Ordinario. Si bien es la más pequeño de todas las semillas, crece hasta volverse la más grande que todas.


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas. Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente. Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: "Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo."

Oración introductoria
Ven, Espíritu Santo, ilumina mi meditación para que, como la semilla de mostaza, crezca y sea el fermento para que mis actividades de este día produzcan los frutos de amor que Tú tienes dispuesto.

Petición
Padre Santo, haz que tenga el anhelo de llevar a todos los hombres, mis hermanos, la Buena Nueva de tu Evangelio.

Meditación del Papa Francisco
La parábola utiliza la imagen del grano de mostaza. Si bien es el más pequeño de todas las semillas está lleno de vida y crece hasta volverse 'más grande que todas las plantas de huerto'.
Así es el reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante. Para entrar a ser parte es necesario ser pobres en el corazón; no confiarse en las propias capacidades sino en la potencia del amor de Dios; no actuar para ser importantes a los ojos de mundo, sino preciosos a los ojos de Dios, que tiene predilección por simples y los humildes.
Cuando vivimos así, a través de nosotros irrumpe la fuerza de Cristo y transforma lo que es pequeño y modesto en una realidad que hace fermentar a toda la masa del mundo y de la historia.
De estas dos parábolas nos viene una enseñanza importante: el Reino de Dios pide nuestra colaboración, si bien es sobretodo iniciativa y un don del Señor. Nuestra débil obra aparentemente pequeña delante de los problemas del mundo, si se inserta en la de Dios y no tiene miedo de las dificultades.» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de junio de 2015).
Reflexión
Cuando vemos que la sociedad vive cada vez más descristianizada, nos lamentamos y vemos lo poco que podemos hacer. Ese sentimiento de impotencia es natural. Sin embargo, los mecanismos del Reino de los Cielos funcionan de manera diferente. ¿Por qué? Porque el verdadero actor es Dios, y como Él es Todopoderoso puede hacer que cambie hasta lo más difícil.

Al contemplar la vida de los santos, como la de S. Francisco de Asís, vemos cómo se realiza una gran obra a través de ese "pequeño instrumento". Esto es lo que Jesús quiere decirnos: "no te preocupes si sólo eres una semilla diminuta. Siémbrate en mi Corazón y verás hasta dónde puedes".

Así lo hicieron un grupo de gente sencilla que siguió a Jesús: sus apóstoles. ¿Quién les iba a decir que después de dos mil años la Iglesia estaría presente en tantos lugares y atendería las necesidades materiales y espirituales de millones de personas? Esto se debe a que la fuerza de la Iglesia no está en lo que pueda hacer cada uno por su cuenta, sino en el poder de Dios con las personas que se entregan a fondo.

El secreto consiste en cambiar el propio corazón por el de Jesús, pareciéndonos a Él en todo lo posible. Así se transforma también nuestra familia y las personas de nuestro entorno. Y entre todos, impulsados por Cristo, podemos traer a este mundo la civilización del amor.

Propósito
Sembrar amor al escribir un correo electrónico o una nota a quien se ha alejado de Cristo.

Diálogo con Cristo
Señor, gracias por la semilla de la fe que recibí el día de mi bautismo. Quiero que ésta crezca para que pueda convertir, con tu gracia, mi vida en tierra buena, sin obstáculos ni cizaña que detengan los frutos de amor que Tú produces.

EL AJEDREZ Y LA MUERTE


EL AJEDREZ Y LA MUERTE



Era una noche oscura y fría. Daniel bebía un café sentado en su sillón favorito en la sala de estudio de su casa. Su familia dormía, mientras él reflexionaba sobre muchas cosas; tantas que perdió la noción del tiempo. Eran las 3 de la mañana, llevó su taza vacía al lavaplatos, y abrió el refrigerador para prepararse algo de comer. Cuando cerró la puerta vio junto a él una figura muy conocida, pero nada apreciada. La espectral imagen lo miró fijamente y le dijo con voz tenue: ¿Sabes a qué he venido?
Él asintió con la cabeza y dijo: Sí, lo sé, ya es mi hora.

Confundida, la Muerte preguntó a su víctima:

¿No vas a llorar? ¡Todos lo hacen! Se arrodillan, suplican, juran que serán mejores, ruegan por otra oportunidad; mientras que tú, aceptas mi llegada con resignación.


Temeroso aún y con un nudo en la garganta, Daniel respondió:

- ¿De qué serviría? Nunca me darás otra oportunidad, tú sólo haces tu trabajo.
- Tienes razón, sólo hago mi trabajo.
- ¿Puedo despedirme de mi familia? preguntó Daniel con la ligera esperanza de recibir un “sí”.
- Tú lo has dicho, hago mi trabajo. Yo no decido la hora ni el lugar, mucho menos los detalles… lo siento Daniel.
- No tienes por qué disculparte.
- Poca gente piensa en su familia mientras está en vida, pero al llegar este momento, todos piden lo mismo.
- No lo entiendes - dijo Daniel con tono de reproche – yo perdí a mi padre cuando tenía 15 años, y mi sufrimiento fue grande… pero mi hija menor tiene sólo 4, déjame decirle que la amo.
- Tuviste 4 años para decírselo, tuviste muchos días libres, muchos cumpleaños, fiestas, y otros momentos en que pudiste decírselo a tu hija que la amabas… pero ¿por qué sólo pensaste en tu hija?
- Mi hijo mayor no me creería, y mi esposa, bueno… a ella no creo que le interese si la amo o no. Nos hemos distanciado mucho. Pero mi niña, no hay día que entre por la puerta y no esté ahí para recibirme con un beso.
Deja de hablar, se hace tarde – lo interrumpió la muerte – pero… está bien ¿sabes?, este momento hace que mucha gente haga conciencia de cómo vivió su vida. Lástima que lo hagan demasiado tarde.
Ambos salieron de la casa. Un extraño tren aguardaba en la calle y lo abordaron.
- No todo es aburrido en el estado de la muerte. No puedo decirte lo que pasará al llegar, pero te propongo que juguemos al ajedrez “para matar el tiempo”. 
Con una sonrisa y con una lágrima, Daniel dijo: ¡Qué curioso! ¡Creí que no tenías sentido del humor!.
El juego se inició. Daniel no se calmaba aunque comenzó ganando; consiguió un “alfil” y un “caballo”. Pero era obvio que eso no lo alegraba.
La Muerte le preguntó: ¿A qué te dedicabas en vida?
- Soy… es decir, era, un simple empleado en una fábrica de calzado.
- ¿Obrero?
- No, trabajaba en administración.
- Ah… supongo que te encargabas de ver si faltaba algún producto, o dinero.
- Sí, en parte así era.
- Hay algo que no entiendo…
- ¿Qué es lo que no entiendes?
¿Por qué ustedes teniendo tantas cosas buenas por hacer, se encierran en el trabajo, se olvidan de los sentimientos, no les importan los demás, se vuelven egoístas y violentos, pero cuando los visito, demuestran ternura, humildad, tristeza, miedo, e incluso lloran? ¿Por qué esperan que llegue yo, si ya nada podrán hacer?
- No lo sé.
- En cambio, soy un simple “peón”, haciendo lo que debo hacer y nada más. Mientras ustedes son dueños de su propia vida, capaces de decidir qué harán con ella ¿y para qué? si su decisión más común es desperdiciarla o vivirla mal.
- Te creía más cruel – comentó Daniel.
- ¡Nada es lo que parece!
El silencio reinó por unos instantes mientras Daniel ponía en “jaque” a la muerte.
- Dime... ¿qué pensabas cuando te casaste?
- Pensaba ser feliz, en formar una linda familia, en formar parte de la alta sociedad.
- ¿Y lo lograste?
- Es broma ¿verdad? Me encontraste solo en mi cocina durante la madrugada, y te pedí despedirme de mi hija. Es obvio que no lo hice. - Si hubiera mostrado más amor a mi familia, la petición de despedirme no hubiera sido necesaria.
- Ya las lágrimas se habían secado en el rostro de Daniel y de pronto exclamó suavemente ¡Jaque mate! 
- La Muerte sonrió y dijo ¡Felicidades!
- Daniel suspiró y respondió: Es una pena que no sirva de nada. No me importaba ganar, de todos modos ya estoy aquí… un simple juego de ajedrez no aleja de mi mente a mi familia, mis hijos, mi esposa.
- Las lágrimas brotaron de nuevo en el rostro de Daniel quien se cubrió el rostro con sus manos.
- Mientras el sollozaba, la muerte exclamó: ¡Hemos llegado!
- Daniel intentó calmarse, pero al abrir los ojos estaba de nuevo en su viejo sillón. Secó sus lágrimas. Eran las 6:45 de la mañana, y en lugar de gritar ¡ESTOY VIVO! como lo haría cualquier otro, salió al patio y dijo con voz tenue: GRACIAS, DIOS MÍO… Entró nuevamente a su casa, entró en la habitación de su hija y la abrazó, a la de su esposa e hizo lo mismo. Entró al cuarto de su hijo, le hizo cosquillas en los pies y le dijo: Hijo. Despierta ¡es domingo!.
¿Me despiertas para decirme que es domingo?
No hijo, os he despertado para deciros que os amo. 

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir”
(Eclesiastés 3: 1-2)

EL REGALO ENCUBIERTO


EL REGALO ENCUBIERTO




Un joven muchacho que estaba a punto de graduarse, admiraba desde hacía unos meses un precioso automóvil deportivo en un concesionario de coches. Sabiendo que su padre podría comprárselo, le dijo que ese auto era todo lo que quería; y a sabiendas que se acercaba el día de graduación y que su padre tenía las posibilidades económicas de concedérselo, el joven esperaba ver alguna señal de que su padre hubiese comprado el auto que tanto soñaba.

Finalmente, en la mañana del día de graduación, su padre le llamó para decirle lo orgulloso que se sentía de tener un hijo tan bueno y lo mucho que lo amaba.

El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo. Curioso e impaciente, el joven abrió la caja y encontró una hermosa Biblia de cubiertas de piel y con su nombre escrito con letras de oro.

Enojado le gritó a su padre: "¿Con todo el dinero que tienes y lo que me das es esta Biblia?". Salió de la casa y no regresó jamás.

Pasaron muchos años y el joven se convirtió en un exitoso hombre de negocios. Tenía una hermosa casa y una bonita familia, pero cuando supo que su padre (que ya era anciano) estaba muy enfermo, pensó visitarlo. No lo había vuelto a ver desde el día de su graduación.

Poco antes de partir para verlo, recibió un telegrama donde decía que su padre había muerto y le había heredado todas sus posesiones, por lo cual necesitaba urgentemente ir a su casa para arreglar todos los trámites de inmediato.

Cuando llegó a la casa de su padre, la tristeza y el arrepentimiento llenaron su corazón.

Empezó a ver todos los documentos importantes que su padre tenía y encontró la Biblia que en aquella ocasión su padre le había dado. Con lágrimas, la abrió y empezó a hojear sus páginas. Su padre cuidadosamente había subrayado un verso en Mateo 7.11: "Y si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas guías a vuestros hijos, cuanto más nuestro Padre Celestial dará a sus hijos aquello que le pidan".

Mientras leía esas palabras, unas llaves cayeron de la Biblia. Tenía una tarjeta del concesionario de automóviles donde había visto ese deportivo que había deseado tanto. En la tarjeta estaba la fecha del día de su graduación con las palabras: "TOTALMENTE PAGADO".

¿Cuántas veces hemos rechazado y perdido las Bendiciones de Dios o las oportunidades de disfrutar y/o vivir algo, porque no vienen envueltas en paquetes hermosos, como nosotros esperamos? 

Y AL FINAL DE LOS TIEMPOS... EL ANTICRISTO

Y al final de los tiempos... el anticristo
¿Quién es el Anticristo? ¿Es una persona? ¿Cómo reconocerlo? 


Por: Germán Sánchez Griese | Fuente: Catholic.net 



¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo?
Ése es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
 (1Jn. 2,22)


Los católicos creemos que al final de los tiempos Cristo vendrá para acabar con el mal de este mundo, siendo la muerte el último mal en ser aniquilado. Sin embargo, antes de que esto suceda, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. Así lo expresa Jesucristo: “Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará”. (Mt. 24, 12). Él mismo nos hace ver que la persecución será la compañía de los últimos días de la Iglesia en la tierra: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros.” (Jn. 15, 19-20).

Muchos quieren ver en estas persecuciones o en estas pruebas la figura de un Anticristo. De acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica, el Anticristo es “la impostura religiosa suprema... un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne” (Catecismo de la Iglesia católica, 675).

Algunos han querido ver en la figura del Anticristo a una persona concreta y así muchos lo identificaron con los emperadores romanos que persiguieron a los primeros cristianos. Otros lo identifican con sistemas políticos que proponen la felicidad completa y perpetua en este mundo, basados en diversos sistemas económicos. “Esta postura aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico.” (catecismo de la Iglesia católica, 676).

No hace mucho tiempo algunos creyeron ver en el comunismo la imagen del Anticristo por la fórmula de felicidad terrena que traía al hombre. Otros pensaba que podría ser una misma persona: Nerón o Diocleciano por la fiereza con la que perseguía a los primeros cristianos. ¿Persona? ¿Sistema político? ¿Cultura? ¿Demonio? Cada vez que a los hombres se les proporciona una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía, esto es, de la negación de la verdad, estamos hablando de una impostura religiosa. La impostura religiosa suprema, como lo apuntábamos anteriormente, es el Anticristo, de acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica.

Quién nos ofrece esa solución aparente a nuestros problemas, negando la verdad nos está ofreciendo a su vez una visión de lo que puede ser la figura del Anticristo. ¿La droga? ¿El sexo desligado de su verdad ética y moral? ¿Los sistemas políticos que glorifican a un tipo de hombre que sólo encontrará su felicidad en esta tierra? ¿El consumismo exacerbado de algunas cultura de Occidente? Cada vez que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías podemos decir que estamos hablando de un Anticristo, bien sea éste una persona, un sistema político o una cultura.

EL PAN DE DIOS ES JESÚS MISMO


El pan de Dios es Jesús mismo
Angelus del Papa en el 17o. domingo del Tiempo Ordinario: la eucaristía. 26 de julio de 2015


Por: Papa Francisco | Fuente: es.radiovaticana.va 




En el ardiente verano romano, a las 12 del mediodía del 26 de julio de 2015, el Obispo de Roma reflexionó sobre el Evangelio de la multiplicación de los panes, ante miles de peregrinos que, a pesar del calor intenso, acudieron a la plaza del santuario de San Pedro, para escucharlo y recibir su bendición.

 

Texto y audio de las palabras del Papa Francisco antes de rezar el Ángelus dominical:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (Jn 6, 1-15) presenta el gran signo de la multiplicación de los panes, en la narración del evangelista Juan. Jesús se encuentra en la orilla del lago de Galilea, y está rodeado por “una gran multitud”, atraída por los “signos que hacía curando a los enfermos” (v. 2).

En Él actúa el poder misericordioso de Dios, que cura todo mal del cuerpo y del espíritu. Pero Jesús no es un sanador, es también maestro: en efecto sube al monte y se si sienta, en la típica actitud del maestro cuando enseña: sube sobre aquella “cátedra” natural creada por su Padre celestial. Llegado a este punto Jesús, que sabe bien lo que está por hacer, pone a la prueba a sus discípulos.

¿Qué hacer para dar de comer a toda aquella gente? Felipe, uno de los Doce, hace un rápido cálculo: organizando una colecta, se podrán recoger, al máximo, doscientos denarios para comprar el pan que, sin embargo, no alcanzaría para dar de comer a cinco mil personas.

Los discípulos razonan en términos de “mercado”, pero Jesús, a la lógica del comprar, sustituye aquella otra lógica, la lógica del dar. Las dos lógicas, ¿no? La del comprar y la del dar. Y he aquí que Andrés, otro de los Apóstoles, hermano de Simón Pedro, presenta a un muchacho que pone a disposición todo lo que tiene: cinco panes y dos pescados; pero ciertamente – dice Andrés – son nada para aquella gente (Cfr. v. 9).

Pero Jesús esperaba precisamente esto. Ordena a los discípulos que hagan sentar a la gente, después tomó aquellos panes y aquellos pescados, dio gracias al Padre y los distribuyó (Cfr. v. 11). Estos gestos anticipan aquellos de la Última Cena, que dan al pan de Jesús su significado más verdadero.

El pan de Dios es Jesús mismo. Tomando la Comunión con Él, recibimos su vida en nosotros y llegamos a ser hijos del Padre celestial y hermanos entre nosotros. Tomando la Comunión nos encontramos con Jesús, realmente vivo y resucitado. Participar en la Eucaristía significa entrar en la lógica de Jesús, la lógica de la gratuidad, de la participación. Y por más pobres que seamos, todos podemos dar algo. “Tomar la Comunión” también significa tomar de Cristo la gracia que nos hace capaces de compartir con los demás lo que somos y lo que tenemos.

La multitud está sorprendida por el prodigio de la multiplicación de los panes; pero el don que Jesús ofrece es plenitud de vida para el hombre hambriento. Jesús sacia no sólo el hambre material, sino aquella más profunda, el hambre de sentido de la vida, el hambre de Dios.

Frente al sufrimiento, a la soledad, a la pobreza y a las dificultades de tanta gente, ¿qué podemos hacer nosotros? Lamentarse no resuelve nada, pero podemos ofrecer lo poco que tenemos. Como aquel muchacho. Ciertamente tenemos alguna hora de tiempo, algún talento, alguna competencia... ¿Quién de nosotros no tiene sus “cinco panes y dos pescados”? Todos tenemos.

Si estamos dispuestos a ponerlos en las manos del Señor, bastarán para que en el mundo haya un poco más de amor, de paz, de justicia y, sobre todo, de alegría. ¡Cuán necesaria es la alegría en el mundo! Dios es capaz de multiplicar nuestros pequeños gestos. Gestos de solidaridad y hacernos partícipes de su don.

Que nuestra oración sostenga el empeño común para que jamás falte a nadie el Pan del cielo que da la vida eterna y lo necesario para una vida diga, y para que se afirme la lógica del compartir y del amor. Que la Virgen María nos acompañe con su intercesión maternal.

(Traducción de María Fernanda Bernasconi - RV).

PARA COMUNICARSE CON DIOS


Para comunicarse con Dios



Cada día resulta más fácil comunicarse con las personas; pero.. ¿Y con Dios?

Aquí tienes ocho reglas para llamarle y contar con Él, cuando desees:

1 - Marca el prefijo correcto. No a lo loco.

2 - Una conversación telefónica con Dios no es un monólogo. No hables sin parar, escucha al que habla al otro lado.

3 - Si la conversación se interrumpe, comprueba si has sido tú el causante del corte.

4 - No adoptes la costumbre de llamar sólo en casos de urgencia. Eso no es trato de amigos.

5 - No seas tacaño. No llames sólo a las horas de "tarifa reducida", es decir, cuando toca o en fines de semana. Una llamada breve en cualquier momento del día sería ideal.

6 - Las llamadas son gratuitas y no pagan impuestos.

7 - No olvides decirle a Dios que te deje en el contestador todos los mensajes que quiera y cuando quiera.

8 - Toma nota de las indicaciones que Él te diga para que no las eches en olvido.

Si a pesar del cumplimiento de estas reglas la comunicación se torna difícil, dirígete con toda confianza a las oficinas del Espíritu Santo. Él restablecerá la comunicación.

Y si tu teléfono no funciona, llévalo al taller de reparación que lleva por nombre "Sacramento del Perdón". Allí todas las reparaciones son gratuitas y tienen una garantía de por vida.

CUERPO DEL PADRE PÍO SERÁ EXPUESTO EN EL VATICANO EL PRÓXIMO FEBRERO

Cuerpo del Padre Pío será expuesto en el Vaticano el próximo febrero
El deseo del Pontífice con la exposición del cuerpo incorrupto es el de resaltar la importancia del misterio del confesor en el año jubilar de la misericordia


 Fuente: http://es.gaudiumpress.org 



Redacción (Miércoles, 15-07-2015, Gaudium Press) La Santa Sede ha dirigido una carta a los Frailes Capuchinos en Italia en la que hace oficial el deseo del Santo Padre Francisco de trasladar el cuerpo de San Pío de Pietrelcina al Vaticano con ocasión del Año de la Misericordia. Hasta el momento se hablaba de la hipótesis de este acontecimiento, pero de acuerdo con ‘Corriere del Mezzogiorno', medio de comunicación italiano, el cuerpo incorrupto del Padre Pío sería trasladado a la Basílica de San Pedro para el 10 de febrero del próximo año, fecha cuando inicia la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza.
Aunque la Santa Sede no ha hecho un pronunciamiento oficial de la ostensión, se puede decir que con el mensaje dirigido a los frailes capuchinos se inicia el trabajo organizativo para el traslado de los restos mortales del santo. El deseo del Pontífice con la exposición del cuerpo incorrupto es el de resaltar la importancia del misterio del confesor en el año jubilar de la misericordia. Es conocido que el Padre Pío era un gran confesor y su confesionario siempre solía tener una fila enorme de fieles que esperaban recibir el perdón de Dios de manos del sacerdote capuchino.

Esta sería la primera vez que el cuerpo del Padre Pío se traslade al Vaticano, pero no la primera de su ostensión, ya que su cuerpo incorrupto fue expuesto por primera vez en su santuario en San Giovanni Rotondo entre el 24 de abril de 2008 y el 23 de septiembre de 2009. Justamente, debido al número de fieles que visitaron sus restos mortales -alrededor de 9.8 millones de personas- se decidió, a partir del 1º de junio de 2013, exponer su cuerpo de manera definitiva. Con su traslado a Roma el próximo febrero, se espera que otros tantos fieles honren al santo.
El Padre Pío, quien falleció el 20 de septiembre de 1968 en olor de santidad y sufriendo por 50 años los estigmas, fue canonizado en el 2002 por San Juan Pablo II, gracias al milagro atribuido a su mediación ocurrido al niño Mateo Colella quien se recuperó, sin explicación médica alguna, de una meningitis fulminante.
Durante solemne celebración de su canonización, San Juan Pablo II se refirió sobre el Padre Pío como un gran distribuidor de misericordia: "El padre Pío fue generoso dispensador de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos a través de la acogida, de la dirección espiritual y especialmente de la administración del sacramento de la penitencia. También yo, durante mi juventud, tuve el privilegio de aprovechar su disponibilidad hacia los penitentes. El ministerio del confesonario, que constituye uno de los rasgos distintivos de su apostolado, atraía a multitudes innumerables de fieles al convento de San Giovanni Rotondo. Aunque aquel singular confesor trataba a los peregrinos con aparente dureza, estos, tomando conciencia de la gravedad del pecado y sinceramente arrepentidos, volvían casi siempre para recibir el abrazo pacificador del perdón sacramental".
Además de San Pío de Pietrelcina, también se habla de la hipótesis de la ostensión en el Vaticano del cuerpo de otro santo capuchino: San Leopoldo Mandic. Aunque no se ha hecho oficial el posible traslado de su cuerpo a la Basílica de San Pedro, se sabe que el santo, al igual el Padre Pío, era un gran confesor. Falleció en Padua, Italia, el 30 de julio de 1942 y fue canonizado por Juan Pablo II el 16 de octubre de 1983.
Como parte de los grandes acontecimientos del Jubileo de la Misericordia, asimismo se habla de la posible canonización de la Beata Madre Teresa de Calcuta, que podría ocurrir en septiembre del próximo año. "No hay fecha oficial, pero podría decirse que la Congregación de las Causas de los Santos está estudiando el caso", es lo que ha dicho el Padre Federico Lombardi, Portavoz dela Santa Sede, ante el rumor de este hecho.