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domingo, 12 de julio de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 12 DE JULIO DEL 2015


Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos
Tiempo Ordinario

Marcos 6, 7-13. Domingo XV Tiempo Ordinario B. Con tu testimonio de alegría y de fidelidad estarás evangelizando. 


Por: Andrés Ugalde | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que tomasen para el camino, un bastón y nada más pero ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos. Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Oración introductoria
Señor, así como a la misión envías de dos en dos, así mi oración necesita de la presencia de tu Espíritu Santo, para que seamos dos los que busquemos tener un momento de intimidad contigo en la oración y poder conocer cuál es tu voluntad para este día.

Petición
Espíritu Santo, concédeme experimentar el gran amor que Dios me tiene, para poder corresponderle.

Meditación del Papa Francisco
Hoy en día todavía hay mucha gente que no conoce a Jesucristo. Por eso es tan urgente la misión ad gentes, en la que todos los miembros de la Iglesia están llamados a participar, ya que la Iglesia es misionera por naturaleza: la Iglesia ha nacido “en salida”. La Jornada Mundial de las Misiones es un momento privilegiado en el que los fieles de los diferentes continentes se comprometen con oraciones y gestos concretos de solidaridad para ayudar a las iglesias jóvenes en los territorios de misión. Se trata de una celebración de gracia y de alegría. De gracia, porque el Espíritu Santo, mandado por el Padre, ofrece sabiduría y fortaleza a aquellos que son dóciles a su acción. De alegría, porque Jesucristo, Hijo del Padre, enviado para evangelizar al mundo, sostiene y acompaña nuestra obra misionera. Precisamente sobre la alegría de Jesús y de los discípulos misioneros quisiera ofrecer una imagen bíblica, que encontramos en el Evangelio de Lucas (cf.10,21-23).
El evangelista cuenta que el Señor envió a los setenta discípulos, de dos en dos, a las ciudades y pueblos, a proclamar que el Reino de Dios había llegado, y a preparar a los hombres al encuentro con Jesús. (Homilía de S.S. Francisco, 14 de junio de 2014).
Reflexión
Dicen que el recuerdo de los buenos profesores queda marcado en el alma de todo estudiante. Uno de mis profesores de ética, solía decir: "Crean descaradamente en el bien. Tengan confianza en que a la larga terminará siempre por imponerse. No se angustien si otros avanzan aparentemente más rápido por caminos torcidos. Crean también en la lenta eficacia del amor. Sepan esperar".

Jesús envía a los doce a evangelizar. Esta palabra significa que hay que predicar a los hombres el Evangelio, es decir, un mensaje de alegría, el anuncio de la salvación traída por Jesucristo. No se trata de un fardo insoportable de ideas o de nociones, sino de lo que Dios ha hecho por nosotros. Al evangelizado le llega un mensaje, una carta recomendada, personal y urgente; un telegrama dirigido de hermano a hermano: "Ábrelo rápido, lee. Te interesa. Aprovéchalo y da una respuesta inmediata".

Pero no basta sólo con poseer el contenido del mensaje. Se añade: "Déjate poseer por este mensaje. Él quiere guiarte hacia alturas insospechadas en tu vida. Quiere hacerte feliz de verdad". Todos como cristianos estamos llamados a esta misión. La eficacia y el éxito de este envío depende de Dios. Es Él quien da los frutos si nosotros colaboramos y nos prestamos. Hay que confiar y mucho con esa fe de la que hablaba mi profesor de adolescencia.

Sí, el bien tiene la última palabra. Tarde o temprano vencerá. Jesús nos pide también a nosotros que vayamos. No hace falta hacer un largo viaje a una tierra desconocida. El anuncio de la Buena Nueva sin alforja, ni calderilla, ni túnica..., debe llegar al seno de mi familia, a la oficina de trabajo, a todas y cada una de las personas con las que a diario me cruzo por el camino. Con mi testimonio de alegría y de fidelidad estaré evangelizando y experimentaré una felicidad incomparable.

Propósito
Ofrecer mi oración, mi tiempo y mis talentos para impulsar la Nueva Evangelización.

Diálogo con Cristo
Jesús, ante la dificultad que puede presentar la misión, es maravilloso confirmar que no estoy solo. Tú pones personas en mi camino para que me ayuden y, al mismo tiempo, yo puedo ayudar a otros. No quieres que sea mi esfuerzo personal, ni la tecnología ni los programas o los métodos mi seguridad. Tú lo dices claramente, no necesito nada, sólo a Ti. confiar en Ti y en la misión que me has encomendado

ENVIADOS POR JESÚS


Enviados por Jesús



Jesús no envía a sus discípulos de cualquier manera. Para colaborar en su proyecto del reino de Dios y prolongar su misión es necesario cuidar un estilo de vida. Si no es así, podrán hacer muchas cosas, pero no introducirán en el mundo su espíritu. Marcos nos recuerda algunas recomendaciones de Jesús. Destacamos algunas.

En primer lugar, ¿quiénes son ellos para actuar en nombre de Jesús? ¿Cuál es su autoridad? Según Marcos, al enviarlos, Jesús «les da autoridad sobre los espíritus inmundos». No les da poder sobre las personas que irán encontrando en su camino. Tampoco él ha utilizado su poder para gobernar sino para curar.

Como siempre, Jesús está pensando en un mundo más sano, liberado de las fuerzas malignas que esclavizan y deshumanizan al ser humano. Sus discípulos introducirán entre las gentes su fuerza sanadora. Se abrirán paso en la sociedad, no utilizando un poder sobre las personas, sino humanizando la vida, aliviando el sufrimiento de las gentes, haciendo crecer la libertad y la fraternidad.

Llevarán sólo «bastón» y «sandalias». Jesús los imagina como caminantes. Nunca instalados. Siempre de camino. No atados a nada ni a nadie. Sólo con lo imprescindible. Con esa agilidad que tenía Jesús para hacerse presente allí donde alguien lo necesitaba. El báculo de Jesús no es para mandar, sino para caminar.

No llevarán «ni pan, ni alforja, ni dinero». No han de vivir obsesionados por su propia seguridad. Llevan consigo algo más importante: el Espíritu de Jesús, su Palabra y su Autoridad para humanizar la vida de las gentes. Curiosamente, Jesús no está pensando en lo que han de llevar para ser eficaces, sino en lo que no han de llevar. No sea que un día se olviden de los pobres y vivan encerrados en su propio bienestar.

Tampoco llevarán «túnica de repuesto». Vestirán con la sencillez de los pobres. No llevarán vestiduras sagradas como los sacerdotes del Templo. Tampoco vestirán como el Bautista en la soledad del desierto. Serán profetas en medio de la gente. Su vida será signo de la cercanía de Dios a todos, sobre todo, a los más necesitados.

¿Nos atreveremos algún día a hacer en el seno de la Iglesia un examen colectivo para dejarnos iluminar por Jesús y ver cómo nos hemos ido alejando sin darnos casi cuenta de su espíritu?


José Antonio Pagola

ALTAR DE MAÍZ, MARCO PERFECTO PARA LA SANTA MISA DE PAPA FRANCISCO, EN PARAGUAY



“Altar de maíz”, marco perfecto para recibir al Papa Francisco




Koki Ruiz es un reconocido artista plástico paraguayo, autor del ya célebre “Altar de maíz” que ha diseñado para la misa que celebrará el Papa Francisco el domingo. Visitamos la explanada de Ñu Guazú y tuvimos la oportunidad de subir al altar para apreciar de cerca el espectacular retablo inspirado en la cultura indígena guaraní. Dos imágenes gigantes, una de san Ignacio, la otra de san Francisco enmarcan la estructura, de más de 25 metros de alto por 14 de ancho.

“El maíz representa la  dignidad del trabajo de la gente y del que cuida la tierra, y los cocos la importancia histórica del Paraguay”, puntualizó Ruiz señalando que el coco era la  comida que las familias pobres enviaban a sus hijos obligados a servir en las grandes guerras que vivió su país. Que la presencia del Papa Francisco, el Papa “verde” por su compromiso con la salvaguarda de la naturaleza, sea un impulso a la revalorización de la creación y a la reivindicación del arte y la religiosidad popular.

Desde Asunción, en salida misionera con el Papa Francisco, Raúl Cabrera, Radio Vaticano

EL MALETÍN DE LA ESPERANZA: REGALOS DE LOS NIÑOS ENFERMOS AL PAPA EN PARAGUAY


“El maletín de la esperanza”: Regalos de los niños enfermos al Papa en Paraguay


ASUNCIÓN, 11 Jul. 15 / 01:47 pm (ACI).- Durante la visita privada que realizó el Papa Francisco hoy en la mañana al hospital pediátrico Acosta Ñu en la capital paraguaya, los niños le regalaron varios dibujos, cartas y mensajes con sus expresiones de cariño. Entre los gestos de cariño, el Pontífice recibió un regalo hecho por un niño que falleció días antes de su visita.

Los pequeños pacientes prepararon el denominado “maletín de la esperanza” donde colocaron los obsequios. También incluyeron un mensaje en guaraní escrito sobre el mapa de Paraguay que dice: “Papa Francisco rovy´aite rejuhaguére ore retame. Orerovasa” (Papa Francisco, estamos felices por tu visita a nuestro país. Bendícenos).


"Verlos dibujar y escribir sus mensajes, entusiasmados y llenos de esperanza, nos transmitieron un ideal claro: que no pierden la fe ante situaciones difíciles, como una enfermedad o estando lejos de los seres queridos mientras realizan sus tratamientos", manifestó Lilian Rodas, una de las maestras de manualidades del hospital, al diario Última Hora.

El Santo Padre obsequió rosarios a los médicos, enfermeras y al personal administrativo. También agradeció al capellán de Acosta Ñu por el acompañamiento espiritual a los niños durante su enfermedad.


Asimismo, el Papa bendijo a todos los niños y estuvo conversando con cuatro pequeñas que habían recibido un trasplante de corazón.

El niño que no pudo regalarle su dibujo al Papa

Pedrito Ramón era un niño paraguayo de ocho años que sufría de aplasia medular, dolencia en la médula ósea, y estaba internado por en Acosta Ñu. Al enterarse de que el Papa Francisco visitaría el centro médico, decidió hacerle un dibujo con un mensaje para entregárselo al Santo Padre.

HORROR AL PECADO


Horror al pecado



En este mundo pagano, de un nuevo paganismo más culpable, se hace muy difícil conservar la noción de pecado. De tanto pecar y ver pecar, puede sucedernos que nos acostumbremos al pecado, al mal. Y sin embargo por el pecado el Hijo de Dios tuvo que pasar por su tremenda Pasión y Muerte y un sufrimiento infinito como sólo un Dios lo podía soportar.

Los Santos también tenían la frase de: “¡Morir, antes que pecar!”. Pero nosotros, influenciados por la moda, por los medios de comunicación social y por el mismo ambiente malsano del mundo -que hoy más que nunca es “mundo”, uno de los tres enemigos del cristiano, junto con el demonio y la carne-, vivimos inmersos en esta costumbre de pecar y ver pecar como una cosa normal.

Sin embargo el pecado es la causa de todos los males de todo tipo. Es más, el pecado es en realidad el único mal.

Lo que sucede es que como nuestra alma no grita ni se retuerce cuando muere si cometemos un pecado grave o mortal, entonces nos parece que todo sigue igual como antes de pecar. Pero si viéramos con los ojos del cuerpo lo que es un alma en pecado mortal quedaríamos espantados horriblemente. Eso no lo vemos, como sí lo veían los santos, que tenían una gran sensibilidad para no ofender a Dios ni con la mínima falta.

Luchemos contra el pecado, que es nuestro verdadero enemigo. Evitemos el pecado grave, pero también el pecado leve, porque el pecado grave es el mal más grande, y el pecado leve le sigue en maldad.

Pensemos y meditemos que si una persona muere en pecado mortal, merecerá un infierno eterno de penas imposibles de imaginar para la mente y el sentido humano.

No pequemos nosotros ni hagamos pecar a nadie, y tampoco nos acostumbremos al mal, sino siempre tengamos un saludable rechazo hacia el pecado, guardando misericordia, eso sí, para el pecador.

Si tenemos buena voluntad, rezamos, recibimos los sacramentos, Dios nos ayudará para que al menos no cometamos faltas voluntarias, o nos arrepintamos de ellas al punto.

Nadie dice que sea fácil la verdadera vida cristiana, pues como bien ha dicho Job en la Sagrada Escritura: “Es milicia la vida del hombre sobre la tierra”. Y también el Apóstol nos dice que nuestra lucha no es contra seres de carne y sangre, sino contra los dominadores, contra las potestades espirituales que están en el aire.

RAÍCES PROFUNDAS Y RESISTENTES


Raíces profundas y resistentes
Siempre habrá una tempestad en algún momento de nuestras vidas, porque, queramos o no, la vida no es muy fácil.


Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net 




Tiempo atrás, yo era vecino de un médico, cuyo "hobby" era plantar árboles en el enorme patio de su casa. A veces observaba, desde mi ventana, su esfuerzo por plantar árboles y más árboles, todos los días.

Lo que más llamaba mi atención, entretanto, era el hecho de que él jamás regaba los brotes que plantaba. Noté después de algún tiempo, que sus árboles estaban demorando mucho en crecer.

Cierto día, resolví entonces aproximarme al médico y le pregunté si él no tenía recelo de que las plantas no creciesen, pues percibía que él nunca las regaba. Fue cuando, con un aire orgulloso, él me describió su fantástica teoría.

Me dijo que, si regase sus plantas, las raíces se acomodarían en la superficie y quedarían siempre esperando por el agua fácil, que venía de encima. Como él no las regaba, los árboles demorarían más para crecer, pero sus raíces tenderían a migrar para lo más profundo, en busca del agua y de las varias nutrientes encontradas en las capas más inferiores del suelo.

Así, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes a las intemperies. Y agregó que él frecuentemente daba unas palmadas en sus árboles, con un diario doblado, y que hacía eso para que se mantuviesen siempre despiertas y atentas. Esa fue la única conversación que tuvimos con mi vecino.

Tiempo después fui a vivir a otro país, y nunca más volví a verlo.

Varios años después, al retornar del exterior, fui a dar una mirada a mi antigua residencia. Al aproximarme, noté un bosque que no había antes.
¡¡Mi antiguo vecino, había realizado su sueño!!.

Lo curioso es que aquel era un día de un viento muy fuerte y helado, en que los árboles de la calle estaban arqueados, como si no estuviesen resistiendo al rigor del invierno. Entretanto, al aproximarme al patio del médico, noté cómo estaban sólidos sus árboles: prácticamente no se movían, resistiendo estoicamente aquel fuerte viento.

Qué efecto curioso, pensé...
Las adversidades por las cuales aquellos árboles habían pasado, llevando palmaditas y habiendo sido privados de agua, parecía que los había beneficiado de un modo que el confort y el tratamiento más fácil jamás lo habrían conseguido.

Todas las noches, antes de ir a acostarme, doy siempre una mirada a mis hijos. Observo atentamente sus camas y veo cómo ellos han crecido.

Frecuentemente rezo por ellos. En la mayoría de las veces, pido para que sus vidas sean fáciles, para que no sufran las dificultades y agresiones de éste mundo... He pensado, entretanto, que es hora de cambiar mis ruegos.

Ese cambio tiene que ver con el hecho de que es inevitable que los vientos helados y fuertes nos alcancen. Sé que ellos encontrarán innumerables dificultades y que, por tanto, mis deseos de que las dificultades no ocurran, han sido muy ingenuos. Siempre habrá una tempestad en algún momento de nuestras vidas, porque, queramos o no, la vida no es muy fácil.

Al contrario de lo que siempre he hecho, rezaré para que mis hijos crezcan con raíces profundas, de tal forma que puedan retirar energía de las mejores fuentes, de las más divinas, que se encuentran siempre en los lugares más difíciles.

Pedimos siempre tener facilidades, pero en verdad lo que necesitamos hacer es pedir para desenvolver raíces fuertes y profundas, de tal modo que cuando las tempestades lleguen y los vientos helados soplen, resistamos bravamente, en vez de que seamos subyugados y barridos por el viento.