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sábado, 20 de junio de 2015

EL EVANGELIO DEL DÍA: SÁBADO 20 DE JUNIO DEL 2015



No pueden servir a Dios y al dinero
Tiempo Ordinario

Mateo 6, 24-34. Nuestra actitud es diferente cuando ponemos todo nuestro esfuerzo confiando en que Dios hará el resto. 


Por: H. Roberto Villatoro | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 6, 24-34
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero. Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con que se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento ¿Y porqué se preocupen por el vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas. 

Oración introductoria
Señor, gracias porque estás siempre conmigo. Gracias por que no me abandonas, gracias por ser mi Padre. Ya sé que Tú me amas mucho y que harías lo que fuera para que sea feliz y alcance el cielo que nos has prometido. Pero ayúdame a ver de buen grado todos los acontecimientos de mi vida, sabiendo que ahí estás Tú.

Petición
Dios mío, confío en ti. ¿Cómo no confiar en ti? Padre, que me abandone en ti.

Meditación del Papa Francisco
¡Qué hermoso es esto! ¡Dios no se olvida de nosotros! ¡De ninguno de nosotros! Con nombre y apellido. Nos ama y no se olvida. ¡Qué hermoso pensamiento! Esta invitación a la confianza en Dios encuentra un paralelismo en la página del Evangelio de Mateo: “Mirad las aves del cielo -dice Jesús-: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. (...) Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos”.
Pensando en tantas personas que viven en condiciones de precariedad, o incluso en la miseria que ofende su dignidad, estas palabras de Jesús podrían parecer abstractas, si no ilusorias. ¡Pero en realidad son más que nunca actuales! Nos recuerdan que no se puede servir a dos amos: Dios y la riqueza. Mientras cada uno busque acumular para sí, jamás habrá justicia. Tenemos que oír bien esto. Mientras cada uno busque acumular para sí, jamás habrá justicia. Si en cambio, confiando en la providencia de Dios, buscamos juntos su Reino, entonces a nadie le faltará lo necesario para vivir dignamente.
Un corazón ocupado por la furia de poseer es un corazón lleno de esta furia de poseer, pero vacío de Dios. Por eso Jesús ha advertido varias veces a los ricos, porque en ellos es fuerte el riesgo de colocar la propia seguridad en los bienes de este mundo. En un corazón poseído por las riquezas, no hay más espacio para la fe. (S.S. Francisco, ángelus del 2 de marzo de 2014)
Reflexión 
Lo decía San Juan de la Cruz y otros grandes santos: "De Dios recibimos tanto cuanto esperamos". Lo que nos puede pasar a nosotros, cristianos de a pie, y no místicos como San Juan de la Cruz, es que no nos la creemos. No creemos en el abandono en Dios. Pensamos poco en quién es Dios, en su omnipotencia, en que Él es Padre y quiere lo mejor para nosotros. San Francisco de Asís se lo dijo al Papa, cuando quería fundar su pobre congregación: "La congregación será una madre muy pobre, pero Dios es un Padre muy generoso.
Es verdad que el abandono en Dios, no implica un abandono de las cosas de "aquí abajo". Tampoco nos puede llevar a desentendernos de nuestros deberes y responsabilidades. Pero nuestra actitud es diferente cuando ponemos todo nuestro esfuerzo confiando en que Dios hará el resto. "Dios pone casi todo y tú pones tu casi nada, pero Dios no pone su casi todo si tú no pones tu casi nada".

Propósito
Iré a visitar al Santísimo, y le confiaré mis proyectos, preocupaciones y alegrías.

Diálogo con Cristo
Padre, que no tenga miedo a abandonarme en ti. Que sepa, Dios mío, que el abandonarme en ti, implica toda mi vida. Tú me has tomado en serio, y por eso me cuidas, me proteges, me das la vida y muchos dones. Ayúdame, pues, para que al abandonarme en ti, yo también te tome en serio.


Toda mi esperanza estriba solo en tu gran misericordia 
(San Agustín, Conf. 10)

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍA 20 DE JUNIO


Nardo del 20 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón del Supremo Amor!

Meditación: Oh Señor, todo se ha consumado, todo nos has dado...la tierra ha crujido cual grito dado por la creación. Ha muerto el Salvador, el Hijo de Dios, lo hemos matado. Tú, mi Amado, mi Buen Jesús todo enllagado, con Tu Cuerpo destrozado te encuentras colgado, Tus Ojos se han cerrado...el cruel suplicio ha terminado. Te bajan de la Cruz, y Tu Pobre Santa Madre, desgarrada, te recibe en sus Brazos. Con gemidos y llanto, se ha atravesado su Santo Corazón por una espada de dolor. Parece acunarte como lo hacía en las claras mañanas de Belén, Ella te besa y te acaricia, tratando de devolverte la vida. Señor, permíteme besarte y acariciarte como lo hace Tu Madre, porque Tú por mí te entregaste. Permíteme dar todo por mis hermanos, aunque tenga que pasar por un calvario. Permíteme estar contigo, aún cuando no lo merezco, pues he dejado que mi corazón se ponga duro y maltrecho. Permíteme acompañarte en el dolor, porque así es el Verdadero Amor: compartir el sufrimiento y ser consuelo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Meditemos sobre los últimos momentos de la Pasión del Señor y el dolor de Su Santa Madre.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

SE VENDE CASA


SE VENDE CASA


Un señor se encontró cierto día en la calle a su amigo el gran poeta Olavo Bilac y le dijo:

- Sr. Bilac, necesito vender mi casa, que Ud. bien conoce. ¿Podría redactar el anuncio para el periódico?
Olavo Bilac tomó lápiz y papel y escribió:

"Se vende encantadora propiedad, donde cantan los pájaros al amanecer en las extensas arboledas, rodeado por las cristalinas aguas de un lindo riachuelo. La casa, bañada por el sol naciente, ofrece la sombra tranquila de las tardes en la terraza."

Algunos meses después, el poeta se encontró con el señor y le preguntó si ya había vendido su casa.

-No pensé más en eso, dijo el hombre. Después de leer el anuncio, me dí cuenta de la maravilla que tenía.

A veces, no nos damos cuenta de las cosas buenas que tenemos y vamos tras falsos tesoros. Debemos valorar lo que tenemos y que nos fue dado gratuitamente por Dios: la salud, los amigos, el empleo, el conocimiento que adquirimos, la sonrisa de los niños y el cariño de esa persona especial. Estos sí son verdaderos tesoros.

CUATRO PRINCIPIOS DE LA TOLERANCIA


Cuatro principios de la tolerancia



1. No responder a las blasfemias
Cuando somos insultados, provocados o acusados injustamente debemos responder con el silencio. Si respondemos de la misma forma cuando somos víctimas de la blasfemia, nos igualamos con aquellos que nos insultan, rebajando nuestro nivel. Si nos mantenemos en silencio usándolo como arma contra las blasfemias, evocando la conciencia de quien las pronunció, esta fuerza es, naturalmente, mayor.

2. Mantenerse calmo frente a los infortunios
Cuando nos encontramos con personas que nos quieren incomodar derrumbar u oprimir, debemos enfrentarlas con calma, evitando cualquier confrontación. No responder con un puñetazo cuando se recibe uno, ni responder con un puntapié cuando se recibe otro, pues de esta confrontación nadie sale vencedor. Si la intención es buscar venganza de un odio momentáneo, no alcanzará el éxito de grandes hazañas.

3. Compasión frente a la envidia y el odio
Frente a la envidia y el odio de otros no debemos responder igualmente con odio y envidia, sino con corazón abierto y alma compasiva, ofrecer nuestra amistad y mostrarles nuestra intención pacífica.

4. Gratitud frente a las difamaciones
Si alguien lo insulta y difama, no se enoje con quien lo provocó, sino acuérdese de los beneficios que esa persona le proporcionó en el pasado y sea agradecido por eso. Principalmente, no se olvide de que en el fango más inmundo crece la impecable flor de loto. Cuanto más oscuro es el lugar, mayor es la necesidad de mantener encendida la luz del alma. Por lo tanto, ante las difamaciones, aquellos que nos difaman deben ser influenciados con ética, compasión y misericordia.

El verdadero vencedor tiene la fuerza de la tolerancia y el coraje de asumirla frente a los insultos, opresiones.

EL RIESGO DEL ACOMODAMIENTO

El riesgo del acomodamiento
De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, y así alcanzamos el éxito que sus ojos pueden contemplar ahora


Por: Alfonso Aguiló Pastrana | Fuente: Catholic.net




Un maestro samurai paseaba por el bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita a aquel lugar. Al llegar, pudieron comprobar la pobreza de las construcciones y de sus habitantes: un matrimonio y tres hijos, una sencilla casa de madera, vestidos sucios y desgarrados, sin calzado. Preguntaron al padre de familia: "En este lugar no hay posibilidades de trabajo ni de comercio, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?" Aquel hombre calmadamente respondió: "Tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte la vendemos o la cambiamos por otros productos en la ciudad vecina y, con el resto, producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así vamos saliendo adelante.

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento más, luego se despidió y se fue. Siguieron su camino y, un rato después, se volvió hacia su discípulo y le dijo: "Busca esa vaquita, llévala hasta ese cortado y empújala al fondo del barranco." El joven, espantado, cuestionó la orden recibida, pues la vaquita era el único medio de subsistencia de aquella pobre familia. Pero ante el silencio absoluto de su maestro, finalmente se dispuso a cumplirla. Empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir.

Aquella escena quedó grabada en su memoria durante años. Un buen día, el joven, agobiado por la culpa, resolvió regresar a aquel lugar y contarle todo a aquella desdichada familia, pedir perdón y ayudarles en lo que pudiera. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, con árboles, plantaciones, vehículos de labor, una gran casa y unos niños jugando en el jardín. El joven se entristeció imaginando que aquella humilde familia tuviera que haber vendido su terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegó hasta el lugar en que recordaba haber estado la vez anterior. El joven preguntó por la familia que vivía allí hacía unos cuatro años, y un hombre le respondió que seguían estando allí. Entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó unos años antes con su maestro. Elogió todo lo que veía y preguntó al que fuera dueño de la vaquita: "¿Cómo han logrado ustedes mejorar este lugar y cambiar de vida?" Aquel hombre respondió: "Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, y de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, y así alcanzamos el éxito que sus ojos pueden contemplar ahora."

Esta sencilla historia del samurai nos advierte contra el peligro del acomodamiento, que acecha sobre nosotros de continuo, incluso aunque nuestras posibilidades sean muy modestas. En nuestras vidas, todos tenemos una vaquita que nos proporciona algo que consideramos irrenunciable, pero que en realidad nos lleva a la rutina, nos hace dependientes y reduce nuestro mundo a lo que eso nos brinda.

Quizá es una dependencia de la televisión, de los videojuegos, o de un deporte o una afición que nos absorben demasiado y nos conducen al egoísmo. Quizá sea una búsqueda torpe de placer o de comodidad que enfrían el clima del amor verdadero, que siempre es sacrificado. Quizá es un sutil refugio en el trabajo, que nos sirve de narcótico para no sentir la llamada de otras responsabilidades. O quizá una tortuosa fijación en envidias, susceptibilidades y resentimientos que lastran tontamente nuestra vida. O incluso algo bueno, que teníamos antes pero ya no tenemos, y nos escudamos en eso para estar pasivos.

Cada uno sabemos cuáles son nuestros puntos de incoherencia o de escapismo. Es importante afrontarlos con valentía, sabiendo que superarlos será siempre una importante liberación.


CRISTIANOS Y MUSULMANES: JUNTOS CONTRA LA VIOLENCIA PERPETRADA EN NOMBRE DE LA RELIGIÓN



Cristianos y musulmanes: juntos contra la violencia perpetrada en nombre de la religión

Mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, a los musulmanes de todo el mundo, con ocasión del inicio del mes del Ramadán


Por: Card. Jean-Louis Tauran | Fuente: www.vatican.va



Queridos hermanos y hermanas musulmanes,

1. Me complace enviarles, en nombre de todos los católicos de todo el mundo y en el mío propio, los mejores deseos para una celebración pacífica y gozosa de 'Id al-Fitr. Ustedes realizan, durante el mes de Ramadán, muchas prácticas religiosas y sociales, como el ayuno, la oración, la limosna, la ayuda a los pobres, las visitas a los familiares ya los amigos.

Espero y rezo para que los frutos de estas buenas acciones enriquezcan su vida.

2. Para algunos de ustedes y también para las personas de otras comunidades religiosas, la alegría de la fiesta se ensombrece por el recuerdo de los seres queridos que perdieron su vida o sus bienes, o sufrieron física, mental y espiritualmente incluso, a causa de la violencia. Las comunidades étnicas y religiosas en varios países del mundo han pasado por diversos y enormes sufrimientos injustos: asesinato de algunos de sus miembros, la destrucción de sus patrimonios culturales y religiosos, la emigración forzada de sus hogares y ciudades, el abuso sexual y violación de sus mujeres, esclavitud de algunos de sus miembros, la trata de personas, el comercio de órganos, e incluso ¡la venta de cadáveres!

3. Todos somos conscientes de la gravedad de estos delitos en sí mismos. Sin embargo, lo que los hace aún más atroces es el intento de justificarlos en el nombre de la religión. Es una clara manifestación de instrumentalizar la religión para ganar poder y riqueza.

4. No hace falta decir que los que tienen la responsabilidad de la seguridad y el orden público tienen también el deber de proteger a su gente y sus propiedades de la violencia ciega de los terroristas.

Además, también existe la responsabilidad de aquellos que tienen la tarea de educar: las familias, las escuelas, los programas de estudio, los líderes religiosos, el discurso religioso, los medios de comunicación. La violencia y el terrorismo son concebidos en primer lugar en la mente de personas desviadas, y a partir de ahí aterrizan para ser perpetrados.

5. Todos los que están involucrados en la educación de los jóvenes y en los diversos espacios educativos deben enseñar el carácter sagrado de la vida y la dignidad derivada de toda persona, independientemente de su origen étnico, religión, cultura, posición social y tendencia política. No hay una vida que sea más preciada que otra por el hecho de pertenecer a una raza o una religión específica. Por lo tanto, nadie puede matar. Nadie puede matar en nombre de Dios; esto sería un doble crimen: contra Dios y contra la persona misma.

6. No puede haber ninguna ambigüedad en la educación. El futuro de una persona, comunidad y de toda la humanidad no puede construirse sobre tal ambigüedad o la verdad aparente. Cristianos y musulmanes, de acuerdo con sus respectivas tradiciones religiosas, miran a  Dios y se relacionan con Él como la Verdad. Nuestra vida y conducta como creyentes deben reflejar tal convicción.

7. De acuerdo con San Juan Pablo II, los cristianos y los musulmanes tienen "el privilegio de la oración" (Discurso a los líderes religiosos musulmanes, Kaduna, Nigeria, 14 de Febrero 1982). Nuestra oración es muy necesaria: por la justicia, por la paz y la seguridad en el mundo; por aquellos que se han desviado del verdadero camino de la vida y cometen actos de violencia en nombre de la religión, para que regresen a Dios y cambien de vida; por los pobres y los enfermos.
8. Nuestras fiestas, entre otras cosas, alimentan en nosotros la esperanza para el presente y el futuro. Es con esperanza que miramos el futuro de la humanidad, especialmente cuando hacemos nuestro mejor esfuerzo para hacer que nuestros sueños legítimos se hagan realidad.
9. Con el Papa Francisco, les deseamos que los frutos del Ramadán y la alegría de 'Id al-Fitr pueden lograr la paz y la prosperidad, de realce a su crecimiento humano y espiritual.

¡Feliz fiesta a todos!

Ciudad del Vaticano, 12 de junio de 2015
Jean-Louis Cardenal Tauran
Presidente
P. Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.C.C.I.
Secretario
(Traducción de Catholic.net)