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EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 30 DE MARZO DEL 2015 - LA UNCIÓN EN BETANIA


La unción en Betania
Cuaresma y Semana Santa

Juan 12, 1-11. Lunes Santo. Amar a Dios y a los demás nos exige entregar algo que nos cuesta. 


Por: Miguel Ángel Andrés | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Le dieron allí una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?» Pero no decía esto porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban en ella. Jesús dijo: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre tendréis». Gran número de judíos supieron que Jesús estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos judíos se les iban y creían en Jesús.

Oración introductoria
Dame, Señor, la sabiduría y fuerza de voluntad para saber dedicar el mejor tiempo de este día a la oración. Sé que vendrás a mi encuentro para transformarme. ¡Gracias por tu bondad y misericordia!

Petición
Señor, que no me ciegue como Judas. Tú eres lo mejor de mi vida, dame un corazón abierto a tu gracia y un alma generosa que sepa corresponder a tu infinito amor.

Meditación del Papa Benedicto XVI
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron": al acto de María se contraponen la actitud y las palabras de Judas, quien, bajo el pretexto de la ayuda a los pobres oculta el egoísmo y la falsedad del hombre cerrado en sí mismo, encadenado por la avidez de la posesión, que no se deja envolver por el buen perfume del amor divino. Judas calcula allí donde no se puede calcular, entra con ánimo mezquino en el espacio reservado al amor, al don, a la entrega total. Y Jesús, que hasta aquel momento había permanecido en silencio, interviene a favor del gesto de María: "Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura". Jesús comprende que María ha intuido el amor de Dios e indica que ya se acerca su "hora", la "hora" en la que el Amor hallará su expresión suprema en el madero de la cruz: el Hijo de Dios se entrega a sí mismo para que el hombre tenga vida, desciende a los abismos de la muerte para llevar al hombre a las alturas de Dios, no teme humillarse "haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz".
San Agustín, en el Sermón en el que comenta este pasaje evangélico, nos dirige a cada uno, con palabras apremiantes, la invitación a entrar en este circuito de amor, imitando el gesto de María y situándonos concretamente en el seguimiento de Jesús. Escribe san Agustín: "Toda alma que quiera ser fiel, únase a María para ungir con perfume precioso los pies del Señor... Unja los pies de Jesús: siga las huellas del Señor llevando una vida digna. Seque los pies con los cabellos: si tienes cosas superfluas, dalas a los pobres, y habrás enjugado los pies del Señor"» (Homilía de Benedicto XVI, 29 de marzo de 2010).
Reflexión
"Y la casa se llenó del olor del perfume" El acto de amor de María hacia el Maestro fue el verdadero aroma que llenó la casa aquel día. Ésta es y será una de las grandes paradojas del evangelio: "hay más felicidad en dar que en recibir".

El evangelista resalta que el perfume era de gran valor. Algunos lo consideraron una exageración, un derroche, un desperdicio... Sin embargo, nos damos cuenta de que no es una forma de pensar exclusiva de aquellos tiempos, sino algo que se extiende hasta nuestros días. El perdón viene interpretado como debilidad, la generosidad como locura, el servicio a los demás como una humillación. Y es que el metro con el que se juzgan esos actos sigue siendo el egoísmo y no el honor que se nos otorga al tener la oportunidad de dar gloria a Dios y de amarle en nuestros hermanos.

Poder donarse a los demás es un verdadero honor, pues Cristo siempre cumple la promesa que hizo a quienes siguieran sus enseñanzas: "el ciento por uno en esta vida y la vida eterna en el cielo". Amar a Dios y a los demás nos exige un precio (entregar alguna comodidad, dejar que otro sea preferido a mí, ceder mi tiempo, etc.) pero a la vez nos otorga la felicidad más grande del hombre. ¡No tengamos miedo a ennoblecer nuestra vida con el perfume del amor!

Propósito
Si hoy tengo un pensamiento negativo sobre una persona, orar y buscar una cualidad de ella para alabarle.

Diálogo con Cristo
Jesús, esta Semana Santa es una excelente oportunidad para dedicar más tiempo a fijarme en los demás, como ha propuesto el Papa. Dame tu luz para emprender una labor de fermento en mi propia familia, en mi propio ambiente, para vivir un cristianismo más dinámico, más apasionado, que no mida el esfuerzo o sacrificio. Dame la generosidad de María, que supo escoger siempre la mejor parte.

ROMPE TUS CADENAS


Rompe tus cadenas



Cuando sientas helarse tu alegría ante la sonrisa burlona de otro; cuando veas desfallecer tu corazón ante la desgana de los maliciosos; cuando tu ambición se limite a querer lo que todo el mundo quiere; cuando seas prisionero de los demás, del que dirán, revélate y no admitas otro guardián que la pureza de tu propia conciencia.

Si tu alma está ligada a un cuerpo indómito; si tu corazón esta sumergido en una sensibilidad exasperada; si tu inteligencia está oscurecida por las pasiones incontroladas; si eres el prisionero de ti mismo; por no saber luchar contra esa “droga” que te mata a ti y a los que te aman… Lucha con ellos para hacerte esclavo de un ideal y ser dueño de tu propio destino.

No dejes que el volante de tu vida lo conduzca nada que no se te haya dado por naturaleza.

Si tus limites son el fruto de tus repulsas; si tu todo no es nada porque no está compartido; Si estas vacío por estar demasiado lleno de ti mismo; si eres el prisionero de tu egoísmo:

Llora sobre los muros de tu vida,
Maldice tus fronteras,
Rompe tus cadenas,
Abraza el mundo que te fue entregado con tus manos
liberadas y ruega al amor que no te abandone nuca.

¡Has nacido para ser libre! 

Cuando la libertad desaparece, el hombre pierde su razón de existir.

No seas Tú, tu propio asesino. No mates con conductas absurdas el regalo que te dieron al nacer.

El mayor mal que amenaza a la humanidad no es la bomba atómica, ni las guerras... son las enfermedades que nosotros mismos nos buscamos, cuando enviciamos nuestros cuerpos y olvidamos que es nuestro santuario.

No valen las excusas baratas y manidas, de que las circunstancias de tu alrededor te han llevado a lo que eres y haces... porque nadie te obliga a destruirte a ti mismo, solo hay que decir No.

No a que decidan por mí, yo guío mi destino
No a hacer lo que hacen todos, yo sé lo que quiero
No a seguir modas estúpidas, yo soy mi modelo.

NO y NO a todo lo que me convierte en un pelele, en una sombra.

NO a encerrarte en ese circulo vicioso que te hace rodar cuesta abajo, hasta destruirte.

Pínchate cada día de esperanza, inhala aires de alegría, fúmate la voluntad a paquetes, bebe copas llenas de optimismo, que te hagan ser ese Ser maravilloso que todos tenemos dentro. 

Rompe tus cadenas.

REGLA DE TRES


Regla de tres



Tres cosas hay que gobernar: el genio, la lengua y la conducta.

Tres hay que amar: El valor, la mansedumbre y el afecto.

Tres hay que odiar: La crueldad, la arrogancia y la ingratitud.

Tres hay que gozar: La franqueza, la libertad y la belleza.

Tres hay que desear: La salud, los amigos y la nobleza.

Tres hay que evitar: La ociosidad, la locuacidad y los chismes.

Tres por lo que se luche: Dios, Hogar y Patria.

Tres hay que admirar: Intelecto, dignidad y gracia.

Tres hay que meditar: La vida, la muerte y el amor.