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lunes, 22 de diciembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 22 DE DICIEMBRE DEL 2014


La humildad de su esclava
Adviento

Lucas 1, 46-56. Adviento. María sabía bien en quién había puesto su confianza y por eso no se derrumbó en su vida a pesar de las pruebas. 


Por: Héctor Bárcenas Gómez, LC | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56
Y dijo María: "Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso, desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como había anunciado a nuestros padres en favor de Abraham y de su linaje por los siglos." María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa. 

Oración introductoria
Jesús, tú conoces mi corazón mejor que nadie. Sabes cuan débil es mi fe, pero también conoces mis anhelos de creer y confiar más. Tú dijiste: «Todo es posible para el que cree» (Mc 9, 23), y por eso te pido como aquel padre cuando curaste a su hijo: «Creo, pero ayúdame porque tengo poca fe» (Mc 9, 24). Fe, Señor, eso te pido para iniciar esta oración. Pongo en tus manos mis más íntimas intenciones, tú las conoces y sabes qué es lo que necesito. María, ayúdame a creer confiadamente en Él para poder alegrarme en Dios mi Salvador como tú lo hacías.

Petición
Señor, que en este día sienta mayor necesidad de Ti.

Meditación del Papa Francisco
«¡Una esperanza que no desilusiona porque el Señor nunca desilusiona. Él es fiel y Él nunca desilusiona! Pensemos y sintamos esta belleza.
El modelo de esta actitud espiritual, de este modo de ser y de caminar por el camino es la Virgen María. Una simple joven de pueblo, que lleva en su corazón toda la esperanza de Dios. En su vientre, la esperanza de Dios ha tomado carne, se ha hecho hombre, se ha hecho historia: Jesucristo. Su Magnificat es el cántico del pueblo de Dios en camino, y de todos los hombres y mujeres que esperan en Dios, en la potencia de su misericordia.
Dejémonos guiar por Ella que es madre, que es mamá y sabe cómo guiarnos, dejémonos guiar por Ella en este tiempo de espera» (Papa Francisco, 1 de diciembre de 2013).
Reflexión 
¡Qué difícil es tener hambre de Dios cuando estamos rodeados de tanto materialismo y satisfacciones inmediatas; cuando todo nos invita a ser más egoístas! Nos vamos cerrando a la gracia divina y nos volvemos orgullosos. Parece ridículo hoy en día tener que depender de un Ser Supremo. Sin embargo, el cristiano se da cuenta que esta mentalidad del mundo contemporáneo no tiene fundamentos y se derrumba con las dificultades de la vida. María sabía bien en quién había puesto su confianza y por eso no se derrumbó en su vida a pesar de las pruebas. Siempre supo mantener esa sencillez de corazón y reconocerse pobre, necesitada de Dios. Cómo resalta ver gente que vive así, como María, alegres, sencillos y puros de corazón. Ojalá que nuestros corazones no se ensoberbezcan ni se vuelvan unas murallas de egoísmo a la acción amorosa de Dios.

Propósito
Agradecerle durante el día a Dios que tenga necesidad de Él: "Gracias, Señor, porque me haces sentir necesidad de Ti"

Diálogo con Cristo
Jesús, es más fácil vivir con la mentalidad del mundo materialista, olvidado de ti, soberbio, y Tú sabes cuánto me atrae y me dejo llevar por él. Pero, Señor, no soy feliz así. Mi mayor dicha es estar contigo, es tener tu paz y tu amor en mi corazón. Ayúdame a ser humilde y necesitado de Ti, a reconocerme pobre y volverme rico con tu presencia. No me dejes solo, te necesito.



"Mi dicha es estar cerca de Dios: yo he puesto mi refugio en ti, Señor, para proclamar todas tus acciones" (Salmo 73, 28)

LA NARANJA Y EL ATEO


LA NARANJA Y EL ATEO


Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio defendiendo la inexistencia de Dios. Después de haber finalizado su discurso, desafió a cualquiera que tuviese preguntas a que subiera a la plataforma. 

Un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su adicción a las bebidas alcohólicas, pero que había encontrado recientemente liberación y esperanza en Cristo Jesús aceptó la invitación y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente. 

El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; el hombre, continuó imperturbable pelando la naranja en silencio, al termino de lo cual, se la comió. 

Se volvió al conferencista y le preguntó : "¿Estaba dulce o amarga?"

"No me pregunte tonterías", respondió el orador con señales evidentes de enojo; "¿Cómo puedo saber el gusto si no la he probado?" 

Y aquel hombre regenerado por el amor de Dios respondió entonces: 

"¿Y cómo puede usted saber algo de Cristo, si nunca lo ha probado?" 

NOVENA DE NAVIDAD: DÍA 7 - 22 DE DICIEMBRE


NOVENA DE NAVIDAD
TEMA: LA GENEROSIDAD
Autor: Aciprensa | Fuente: Aciprensa
Día 7


1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos haz amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro...


2.- Oración para la familia

Señor haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estas con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.


3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de Navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.


4.- Oración a San José

Santísimo San José esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro...


5.-Meditación del día

Séptimo día para crecer en GENEROSIDAD.

Es la capacidad de dar con desinterés donde al amor le gana la carrera al egoísmo.

Es en la entrega generosa de nosotros mismos donde se muestra la profundidad de un amor que no se agota en las palabras.

Y eso es lo que celebramos en la navidad: el gesto sin par de un Dios que se da a sí mismo. Lo destaca San pablo: “soberbia también en la generosidad... pues conocéis la generosidad de Nuestro Señor Jesucristo el cual siendo rico, por vosotros se hizo pobre para que os enriquecierais con su pobreza”.

Es un pasaje bíblico en que el apóstol invita a los corintios a compartir sus bienes con los necesitados. 2Cor 8, 7 – 15.

Sabemos amar cuando sabemos compartir, sabemos amar cuando damos lo mejor de nosotros mismos en lugar de dar sólo cosas.

Tomemos pues, la mejor decisión: dar cariño, afecto, ternura y perdón; dar tiempo y dar alegría y esperanza.

Son los aguinaldos que más valen y no cuestan dinero.

Demos amor, como decía San Juan de la Cruz: donde no hay amor pon amor, y sacarás amor.


6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es navidad. Amén.

Gloria al Padre....


7.- Gozos


Oh sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino Infante ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tú esplendor veamos, Niño tan precios, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Rey de las naciones Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño ven Dios humanado luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo mi divino hermano.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tú amor y tú paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Ven Salvador nuestro por quien suspiramos ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.



LA ESENCIA DE LA NAVIDAD



La esencia de la Navidad

Las luces de Navidad van a brillar estremecidas de esperanza en los países, en donde la Iglesia y la conciencia religiosa están estrenando libertad recobrada

Por: + Antonio Ceballos Atienza | Fuente: revistaecclesia.com


Hay días del año en los que todos, creyentes y no creyentes, 
sentimos algo especial que invade todo nuestro ser, impregna nuestro espíritu e inclusive nuestro humor. Uno de ellos es Navidad. Hoy más que nunca se corre el riesgo de reducir esta fiesta a un mero hecho social, olvidando sus raíces de auténtica significación cristiana. Muchos “usan” la Navidad, no la “viven”, y mucho menos la “comprenden”. ¿Pero la comprendemos nosotros?

Permitidme que como felicitación navideña, brevemente, os haga unas sugerencias que os puedan ayudar a comprender, o al menos, a descubrir la esencia de la Navidad.


1. Navidad es un misterio de Amor

En ella descubrimos “un nuevo Dios”, el Dios amor, el Dios cercano, lleno de ternura y mansedumbre, un Dios distinto al que los filósofos nos han enseñado. Dios se ha acercado a los hombres, ha descendido hasta ellos y se ha situado al nivel de su vida y condición humana. Sólo desde la fe y un poco de locura es esto comprensible.

Dios que nace niño pequeño nos manifiesta así su amor a los hombres. Nosotros estamos llamados a participar de ese amor de Dios, a fomentar el amor cristiano, el amor fraterno que engendra la paz. El abrazo de amor que Dios Padre da al Hijo es el abrazo de amor que Jesús nos da a cada uno de nosotros, y nosotros los cristianos debemos dar a cada persona.


2. Navidad es la fiesta de la humanidad de Dios

En Belén nació el “hombre nuevo”. Cuando Jesús apareció en las manos de su Madre, acababa de revolucionar el mundo. Por ello no es una metáfora decir que “todos nacimos en Belén”. El don de Dios que fue la entrega de su Hijo, es el mayor regalo que jamás han hecho a la humanidad. Desde Belén la condición humana ya no es una triste aventura llena de incertidumbres, sino de profunda esperanza.

Navidad es, en efecto, la fiesta de la humanidad de Dios, de un Dios que ha querido hacerse hombre, participar de la condición humana, ponerse así al lado del hombre y en favor del hombre. Esa es la razón última que nos impide a los cristianos ser pesimistas ante el hombre y la historia humana.


3. Navidad es la fiesta del Asombro y de la Adoración

Navidad es la fiesta del “asombro” y de la “adoración” porque desde ese día no solo está Dios con nosotros, sino también está “en nosotros” y “entre nosotros”. Nosotros tenemos que descubrir en cada ser humano la oculta presencia de Cristo, especialmente en los que sufren, en los más pobres y necesitados. Y esta es nuestra tarea y la tarea de los miembros de los centros de Cáritas en los que se atiende a las familias que padecen la situación económica y del paro, a los marginados de cualquier tipo, a los enfermos, a los que sufren, etc.


4. Navidad es la fiesta del gozo y la alegría

¡Alegraos! El Señor está cerca. El ángel que comunicó a los pastores el nacimiento del Mesías les dijo que esa noticia les iba a llenar a todos de alegría. Es un mensaje que vale la pena vivir y comunicar. Nuestra alegría es participación de la alegría de Dios. No es una alegría superficial, basada en las cosas materiales. Es la alegría profunda, arraigada en la fe y en la presencia de Jesús en medio de nosotros. ¡Alegraos!, os lo repito ¡Alegraos!.


5. Navidad es la fiesta de la esperanza

Cada Navidad relanza nuestra esperanza y nosotros tenemos el deber de sembrar y comunicar esperanza en derredor nuestro.

Las luces de Navidad van a brillar estremecidas de esperanza en los países, en donde la Iglesia y la conciencia religiosa están estrenando libertad recobrada. No podemos dejar de alegrarnos por ello porque “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los cristianos”.

¡Os deseo a todos una Feliz Navidad y un Feliz Año Nuevo con un abrazo de paz y alegría en el Señor Jesús!


+ Antonio Ceballos Atienza - Obispo de Cádiz y Ceuta

NAVIDAD... UNA VEZ MÁS SEÑOR


Navidad... una vez más Señor
La Navidad no es solo para una noche y de esta noche un ratito y tal vez mañana otro poquito. Es mucho más...es todos los días.
Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net



Una vez más hemos limpiado la casa. Hemos pulido los metales, hemos abrillantado las maderas.

Una vez más hemos sacudido el polvo, hemos encendido las luces...

Una vez más hemos hecho estrellas de papel plateado, hemos colgado guirnaldas, una vez más está engalanado el árbol de Navidad, una vez más, Señor, tienen nuestra casa ambiente de fiesta navideña.

Una vez más hemos andado con el vértigo del tráfico, de acá para allá buscando regalos y una vez más, Señor, hemos dispuesto la mesa y preparado la cena con esmero... una vez más, Señor...

Y una vez más todo esto pasará y será como fuego de artificio que se pierde en la noche de nuestras vidas, si todo esto ha sido meramente exterior. Si no hemos encendido la luz de Tu amor en nuestro corazón. Si nuestra voluntad no se inclina ante ti y te adora incondicionalmente.

Tu no quieres tibios , ya lo dijiste cuando siendo hombre habitabas entre nosotros, no quieres "medias tintas", a ratos si y a ratos no. Trajiste la paz pero también la guerra. La guerra dentro de nosotros mismos para vencer nuestro egoísmo, nuestra soberbia, nuestra envidia, nuestra gran pereza para la entrega total.

La Navidad no es solo para esta noche y de esta noche un ratito y tal vez mañana otro poquito. Es mucho más que eso, es todos los días, todos los meses y todos los segundos del año en que tenemos que vivir la autenticidad de nuestro Credo.

Ser auténticos con nuestra Fe no solo es: no robar, no matar, no hacer mal a nadie. Busquemos en nuestro interior y veamos esos pecados de omisión: el no hacer el bien, el no preocuparnos de los que están a nuestro lado, del hermano que nos tiende la mano y hacemos como que no lo vemos, como que no lo oímos... Veamos si en nuestra vida hay desprendimiento y generosidad o vivimos solo para atesorar y cuando nos parece que tenemos las manos llenas, las tenemos vacías ante los ojos de Dios.

Que esta Noche sea Nochebuena de verdad en nuestro corazón. Vamos a limpiar y quitar el polvo del olvido para las buenas obras. Vamos a colgar para siempre la estrella de la humildad donde antes había soberbia, vamos a poner una guirnalda de caridad donde antes había desamor.

Vamos a cambiar nuestra vida interior fría y apática, por una valiente y plena de autenticidad. Vamos a darte, Señor, lo que viniste a buscar en los hombres una noche como esta hace ya muchos años: limpieza de corazón y buena voluntad.

Empezamos esta pequeña reflexión con: Una vez más Señor... pues bien, ya no será una vez más, será: Siempre más, Señor. 

Y como es una Noche muy especial, en nuestra primera oración, en nuestra primera conversación contigo te pedimos:

POR LOS ENFERMOS, POR LOS QUE NADA TIENEN Y NADA ESPERAN, POR LA PAZ EN EL MUNDO, POR LOS QUE TIENEN HAMBRE, POR LOS QUE TIENEN EL VACÍO DE NO SER QUERIDOS, POR LOS QUE YA NO ESTÁN A NUESTRO LADO, POR LOS NIÑOS Y LOS JÓVENES, POR LOS MATRIMONIOS, POR EL PAPA FRANCISCO, POR EL PAPA EMERITO BENEDICTO XVI, POR LA IGLESIA, POR LOS SACERDOTES.

A TODOS DANOS TU BENDICIÓN Y PARA TODOS LOS LECTORES DE CATHOLIC.NET, UNA MUY FELIZ NAVIDAD.


¿UNA NAVIDAD SIN CRISTO O UN CRISTO SIN NAVIDAD?


¿Una Navidad sin Cristo o un Cristo sin Navidad?
Cristo vino porque Dios nos ama y porque quiere hacer sentir su amor entre nosotros. Yo me siento orgulloso porque mi Buen Padre Dios me ama.


Por: P. Alberto Ramírez Mozqueda | Fuente: Catholic.net



Cristo en su Navidad es el puente tendido por Dios para acercarse a los hombres que él ama.
Cuentan que dos hermanos Roger y Alfonso cuyos terrenos colindaban, divididos sólo por un caudaloso río, un día tuvieron un altercado muy grande, al grado que Alfonso el hermano mayor quedó fuertemente resentido. Llamó éste a un carpintero, le narró lo del enojo con su hermano, le indicó que estaría de viaje por algún tiempo y señalando los límites del terreno, le indicó que cerca del granero había suficiente madera, para que hiciera algo, porque no quería volver a ver por mucho tiempo a su hermano.

El tiempo pasó, y a su vuelta, lo primero que hizo fue ir hasta el límite de sus terrenos, y se encontró con gran sorpresa de su parte, que el carpintero había construido precisamente un puente en el río que separaba su terreno del de su hermano. Y más grande fue su sorpresa, al darse cuenta de que su hermano Roger estaba cruzando el puente con paso firme y decidido y cuando estuvo cerca, lo abrazó efusivamente y le manifestó que cuando comenzaron a construir el puente, él percibió la señal del perdón de su hermano, y que ahora que él, Alfonso volvía, quería manifestarle su vergüenza por haberlo ofendido y quería pedirle perdón por la ofensa cometida.

La fábula no es lo mejor para situarnos, pero así quiero imaginarme hoy la llegada del Hijo de Dios, Jesucristo, hasta nuestra carne, hasta nuestra morada, convirtiéndose él mismo en el puente que uniría para siempre a nuestra humanidad caída, pecadora, desquiciada por su propio pecado, al Padre que dolorido, vio que el hombre, su creación máxima, en quien había puesto todo su amor y todo su cariño al crearle al frente de todo el universo, se le escapaba de sus manos.

Los teólogos dicen que Cristo vino a causa de nuestro pecado, yo prefiero decir que Cristo vino porque Dios nos amaba y porque quería hacer sentir precisamente su amor entre nosotros. Yo me siento orgulloso porque mi Buen Padre Dios me ama, y estoy seguro de que si no hubiera habido ninguna otra persona en el mundo, por mí y por ti, Cristo Jesús se habría encarnado. De hecho hay quien afirma que la Creación no estaría completa sin la venida de Cristo al mundo. Así, Cristo Jesús llega a ser entonces el culmen de la obra de la Creación, y cuando éste se encarna en María, la Madre del Señor, todo está listo para la redención del género humano.

Para esta Navidad me había propuesto ser sumamente breve, para dar espacio a que en el interior del corazòn, cada uno de nosotros sepamos acoger el misterio de todo un Dios que quiere hacerse hombre entre los hombres para llevarlos hacia él. Reciban tres consideraciones.

Primera: Es interesantísimo como San Mateo y San Lucas construyen artificiosamente pero con todo realismo, la genealogía de Cristo. Hay que caer en la cuenta de cómo los evangelistas tuvieron buen cuidado de situar perfectamente a Cristo en la historia y en la geografía, y por eso hacen remontar a Cristo hasta situarlo como descendiente de Abraham e incluso de Adán, el primero de los mortales sobre la tierra, para indicarnos hasta el cansancio que él se convierte en el Salvador de todos los hombres. Y sorprende que en su genealogía, no se dieran a la tarea de “limpiar” los tipos indeseables y las mujeres que no aparecen en la Escritura como de lo mejor, así aparecen algunos incestuosos, adulterinos otros, y aparecen también cuatro mujeres, cosa inaudita, porque en la sociedad machista en que vivió, la mujer no tenia que ser situada para nada en una genealogìa, porque ella era solo la que “engendraba” para el hombre y nada más. Por cierto que esas mujeres, por lo menos tres de ellas, no tuvieron una conducta francamente recomendable. Y si se las nombra, es para que quede claro que siendo ellas pecadoras, le darán oportunidad a Cristo de venir a salvar a su pueblo de todos sus pecados, además, porque siendo ellas extranjeras, Cristo tendrá la oportunidad de decir que la salvación es para todos los hombres y no solo para los orgullosos hebreos, y finalmente, si se las cita es porque ellas realizaron hechos muy beneméritos para el pueblo de Israel, y quisieron situarse al lado de los que esperaban la promesa de un futuro salvador.

Segunda. Otra de las sorpresas que nos deparan los Evangelistas es que tratándose de un hecho tan singular que partió en dos la historia de los hombres, ellos le dediquen tan solo unos cuántos renglones. A nosotros nos hubieran gustado muchos de los detalles que rodearon el gran acontecimiento del Hijo de Dios que se hace hombre. Pero en cambio, se detienen a considerar que los primeros que conocen del nacimiento de Jesús son los pastores, considerados despreciables en ese tiempo, como símbolo de todos los hombres a los que Cristo viene a salvar. Ellos que recibieron la noticia del nacimiento del Salvador, confían en el Ángel que les invita a ir a buscarlo. Ellos le creen y encuentran al niño Dios en brazos de su Madre y lo aceptan como signo de Dios, confían en la palabra salvadora y glorifican al Señor ofreciendo sus propios dones. Es la actitud que se nos invita a adoptar en esta Navidad, conocer al Hijo de Dios, al hijo de María, amarlo con todas las fibras del corazón y comenzar a imitarle en su ternura y su predilección por los más pequeños de los hombres.

Tercera. Si vemos que los evangelistas conceden tan poco espacio al acontecimiento ocurrido en la oscura aldea de Belén, tiene que ser por alguna razón poderosa, y en ese sentido el que nos da la clave es el Apóstol San Juan, que en el prólogo de su Evangelio, nos sitúa ante el Cristo con las verdaderas dimensiones del Hijo de Dios.

San Juan nos va a situar a Cristo como el que tiene la Palabra, el que ES la Palabra, para responder a aquellos que piensan en un Dios lejano, ocupado en sus propias cosas, y casi como un perro mudo que tiene nada que decir a los hombres. Él es el que viene a dar respuesta a ese gran sector de la población que crece día con día, de hombres ateos, haciéndoles sentir la cercanía de un Dios que tiene muchas cosas que decir, que va a explicarnos nuestra vida y nuestra incorporación al Dios que tiene en Cristo un nombre, una historia, una geografía, un corazón para amar y una salvación que ofrecer. San Juan nos hablará entonces de Cristo visto como el Verbo, la Vida, la Luz, la Gloria y la verdad y sobre todo nos hablará de Cristo como el Resucitado, como el Cristo Pascual que invita a seguirlo rumbo al Padre.

Dime cómo celebras tu Navidad, y te diré que clase de cristiano eres.

Padre Alberto Ramírez Mozqueda