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lunes, 13 de octubre de 2014

EL AMOR DE DIOS


El Amor de Dios



Usa la imaginación que Dios te ha dado e imagínate como un bebe pequeño en los brazos de su padre y piensa que ese padre es Dios. Te quiere porque has nacido en su familia, eres parte suya.  Tienes su sangre, la de Jesús. El ha dado su vida, la vida eterna. La tienes dentro de ti, El quería otro hijo en la familia, por eso te engendró.

Ahora, tú eres ese bebé en los brazos de tu Padre Dios y está durmiendo. Para qué le sirves?

    - Para que te mire. A Dios le gusta mirarte.
    - Para que te sienta. A Dios le gusta sentirte en sus brazos.
    - Para que te ame. Dios es amor y le gusta amar.
    - Para que te tenga. Dios es un Padrazo y le gusta tener hijos en su familia

    Qué tienes que hacer para que Dios te mire ? Nada
    Qué tienes que hacer para que Dios te sienta ? Nada
    Qué tienes que hacer para que Dios te tenga ? Nada
    Qué tienes que hacer para que Dios te... ? Nada
    Qué tienes que hacer para que Dios te ame ? N... A... D... A...

Dios te ama porque eres suyo. Si eres bueno o malo, todavía te ama. El padre amaba al hijo pródigo (y era malo) porque era su hijo. Dios te ama porque quiere amarte y no hay nada que puedas hacer para que te deje amar o puedas ganar su amor. Es su naturaleza amar.

GLOSA DE LA SALVE A LA VIRGEN MARÍA


Glosa de la Salve
Autor: Pedro F. Carrascosa, Obispo de Ávila


¡Dios te salve, Virgen pura,
Reina piadosa del mundo,
Madre de vida y dulzura,
Acoge el ruego profundo
De tus hijos sin ventura!

¡Hijos que por ti clamamos
Desterrados hijos de Eva,
Que a Ti ¡oh Madre! suspiramos
En este valle de prueba
Donde sin cesar lloramos.

¡Tus hijos siempre y ahora
Triste te elevan el alma!...
¡Óyelos, Madre y Señora,
Con esa piedad que calma
Los gemidos del que llora!

¡Ea, pues, nuestra; Abogada,
Vuelve a nos de esos tus ojos
La dulce y tierna mirada
Que purifica de abrojos
Nuestra mísera jornada!

¡Y preséntanos, María,
De este destierro en pasando,
A ese Varón de agonía
Que paz y perdón clamando
Murió por la raza impía!

¡Fruto de tu entraña pura
De la humanidad consuelo!
¡Si Tú, Madre de ternura,
La dicha pides del suelo,
Dicha obtendremos segura!

Y pues tiene prometido
A los dignos, Madre mía,
Gozo eterno y bendecido,
¡Oh dulce! ¡oh clemente! ¡oh pía!
¡Haz nuestro gozo cumplido!

EL GUSANITO


El Gusanito


Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes.
Hacia dónde te diriges? le preguntó. Sin dejar de caminar, la oruga contestó:

Tuve un sueño anoche: soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo. Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo se alejaba; debes estar loco!, cómo podrás llegar hasta aquel
lugar?, Tul una simple oruga!

Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable.

Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó, su diminuto cuerpo no dejó de moverse.

De pronto se oyó la voz de un escarabajo: Hacia dónde te diriges con tanto empeño? Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante:  Tuve un sueño y deseo realizarlo, subir a esa montaña y desde ahí contemplar todo nuestro mundo.

El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo: Ni yo, con patas tan grandes, intentaría realizar algo tan ambicioso y se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.

Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor le aconsejaron a nuestro amigo a desistir, No lo lograrás jamás! Le dijeron, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. "Estaré mejor", fue lo último que dijo y murió.

Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos, ahí estaba el animal más loco del pueblo, había construido como su tumba un monumento a la insensatez, ahí estaba un duro refugio, digno de
uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable.

Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos.  De pronto quedaron atónitos, aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta, poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa, no hubo  nada que decir, todos sabían lo que pasaría, se iría volando hasta la gran montaña y realizaría su sueño, el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir, todos se  había equivocado.

 Dios nos ha creado para realizar un sueño, vivamos por el, intentemos alcanzarlo, pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos, quizá necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo lograremos.

EL ÉXITO EN LA VIDA NO SE MIDE POR LO QUE HAS LOGRADO, SINO POR LOS OBSTÁCULOS QUE HAS TENIDO QUE ENFRENTAR EN EL CAMINO.

GRACIAS SEÑOR


Gracias Señor



Gracias, Señor, por ese espacio lleno de cielo que sale a nuestro
paso para llenar el corazón con su belleza. Gracias por el pan que
nos das para aplacar el hambre. Por la risa del niño que se vuelve
caricia. Por el mar y la nube. Por el don de sentir a plenitud la
vida.

Gracias por cada hora, aún cuando no todas sean iguales de buenas.
Gracias por el valor de la mariposa que enciende sin conciencia de su milagro, un pabilo de ensueño. Gracias, Señor, por los espejos
maravillosos del mirar de nuestros padres y nuestras mentes. Por la
amistad que prolonga ese sereno privilegio de ser hermanos.

Gracias por la lluvia fuerte, por la llovizna bienhechora, por haber
puesto trinos y alas en las ramas. Gracias por cada gota de rocío y
por el arco y por el árbol que madruga su júbilo en el fruto.

Gracias, Señor, por el ayer que se prendió al recuerdo. Por el hoy
que vivimos y por el mañana que nos espera con sus brazos repletos de misterio. Gracias, a través de mis labios, desde mi alma, en nombre de aquellos que se olvidaron de dártelas, en nombre de los que somos y los que seremos.

Gracias por toda la eternidad

Amen

¿QUÉ HA SUCEDIDO HOY EN MI CORAZÓN?



Autor: María Fernanda Bernasconi | Fuente: es.radiovaticana.va 
¿Qué ha sucedido hoy en mi corazón?
El examen de conciencia es una herramienta que nos ayudará a defendernos de tantas maldades, incluso de las que nosotros podemos hacer

 ¿Qué ha sucedido hoy en mi corazón?



Para no hacer entrar el mal en nuestro corazón hay una práctica antigua, pero muy buena, el examen de conciencia. Lo recordó el Papa Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. 


El diablo tiene paciencia

Partiendo del Evangelio del día, en que se nos dice que el diablo jamás deja de tentarnos, porque como afirmó el Santo Padre “tiene paciencia”, y no deja lo que quiere para sí, “nuestra alma”, el Papa afirmó:

“Después de las tentaciones, en el desierto, cuando Jesús fue tentado por el diablo, en la versión de Lucas se dice que el demonio lo dejó por un tiempo, pero durante la vida de Jesús volvía y volvía: cuando lo ponían a prueba, cuando le tendían trampas, en la Pasión, hasta en la Cruz. ‘Pero si Tú eres el Hijo de Dios, ven, ven con nosotros, así nosotros podemos creer’. Y todos nosotros sabemos que esta palabra toca el corazón: ‘¿Pero tú eres capaz? ¡Házmelo ver! No, no eres capaz’. Como el diablo hizo hasta el final con Jesús. Y así con nosotros”.


Custodiar nuestro corazón

Es necesario custodiar nuestro corazón donde habita el Espírito Santo – subrayó Francisco – “para que no entren los demás espíritus”. “Custodiar el corazón, como se custodia una casa, con llave”. Y después, vigilar sobre el corazón, como un centinela: “Cuántas veces – observó el Papa – entran los malos pensamientos, las malas intenciones, los celos, las envidias. Tantas cosas, que entran. ¿Pero quién ha abierto aquella puerta? ¿Por dónde han entrado? Si yo no me doy cuenta” de cuanto “entra en mi corazón, mi corazón se convierte en una plaza, donde todos van y vienen. Un corazón sin intimidad, un corazón donde el Señor no puede hablar y ni siquiera ser escuchado”.


El examen de conciencia es una gracia

“Y Jesús dice otra cosa allí – ¿no? – que parece un poco extraña: ‘Quien no recoge conmigo, desparrama. Usa la palabra ‘recoger’. Tener un corazón recogido, un corazón sobre el cual nosotros sabemos qué cosa sucede, y aquí y allá se puede hacer la práctica tan antigua de la Iglesia, pero buena: el examen de conciencia. ¿Quién de nosotros, a la noche, antes de terminar la jornada, permanece solo, sola, y se hace la pregunta: qué cosa ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Qué cosa ha sucedido? ¿Qué cosas han pasado a través de mi corazón? Si no lo hacemos, verdaderamente no sabemos vigilar bien ni custodiar bien”.

El examen de conciencia “es una gracia, porque custodiar nuestro corazón es custodiar el Espírito Santo, que está dentro de nosotros”:

“Nosotros sabemos, Jesús habla claramente, que los diablos vuelven, siempre. También al final de la vida, Él – Jesús – nos da el ejemplo de esto. Y para custodiar, para vigilar, para que no entren los demonios, es necesario saber recogerse, es decir, entrar en silencio ante sí mismos y ante Dios, y al final de la jornada preguntarse: ‘¿Qué cosa ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Ha entrado alguien que no conozco? ¿La llave está en su lugar?’. Y esto nos ayudará a defendernos de tantas maldades, incluso de las que nosotros podemos hacer, si entran estos demonios, que son muy astutos, y al final nos estafan a todos”.

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 13 DE OCTUBRE DEL 2014



Autor: P. Sergio A. Cordova LC | Fuente: Catholic.net
¡Se casa el hijo del Rey!
Mateo 22, 1-14. Tiempo Ordinario. Cristo te está invitando a su banquete de bodas. ¿Aceptarás o rechazarás su invitación?
 
¡Se casa el hijo del Rey!
¡Se casa el hijo del Rey!
Del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14

Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: "Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda." Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. Entonces dice a sus siervos: "La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda." Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos».

Oración introductoria

Padre, nunca te canses de invitarme a gozar de tu presencia. Reconozco que con gran facilidad y desfachatez me atrevo a despreciar tu gracia, que gratuitamente me ofreces en todo momento. Por eso, humildemente te suplico que me des un vestido y una actitud digna para estar contigo en esta oración.

Petición

Jesús, concédeme la sabiduría para saber reconocer y responder, pronta y alegremente, a tu gracia.

Meditación del Papa Francisco

Ante todo la esencia cristiana es una invitación: solo nos convertimos en cristianos si somos invitados. Se trata de una invitación gratuita, a participar, que viene de Dios. Para entrar en esta fiesta no se puede pagar: o estás invitado o no puedes entrar. Si en nuestra conciencia no tenemos esta certeza de ser invitados entonces no hemos entendido qué es un cristiano.
Un cristiano es uno que está invitado. ¿Invitado a qué? ¿A una tienda? ¿Invitado a dar un paseo? El Señor nos quiere decir algo más: "¡Tú estás invitado a la fiesta!" El cristiano es aquel que está invitado a una fiesta, a la alegría, a la alegría de ser salvado, a la alegría de ser redimido, a la alegría de participar de la vida con Jesús. ¡Ésta es una alegría! ¡Tú estás invitado a la fiesta! Se entiende, una fiesta es una reunión de personas que hablan, ríen, festejan, son felices. (Cf. S.S. Francisco, 5 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta).


Reflexión

¿Ya te enteraste de la gran noticia? ¡Se casa el hijo del rey!... Pero, ¿de cuál rey? Se trata de un rey muy especial. Hablamos del Rey de reyes, de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Nuestro Señor nos narra hoy la parábola de las bodas del hijo del Rey y del espléndido banquete que organiza en esa ocasión: "El Reino de los cielos –nos dice– se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo"... Jesús vuelve a usar ahora otra de las historias con que solía explicar a la gente el mensaje del Reino de Dios. Y también en esta ocasión se dirige a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo. Es una de esas parábolas que podemos llamar "históricas" porque lo que dice a modo de cuento sucedió realmente al pueblo de Israel o está para suceder a sus oyentes. Veámoslo con más calma.

El rey celebra la boda de su hijo. Y manda a sus servidores a avisar a los convidados para que vengan al banquete. Pero los convidados no vienen: uno se va a sus campos, otro a sus negocios, y otros maltratan a los enviados hasta matarlos. Entonces el rey, enfurecido, manda sus tropas contra esos asesinos y prende fuego a su ciudad. Luego vuelve a mandar más siervos a invitar a gente de todas partes para que vengan al banquete de su hijo. Y acuden pobres y ciegos, lisiados y mendigos, buenos y malos, hasta que la sala se llena de comensales. ¿Qué significa todo esto?

Creo que ya lo intuimos: el rey, obviamente, es Dios. Y su hijo, nuestro Señor Jesucristo. Los servidores son los profetas, que invitaban constantemente al pueblo de Israel, de parte de Dios, a entrar en su banquete; es decir, a ser fieles a la alianza que Él había pactado con ellos desde los tiempos de Abraham y de Moisés. Muchas veces en la Sagrada Escritura aparece la imagen del banquete como signo de la comunión de Dios con el hombre. Pero los convidados –o sea, el pueblo de Israel– no hacen caso a Dios y no le obedecen; algunos incluso llegan a matar a los profetas. Dios también castiga a su pueblo con el exilio y con la destrucción de Jerusalén, primero en tiempos de Babilonia y, después de la muerte de Cristo, bajo el poder de los romanos. Es entonces cuando Cristo funda su Iglesia convocando a los gentiles de todas las naciones, –son estos los invitados de los "cruces de los caminos", como dice la parábola–. Y acude toda clase de gente, ricos y pobres, malos y buenos.

Pero... ¡ojo! No basta haber sido invitado. Se necesita venir en traje de fiesta. ¿Y cuál es ese traje de fiesta? La vida de gracia santificante. Que el vestido de nuestra alma se encuentre tan limpio y tan blanco como el día de nuestro bautismo. Sólo así participaremos en el banquete del cielo.

Pero, ¿por qué nuestro Señor compara su Reino a un banquete de bodas? Creo que la pregunta no es muy difícil. En la vida de los hombres una boda es siempre un gran acontecimiento. Basta ver con cuánta emoción prepara un padre o una madre de familia las bodas de sus hijos... Todos tenemos esta experiencia. Una boda es una fiesta magnífica, llena de júbilo y regocijo para todos: para los novios, obviamente, que ven cumplidos los sueños de su amor –al menos hasta este momento–; alegría para los papás, para los familiares, para todos los amigos y allegados de los novios, para todos los convidados al banquete. Además, un matrimonio siempre marca un antes y un después en la vida de los desposados: es una alianza de amor para siempre. Por eso Cristo quiso comparar su venida mesiánica a la tierra y su redención con una boda. Así comenzó la era de la "Nueva Alianza", del Nuevo Testamento: son las bodas místicas de Cristo con su Iglesia.

Pero, ¡cuidado! No seamos nosotros como los primeros invitados al banquete que, por atender a sus propios negocios o intereses egoístas y particulares, no obedecieron la voz de Dios. También a nosotros nos puede pasar lo mismo si preferimos nuestro descanso, caprichos y comodidades personales antes de venir al banquete de Cristo. Y, ¿sabes cuál es ese banquete? La Iglesia y la fe, por supuesto. Pero seamos más concretos. Ese banquete es también la Sagrada Eucaristía. ¿Cuántas veces no acudes a la Misa dominical por preferir “tus campos, tus bueyes y tus negocios personales”? Cristo te está invitando a su banquete de bodas. ¿Aceptarás o rechazarás su invitación?

Propósito

Preparar el ambiente y las motivaciones necesarias para que la celebración de la Eucaristía, este domingo, sea la actividad más importante de mi familia.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Sergio Cordova LC

    SAN RÓMULO, OBISPO, 13 DE OCTUBRE


    Autor: P. Felipe Santos 
    Rómulo, Santo
    Obispo, 13 de octubre

     Rómulo, Santo
    Obispo

    Martirologio Romano: En Matuta (hoy Sanremo), en la costa de la Liguria, san Rómulo, obispo de Génova, que, lleno de ardor apostólico, murió durante una visita pastoral (s. V).

    Etimología: Rómulo = fundador de Roma. Viene de la lengua latina.

    Cristo no vino a la tierra para ejercer un castigo, sino para que todo ser humano sea salvado, reconciliado, y descubra que Dios es amor y sólo amor.

    Rómulo fue un obispo del siglo V.

    El nombre mítico del fundador de Roma recorre el calendario una docena de veces.

    Cuando se va estudiando su biografía, uno cae en la cuenta de que han sido mártires por defender su fe en Cristo el Señor.

    El de hoy fue obispo de Génova en el siglo V.

    ¿Por qué se le conoce?

    Hay dos característica en su vida que reflejan toda una vida que giró en torno a dos ejes fundamentales que, por otra parte, son los propios de cada cristiano:

    En primer lugar, en todo cuanto hacía, pensaba y meditaba, le guiaba la luz de la fe. Sin esta lámpara encendida en su corazón no habría podido llevar a cabo lo que constituye su segundo eje.

    La caridad sin límites. El amor de Dios, que ha venido para ayudar y para que todo el mundo se encuentre alegre y feliz, era el ímpetu que le lanzaba a recorrer la ciudad, las parroquias para tomar nota de las necesidades que padecían los predilectos de Dios, los pobres.

    Dicen que agotado de tanto trabajo, murió en la paz de Dios. Y que desde el momento en que enterrado, su tumba comenzó a ser venerada por los genoveses y que incluso se hicieron varios milagros.

    Cuando durante la invasión sarracena hubo que trasladar la sede episcopal a Villa Matutiana, se llevaron los restos de san Rómulo.

    De su vida lo que ha llegado hasta nuestros dias son leyendas, historias que no se pueden comprobar.

    ¡Felicidades a quien lleve este nombre!