Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net El que no está conmigo, está contra mí | |||
Lucas 11, 15-26. Tiempo Ordinario. Jesús no oculta el riesgo que corre quien decide seguirlo. | |||
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viernes, 10 de octubre de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 10 DE OCTUBRE DEL 2014
LA DULZURA DE DIOS
LA DULZURA DE DIOS
Un cierto día, la profesora, queriendo saber si todos habían estudiado la lección solicitada, preguntó a los niños quién sabría explicar quién es Dios.
Uno de los niños levantó el brazo y dijo: Dios es nuestro Padre, Él hizo la tierra, el mar y todo lo que está en ella; nos hizo como hijos de Él. La profesora queriendo buscar más respuestas fue más lejos. ¿Cómo saben que Dios existe si nunca lo han visto?
La sala quedó toda en silencio. Pedro, un niño muy tímido, alzó la mano y dijo: Mi madre me dijo que Dios es como el azúcar en mi leche que ella hace todas las mañanas. Yo no veo el azúcar que está dentro de la taza de leche, pero si ella no pone el azúcar, la leche queda sin sabor. Dios existe y está siempre en medio de nosotros, sólo que no lo vemos.
Pero si Él no está, nuestra vida queda sin sabor. La profesora sonrió y dijo: Muy bien Pedro, yo os he enseñado muchas cosas, pero tú, Pedro, me has enseñado algo más profundo que todo lo que yo ya sabía. Ahora sé que Dios es nuestra azúcar y que está todos los días endulzando nuestras vidas.
Le dio un beso y salió sorprendida con la respuesta de aquel niño.
La sabiduría no está en el conocimiento, pues teorías existen muchas, pero dulzura como la de Dios no existe todavía ni en los mejores azúcares.
ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA: EL MAGNIFICAT
El Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
LAS SEIS MADEJAS
LAS SEIS MADEJAS
El rey, en su avaricia, había apresado y encarcelado a Romualdo, a quien todo el pueblo veneraba y reverenciaba como a hombre de Dios y profeta de su pueblo, e hizo saber que no lo pondría en libertad hasta que el pueblo pagase una muy elevada cantidad de dinero por su rescate. Una manera un poco primitiva y salvaje de cobrar impuestos. El rey sabía que el pueblo veneraba al santo y acabaría pagando.
Pagaron mucho, en efecto, pero la cantidad recaudada no llegaba aún a lo estipulado. Una viejecita de un pueblo muy lejano se enteró también de lo que sucedía y quiso contribuir en su pobreza. Era hilandera, y todo su capital en aquel momento eran seis madejas recién hiladas. Las tomó y se encaminó a palacio a entregarlas para el rescate.
Las personas, al verla pasar, se contaban unos a otros su caso, y no podían menos de sonreírse ante la ingenuidad de su gesto y la inutilidad de su esfuerzo. ¿Qué valían seis madejas de hilo en un rescate de millones? Algunos incluso se lo decían a la cara y la disuadían de su empeño.
Pero ella seguía su camino y contestaba: “No sé si pondrán en libertad a Romualdo o no. Lo único que pretendo es que cuando Dios, en su juicio, me pregunte qué hice yo cuando Romualdo estaba en la cárcel, no tenga yo que bajar los ojos avergonzada”. Y presentó su ofrenda.
El rey, a cuyos oídos había llegado ya su historia, liberó al hombre de Dios.
Sabemos que el alma de la humanidad está en la cárcel. ¿Cuándo nos pondremos en camino con nuestras seis madejas?
LA CEBOLLA
LA CEBOLLA
“Había una vez una vieja muy mala y murió. La mujer no había realizado en su vida ni una sola acción buena y la echaron en el lago de fuego. Pero el ángel de la guarda que estaba allí pensó:
- “¿Qué buena acción podría recordar para decírselo a Dios?” Entonces recordó algo y se lo manifestó:
- Una vez arrancó de su huertecillo una cebolla y se la dio a un pobre.
Y Dios le respondió complacido: “Toma tú mismo esa cebolla y échasela al lago de forma que pueda agarrarse a ella. Si puedes lograr sacarla del fuego, irá al purgatorio y luego al paraíso, pero si la cebolla se rompe tendrá que quedarse donde está”.
El ángel corrió hasta donde estaba la mujer y le alargó la cebolla:
- “Toma, mujer, agárrate fuerte, vamos a ver si te puedo sacar”.
Y comenzó a tirar con cuidado. Cuando ya casi la había sacado del todo, los demás pecadores que estaban en el lago de fuego se dieron cuenta y empezaron todos a agarrarse a ella para poder también salir de allí. Pero la mujer era mala, muy mala, y les daba patadas diciendo:
- “Me van a sacar sólo a mí, no a vosotros: es mi cebolla, no la vuestra”.
Pero apenas había pronunciado estas palabras, cuando la cebolla se rompió en dos y la mujer volvió a caer en el lago de fuego. Allí arde hasta el día de hoy. El ángel se echó a llorar y se fue”. «No estamos destinados a salvarnos solos»
PAPA FRANCISCO: "HABLEN CON FRANQUEZA Y ESCUCHEN CON HUMILDAD" - SÍNODO DE OBISPOS
El Papa Francisco
al Sínodo: 'Hablen con franqueza y escuchen con humildad'
En la primera congregación general de la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los obispos, el papa Francisco invitó a los participantes a “hablar claro. Nadie diga: 'Esto no se puede decir; que pensarán de mí, esto o aquello', porque hay que decir todo lo que se siente con franqueza”. Así como “escuchar con sinceridad”.
El Papa se dirigió a los padres sinodales agradeciéndoles “de corazón por vuestra atenta y calificada asistencia” y agradeció a todas las personas que “trabajaron con dedicación, con paciencia y competencia, por largos meses, leyendo, evaluando, y elaborando los temas, textos y trabajos de esta Asamblea General Extraordinaria”.
Agradeció también al secretario general, el cardenal Lorenzo Baldisseri, y a quienes trabajaron les deseó: “¡Que el Señor les recompense!”.
Agradeció también a la jerarquía de la Iglesia, clérigos, religiosos y laicos, “por vuestra presencia y participación que enriquece los trabajos y el espíritu de colegiado y de sinodalidad por el bien de la Iglesia y de las familias.
Recordó que fue su deseo, que el espíritu de sinodalidad tuviera lugar en la elección de los relatores, del secretario general y de los presidentes delegados. “Los dos primeros -confió el Santo Padre- han sido elegidos directamente por el Consejo-post sinodal, elegido este a su vez por los participantes del último sínodo. En cambio como los presidentes delegados tienen que ser elegidos por el Papa, le pedí al mismo Consejo post sinodal, que me propusieran nombres y he nombrado a los que el Consejo me ha propuesto”.
Les recordó a los presentes que ellos traen “la voz de las Iglesias particulares, reunidas a nivel de Iglesias locales mediante las Conferencias Episcopales”. Añadió que “las Iglesia universal y las Iglesias particulares son de institución divina”, mientras que “las Iglesias locales, así entendidas son de institución humana”. Y que ellos, “esta voz la traerán en sinodalidad”.
El Obispo de Roma les advirtió que es “una gran responsabilidad” la de “traer la realidad y las problemáticas en las Iglesias, para ayudar a caminar en ese camino que es el Evangelio de la familia”.
Y confió que “después del último Consistorio en febrero de 2014, en el cual se ha hablado de familia, un cardenal me escribió diciendo: 'Qué pena que algunos cardenales no hayan tenido el coraje de decir algunas cosas por respeto del Papa, considerando que el Papa pensara alguna cosa diversa”. Y Francisco reiteró: “Esto no va bien, esto no es sinodalidad, porque hay que decir todo lo que en el Señor se siente que hay que decir, sin respeto humano, sin timidez, y al mismo tiempo hay que escuchar con humildad y acoger con corazón abierto lo que dicen los hermanos”, porque “con estas dos actitudes se ejercita la sinodalidad”.
Y reiteró: “Por ello les pido por favor, estas actitudes de hermanos en el Señor: hablar con franqueza y escuchar con humildad”. Y concluyó invitandolos a hablar “con tranquilidad y paz, porque el Sínodo se realiza siempre cum Petro y sub Petro, y la presencia del Papa es garantía para todos y custodia de la fe.
“Queridos hermanos -concluyó el Pontífice- colaboremos todos para que se afirme con clareza la dinámica de la sinodalidad”.