Páginas

jueves, 25 de septiembre de 2014

PUEDO FABRICAR FELICIDAD



Puedo fabricar felicidad
Autor:  Anamaría Rabatté


Para mí y para los que me rodean.
Decidirme a ser feliz,
con lo que tengo en mi vida.
A pesar de no sentirme bien.
A pesar de no ser las cosas como deseo.
A pesar de no gustarme mi familia.
A pesar de no comprender a la gente.
A pesar de mi cansancio físico y moral.
A pesar del desaliento.
A pesar de las desilusiones
A pesar de las circunstancias adversas.
A pesar de la enfermedad.
Lucharé con mis estados negativos para poder dar lo mejor de mí mismo a los demás y así decidirme a ser feliz con lo que tengo.

Esto es: Fabricar felicidad.

PONER LA MIRADA EN LA META


Poner la mirada en la meta
Autor:  Padre Eusebio Gómez Navarro OCD
            

       Cuenta  Carlos Vallés vio a una mujer que iba a trabajar. De pronto ella se detuvo y tomó en sus manos una de las sandalias que usaba. No pudo arreglarla y entonces puso a un lado del camino las dos sandalias. Luego juntó sus manos en un gesto de saludo orante, saludó a las sandalias y siguió su camino descalza.

            Nuestra vida es un continuo caminar o peregrinar hacia la casa del Padre, con mucho o poco equipaje. Cada uno escoge lo que más le conviene.

La Biblia nos habla de esta peregrinación de los hijos de Adán, Abraham y de los hijos de Dios. Somos forasteros como todos nuestros padres. “ Por la fe salió Abraham sin saber a dónde iba... Con fe murieron todos estos, (Abraham, Isaac, Jacob) confesando ser extranjeros y peregrinos en la tierra” (Hb 11, 8- 9).

            Cristo es  “camino, verdad y vida” (Jn 14,6). El peregrinar de Jesús está sintetizado cuando dice: “Salí de junto al Padre y vine a estar en el mundo, ahora dejo el mundo y me vuelvo al Padre... Padre, tú me los confiaste; quiero que, donde yo estoy, estén también conmigo y contemplen mi gloria...” (Jn 16, 28; 17,24).  Tras sus huellas deben caminar sus discípulos y los cristianos. El mismo manda ir por todo el mundo a anunciar la Buena Nueva (Mt 28, 19). El seguir a Jesús es  un constante “salir”, un peregrinar por caminos difíciles y desconocidos. En esta peregrinación no estamos solos, el Señor es nuestro compañero, aunque es cierto que nos puede pasar como a los de Emaús, que tardemos en darnos cuenta de que Él camina con nosotros.

            Cada religión, cada país y cada pueblo, tienen sus lugares propios de peregrinación. Para los cristianos son famosos: Tierra Santa, Roma, Santiago y todos los lugares sagrados marianos y de los santos.

 Y para llegar a todos los lugares de peregrinación hay diferentes caminos que se recorren de muy diferentes maneras: a pie, en bici, en carro, en avión. Hay un camino externo y otro interno.

El camino externo cuenta con sus limitaciones: el cansancio, los dolores, el sol, el frío- En el interno nos encontramos con falta de fe, falta de generosidad y entrega.

Cada uno tiene que hacer su camino, salir de lo conocido para ir a lo desconocido e imprevisible, dejar la seguridad para vivir a la intemperie. Para perseverar en este caminar se tendrá que creer en la fuerza del Espíritu y gustar y ver qué bueno es el Señor.

El camino debe apuntar siempre a la meta. Y para llegar a la meta hay que mantener muy alta la mirada, tener grandes ideales. “Si te atreves a seguir altos ideales, esos mismos ideales duplicarán tus fuerzas para que puedas alcanzarlos”(proverbio sueco).

            En todo peregrinar nos damos cuenta de la cercanía de Dios, y al acercarnos a ese gran misterio de Dios reconocemos cuán lejos  está de nuestras mentes y de nuestra vida.

            Y en todo caminar, bien hacia un Santuario o a la Casa del padre,  necesitamos orar con todo nuestro corazón, en todo momento y en todo lugar. La oración tiene que ser el alimento del caminante.

            El peregrino ruso describe lo que era la oración para él. “ El rezo silencioso de la oración de Jesús en el fondo del corazón me confortaba y sostenía en mi viaje. Ninguna circunstancia externa, ninguna ocupación la impedían. Cuando me ocupaba en algún asunto, la oración me ayudaba a resolverlo más rápidamente. Mientras escuchaba o leía, la oración seguía brotando de mi corazón” (Anónimo).

            La oración dará  la fuerza para seguir adelante, hasta el final, no mirando cómo están los zapatos o “sandalias”. Ligero de equipaje se va mejor y se llega antes.


¡ PREPÁRATE! EN OCTUBRE, NO DEJES DE REZAR EL ROSARIO


Autor: Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net 
¡Prepárate! en Octubre, no dejes de rezar el Rosario
Hagamos un alto en nuestro diario vivir. Quince minutos tan solo...y con seguridad que el mundo y "nuestro mundo" será mejor.

 ¡Prepárate! en Octubre, no dejes de rezar el Rosario


El próximo miércoles empezamos Octubre y lo celebramos como el mes del rosario. 

Muchos lo saben, otros no. Rezar el rosario para algunas personas es un tiempo desperdiciado en una letanía de repetidas oraciones, que en la gran mayoría, están dichas de una manera distraída y maquinalmente. 

Pero no es así. El hecho de ponernos a rezarle ya es un acto de amor a la Madre de Dios. Es una súplica constante y repetida para pedir perdón y rogarle por nosotros y por todo el género humano en el presente y también en la hora de la muerte.

Rezar el rosario es meditar en los Misterios de la Vida de Cristo, de suerte que el rosario es una especie de resumen del Evangelio, un recuerdo de la Vida, los sufrimientos y glorificación del Señor, siempre acompañado de los momentos de grandeza de la Santísima Virgen, su Madre; siendo así una síntesis de su obra Redentora. 

Así son los Misterios del rosario y para completarlos mejor, el Papa San Juan Pablo II intercaló para los días jueves los Misterios llamados Luminosos. Estos son los pasos de Jesús en la Tierra como Luz del mundo.

Rezar el rosario es un método fácil y adaptable a toda clase de personas, aún las menos instruidas y una excelente manera de ejercitar los actos más sublimes de fe y contemplación. 

El Padrenuestro con el que se empieza cada Misterio es la oración que Cristo nos enseñó y quienes lo han penetrado a fondo no pueden cansarse de repetirlo.

En cuanto el Avemaría, toda ella está centrada en el Misterio de la Encarnación y es la oración más apropiada para honrar dicho Misterio. Aunque en el Avemaría hablamos directamente a la Santísima Virgen e invocamos su intercesión, esa oración es sobre todo una alabanza y una acción de gracias a su Hijo por la infinita misericordia que nos mostró al encarnarse en Ella y hacerse hombre para su Misión redentora. 

La Santísima Virgen en sus repetidas apariciones , siempre ha sido la súplica más importante que en sus mensajes nos ha dado.

Ella nos ha pedido que recemos el rosario. Ella nos lo pide insistentemente porque tiene su rezo un GRAN VALOR. Quiere que repitamos una y otra vez la súplica, la alabanza con la esperanza puesta en su gran amor por toda la Humanidad.

Tal vez, por lo repetitivo del rezo, como decía Santa Teresa, la "loca de la casa", nuestra mente, se nos vaya de aquí para allá en pertinaz distracción, pero aún así nuestro corazón y nuestra voluntad está puesto a los pies de la Madre de Dios, y esas Avemarías son como el incienso que sube en oscilantes volutas hasta el corazón de nuestra Madre la Virgen Santísima.

Nuestro mundo se está olvidando de rezar. Tenemos fe, creemos en Dios pero no hablamos con El. El mundo actual, ahora más que nunca, necesita de muchos rosarios.

Hagamos un alto en nuestro diario vivir. Quince minutos tan solo... y con seguridad que el mundo y "nuestro mundo" será mejor.

CONSEJOS PARA CREAR UNA FAMILIA CRISTIANA



Autor: Mariano Bailly-Baulliere de Tro | Fuente: http://www.religionenlibertad.com 
Consejos para crear una familia cristiana
Ofrecemos una lista de consejos por Mariano Bailly-Bailliere de Tro, que, sin duda, agradecerán quienes se encuentran en la apasionante aventura de educar a la luz de la fe

Consejos para crear una familia cristiana



«Aun en medio de las dificultades, hoy a menudo agravadas, de la acción educativa, los padres deben formar a los hijos con confianza y valentía en los valores esenciales de la vida humana. Los hijos deben crecer en una justa libertad ante los bienes materiales, adoptando un estilo de vida sencilla y austero, convencidos de que ´el hombre vale más por lo que es que por lo que tiene´» 

(JUAN PABLO II, Familiaris consorcio, 37).

«En virtud de su dignidad y misión, los padres cristianos tienen el deber específico de educar a sus hijos en la plegaria, de introducirlos progresivamente al descubrimiento del misterio de Dios y del coloquio personal con Él» (lbíd., núm. 80). A las naturales dificultades que presenta la magna tarea de educar a los hijos, se añaden hoy las que impone un ambiente social secularizado y a menudo hostil a los valores que la fe cristiana descubre. De ahí que sea tan de agradecer un buen consejo que ayude a crear un vigoroso espíritu cristiano en esa Iglesia doméstica que es la familia.

Ofrecemos una amplia lista de consejos confeccionado por un experimentado padre de familia, Mariano Bailly-Bailliere de Tro, que, sin duda, agradecerán quienes se encuentran en la apasionante aventura de educar a la luz de la Fe.



I. PARA FOMENTAR LA VIDA DE PIEDAD EN LOS NIÑOS

1. Orientarles desde pequeños, en el amor a la Sagrada Eucaristía y a la Santísima Virgen.

2. Cuidar que las devociones y actos de piedad, desde pequeños, tengan un contenido teológico que van entendiendo poco a poco.

3. Los padres deben enseñar a rezar, pero deben explicar también a quién se reza y por qué se reza.
4. No abandonar nunca el "seguimiento" de los niños en las oraciones diarias, como el ofrecimiento de obras y lo que recen al acostarse.

5. Que el rezo en familia se haga con respeto. Cuidar las posturas. No es lo mismo rezar que jugar o ver la tele. La actitud debe ser otra.

6. Buscar la manera, sin ahorrarse sacrificios -los padres y los hijos- de rezar el Rosario en familia. Los más pequeños pueden rezar algunos misterios, de acuerdo con su edad. Organizar el estudio, el descanso, las horas de llegada, etc., para que se rece el Rosario. Razonarlo.

7. Acudir con los hijos a la Santa Misa, siempre que se pueda. Cuando son pequeños ir explicándoles, poco a poco,, los cuatro fines de la Misa, para que se acostumbren y aprendan a valorarla.

8. Cuidar especialmente la compostura en la Iglesia. Hacerles notar que el Señor está real y verdaderamente presente.

9. Cuidar los atuendos. No se debe ir a la Iglesia, y menos a la Santa Misa el domingo, por ejemplo, con ropa de deporte. Hay que enseñarles a distinguir una cosa de otra.

10. Preocuparse de que guarden el ayuno eucarístico.

11. Enseñarles a prepararse para ir a comulgar, con actos de contrición y de amor de Dios.

12. Enseñarles a dar gracias después de la comunión, descendiendo a detalles concretos.

13. Permanecer dando gracias un rato, explicándoles que el Señor está todavía dentro de nosotros realmente. Dar ejemplo.

14. Explicarles desde pequeños el significado de las distintas fiestas litúrgicas.

15. Que asocien desde pequeños el dolor, la contrariedad, el esfuerzo, el trabajo, con la reparación y la corredención. Hay que ir dándoles razones "poderosas" que luego les sirvan de apoyo.

16. Ayudarles a que sean constantes en la oración y demás prácticas de piedad.

17. Ayudarles cuando llegan a los 11-13 años a superar los respetos humanos, la vergüenza a que les vean rezar. Saber los padres que el ambiente favorece en muchos casos a que los tengan.

18. Explicarles por qué se escogen determinados lugares de veraneo, en vez de otros con ambientes donde se ofende a Dios, de modo que también ellos asuman esta decisión.



II. PARA AYUDARLES A VIVIR LA GENEROSIDAD

1. Enseñarles desde pequeños que ninguno de los bienes materiales que poseen les pertenece plenamente. No tienen derecho a romper los juguetes que les han regalado.

2. Hacer patente a los hijos que los padres tampoco tenemos como propios estos bienes.

3. Acostumbrarles a cederse mutuamente juegos, útiles de trabajo, libros, etc.

4. Los padres tienen que ser generosos en el tiempo que dedican a sus hijos para ayudarles en el estudio, para descansar con ellos, etc. Es un ejemplo muy importante de entrega a los demás.

5. Los chicos, desde pequeños deben ser generosos con su tiempo. A veces tendrán que dejar un trabajo o el mismo estudio, un encargo, para atender otro más importante.

6. Además de los pequeños servicios que se les solicita para ayudar a la convivencia familiar, es muy adecuado asignar algún cometido fijo, asequible a su edad, que suscite su sentido de responsabilidad y suponga un pequeño vencimiento (detalles de orden material, cuidado de alguna zona de la casa, atención a algún hermano menor, etc.). En todo caso, conviene tener flexibilidad en los encargos. Es más importante fomentar la unidad y el mutuo servicio que el estricto cumplimiento de un encargo concreto.

7. Enseñarles a mirar la Cruz cuando les cueste entregar algo. Al fin y al cabo todo lo que tienen lo han recibido de Dios. La entrega de Cristo en la Cruz es nuestro ejemplo.

8. Desde pequeños hay que sembrar en sus corazones y en su memoria las razones últimas que mueven a un cristiano a comportarse de un modo concreto y determinado.

9. Tener prudencia en las expresiones y conversaciones en las que se ensalza o se añora la consecución de los bienes materiales o los triunfos estrictamente humanos. Especialmente cuando se empieza a abordar el tema de las carreras profesionales.

10. Tener mucha constancia en fomentar la generosidad, aunque parezca que no se avanza nada. En realidad se está encauzando una tendencia natural -el instinto de conservación-, deteriorada por el pecado original.

11. Cuidar de que una parte de su dinero la entreguen como limosna. Que ahorren para hacer regalos a sus padres y hermanos.

12.Fomentar las acciones de gracias desde pequeños. El agradecimiento nos lleva a corresponder y a ser generosos con quien primeramente nos ha hecho el bien.

13. Ejercitar obras de misericordia corporales, acompañados de los hijos, de modo que el contacto con los que sufren, con los desheredados, sea, además, el mejor antídoto contra el aburguesamiento.

14. Conviene que los hijos sepan -del modo más conveniente en cada caso- que se ayuda económicamente a la parroquia, labores sociales, formativas o benéficas.




III. PARA FOMENTAR LA FORTALEZA Y LA TEMPLANZA

1. Renovar periódicamente las costumbres de la familia con relación a la fortaleza y reciedumbre de todos sus miembros, incluidos el padre y la madre.

2. No prodigar los padres las salidas nocturnas; en todo caso, evitar llegar tarde: los hijos se enteran y preguntan.

3. Tener en casa reuniones con amigos; ofrecerles algo, pero con sobriedad: ¡que los hijos se dan cuenta!

4. Tener en la «despensa», nevera y bar lo imprescindible.

5. Buscar sustitutivos más baratos en algunos alimentos, y que los chicos se enteren.

6. Programar menús en los que entren cosas que gustan menos o no gustan, para ir acostumbrándoles.

7. Que aprendan a servirse la comida no eligiendo lo mejor para ellos.

8.Enseñarles a tomar un poco más de lo que menos gusta y un poco menos de lo que más apetece.

9. Que no desprecien la comida. Insistir racionalmente.

10. Que aprendan a no dar importancia a una situación de escasez, incomodidad, etc.

11. Explicar siempre el porqué de la reciedumbre y cómo hay que hacer cosas concretas para adquirirla.

12. Las exigencias deben tener una justificación racional y sobrenatural siempre. Hay que darla amablemente aunque no la pidan para que la puedan asimilar y aceptar.

13. Cuidado con las prendas de vestir, chicos y chicas. Si hay varios hermanos, que se acostumbren a "heredar".

14. Evitar que la moda les esclavice. A veces, cuando son pequeños y no tienen capacidad de elegir, son los padres los que se "proyectan" en los hijos para ir a la "última".

15. Que se ocupen del cuidado material de su ropa. Doblarla, guardarla, prepararla para el día siguiente, etc.

16. Que se enteren del precio que tiene la ropa que se les compra. Que se den cuenta de que, aunque nos gusta mas una cosa que otra, es mejor a veces elegir la más barata.

17. Cuando aparezca el dolor, pequeñas enfermedades, etc., no obsesionarse en que desaparezca inmediatamente.

18. Enseñarles desde muy pequeños a aceptar y ofrecer el dolor. Que conozcan el valor de la corredención.

19. Animarles desde pequeños a que ofrezcan sacrificios, aprovechando las oportunidades que se presentan normalmente.

20. Enseñarles a vivir con alegría las contrariedades.

21. Exigir constancia en el trabajo y en el estudio. Tratar de este tema a fondo en el colegio. Horas de estudio.

22. Impulsarles a que realicen actividades deportivas que les exijan sacrificios y constancia.

23. Hacer excursiones en familia; programar de tal manera que sean útiles para hacerse más fuertes.

24. Dar mucha importancia a la lucha para vencer los defectos de carácter. Se ejercita la fortaleza y las consecuencias son muy importantes. Que sepan aguantarse el mal genio, aunque tengan razón; luchar contra el despiste que les hace llegar tarde, etc.

25. Que los padres no se quejen, ni ante sus amigos más íntimos, de los trabajos, molestias y demás inconvenientes que acarrean los hijos, pequeños, medianos y mayores.

26. La generosidad cristiana de los padres no se agota en traer hijos al mundo; donde realmente se prueba es en el esfuerzo y trabajo que requiere la educación de los hijos para que puedan llegar a ser unos buenos cristianos.