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viernes, 19 de septiembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 19 DE SEPTIEMBRE DEL 2014



Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Las mujeres acompañan a Jesús
Lucas 8, 1-3. Tiempo Ordinario. Son el reflejo del amor a toda prueba, de la fidelidad y de la ayuda a la obra de Cristo.
 
Las mujeres acompañan a Jesús
Las mujeres acompañan a Jesús
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3


En aquel tiempo, Jesús iba caminando por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

Oración Introductoria

Qué dicha la de los Doce y de las mujeres que supieron reconocerte y por ello dejaron todo para acompañarte y servirte. Permite que encuentre la luz y la fortaleza en esta oración para permanecer siempre fiel a tu gracia, aun cuando se presenten dificultades y problemas.

Petición

Jesucristo, ayúdame a escucharte, acompañandote en la oración, en el Santísimo Sacramento.

Meditación del Papa Francisco

La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad. Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque “el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral” y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales. (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium n. 103) 

Reflexión

Tres mujeres en primera línea. Cada una con su vocación particular y las tres seguidoras incansables de las huellas de Jesús.

María Magdalena pasó a la historia por ser la primera persona que vio a Cristo resucitado. Todos recordamos esa escena: ella, llorando junto al sepulcro; el Señor que se le aparece como si fuera el hortelano. Luego el encuentro y el anuncio a los apóstoles. María Magdalena, la apasionada discípula que está junto a la cruz en el Calvario, junto a la Virgen y san Juan.

Había otras mujeres que seguían al Maestro de Nazaret. Juana también le acompañó desde los tiempos felices de los milagros hasta el dolor del sepulcro tras la muerte de Cristo. Era una persona importante en la ciudad. Una de esas santas mujeres que sabían estar, al mismo tiempo, entre la alta sociedad de la época y entre los pobres que escuchaban las palabras del Mesías.

También Susana ejerció un papel importante. Ella colaboraba con sus bienes para que el Señor y sus discípulos pudiesen dedicarse a lo importante: la predicación del Reino de los Cielos.

Son mujeres de actualidad, con un testimonio muy vivo. Son el reflejo del amor a toda prueba, de la fidelidad y de la ayuda a la obra de Cristo.

Propósito

Acompañar a Cristo en el Santísimo Sacramento y llevar a los demás un mensaje de amor de Jesús.

Diálogo con Cristo

Permite, Señor, que tanto los hombres como las mujeres de hoy tengamos una gran necesidad de Ti y seammos apóstoles que propaguen tu mensaje de verdad y de caridad. 

CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Consagración de la Familia al Sagrado Corazón de Jesús

Sagrado Corazón de Jesús:

Nos hemos reunido aquí para ofrecerte nuestra casa.
Hoy, que te echan de tantos sitios, 
nosotros te recibimos encantados en nuestro hogar.
Queremos que vivas a nuestro lado;
que participes de nuestras alegrías y de nuestras penas. 
de nuestra riqueza y de nuestra pobreza, 
de nuestros triunfos y de nuestros fracasos.

Queremos que nos ilumines en nuestras dudas,
que nos adviertas en nuestros peligros, 
que nos ayudes en nuestras tentaciones,
que nos alientes en nuestros contratiempos, 
que nos orientes en nuestras resoluciones y, sobre todo, 
que nos enciendas en un gran amor a Ti, 
que nos lleve a servirte siempre con toda fidelidad.

Concédenos, Señor, que seamos cada día mejores cristianos, que nuestra vida sea un auténtico testimonio de nuestra fe, que aprendamos a verte en los demás,
que sepamos pedir perdón sinceramente de nuestros pecados,

y. finalmente, que consigamos la gracia suprema de una santa muerte, que nos reúna contigo, en la Gloria, a todos los que ahora nos amamos aquí.

Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa;
pero si fuiste a la del centurión, y entraste en la de Zaqueo, y viviste en la de María Magdalena, 
dígnate quedarte aquí, con nosotros, para siempre.

Nosotros vamos a procurar siempre en esta casa:
creer lo que Tú quieres que creamos, 
pensar lo que Tú quieres que pensemos,
leer lo que Tú quieres que leamos, 
hablar lo que Tú quieres que hablemos,
amar lo que Tú quieres que amemos, 
y hacer lo que Tú quieres que hagamos.

Que toda esta familia sea conforme siempre a tus deseos. 
Porque confiamos en Ti como en nuestro Padre. Y no te hemos entronizado aquí para que presencies nuestras rebeldías y pecados, sino para que bendigas la buena voluntad que tenemos de servirte.
Ayúdanos con tu gracia, pues reconocemos nuestra debilidad.
Pero en Ti ponemos nuestra confianza.

Sagrado Corazón de Jesús, en TI confío (tres veces). 
Padrenuestro. Avemaría. Gloria. 

Nota: Se recomienda renovar esta consagración todos los años, a ser posible confesando y comulgando toda la familia.


OCÉANO


Océano


¡Siente el viento, como suavemente acaricia tu piel...! 

¡Percibe el olor que brota de estas aguas profundas!

Escucha el cantar de las sirenas, el aleteo de los peces;
recoge tus pensamientos y échalos todos al mar; 
el agua los purificará 
y los devolverá a ti con más claridad...

¡Recuerda que, eres el protagonista de esta historia...!

Siente las olas como chocan con tu cuerpo, 
humedeciendo tu piel palmo a palmo.

¡Recibe esa paz que el paisaje te ofrece 
y deja que tus problemas se sumerjan, 
hasta hundirse en el fondo, sin poder flotar...!

¡Las aguas te invitan a sumergirte! 
Tu cuerpo te lo pide sin cesar.

En tus manos está la decisión.
Penetra en este misterioso mundo 
y solamente déjate llevar...

¡Echa tus problemas al mar!

A veces es necesario llorar.
Las lágrimas purifican el alma 
y tu ser liberarás de esas ataduras.

¡Desde ahora te llenarás de paz, 
y con amor, todo lo enfrentarás!

Sumérgete en su profundidad; 
permite que tus heridas sanen.

¡Despéjate de los pensamientos negativos: 
todos tus resentimientos, tus corajes, 
tus penas, tus dudas, tu cansancio...!

¡Llénate de cosas positivas; 
piensa que cada día es uno nuevo; 
que mañana serás una nueva persona...!

¡Mímate, eres un ser humano único!

¡Deja que el agua purifique tu mente; 
echa tu alma a volar y sueña...!

SAN JENARO, OBISPO Y MÁRTIR, 19 DE SEPTIEMBRE


Autor: http://www.evangeliodeldia.org/ | Fuente: Catholic.net 
Jenaro Obispo, Mártir
Obispo mártir, 19 de septiembre del siglo IV.

 Jenaro Obispo, Mártir
Septiembre 19



SAN JENARO y COMPAÑEROS(+ 305)
Los santos Jenaro, Festo, Desiderio, Sosso, Eutiques y Acucio, de los que tenemos Passiones muy posteriores, parece que derramaron su sangre por Cristo al comienzo del siglo IV.-

En una breve nota hagiográfica de la Liturgia de las Horas se lee, efectivamente, que Jenaro "fue obispo de Benevento; durante la persecución de Diocleciano sufrió el martirio, juntamente con otros cristianos, en la ciudad de Nápoles, en donde se le tiene una especial veneración".-

Los obispos de Benevento con este nombre son por lo menos dos: San Jenaro, mártir en el 305, y San Jenaro 11, que en el 342 participó en el concilio de Sardes. Este último, perseguido ,por los arrianos por su adhesión a la fe de Nicea, se lo habría venerado como mártir. Pero la mayoría de los historiadores se inclinan a identificar al patrono de Nápoles con el primero, o mejor con un mártir napolitano de Pozzuoli.-

Condenado "ad bestias" en el anfiteatro de Pozzuoli, junto con los compañeros de fe, a causa del atraso de un juez, fue decapitado en vez de ser echado en pasto a las fieras para la gratuita y macabra diversión de los paganos.-

Más de un siglo después, en el 432, con ocasión del traslado de las reliquias de Pozzuoli a Nápoles, una mujer le habría entregado al obispo Juan dos ampollas pequeñas con la sangre coagulada de San Jenaro. Casi como garantía de la afirmación de la mujer la sangre se volvió líquida ante los ojos del obispo y de una gran muchedumbre de fieles.-

Ese acontecimiento extraordinario se repite constantemente todos los años en determinados días, es decir, el sábado anterior al primer domingo de mayo y en los ocho días siguientes; el 16 de diciembre y el 19 de septiembre y durante toda la octava de las celebraciones en su honor.-

El fenómeno se realiza también en fechas variables, y de ahí deducen los devotos del santo acontecimientos faustos o infaustos. Los testimonios de este fenómeno comienzan desde 1329 y son tan numerosos y concordantes que no se pueden tener dudas.-

El prodigio, porque así lo considera hasta la ciencia, merece la afectuosa admiración con que lo sigue el pueblo. La sincera devoción de los napolitanos por este mártir, históricamente poco identificable, ha hecho que la memoria de San Jenaro, celebrada litúrgicamente desde 1586, se haya conservado en el nuevo calendario.-

Puesto que el fenómeno no tiene ninguna explicación natural, pues no depende ni de la temperatura ni del ambiente, podemos atribuirle el significado simbólico de vivo testimonio de la sangre de todos los mártires en la vida de la Iglesia, que nació de la sangre de la primera víctima, Cristo crucificado.-

Entre los elementos positivamente ciertos en relación con esta reliquia, figuran los siguientes:

1 -La substancia oscura que se dice ser la sangre de San Genaro (la que, desde hace más de 300 años permanece herméticamente encerrada dentro del recipiente de cristal que está sujeta y sellada por el armazón metálico del relicario) no ocupa siempre el mismo volumen dentro del recipiente que la contiene. Algunas veces, la masa dura y negra ha llenado casi por completo el recipiente y, en otras ocasiones, ha dejado vacío un espacio equivalente a más de una tercera parte de su tamaño.-

2 -Al mismo tiempo que se produce esta variación en el volumen, se registra una variante en el peso que, en los últimos años, ha sido verificada en una balanza rigurosamente precisa. Entre el peso máximo y el mínimo se ha llegado a registrar una diferencia de hasta 27 gramos.-

3 -El tiempo más o menos rápido en que se produce la licuefacción, no parece estar vinculado con la temperatura ambiente. Hubo ocasiones en que la atmósfera tenía una temperatura media de más de 30º centígrados y transcurrieron dos horas antes de que se observaran signos de licuefacción. Por otra parte, en temperaturas de 5º a 8º centígrados más bajas, la completa licuefacción se produjo en un lapso de 10 a 15 minutos.-

4 -No siempre tiene lugar la licuefacción de la misma manera. Se han registrado casos en que el contenido líquido burbujea, se agita y adquiere un color carmesí muy vivo, en otras oportunidades, su color es opaco y su consistencia pastosa.-

Aunque no se ha podido descubrir razón natural para el fenómeno, la Iglesia no descarta que pueda haberlo. La Iglesia no se opone a la investigación porque ella busca la verdad. La fe católica enseña que Dios es todopoderoso y que todo cuanto existe es fruto de su creación. Pero la Iglesia es cuidadosa en determinar si un particular fenómeno es, en efecto, de origen sobrenatural .-

La Iglesia pide prudencia para no asentir ni rechazar prematuramente los fenómenos. Reconoce la competencia de la ciencia para hacer investigación en la búsqueda de la verdad, cuenta con el conocimiento de los expertos.-

Una vez que la investigación establece la certeza de un milagro fuera de toda duda posible, da motivo para animar nuestra fe e invitarnos a la alabanza. En el caso de los santos, el milagro también tienen por fin exaltar la gloria de Dios que nos da pruebas de su elección y las maravillas que El hace en los humildes.-
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San Jenaro
ORACIÓN

Señor, tú que nos has congregado hoy para venerar la memoria del mártir San Jenaro, concédenos que podamos ir a gozar en tu reino, juntamente con él, de la alegría que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.-

FABRICAR LA FELICIDAD

Fabricar la felicidad


Para mí y para los que me rodean.
Decidirme a ser feliz, 
con lo que tengo en mi vida.
A pesar de no sentirme bien.
A pesar de no ser las cosas como deseo.
A pesar de no gustarme mi familia.
A pesar de no comprender a la gente.
A pesar de mi cansancio físico y moral.
A pesar del desaliento.
A pesar de las desilusiones
A pesar de las circunstancias adversas.
A pesar de la enfermedad.
Lucharé con mis estados negativos para poder dar lo mejor de mí mismo a los demás y así decidirme a ser feliz con lo que tengo.

Esto es: Fabricar felicidad

CUANDO SUFRES Y NO ENTIENDES NADA



Autor: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com 
Cuando sufres y no entiendes nada
Es simplemente incomprensible, pero Él te ayudará a recuperar la paz y a experimentar con más fuerza aún su paternidad.


Cuando sufres y no entiendes nada

¿Por qué me sucede esto a mí? ¿Cómo lo permite Dios? ¿Qué hice para merecer este castigo? ¿Qué será de mi futuro? 

Son preguntas hirientes que brotan con frecuencia en medio del sufrimiento.

Con el salmista (Sal 30) gritamos: 

Piedad, Señor, que estoy en peligro:
se consumen de dolor mis ojos,
mi garganta y mis entrañas.

Le damos vueltas con la cabeza y no entendemos nada. Es simplemente incomprensible. Toda la sensibilidad se retuerce y a veces se rebela. No es para menos. "No lo entiendo, Señor, no tiene ningún sentido, no me entra en la cabeza."

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
Tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve.

Las cosas no me cuadran

Lo que estás viviendo te parece que no encaja con el concepto del Dios bueno y justo del que has oído hablar tantas veces. Viene la tentación de la desesperanza y hasta la fe se ve amenazada.

Pero apenas puedes levantar la mirada, ves el universo: su belleza, el orden, la perfección, el detalle, la grandeza, la abundancia… y no es difícil concluir que lo hizo y lo conserva un Padre bueno que vela por sus hijos.

Ves tu vida: el mero hecho de existir cuando podrías no haber sido, tu capacidad de amar, tu familia, tu bautismo, tu educación, tus amigos... y tantas cosas buenas y bellas de tu persona y de tu historia. Aunque no es que todo sea perfecto, su belleza y gratuidad desvelan el rostro amable de un Dios que cobija a sus criaturas.

La Providencia Divina

Esa es la Providencia. No se puede probar con argumentos, hay que experimentarla. A veces se nubla u oscurece, más cuando se está en medio de la batalla; son momentos, sucesos o circunstancias particulares, pero cuando se ve en perspectiva todo adquiere sentido. Y a veces se requieren décadas para tener suficiente perspectiva. Es como estar perdido en medio de un laberinto y luego ser capaz de verlo desde lo alto y encontrarle sentido.

La historia de José, hijo de Jacob, es elocuente: pasó una historia de odio, envidia, mentira, ingratitud, sensualidad… para que llegara a cumplirse el designio de Dios sobre su pueblo. Vale la pena recordarlo. Sus hermanos primero se burlaron de él, después le odiaron y le rechazaron, planearon su muerte, por fin lo arrojaron a un pozo, lo vendieron como esclavo a los primeros extranjeros, unos egipcios, que pasaron por ahí e informaron a su padre que había muerto. La esposa del faraón lo tentó, luego mintió y lo acusó injustamente. José acabó en la cárcel del faraón. ¿Podría haber imaginado lo que iba a suceder después? El caso es que Dios le concedió el cargo administrativo más alto en el reino; tuvo la oportunidad de perdonar a sus hermanos, de volver a abrazar a su padre, de ofrecer a su familia y a las familias de todos sus hermanos una nueva tierra, un nuevo pueblo, una nación donde salvar sus vidas en un momento de tremenda hambre y carestía. El pueblo de Israel creció y se consolidó en Egipto.

Incendios que dan vida

Hace unos meses me invitaron a dar un taller de oración en Calgary. Tuvimos el curso en un lugar montañoso con zonas inmensas de bosque. Mientras iba por carretera pasamos por un bosque amplísimo que se había incendiado, sólo se veían troncos caídos y cenizas. Mi reacción natural fue decir: "¡Qué desastre!" Poco después apareció un gran cartel que decía: "Incendios que dan vida". El fuego forma parte del sistema de regeneración de un bosque. Cantidad de semillas permanecen encerradas en las piñas hasta que el calor de un incendio las libera. Las cenizas fertilizan el campo. Gracias a incendios de hace 30 años tenemos ahora bosques espléndidos.

Es necesario ver el conjunto en perspectiva. La oración es el mirador

Cuando el sufrimiento y el misterio se hacen presentes en la propia vida, tenemos en las manos un momento privilegiado para hacer oración. No necesariamente se encuentran respuestas; más aún, rara vez se encuentran explicaciones lógicas a lo que sucede, pero es tiempo fecundo para crecer en el conocimiento personal, para reconocer los propios límites, dejarse interpelar por Dios que nos llama a la conversión y anclar la vida en una confianza inquebrantable en la providencia de Dios.

La historia es como un río que lleva su curso; en el camino encuentra tropiezos y remolinos, pero sigue su curso. Y el Plan de Dios se cumplirá. "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." (Jn 16,33)

"Yo confío en ti, Señor,
te digo: -tú eres mi Dios-.
En tus manos están mis azares (...);
qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen".

Cuando Dios permite que suframos sus hijos, nos ofrece una oportunidad de purificación y, sobre todo, de alguna manera nos dice: "No busques más razones, me tienes a mí como respuesta".

"Yo decía en mi ansiedad:
"me has arrojado de tu vista";
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba".

Tu oración la escucha el mismo Dios que vio en la cruz a su único Hijo, Jesucristo: el crucificado que redimió a la humanidad.

La presencia infalible de Dios Padre y el ejemplo silencioso de Cristo crucificado se manifiestan a la hora de la prueba como una nueva epifanía del amor personal de Dios en tu vida. No hay manera de demostrarlo, pero quizá es una experiencia que habrás vivido más de alguna vez. Cuando abres la puerta de la fe, Él te ayuda a encajar el golpe, a recuperar la paz y a experimentar con más fuerza aún su paternidad.

Piénsalo un poco. En tu propio sufrimiento, al cabo de los años, ¿has experimentado de alguna manera la mano Providente de Dios? Si no es así, convérsalo con Él.

SAN JOSÉ MARÍA DE YERMO Y PARRES, SACERDOTE, 19 DE SEPTIEMBRE



Autor: . | Fuente: Vatican.va 
José María de Yermo y Parres, Santo
Biografía, septiembre 19,

José María de Yermo y Parres, Santo


El sacerdote José María de Yermo y Parres nació en la Hacienda de Jalmolonga, municipio de Malinalco, Edo. de México el 10 de noviembre de 1851, hijo del abogado Manuel de Yermo y Soviñas y de María Josefa Parres. De nobles orígenes, fue educado cristianamente por el papá y la tía Carmen ya que su madre murió a los 50 días de su nacimiento. Muy pronto descubrió su vocación al sacerdocio. 

A la edad de 16 años deja la casa paterna para ingresar en la Congregación de la Misión en la Ciudad de México. Después de una fuerte crisis vocacional deja la familia religiosa de los Paúles y continúa su camino al sacerdocio en la Diócesis de León, Gto. y allí fue ordenado el 24 de agosto de 1879. Sus primeros años de sacerdocio fueron fecundos de actividad y celo apostólico. 

Fue un elocuente orador, promovió la catequesis juvenil y desempeñó con esmero algunos cargos de importancia en la curia, a los cuales por motivo de enfermedad tuvo que renunciar. El nuevo obispo le confía el cuidado de dos iglesitas situadas en la perifería de la ciudad: El Calvario y el Santo Niño. Este nombramiento fue un duro golpe en la vida del joven sacerdote. Le sacudió profundamente en su orgullo, sin embargo decidió seguir a Cristo en la obediencia sufriendo esta humillación silenciosamente. 

Un día, mientras se dirigía a la Iglesia del Calvario, se halla de improviso ante una escena terrible: unos puercos estaban devorándose a dos niños recién nacidos. Estremecido por aquella tremenda escena, se siente interpelado por Dios, y en su corazón ardiente de amor proyecta la fundación de una casa de acogida para los abandonados y necesitados. Obtenida la autorización de su obispo pone mano a la obra y el 13 de diciembre 1885, seguido por cuatro valientes jóvenes, inaugura el Asilo del Sagrado Corazón en la cima de la colina del Calvario. Este día es también el inicio de la nueva familia religiosa de las “Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres”. 

Desde ese día el Padre Yermo pone el pie sobre el primer peldaño de una larga y constante escalada de entrega al Señor y a los hermanos, que sabe de sacrificio y abnegación, de gozo y sufrimiento, de paz y de desconciertos, de pobrezas y miserias, de apreciaciones y de calumnias, de amistades y traiciones, de obediencias y humillaciones. Su vida fue muy atribulada, pero aunque las tribulaciones y dificultades se alternaban a ritmo casi vertiginoso, no lograron nunca abatir el ánimo ardiente del apóstol de la caridad evangélica. 

En su vida no tan larga (1851-1904) fundó escuelas, hospitales, casas de descanso para ancianos, orfanatos, una casa muy organizada para la regeneración de la mujer, y poco antes de su santa muerte, acontecida el 20 de septiembre de 1904 en la ciudad de Puebla de los Ángeles, llevó a su familia religiosa a la difícil misión entre los indígenas tarahumaras del norte de México. Su fama de santidad se extendió rápidamente en el pueblo de Dios que se dirigía a él pidiendo su intercesión. Fue beatificado por Su Santidad JuanPablo II el 6 de mayo 1990 en la Basílica de Ntra. Sra. de Guadalupe en la Ciudad de México. Fue canonizado el 21 de mayo de 2000 en la Plaza de San Pedro.