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lunes, 25 de agosto de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 26 DE AGOSTO DEL 2014






Autor: Edgar Pérez | Fuente: Catholic.net
Ay de vosotros, escribas y fariseos
Mateo 23, 23-26. Tiempo Ordinario. Jesús conoce las intenciones y por eso recuerda que la principal tarea es la del amor misericordioso.
Ay de vosotros, escribas y fariseos
Del santo Evangelio según san Mateo 23, 23-26

En aquel tiempo Jesús habló diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!

Oración introductoria

Oh, Espíritu Santo, Espíritu de Verdad, limpia mi conciencia para que pueda convivir permanente con tu gracia, te lo pido por intercesión de la Inmaculada Virgen María que supo actuar siempre de cara a la verdad.

Petición

Jesús, ayúdame a vivir según esta regla: «Es bueno lo que me ayuda a cumplir la voluntad de Dios, y malo lo que me estorba».

Meditación del Papa Francisco

¡Estamos en el camino de la santificación, aunque hay que tomarlo en serio! Debemos hacer las obras de justicia, obras simples: adorar a Dios: ¡Dios es el primero siempre! Y luego hacer lo que Jesús nos aconseja: ayudar a los demás. Estas obras son las obras que Jesús hizo en su vida: obras de justicia, obras de re-creación.
Cuando damos de comer a un hambriento, volvemos a crear en él la esperanza. Y así, con los otros. Si aceptamos la fe y luego no la vivimos, somos cristianos solo de memoria.
Sin esta conciencia del antes y del después ¡nuestro cristianismo no le sirve a nadie! Y más aún: va en el camino de la hipocresía. "¡Me llamo cristiano, pero vivo como un pagano!". A veces decimos "cristianos a medias", que no toman esto en serio. Somos santos, justificados, santificados por la sangre de Cristo: asumir esta santificación y llevarla adelante ¡Pero no se toma en serio! Cristianos tibios: "Pero, sí, sí; pero..., no, no". Así como decían nuestras madres: "cristianos de agua de rosas, no" Un poco así... Un poco de pintura de cristiano, un poco de pintura de catequesis... Pero en el interior no hay una verdadera conversión. (Cf. S.S. Francisco, 24 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta).

Reflexión

Jesús se irrita con los escribas y fariseos porque no ponen en práctica los dictámenes más importantes de la ley: la justicia, la misericordia, la fidelidad, la comprensión.

Como jefes espirituales del pueblo judío parece que han hecho de la religión un "club" en el que sólo tienen acceso unos cuantos hombres instruidos y elegidos entre ellos, mientras que el resto del pueblo forman parte de la plebe ignorante.

Jesús conocía sus intenciones y por eso les recuerda que su principal tarea es la del amor misericordioso y la de la fidelidad del testimonio. ¿Cuántas veces en nuestra vida puede sucedernos algo similar, en donde siendo los líderes espirituales de una familia, de un grupo de amigos, convertimos la fe en un conjunto de leyes que los demás deben cumplir pero que no les ayudamos a vivir mejor su fe con nuestro testimonio en el amor?

No olvidemos que es el amor lo que da sentido a toda nuestra vida y que sin él, como dijo san Pablo "no somos nada". Saquemos de este evangelio la lección del amor y compresión a los demás y busquemos hacer un acto de caridad o un favor a quien sea.

Propósito

Buscar «ser» más y mejor persona, en vez de hacer cosas para «parecer» buen cristiano.

Diálogo con Cristo 

Oh, Espíritu de santidad, ven y renueva mi corazón en esta oración. Ven, Espíritu de amor, de paz, y enséñame a ser auténtico y coherente con mi fe para llegar a ser benevolente, lleno siempre de amor y comprensión con todos, especialmente con los más cercanos. Ayúdame a corresponderte con un amor fiel, verdadero y apasionado. 

¿PODEMOS SACAR COPIAS DE JESUCRISTO?


Autor: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net
¿Podemos sacar "copias" de Jesucristo?
Tenemos permiso, autorización, y hasta mandato, de sacar cuantas más y mejores copias se puedan.



Uno de los fenómenos más comunes entre las personas que se aman es aquel que podríamos llamar mimetismo. O sea, el afán por asemejarse a la persona querida. Se le quiere imitar en todo: en la manera de pensar, de hablar, de expresarse, de actuar. Se tiende a hacer siempre lo mismo que ella. 

Este hecho, comprobado tantas veces, tiene una aplicación muy grande en el orden espiritual de la fe. 

Desde el momento que nuestra religión se centra en Jesucristo conocido, amado, vivido, todo el afán del cristiano es asemejarse lo más posible a Él. La ilusión más grande es salir una copia perfecta de Nuestro Señor Jesucristo. 

De ahí ha nacido la expresión tan cristiana de la Imitación de Cristo, que ha dado incluso el título al libro mejor que ha nacido en el seno de la Iglesia. 

Aquellos dos jóvenes artistas eran ciertamente muy ambiciosos, y se hicieron una apuesta: uno debía pintar la Mona Lisa de Vinci y el otro las Meninas de Velázquez, obras cumbres de la pintura universal. Las copias habrían de resultar tan fieles que fuera después imposible distinguirlas de los cuadros originales. 

Otro estudiante ya había conseguido eso mismo en literatura: de tal manera imitó a Teresa de Ávila, que los miembros del jurado colegial hubieron de repasar las obras de la gran Doctora, para comprobar que el escrito del discípulo no había sido un plagio. 

Esta nota curiosa de los tres muchachos atrevidos, los dos pintores y el literato, se convierte en un signo bello de la principal tarea cristiana. 

¿Quién es un cristiano? La respuesta es clara si examinamos el plan de Dios, el cual nos eligió para ser en todo iguales a su Hijo, el Señor Jesucristo. San Pablo es en esto terminante: 
- Pues, a los que había previsto, los eligió a ser copias exactas de la imagen que es el tipo, o modelo, su Hijo, Cristo Jesús. 

Aquí observamos una diferencia esencial entre el concurso de Dios y los concursos artísticos en la sociedad. 

En una exposición de pintura, de fotografía, de escultura..., en un certamen de literatura, de poesía..., en un desfile de modas..., no se admiten imitaciones. Quien es sorprendido en un plagio, no solamente es descalificado, sino acusado y multado por robo a la propiedad intelectual de otro. Las obras deben ser plenamente originales. 

Esta es la razón de ser de esos avisos al pie de tantas publicaciones: 
- Prohibida la reproducción total o parcial. Cualquier infracción será castigada según la ley. 

En el concurso convocado por Dios ocurre todo lo contrario, porque en él no caben las originalidades. 

El primer premio del certamen se lo llevará aquel que resulte la copia más fiel de Jesucristo, que es el tipo, la imagen, el modelo propuesto por Dios a toda la Humanidad redimida. 

Tanto es así, que cuando Pablo les invita a los primeros cristianos a imitarle en todo lo bueno que hayan visto en su persona pues les dice: imitadme a mí, se encarga muy bien de añadir: como yo imito a Cristo. El prototipo no es Pablo, sino Jesucristo. 

En los concursos de Dios, el aviso a los ladrones de copias sería muy diferente. Podría Dios formularlo de esta manera: 
- Permiso, autorización, y hasta mandato, de sacar cuantas más y mejores copias se puedan. Grandes premios a las reproducciones más fieles... 

Es el caso de los que llamamos Santos por antonomasia, los reconocidos y proclamados tales por la Iglesia, y venerados en los altares. 

Son hombres y mujeres como nosotros, pero que fueron unos imitadores perfectos de Jesucristo. 

Se puede recordar, por ejemplo, a un San Vicente de Paúl, el cual, ante cualquier cosa que había de hacer, se detenía unos instantes, y se preguntaba: 
- ¿Qué haría Cristo aquí y ahora, en mi lugar? 

Como es natural, Vicente resultó una copia perfecta del Señor. 

Si somos buenos observadores cuando se nos dirige en la Iglesia la Palabra de Dios, habremos notado que la predicación de la Iglesia, notablemente mejorada en comparación de épocas pasadas, se dirige a esto: a presentarnos al Jesucristo del Evangelio como el único modelo a quien imitar. 

¿La vida de familia? Como la de Jesús con su Madre y con José. 
¿La oración? Como la de Jesús, constante, confiada, ininterrumpida. 
¿El trabajo? Como el de Jesús por los campos y en el taller de Nazaret. 
¿El trato con los demás, el amor, la comprensión? Como los de Jesús, de una exquisitez, delicadeza y elegancia como del Hombre más perfecto... 

Esta tarea tan interesante y tan hermosa es de todos, y no de unos privilegiados. 

El día en que nuestro trabajo, nuestra plegaria, nuestra relación con los demás y todo nuestro quehacer en la vida sean como los de Jesucristo y estén animados por sus mismos sentimientos, quedaríamos mejor clasificados como cristianos que los valientes alumnos de Teresa, de Vinci y de Velázquez como literatos o pintores.... 

Histórico. El estudiante, Daniel Ruiz Bueno, fue después traductor de clásicos en la BAC. - Rom. 8,29. 1Cor. 11,1. 

ENOJADOS CON DIOS


Autor: P. Eduardo María Volpacchio | Fuente: Algunas Respuestas 
Enojados con Dios
En nuestros días es frecuente encontrar personas –demasiadas– enojadas con Dios...


El motivo concreto puede ser muy variado: porque se ha muerto un ser querido, se tiene una enfermedad, las finanzas tocan fondo, no se tiene el trabajo que se desearía... Es decir, culpan a Dios por lo que les hace sufrir. 

Esto los lleva a mirarlo con desconfianza y recelo, apartarse de Él, sentirse ofendidos porque se sienten maltratados por Dios. Por tanto, no se sienten obligados a rendirle culto, ni amarlo: es como si pensaran que Dios los ha odiado primero…
No niegan su existencia, sino que la rechazan de su vida; saben que existe, pero no quieren saber nada con Él. Es como si pusieran a Dios en penitencia… Le exigen explicaciones y que los trate mejor.

Pero… hay más de un problema… Con esta actitud inmadura –caprichosa– se perjudican a sí mismos. Es como el chiquito que enojado con sus padres, les dice ofendido “y ahora no como”, como si el no cenar causara un daño a sus progenitores… Así se impiden a sí mismo encontrar el sentido del sufrimiento que los agobia y conseguir la paz; y se alejan de quien puede hacerlos felices.

Analicemos en cuatro pasos la respuesta a estos enojos:

1. Dios no tiene la culpa... de las enfermedades, de la maldad de los hombres, de los desastres naturales... 
Si crees en Dios y lo que Dios ha revelado en el cristianismo, entonces deberías saber que Dios creó el hombre para ser feliz, y que el pecado original introdujo en el mundo la muerte, el dolor, el error y el desorden interior en la persona humana. Ese mundo feliz creado por Dios ha sido ensuciado y arruinado por el pecado del hombre (el de todos, incluyendo los tuyos y los míos). La culpa no es de Dios, es de Adán, de Eva y de todos los que pecamos…

Dios ha hecho al hombre libre. Y eso es bueno, ya que sólo así podemos amar y alcanzar la plenitud, aunque suponga un riesgo... El mal uso que el hombre haga de su libertad no es culpa de Dios.

2. Dios no es ajeno a nuestro dolor: quiso asumir el sufrimiento. 

Lejos de desentenderse de los hombres después de su pecado, Dios se propuso repararlo. Para eso lo asumió, se hizo hombre para sufrir con nosotros y para nosotros. No tenemos un Dios que no sabe lo que es sufrir... sino un Dios que experimentó el sufrimiento en su naturaleza humana. Por eso nos entiende, sabe lo que es sufrir. Pero además, ese sufrimiento suyo no fue estéril, sino redentor: lo convirtió en un acto de amor (Dios es amor, por eso todo lo que "toca" lo convierte en amor). Y así lo hizo valioso: a partir de Jesús, quien sufre, puede unir su dolor al suyo, y así -convirtiéndolo en un acto de entrega personal por amor- salvar a los hombres con su dolor. 

En el problema del dolor más que el por qué, lo que interesa, lo esencial, es el para qué... 
Quien sufre no está solo, Dios está cerca de él. Su cercanía supone un gran consuelo y llena de paz. El enojo con Él, sólo nos priva de esta liberación.

3. El sufrimiento tiene sentido y valor. 

El dolor angustia y aplasta cuando no tiene salida… cuando un queda encerrado en su propio sufrimiento. 
Mucho depende de cómo se viva el dolor: si se lo vive con bronca y resentimiento, resulta destructivo. Si se lo vive con sentido y amor, es liberador. 

La esperanza hace una gran diferencia: un dolor cerrado en mí mismo, sin salida, se hace insoportable; o un dolor con sentido, lleva más allá de nosotros mismos, se sabe fecundo; entonces, es posible sufrirlo serenamente, llenos de paz.
En el Calvario había tres cruces. En el medio, la de Jesús, que fue a ella voluntariamente: “Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo” (Jn 10,18). A su lado, dos condenados. A la derecha, uno alcanza el paraíso (gracias a la cruz resultó ser un condenado muy poco condenado…, allí encontró la liberación definitiva). A la izquierda, otro se muere de asco y odio... Dos cruces junto a Jesús, el mismo sufrimiento físico, dos actitudes distintas, dos modos de vivir el dolor, dos resultados diametralmente opuestos. Cada uno elige qué actitud tomar…

El sufrimiento tiene sentido: hay que encontrarlo. Cuesta… ya que el dolor obnubila la mente y oscurece la visión. No es fácil, pero Dios está más cerca del que sufre: quien lo busca, lo encuentra.



Como enseña el Papa Francisco: 

“La luz de la fe no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche, y esto basta para caminar. Al hombre que sufre, Dios no le da un razonamiento que explique todo, sino que le responde con una presencia que le acompaña, con una historia de bien que se une a toda historia de sufrimiento para abrir en ella un resquicio de luz. En Cristo, Dios mismo ha querido compartir con nosotros este camino y ofrecernos su mirada para darnos luz”. (Enc. Lumen Fidei, n. 57).

4. Enojarse con Dios no solo carece de sentido sino que es muy contraproducente... 

Solo en Dios podemos encontrar la felicidad, de manera que enojarse con Dios es enojarse con la fuente de nuestra propia felicidad... y esto no parece una cosa muy inteligente para hacer…

Es entendible que una persona que sufre esté shockeada, y que sienta una gran rebeldía. Pero debería serenarse y procurar manejar razonablemente esa rebeldía. 
¿Cómo superar estos enojos…?
Buscar en la luz de la fe, la luz para encontrar su sentido. Por ese camino –marcado por la humildad– encontrará primero resignación (paso fundamental); entonces la esperanza despertará la aceptación, que llevará a ofrecer el dolor y ofrecerse a uno mismo en él. Y entonces, brillará el amor: encontrará el amor de Dios, que siempre estuvo a tu lado, también cuando nosotros procurábamos espantarlo con nuestro enojo…

No parece que nos convenga enfrentarnos con quien puede dar sentido y valor a nuestro sufrimiento, con quien puede darnos la fortaleza para llevarlo y con quien nos promete la felicidad absoluta si lo vivimos con amor.

Buenos Aires, 24 de agosto de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 25 DE AGOSTO DEL 2014




Autor: P Clemente González | Fuente: Catholic.net

Maldiciones contra escribas y fariseos
Mateo 23, 13-22. Tiempo Ordinario. ¿Qué puede hacer Dios con alguien que no quiere recibir su amor, su perdón y su misericordia?
 
Maldiciones contra escribas y fariseos
Del santo Evangelio según san Mateo 23, 13-22


En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que devoráis los bienes de las viudas con pretexto de largas oraciones! Vuestra sentencia será por eso más severa.¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros!¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! ¡ Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo, jura también por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.

Oración introductoria

Ven, Espíritu Santo. Dame tu luz porque soy ciego e insensato cuando pretendo vivir alejado de tu gracia. Te pido que esta oración me revele tu verdad y me ayude a ser dócil a tus inspiraciones para experimentar tu amor y el conocimiento vivo de tu Persona.

Petición

Jesús, concédeme un conocimiento personal y profundo de Ti.

Meditación del Papa Francisco

¡Ay de ustedes, maestros de la ley, que han suprimido la llave del conocimiento! Cuando vamos por la calle y nos encontramos delante de una iglesia cerrada, sentimos algo extraño, porque una iglesia cerrada no se entiende. A veces, se nos dan explicaciones que no son tales: son pretextos, son justificaciones, pero la realidad es que la iglesia está cerrada y la gente que pasa por delante no puede entrar. Y, peor aún, el Señor que está dentro no puede salir.
Esta imagen de la clausura es la imagen de aquellos cristianos que tienen la llave, pero se la llevan, no abren la puerta. Peor aún, se paran frente a la puerta y no dejan entrar, y al hacerlo ni siquiera ellos entran. La falta de testimonio cristiano es lo que hace esto y cuando ese cristiano es un presbítero, un obispo o un papa es aún peor. Pero, ¿cómo es que un cristiano cae en esta actitud de puerta cerrada con la llave en el bolsillo?
La fe pasa, por así decirlo, a través de un alambique y se convierte en ideología. Y la ideología no convoca. En las ideologías no está Jesús: ni su ternura, su amor y mansedumbre. Y las ideologías son rígidas, siempre. De cada signo: rigidez. Y cuando un cristiano se convierte en un discípulo de la ideología, ha perdido la fe: ya no es un discípulo de Jesús, es discípulo de este tipo de pensamiento... Y por eso Jesús les dice: "Ustedes se han llevado la llave del conocimiento". El conocimiento de Jesús se transforma en un conocimiento ideológico e incluso moralista, porque estos cerraron la puerta con una gran cantidad de reglas. (Cf. S.S. Francisco, 17 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta).

Reflexión

El mensaje de las Bienaventuranzas está dedicado a las personas de corazón sencillo, humilde. Sin embargo, el texto que hoy se nos presenta viene a desvelar la maldad que anida en el interior de los corazones soberbios.

Decía el doctor de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino, que entre todos los pecados, el peor es el de la soberbia. Porque los otros alejan de Dios, pero éste lo rechaza.

La soberbia es la actitud del que considera a los demás como inferiores, y a sí mismo como perfecto. Piensa que no necesita ni siquiera de la ayuda de Dios. Entonces, ¿qué puede hacer Dios con alguien que no quiere recibir su amor, su perdón y su misericordia?

Una característica del soberbio es que está ciego ante las inspiraciones del Espíritu Santo y es capaz de vivir en un mundo de "aparente santidad" descuidando lo que realmente importa a Dios.

Por desgracia, todos llevamos algo de soberbia en nuestro interior. Pero no hay que alarmarse. Con calma, debemos detectar en nosotros toda actitud de ese tipo y ser capaces de superarnos un poco cada día. Y pedirle mucho a Dios que nos conceda la gracia de ser humildes.

Propósito

Los talentos que Dios me dio, ¿los uso sólo para mí? Fijarme una meta concreta para poner estos dones al servicio de Dios y de los demás.

Diálogo con Cristo

Gracias, Señor, por redimirme y por este momento de intimidad contigo. Es tan fácil caer en esas actitudes farisaicas que empobrecen o, incluso, envilecen a tal grado mi testimonio de vida, que éste influye para que otras personas se alejen de tu amor. Necesito fortalecer mi fe, llenarme de tu amor para ser un fiel discípulo y misionero, realmente convencido de que sin Ti, sin tu gracia, mi vida está incompleta. 

PUENTES



PUENTES

Los puentes son como ciertas personas:
Su importancia se valora cuando ya no están, o cuando están rotos y no se los puede usar.......

Existe una cantidad impresionante de puentes:
Cortos y largos, anchos y estrechos, seguros e inseguros, caros y económicos.....

Todos tienen sin embargo, algo en común:
Sirven para unir dos orillas......

Atravesándolos, uno siente que, de algún modo, lleva un mensaje al otro lado......

También las personas estamos llamadas a ser puentes, para facilitar el encuentro, para superar aflicciones, para estimular el perdón......

Hacer de puente a veces cuesta, pero cuando da resultado, la gratificación es grande......

Quiero ser para ti como un puente sobre el río...

Del lado de acá está tu hoy..... Del lado de allá tu mañana......

Entre los dos lados, el río de la vida, a veces sereno, a veces turbulento, a veces traicionero y a veces profundo y revuelto......

ES NECESARIO ATRAVESARLO......

No soy Dios ni pretendo jugar a ser Dios..
Sólo Él puede llevarte con seguridad al otro lado......
Pero yo quiero ser el puente que haga más fácil la travesía......

Si crees que no es bueno pasar sólo, usa mis hombros...

Si me balanceara, no tengas temor...Dios me ha colocado en tu camino para ayudarte a cruzar el río......

No dudes en utilizarme, y cuando llegues, déjame, si quieres......

Si, me entiendes bien, déjame donde estoy. Otros han pasado por medio de mi, igual como tu pasaron......

Pero quiero que continúes tu marcha......

Soy tu puente para muchas travesías de la vida, pero aún tengo otro nombre......


SOY UN PUENTE LLAMADO AMISTAD

LLEGA UN REGALO



Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Llega un regalo
Detrás de ese regalo percibo una ternura que llega a lo íntimo de mi alma. Porque alguien pensó en mí.



Acaba de llegar un regalo. Ese regalo tiene un precio, tal vez una utilidad. Pero, sobre todo, manifiesta un tesoro maravilloso: el cariño de quien me ama. 

Detrás de ese regalo percibo una ternura que llega a lo íntimo de mi alma. Porque alguien pensó en mí. Porque buscó cómo podría darme algo que me recordase su cariño. Porque deseaba abrirme un espacio de felicidad. 

Si el regalo que recibo de otro llega muy hondo, ¿no sería el momento de descubrir que también Dios me ofrece miles de regalos? 

Existe el peligro de vivir con la mirada indiferente ante los continuos dones de Dios. Porque son dones de Dios el sol y la luna, las nubes y la lluvia, la nieve y el viento, el mar y la montaña, la golondrina y el grillo, la abeja y la miel. 

Sobre todo, es regalo de Dios mi propia vida y la vida de tantos hombres y mujeres que caminan cerca o lejos. Cada existencia surge desde un estupendo sueño de Amor, desde lo más íntimo de un Dios que se deleita con los hijos de los hombres (cf. Prov 8,31). 

Lo he escuchado tantas veces: todo es don, todo es gracia. Necesito recordarlo mientras camino: me rodean miles de señales, de regalos, que me hablan de la ternura de un Dios bueno. 

Ha llegado un regalo a mis manos. Quien me lo ofrece con una sonrisa amistosa, con una mirada llena de afecto, me permite abrirme al mundo del amor, que da y que recibe, que nace de Dios y que lleva a Dios. Sólo entonces buscaré también yo qué puedo hacer para alegrar, con un regalo, a quienes viven a mi lado. 

¿POR QUÉ LA IGLESIA ES CATÓLICA?


Autor: corazones.org | Fuente: corazones.org /El trabajo de Dios 
¿Por qué la Iglesia es católica?
Sabemos que la Iglesia Católica es la misma que el Señor fundó sobre Pedro -La roca-


La palabra católico/a viene del griego "kath´holon" que significa "de acuerdo con el todo". Esta palabra hace su primera aparición en la literatura cristiana con San Ignacio de Antioquía, por el año 110 dc. En su carta Ad Smyr dice: "Allí donde está Cristo está la Iglesia católica". Los estudiosos discuten si "católico" en este contexto significa "universal" o "verdadera/auténtica." La mayoría de los estudiosos favorecen el primer significado, razonando que así como el Obispo preside la Iglesia local, así mismo Cristo preside la Iglesia universal. 

El Martirio de Policarpo, escrito cincuenta años después, utiliza la palabra en ambos sentidos: tres veces significando iglesia universal y una vez con el sentido de auténtica. Describe a San Policarpo como "Obispo de la Iglesia Católica de Esmirna." 

-San Pacián de Barcelona, 375 A.D. dijo: "Cristiano es mi nombre, y católico mi apellido. El primero me denomina, mientras que el otro me instituye específicamente. De esta manera he sido identificado y registrado... Cuando somos llamados católicos, es por esta forma, que nuestro pueblo se mantiene alejado de cualquier nombre herético." -Carta a Sympronian.

El concepto es desarrollado por San Cirilo de Jerusalén, quien dice: 

La Iglesia es católica porque está esparcida por todo el mundo; enseña en plenitud toda la doctrina que los hombres deben conocer; trae a todos los hombres a la obediencia religiosa; es la cura universal para el pecado y posee todas las virtudes -(Catechesis 18:23). 

Los dos significados que prevalecen en el período de los Padres de la Iglesia son los de universalidad y ortodoxia. San Agustín utiliza en sus escritos el nombre de "católica" 240 veces entre los años 388 y 420 dc. 

Los dos significados de la palabra católico, coexistieron por mil años, pero con el cisma del Este-Occidente, la Iglesia Latina se continuó llamando "Católica" mientras que la iglesia del Este adoptó el nombre de "Ortodoxa". 

En el período medieval encontramos que emergen las bases para una más profunda teología sobre la catolicidad, ayudado este hecho por la expresión dominante de Iglesia como la "reunión de los fieles" (congregatio fidelium), la cual está abierta a la noción de universal. 

Santo Tomás de Aquino desarrolla los diversos elementos de la teología de la catolicidad. La Iglesia es universal en tres sentidos: 

1. Se encuentra en todos los lugares (cf. Rom 1:8), teniendo tres partes: en la tierra, en el cielo y en el purgatorio.
2. Incluye personas de todos los estados de vida. (Gal 3:28)
3. No tiene límite de tiempo desde Abel hasta la consumación de los siglos. 


Fundación de la Iglesia 
Nuestro Señor le dijo a Pedro: [Mateo 16, 17-19] 

Bendito eres tu, Simón Bar-Jona: porque no ha sido carne y sangre que te han revelado, (Que yo soy el Cristo, el Hijo del Dios vivo,) sino mi Padre que esta en el Cielo. 

Y yo te digo que tu eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. 

Y te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que amarres en la tierra será amarrado en el cielo y todo lo que desamarres en la tierra también será desamarrado en el Cielo. 

Así, que sabemos que estamos en buenas manos cuando conocemos que la Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica. El Papa es el Vicario de Cristo, el sucesor de Pedro el Apóstol. 


Escritura y Tradición 

La Iglesia tiene bajo su custodia las Sagradas Escrituras, toda revelación que ha sido dada por Dios a su gente, y su explicación se basa en las Sagrada Escrituras. La Sagrada Tradición también es parte de sus bases y nosotros nos adherimos a la Tradición para poder respetar la autoridad de la Iglesia. Nuestro Señor le dijo a los apóstoles "El que les escucha a ustedes me escucha a mi, el que les rechaza a ustedes me rechaza a mi. Aquel que me rechaza, rechaza a aquel que me envió". 

Muchos han cuestionado las enseñanzas de la Iglesia a través de la historia, ellos han desecrado la verdad por eso han recibido el nombre de herejes. 

La Iglesia en su Sabiduría ha tenido varios concilios para proclamar ciertas enseñanzas como Dogmas, los cuales quieren decir verdades definitivas o principios que no pueden ser cambiados. 

El Protestantismo ha desafiado las enseñanzas de la Iglesia y se ha alejado de la doctrina sólida trasmitida por los Apóstoles. 

Los Protestantes niegan el Sacerdocio, el poder del Sacerdote para perdonar los pecados. Ellos no creen en la verdadera Presencia de Cristo en la Sagrada Eucaristía, no creen en la autoridad del Papa, no aceptan los dogmas de la Iglesia Católica, no creen en la Santidad de La Virgen María y en el poder de su intercesión, no creen en la intercesión de los santos, no creen en el Purgatorio; en síntesis ellos no creen lo que nosotros los Católicos creemos en nuestro Credo. Existen miles de diferentes denominaciones cristianas reclamando ser la verdadera Iglesia, pero nosotros sabemos que el Señor dijo: "Sobre ti Pedro, la roca, Yo fundo mi Iglesia", no mis iglesias. 

No podemos basar nuestra fe solamente en las Escrituras, porque aun San Pablo, refiriéndose a la Sagrada Eucaristía, dice: "Lo que yo he recibido del Señor también les trasmito a ustedes..."; en la segunda carta a los Tesalonicenses 2:15 El dice, "Así hermanos y hermanas , párense firmes y aférrense a las tradiciones que nosotros les enseñamos, ya sea de palabra o por carta." 

Muchos Cristianos reclaman que la Biblia es su única autoridad, pero eso no es lo que nos enseña la Biblia, realmente en la Segunda carta de Pedro 1:20-21 leémos: "Entendiendo ésto primero, que no profecía de Escritura se puede hacer a través de la interpretación privada" (En otras palabras ninguna profecía o escritura es asunto para nuestra interpretación única o personal).

Extracto del artículo publicado por "El trabajo de Dios" (www.theworkofgod.org)


Cristo llamó a la Iglesia, "MI IGLESIA", ésto es lo que aparece en el Nuevo Testamento, pero por la tradición de los Apóstoles y de los Padres que fueron discípulos de los Apóstoles y directamente instruidos por ellos, ha llegado hasta nosotros el nombre de católica.

Sabemos que la Iglesia Católica es la misma que el Señor fundó sobre Pedro, "La roca". Jesús comisionó los Apóstoles para proclamar el Evangelio, para hacer discípulos de todas las naciones y para bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

La Iglesia de hoy es la misma de hace 2000 años, todavía tenemos las mismas enseñanzas que el Señor le entregó a los apóstoles y poseemos la misma fuente de Gracia para nuestra Salvación: los Sacramentos.