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sábado, 5 de julio de 2014

¿QUÉ HACER CON LA MUERTE?



¿Qué hacer con la muerte?

Todos hemos visto pasar cerca –cuando no nos ha dado ya de lleno alguna vez– ese dolor tremendo que produce la pérdida de un ser querido. La mayoría de las veces casi no sabemos cómo consolar a esas personas. Les decimos unas palabras, procuramos darles ánimo, pero, al final, casi solo queda acompañarles con nuestro silencio.

Pensamos en su sufrimiento, en el vértigo que quizá sientan. A veces te dicen que su vida ha perdido ya todo su sentido, que no entienden, que no encuentran respuesta, que chocan contra ese misterio de la muerte, que nada les puede consolar.

—Es que a veces no es fácil darles una respuesta...

No es fácil, pero desde la fe hay algunas respuestas. Para quienes tenemos fe, la muerte es una despedida, a un tiempo dolorosa y alegre. Un cambio de casa, de esta de la tierra a la del cielo. No es que la fe haga desaparecer esa herida como por encanto, sino que la cicatriza por medio de la esperanza, porque sabemos que los muertos no se mueren del todo.

—¿Y los que no creen en nada?

Para quienes la muerte no es más que la ruina biológica definitiva, sin nada detrás, efectivamente la respuesta es mucho más difícil. Quizá pudiera ser este un motivo más de credibilidad: la vida sin fe es como una broma cruel que termina un día casi sin avisar. La vida sin Dios no sabe qué hacer con la muerte, no tiene respuesta al miedo a morir, no cuenta con ninguna palabra de esperanza que atraviese el temible silencio de la muerte.

A quienes no tienen fe, la muerte les recuerda desafiante que su forma de entender la vida no tiene para la muerte una explicación satisfactoria. Sin Dios, sin un más allá, ¿qué auxilio puedo esperar para la oculta herida abierta en mi corazón por la muerte, por mi egoísmo y el egoísmo de los demás?

Una criatura, antes de nacer, no sabe absolutamente nada de lo que le espera. Les sucede lo mismo a los no creyentes en relación con la muerte: no saben qué les espera. Sin embargo, la madre, como los que tienen fe, ante los dolores –tanto los del parto como los de la muerte– pone su esperanza en la nueva vida.

El hombre no puede atesorar su vida. No puede retenerla. La vida es una hemorragia. La vida se va. ¿Hacia dónde? ¿Hacia el vacío? ¿Hacia la nada? Es inevitable que el hombre se plantee la cuestión de su salvación. De lo contrario, la vida sería como un torrente que inevitablemente nos conduce al abismo. Creer en la salvación es creer que en alguna parte nuestra vida queda recogida.

Si todo se acabase con la muerte, es difícil encontrar sentido incluso al esfuerzo por ser buena persona. Algunos cifran sus afanes en trabajar por un mundo mejor, por lograr que fuera menos malo. Eso está bien, pero sería muy corto reducir nuestras esperanzas a un arreglo más satisfactorio de esta tierra. Todo ese sufrimiento, todo el esfuerzo de una vida, todas esas lágrimas –comenta André Frossard–, toda la sangre que empapa y desborda nuestra historia, ¿no habrían servido entonces más que para construir una ciudad terrena ideal, cuya inauguración se iría aplazando indefinidamente para una fecha posterior?

Alfonso Aguiló

DIOS AMIGO DEL SILENCIO


Dios, amigo del silencio

Santo Tomás de Aquino, tan santo como sabio, dejó estos breves consejos a los que anhelan la sabiduría que viene de lo alto: “No hables demasiado, ni te entregues a distracciones. Ama la pureza de conciencia. Entrégate a la oración. Ama la soledad, si quieres llegar un día a la morada de la sabiduría”.   

Necesitamos encontrar a Dios y no lo hallamos en medio del ruido y de la agitación. Dios es amigo del silencio. Miren cómo la naturaleza empuja hacia el silencio. Miren cómo las estrellas, la luna, el sol se mueven en silencio. ¿Nuestra misión no consiste en dar a Dios a los pobres sin techo? No a un Dios muerto, sino a un Dios vivo, que ama. Cuanto más recibimos en el silencio de la oración, tanto más entregaremos en nuestra actividad. Necesitamos el silencio para mover a las personas. Lo importante no es lo que decimos nosotros, sino lo que Dios nos dice, y lo que dice a través de nosotros.  Teresa de Calcuta,

El cardenal Carlos Martini, arzobispo de Milán, cuyos libros se vendían como pan caliente, escribió: “Aun en la vida cotidiana más afanosa y complicada, estoy seguro que es posible reservarse algunos momentos de silencio, si lo deseamos de verdad, para retomar la conciencia de sí mismo y mirar desde ahí alrededor”. ¡Advertencia muy sabia!


Padre Natalio
Pequeñas Semillitas

UN HERMANO ASÍ


UN HERMANO ASÍ


Un amigo mío, llamado David, tiene un hermano que es un famoso futbolista. Como obsequio de Navidad, David recibió de su hermano este año nada menos que un automóvil. 

En Nochebuena, cuando David salió de su oficina, un niño de la calle estaba caminando alrededor del brillante coche nuevo admirándolo. 

-¿Es este su coche, Señor?- preguntó. David afirmó con la cabeza.

- Mi hermano me lo regaló en Navidad.

El niño estaba asombrado.

- ¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y a usted no le costó nada? Vaya me gustaría... -titubeó el niño-

Desde luego, David sabía lo que el niño iba a decir: que le gustaría tener un hermano así, pero lo que el muchacho realmente dijo estremeció a David de pies a cabeza. 

- Me gustaría - prosiguió el niño - poder ser un hermano así.

David miró al niño con asombro, e impulsivamente añadió:

-¿Te gustaría dar una vuelta en mi auto? 

-Oh sí, eso me encantaría.

Después de un corto paseo, el niño se giró y con los ojos chispeantes dijo:

- Señor... ¿No le importaría que pasáramos frente a mi casa?.

David sonrió. Creía saber lo que quería el muchacho . Quería enseñar a sus vecinos que podía llegar a su casa en un gran automóvil, pero de nuevo, David estaba equivocado.

- ¿Se puede detener donde están esos dos escalones? - pidió el niño.

Subió corriendo y poco rato después, David oyó que regresaba, pero no venía rápido. Llevaba consigo a su hermanito lisiado. Lo sentó en el primer escalón y entonces le señaló el coche.

-¿Lo ves?, Allí está Juan, tal como te lo dije, allí arriba. Su hermano se lo regaló por Navidad y a él no le costó ni un centavo, y algún día, yo te regalaré uno igualito... entonces podrás ver por ti mismo todas las cosas bonitas de los escaparates de Navidad, de las que he estado tratando de contarte.

David, bajó del coche y subió al muchacho enfermo al asiento delantero. El hermano mayor, con los ojos radiantes, se subió detrás de él y los tres comenzaron un paseo navideño memorable.

Esa Nochebuena, David comprendió lo que Jesús quería decir con: "Hay más dicha en dar que en recibir"

DIÁLOGO SOBRE EL ABORTO


DIÁLOGO SOBRE EL ABORTO


Tony Melendez, un gran músico que no tiene brazos.- ¿Abortarías si el ginecólogo te dijese que tu hijo va a nacer ENFERMO?

- Los ginecólogos se pueden equivocar, ¿no? Recuerda ese caso a principios de 2007: decían que el bebé tendría atresia de esófago, así que decidieron abortarlo... pero el niño salió vivo y sin atresia ni nada; eso sí, murió por haberlo sacado tan prematuro. Vamos, que lo mataron, y ni siquiera estaba enfermo. Abortar es matar un niño antes de nacer, enfermo o no.

-Bueno, pero imagínate que es seguro, seguro que va a nacer SIN BRAZOS, por ejemplo...

- Ya, pero si nace sin brazos puede hacer aún montones de cosas; sin brazos Tony Meléndez toca la guitarra ¡con los pies! , vende discos y hace giras. 

- OK, pero la vida es muy dura; imagínate que nace SIN BRAZOS y SIN
PIERNAS!!!!

- Bueno, pues si nace sin brazos y sin piernas mi hijo puede aún ser ¡¡¡¡campeón deportivo, escribir un libro y conducir un Jeep Cherokee!!!! Busca en google la historia de Kyle Mainard y su libro "Sin excusas".

- Vale, pero imagínate que alguien se queda CIEGO, TETRAPLÉJICO, y ATADO A UN RESPIRADOR, y progresivamente peor y...

- Ya, quieres decir como Olga Bejano. ¡Esta chica ya ha escrito dos libros contando su testimonio de amor a la vida! Y tiene un grupo de amigos en Internet, donde cuelga testimonios, artículos, experiencias. 

- Vale, pero todos esos supertipos se empeñan en vivir...

- Sí, aman la vida, pero no son supertipos, son personas normales; son muy especiales porque se han curtido en el esfuerzo, tienen sentido del humor, gente que les quiere y, curiosamente, todos ellos tienen una espiritualidad fuerte.

- OK, lo que quieras, se empeñan en vivir... pero mi vida es mía, ¿no?, y si yo no soy tan súper, y ya no quiero vivir, me la puedo quitar y punto... ¿o no?

- Si no quieres vivir lo que necesitas es hablar con un sacerdote, recibir mucho amor y darle un sentido a la vida que te quite la depresión. Las depresiones se curan, ¿sabes? Además ¿tu vida es tuya? ¿Sólo tuya? ¡No, hombre!

- Mira lo que dice Ángel Lozano, que se quedó tetrapléjico a los 18 años: "La vida no es sólo de uno; es mía y de mis amigos, mis padres...". 
Después del accidente, él pensaba que era el final... ¡pero no lo fue! Con la ayuda de su familia y de sus amigos y gente con experiencia que lo ha vivido antes, siguió adelante, se sacó el título de farmacia y ahora es cuentacuentos, algo que le encanta. 

- Y ahora una pregunta: ¿por qué hacen películas y homenajes a los que se suicidan, como Ramón Sampedro, y en cambio ni hacen películas ni dan ayudas a los heroes cotidianos que luchan por vivir día a día, que no se suicidan, ni abortan, ni practican la eutanasia, pese a sus durísimas situaciones?

¿Por qué esconden a los héroes de la vida y promocionan a personajes hundidos en la cultura de la muerte? Por eso decimos muchos ¡sí a la vida, no a la cultura de la muerte! ¡Gracias a todos vosotros, héroes cotidianos! Gracias por enseñarnos a vivir.

UN ERROR EN EL CIELO


UN ERROR EN EL CIELO


Una vez, le pregunté a mi Director Espiritual:
- ¿Por qué existen personas que salen fácilmente de los problemas más complejos, mientras que otras sufren por problemas muy pequeños, muriendo ahogadas en un vaso de agua?

Él simplemente sonrió y me contó la siguiente historia…

Una persona vivió amorosamente toda su vida. Cuando murió, todo el mundo dijo que se iría al cielo. Un hombre bondadoso como él solamente podría ir al Paraíso. 

El Ángel encargado de las admisiones que lo recibió en el Cielo comprobó las fichas que tenía sobre el mostrador y como no vio el nombre de él en la lista, le orientó para ir al Infierno.

- Mire, lamento decirle que no ha sido admitido en el Cielo, por lo que tendrá que ir al Infierno. Ya sabe cómo es: Nadie exige credencial o invitación, cualquiera que llega es invitado a entrar. 

El sujeto, muy resignado, se dirigió extrañado hacia el Infierno y una vez allí, comenzó a ambientarse.

Algunos días después, Lucifer llegó furioso a las puertas del Paraíso para pedirle explicaciones a San Pedro.

- ¡Esto es sabotaje! Nunca imaginé que fuese capaz de una bajeza semejante. ¡Eso que usted está haciendo es puro sabotaje!

Sin saber el motivo de tanta furia, San Pedro preguntó sorprendido que cuál era el problema. 

Lucifer, trastornado gritó:
- Usted mandó a ese sujeto al Infierno y él está haciendo un verdadero desastre allí. Él llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas. Ahora, está todo el mundo dialogando, abrazándose, besándose. ¡El Infierno está insoportable, parece el Paraíso!

Y entonces hizo un pedido.
- Pedro, por favor, ¡agarre a ese sujeto y tráigalo para acá!

Cuando mi Director Espiritual terminó de contarme esta historia, me miró cariñosamente y dijo:

- Vive con tanto amor en el corazón, que si por error fueses a parar al Infierno, el propio demonio te lleve de vuelta al Paraíso.

Los problemas forman parte de nuestra vida, pero no dejes que ellos te transformen en una persona amargada. La crisis siempre sucederá y a veces no tendrás opción de evitarla.

Tu vida está sensacional y de repente puedes descubrir que un ser querido está enfermo; que la política económica del país cambió, y que infinitas posibilidades de preocupación aparecen. En las crisis no puedes elegir, pero puedes elegir la manera de enfrentarlas.

Y al final, cuando los problemas queden resueltos, más que sentir orgullo por haber encontrado la solución, tendrás orgullo de ti mismo.

MARÍA, DICHOSA LA QUE HA CREÍDO



Autor: P. Pedro Barrajón, L.C. | Fuente: la-oracion.com
María, dichosa la que ha creído
El cristiano es, como María, hombre de fe y por eso es dichoso. La fe nos da la clave de la felicidad, de esa plenitud de una existencia.

María, dichosa la que ha creído

La Virgen María realiza de la manera más perfecta la obediencia en la fe", nos dice el Catecismo de la Iglesia (n. 148). Muchos cristianos encuentran difícil el ejercicio de la fe. El Espíritu Santo nos ha dejado en María un modelo cercano para vivir la fe. Ella nos invita a abandonarnos en Dios, como lo hizo en el momento en que el ángel le anunció el plan que el Señor tenía para Ella. Juan Pablo II habla del "claro oscuro" de la fe de la Virgen María y de una peregrinación en la fe. Cuando pensamos en la fe de los grandes personajes del Antiguo Testamento, de María, de José quizás tenemos en mente la fe de unos "gigantes", que, en comparación con nosotros, hombres y mujeres de poca fe, son muy superiores a nosotros. 


Es cierto que ellos vivieron de fe, pero su fe, fue como la nuestra sometida a la prueba. No fue una fe fácil, sino siempre en camino, siempre abierta a las grandes sorpresas de Dios. María, a quien el ángel Gabriel llamó "llena de gracia" y llena de la presencia del Espíritu Santo, una vez que el mensajero celeste la dejó, se quedó sola con la carga de misterio que llevaba en su corazón y en su cuerpo. Muchas preguntas se haría dentro de su alma y muchas preguntas le podrían poner los otros a las que Ella no sabría responder. Vivió toda su vida con el misterio y lo aceptó abandonándose en manos del Padre. Por ello, Isabel al saludarla la llama dichosa porque ha creído (Lc 1, 45). 

Isabel, quizás sin saberlo, nos está dando la clave de la felicidad, de la dicha, que tanto buscamos los hombres y tan difícil nos es acercarnos a ella y poseerla en plenitud. Isabel pone en relación la felicidad, con la fe. En la medida en que tenemos más fe, somos más dichosos. A veces pensamos lo contrario, que la fe nos hace infelices, que nos obliga a someternos a una serie de reglas insoportables, que nos encierra en una prisión llena de preceptos, que no nos deja disfrutar de la vida. Y no es así. La fe nos da la verdadera dimensión del ser humano que es la dimensión espiritual. Es cierto que tenemos un cuerpo, pero este mismo cuerpo está como permeado por el alma. Y la fe nos abre a la dimensión del espíritu que, junto con el cuerpo, constituye la unidad el ser humano en su ser personal. 

María fue una mujer libre y liberadora porque vivió de fe. Fue dichosa en la fe. Abrió horizontes nuevos a su vida gracias a la fe. Ella nos enseña que creer es sencillo aunque ser fiel a la fe comporta una espada que traspasa el alma, "para que se descubran los pensamientos de muchos corazones" (Lc 2, 35). 

El cristiano es, como María, hombre de fe y por eso es dichoso. "Santo triste, triste santo", decía la gran santa de Ávila. La fe nos da la clave de la felicidad, de esa plenitud de una existencia de quien se sabe amado por un Amor infinito que nunca fallará. María llevó en su corazón y en su cuerpo ese Amor, el Emmanuel, el Dios con nosotros que nos acompaña en cada instante. Ella lo dio al mundo y nos lo da a cada uno de nosotros para que, acogiéndolo en la fe, se nos abran, también a nosotros, las puertas de la felicidad. 

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 5 DE JULIO DEL 2014

Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Vino nuevo en odres nuevos
Mateo 9, 14-17.Tiempo Ordinario. Cristo tiene el bálsamo que cura nuestra alma, la palabra que pacifica nuestro corazón.
 
Vino nuevo en odres nuevos
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17


Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan». 

Oración introductoria

¡Ven, Espíritu Santo! Ilumíname para experimentar tu presencia en esta oración. Ayúdame a dejar a un lado mis preocupaciones para darte el tiempo y la atención que mereces. Nada hay más importante en este momento, reorienta mi vida hacia Ti y alimenta mi amor por Ti en esta meditación.

Petición

Señor, concédeme amarte por encima de todas las cosas.

Meditación del Papa Francisco

Ser cristiano no significa hacer cosas sino dejarse renovar por el Espíritu Santo. En la Iglesia existen también estructuras antiguas que no hay que tener miedo de renovar. Vino nuevo en odres nuevos, la doctrina de la Ley es renovada y enriquecida por Jesús. Una verdadera renovación de la misma ley, pero más madura porque las exigencias de Jesús eran más fuertes, más grandes que aquella ley. La Ley permitía odiar al enemigo. Jesús en cambio pide que recen por los enemigos. Este es el reino de Dios que Jesús predica.
La renovación antes de todo es en nuestro corazón, porque a veces pensamos que ser cristianos significa hacer esto o aquello. Pero no es así. Ser cristianos significa dejarse renovar por Jesús con esta vida nueva.(Cf. S.S. Francisco, 6 de julio de 2013, homilía en Santa Marta). .

Reflexión

A un observador de las cosas de este mundo parecería que el hombre debe esperar a llegar al Cielo para tener una vida sin preocupaciones. Si hay carestía de algo en el mundo, no es precisamente de preocupaciones. El que tiene hijos se preocupa por ellos, quien tiene ancianos a su cuidado se preocupa por ellos. El empresario se preocupa porque su empresa vaya adelante, el ama de casa se preocupa de que su hogar esté en orden y dispuesto, el estudiante se preocupa por aprobar sus exámenes. Todos tenemos nuestra ración cotidiana de preocupaciones.

Algunas sin embargo son muy pesadas, y nadie puede negar su importancia. Son enfermedades o situaciones familiares y sociales de muy difícil solución. El evangelio de hoy nos presenta un aspecto de la figura de Cristo que debe llenar de esperanza los corazones atribulados. Cristo como aquel que "tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras iniquidades". Esto puede parecernos simple palabrería, pues el que tiene problemas no siempre encuentra una solución a ellos en la oración. Y surge la tentación de pensar que a Cristo le son indiferentes nuestras preocupaciones. Sin embargo es cierto que Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas.

Tal vez no como nosotros lo esperamos, pero seguro que sí como Él quiso entregarse. Porque lo que Cristo nos ofrece quizás no sea la solución material a nuestras dificultades, pero no cabe duda que nadie como Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma, el remedio que calma nuestro espíritu, la palabra que pacifica nuestro corazón.

Propósito

Promover, con una buena estrategia, la participación de mi familia en la Eucaristía del domingo.

Diálogo con Cristo

Jesús, la gran aspiración de mi vida es poder amarte por encima de todas las cosas. Dame valor para poder renunciar a todo lo que me aparte de Ti; dame generosidad para saber ayunar siempre de mí mismo, de manera que pueda llenarme de tu amor y de tu gracia. Esto es lo único que busco, lo único que quiero Señor.