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miércoles, 23 de abril de 2014

CANONIZACIÓN DE JUAN PABLO II Y JUAN XXIII, CENTRARSE EN LA SANTIDAD DE ELLOS


Canonización de los dos papas: 
'centrarse en la santidad de ellos'

Se entra en la semana preparatoria a la canonización de Juan Pablo II y de Juan XXIII, que tendrá lugar este próximo domingo 27 de abril.


Por ese motivo los postuladores de la causa de canonización de ambos papas, monseñor Slawormir Oder, de Juan Pablo II, y Fray Giovangiuseppe Califano, de Juan XXIII, realizaron hoy en la sala de prensa del Vaticano una conferencia explicando algunos particulares de dichos pontífices.

El portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, puntualizó que delante del evento es necesario “centrarse fundamentalmente sobre la santidad de estos dos papas, y no solamente sobre tantas cosas bellas y buenas que hicieron”.

Por su parte el portavoz de la diócesis de Roma, el padre Walter Insero, indicó que este martes al anochecer en la catedral San Juan de Letrán, se realizará “el primer encuentro dedicado a los jóvenes, y preparado como tal”. Precisó que el evento que contará con la presencia del vicario general de la diócesis, el cardenal Agostino Vallini, verá una liturgia de la palabra con el testimonio de los dos postuladores, sobre el tema “por qué son santos”.

“Le seguirá -precisó Insero- una catequesis sobre las vocaciones que actualizará el mensaje destinado a la vida de los jóvenes”.

En la conferencia, el postulador de Juan XXIII, el padre Califano inició recordando que después de la muerte del Papa la gente percibió la santidad del mismo, logrando “una vasta fama de santidad”.

Añadió que “gracias a los diarios íntimos del alma de Juan XXIII podemos conocer su santidad en todas las etapas de su vida”. Entre ellas, “a los 23 años su empeño de hacerse santo, apoyándose en cuatro puntos: el espíritu de unión con Jesús; el recogimiento del corazón; el rezo del santo rosario; la vigilancia en las propias acciones”.

El postulador franciscano recordó también cuando el 'Papa Bueno' decía: “Todos me llaman Santo Padre; no poseo la santidad pero los deseos de poseer esta santidad son vivos y decididos”.

Precisó entretanto que al tener que que resumir la figura tan vasta de este santo “se pueden señalar dos factores: el primero, el de pastor y padre”. Dichos conceptos, añadió el postulador, fueron reiterados por el papa Francisco cuando recibió hace pocos días en el Vaticano a los obispos de la diócesis de Bérgamo.

Otro aspecto es la “cordialidad, mansedumbre y alegría, que confluyeron en la definición de 'papa bueno'”, precisó. Y recordó por ejemplo la visita al hospital pediátrico 'Bambino Gesú' y a la cárcel romana 'Regina Coeli'. “Logró así entrar en el corazón de las personas, y cuando se dice 'papa bueno' el recuerdo va a Juan XXIII”, indicó.

El otro punto, añadió el padre franciscano, es la “obediencia y la paz”, dos palabras que “definió como su historia y su vida. La obediencia a la inspiración al Espíritu Santo recalcada también por el papa Francisco al recibir a los obispos de Bérgamo”. Concluyó recordando que el Papa italiano tuvo que obedecer y dejar su propia tierra para vivir en realidades muy difíciles. “La raíz de su santidad fue la obediencia evangélica a la voz de su Señor”, dijo.

La causa inició en 1966, y gracias un pedido encabezado por la diócesis natal del Papa, Bérgamo, se envió el pedido de canonización en el marco de los 50 años de la muerte de Juan XXIII, en coincidencia con los 50 del inicio del Vaticano II y del Año de la Fe, indicó el postulador.

Se presentó también junto a la 'positio', un libro con la gran cantidad de gracias obtenidas por los fieles debido a la intercesión de Juan XXIII, y se indicó que el culto del Papa Bueno se ha extendido en muchas diócesis del mundo que le han dedicado diversos edificios y actividades. Y además la importancia del Vaticano II en la Iglesia de hoy, y en temas como la paz y el ecumenismo.

Y entre los hechos que demuestran sus límites recordó cuando una monja que trabajaba cerca del Papa Bueno le dijo: “Estoy muy preocupada por su Santidad” a lo que Roncalli respondió: “Yo también estoy preocupado por mi santidad”.

LA FELICIDAD


La Felicidad

La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor... sino de lo que pasa dentro de nosotros.

La felicidad se mide por el espíritu con el cual nos enfrentamos a los problemas de la vida.

La felicidad... ¡es un asunto de valentía!; es tan fácil sentirse deprimido y desesperado...

La felicidad... ¡es un estado de ánimo!; no somos felices en tanto no decidamos serlo.

La felicidad... ¡no consiste en hacer siempre lo que queramos!; pero sí en querer todo lo que hagamos.

La felicidad nace de poner nuestro corazón en el trabajo... y de hacerlo con alegría y entusiasmo.

La felicidad, no tiene recetas... cada quien la cocina con el sazón de su propia meditación.

La felicidad... ¡no es una posada en el camino... sino una forma de caminar por la vida!

ESTA ES TU VIDA


Esta es tu vida.

Esta es tu vida.

Ten confianza en ti.

Usa el poder de escoger lo que deseas hacer y hazlo bien.

Usa el poder de amar lo que deseas en la vida y ámalo con fidelidad.

Usa el poder de caminar en un bosque y ser parte de la naturaleza.

Usa el poder de controlar tu propia vida.

Nadie puede hacerlo por ti.

Nada es demasiado bueno para ti. Tú te mereces lo mejor.

Usa el poder de hacer que tu vida sea sana, emocionante, completa y muy feliz.

Usa el poder de crear tus propios sueños y convertirlos en realidad.


Autora: Susan Polis Schutz

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 23 DE ABRIL DEL 2014

Autor: H. José Adad Mendoza Sánchez | Fuente: Catholic.net
Los discípulos de Emaús
Lucas 24 13-35. Miércoles de Pascua. Cristo les hizo ver que, en muchas ocasiones, sus caminos no son los nuestros. Por eso, es necesario vivir con una fe profunda.
 
Los discípulos de Emaús
Del santo Evangelio según san Lucas 24 13-35 

Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojo lo reconocieran. El les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?». Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!». «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les había aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron». Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No será necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que se refería a él. Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Oración Introductoria

Señor Jesús, abre mis ojos y mi corazón para verte en todas las circunstancias de mi vida. Dame un espíritu abierto a la aceptación de tu voluntad para poder realizarla por Amor, como tú realizaste la voluntad del Padre. Aumenta mi fe para contemplar vivamente, con estos ojos terrenales, tu Sacramento de Amor, es decir, el don de la Eucaristía. Amen.

Petición

Señor te pido que a lo largo de este día mí corazón arda de amor por ti. Enséñame a valorar el don de la Eucaristía.

Meditación de SS Francisco

Cuando Jesús se acerca a los discípulos de Emaús y comparte su camino, escucha su lectura de la realidad, su desilusión y dialoga con ellos; justamente de esta manera reenciende en sus corazones la esperanza, abre nuevos horizontes que estaban ya presentes, pero que solamente el encuentro con el Resucitado permite reconocer. No tengan nunca miedo del encuentro, del diálogo [...]
En el encuentro, el diálogo entre Jesús y los dos discípulos de Emaús, que reenciende la esperanza y renueva la esperanza y renueva el camino de su vida, lleva a compartir: lo reconocen al dividir el pan. Es el signo de la eucaristía, de Dios que se hace así cercano en Cristo de volverse presencia constante, al punto de compartir su propia vida. Y esto nos indica a todos, también a quien no cree, que es justamente en una solidaridad no dicha sino vivida que las relaciones pasan del considerar al otro como "material humano" o como "número" al considerarlo como persona. (S.S. Francisco, 22 de septiembre de 2013). 

Reflexión 

Los discípulos de Emaús, cuando caminaban con sus dudas y bajo la tentación del desánimo, escucharon las palabras consoladoras de Jesús. Cristo les hizo ver que, en muchas ocasiones, sus caminos no son los nuestros. Por eso, es necesario vivir con una fe profunda y luminosa que nos lleve a la aceptación amorosa de la voluntad de Dios en nuestra vida. Justamente en la Eucaristía encontramos el consuelo y la fuerza para seguir luchando aún en medio de las dificultades y contrariedades de la vida.

Propósito

Acercarme a una Iglesia para visitar a Jesucristo en la Eucaristía y pedirle la gracia de que aumente mi fe.

Diálogo Final

Jesús quédate con nosotros, queremos vivir contigo. Eres Tú, Señor, nuestra única alegría y seguridad. Señor quiero vivir, siempre, cerca de Ti. Déjame entrar en tu corazón para que el mío arda de amor por Ti. Dame la gracia de valorar y recibir dignamente el sacramento de la Eucaristía.


Que la alegría de Cristo resucitado colme vuestro corazón de serenidad en el camino de la vida y os aliente a orar, a escuchar con fervor su palabra, a participar dignamente en los sacramentos y a dar testimonio del Evangelio. (Benedicto XVI, Regina Caeli, 6 de abril de 2008)


  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. José Adad Mendoza Sánchez