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AMIGOS DE DIOS



Amigos de Dios
Fuente: Amigos de Dios
Autor: Josemaría Escrivá de Balaguer


Allá por los primeros anos de la década de los cuarenta, iba yo mucho por Valencia. No tenia entonces ningún medio humano y, con los que -como vosotros ahora- se reunían con este pobre sacerdote, hacia la oración donde buenamente podíamos, algunas tardes en una playa solitaria. Como los primeros del Maestro, ¿recuerdas? Escribe San Lucas que, al salir de Tiro
con Pablo, camino de Jerusalén, "nos acompañaron todos con sus mujeres y niños a las afueras de la ciudad, y arrodillados hicimos la oración en la playa".

Pues, un día, a ultima hora, durante una de aquellas puestas de sol
maravillosas, vimos que se acercaba una barca a la orilla, y saltaron a tierra unos hombres morenos, fuertes como rocas, mojados, con el torso desnudo, tan quemados por la brisa que parecían de bronce. Comenzaron a sacar del agua la red repleta de peces brillantes como la plata, que traían arrastrada por la barca. Tiraban con mucho brío, los pies hundidos en la arena, con una energía prodigiosa. De pronto vino un niño, muy tostado
también, se aproximo a la cuerda, la agarro con sus manecitas y comenzó a tirar con evidente torpeza. Aquellos pescadores rudos; nada refinados, debieron de sentir en su corazón estremecerse y permitieron que el pequeño colaborase; no lo apartaron, aunque mas bien estorbaba.

Pensé en vosotros y en mi; en vosotros, que aun no os conocía y en mi; en ese tirar de la cuerda todos los días, en tantas cosas. Si nos presentamos ante Dios Nuestro Señor como ese pequeño, convencidos de nuestra debilidad pero dispuestos a secundar sus designios, alcanzaremos mas fácilmente la meta: arrastraremos la red hasta la orilla, colmada de abundantes frutos,
porque donde fallan nuestras fuerzas, llega el poder de Dios.

EL EVANGELIO DE HOY: 21.01.2014

Autor: José de Jesús González | Fuente: Catholic.net
La observancia del sábado
Marcos 2, 23-28. Tiempo Ordinario. Dios ha querido un día de descanso para compartirlo y darnos la paz del alma.
 
La observancia del sábado
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28


Caminando Él a través de las mieses en día de sábado, sus discípulos, mientras iban, comenzaron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que no está permitido? Y les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? ¿Cómo entró en la casa de Dios, bajo el pontificado de Abiatar, y comió de los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo y a los suyos? Y añadió: El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y dueño del sábado es el Hijo del hombre.

Oración introductoria

Jesucristo, dame el don de poder encontrarme contigo en esta oración. Muchas veces me dejo influenciar por el qué dirán, por la rutina, la apatía… perdiendo así la verdadera esencia que debe caracterizar mis actos, por eso te pido que renueves mi fe y acrecientes mi esperanza para salir de esta meditación con un amor renovado, sincero, total.

Petición

Jesús, ayúdame a ser un fiel seguidor tuyo, a ser radical en tu seguimiento, a vivir con coherencia de vida y con caridad para con todos.

Meditación del Papa Francisco

"Jesús es el centro. Jesús es el Señor". Esta palabra no siempre la entendemos bien, Jesús no es un señor tal o cual sino el Señor, el único Señor.
Los fariseos del Evangelio de hoy que ponían el centro de su religiosidad en tantos mandamientos. También hoy, si no está Jesús al centro, estarán otras cosas. A este respecto hay que recordar que un mandamiento es válido si viene de Jesús: yo hago esto porque el Señor quiere que yo haga esto. Pero si como soy un cristiano sin Cristo, hago esto y no sé por qué lo debo hacer. Otros son los cristianos sin Cristo, los que solamente buscan devociones. Si tus devociones te llevan a Jesús, está bien. Pero si tu permaneces ahí, algo no va bien.
También hay cristianos sin Cristo que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, que van detrás de las revelaciones privadas, mientras que la Revelación ha concluido con el Nuevo Testamento. (S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2013, homilía en Misa matutina en Santa Marta). 

Reflexión

Cuentan que en un reino no muy lejano, había un rey, famoso por su grande amor y misericordia a su pueblo. Tan grande era este amor, que un buen día decidió establecer un día de descanso (sabbat) para todos sus súbditos. Pero no sólo eso, sino que quería estar con ellos y que gozaran de su presencia y de su grande amor. Por ello, tuvo la feliz idea de que no sólo fuera un día de descanso en el que el pueblo no trabajara, sino que sería un día dedicado a convivir y compartir con su rey. Ofreció pues un gran banquete a diversas horas del día, pues tal era la cantidad de su súbditos y la grandeza de su amor por ellos. Y en cada uno de estos banquetes, el rey estaba presente para escuchar atentamente a sus súbditos y satisfacer sus necesidades, para animarles y fortalecerlos.

Pues bien, ¿qué ha hecho por nosotros el Rey de reyes, para cada uno de sus fieles del Reino de los cielos? Algo parecido, pero infinitamente más grande. Desde la creación, instituyó el "día de descanso" en el que admiró la bondad y la belleza de su creación. Y como Él es "dueño del sábado" (esto es, del descanso o día del descanso), lo ha querido compartir con nosotros para darnos el verdadero descanso, la paz del alma. Es por ello que de manera especial, el domingo (el "Día del Señor" -Dominus-), se nos ofrece en alimento en el Gran Banquete Eucarístico, y dispone a sus sacerdotes para otorgar a quienes lo necesiten su perdón y la reconciliación para poder participar de su Mesa Sagrada.

Este es el gran significado y realidad del "Día del Señor": vivir en Cristo y alegrarnos en Él por la paz y la salvación que nos ha venido a traer. ¿Puede hacer algo más por nosotros nuestro gran Rey?

Propósito

Revisar y, si es necesario, rectificar cuál es mi actitud ante los mandamientos. ¿Son un deber o medios para crecer en el amor?

Diálogo con Cristo

Hazme, Jesús, un hombre coherente que no tema a las dificultades, que no deserte de su misión, que no trate de ocultar su egoísmo o sensualidad en posturas aparentemente coherentes pero faltas de compromiso y de auténtica virtud. Ayúdame, Señor, a ser sincero en tu seguimiento.Cuántas veces el respeto humano me puede hacer callar mi condición de cristiano; por eso he de mantenerme cerca de Ti, para tener las fuerzas de vivir de cara a Ti, sin temer ir contra corriente.