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lunes, 16 de diciembre de 2013
OPCIONES..
Opciones
Autor: Diego Vergara Garzon
Mi mamá me decía con frecuencia que yo iba salir adelante no por inteligente, sino por bruto.
Esta afirmación que entonces me ofendía, con el tiempo me ha llegado a parecer sabia y útil.
Ahora me doy cuenta de lo importante que es saber hacerse el bruto.
Por ejemplo:
- Si un pariente cercano me dice un "indirectazo" para ofenderme, me hago el bruto que no entiende y así no le doy el gusto de amargarme la vida.
- Si quiero aprender algo que me cuesta trabajo, me hago el bruto, no sucumbo a la impaciencia de los demás y sigo intentando hasta lograrlo.
- Si mi compañero de trabajo o mi superior permanecen irritados la mayor parte del tiempo, no pienso que es conmigo o por mí, sino que me hago el bruto y me digo: "Debe ser que le duele una muela" y de esa manera me hago inmune al contagio de ese dolor.
- Cuando dicen "no" a mi objetivo, me hago el bruto y entiendo "todavía no" y así me permito seguir buscando formas de conseguirlo.
- Si algo que intento cien veces no me resulta como quiero, no me tildo de bruto por no haberlo logrado, sino que pienso en lo bruto que sería si desistiera después de tanto esfuerzo.
- Cuando estoy hablando por teléfono con alguien de quien necesito un servicio o información y la persona sube el tono de voz más de lo necesario y vocaliza cada palabra exageradamente, tal como si dijera: "No sea bruto, ¿acaso no entiende lo que le estoy diciendo?" Decido entonces respirar profundamente, contestarle pausadamente y con calidez, dándole las gracias por su paciencia con mi falta de entendimiento...
Esto funciona como magia la mayoría de las veces para cambiar las mareas a mi favor.
LA VIRGEN MARÍA, LA MEJOR PREPARADA EN EL ADVIENTO
María, la mejor preparada
Todos los años el último domingo de Adviento la Iglesia nos trae la figura de la Virgen María. Ella es la que mejor se preparó para la primera Navidad y Ella será la que mejor nos puede ayudar para hacer una digna preparación para recibir a Jesús en nuestro corazón el día de Navidad. De hecho toda nuestra vida es como un Adviento continuo de preparación para el gran encuentro con el Señor al final de nuestra vida. Iremos mucho mejor preparados, si vamos de la mano de nuestra Madre del cielo o si aceptamos estar siempre en sus brazos. Para ello debemos aprender su gran esperanza, símbolo del Adviento, y su completa confianza en la voluntad de Dios.
Este año el evangelio nos trae la Anunciación a María del gran misterio “escondido por los siglos”, pero ahora revelado, como dice hoy san Pablo en la segunda lectura. En la primera lectura se nos dice cómo el rey David quería hacer una casa digna al Señor y cómo le dice Dios que le va a regalar otra casa perpetua, que significa la sucesión de la dinastía hasta que llegara el Salvador. El misterio que ahora revela el ángel a María es que ese sucesor de David va a ser Dios mismo que se hace hombre. Jesús en su vida no se atribuyó a sí mismo ese título de “hijo de David”, aunque sí se lo daban, por no alimentar el nacionalismo fácil y peligroso. La intención del evangelio es decirnos que ese Hijo de Dios está enraizado en nuestra naturaleza humana.
Esto sería realidad gracias a la aceptación de María. Jesús viene a salvarnos, pero quiere nuestra colaboración para la salvación. Y la primera colaboración consciente y libre será la de su madre. No es a “ojos cerrados”: María escucha y pregunta para enterarse. Y cuando se da cuenta, sin grandes investigaciones, que es la voluntad de Dios, acepta y pronuncia el “hágase” tan importante para la historia de la humanidad.
Así Jesús entra en la historia de la humanidad por el “sí” de las personas humildes, pobres, atentas a la voluntad de Dios. No fue fácil para la Virgen. Era un cambio muy grande en sus planes de vida, era comenzar una vida incierta y difícil por el hecho de ser virgen y madre. ¿Cómo le iba a decir a José y a sus parientes que aquella maternidad era “obra del Espíritu Santo”? Pero se arroja en los brazos amorosos de Dios. Porque el seguir la voluntad de Dios siempre tiene que ser algo bueno: Dios no puede querer algo malo para nosotros. El “hágase” de María es un profundísimo acto de fe y de confianza absoluta en el poder y en los planes de Dios. Es como presentar la vida ante Dios, como si fuese una hoja en blanco para que Él escriba lo que quiera y como lo quiera. Esto es fácil decirlo. Muchas veces el que se haga la voluntad de Dios en nosotros es como una fórmula; pero luego en realidad lo que queremos es que Dios haga nuestra voluntad. Nos cuesta aceptar cambiar los planes que hemos hecho.
María no cae en el desaliento ante las dificultades y el dolor. Esta aceptación de la voluntad de Dios es la mejor preparación para que Jesús venga a reinar en nuestra alma. La fe no es un simple asentimiento frío intelectual a unas verdades, sino que es sobre todo donarse totalmente y sin condiciones a Dios nuestro Señor.
A veces cuando se dicen frases como las anteriores, a uno le entra un poco de tristeza; pero el hecho es que la voluntad de Dios es alegría. Cuando el ángel le va a anunciar el gran plan de Dios, comienza con: “Dios te salve”, que en la lengua original es: “Alégrate”. Lo primero que Dios quiere de María es la alegría. Y por eso ante la turbación, le dice el ángel: “No temas”, porque cualquier mensaje verdadero de Dios debe traernos la paz. Es el signo de la presencia de Dios. Esa es la alegría y paz que Dios nos anuncia para la Navidad. Vayamos de la mano de la Virgen y no temamos entregarnos al Señor. A veces la fe va unida a cierta oscuridad y aparentes desconsuelos. Todo ello viene por nuestra insuficiencia en la escucha de la palabra de Dios y falta de meterla en nuestro corazón. Aprendamos de María en estos días y los días de Navidad serán más alegres si buscamos hacer la voluntad de Dios.
P. Silverio Velasco (España)
POESÍA SOBRE EL ADVIENTO
El Adviento
El Adviento es larga espera
de un Dios que se va gestando
y en el seno revelando
de la humanidad entera;
y en su seno de esperanza
se gesta la sementera.
Por vericuetos sin nombre,
-incansable peregrino-
Dios siempre está de camino
viniendo en busca del hombre.
¿Hay alguien que no se asombre
de ver a Dios empeñado
en llegar apresurado
al encuentro con el hombre?
Dios mismo trazó el camino
cuando se vino a encarnar
y así poder caminar
junto al hombre peregrino.
Un Dios que encarnado llega,
hecho hombre de verdad
y carne de humanidad,
auténtica, no de pega.
El mismo Jesús lo dijo:
"Soy Verdad, Camino y Vida,
por mí al Padre es la subida
y en mí halláis camino fijo".
Ya está la duda resuelta,
pues, Jesús para esto vino,
para ser nuestro camino,
nuestro Camino de vuelta.
Y el Dios que a nosostros viene
en advientos cotidianos,
transita con pies y manos;
los que Jesús tuvo y tiene
en los hombres sus hermanos.
Tomada del blog del
P. José Luis Martínez
EXISTE
EXISTE...
Existe un magnífico poder en la tranquilidad. Por ejemplo, el agua que sale por las compuertas de una presa puede atraer mi atención, pero lo que impulsa ese torrente es el poder encerrado en el agua quieta y profunda, detrás de la presa.
Existe un magnífico poder en el silencio. En estos callados momentos de plegaria, aparto mi atención de la confusión que me rodea y me pongo en armonía con Dios. En el silencio recibo ideas divinas para establecer nuevos objetivos y comprensiones esclarecedoras para superar desafíos familiares.
Unos pocos instantes de callada oración pueden ser suficientes para que mi jornada pase del desorden a un orden divino.
En el silencio abro las compuertas de mi alma y recibo poder de Dios para vivir triunfalmente. Recibo poder de Dios en el poder de la oración.
VIENE EL PRÍNCIPE DE LA PAZ
VIENE EL PRÍNCIPE DE PAZ
Cada año hacia noviembre-diciembre nos da por regalar cosas y recibimos también regalos de otras personas. En el fondo de este fenómeno curioso está lo sucedido en la primera Navidad de la historia cuando un Dios quiso darse Él mismo como regalo en un pueblito llamado Belén. Ese Niño Dios, envuelto en pañales, que probó por primera vez el frío de nuestro mundo y que quedó cautivado por primera vez por la sonrisa de su mamá, ha sido y seguirá siendo el mejor regalo que todos los seres humanos de todas las épocas recibimos.
Así funciona nuestra fe: primero recibimos de Dios muchos dones y regalos y estamos llamados a darle regalos y dones a Él y a cada prójimo. La actitud de quien sólo quiere recibir regalos y no dar nada, la actitud de quien quiere que otros se le entreguen y él no está dispuesto a entregarse, es la raíz de todos los problemas del mundo.
Vivir la Navidad al estilo del Niño Dios es convertirse en regalo para los demás. Que esta Navidad sea una pequeña muestra de que queremos al Niño Dios. De que queremos vivir nuestra fe. De que queremos dar gratis lo que gratis hemos recibido. De que queremos dar y no sólo recibir. De que queremos cambiar el mundo de la mano del Niño Dios…
Siglos antes de la venida del Niño Dios, el profeta Isaías anunciaba:
"Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen en el hombro el distintivo del rey y proclaman su nombre: Consejero Admirable, Dios Fuerte, Padre que no muere, Príncipe de la Paz."
¡Príncipe de la Paz! Hoy nuestras ciudades sufren por la inseguridad. Hoy más que nunca necesitamos al Niño Dios, Príncipe de la Paz. Hoy más que nunca nos toca contagiar la paz que nos viene del Niño Dios. Porque la paz que nos quiere regalar el Niño Dios se instala en el fondo del corazón. La paz que nos da Dios no puede depender de alarmas sofisticadas ni de guardaespaldas entrenados. La paz de Dios es más profunda. Ninguna tragedia le puede arrebatar la paz a quien se sabe en las manos del Príncipe de la Paz.
Aceptemos el regalo de la paz del Niño Dios y contagiémosla a los demás. La paz del Niño Dios que es la paz del alma, de la conciencia, de la misericordia, del perdón mutuo, de la caridad cristiana, de la alegría cristiana en medio del dolor, del dar sin esperar nada a cambio.
Querido Niño Dios, regálale tu paz a cada niño, a cada joven, a cada adulto y a cada anciano. Querido Niño Dios, regálanos tu paz. Mamá del Niño Dios, María, sigue cautivando con tu sonrisa a tu hijito Príncipe de la Paz y contagia tu sonrisa a todas las mamás de Saltillo porque donde hay una mamá que sonríe a su hijo ahí hay un pequeño príncipe de la paz.
Arturo Guerra
EL EVANGELIO DE HOY: 16-12-2013
Autor: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net La autoridad de Jesús | |
Mateo 21, 23-27. Adviento. Habrá quien no crea en sus palabras, pero ¿y a los hechos? ¿quién los podía negar? | |
Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?» Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?» Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", nos dirá: "Entonces ¿por qué no le creísteis?" Y si decimos: "De los hombres", tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta». Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos». Y él les replicó asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto». Oración preparatoria Señor, creo, confío y te amo. Inicio mi oración desprendiéndome de mis pendientes y de mis preocupaciones; dejo a un lado mis deseos para poder abrir mi corazón y darte gloria, alabarte como mi único Señor y escuchar lo que hoy me quieres decir. Petición Jesús, ayúdame a ser ese instrumento que Tú necesitas para que muchas personas puedan encontrarse contigo. Meditación del Papa Francisco ¿Con qué autoridad hacéis estas cosas? Quieren tender "una trampa" al Señor, tratando de llevarlo contra la pared, hacerle equivocarse. Pero ¿cuál es el problema que esta gente tenía con Jesús? ¿Son quizás los milagros que hacía? No, no es esto. En realidad el problema que escandalizaba a esta gente era el de que los demonios gritaban a Jesús: "¡Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Santo!". Este "es el centro”, esto escandaliza de Jesús: “Él es Dios que se ha encarnado". También a nosotros nos tienden trampas en la vida, pero lo que escandaliza de la Iglesia es el misterio de la Encarnación del Verbo. Y esto no se tolera, esto el demonio no lo tolera. Cuántas veces se oye decir: "Pero, vosotros cristianos, sed un poco más normales, como las otras personas, ¡razonables!". Este es un discurso de encantadores de serpientes: "Pero, sed así ¿no?, un poco más normales, no seáis tan rígidos..." Pero detrás de esto está: ´Pero, no vengáis con historias ¡que Dios se ha hecho hombre! La Encarnación del Verbo, ¡ese es el escándalo que está detrás! Podemos hacer todas las obras sociales que queramos, y dirán: "Pero qué buena la Iglesia, qué buena la obra social que hace la Iglesia" Pero si decimos que hacemos esto porque aquellas personas son la carne de Cristo, viene el escándalo. Y esa es la verdad, esa es la revelación de Jesús: esa presencia de Jesús encarnado. (cf S.S. Francisco, 1 de junio de 2013). Reflexión Los fariseos y todos aquellos que habían sido perjudicados por la expulsión de los vendedores del Templo, se unen para poner a prueba a Jesús. Podrían tramar algo así: "A ese maestro tenemos que acusarle de blasfemo. Si le tiramos de la lengua y le provocamos con adulaciones nos dirá quien es, lo que la chusma anda pregonando de él: que es "divino", que es hijo del Altísimo... o algo por el estilo. Entonces será más sencillo acusarle..." Pero Jesús conoce sus pensamientos, sus intenciones torcidas y su mala fe. No responde, porque ellos tampoco tienen el valor de reconocer su pecado: “No echéis vuestras perlas delante de los puercos” diría en otra ocasión... Jesús enseñaba con autoridad, no como los escribas y fariseos. Mientras ellos se refieren a las tradiciones, a interpretaciones o a normas, Jesús habla en primera persona. "Yo os digo"... su autoridad moral es incomparable porque a su doctrina añade la convincente fuerza de sus milagros. Habrá quien no crea en sus palabras, pero ¿y a los hechos? ¿quién los podía negar? Como arguyó ante los fariseos el ciego de nacimiento recién curado: "si éste (Jesús) no viniera de Dios, no podría hacer nada". Pero he aquí que "topamos" con el misterio de nuestra libertad humana, que es capaz hasta de negar lo que es evidente. La libertad es el mayor don que hemos recibido y también nuestro mayor riesgo. Con ella podemos aceptar a nuestro Creador, pero paradójicamente también negarle. Dios no nos ha "programado", para que le aceptemos por obligación. No somos ordenadores, sino que nuestras opciones son libres. Prueba de ello es que podemos optar por lo que no es de Dios. ¡Qué responsabilidad tenemos para saber usar bien de ella! Y ser libre es optar por obrar según la conciencia. No según es simple gusto... porque la conciencia responde ante Dios del bien, de lo mejor, y también del mal. Por ejemplo: una mentalidad materialista, no puede ser libre, porque está condicionada por el dinero, etc. Por tanto, si la libertad está gobernada por una conciencia recta, regida por la ley del amor (generosa, veraz, sincera y sacrificada), aunque pueda equivocarse alguna vez, también sabrá reencontrar el camino y elegir siempre lo bueno. Dios habla en nuestro interior, lo ilumina para que nuestra libertad sea siempre la de un buen hijo ante su Padre. |