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sábado, 14 de diciembre de 2013

ORACIÓN PARA IRRADIAR A CRISTO


ORACIÓN PARA IRRADIAR A CRISTO


Jesús mío,
ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que yo vaya,
inunda mi alma con tu Espíritu y tu Vida;
penetra en todo mi ser y toma posesión de tal manera,
que mi vida no sea en adelante sino una irradiación de la tuya.
Quédate en mi corazón con una unión tan íntima,
que las almas que tengan contacto con la mía,
puedan sentir en mí tu presencia y que, al mirarme,
olviden que yo existo y no piensen sino en Ti.
Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros.
Esa luz, oh Jesús, vendrá de Ti;
ni uno solo de sus rayos será mío:
yo te serviré apenas de instrumento
para que Tú ilumines a las almas a través de mí.
Déjame alabarte en la forma que es más agradable,
llevando mi lámpara encendida
para disipar las sombras en el camino de otras almas.
Déjame predicar tu Nombre con palabras o sin ellas...
con mi ejemplo, con la fuerza de tu atracción,
con la sobrenatural influencia evidentemente del amor
que mi corazón siente por Ti.

Card. John Henry Newman

ESPERAR CON ALEGRÍA EN EL ADVIENTO


Esperar con alegría en el ADVIENTO


 Todos nos sentimos un poco motivados a ella, porque está ya cerca la Navidad. Pero muchas veces nos basamos en la alegría barata y hueca que nos quieren dar los anuncios de compras y de fiestas mundanas. La liturgia nos invita a una alegría sincera y profunda, que es un don del Espíritu, que no tiene directa relación con el placer o la comodidad o la fortuna, ni es cuestión de temperamento, sino de la gracia y del saber que “el Señor está cerca”.

Y por lo tanto no se puede seguir a Cristo estando tristes. Santa Teresa decía: “Un santo triste es un triste santo”. Quería decir que era un santo falso o que no lo era.

No es fácil el estar alegres en medio de tantas contrariedades como vemos en la vida. Un autor dice: “Esto de la alegría es cosa seria”. Por lo tanto no es lo mismo seriedad y alegría, aunque muchas veces la alegría debe notarse externamente. Hoy mismo lo dice san Pablo: “Que vuestra amabilidad (fruto de la alegría interna) sea conocida por todos”. Y sigue diciendo que nada nos debe preocupar, de modo que caigamos en la tristeza, en la depresión. Y esto porque “el Señor está cerca”.

Esa cercanía la vivimos ahora en la Navidad. En esos días recordamos y revivimos la presencia de Dios hecho hombre entre nosotros. Pero es que está cerca, porque en realidad vive entre nosotros. Vive en la Eucaristía y debe vivir en nuestro corazón por el amor. Esto es lo que nos debe llenar de alegría profunda: Dios nos ama y no nos abandona. Nunca estamos solos, sino que estamos con Dios y esperamos que esta unión sea total y eterna después de la muerte. Esperamos que un día Cristo Jesús pueda decirnos, en su última venida: “Entra en el gozo de tu Señor”.

Pero la alegría interior del corazón debe manifestarse en obras de correspondencia al amor de Dios. Hoy es día también para que nos preguntemos: ¿Qué debo hacer? Esto le preguntaban a san Juan Bautista las personas que habían sentido sus palabras entrar en su corazón y estaban en proceso de conversión. Todos los años en este tercer domingo de Adviento, igual que en el segundo, nos presenta la Iglesia en el evangelio la figura de san Juan Bautista, el Precursor, el que nos debe ayudar para prepararnos mejor a la venida del Señor. Hoy nos presenta ese diálogo de la gente que le pregunta al Bautista y las respuestas del santo, que son también para nosotros.

Lo primero que pide es el desprendimiento de bienes para compartir con quien no tiene. Entra plenamente en el espíritu de la Navidad. Y es algo que Jesús pedirá a los que quieran ser sus discípulos: estar dispuestos a renunciar a todo para estar disponibles para el bien de los demás. Una clase de personas que le preguntaba eran cobradores de impuestos, que solían aprovecharse de la gente. A éstos les dice que no exijan más de lo debido. En nuestra vida no se trata sólo de dinero; pero la verdad es que a veces por seguir nuestro egoísmo exigimos a otros lo que no debemos. De una manera concreta suele suceder en los que tienen alguna autoridad. En aquel tiempo los soldados eran autoridad. A ellos les dicen que no extorsionen a nadie y se contenten con lo que es justo. Suele haber mucho abuso de la autoridad, también en una familia, cuando en realidad debe ser un servicio hecho con amor.

Prepararnos para la venida de Jesús, la de Navidad, la de todos los días y la definitiva, debe ser sobre todo crecer en el amor. Si el amor es profundo hacia Dios y hacia los demás, quizá tendremos que sufrir; pero en lo más hondo del alma brotará la alegría sincera, que nos proporcionará la paz por la presencia de Dios.

P. Silverio Velasco (España)

AFÉRRATE A LA FE EN EL ADVIENTO


AFÉRRATE A LA FE

Aférrate a la fe porque es la fuente de la creencia de que todo es posible.  Es la fibra y la fortaleza de un alma confiada.

Aférrate a la esperanza porque destierra la duda y da lugar a actitudes positivas y alegres.

Aférrate a la confianza porque se encuentra en el corazón de las relaciones fructíferas que son seguras y satisfechas.

Aférrate a la familia y a los amigos porque son las personas más importantes en tu vida y porque hacen del mundo un lugar mejor. 

 Ellos son la vida que ha crecido con el tiempo para alimentarte, ayudarte a seguir tu camino y permanecer siempre cerca de ti.

Aférrate a todo lo que eres y a todo lo que has aprendido, porque esto es lo que te conviene en un ser singular.

No menosprecies lo que sientes y lo que crees que es bueno e importante; tu corazón te habla con más fuerza que tu mente.

Aférrate a tus sueños, alcánzalos de manera diligente y honrada. 

 No tomes nunca el camino más fácil ni te rindas ante el engaño. 

Recuerda a otros en tu camino y dedica tiempo para atender sus necesidades.

Disfruta de la belleza que te rodea. Ten valor para ver las cosas de manera diferente y más clara.  Haz del mundo un lugar mejor día a día y no te olvides de las cosas importantes que dan significado a tu vida.

EL EVANGELIO DE HOY: 14-12-2013

Autor: Gilberto Martínez Morales, L.C. | Fuente: Catholic.net
Así también harán padecer al Hijo del hombre
Mateo 17, 10-13. Adviento. Digámosle a Jesucristo que entre en nuestras almas y que renueve toda nuestra vida.
 
Así también harán padecer al Hijo del hombre
Del Santo Evangelio según san Mateo 17, 10-13

Los discípulos preguntaron a Jesús: «¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?». Él respondió: «Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Así también harán padecer al Hijo del hombre». Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.

Oración Introductoria

Jesucristo, creo verdaderamente que has venido a este mundo a salvarme. Quiero estar contigo ahora en actitud de escucha; háblame y dime lo que tú quieras. Quiero pedirte perdón por todas las veces que no he sabido escucharte ni a Ti ni a mi prójimo, y concédeme la gracia de ser fiel a tus consejos. Habla Señor, que tu siervo escucha.

Petición

Señor Jesucristo, dame el regalo de ser dócil a tus consejos y de saber escucharte. Concédeme ver tu mano amorosa y tu gran cuidado en todos los acontecimientos de mi vida. Ayúdame también a acrecentar mi esfuerzo por ayudarte a Ti y a tu Iglesia.

Meditación del Papa Francisco

Con inteligencia humilde y abierta "buscad y encontrad a Dios en todas las cosas", como escribía san Ignacio. Dios actúa en la vida de cada hombre y en la cultura: el Espíritu sopla donde quiere. Buscad descubrir lo que Dios ha obrado y cómo proseguirá su obra. [...]
Y para buscar a Dios en todas las cosas, en todos los campos del saber, del arte, de la ciencia, de la vida política, social y económica se necesita estudio, sensibilidad, experiencia. Algunas de las materias que tratáis pueden incluso no tener relación explícita con una perspectiva cristiana, pero son importantes para captar el modo en el que las personas se comprenden a sí mismas y el mundo que las rodea.
Que vuestra observación informativa sea amplia, objetiva y oportuna. Es necesario también tener una atención particular respecto a la verdad, la bondad y la belleza de Dios, que deben considerarse siempre juntas, y son preciosos aliados en el compromiso en defensa de la dignidad del hombre, en la construcción de una convivencia pacífica y en custodiar con premura la creación. (S.S. Francisco, 14 de junio de 2013).

Reflexión 

El tiempo de adviento es el periodo propicio para cultivar en nuestros corazones la capacidad de acoger a Jesucristo en nuestras vidas. Cristo está esperando que le abramos las puertas de nuestro corazón y que confiemos totalmente en Él para que podamos ser plenamente felices. Ahora es el tiempo de que escuchemos totalmente a Jesucristo que nos quiere decir: "Te amo y quiero hacerte feliz". ¡Cuántas veces hemos sido indiferentes ante la voz de Dios que toca a las puertas de nuestro corazón! Cristo nos ofrece la felicidad, pero no es obligatoria. Nosotros tenemos la libertad de decirle sí o no. Digámosle a Jesucristo que entre en nuestras almas y que renueve toda nuestra vida.

Propósito

Haré una visita al Santísimo Sacramento y pondré en sus manos las preocupaciones que tengo.

Diálogo con Cristo

Jesucristo, ahora tengo la firme determinación de escucharte y de ver tu amorosa mano en mi vida. Te quiero pedir perdón por todas las veces que no he querido escuchar tu voz ni aceptar la felicidad que me ofreces. Quiero aprovechar este momento para cambiar de opinión y decirte que quiero ser feliz a tu lado. Sé que sólo Tú eres la fuente de toda alegría y de la plena felicidad, y ya no quiero desaprovechar más esta oportunidad de recibirte, acogerte y permanecer a tu lado. No quiero ser como los que hicieron con Juan el Bautista lo que quisieron. No quiero tratarte mal. Al contrario, quiero amarte y nunca separarme de ti.

Un auténtico cristiano no puede oír el nombre de Cristo sin emoción (Card. Newman, Sermón del Dom. II de Cuaresma: mundo y pecado)






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  • Gilberto Martínez Morales, L.C.