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jueves, 5 de septiembre de 2013

UNA SONRISA


UNA SONRISA

Una sonrisa en los labios alegra nuestro corazón, 
conserva nuestro buen humor, 
guarda nuestra alma en paz, 
vigoriza la salud, 
embellece nuestro rostro 
e inspira buenas obras. 

Sonriamos a los rostros tristes, 
tímidos, enfermos, conocidos, 
familiares y amigos. 

Sonriámosle a Dios con la aceptación 
de todo lo que El nos envié y 
tendremos el merito de poseer 
la mirada radiante de su rostro 
con su amor por toda la eternidad. 

Las palabras de Cristo son muy claras, 
pero debemos entenderlas como una 
realidad viviente, tal como El las propuso. 
Cuando El habla de hambre, 
no habla solamente del hambre de pan, 
sino hambre de amor, hambre de ser 
comprendido, de ser querido. 

El experimentó lo que es ser rechazado porque 
vino entre los suyos y los suyos no lo quisieron. 
Y El conoció lo que es estar solo, 
abandonado, y no tener a nadie suyo. 

Esta hambre de hoy, que esta rompiendo vidas en todo el mundo destruyendo  hogares y naciones, habla de no tener hogar, no solamente un cuarto con  techo, pero el anhelo de ser aceptado, de ser tratado con compasión, y que  alguien abra nuestro corazón para recibir al que se sienta abandonado. 

-Madre Teresa, M.C.

ORACIÓN PARA LA CANONIZACIÓN DE LA BEATA MADRE TERESA DE CALCUTA Y PARA PEDIR UN FAVOR


ORACIÓN PARA LA CANONIZACIÓN
DE LA BEATA MADRE TERESA DE CALCUTA
Y PARA PEDIR UN FAVOR 

Jesús, tu hiciste de la Madre Teresa un ejemplo inspirador de Fe firme y Caridad ardiente, un testigo extraordinario del camino de la infancia espiritual y una gran maestra del valor y dignidad de toda vida humana. Concédenos que ella sea venerada e imitada como uno de los santos canonizados de la Iglesia.

Escucha las súplicas de todos aquellos que buscan su intercesión, especialmente la petición que en este momento imploro...

(mencione aquí la gracia que desea obtener con la intercesión de la beata Madre Teresa de Calcuta).

Haz que sigamos su ejemplo atendiendo a tu grito de sed desde la cruz y te amemos bajo las apariencias 
de los más pobres de los pobres, especialmente los menos amados y menos aceptados.

Te pedimos esto por la intercesión de María, tu Madre y Madre de todos nosotros. Amén.

EL EVANGELIO DE HOY: 05.09.2013

Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Los apóstoles, testigos y enviados de Cristo
Lucas 5, 1-11. Tiempo Ordinario. Cristo va guiando con suavidad a sus hijos hacia la conversión.
 
Los apóstoles, testigos y enviados de Cristo
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11 


En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a la orilla del lago Genesaret; y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar". Simón le respondió: "Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes". Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: "Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador". Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas. Desde ahora serás pescador de hombres". Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron. 

Oración introductoria

Jesús, gracias porque hoy tengo la oportunidad de suplicarte que entres a la barca de mi vida. Por intercesión de tu Madre santísima, quiero apartarme de mis preocupaciones y de todo lo que me distraiga o impida escucharte en esta oración.

Petición

Concédeme desprenderme de todo aquello que me ata al puerto de mi egoísmo.

Meditación del Papa

Esto es importante: la valentía de confiarme a la misericordia de Jesús, de confiar en su paciencia, de refugiarme siempre en las heridas de su amor. San Bernardo llega a afirmar: "Y, aunque tengo conciencia de mis muchos pecados, si creció el pecado, más desbordante fue la gracia". Tal vez alguno de nosotros puede pensar: mi pecado es tan grande, mi lejanía de Dios es como la del hijo menor de la parábola, mi incredulidad es como la de Tomás; no tengo las agallas para volver, para pensar que Dios pueda acogerme y que me esté esperando precisamente a mí. Pero Dios te espera precisamente a ti, te pide sólo el valor de regresar a Él. Cuántas veces en mi ministerio pastoral me han repetido: "Padre, tengo muchos pecados"; y la invitación que he hecho siempre es: "No temas, ve con Él, te está esperando, Él hará todo". Cuántas propuestas mundanas sentimos a nuestro alrededor. Dejémonos sin embargo aferrar por la propuesta de Dios, la suya es una caricia de amor. Para Dios no somos números, somos importantes, es más somos lo más importante que tiene; aun siendo pecadores, somos lo que más le importa. (S.S. Francisco, 7 de abril de 2013).

Reflexión 

Es sorprendente la suavidad con que Cristo va guiando a sus amigos hacia la conversión. En este pasaje, se nos cuenta cómo logró conquistar a Pedro.

El apóstol San Pedro, antes de conocer al Señor, era Simón el pescador. Un hombre recio, acostumbrado a la dura tarea de la pesca. Seguramente era uno de los más importantes del negocio y uno de los más respetados, debido a su carácter fuerte. Jesús se acercó a él, se subió a una de las barcas y le pidió que se alejara un poco para poder predicar a la muchedumbre. Pedro estaba pendiente del timón y de los remos, quizás sin escuchar las palabras del Señor.

Pero luego, Jesús le miró y le dijo que fuera mar adentro, a pescar. Simón se extrañó. ¿Pero cómo? ¿No sabe éste que yo soy un profesional? Si no he pescado nada durante la noche, ¿cómo voy a hacerlo a pleno día? Sin embargo, le dijo: Lo haré porque tú me lo pides.

Jesús esperaba estas palabras, esperaba un poco de humildad por parte de Pedro, el impetuoso. Fue entonces cuando se obró el milagro. "Y pescaron gran cantidad de peces". Al ver lo sucedido, Pedro se olvidó de la pesca y cayó de rodillas ante Jesús.

El Señor sabía muy bien cómo ganárselo, con amabilidad, sin recriminaciones. Y luego le dijo: "No temas, desde ahora serás pescador de hombres".

Petición

Señor, te pido que me des la la humildad para hacer lo que Tú me pides. Que confíe en que Tú sabes el camino para mi salvación.
No quiero pedirte que te apartes de mí. Soy un pecador, no soy digno de tu presencia, pero mi corazón se moriría sin el calor de tu gracia. Contigo lo tengo todo. Contigo puedo convertir mi nada en un maravilloso todo. Contigo puedo ser el pescador de esos hombres que navegan por su vida sin saber a qué puerto les conviene llegar. Contigo soy feliz y dichoso, nunca permitas que me aparte de Ti.