Autor: P. Vicente Yanes | Fuente: Catholic.net Ruega por todos los creyentes | |
Juan 17, 20-26. Pascua. Cristo pidió a su Padre que los suyos se distinguieran por la unidad y el amor. | |
No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que ma has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos. Oración introductoria Señor Jesús, en Ti se restaura la unidad perfecta con Dios. Podré participar en ella con el cumplimiento del mandamiento del amor, por eso te pido que envíes a tu Espíritu Santo para que esta oración me una más planamente a Ti y a tu Iglesia. Petición Señor, ayúdame a descubrir qué puedo hacer para trasmitir tu mensaje de amor y unidad a los demás. Meditación del Papa Sabemos que Jesús en su oración durante la Última Cena dirigió también peticiones al Padre, súplicas que contienen al mismo tiempo un llamamiento a sus discípulos de entonces y de todos los tiempos. Quisiera en este momento referirme sólo una súplica que, según Juan, Jesús repitió cuatro veces en su oración sacerdotal. ¡Cuánta angustia debió sentir en su interior! Esta oración sigue siendo de continuo su oración al Padre por nosotros: es la plegaria por la unidad. Jesús dice explícitamente que esta súplica vale no sólo para los discípulos que estaban entonces presentes, sino que apunta a todos los que creerán en él. Pide que todos sean uno "como tú, Padre, en mí, y yo en ti, para que el mundo crea". La unidad de los cristianos sólo se da si los cristianos están íntimamente unidos a él, a Jesús. Fe y amor por Jesús, fe en su ser uno con el Padre y apertura a la unidad con él son esenciales. Esta unidad no es algo solamente interior, místico. Se ha de hacer visible, tan visible que constituya para el mundo la prueba de la misión de Jesús por parte del Padre. Benedicto XVI, 21 de abril de 2011. Reflexión Nos gustan los "tianguis". Es fácil encontrar de todo y más barato. Pero, curiosamente, somos compradores exigentes. Sometemos a múltiples exámenes los artículos que nos ofrecen. Buscamos el holograma que me asegure que estos lentes son auténticos "Ray Ban" o que este reloj tan llamativo sea "Casio" original, con banco de datos y calculadora para los exámenes... Y si nos gusta poseer cosas auténticas, más nos agrada encontrar la autenticidad encarnada en las personas con quienes convivimos. No nos gustan las hipocresías, ni los dobleces y las mentiras. Lo que no es auténtico no convence, ni da pruebas de garantía o confianza. Por eso Cristo pidió a su Padre que los suyos se distinguieran por dos características inequívocas: la unidad y el amor. Con estos dos rasgos es fácil discernir quién sí es de Cristo, y quien, por el contrario no lo es. ¿Eres verdadero cristiano? Será porque vives el amor y tratas de crear a tu alrededor un ambiente de unidad, a pesar de las diferencias que todos tenemos. Si no... lo serás sólo de nombre. Pero no te preocupes, que para eso se adelantó Jesús rogando por ti. Pídele que te ayude, para que seas un cristiano auténtico según su corazón y no sólo de etiqueta. Propósito Fortalecer mi unidad con Dios en la oración, y con mi familia, en el diálogo continuo y fraterno. Diálogo con Cristo Jesucristo, la unidad es la base para vivir el mandamiento de la caridad. Tú esperas que viva como los primeros cristianos, difundiendo mi fe, siendo un solo corazón y una sola alma con los demás. Quiero corresponderte pensando y hablando siempre bien de los demás, y buscando siempre construir, nunca destruir, lo que me lleve a una unidad sincera con los demás. |
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jueves, 16 de mayo de 2013
EL EVANGELIO DE HOY
ESPECIAL DE PENTECOSTÉS EN CATHOLIC.NET
Autor: Catholic.net
| Fuente: Catholic.net
Especial de Pentecostés |
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Inicio de la Iglesia Católica, fiesta que se celebra 50 días después de la Pascua, 19 de mayo de 2013 | |||
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EL HIMNO AL ESPIRITU SANTO.
EL HIMNO AL ESPIRITU SANTO.
Ven Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles,
Llena de gracia celestial
Los pechos que tu creaste.
Te llaman Paráclito,
Don de Dios altísimo,
Fuente viva, fuego, amor
Y unción espiritual.
Tú, don septenario,
Dedo de la diestra del Padre,
Por ]El prometido a los hombres
Con palabras solemnes.
Enciende luz a los sentidos
Infunde amor en los corazones,
Y las debilidades de nuestro cuerpo
Conviértelas en firme fortaleza.
Manda lejos al enemigo,
Y danos incesantemente la paz,
Para que con tu guía
Evitemos todo mal.
Danos a conocer al Padre,
Danos a conocer al Hijo
Y a Ti, Espíritu de ambos,
Creamos en todo tiempo.
Que la gloria sea para Dios Padre,
Y para el Hijo, de entre los muertos
Resucitado, y para el Paráclito,
Por los siglos de los siglos. Amén.
Ven Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles,
Llena de gracia celestial
Los pechos que tu creaste.
Te llaman Paráclito,
Don de Dios altísimo,
Fuente viva, fuego, amor
Y unción espiritual.
Tú, don septenario,
Dedo de la diestra del Padre,
Por ]El prometido a los hombres
Con palabras solemnes.
Enciende luz a los sentidos
Infunde amor en los corazones,
Y las debilidades de nuestro cuerpo
Conviértelas en firme fortaleza.
Manda lejos al enemigo,
Y danos incesantemente la paz,
Para que con tu guía
Evitemos todo mal.
Danos a conocer al Padre,
Danos a conocer al Hijo
Y a Ti, Espíritu de ambos,
Creamos en todo tiempo.
Que la gloria sea para Dios Padre,
Y para el Hijo, de entre los muertos
Resucitado, y para el Paráclito,
Por los siglos de los siglos. Amén.
PERDONAR EMOCIONALMENTE
Perdonar emocionalmente
Autor: Padre Ignacio Larrañaga
El modo de perdonar emocionalmente es comprendiendo.
Si comprendiéramos, no haría falta perdonar.
Piensa en tu «enemigo». En cuanto tu atención esté fija en él, aplícale las siguientes reflexiones.
Fuera de casos excepcionales, en este mundo nadie actúa con mala intención, nadie es malo. Si él me ofendió, ¿quién sabe qué le contaron? ¿Quién sabe si estaba pasando una grave crisis? Lo que en él parece orgullo es timidez. Su actitud para conmigo parece obstinación pero es otra cosa: necesidad de autoafirmación. El pobre se siente tan poca cosa... A veces su conducta me parece agresiva; en realidad se trata de golpes secos para darse a sí mismo seguridad.
Si es difícil para mí, mucho más difícil es para él mismo. Si con ese su modo de ser sufro yo, mucho más sufre él mismo. Si hay una persona en el mundo que desea no ser así, esa persona no soy yo, es él mismo. Le gustaría ser constante y es versátil. Le gustaría ser encantador y es antipático. Le gustaría vivir en paz con todo el mundo y siempre está en conflicto con todos. Le gustaría agradar a todos y no lo consigue. El no escogió ese modo de ser.
Después de todo esto, ¿tendrá el «enemigo» tanta culpabilidad? ¿Qué sentido tiene el irritarse contra un modo de ser que él no escogió? No parece repulsa sino comprensión. A fin de cuentas, ¿no seré yo el equivocado y el injusto con mi actitud y no él? ¿No pedimos todos los días la misericordia del Padre?
Si. supiéramos comprender, el sol de la ira declinaría, y la paz, como sombra bendita, ocuparía nuestras estancias interiores.
Del libro "Muéstrame tu rostro", del Padre Ignacio Larrañaga
UN MINUTO MARIANO
UN MINUTO MARIANO
Madre! —Llámala fuerte, fuerte. —Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu Madre Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su regazo, la ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha.
San Josemaría Escrivá de Balaguer