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viernes, 27 de julio de 2012

GRACIAS SEÑOR...


Gracias Señor
        Autor: Adolfo Robleto


Gracias, Señor, por el momento hermoso en que mi alma se lleno de gozo que hizo nacer la esperanza en mi.
 
Gracias, Señor por tu voz tan quieta que se hace oir cuando el dolor aprieta, y es como unguento de consuelo santo que neutraliza mi cruel quebranto.
 
Gracias, Señor, por tu amistad contínua que me liberta de toda ruina, dándome fuerza para seguir  por el sendero del buen vivir.
 
Gracias, Señor, porque eres bueno, porque cultivas en el terreno de mi existencia las frescas rosas de tus palabras dulces y hermosas.
 
Gracias, Señor, porque alumbraste un día  con luz de aurora en mi tarde umbrea y ya no anduve por camino erróneo, pues fuiste tu mi compañero idóneo.
 
Gracias, Señor, porque aprendo el secreto de un pensar sabio y concreto, y ahora puedo confrontar la vida sin vacilar, con la frente erguida.

Gracias, Señor, porque tú existes, para los pobres, para los tristes, para el humilde de corazón que arrepentido busca el perdón.
 
En fin, Señor, gracias por todo lo que tú eres; y por el modo tan compasivo que hay en ti; Yo soy tu hijo, ven mora en mi.

FORMATEA TU VIDA CON JESUCRISTO...

 
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Déjalo formatear tu vida,
 acércate al sacramento de la reconciliación
 (confesión o penitencia).
 Mayores informes en la iglesia católica más cercana a tu casa.

LAS MATEMÁTICAS DE JESÚS ...

LAS MATEMATICAS DE JESUS.

Jesús no sabe matemáticas.
Si Jesús hubiera hecho un examen de matemáticas, quizá le hubieran suspendido.
Lo demuestra la parábola de la oveja perdida.
Un pastor tenía cien ovejas.
Una de ellas se descarría, y él, inmediatamente,
va a buscarla dejando las otras noventa y nueve en el redil.
Cuando la encuentra, carga a la pobre criatura sobre sus hombros.
Para Jesús, uno equivale a noventa y nueve, ¡y quizá incluso más!
¿Quién aceptaría esto?

Pero su misericordia se extiende de generación en generación…
Cuando se trata de salvar una oveja descarriada, Jesús no se deja desanimar por ningún riesgo, por ningún esfuerzo.
¡Contemplemos sus acciones llenas de compasión cuando se sienta junto al pozo de Jacob y dialoga con la samaritana,o bien cuando quiere detenerse en casa de Zaqueo!

¡Qué sencillez sin cálculo, qué amor por los pecadores! 

LA VIDA ES COMO UN PIANO...


                                                                    
  LA VIDA ES COMO UN PIANO...  

                       
 
                           
 


¿VALLE DE LÁGRIMAS?

Autor: Máximo Álvarez Rodríguez | Fuente: Catholic.net
¿Valle de lágrimas?
Un pequeño contratiempo, un malentendido, un dolor, una enfermedad, un problemilla económico... somos propensos a sentirnos mal y a quejarnos.

¿Valle de lágrimas?


Ayer, hablando con un amigo, le comenté que a veces uno ya no sabe sobre qué tema escribir y él me dijo: escribe sobre la soledad y el sufrimiento. Ciertamente el tema es muy importante. Si se echa una mirada alrededor o a lo lejos, resulta fácil constatar que es mucha la gente que sufre, por distintos motivos. De ahí que por mucho que intentemos modernizar la Salve no parece que sea posible quitarle lo del "valle de lágrimas". Más aún, si se toma en serio la frase de Ana Frank, podemos padecer de insomnio crónico: "cuando se piensa en el prójimo es como para llorar todo el día".

A nada que nos pase, un pequeño contratiempo, un malentendido, un dolor, una enfermedad, un problemilla económico... somos propensos a sentirnos mal y a quejarnos. Y sin embargo nos acostumbramos a ver y oír casi todos los días noticias de gente que se muere de hambre, que perecen como consecuencia de terremotos, de inundaciones, de guerras, de accidentes... que ven cómo desaparecen bajo los escombros o arrastrados por las aguas sus seres más queridos, que se quedan sin hogar y sin los objetos para ellos más preciosos.

Si intentamos ponernos en el lugar de quienes padecen todas estas desgracias, como si nos ocurrieran a nosotros, tal vez podríamos hacernos una pequeña idea de lo que ese sufrimiento significa. Pero también nos puede servir de consuelo en el sentido de que, al compararnos con ellos, podemos comprobar que con frecuencia nos quejamos de vicio.

De vez en cuando les digo a mis alumnos que su mayor problema es no tener problema ninguno. En efecto, cuando uno tiene de todo sin hacer grandes esfuerzos, está tentado a no valorar las cosas. Tal vez por eso desprecia más la comida el que la tiene en abundancia; no rinde en los estudios el que tiene facilidades para estudiar; o desprecia las prácticas religiosas el que más oportunidades tiene de participar en ellas.

Digamos que la experiencia del sufrimiento tiene una función pedagógica en el sentido de que nos enseña a vivir con menos superficialidad y a tratar a los demás con un poco más de comprensión. Por una parte debe llevarnos a ser mucho más solidarios con los que sufren y por otra a ir descubriendo el verdadero valor y medida de las cosas.

Cuando mi amigo me sugirió este tema, de alguna manera estaba sintiendo la misma preocupación que Buda: cómo eliminar el sufrimiento. Si bien la respuesta del sabio oriental no coincide exactamente con la cristiana, no cabe duda que tiene mucho de aprovechable:

Si tuviéramos más vida interior, más moderación, más espíritu de desprendimiento y renuncia... más confianza en Dios, este valle de lágrimas sería bastante más llevadero.

Si confiamos en Dios, nuestro Padre bueno, nuestro sufimiento es más ligero, Dios nos ama, nos abraza, nos acompaña en el camino.






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