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jueves, 31 de mayo de 2012

LA VIDA ES UN MILAGRO...

La Vida es un Milagro
        Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla

      
        Nunca reflejes el mundo con el reflector de tu herida, sino con las bujías del amor.

        Nunca te muevas tanto que llegues a todas partes menos a tu alma.

        Nunca sueñes el matrimonio sólo con rosas.  Ponle también sueños a los sacrificios y nudos al deber.

        Nunca mires una dificultad como imposible: siempre habrá un espacio para seguir.

        Nunca es tan importante lo que ha sido tu obra, como lo que llevó dentro tu proceder.

        Nunca deslumbres con lo que digas, hasta estar seguro de no desencantar con lo que hagas.

        Nunca intentes dominar a nadie, pero imponte a los demás hasta el punto que le permitirías a los demás que se te impusieran a ti.

        Nunca esperes éxito completo:  hay muchos tramos de fracasos antes de llegar al triunfo.

        Nunca te apenes porque personas que te deben mucho, te paguen mal:  aparecen otras que no te deben nada y te pagan con abundancia.

        Nunca entres a la vida de nadie con exceso de confianza.  Todos tenemos un espacio íntimo al que nadie debe penetrar sin ser invitado.

        No te sorprenda sentir soledad en tus días nublados: la gente llega cuando el sol está en su apogeo.

        No decidas con la mente apasionada.  Espera, para tomar tus conclusiones, la serenidad de una reflexión lógica.

        No desperdicies el agua de tu cántaro; es necesario llevarlo lleno para cuando la vida se nos haga un desierto y la sed nos suba desde el corazón.

        Nunca te menosprecies por ser una florecita silvestre:  sin ti, las grandes rosas no se notarían.

        Nunca te pongas el timón en las manos sin meterte en el barco de Dios.

        Nunca nutras el amor con grandes aguaceros: es mejor el rocío constante.

        Nunca hay derrota tan triste como la que se da antes de comenzar.

        Nunca desprecies la vejez:  ella es el ojo de la historia, el cofre de los recuerdos, las lágrimas de sus dolores y el sometimiento de sus limitaciones.

        Nunca te dejes vencer por la naturaleza para justificar lo torcido.

        No te desanimes, y ajusta la vida a lo que tienes que vivir, más que a lo que gustaría tener para vivirla.

        No busques felicidad en lo que compres ni en lo que estudies.  Las cosas más importantes de la vida no son las más palpables ni las más demostrables.

        No te confundas con el amor.  Si las heridas no necesitan curas, ni las lágrimas pañuelo, ni el corazón recompensa, ¡estás amando!

        Nunca consideres a Dios como un amarre, sino como la libertad que uno se impone por su propio gusto.

        Nunca te quejes mientras tengas facultades, amor, amistad, sustento y poder para reconstruirte.  Ama la vida para no morir antes de tiempo.

        No te des por vencido, que detrás de ti hay siempre una oportunidad esperando.

        No te rindas, ¡porque la vida es un milagro!

BENDICE MIS MANOS...

Bendice mis manos
Autor:  Sabine Naegeli 


Señor, bendice mis manos
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.

Señor, bendice mis ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por mi modo de mirarles.

Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben mi comodidad.

Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que alivian,
que nunca traicione confidencias y secretos,
que consiga despertar sonrisas.

Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu
y sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar y comprender
y aprenda a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de mí
con todo lo que soy, con todo lo que tengo. 

Fuente: pastoralsj.org

JESÚS SE NOS DA COMO VÍCTIMA EN LA EUCARISTÍA


Jesús se nos da como víctima en la Eucaristía
Autor: Padre Mariano de Blas, L.C.



Viendo Jesús que le quedaban pocas horas, menos de un día, se apresuró a hacer su testamento, que comienza con aquellas palabras de Juan: “Como hubiese amado a os suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. En menos de un día iba a darnos la Eucaristía y el Sacerdocio, su Madre, su vida y su preciosa sangre.

Cristo quiso amarnos como Él sólo puede hacerlo, a lo divino, con toda su potencia, con toda su grandeza, olvidando que íbamos a ser ingratos, infieles, cobardes y aún traidores.
Nos dio todo. Es importante reflexionar en esto a la hora de decir: ¿qué le voy a dar yo a Jesucristo? Se trata de dar a Dios, a un Dios que a mí antes me ha dado todo.

Jesús se nos da como Víctima. Como víctima perenne de nuestra redención. Recordemos la escena verdaderamente dramática del sacrificio de Isaac: Su padre Abraham, el hombre de fe y el hombre obediente, había recibido el encargo de Dios de sacrificar a su hijo, su único hijo que había nacido de manera milagrosa, y que era el único heredero, heredero de una descendencia más grande que las estrellas del cielo y que las arenas del mar. Dios parecía contradecirse. Sin embargo este buen hombre, hombre de fe, tomó un burrito, dos siervos, la leña, el fuego, el cuchillo y se fue con su hijo rumbo al Monte Moria.

Mientras caminaban, el muchacho, que no era tonto, preguntó: -¿padre, tenemos todo, pero nos falta una cosa -y esa cosa era la más importante - ¡nos falta la víctima! Abraham, comiéndose las lágrimas, dijo: -Dios proveerá la víctima, hijo mío. Y siguieron adelante. Cuando ya estaban en la falda del monte, dejó al burrito, a los criados y subió solo a la montaña llevando el fuego, el cuchillo y la leña a espaldas de Isaac.

Al llegar a la cima, apiló una piedras en forma de altar y ahora sí se dirigió a Isaac; le ató las manos y los pies como a un corderito, lo puso sobre el altar y cogió el cuchillo para degollarlo. Él ya veía el cuchillo clavado en el cuello de su hijo, veía brotar la sangre... En ese mismo instante le llaman: -“Abraham, Abraham”-, y él respondió: - Aquí estoy-. Dios le dijo: -“Has sido realmente muy obediente, no le hagas daño al niño”-. Y encontró un carnero enredado en las zarzas y fue la víctima del sacrificio.
Pues bien, el cuchillo que Dios no quiso que Abraham clavara en el cuello de Isaac Dios lo clavó en las manos y en los pies y en el corazón de su propio hijo. Y eso por amor a nosotros y por nada más. Ahí podemos adivinar hasta dónde llega el amor de Dios a nosotros.

Ir a la misa es ir cada día al Calvario para ver cómo un Dios muere por los hombres: por ti y por mí. Por eso, el ir a misa o el no ir a misa tiene este significado: yo sé que Dios ha muerto por mí, o yo no sé que Dios ha muerto por mí.
Todos los días tenemos que ser redimidos. Tenemos que ser redimidos de nuestra soberbia, egoísmo, sensualidad y mil cosas más. Ir a la misa significa ir a pedir esa redención a Cristo.
Si yo en el Calvario o en la última cena no hubiera sido un indiferente, pues no serlo en la Eucaristía, en la misa, ya que se trata de lo mismo.

Se nos da como Víctima perenne. Es decir, Jesús se está ofreciendo al Padre todos los días en mi lugar como una víctima que asume lo que yo debería sufrir; todos los castigos, todas las penitencias que yo debería asumir y Él las toma sobre sí. Dios cargó sobre Él nuestros dolores, nuestros sufrimientos, nuestros pecados, más aún, la Biblia dice: Dios lo hizo pecado por amor a nosotros.

LA VISITACIÓN DE LA VIRGEN - 31 DE MAYO

Autor: . | Fuente: ACI Prensa
Visitación de la Virgen
Fiesta, 31 de mayo
 
Visitación de la Virgen

Fiesta Litúrgica

Luego que María Santísima oyó del ángel Gabriel que su prima Isabel también esperaba un hijo, sintióse iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. San Ambrosio anota que fue María la que se adelantó a saludar a Isabel puesto que es la Virgen María la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama.

Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc, los cuales constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo señala aquí que desde entonces María quedó constituida como un "Canal inmenso" por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones.

Además, nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la necesitan.

Este fue el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el final de la vida en el mundo, Ella estará siempre viajando para prestar auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha misionera de María, ya que ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros, obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora. Finalmente, Jesús empleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora ella sigue siendo el medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también hijos de su Santa Madre.