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miércoles, 25 de mayo de 2011

SANTA LUCÍA, MÁRTIR, 13 DICIEMBRE


Santa Lucía
Mártir
Año 304

Santa Lucía bendita: concédenos desde el cielo
que nos envíe Dios sus luces para ver siempre
lo que debemos hacer, decir y evitar, y hacerlo,
decirlo y evitarlo siempre.

Lucía significa: "la que lleva luz".
A esta santa la pintan con una bandeja con dos ojos, porque antiguas tradiciones narraban que a ella le habían sacado los ojos por proclamar su fe en Jesucristo.

Nació y murió en Siracusa (ciudad de Italia), en la cual se ha encontrado una lápida del año 380 que dice: "N. N. Murió el día de la fiesta de Santa Lucía, para la cual no hay elogios que sean suficientes". En Roma ya en el siglo VI era muy honrada y el Papa San Gregorio le puso el nombre de esta santa a dos conventos femeninos que él fundó (en el año 590).

Dicen que cuando era muy niña hizo a Dios el voto o juramento de permanecer siempre pura y virgen, pero cuando llegó a la juventud quiso su madre (que era viuda), casarla con un joven pagano. Por aquellos días la mamá enfermó gravemente y Lucía le dijo: "Vamos en peregrinación a la tumba de Santa Águeda. Y si la santa le obtiene la curación, me concederá el permiso para no casarme". La madre aceptó la propuesta. Fueron a la tumba de la santa y la curación se produjo instantáneamente. Desde ese día Lucía obtuvo el permiso de no casarse, y el dinero que tenía ahorrado para el matrimonio lo gastó en ayudar a los pobres.

Pero el joven que se iba a casar con ella, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que ella era cristiana, lo cual estaba totalmente prohibido en esos tiempos de persecución. Y Lucía fue llamada a juicio.

El juez se dedicó a hacerle indagatorias y trataba de convencerla para que dejara de ser cristiana. Ella le respondió: "Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor de mi Señor Jesucristo".

El juez le preguntó: "Y si la sometemos a torturas, será capaz de resistir?".

La jovencita respondió:

"Si, porque los que creemos en Cristo y tratamos de llevar una vida pura tenemos al Espíritu Santo que vive en nosotros y nos da fuerza, inteligencia y valor".

El juez la amenazó con hacerla llevar a una casa de prostitución para ser irrespetada. Ella le respondió: "Aunque el cuerpo sea irrespetado, el alma no se mancha si no acepta ni consiente el mal" (Santo Tomás de Aquino, el gran sabio, admiraba mucho esta respuesta de Santa Lucía)

Trataron de llevarla a una casa de maldad, pero ella se quedó inmóvil en el sitio donde estaba y entre varios hombres no fueron capaces de moverla de allí, la atormentaron, y de un golpe de espalda le cortaron la cabeza.

Mientras la atormentaban, animaba a los presentes a permanecer fieles a la religión de Jesucristo hasta la muerte.

Por siglos ha sido muy invocada para curarse de enfermedades en los ojos.


FÁBULA DEL ROSARIO

 Fábula del rosario
(Autor desconocido)


Paseaba un día el apóstol Santo Tomás por los jardines del cielo, cuando vió pasar un alma que no resplandecía tanto como las demás... y luego vió otra... y una más... De inmediato fue a reclamarle a San Pedro...

“Oye, Pedro, ¿por qué andan por ahí algunas almas que luego luego se ve que no tienen tantas cualidades y virtudes como las demás?”
Pedro le contestó un tanto nervioso, ya que Tomás era capaz de armarle un escándalo que hasta el puesto le podía costar.
“¿Dónde, tú?” “Por todos lados” indicó el quejoso.
“Vamos a ver” dijo Pedro, y saliendo de la portería se dirigieron a los jardines...
en efecto por doquier se veían almas que no resplandecían tanto, sin embargo se veían felíces de estar ahí.

“Pues mira, esos no han pasado por la puerta.
Yo no los hubiera dejado entrar...” puntualizó Pedro.
“Pues entonces aquí está pasando algo raro, y más nos vale que investiguemos.”
Dijó con determinación Tomás, el cual necesitaba ver el origen de la situación.
Decidieron recorrer las bardas del Paraíso, y para su sorpresa encontraron un gran agujero en un de las bardas, la que quedaba más cerca de la Tierra.

“¡Andale, por aquí se están colando¡” dijo con aire triunfal Tomás.
“El que hizo esto lo va a pagar caro con nuestro Dios, que aunque bueno, es muy justo...” sentenció Pedro.

Se acercaron ambos al agujero, y con sorpresa descubrieron que había atado de ahí un inmenso rosario que llegaba hasta la Tierra, y muchas almas por ahí venían subiendo.

apóstoles se voltearon a ver con cara de sorpresa y consternación... tras un silencio, Pedro dijo: “Ay, María no ha cambiado nadita... desde que la conocí en Caná supe que era de esa gente que no deja de estar ayudando...” (Jn 2, 1-11)
Tomás resignado dijo: “Si ni su Hijo se le escapa, ¿te acuerdas que no quería hacer aquel milagro, y con una sola mirada de Ella se dobló?”
Pedro concluyó diciendo: “Mira, Tomás, tú y yo no hemos visto nada...” .

“¿Ustedes también?” resonó una voz que los sobresaltó...
Con cara de asustados voltearon hacia el Trono de la Majestad de Dios...
pero lo que percibieron fue una gran sonrisa...

HÁBLANOS DE AMISTAD

 Háblanos de amistad
Autor: Khalil Gibran


Y un adolescente, dijo: Háblanos de la amistad.
Y él respondió, diciendo: Vuestro amigo es a la medida de vuestras necesidades.

 Él es el campo que sembráis con cariño y cosecháis con agradecimiento. Es vuestra mesa y el fuego de vuestro hogar. Pues vais a él con vuestro hambre y lo buscáis en procura de paz. Cuando vuestro amigo manifiesta su pensamiento, no teméis el "no" de vuestra propia opinión, ni ocultáis el "sí".

Y cuando él se calla, vuestro corazón continúa escuchando a su corazón. Porque en la amistad, todos los deseos, ideas y esperanzas, nacen y son compartidas sin palabras, en una alegría silenciosa. Cuando os separéis de vuestro amigo, no os aflijáis. Pues lo que amáis en él, puede tornarse más claro en su ausencia, como para el alpinista aparece la montaña más clara, vista desde la planicie.

Y que no haya otra finalidad en la amistad que no sea la maduración del espíritu. Pues el amor que procura otra cosa que no sea la revelación de su propio misterio no es amor, sino una red tendida, y sólo lo inútil será en ella atrapado. Y que lo mejor de vosotros mismos sea para vuestro amigo. Si él debe conocer el flujo de vuestra marea, que conozca también su reflujo.

Pues, ¿qué será de vuestro amigo si sólo le buscáis para matar el tiempo? Buscadle siempre para las horas vivas. Pues el papel del amigo es el de henchir vuestras necesidades, y no vuestro vacío. Y en la dulzura de la amistad, que haya risa y compartir de placeres. Pues en el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su amanecer y halla su frescor.

SOY TU MADRE

Autor: H. Javier Ayala, | Fuente: Catholic.net
Soy tu Madre
Mes de Mayo, mes de María. En medio de la oscuridad, en medio del desierto no temo, María, porque tú estás conmigo.
Soy tu Madre


Mamá

Es la primera palabra que aprenden los niños. Los niños crecen seguros cuando han logrado estrechar una relación con su madre. No importa que no la vean, saben que está ahí y por eso no tienen miedo.

¿Quién es esta Mujer? Juan Pablo II la invocaba: «totus tuus ego sum et omnia mea tua sunt». Y la tenía en su escudo y en su corazón.

¿Quién es esta Mujer? Se le apareció a una niñita en una cueva y le dijo: «Yo soy la Inmaculada Concepción». ¿Quién es esta Mujer?

Miguel Ángel la esculpió en mármol de Carrara.

¿Quién es esta Mujer? París puso su nombre a su catedral.

¿Quién es esta Mujer? Éfeso le dio el título más grande que jamás ha recibido alguna mujer.

¿Quién es esta Mujer? En torno a Ella la Iglesia primitiva perseveraba unida en la oración.

¿Quién es esta Mujer? El ángel le dijo: «no temas».

Mujer, tú que escuchaste del ángel del Señor: «no temas», dinos: ¿es verdad? ¿Es verdad que no hay que tener miedo? Mira el mundo… Mira la Iglesia… Mira mi vida… Mira mi pecado… ¿Es verdad, Mujer? ¿Es verdad que no hemos de temer?

Dinos, Mujer, ¿qué le dijiste a san Juan Diego en el Tepeyac? ¿Qué le dijiste al joven Karol Wojtyla que después, siendo Papa, tantas veces nos repitió «no tengáis miedo»?

Respóndenos, Mujer, dinos algo… ¿quién eres?

No temas esta enfermedad, ni ninguna otra enfermedad, ni cosa difícil o aflictiva. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?.

Si es así, si eres mi Madre, si estás aquí… no temo, María. En medio de la oscuridad, en medio del desierto no temo, María, porque tú estás conmigo. Estoy a punto de comenzar una misión y no sé lo que me espera, pero no temo porque tú estás conmigo. En unos meses pueden pasar muchas cosas pero no temo porque tú estás conmigo.

Tengo una responsabilidad muy grande sobre mis hombros, no sé si puedo, pero no temo porque tú estás conmigo. Entonces, mi última palabra en la hora de mi muerte será la misma que la primera que pronuncié de niño… «Mamá».