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martes, 22 de marzo de 2011

MARÍA ES MI MADRE

María es mi Madre

María es mi Madre!
Bajo su manto me amparo, con sus frutos me alimento, con el Pan Eucarístico que me proporciona.

Ella es mi Madre!
Me arrojo en sus brazos y Ella me estrecha contra su corazón.
La escucho y su palabra me instruye.
La miro y su belleza me alumbra.

Ella es mi Madre!
Si estoy débil me sostiene, la invoco y su bondad me atiende.
Si enfermo me sana, si muerto por el pecado me da la vida de la gracia.

Ella es mi Madre!
En la lucha me socorre, en la tentación me auxilia, en la angustia me consuela, en el trabajo me sostiene, en la agonía me acompaña.

Ella es mi Madre!
Cuando voy a Jesús, me conduce, cuando llego a sus pies, me presenta.
Cuando le pido favores, me protege.

Ella es mi Madre!
Si soy constante en mi súplica, me escucha. Si la visito me atiende.
En la vida me guía al cielo y en la muerte recibiré de sus manos la eterna corona.

Ella es mi Madre!
Que buena es María, que dulce y hermosa es!
Ella es mi Madre!

Jesús por Benedicto XVI


Autor: Marc Argemí | Fuente: bxvi.wordpress.com
Jesús por Benedicto XVI
55 Preguntas y respuestas del libro de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI “Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección”. El texto de las respuestas está sacado literalmente del original. Las preguntas son del periodista Marc Argemí

Jesús por Benedicto XVI

Joseph Ratzinger-Benedicto XVI acaba de publicar la segunda parte de su biografía sobre Jesús: “Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección”. Se trata de un viaje hacia “las palabras y los acontecimientos decisivos de la vida de Jesús” (p. 9). Recoge y debate aportaciones de un gran número de investigadores sobre qué hay de cierto en los Evangelios. El resultado es un libro con respuestas a muchos de los interrogantes de la investigación teólogica pero también a muchas de las grandes preguntas del ser humano.

Entre otras muchas cuestiones, responde a estas 55, sobre el libro, sobre Jesús, su mensaje, sus discípulos y el contexto histórico.

El texto de las respuestas está sacado literalmente del original. Las preguntas son del periodista Marc Argemí, quien ha seleccionado los textos.

Se pueden consultar en los enlaces, las respuestas a las preguntas que aparecen debajo de los mismos:


1. ¿Qué busca Joseph Ratzinger-Benedicto XVI con este nuevo libro?
2. ¿Cuántos investigadores son citados por Joseph Ratzinger-Benedicto XVI en la bibliografia de su ‘Jesús de Nazaret’


1. ¿Es verdad lo que se cuenta de Jesús en el Nuevo Testamento?
2. Si lo que se cuenta en el Nuevo Testamento es cierto ¿Por qué hay puntos en los que los historiadores discrepan?
3. ¿Es Jesús Dios?
4. ¿Por qué se dice que Jesús “subió” a Jerusalén?
5. ¿Cuál es el objetivo de la subida a Jerusalén?
6. ¿Cómo entra Jesús en Jerusalén?
7. ¿Cómo es posible que Jesús fuera recibido con alabanzas en Jerusalén y al cabo de pocos días fuera crucificado?
8. ¿Por qué reza Jesús por la unidad de sus discípulos?
9. ¿Qué quería Jesús cuando se puso a lavar los pies a sus discípulos?
10. ¿Qué le ocurre a Jesús en el huerto de Getsemaní que sea dramáticamente importante para las personas de todos los tiempos?
11. Pedro promete ser fiel a Jesús, pero Jesús le anuncia su triple negación ¿Qué falló ve Jesús en su planteamiento?
12. ¿Condenaron a Jesús por motivos políticos?
13. ¿Quiénes eran exactamente los acusadores de Jesús? ¿los judíos?
14. ¿Qué implica el gesto de romper la amistad con Jesús que comete Judas?
15. ¿Por qué el arrepentimiento de Judas acaba mal?
16. ¿Qué representa el buen ladrón?
17. ¿Qué significado tienen el agua y la sangre que manan del costado abierto de Jesús?
18. ¿A qué hora murió Jesús?
19. ¿La sábana santa de Turín envolvió realmente el cuerpo de Jesús?
20. ¿Es compatible el mensaje de las bienaventuranzas con la muerte en la Cruz?
21. ¿En qué ha consistido la resurrección de Jesús?
22. ¿Qué importancia tiene la resurrección de Jesús?


1. Para Jesús ¿Cuál es el único poder salvador?
2. ¿A qué se refiere Jesús cuando habla de ‘vida eterna’?
3. ¿Cómo encuentra el hombre la vida eterna, según Jesús?
4. ¿Conocemos la verdad del hombre a partir de la ciencia?
5. ¿Cuál es la novedad del ‘mandamiento nuevo’ que Jesús da a sus discípulos?
6. ¿Por qué es creíble el mensaje que difunde la Iglesia?
7. ¿Predice Jesús el fin del mundo?
8. La palabra de Jesús tiene más poder que el cosmos, afirma Ratzinger. ¿En qué sentido?
9. ¿Quiso Jesús hacerse rey? ¿Qué clase de reinado reivindica?
10. ¿Qué distingue el reinado de Jesús de los reinados del mundo?


1. ¿Por qué Dios no se reveló a los poderosos del mundo, y sólo a un pequeño grupo de discípulos?
2. ¿Por qué los apóstoles de Jesús se ponen enseguida a evangelizar?
3. ¿Predijo Jesús las persecuciones contra los cristianos?
4. ¿Qué se les pide, a los cristianos, como actitud de fondo?
5. En el huerto, Jesús pide a sus discípulos que estén vigilantes ¿sirve esta petición para todos los cristianos de todos los tiempos, o sólo es aplicable para ese momento? ¿qué peligros entraña esta somnolencia que Jesús pide combatir?
6. ¿Qué papel juegan las mujeres en la cruz y la resurrección?
7. ¿Qué papel tenía el templo de Jerusalén para el cristianismo primitivo?
8. ¿Por qué los cristianos llaman a Jesús Cordero de Dios?
9. ¿Cuál es la actitud que Jesús espera en los discípulos con respecto a su última venida?
10. ¿De dónde sale la Iglesia?
11. ¿Cuáles son los elementos fundamentales para la unidad de la Iglesia?
12. ¿Qué sentido tiene la confesión, el sacramento de la penitencia?
13. ¿Qué tiene que ver la Misa con la ayuda a los necesitados y las obras de caridad?
14. Jesús dice: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28,20) ¿Cómo lo consigue? ¿Dónde está?
15. ¿Qué pide Jesús a sus discípulos cuando da su Madre María a Juan


1. ¿Por qué en la Misa se repite el ‘Hosanna’ del Domingo de Ramos?
2. ¿Qué significa la exclamación “Hosanna!”?
3. ¿Qué significa que el velo del Templo se rasgara cuando murió Jesús?
4. En la tradición del Antiguo Testamento, para poder comparecer ante Dios había que ser puros. Existía un sistema de ritos de purificación que es cuestionado por Jesús ¿Por qué lo cuestiona?
5. Entonces, ¿cómo se hace puro el corazón, según Jesús?
6. Los cristianos cambian el sábado por el domingo como día principal de la semana. ¿Por qué?

COHERENCIA CON CRISTO



Vivir como Cristo nos ha enseñado
Ser coherentes con lo que pensamos, 
decimos y actuamos, por amor a Cristo.
Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net



Constantemente, Jesucristo nuestro Señor, empuja nuestras vidas y nos invita de una forma muy insistente a la coherencia entre nuestras obras y nuestros pensamientos; a la coherencia entre nuestro interior y nuestro exterior. Constantemente nos inquieta para que surja en nosotros la pregunta sobre si estamos viviendo congruentemente lo que Él nos ha enseñado.

Jesucristo sabe que las mayores insatisfacciones de nuestra vida acaban naciendo de nuestras incoherencias, de nuestras incongruencias. Por eso Jesucristo, cuando hablaba a la gente que vivía con Él, les decía que hicieran lo que los fariseos les decían, pero que no imitaran sus obras. Es decir, que no vivieran con una ruptura entre lo que era su fe, lo que eran sus pensamientos y las obras que realizaban; que hicieran siempre el esfuerzo por unificar, por integrar lo que tenían en su corazón con lo que llevaban a cabo.

Esto es una de las grandes ilusiones de las personas, porque yo creo que no hay nadie en el mundo que quisiera vivir con incongruencia interior, con fractura interior. Sin embargo, a la hora de la hora, cuando empezamos a comparar nuestra vida con lo que sentimos por dentro, acabamos por quedarnos, a lo mejor, hasta desilusionados de nosotros mismos. Entonces, el camino de Cuaresma se convierte en un camino de recomposición de fracturas, de integración de nuestra personalidad, de modo que todo lo que nosotros hagamos y vivamos esté perfectamente dentro de lo que Jesucristo nos va pidiendo, aun cuando lo que nos pida pueda parecernos contradictorio, opuesto a nuestros intereses personales.

Jesús nos dice: “El que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. ¡Qué curioso, porque esto parecería ser la contraposición a lo que nosotros generalmente tendemos, a lo que estamos acostumbrados a ver! Los hombres que quieren sobresalir ante los demás, tienen que hacerse buena propaganda, tienen que ponerse bien delante de todos para ser enaltecidos. Por el contrario, el que se esfuerza por hacerse chiquito, acaba siendo pisado por todos los demás. ¿Cómo es posible, entonces, que Jesucristo nos diga esto? Jesucristo nos dice esto porque busca dar primacía a lo que realmente vale, y no le importa dejar en segundo lugar lo que vale menos. Jesucristo busca dar primacía al hecho de que el hombre tiene que poner en primer lugar en su corazón a Dios nuestro Señor, y no alguna otra cosa. Cuando Jesús nos dice que a nadie llamemos ni guía, ni padre, ni maestro, en el fondo, a lo que se refiere es a que aprendamos a poner sólo a Cristo como primer lugar en nuestro corazón. Sólo a Cristo como el que va marcando auténticamente las prioridades de nuestra existencia.

Cristo es consciente de que si nosotros no somos capaces de hacer esto y vamos poniendo otras prioridades, sean circunstancias, sean cosas o sean personas, al final lo que nos acaba pasando es que nos contradecimos a nosotros mismos y aparece en nuestro interior la amargura.

Éste es un criterio que todos nosotros tenemos que aprender a purificar, es un criterio que todos tenemos que aprender a exigir en nuestro interior una y otra vez, porque habitualmente, cuando juzgamos las situaciones, cuando vemos lo que nos rodea, cuando juzgamos a las personas, podemos asignarles lugares que no les corresponden en nuestro corazón. El primer lugar sólo pertenece a Dios nuestro Señor. Podemos olvidar que el primer escalón de toda la vida sólo pertenece a Dios. Esto es lo que Dios nuestro Señor reclama, y lo reclama una y otra vez.

Cuando el profeta Isaías, en nombre de Dios, pide a los príncipes de la tierra que dejen de hacer el mal, podría parecer que simplemente les está llamando a que efectúen una auténtica justicia social: “Dejen de hacer el mal, aparten de mi vista sus malas acciones, busquen la justicia, auxilien al oprimido, defiendan los derechos del huérfano y la causa de la viuda”. ¿Somos conscientes de que lo que verdaderamente Dios nos está pidiendo es que todos los hombres de la tierra seamos capaces de poner en primer lugar a Dios nuestro Señor y después todo lo demás, en el orden que tengan que venir según la vocación y el estado al cual hemos sido llamados?
Si cometemos esa primera injusticia, si a Dios no le damos el primer lugar de nuestra vida, estamos llenando de injusticia también los restantes estados. Estamos cometiendo una injusticia con todo lo que viene detrás. Estaremos cometiendo una injusticia con la familia, con la sociedad , con todos los que nos rodean y con nosotros mismos.

¿No nos pasará, muchas veces, que el deterioro de nuestras relaciones humanas nace de que en nosotros existe la primera injusticia, que es la injusticia con Dios nuestro Señor? ¿No nos podrá pasar que estemos buscando arreglar las cosas con los hombres y nos estemos olvidando de arreglarlas con Dios? A lo mejor, el lugar que Dios ocupa en nuestra vida, no es el lugar que le corresponde en justicia.

¿Cómo queremos ser justos con las criaturas -que son deficientes, que tienen miserias, que tienen caídas, que tienen problemas-, si no somos capaces de ser justos con el Creador, que es el único que no tiene ninguna deficiencia, que es el único capaz de llenar plenamente el corazón humano?

Claro que esto requiere que nuestra mente y nuestra inteligencia estén constantemente en purificación, para discernir con exactitud quién es el primero en nuestra vida; para que nuestra inteligencia y nuestra mente, purificadas a través del examen de conciencia, sean capaces de atreverse a llamar por su nombre lo que ocupa un espacio que no debe ocupar y colocarlo en su lugar.

Si lográramos esta purificación de nuestra inteligencia y de nuestra mente, qué distintas serían nuestras relaciones con las personas, porque entonces les daríamos su auténtico lugar, les daríamos el lugar que en justicia les corresponde y nos daríamos a nosotros también el lugar que nos corresponde en justicia.

Hagamos de la Cuaresma un camino en el cual vamos limando y purificando constantemente, en esa penitencia de la mente, nuestras vidas: lo que nosotros pensamos, nuestras intenciones, lo que nosotros buscamos. Porque entonces, como dice el profeta Isaías: “[Todo aquello] que es rojo como la sangre, podrá quedar blanco como la nieve. [Todo aquello] que es encendido como la púrpura, podrá quedar como blanca lana. Si somos dóciles y obedecemos, comeremos de los frutos de la tierra”.

Si nosotros somos capaces de discernir nuestro corazón, de purificar nuestra inteligencia, de ser justos en todos los ámbitos de nuestra existencia, tendremos fruto. “Pero si se obstinan en la rebeldía la espada los devorará”. Es decir, la enemistad, el odio, el rencor, el vivir sin justicia auténtica, nos acabará devorando a nosotros mismos, perjudicándonos a nosotros mismos.

Jesucristo sigue insistiendo en que seamos capaces de ser congruentes con lo que somos; congruentes con lo que Dios es para nosotros y congruentes con lo que los demás son para con nosotros. En esa justicia, en la que tenemos que vivir, es donde está la realización perfecta de nuestra existencia, es donde se encuentra el auténtico camino de nuestra realización.

Pidámosle al Señor, como una auténtica gracia de la Cuaresma, el vivir de acuerdo a la justicia: con Dios, con los demás y con nosotros mismos.