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jueves, 24 de febrero de 2011

PENSAMIENTO MARIANO 3


Pensamiento Mariano


Virgen María, Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, gloria del pueblo cristiano, gozo de la Iglesia universal,ruega por nosotros y concede a todos los fieles verdadera devoción a la Sagrada Eucaristía, siendo dignos de recibirla cada día.


Amén

Luz y Oscuridad


Luz y Oscuridad

 
Cierta vez existió debajo de la tierra una caverna. Durante toda su existencia había permanecido en la oscuridad. Un día una voz llamó: "Sube y ven hacia la luz, ven a ver la luz del Sol".

La caverna respondió: "No entiendo que quieres decirme; nada existe fuera de la oscuridad". Pero finalmente la caverna tuvo valor para subir y quedó sorprendida al ver la luz por todas partes. Entonces la caverna se dirigió al Sol y le dijo: "Ven ahora tú conmigo y conocerás la oscuridad."

"¿Qué es oscuridad?" preguntó curioso el Sol. La caverna insistió: "Ven conmigo y verás".

Un día el Sol aceptó la invitación. Al entrar, la caverna dijo: "Ahora verás mi oscuridad".

"¿Qué oscuridad?" preguntó curioso el Sol. La caverna insistió: "Ven conmigo y verás mi oscuridad". Pero no había ninguna oscuridad.

El mensaje es sencillo: La oscuridad no es nada más que la ausencia de luz y esto es fácilmente remediable. Depende de nosotros, de abrir los ojos para la luz y para la vida.

No importa la edad (recuerda que una vela siempre arde con la misma intensidad, independientemente de cuanto resta de cera).

Vivir nuestra luz mientras brilla, ilumina nuestra fe. Que podamos abrir los ojos, ver las cosas como son, y no apenas como las imaginamos. Vivir y al hacerlo iluminar la oscuridad de la vida de aquellos que amamos.

LUZ DEL MUNDO

Luz del Mundo
Autor: Gonzalo Gallo González




En Melbourne la Madre Teresa de Calcuta fue a visitar a un anciano ignorado por todos:

"Su habitación estaba desordenada y sucia. Intenté limpiarla, pero él se opuso. '¡Déjala, está bien así!'. Había una lámpara magnífica, cubierta de polvo. Le pregunté: '¿Por qué no la enciendes?' Me contestó: '¿Para qué, si nadie viene a verme? Yo no la necesito.' Le dije entonces: '¿La encenderías si las hermanas te viene a visitar?' 'Sí, con tal que pudiera escuchar una voz humana en esta casa, la encendería.' Así se hizo".

Y contaba la Madre Teresa que con el tiempo le llegó a Calcuta una misiva con estas palabras:

" 'Dile a mi amiga que la lámpara que prendió en mi vida sigue encendida.' Estos son los seres a los que tenemos que amar. El dinero no basta. Ellos necesitan servicio y amor. Pongamos el amor por obra; empecemos por nuestra familia."

Enciende luces en un mundo oscuro con el amor y la bondad, la fe y la solidaridad. ¡Tu vocación es ser luz del mundo!

EUCARISTÍA, MISTERIO DE LUZ, MISTERIO DE VIDA


Autor: SS Juan Pablo II | Fuente: Catholic.net
Eucaristía ¡Misterio de luz, Misterio de vida!
Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús: quédate con nosotros!

"Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

Reunidos ante la Eucaristía, experimentamos con particular intensidad en este momento la verdad de la promesa de Cristo: ¡Él está con nosotros!

(...)

¡Misterio de luz!

De luz tiene necesidad el corazón del hombre, oprimido por el pecado, a veces desorientado y cansado, probado por sufrimientos de todo tipo. El mundo tiene necesidad de luz, en la búsqueda difícil de una paz que parece lejana al comienzo de un milenio perturbado y humillado por la violencia, el terrorismo y la guerra.

¡La Eucaristía es luz! En la Palabra de Dios constantemente proclamada, en el pan y en el vino convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo, es precisamente Él, el Señor Resucitado, quien abre la mente y el corazón y se deja reconocer, como sucedió a los dos discípulos de Emaús "al partir el pan" (cf Lc 24,25). En este gesto convivial revivimos el sacrificio de la Cruz, experimentamos el amor infinito de Dios y sentimos la llamada a difundir la luz de Cristo entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

¡Misterio de vida!

¿Qué aspiración puede ser más grande que la vida? Y sin embargo sobre este anhelo humano universal se ciernen sombras amenazadoras: la sombra de una cultura que niega el respeto de la vida en cada una de sus fases; la sombra de una indiferencia que condena a tantas personas a un destino de hambre y subdesarrollo; la sombra de una búsqueda científica que a veces está al servicio del egoísmo del más fuerte.

Queridos hermanos y hermanas: debemos sentirnos interpelados por las necesidades de tantos hermanos. No podemos cerrar el corazón a sus peticiones de ayuda. Y tampoco podemos olvidar que "no sólo de pan vive el hombre" (cf Mt 4,4). Necesitamos el "pan vivo bajado del cielo" ( Jn 6,51). Este pan es Jesús. Alimentarnos de él significa recibir la vida misma de Dios (cf. Jn 10,10), abriéndonos a la lógica del amor y del compartir.

(...)

Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús: quédate con nosotros!

Tú, divino Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor de nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de la noche.

Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien.

Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las familias y particularmente a los enfermos. Bendice a los sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la humanidad.

En la Eucaristía te has hecho "remedio de inmortalidad": danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin.

Quédate con nosotros, Señor! Quédate con nosotros! Amén.


Fragmentos de la homilía con ocasión del comienzo del Año de la Eucaristía el 17 de octubre de 2004.