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jueves, 25 de noviembre de 2010
HOY VOY A APRENDER A SER FELIZ
Hoy voy aprender a ser feliz
Voy a amar a las personas por lo que son, seres humanos como yo, no por los malos momentos que me han hecho pasar los voy a odiar, al contrario agradeceré esos momentos de dolor porque gracias a ellos aprendí a madurar y por eso los voy a amar.
Voy a sonreír ante las situaciones difíciles y ante aquellos que me lleguen a lastimar, en vez de darles una mala palabra o maldición, les daré una sonrisa llena de bendición desde lo más profundo de mi corazón.
Para ser feliz también debo pensar que no siempre estarán conmigo las personas a las que amo, por eso cuando no esten a mi lado recordaré todos los bellos y felices momentos que pasamos juntos y eso me hará sonreír.
Y lo más importante, pondré absolutamente toda mi confianza en Dios, él conoce mi condición y sabe lo que es mejor para mi, y sé perfectamente que me ayudará a ser feliz.
Espero que tu también logres ser feliz no solo hoy, sino siempre.
GRACIAS SEÑOR
Gracias Señor
Gracias, Señor, por ese mundo lleno de cielo que sale a nuestro paso para llenar el corazón con su belleza.
Gracias por el pan que nos das para aplacar el hambre.
Por la risa del niño que se vuelve caricia.
Por el mar y la nube. Por el don de sentir a plenitud la vida.
Por el mar y la nube. Por el don de sentir a plenitud la vida.
Gracias por cada hora, aún cuando no todas sean iguales de buenas.
Gracias por el valor de la mariposa que enciende sin conciencia de su milagro, un pabilo de ensueño. Gracias, Señor, por los espejos maravillosos del mirar de nuestros padres y nuestras mentes. Por la amistad que prolonga ese sereno privilegio de ser hermanos.
Gracias por el valor de la mariposa que enciende sin conciencia de su milagro, un pabilo de ensueño. Gracias, Señor, por los espejos maravillosos del mirar de nuestros padres y nuestras mentes. Por la amistad que prolonga ese sereno privilegio de ser hermanos.
Gracias por la lluvia fuerte, por la llovizna bienhechora, por haber puesto trinos y alas en las ramas. Gracias por cada gota de rocío y por el arco y por el árbol que madruga su júbilo en el fruto.
Gracias, Señor, por el ayer que se prendió al recuerdo. Por el hoy que vivimos y por el mañana que nos espera con sus brazos repletos de misterio. Gracias, a través de mis labios, desde mi alma, en nombre de aquellos que se olvidaron de dártelas, en nombre de los que somos y los que seremos.
Gracias por toda la eternidad
Amén