miércoles, 20 de agosto de 2014

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA: ACORDAOS



ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA:
ACORDAOS
Autor: San Bernardo

Acordaos,
oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.

Animado con esta confianza,
a ti también acudo,
oh Madre,
Virgen de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.

No deseches mis humildes súplicas,
oh Madre del Verbo divino,
antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente.

Amén.

martes, 19 de agosto de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 19 DE AGOSTO DEL 2014

Autor: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net
La renuncia de los apóstoles y su premio
Mateo 19, 23-30. Tiempo Ordinario. No apeguemos nuestro corazón sólo a las cosas terrenas y pasajeras.
 
La renuncia de los apóstoles y su premio
Del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible». Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».

Oración introductoria

Señor Jesús, sálvame. Creo en Ti. Espero y te amo sobre todas las cosas. Enciende en mi corazón el amor al Padre que está en el cielo y la alegría de ser cristiano. Dame el fuego de tu Santo Espíritu, que ilumine mi mente para desinteresadamente buscarte en esta oración.

Petición

Señor, dame la valentía para vivir con pobreza de espíritu.

Meditación del Papa Francisco

Nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos entonces?”. La pregunta que Pedro dirige a Jesús en el Evangelio no tiene fecha de vencimiento.
Cada generación de la Iglesia la repite a su Cabeza, para sentir cada vez que Él le ofrece la medida de un intercambio sin medida: El céntuplo hoy y la herencia de la vida eterna mañana. Una petición neta y un ofrecimiento límpido.
Y sin embargo, surge un problema cuando, al decidir seguir a Jesús, el “contrayente” más frágil, el hombre, comienza a hacer cálculos de interés y de lucro en lugar de poner sobre el plato una sola moneda, la de la magnanimidad, de la amplitud del corazón, siguiendo el ejemplo de Jesús, el Contrayente fuerte. Una tentación que aflige un poco a todos los cristianos. (Cf. S.S. Francisco, 13 de julio de 2013, homilía en Santa Marta).

Reflexión

Hoy día vienen presentados como modelos de nuestra sociedad las personas más ricas del mundo o las empresas más importantes. Esto nos puede hacer pensar que la riqueza es la varita mágica para abrir todas las puertas que queramos. En este sentido, qué razón tenía santa Teresa de Jesús cuando decía que Teresa sola, nada; Teresa y el dinero mucho; Teresa y Dios, toda una potencia.

Pero no pensemos que con el dinero abriremos las puertas del reino de los cielos. Éstas se abren con el esfuerzo que hayamos puesto en nuestra vida por luchar, por mantenernos fieles a nuestros compromisos de cristianos auténticos.

Sin embargo, tampoco podemos negar la importancia que tiene para nuestra supervivencia y bien vivir el dinero y la riqueza. El problema está cuando apegamos nuestro corazón sólo a las cosas terrenas y pasajeras olvidando que en este mundo traidor todo pasa y todo acaba a cada instante y con lo único que nos quedaremos es con las obras buenas que hayamos hecho por Dios y por nuestro prójimo.

Que este evangelio nos ayude a reflexionar qué es lo verdaderamente importante en esta vida y si Dios nos bendice con bienes materiales sepamos agradecérselos viendo estos bienes como venidos de su mano amorosa.

Propósito

Rezar, continuamente, una jaculatoria que me ayude a combatir el desaliento ante las dificultades, con el entusiasmo de mi fe y y de mi amor a Dios.

Diálogo con Cristo

Jesús, que este encuentro contigo me ayude a concretar mi generosidad. Quiero vivir con esa apertura en todas las circunstancias de mi vida, especialmente en las que requiera un especial desprendimiento de mi propio ser, para ponerme a disposición de las necesidades de los demás, sin buscar recompensas efímeras, sino sólo el cumplir, por amor, tu voluntad. 

LA VIDA


LA VIDA
Madre Teresa de Calcuta


La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.

La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es un misterio, descúbrelo.

La vida es promesa, cúmplela.
La vida es amor, gózalo.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es una tragedia, domínala.

La vida es aventura, vívela.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es es vida, defiéndela.

PARA NO CHANTAJEAR A DIOS


Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Para no chantajear a Dios
Si Dios no nos concede eso que pedimos insistentemente es porque desea darnos algo diferente y mejor.

Para no chantajear a Dios

Una persona reza por la curación de su hijo. Pasan los días. La enfermedad avanza. Al final, el desenlace tan temido: muere el hijo. ¿Para qué sirvieron tantas oraciones? 

La lista de ejemplos puede ser enorme. Rezamos para que llueva o para que haga sol, para que termine la guerra o para encontrar trabajo, para superar esa pelea por la herencia o para que un gobernante se convierta y busque la justicia en su pueblo. 

Si no sucede eso por lo que rezamos, surge en muchos un sentimiento de desengaño. No faltan quienes llegan a enfadarse con Dios, o incluso a chantajearle. 

Es entonces cuando hay personas que dejan de rezar, o de ir a misa, o de leer el Evangelio. Incluso en algunos lugares, la gente suprime la procesión del santo patrono, como "castigo" porque no se ha logrado este año una buena cosecha. 

Este tipo de reacciones pueden ser señal de un grave error: pensar que Dios debería someterse a las peticiones humanas. En realidad, Dios es siempre libre y conoce lo que es mejor para todos, aunque no lo comprendamos muchas veces. 

Por eso no tiene sentido pedirle algo a Dios, si creemos en Él, y luego "castigarlo" si no concede eso que le habíamos pedido. 

La actitud correcta de quien reza desde la fe y la esperanza nos lleva a reconocer que los planes de Dios no son los nuestros, que no siempre sabemos pedir con una actitud humilde y confiada, o que en ocasiones pedimos cosas que no nos convienen. 

Necesitamos recordar lo que nos dice la Escritura: Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos -oráculo de Yahveh-. Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros (Is 55,8 9). 

Además, si Dios no nos concede eso que pedimos insistentemente es porque desea darnos algo diferente y mejor para nosotros. Nos cuesta aceptarlo, sobre todo cuando rezamos por un ser querido. Pero un día comprenderemos. 

Mientras seguimos en el misterioso camino de la vida, tenemos que aprender a orar con sencillez, confianza y apertura. Sólo entonces nuestra oración será auténticamente cristiana, porque sabremos que, pase lo que pase, Dios está siempre a nuestro lado y da en cada momento aquello que más nos conviene. 

LOS OTROS



Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net 
Los otros
Ante los demás, ante la conciencia, ante Dios


Los “demás” ejercen sobre cada uno una presión muy particular. Nos miran, piensan y dicen muchas cosas sobre lo que somos, queremos y hacemos. Tal vez algunas de sus afirmaciones sean verdaderas. Otras, más o menos aproximadas. Otras, completamente fuera de lugar y sin el menor respeto hacia la justicia y la verdad. Pero el hecho de que se diga de mí una cosa u otra, de que me piensen listo o tonto, ingenuo o hipócrita, trabajador o perezoso, influye no poco en lo que yo mismo pueda llegar a creer sobre mi propia personalidad.

Desde luego, son muy distintos los ojos de unos familiares que nos quieren de verdad, de los ojos de unos extraños que nos ven por la calle, o de los compañeros de trabajo que nos aprecian o que nos desprecian desde lo íntimo de su corazón. Quizá lo que piensan los que están a nuestro lado y nos conocen mejor nos marca de un modo profundo, hasta el punto de que nos sentiríamos extraños si hiciésemos algo que “desentonase” con el cuadro majestuoso o la caricatura grotesca que han dibujado nuestros “amigos” cuando nos ven, cuando piensan en nosotros.

A la vez, hay una voz mucho más profunda que nos juzga desde la mañana hasta la noche: la voz de la conciencia. Esta voz no deja de mirarnos ni en los lugares más escondidos, ni en las vacaciones más lejanas del hogar, ni en los pensamientos más profundos. Allí está esa presencia, esa compañía de un juicio que no deja lugar a dudas y que nos dice, simplemente, que hemos hecho algo bueno, o que en esta ocasión, como en muchas otras, nos hemos comportado miserablemente.

Por último, algunas veces nos encontramos con los ojos de Dios, con el eco misterioso de los silencios de Dios. No le oímos, quizá porque nuestro corazón está ocupado en otras mil cosas, pero dice sin hablar lo que resulta más importante para nosotros: que vivimos según su amor y sus deseos, o que hemos optado por recorrer el camino de la vida acompañados sólo por nuestro egoísmo y nuestros planes personales.

Es cierto que los otros pueden condicionar enormemente nuestras acciones. Es cierto también que a veces nuestra propia psicología nos frena y nos ata, hasta el punto de que nos hacemos incapaces de mil cosas que, de por sí, podríamos llevar a cabo sin mayores complicaciones. Pero es mucho más cierto que con el juicio de Dios, con su amor y su presencia, hasta el hombre más mediocre, hasta un criminal despreciado por todos en las tinieblas de una cárcel, puede iniciar una vida nueva. Porque si hay miradas que condicionan, que encadenan, también Dios tiene unos ojos que son capaces de romper con todos los esquemas y de iniciar heroísmos que jamás habríamos imaginado.

Nuestra vida continúa. Los relojes nos recuerdan nuestros compromisos. Nuestros amigos nos vuelven a etiquetar con los adjetivos de siempre. Nuestra psicología nos persigue, quizá con complejos que nos empequeñecen. Dios, en lo más profundo de la noche o en lo más esplendoroso de un día soleado, nos mira con cariño, y nos conoce a fondo. Sabe lo que podemos hacer si nos dejamos amar. Sabe que en cada uno se esconde una Juana de Arco, un Tomás Moro o un Martín de Porres. Y ese santo, héroe y mártir saldrá a la luz sólo si le damos una oportunidad, si rompemos esquemas y nos dejamos sorprender por el cariño de Dios que puede sacar hijos de Abrahán incluso de debajo de las piedras...

lunes, 18 de agosto de 2014

EL PAPA FRANCISCO QUIERE IR A ESTADOS UNIDOS, MÉXICO Y ESPAÑA EN 2015


El Papa Francisco quiere ir a
 Estados Unidos, México y España en 2015
  

ROMA, 18 Ago. 14 / 03:01 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco reveló que en el año 2015 podría visitar Estados Unidos, México y España, durante el vuelo que lo llevó de regreso a Roma procedente de Corea del Sur.

El Santo Padre señaló que “el próximo año, me gustaría ir a Filadelfia (Estados Unidos), para el Encuentro de las Familias. También fui invitado por el presidente de Estados Unidos al congreso estadounidense, y por el secretario general de las Naciones Unidas, en Nueva York. Quizás las tres ciudades juntas, ¿no?”, indicó.

Francisco señaló también que “los mexicanos quisieran que vaya a Nuestra Señora de Guadalupe. Y podríamos aprovechar (el viaje a Estados Unidos), pero no es seguro”.

“Y luego España. Los monarcas me han invitado, y el episcopado me ha invitado. Pero están lloviendo invitaciones para ir a España, también a Santiago de Compostela”.

El Papa señaló que “quizás, y no diré más, porque no está decidido, (podría) ir en la mañana a Ávila y Alba de Tormes y regresar en la tarde. Sería posible, sí, pero no está decidido”.

El Santo Padre recordó que su siguiente viaje para este año será a Albania, este 21 de septiembre.

“Algunos dicen que el Papa tiene un estilo de comenzar las cosas desde las periferias, pero estoy yendo a Albania por dos importantes razones. Primero, porque fueron capaces de hacer un gobierno –y pensemos en los Balcanes– de unidad nacional entre musulmanes, ortodoxos y católicos, con un consejo interreligioso que ha ayudado mucho y está balanceado”.

Francisco indicó que ese viaje se tratará de “la presencia del Papa para todas las gentes” y destacó que su viaje “podría ser una verdadera ayuda a esa noble gente”.

“También he pensado en la historia de Albania, que de todas las naciones en la antigua Yugoslavia fue la única que en su constitución tenía el ateísmo práctico”.

El Papa recordó que “si ibas a Misa, era inconstitucional”.

“Y entonces, uno de sus ministros me dijo que –y quiero ser preciso con el número– 1820 iglesias fueron destruidas, ortodoxas y católicas, en ese tiempo. Y luego otras fueron convertidas en cines y salones de baile”.

Francisco señaló que “sentí que necesitaba ir. Está cerca, se hace en un día”.

En su primer viaje confirmado para el 2015 figura la visita del Papa Francisco a Sri Lanka, del 12 al 15 de enero, y a continuación su viaje a Filipinas, del 15 al 19 del mismo mes.

SAN JUAN EUDES, PRESBÍTERO Y FUNDADOR, 19 DE AGOSTO


Autor: . | Fuente: Corazones.org
Juan Eudes, Santo
Fundador, 19 de agosto

Juan Eudes, Santo
Presbítero y Fundador

Martirologio Romano: San Juan Eudes, presbítero, que durante muchos años se dedicó a la predicación en las parroquias y después fundó la Congregación de Jesús y María, para la formación de los sacerdotes en los seminarios, y otra de religiosas de Nuestra Señora de la Caridad, para fortalecer en la vida cristiana a las mujeres arrepentidas. Fomentó de una manera especial la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, hasta que en Caen, de la región de Normandía, en Francia, descansó piadosamente en el Señor (1680). 

Fecha de canonización: Fue canonizado en 1925 y su fiesta fue incluida en el calendario de la Iglesia de occidente en 1928. 

Etimología Juan = Dios es misericordia. Viene de la lengua hebrea.

En la segunda mitad del siglo XVI, vivía en Ri, Normandía (Francia), un granjero llamado Isaac Eudes, casado con Marta Corbin. Como no tuviesen hijos al cabo de dos años de matrimonio, ambos esposos fueron en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora. Nueve meses después tuvieron un hijo, al que siguieron otros cinco. El mayor recibió el nombre de Juan y, desde niño, dio muestras de gran inclinación al amor de Dios. Se cuenta que, cuando tenía nueve años, un compañero de juegos le abofeteó; en vez de responder en la misma forma, Juan siguió el consejo evangélico y le presentó la otra mejilla. 

A los catorce años, Juan ingresó en el colegio de los jesuitas de Caén. Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando la granja de la familia. Pero Juan, que había hecho voto de virginidad, recibió las órdenes menores en 1621 y estudió la teología en Caén con la intención de consagrarse a los ministerios parroquiales. Sin embargo, poco después determinó ingresar en la congregación del oratorio, que había sido fundada en 1611 por el futuro cardenal Pedro de Bérulle. Tras de recabar con gran dificultad el permiso paterno, fue recibido en París por el superior general en 1623. Juan había sido hasta entonces un joven ejemplar: su conducta en la congregación no lo fue menos, de suerte que el P. Bérulle le dio permiso de predicar, aunque sólo había recibido las órdenes menores. Al cabo de un año en París, Juan fue enviado a Aubervilliers a estudiar bajo la dirección del P. Carlos de Condren, el cual, según la expresión de Santa Juana Francisca de Chantal, "estaba hecho para educar ángeles". El fin de la congregación del oratorio consistía en promover la perfección sacerdotal y Juan Eudes tuvo la suerte de ser introducido en ella por dos hombres de la talla de Condren y Bérulle. 

Al servicio de los enfermos 
Dos años más tarde, se desató en Normandía una violenta epidemia de peste, y Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: "La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida". El P. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento. 

Predicador ungido 
Pasó los diez años siguientes en la prédica de misiones al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado. En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares en su forma actual. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros. En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que, según él, "el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que caza los pájaros". Mons. Le Camus, amigo de San Francisco de Sales, dijo refiriéndose al P. Eudes: "Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las gentes como este buen padre". San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones. 

Confesor: Las gentes decían de él: "En la predicación es un león, y en la confesión un cordero". 

Las mujeres atrapadas en mala vida 
Una de las experiencias que adquirió durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil. Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy, una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas, dijo un día al santo: "Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano". 

Estas palabras produjeron profunda impresión en San Juan Eudes, quien alquiló en 1671, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra necesitaba la atención de religiosas, el santo la ofreció a las visitandinas, quienes se apresuraron a aceptarla. 

Formación del clero 
San Juan Eudes se dio cuenta de que para que el pueblo sea ferviente y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde los jóvenes recibieran muy esmerada preparación. Por eso se propuso fundar seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente preparados para su sagrado ministerio. 

Después de mucho orar, reflexionar y consultar, San Juan Eudes abandonó la congregación del oratorio en 1643. La experiencia le enseñó que el clero necesitaba reformarse antes que los fieles y que la congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación de seminarios. El P. Condren, que había sido nombrado superior general, estaba de acuerdo con el santo; pero su su- 
cesor, el P. Bourgoing, se negó a aprobar el proyecto de la fundación de un seminario en Caén. 

Entonces el P. Eudes decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos, cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación de un clero parroquial celoso. La nueva asociación quedó fundada el día de la Anunciación de 1643, en Caén, con el nombre de "Congregación de Jesús y María". Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus cinco primeros  compañeros se consagraron a "la Santísima Trinidad, que es el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio". El distintivo de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los hombres. 

La congregación encontró gran oposición, sobre todo por parte de los jansenistas y de los padres del oratorio. En 1646, el P. Eudes envió a Roma al P. Manoury para que recabase la aprobación pontificia para la congregación, pero la oposición era tan fuerte, que la empresa fracasó. 

En 1650, el obispo de Coutances pidió a San Juan que fundase un seminario en dicha ciudad. El año siguiente, M. Oliver, que consideraba al santo como "la maravilla de su época", Ie invitó a predicar una misión de diez semanas en la iglesia de, San Sulpicio de París. Mientras se hallaba en esa misión, el P. Eudes recibió la noticia de que el obispo de Bayeux acababa de aprobar la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caén. En 1653, San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouen en 1659. ¡En seguida, el santo se dirigió a Roma a tratar de conseguir la aprobación pontificia para su congregación; pero los santos no siempre tienen éxito, y San Juan Eudes fracasó en Roma. 

Un año después, una bula de Alejandro VII aprobó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el coronamiento de la obra que el P. Eudes y Magdalena Larny habían emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas. San Juan siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes. 

Al afro siguiente, publicó un libro titulado "La Devoción al Adorable Corazón de Jesús". Ya antes, el santo había instituido en su congregación una fiesta del Santísimo Corazón de María. En su libro incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado Corazón de Jesús. El 31 de agosto de 1670, se celebró por primera vez dicha fiesta en la capilla del seminario de Rennes y pronto se extendió a otras diócesis. Así pues, aunque San Juan Eudes no haya sido el primer apóstol de la devoción al Sagrado Corazón en su forma actual, fue sin embargo él "quien introdujo el culto del Sagrado Corazón de Jesús y del Santo Corazón de María"´, como lo dijo León XIII en 1903. El decreto de beatificación añadía: "El fue el primero que, por divina inspiración les tributó un culto litúrgico." 

Clemente X publicó seis breves por los que concedía indulgencias a las cofradías de los Sagrados Corazones de Jesús y María, instituidas en los seminarios de San Juan Eudes. 

Durante los últimos años de su vida, el santo escribió su tratado sobre "el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios"; trabajó en la obra mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la que predicó en Sain-Lö, en 1675, en plena plaza pública, con un frío glacial. La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa. 

Su muerte ocurrió el 19 de agosto de 1680. 

IMÁGENES DE SAN JUAN EUDES - 19 DE AGOSTO















CÓMO SE TRANSMITE EL ÉBOLA - INFORMACIÓN


EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 18 DE AGOSTO DEL 2014

Autor: José Fernández de Mesa | Fuente: Catholic.net
El joven rico
Mateo 19, 16-22. Tiempo Ordinario. Nuestra vida no siempre es una respuesta generosa a lo que Dios nos pide.
 
El joven rico
Del santo Evangelio según san Mateo 19, 16-22


En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Él le preguntó: ¿Cuáles? Jesús le contestó: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama al prójimo como a ti mismo". El muchacho le dijo: Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta? Jesús le contestó: Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo. Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

Oración introductoria

Señor, me acercó a Ti como el ese joven que se creía muy bueno. Quiero confirmar qué he de hacer para ganar la vida eterna, qué tengo que cambiar, qué tengo que hacer… Dame la gracia de saber escucharte y tener el valor de ser desprendido de los bienes materiales, pero sobre todo, de mí mismo, para poder entregarme a tu amor y vivir la caridad.

Petición

Jesús, no permitas nunca que me convierta en otro triste «joven rico».

Meditación del Papa Francisco

Las riquezas son un impedimento, que no hacen fácil el camino hacia el Reino de Dios. Además, cada uno de nosotros tiene sus riquezas, todo el mundo. Siempre hay una riqueza que nos impide caminar cerca de Jesús.
Todos debemos hacer un examen de conciencia sobre las que son nuestras riquezas, porque nos impiden acercarnos a Jesús en el camino de la vida. La cultura del bienestar, que nos hace poco valientes, nos hace perezosos, incluso nos vuelve egoístas. El bienestar nos adormece, es una anestesia.
"No, no, no más de un hijo, porque no podemos tomar vacaciones, no podemos ir a tal sitio, no podemos comprar la casa”. Es bueno seguir al Señor, pero hasta cierto punto. Esto es lo que hace el bienestar: todos sabemos bien cómo es el bienestar, pero este nos lleva hacia abajo, nos quita el coraje, aquel coraje fuerte para caminar cerca de Jesús. Esta es la primera riqueza de nuestra cultura actual, la cultura del bienestar.(Cf. S.S. Francisco, 28 de mayo de 2013, homilía en Santa Marta).

Reflexión

También decía Cristo que: "Los publicanos y las prostitutas llegan antes que vosotros al Reino de Dios" (Mt 21, 31). Es una sentencia escandalosa no sólo para aquella época en la que Jesús vivía. Hoy también debemos sentir su "escozor" cuando quienes nos sentimos cristianos vemos que nuestra vida no siempre es una respuesta generosa a lo que Dios nos pide.

Si bien esta persona tenía el mérito de buscar la vida eterna, de ser un cumplidor de los mandamientos, quizás le faltó concretar ese amor y esa búsqueda de Dios. Porque vivir en plenitud la fe en Jesucristo es querer y saber decir "Sí". La generosidad, la esperanza y sobre todo el amor nos mueven a ello. La coherencia cristiana nos obligará a dejar las cosas superfluas, costumbres o situaciones humanamente más cómodas por elegir bienes mayores.

Pero todo esto no supone tristeza cuando se abraza por amor la voluntad de Dios. La dificultad se suple con la asistencia de la gracia y del Espíritu Santo. Ellos nos "modelan" y nos infunden la fuerza y la luz necesarias para no errar el camino. Confiar más en ellos es una de las claves para escuchar la insistente voz de Jesús que nos llama a aceptar sus retos.

Propósito

Para estar hoy presente con las personas que me rodean, renunciar a tener mi teléfono celular conmigo todo el día. Y cuando vaya a hacer oración, siempre dejarlo donde no me interrumpa.

Diálogo con Cristo

Señor, ¿realmente quiero saber qué más puedo hacer? Tú me conoces, sabes que soy débil y que rehúyo o me excuso con facilidad del sacrificio, de la renuncia. Por eso te suplico, dame tu gracia para corresponderte, ayúdame a amarte sobre todas las cosas. Sé que estoy apegando a tantas cosas que fácilmente te olvido. Ayúdame a descubrir que de nada sirve tener o hacer muchas cosas, si no estás Tú, si no es tu voluntad. 

UNA FAMILIA AFORTUNADA


Una familia afortunada

Una vez, un padre de una familia acaudalada que vivía en un muy confortable departamento de una gran ciudad, llevó a su hijo de viaje por el campo, con el firme propósito de que viera cuán pobre y necesitada era la gente del campo, a fin de que comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos.

Así, estuvieron por espacio de un día y una noche completos en la granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje y de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo: ¿Qué te pareció el viaje?
¡ Muy lindo papá !
¿Viste que tan pobre y necesitada puede ser la gente?
¡ Si  -
¿Y, qué aprendiste?
Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro.
Nosotros tenemos una piscina de 25 metros, ellos tienen un río que no tiene fin.
Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, pero ellos tienen las estrellas.
Nuestro patio llega hasta el barde de la casa, el de ellos tiene todo el horizonte.
Especialmente papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. 
Vos y mi mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo y rara es la que vez conversan conmigo, o conversamos los tres.

Al terminar el relato, el padre se quedó mudo... mientras su hijo agregaba:
¡¡ Gracias papá, por enseñarme lo rico que podríamos llegar a ser !!

UNA SONRISA TRAS LA TAPIA - SONRIE, DIOS TE AMA


Una sonrisa tras la tapia


Visitando una leprosería en una isla del Pacífico me sorprendió que, entre tantos rostros muertos y apagados, hubiera alguien que había conservado unos ojos claros y luminosos que aún sabían sonreír y que siempre decía «gracias» cuando le ofrecían algo.
Entre tantos «cadáveres» ambulantes, sólo aquel hombre se conservaba humano.

Cuando pregunté qué era lo que mantenía a este pobre leproso tan unido a la vida, me dijeron lo observara por las mañanas.
Y vi que, apenas amanecía, aquel hombre acudía al patio que rodeaba la leprosería y se sentaba enfrente del alto muro de cemento que  la rodeaba.
Y allí esperaba... esperaba... hasta que, a media mañana, tras el muro, aparecía durante unos cuantos segundos otro rostro, una bella mujer que se paraba al frente y le sonreía con una hermosa y amplia sonrisa.

Entonces el hombre comulgaba con esa sonrisa y sonreía él también. Luego la mujer desaparecía y el hombre, iluminado, tenía ya alimento para seguir soportando una nueva jornada y para esperar a que, al día siguiente, regresara el rostro sonriente. Era su mujer.

Cuando lo arrancaron de su pueblo y lo trasladaron a la leprosería, la mujer lo siguió, y se instaló a vivir en el pueblo más cercano a la leprosería. Y todos los días acudía para continuar expresándole su amor.

«Al verla cada día - me dijo el enfermo - sé que todavía vivo.»

Muchos viven gracias a tu sonrisa, a tus palabras, a tu esperanza, a las migas de cariño que les puedas dar. No bajes los brazos. No dejes de sonreír y de tratar bien a los demás.

domingo, 17 de agosto de 2014

LA BENDICIÓN DE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARETH


YO CREO EN LOS MILAGROS


Autor: Marcelino de Andrés | Fuente: Catholic.net
Yo creo en los milagros
Podemos estar rodeados de verdaderos milagros pero no nos damos ni cuenta de la mayoría de ellos...

Yo creo en los milagros


No sé cuántos de mis lectores crean aún en los milagros. Espero que sean la mayoría. Aún recuerdo la definición que me dieron de milagro cuando comenzaba a estudiar Teología: milagro es un prodigio religioso (espacio-temporal-visible) que expresa en el orden cósmico una especial intervención gratuita de la potencia y del amor de Dios, que dirige a los hombres un signo de la presencia ininterrumpida en el mundo de su palabra de salvación. Antes de conocer esa definición yo ya creía en los milagros; y después de conocerla, creo más aún y estoy seguro de que se dan muchos más de los suele pensarse o imaginarse. 

Lo normal cuando se habla de milagros, es que le vengan a uno a la mente hechos como el que un ciego recupere la vista, o un leproso quede limpio de su mal, o un muerto resucite. Pero entiendo que restringir sólo a ese tipo de acontecimientos las intervenciones gratuitas de Dios y los signos de su presencia, de su potencia y de su amor, sería algo injusto. Porque Dios no para de enviar a los hombres signos de su permanencia en el mundo y entre nosotros. Sí, también hoy Dios sigue obrando innumerables prodigios. Lo que ocurre es que no nos damos ni cuenta de la mayoría de ellos. Podemos estar (y de hecho lo estamos muchas veces) rodeados de verdaderos milagros sin percatarnos de ello. 

De vez en cuando los periódicos y los medios de comunicación nos dan la agradable sorpresa de hacerse eco de algunos de estos prodigios. Suele tratarse de hechos extraordinarios, inesperados, sensacionales. De esos que tanto ansían encontrar los periodistas, pero que, curiosamente, rara vez se atreverán a llamar milagros. 

No hace mucho, aquí en Italia, uno de los principales diarios del país recogía la noticia de que una rica señora, dueña de varios hoteles y grandes propiedades en Roma, había entrado a la edad de 61 años en el convento de las carmelitas en Belén (Tierra Santa). Y en otro periódico, esta vez de España, contaban cómo no era cosa de todos los días que un Oficial de la Marina Mercante, Inspector Jefe del Cuerpo Superior de Policía, juez por oposición, doctor en Derecho Civil y en Derecho Canónico, profesor de la Universidad Pontificia Comillas, Magistrado especialista del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y licenciado en Estudios Eclesiásticos, haya sido ordenado sacerdote. 

No, ciertamente no parece que ninguno de esos dos acontecimientos sea cosa de todos los días. Pero los protagonistas de ambos son sólo una mínima parte de los miles y miles de hombres y mujeres que en el mundo hoy día siguen cada año dejándolo todo para consagrarse a Dios en el sacerdocio o en la vida religiosa. Son sólo dos de los muchos brotes producidos por esa copiosa lluvia de intervenciones de Dios que con su potencia y amor continúa refrescando el barro partido de nuestro planeta, haciendo despuntar en él montones de almas que se entregan totalmente a su servicio y al de los demás. Y es indudable que cada una de ellas es un verdadero prodigio del amor de Dios, único capaz de arrancar tanto amor y de tantas almas que por Él son capaces de todo. Cada una es un auténtico signo visible de la presencia de Dios en este mundo que da la fuerte impresión de querer prescindir tanto de Él. 

Creo que nunca dejaré de maravillarme lo suficiente ante la generosidad de quien encontrándose con Cristo y mirándole a los ojos, se deja conquistar por su amor y se le rinde. Eso para mí es y será siempre un milagro. No importa que ese alguien haya sido rico o pobre, letrado o ignorante, famoso o desconocido. Cada vez que en la tierra se repite ese misterio de llamada y respuesta, ese intercambio de amor entre Dios y el hombre, vuelvo a experimentar la necesidad de proclamar convencido que yo creo en los milagros. 

PENSAMIENTO DE PADRE ALBERTO HURTADO


PADRE ALBERTO HURTADO CRUCHAGA, SACERDOTE JESUITA CHILENO, 18 DE AGOSTO


Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant 
Padre Alberto Hurtado Cruchaga
Fundador del HOGAR DE CRISTO, 18 de agosto
Sacerdote Jesuita Chileno


Martirologio Romano: En Santiago de Chile, beato Alberto Hurtado Cruchaga, presbítero de la Compañía de Jesús, que fundó una obra para que los pobres que carecen de techo y los vagabundos, sobre todo niños, pudieran encontrar un verdadero y familiar hogar (1952).


UN SANTO DE NUESTRO TIEMPO

Muchos artículos escribió el Padre Alberto Hurtado, grande fue y es su obra, su trabajo fue tan impresionante como su legado, pues lo que dejó y transmitió a sus sucesores y a su pueblo, es una tarea de amor total, es así como me es difícil tomar una decisión sobre que escrito mostrar para hacer ver como pensó este santo de nuestro tiempo, porque cada cosa que leo, artículos, pensamientos, cada hecho o suceso, cada instante de su vida y obra, es camino de santidad.

En uno de sus tantos artículos escribió: “Sería peligroso sin embargo, bajo el pretexto de guardar contacto con Dios, refugiarnos en una pereza soñolienta, en una quietud inactiva. Entra en el plan de Dios el ser estrujado... La caridad nos urge de tal manera que no podemos rechazar el trabajo; consolar un triste, ayudar un pobre, un enfermo que visitar, un favor que agradecer, una conferencia que dar; dar un aviso, hacer una diligencia, escribir un artículo, organizar una obra, y todo esto añadido a las ocupaciones de cada día, a los deberes cotidianos. Si alguien ha comenzado a vivir para Dios en abnegación y amor a los demás, todas las miserias se darán cita en su puerta. Si alguien ha tenido éxito en el apostolado, las ocasiones de apostolado se multiplicarán para él. Si alguien ha llevado bien las responsabilidades ordinarias, ha de estar preparado para aceptar las mayores. Así nuestra vida y el celo por la gloria de Dios nos echan a una marcha rápidamente acelerada, que nos desgasta, sobre todo porque no nos da el tiempo para reparar nuestras fuerzas físicas o espirituales... y un día llega en que la máquina se para o se rompe. ¡Y donde nosotros creíamos ser indispensables se pone otro en nuestro lugar!”

“Con todo esto, ¿podríamos rehusar? ¿No era el amor de Cristo la que nos urgía? y darse a los hermanos ¿no es acaso darse a Cristo?”

“Mientras más amor hay, más se sufre: el deseo de hacer el bien, siempre el bien, de socorrer a los desgraciados, de siempre enseñar y siempre adaptar la verdad eterna, todo esto no se puede realizar sino en ínfima medida. Aun rehusándonos mil ofrecimientos, imponiéndose una línea de frecuentes rechazos, queda uno desbordado y no nos queda el tiempo de encontrarnos a nosotros mismos y de encontrar a Dios. Doloroso conflicto de una doble búsqueda: la del plan de Dios que hemos de realizar en nuestros hermanos y la búsqueda del mismo Dios que deseamos contemplar y amar; conflicto doloroso que no puede resolverse sino en el amor que es indivisible.”


BIOGRAFIA

Valparaíso, es la segunda provincia en importancia de mi país, esta larga y angosta faja de más de 5.000 kilómetros, que nace por el oriente al pie de la cordillera de los Andes, la que en muchos lugares llega hasta el mismo mar, Océano Pacifico, dejando algunos valles entre mar y cordillera. Junto al mar, en la misma ciudad donde nací, Viña del Mar, pero 49 años antes, nace Alberto Hurtado Cruchaga nació el 22 de enero de 1901, hijo de Ana y Alberto, luego hermano también de Miguel, otro de los hijo del matrimonio. 

El padre de Alberto murió cuatro años después que el hubo nacido, se dice que por asuntos económicos, luego su madre vendió las propiedades familiares y emigró a Santiago, la capital donde vivió como allegada, el espíritu solidario de su familia y su madre fue una característica que llego a marcar y formar a Alberto "Las manos juntas para orar, pero abiertas para dar", quien de nacer en un hogar acomodado, hace luego una infancia que lo acerca a la vida humilde y a la pobreza.

Así fue, como a los ocho años de edad, Alberto ingresa a estudiar en el colegio San Ignacio de Santiago como alumno becado, donde se destaca por cumplir con sus obligaciones, reflejado en sus calificaciones, su natural inclinación por hacer el bien, su incondicional entrega a sus compañeros y amigos, sin dejar de ser un muchacho muy alegre y juguetón, lo que atrae con admiración a sus compañero de curso y sus maestros.

Por ser una escuela católica el Colegio San Ignacio, Alberto recibió una educación sólida y reforzada en la fe, es así como con tan sólo 15 años él manifestó sus inquietudes por ingresar a la Compañía de Jesús, siendo motivado a completar previamente su Bachillerato, del que egresó con el premio en Apologética y mención honrosa en todas las materias posteriormente, ya en 1918, ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad Católica.

Por el año 1920, el país sufría algunas crisis laborales en el área minera, principal fuente de riqueza hasta el día de hoy, como así mismo la más importante fuente laboral, y no habiendo otros recursos de trabajos Santiago, la capital, recibía gran cantidad de emigrantes que quedaban marginados en la pobreza, habitando en miserables albergues. En esa realidad, Alberto, quien se destacaba por su espíritu solidario, siendo estudiante , luego de las clases universitarias, visitaba asiduamente a los trabajadores desamparados a fin de ofrecer su apoyo moral y espiritual, esta tarea la hacia motivando a otros amigos para que lo acompañaran.

No descanses mientras haya un dolor que mitigar, era un bello lema del Joven Alberto, quien desde temprana edad adolescente fue inquieto luchador por los más necesitados. Su labor inicial la hizo apoyada desde el Patronato de Andacollo, ubicado en un sector marginal de Santiago, barrio de Mapocho. Allí su acción y su entrega a favor de lucha contra la miseria, le permitió ejercer una loable actividad, motivando su apostolado de carácter social.

Alberto siente un natural impulso de aliviar el dolor de los demás, es así como este Joven de profunda espiritualidad, y de gran servicio a su prójimo, comienza a manifestar una bella actitud solidaria y samaritana en los pobres y sufridos hombres, abandonados a su suerte experimentando una espiritualidad muy profunda y de gran servicio. Es así, como en una ciudad fría, de cemento, inclemente, con una sociedad donde la aristocracia no se la juega por los pobres, y con grandes problemas de cesantía, Alberto, con un gesto valiente, solidario, inspirado en el amor de Cristo, su amigo y líder, vuelca todo su amor y muestra su adhesión y presta su apoyo a una causa ajena, en situaciones difíciles, llevando palabras de aliento y el mensaje de la Iglesia en cada albergue que visita.

El ejemplar comportamiento de vida y el respeto por la vida institucional de Alberto, se muestra también en el cumplimiento de su deber patriótico, y lo hace ingresado a cumplir con sus obligaciones militares como cualquier estudiante responsable en este deber.

Del mismo modo el vio la necesidad de no dejar de participar en los debates contingentes de la época en asuntos sociales a través de las organizaciones estudiantiles.

Dentro de toda su actividad, Alberto no descuida la oración, no deja de lado el ejercicio espiritual, participa en retiros, lo que indica que su buena enseñanza católica del Colegio san Ignacio, su buena educación en la familia, su grupo de amigos, es y sigue siendo algo muy importante en su fe cristiana, adoptando como forma de vida, las enseñanzas de Cristo y su incondicional amor por El, algo que refleja en sus actitud permanente con su prójimo y consigo mismo.

De esta manera, con esta actitud solidaria y comprometida con Cristo y sin entrar aún a la Compañía de Jesús, Alberto Hurtado concluye sus estudios de Derecho, con distinción unánime en la Universidad Católica de Chile.

Pero no era su carrera como abogado lo que el deseaba en su corazón, y es así como el 14 de agosto de 1923, ingresa a la Compañía de Jesús, con sus estudios en el Noviciado de Chillán, distante a poco mas de 400 Km. de su casa al sur de Chile, en ese lugar estaría dos años, después viaja a Argentina, ciudad de Córdoba, lugar donde continua con su etapa inicial preparatoria. En su caminar continua trasladándose por el año 1927 al Colegio Máximo de Sarriá de Barcelona, en España, hasta el año 1931, para cursar por tres años filosofía y teología y a continuación como consecuencia de la realidad política española de la época con la instauración de la República, se ve obligado a viajar a Bélgica, donde continua estudiando en la Universidad de Lovaina, allí cursa otras materia relacionadas con la pedagogía y psicología.

Por que así Dios lo quiso, así fue en el Plan de Vida de Alberto, es ordenado sacerdote en Lovaina, el 24 de agosto de 1933, luego continuando con su brillante formación recibe el grado de doctor en Pedagogía de la Universidad de Lovaina, finalizando su etapa de estudios jesuitas.

Así es, como en una de sus cartas escrita en le año 1933, refleja su inmensa alegría de ser sacerdote, expresándose así "¡Ya me tiene de sacerdote del Señor! Bien comprenderá mi felicidad y con toda sinceridad puedo decirte que soy plenamente feliz”, luego, tres años mas tarde, regresa a su país natal que es Chile a ejercer su tarea encomendada divinamente. Sus primeras tareas, como educador y formador, la hace impartiendo clase en la misma escuela que lo formó, el Colegio san Ignacio, en la misma Universidad Católica de Chile y en el Seminario Pontificio Mayor.

Sin embargo, el país no había experimentado grandes cambios y los problemas sociales continuaban, como país subdesarrollado, pobre, marginal, clasista y racista, donde los que tenía buena situación económica se autoproclamaban aristócratas, formando una clase separatista en categoría Alta, que se mostraba indiferente a los afligido. En esa realidad, el Padre Alberto Hurtado, siente la enorme necesidad de acudir a los desamparados, viendo en cada pobre el rostro sufriente de Jesús.

Pero como el Plan de Dios en los hombres ha de cumplirse, en el año 1937, la gran formadora de este Jesuita, doña Ana Cruchaga, madre de Alberto, se encamina al encuentro con el Señor, cuando ella muere, Alberto estaba en esos momento en sus Ejercicios Espirituales, y a pesar del dolor por la partida de su madre, se siente reconfortado porque su convicción de la vida eterna en la manos de Dios es dueña de su corazón.

El Padre Alberto, hombre de gran carisma, atrae a personas de toda edad, es feliz trabajando con los jóvenes, es feliz oyendo a cada necesitado, y con mucho entusiasmo invita a enloquecerse por Cristo, lo que el llamada con alegría motivadora el "chiflarse" por Cristo.

Entonces observando y sintiendo la triste realidad social del país, se empeña en llevar a cada rincón del territorio una palabra de aliento y esperanza, es así, como en este ambiente el ve la necesidad permanente de la Iglesia de aumentar las vocaciones sacerdotales, entonces esta la oportunidad de captar nuevos servidores y los exhorta a seguir el bello camino del servicio, con su ejemplo de vida la motivación siempre estaba en buenas manos. Es así como impartió Ejercicios Espirituales y dirigió espiritualmente a un grupo de jóvenes, que mas tarde dio como resultado a buenos hombres de fe y servicio social.

Por el año 1941, es nombrado asesor de la Juventud de la Acción Católica, que a partir de ese instante y a través de su conducción, el movimiento cobra gran auge, debiendo viajar constantemente por distintos lugares del país. El además se caracteriza por ser buen escritor, excelente crítico social, buen observador de las cosas cotidianas, buen analista de la realidad social de país, todo inspirado en su gran amor a Cristo, su irrenunciable fe, su amor al prójimo, su espíritu de servicio, su gran preocupación por la comunidad y principalmente los pobres.

El Padre Hurtado, conciente de lo que llamaba la “injusticia social trae más males que los que puede reparar la caridad", se transforma en un buen obrero luchador por la transformación de una sociedad más justa, las tristes y pobres condiciones en las cuales viven los marginados socialmente en chile, la situación de los obreros, le causa un gran dolor, y una gran motivación para dedicarse a ellos, es tan vehemente, que busca, piensa y expresa todo los que puede ser de ayuda a los sufridos trabajadores, bajo el único concepto de justicia y amor que habita en su corazón, que es el espíritu de Cristo. Es así como él se hace presente en muchos sectores laborales, pala en mano se hace presente en las minas salitreras o de carbón en Chile.

En su incansable preocupación por los asuntos sociales, este notable solidario con sus hermanos, viaja a otros lugares como Paris en busca de elementos de juicio que aporten a su causa, llega a entrevistarse hasta con el Papa S.S.Pío XII, en Roma, a quien expone y presenta la realidad religiosa, social y política de su país Chile, haciéndole notar temas tan urgentes como llevar la doctrina social de la Iglesia al mundo sindical y hacer presente el espíritu cristiano en los trabajadores. También pasa por Bélgica, donde se ordeno sacerdote, para estudiar la liga de los campesinos católicos y los sindicatos cristianos. 

En el año 1944 se involucra en lo que sería su proyecto más importante y de gran reconocimiento hoy en todo el País. Este comienza en una noche fría y lluviosa en una fecha que no es tradicional para la estación primaveral, en el mes de octubre, cuando es interceptado por un hombre de condición económica pobre que le solicita ayuda porque no tiene un lugar en donde dormir. Alberto con su gran corazón, se estremece, al verlo, desamparado y enfermo, y ve en aquel hombre pobre al mismo Cristo desolado.

Absolutamente conmovido, mas tarde cuenta su experiencia a un grupo de señoras de la congregación del Apostolado Popular que se encontraba en un retiro, con una gran respuesta, porque ellas también se conmovieron y sintieron el llamado de Cristo y decidieron entregar sus joyas y bienes que tenían a mano para dar impulso a una gran obra de caridad, así el 21 de diciembre de ese mismo año, el Padre Alberto Hurtado coloca la primera piedra del Hogar de Cristo.

El Hogar de Cristo es una de las obras de caridad mas grande y talvez la de mayor reconocimiento en el país, en ella el chileno expresa su solidaridad, en ella se refugian los pobres de Chile, en ella encuentran paz, descanso, comida y la presencia espiritual del Padre Alberto Hurtado. Esta obra surge de la espiritualidad del Padre Alberto, y de su gran concepto de lo que es ser solidario en Cristo, viéndolo a El en el rostro del desolado, el desamparado, el marginado y el hambriento hombre en busca de refugio.

“Dar al que lo necesita hasta que duela”, es una expresión acuñada en el corazón de muchos chilenos por el Padre Alberto Hurtado. También fue la invitación que ha sido acogida por sacerdotes y laicos que han estado dispuestos a trabajar por los más pobres, en un hogar que mucho amor, respeto y consideración se respira un aroma de autentica caridad para niños, adulto y ancianos, enfermos y sanos, chicos vagabundos, que habían hecho su hogar junto al Río, debajo de un puente, en una humilde choza de cartón, quienes en principio fueron recogidos por una típica camioneta de los años cincuenta que aún se conserva en excelentes condiciones.

Pero también, preocupado por la suerte del obrero chileno y sus paupérrimas condiciones, el Padre Alberto, se introdujo en el mundo del trabajo creando además la Acción Sindical y Económica Chilena (ASICH) en 1947, ocupando el cargo de Capellán. Allí en la (ASICH), formó dirigentes cristianos y organizó los servicios jurídicos y sociales para defender sus derechos. Cabe destacar el reconocimiento y la afiliación de esta organización a la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos e integrada a organismos internacionales como la ONU, UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo.

También es el creador de la revista Mensaje, que público su primer número en octubre de 1951, revista con la cual se hicieron presente los valores de solidaridad, el servicio, la justicia social, y el Evangelio.

Así fue, como el 18 de agosto de 1952, a los cincuenta y dos años de edad, y estando enfermo de cáncer, fue llamado por Dios, del cual tenemos la convicción total, que fue recibido amorosamente, como uno de sus predilectos hijos, que se entregó por entero a vivir y trabajar en el espíritu del amor de Cristo como uno mas de sus apóstoles.

El Padre Alberto Hurtado Cruchaga, fue beatificado en Roma en 1994 y es el segundo de los chilenos, después de la carmelita Teresita de los Andes, y muy pronto también la joven Laurita Vicuña, que tiene un puesto de honor junto a todos los santos de Dios. Canonizado el 23 de octubre de 2005, por el Santo Padre, Papa Benedicto XVI.

EL PAPA FRANCISCO FINALIZA EL VIAJE A COREA CON MISA POR LA PAZ Y LA RECONCILIACIÓN



El Papa finaliza el viaje a Corea con una misa por la paz y la reconciliación

En la homilía, el Santo Padre señala que Dios les pide, como cristianos y como coreanos, rechazar una mentalidad fundada en la sospecha, en la confrontación y la rivalidad

Ciudad del Vaticano, 18 de agosto de 2014 (Zenit.org) 


Francisco finaliza su viaje a Corea con una celebración muy especial: la misa por la reconciliación en Corea. Al iniciar este viaje, el Santo Padre se lo dijo a los jóvenes, no hay dos Coreas, solo hay una, pero está dividida. Y por esta división, se ha rezado en la eucaristía celebrada esta mañana en la Catedral de Myeong-dong, dedicada a la Inmaculada Concepción, en Seúl. Han concelebrado todos los obispos coreanos. Además, ha estado presente la Presidenta de la República de Corea, Park Geun-hye. Y en los alrededores de la Catedral, han seguido la celebración numerosos fieles, bajo la lluvia. Esta mañana, el Papa ha pedido "que los seguidores de Cristo en Corea preparen el alba de ese nuevo día, en el que esta tierra de la mañana tranquila disfrutará de las más ricas bendiciones divinas de armonía y de paz".


Antes de comenzar la celebración eucarística, el Papa ha saludado a siete "mujeres confort", esclavas sexuales de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.  

Al iniciar la homilía, el Santo Padre ha dado las gracias a Dios "por las abundantes bendiciones que ha concedido a este querido país y, de manera especial, a la Iglesia en Corea". Además, ha hablado de la participación de tantos jóvenes peregrinos, provenientes de toda Asia, con los que ha tenido ocasión de encontrarse. De ellos ha afirmado que "su amor por Jesús y su entusiasmo por la propagación del Reino son un modelo a seguir para todos".

El Papa ha recordado que "la Misa de hoy es sobre todo y principalmente una oración por la reconciliación en esta familia coreana". Así, ha afirmado que "el don divino de la reconciliación, de la unidad y de la paz está íntimamente relacionado con la gracia de la conversión, una transformación del corazón que puede cambiar el curso de nuestra vida y de nuestra historia, como personas y como pueblo". Francisco ha hecho referencia a la experiencia histórica del pueblo coreano, "una experiencia de división y de conflicto, que dura más de sesenta años". Por esta razón ha subrayado que la urgente invitación de Dios a la conversión "pide también a los seguidores de Cristo en Corea que revisen cómo es su contribución a la construcción de una sociedad justa y humana". Y ha añadido que el Señor, "pide a todos ustedes que se pregunten hasta qué punto, individual y comunitariamente, dan testimonio de un compromiso evangélico en favor de los más desfavorecidos, los marginados, cuantos carecen de trabajo o no participan de la prosperidad de la mayoría". Del mismo modo, "les pide, como cristianos y como coreanos, rechazar con firmeza una mentalidad fundada en la sospecha, en la confrontación y la rivalidad, y promover, en cambio, una cultura modelada por las enseñanzas del Evangelio y los más nobles valores tradicionales del pueblo coreano", ha subrayado.

Haciendo referencia al Evangelio -cuando Pedro le pregunta a Jesús cuántas veces hay que perdonar al hermano que nos ofende- el Pontífice ha señalado que "Jesús nos pide que creamos que el perdón es la puerta que conduce a la reconciliación". Asimismo ha explicado que "diciéndonos que perdonemos a nuestros hermanos sin reservas, nos pide algo totalmente radical, pero también nos da la gracia para hacerlo". Es más, ha agregado, "lo que desde un punto de vista humano parece imposible, irrealizable y, quizás, hasta inaceptable, Jesús lo hace posible y fructífero mediante la fuerza infinita de su cruz". La cruz de Cristo  - ha continuado- revela el poder de Dios que supera toda división, sana cualquier herida y restablece los lazos originarios del amor fraterno.

Por esta razón, el Santo Padre ha indicado cuál es el mensaje que deja como conclusión del su viaje a Corea: "tengan confianza en la fuerza de la cruz de Cristo". El Papa ha pedido a los coreanos que "den un testimonio convincente del mensaje reconciliador de Cristo en sus casas, en sus comunidades y en todos los ámbitos de la vida nacional".

Por otro lado, el Santo Padre ha invitado a rezar "para que surjan nuevas oportunidades de diálogo, de encuentro, para que se superen las diferencias" así como para que "se preste asistencia humanitaria a cuantos pasan necesidad", y para que "se extienda cada vez más la convicción de que todos los coreanos son hermanos y hermanas, miembros de una única familia, de un solo pueblo".

Al finalizar la homilía, el Papa ha dado las gracias a la presidenta, y a todos los que han contribuido a hacer posible esta visita. Especialmente, ha expresado su reconocimiento "a los sacerdotes coreanos, que trabajan cada día al servicio del Evangelio y de la edificación del Pueblo de Dios en la fe, la esperanza y la caridad". Y a ellos les ha pedido que "sigan creando vínculos de respeto, confianza y armoniosa colaboración en sus parroquias, entre ustedes y con sus obispos".

En las peticiones, el Santo Padre ha pedido por el cardenal Fernando Filoni, "que por el Papa al pueblo que sufre en Irak, para ayudar a los perseguidos, a los despojados, a todas las minorías religiosas que sufren en esa tierra, para que el Señor esté cerca en su misión".

(18 de agosto de 2014) © Innovative Media Inc.
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