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domingo, 8 de mayo de 2016

ESTE FUE EL SALUDO DEL PAPA FRANCISCO POR EL DÍA DE LA MADRE


Este fue el saludo del Papa Francisco por el Día de la Madre



(ACI).- Desde el balcón del estudio del Palacio Pontificio del Vaticano, después de presidir el Regina Coeli, el Papa Francisco tuvo un recuerdo muy especial hacia las madres de todo el mundo en ocasión del Día de la Madre que se celebra en muchos países.

"Hoy en muchos países se celebra la fiesta de la madre. Recordamos con gratitud y afecto a todas las madres, -aquellas que están hoy en la Plaza, nuestras madres, aquellas que están con nosotros y aquellas que ya han ido al cielo- confiándolas a María, la madre de Jesús. Y juntos, para todas las madres, recemos el Ave María…”, pidió  Francisco a los miles de fieles que abarrotaban la Plaza de San Pedro.

DÍA DE LA MADRE: UNA ORACIÓN PARA LAS MAMÁS QUE PARTIERON AL CIELO


Día de la madre: una oración para las mamás
 que partieron al cielo



 (ACI).- Muchos países del mundo celebran hoy, segundo domingo de mayo, el día de la madre; sin embargo, son muchos quienes ya no la tienen a su lado, pues ya partieron a la Casa del Padre. Para ellas, las mamás que se encuentran en el cielo gozando de la Gloria de Dios, les compartimos la siguiente oración:


Continuamente te rezamos, Señor, por nuestra madre.
La recordamos con paz y con amor ante Ti,
seguros de que ella vive,
como estamos seguros de que vives Tú
y de que tu amor dura para siempre.
La recordamos cuando estaba entre nosotros...
A veces, nos parece sentir el calor y el sosiego
de su presencia protectora
como cuando vivía aquí,
mucho más para nosotros que para sí misma.
Dale, Señor, tu amor, dale tu vida. Dale tu paz.
Tenla muy cerca de Ti.
Sea feliz y ruegue ante Ti por nosotros.
Ayúdanos a vivir lo que ella nos enseño,
más con amor que con palabras.
A rezarte como ella, a quererte como ella,
a hacer de Ti y de los demás, igual que ella,
el sentido de nuestra vida.
Y si por descuido o por debilidad en algo te faltó,
perdónala, Tú que sabes lo que es ser Padre y Madre
y conoces como nadie el amor y el perdón
sin medida ni límites...
Perdónale sus faltas por lo mucho que amó a todos.
Gracias, Señor, por esta oración que nos llena de paz
en el recuerdo de nuestra madre.
Amén.

FELIZ DÍA DE LA MADRE!!!


sábado, 7 de mayo de 2016

DÍA DE LA MADRE: DIEZ MAMÁS CATÓLICAS QUE ALCANZARON LA SANTIDAD


Día de la madre: 10 mamás católicas que alcanzaron la santidad
Por María Ximena Rondón


 (ACI).- Con motivo de la celebración del Día de la Madre, ACI Prensa presenta una lista de diez madres que llegaron a la santidad. Mujeres que son ejemplo para las madres católicas de hoy, que muestran que en la vida cotidiana del matrimonio y la familia se puede alcanzar la gloria del cielo.


1. Santa Gianna Beretta Molla (1922-1962)

Esta santa italiana enfermó de cáncer y decidió continuar con el embarazo de su cuarto hijo, en vez someterse a un aborto, como le sugerían los médicos para salvar su vida.

Gianna estudió medicina y se especializó en pediatría. Su trabajo con los enfermos se resumía en la siguiente frase: “Como el sacerdote toca a Jesús, así nosotros los médicos tocamos a Jesús en los cuerpos de nuestros pacientes.”

Se casó con Pietro Molla, con quien tuvo cuatro hijos. Durante toda su vida consiguió equilibrar su trabajo con su misión de madre de familia.

Gianna murió el 28 de abril de 1962, con 39 años de edad, una semana después de haber dado a luz. Fue canonizada el 16 de mayo del año 2004 por el Papa San Juan Pablo II, quien la convirtió en la patrona de la defensa de la vida.




2. Santa Mónica (332-387)

La madre de San Agustín nació en Tagaste (África) en el año 332. Sus padres la casaron con un hombre llamado Patricio. Aunque era muy trabajador, su esposo era violento, mujeriego, jugador y despreciaba la religión.

Durante 30 años, Santa Mónica sufrió los ataques de ira de su marido. Ella oraba y ofrecía sacrificios constantemente por la conversión de su esposo. En el año 371 Dios le concedió este deseo y Patricio se bautizó. Quedó viuda un año después cuando Agustín tenía 17 años.

Durante 15 años rezó y ofreció sacrificios por la conversión de su hijo, quien llevaba una vida libertina. En el año 386, San Agustín le anunció su conversión al catolicismo y su deseo de permanecer célibe hasta la muerte.

Murió santamente en el año 387 a los 55 años de edad. Muchas madres y esposas se encomiendan a San Mónica por la conversión de sus hijos y maridos.




3. Santa Rita de Casia (1381-1457)


Aunque desde niña quiso ser religiosa, sus padres la casaron con Paolo Ferdinando.

Su marido pertenecía a una familia de mercenarios y a pesar de que era bebedor, mujeriego y violento, Santa Rita le fue fiel durante todo su matrimonio. La pareja tuvo dos gemelos del mismo temperamento que su padre. La Santa encontró fortaleza en Jesús, a quien ofrecía su dolor.

Tras 20 años de oración, Paolo se convirtió y empezó un camino de santidad junto a Rita. Sin embargo, fue asesinado por sus enemigos. Sus hijos juraron vengar la muerte de su padre y ella pidió al Señor que les concediera la muerte antes que verlos cometer un pecado mortal. Antes de morir, los gemelos perdonaron a los asesinos de su padre.

En el año 1417 ingresó como religiosa al convento de las monjas agustinas. Allí meditó y profundizó la Pasión de Cristo. En el año 1443, recibió los estigmas. Tras una grave enfermedad falleció en 1457. Su cuerpo está incorrupto hasta ahora. Se le conoce como la “Santa de los Imposibles”.




4. Santa María de la Cabeza (¿?- 1175)


María Toribia nació en España, cerca de Madrid. Fue la esposa de San Isidro Labrador. Realizaba sus labores con humildad, paciencia, devoción y austeridad. Además, siempre fue atenta y servicial con su marido. La pareja solo tuvo un hijo.

Debido a que San Isidro y Santa María querían tener una vida totalmente entregada a Dios, decidieron separarse. Su esposo se quedó en Madrid, y ella partió hacia una ermita. Allí se entregó a profundas meditaciones y hacía obras de caridad.

Cuando Santa María de la Cabeza murió, fue enterrada en la ermita que con tanto amor visitaba. Sus restos fueron trasladados a Madrid y se le atribuyen milagros de curación a los males de la cabeza.



5. Santa Ana, Madre de la Virgen María


Joaquín y Ana eran un rico y piadoso matrimonio que residía en Nazaret. Como la pareja no tenía hijos, él sufría humillaciones en el Templo. Un día, el santo no volvió a su casa, sino que fue a las montañas para entregar a Dios su dolor. Cuando Ana se enteró del motivo de la ausencia de su marido, pidió al Señor que le quitara la esterilidad y le prometió ofrecer a sus hijos para su servicio.

Dios escuchó sus oraciones y envió a un ángel que le dijo: "Ana, el Señor ha mirado tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu vientre será bendecido por todo el mundo". Este ángel hizo la misma promesa a Joaquín, que volvió donde su esposa. Ana dio a luz una hija a quien llamó Miriam (María) y que fue la Madre de Jesucristo.



6. Beata Ángela de Foligno (1249-1309)


Ángela vivió apegada a las riquezas desde su juventud hasta su vida de casada. Además, tuvo una vida libertina.

En 1285 sufrió una crisis existencial. Debido a que vivía cerca de Asís, se sintió tocada y retada por el ejemplo de San Francisco. Un día estaba tan atormentada por el remordimiento que pidió al Santo que la librase. Entonces fue a la Iglesia de San Feliciano donde hizo una confesión de vida.

Allí hizo una promesa de castidad perpetua y empezó a llevar una vida de penitencia, regalando sus mejores vestidos y haciendo estrictos ayunos. Después de su conversión, perdió sucesivamente a su madre, su marido y a sus ocho hijos. Murió en 1309.



7. Santa Isabel de Portugal (1274-1336)


A los 14 años se convirtió en esposa de Dionís, rey de Portugal. Desde que llegó al país se ganó la simpatía del pueblo por su carácter piadoso y devoto. Aunque su marido era mujeriego y tenía hijos con varias mujeres, Santa Isabel los acogió en la corte y les dio un trato cristiano.

Cuando el príncipe Alfonso advirtió que su derecho al trono estaba en peligro, decidió rebelarse y el rey respondió violentamente. Esta pelea entre padre e hijo causó mucho dolor a Santa Isabel, quien intervino muchas veces en las batallas entre Dionís y Alfonso. Un día, la reina se interpuso entre ambos ejércitos para evitar el derramamiento de sangre.

Luego de la muerte del rey en 1325, ella se retiró a Coimbra. En 1336 estalló un nuevo conflicto entre Alfonso IV y el rey de Castilla, Alfonso XI, que era nieto de Isabel.

La reina fue hasta el campamento de los ejércitos, donde fue recibida y cayó enferma. Antes de morir, su hijo le prometió que no invadiría Castilla.



8. Santa Clotilde (474-545)


Gracias a ella, el fundador de la nación francesa se convirtió al catolicismo y Francia fue un país católico. La reina convenció a su marido de convertirse al cristianismo si él ganaba la batalla de Tolbiac, contra los alemanes.

El rey Clodoveo logró la victoria y fue bautizado en la navidad de 496 por el Obispo San Remigio. Esa misma noche recibieron el sacramento la hermana del rey y tres mil de sus hombres. Desde ese momento, Clotilde fue llamada en Francia: “Hija primogénita de la Iglesia”.

Clotilde era amada por todos a causa de su gran generosidad con los pobres, su pureza y devoción. Sus súbditos solían decir que parecía más una monja que una reina.

Después de la muerte de Clodoveo, hubo guerra porque sus dos hijos querían el trono. Durante 36 años, Clotilde rezó por la reconciliación de ambos. Un día, cuando los dos ejércitos estaban listos para el combate, estalló una fuerte tormenta que impidió la batalla. Gracias a la oración de la reina, los hermanos se reconciliaron.



9. Santa Elena (270-329)


En medio de la pobreza conoció al general romano Constancio Cloro. Se enamoraron y se casaron. El hijo de la pareja fue el emperador Constantino. Fue repudiada por su esposo, por ambición al poder. Santa Elena pasó 14 años de sufrimiento y se convirtió al cristianismo.

En 306, Constantino fue proclamado emperador romano aunque continuó siendo pagano. Sin embargo, se convirtió cuando vio una Cruz, antes de la batalla de Saxa Rubra, con una leyenda que decía: “Con este signo vencerás”.

Tras la victoria, Constantino decretó la libre profesión de la religión católica y expandió el cristianismo por todo el imperio. El emperador autorizó a su madre para que utilice el dinero del gobierno para realizar buenas obras. La Iglesia atribuye a Santa Elena el descubrimiento de la Cruz de Cristo. Murió santamente en el año 329.



10. Santa Celia Guerin, Madre de Santa Teresa de Lisieux 
(1831-1877)


Aunque durante su juventud también quiso ser monja, la abadesa le negó la entrada al convento. Por ello decidió abrir un negocio de encaje. La buena calidad de su trabajo hizo famoso a su taller. Siempre tuvo un buen trato para con sus trabajadores.

En 1858 Celia se cruza en la calle con el joven relojero Luis Martin. En poco tiempo ambos se enamoraron y se casaron tres meses después.

Celia siempre quiso tener muchos hijos y que todos fueran educados para el cielo. Eso fue exactamente lo que hizo porque sus cinco hijas Paulina, Leonia, María, Celina y Teresa fueron religiosas. La última es santa y doctora de la Iglesia.

El amor que Celia sentía por Luis era profundo y elevado. Para ella, su mayor alegría era estar junto a su esposo y compartir con él una vida santa.

En 1865 el cáncer al seno provocaría mucho sufrimiento a Celia. Sin embargo, supo asumir su enfermedad y estaba dispuesta a aceptar la voluntad de Dios. Murió en 1877. Fue beatificada junto con su esposo por el Papa Benedicto XVI en el año 2008 y canonizada este año en octubre de este año por el Papa Francisco.

domingo, 1 de mayo de 2016

ORACIÓN POR NUESTRAS MADRES


ORACIÓN POR NUESTRAS MADRES 



Te damos gracias por nuestras madres, a las que Tu les has confiado el cuidado precioso de la vida humana desde su inicio.

Tú has dado a la mujer la capacidad de participar contigo en la creación de nueva vida. Haz que cada mujer puede llegar a comprender el pleno significado de esta bendición.

Mira a cada madre que está esperando un hijo, fortalece su fe en Tu paternal cuidado y amor para con ella y para su hijo en camino. Dale valentía en tiempos de miedo o dolor, comprensión en los momentos de incertidumbre y duda, y esperanza en tiempos de problemas. Concédele alegría en el nacimiento de su hijo.

Bendice a las madres a quienes les has dado el gran privilegio y la responsabilidad de ser formadoras de un niño o una niña.

Haz que todas ellas puedan fomentar la fe de sus hijos, siguiendo el ejemplo de María, la Madre de Tu Hijo.

Ayuda a todas las "madres espirituales", quienes están al cuidado de los hijos de  otros y asumen su tarea con amor maternal, que puedan descubrir que engendrar vida es mucho más que dar a luz.

Te pedimos que envíes el Espíritu Santo Consolador a las madres que han perdido hijos, que están enfermos o separados de sus familias, que se encuentran en peligro o problemas de cualquier tipo. Muéstrales Tu misericordia y dales fortaleza y serenidad.

Colma de tu paz a las madres que ya no están con nosotros, que disfruten en Tu presencia del fruto de sus esfuerzos en la tierra.

María, Madre del Cielo, intercede por todas las madres, sé su guía y consuelo. Alcánzales de Dios la Gracia para esta vida y la alegría eterna en la Gloria.

jueves, 10 de septiembre de 2015

LA FAMILIA DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA


La familia de la Madre Teresa
Su obra es un mensaje de amor

Junto a los miembros de las cinco ramas de la congregación, hay miles de voluntarios, de toda raza, religión y clase social 


Por: Arzobispado de Lima | Fuente: www.missionariesofcharity.com 



La familia espiritual surgida de la espiritualidad de la Madre Teresa se compone en estos momentos de cinco ramas. Ante todo, están las Misioneras de la Caridad, la rama más numerosa y conocida. Fundadas en 1948 por la Madre, hoy son unas 4.500 religiosas.

Los Hermanos Misioneros de la Caridad, fueron fundados por la Madre Teresa y el Hermano Andrew el 25 de marzo de 1963. En estos momentos son unos 400 y se dedican a obras de caridad para las que son particularmente aptos los hombres: leproserías para hombres, casas de acogida para toxicómanos, enfermos de sida, alcohólicos, ex detenidos, etc.

La rama contemplativa femenina de las Misioneras de la Caridad fue fundada por la Madre Teresa y por sor Nirmala el 25 de junio de 1976 en Brox, Nueva York. Las hermanas, unas cien, no son de estricta clausura, sino que, como decía su fundadora, son «contemplativas en el mundo». Si bien dedican gran parte de la jornada y en ocasiones de la noche a la oración, y a la adoración eucarística, ofrecen entre tres y cinco horas a la entrega a los más pobres entre los pobres.

La rama contemplativa masculina fue fundada el 19 de marzo por la Madre Teresa y el padre Sebastian. Los hermanos, hoy unos treinta, viven la Palabra de Dios en la pobreza, la humildad y la alegría de la adoración de Jesucristo Eucaristía y en el servicio de los más pobres en las cárceles, los hospitales, las calles, entre los nómadas.

Los sacerdotes Misioneros de la Caridad fueron fundados por la Madre Teresa y el padre Joseph Langford el 26 de junio de 1984. La Madre Teresa comprendió que la pobreza más profunda de los hombres es la espiritual y sólo puede ser erradicada con el ministerio sacerdotal de Jesús. En este espíritu, la comunidad religiosa de los sacerdotes (hoy son unos 25), desempeña su ministerio en las calles, las barracas, en las afueras de las grandes ciudades.

Junto a los miembros de las cinco ramas de la congregación, hay miles de voluntarios, de toda raza, religión, clase social, que comparten su trabajo y espíritu.

Hermana Nirmala, sucesora de la Madre Teresa
En marzo de 1997 la Hermana Nirmala sucedió a la Madre Teresa como superiora de las Misioneras de la Caridad. Su nombre es Nirmala Joshi y ella proviene de una familia brahmana.

Nació en 1934 en Ranchi, al este del estado de Bihar, India, donde sus padres habían emigrado desde Nepal, Asia. La Hermana Nirmala es hija de un oficial del Ejército indio, originario de Nepal. Recibió su enseñanza de misioneros cristianos en la ciudad oriental de Patna, India, pero continuó siendo hindú hasta los 24 años cuando se enteró de la obra de la Madre Teresa y se convirtió al catolicismo. La Hermana Nirmala obtuvo una maestría en ciencias políticas en una universidad de la India y además se capacitó como abogada. Fue una de las primeras monjas que encabezó una misión extranjera cuando fue a Panamá, América Central.

Más adelante, -pero antes que la eligieran sucesora de la Madre Teresa-, encabezó misiones en Europa y Washington, D.C., U.S.A. Su sede era Calcuta, India, donde tenía a su cargo el "Contemplative Wing" de la orden, donde las monjas dedican su vida a la meditación.

Hermana Mary Prema
La hermana de origen alemán Mary Prema fue elegida, en marzo de 2009, como nueva superiora de las Misioneras de la Caridad, la congregación fundada por la beata Teresa de Calcuta, según dio a conocer la propia orden religiosa.
La nueva Superiora sustituyó así a la hermana Nirmala Joshi, que dirigía la congregación desde la muerte de la fundadora, en 1997. Sor Nirmala había sido reelegida por tercera vez, pero según fuentes de la Congregación, ella misma pidió ser relevada de sus obligaciones, por razones de salud y por su deseo de dedicarse a una vida más contemplativa dentro de las Misioneras de la Caridad.
De haber sido elegida por tercera vez, la elección habría debido ser aprobada por el Papa, ya que los estatutos de la congregación prevén en principio sólo una reelección.


Biografía de la Madre Teresa de Calcuta

La Madre Teresa es albanesa de nacimiento y su nombre original es Agnes Gonxha Bojaxhiu. En el año 1948 la Madre Teresa adquirió la ciudadanía hindú. A los 18 años de edad, la Madre Teresa ingresó a la Orden de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto en Irlanda. Recibió su formación religiosa en Dublín, Irlanda y en Dardjiling, India.

En el año 1931, la Madre Teresa tomó el nombre de Teresa en honor a una monja francesa, Thérèse Martin quien fue canonizada en 1927 con el título de Santa Thérèse de Lisieux. En el año 1937 la Madre Teresa tomó los votos religiosos y enseñó por 20 años en el Colegio Santa María en Calcuta, India y en el año 1946, precisamente el 10 de setiembre, recibió otro llamado de Dios, el servicio hacia los más pobres. En el año 1948, el Papa Pio XII le concedió a la Madre Teresa permiso para dejar sus funciones como monja independiente y empezó a compartir su vida en las calles de Calcuta con los más pobres, los enfermos y los hambrientos.

La Madre Teresa fundó una congregación llamada las Misioneras de la Caridad. Su trabajo inicial fue el de enseñar a leer a los niños pobres de la calle. En el año 1950, la Madre Teresa empezó a ayudar a las personas enfermas de lepra. En el año 1965, el Papa Pablo VI colocó a la congregación de las Misioneras de la Caridad bajo el control del Papado y autorizó a la Madre Teresa a expandir la Orden religiosa en otros países. Alrededor de todo el mundo se abrieron centros para atender leprosos, ancianos, ciegos y personas que padecen del SIDA y se fundaron escuelas y orfanatos para los pobres y niños abandonados.

La Madre Teresa merece un lugar especial en esta red gigantesca de comunicación porque su obra es un mensaje de amor. Su trabajo demuestra que una convicción verdadera siempre está acompañada por una acción, que el amor en acción es servicio. Ganó el Premio Nobel de la Paz en el año 1979 contra su voluntad pero que agradeció en nombre de los más pobres entre los pobres.

 
CONTACTO

Puedes escribirles aquí: mtc@motherteresa.org
Conoce su página web: Madre Teresa de Calcuta
Visita la página web de los Padres Misioneros de la Caridad en México

domingo, 10 de mayo de 2015

TARJETAS DE FELIZ DÍA DE LA MADRE





MADRE...


Madre



Cuando viniste a este mundo,
Ella te sostuvo en sus brazos.
Tú se lo agradeciste gritando.

Cuando tenías un año,
Ella te alimentaba y te bañaba.
Tú se lo agradeciste llorando la noche entera.

Cuando tenías 2 años, 
Ella te enseñó a caminar.
Tú se lo agradeciste huyendo de Ella cuando te llamaba.

Cuando tenías 3 años,
Ella te hacía todas las comidas con amor.
Tú se lo agradeciste tirando el plato al piso.

Cuando tenías 4 años,
Ella te dió unos lápices de colores.
Tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.

Cuando tenías 5 años,
Ella te vestía para las ocasiones especiales.
Tú se lo Agradeciste tirándote por la pila de barro más cercana.

Cuando tenías 6 años,
Ella te llevaba a la escuela.
Tú se lo agradeciste gritándole: ¡NO VOY A IR!

Cuando tenías 7 años, 
Ella te regaló una pelota.
Tú se lo agradeciste arrojándola contra la ventana del vecino.

Cuando tenías 8 años, 
Ella te trajo un helado.
Tú se lo agradeciste derramándoselo sobre su falda.

Cuando tenías 9 años,
Ella té pago unas clases de piano.
Tú se lo agradeciste nunca practicando.

Cuando tenías 10 años,
Ella te llevaba con el auto a todas partes de Gimnasio al partido de fútbol, de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas.
Tú se lo agradeciste cuando salías del coche y nunca mirabas atrás.

Cuando tenías 11 años,
Ella te llevó a ti y a tus amigos a ver una película.
Tú se lo agradeciste diciéndole que se sentara en otra fila.

Cuando tenías 12 años,
Ella te aconsejó que no miraras ciertos programas.
Tú se lo agradeciste esperando que ella se fuera de la casa.

Cuando tenías 13 años,
Ella te sugirió un corte de pelo que estaba de moda.
Tú se lo agradeciste diciéndole que Ella no tenia gusto.

Cuando tenías 14,
Ella té pagó un mes de vacaciones en el campamento de verano.
Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una carta.

Cuando tenías 15,
Ella venía de trabajar y quería darte un abrazo.
Tú se lo agradeciste cerrando con llave la puerta de tu habitación.

Cuando tenías 16,
Ella te enseñó cómo manejar su coche.
Tú se lo agradeciste usándoselo todas las veces que podías.

Cuando tenías 17 años,
Ella esperaba una llamada importante.
Tú se lo agradeciste, hablando por teléfono toda la noche.


Cuando tenías 18,
Ella lloró en la fiesta de tu graduación de la escuela.
Tú se lo agradeciste estando de fiestas hasta el amanecer.

Cuando tenías 19 años
Ella té pagó la cuota de la universidad, te llevó en coche hasta el campus y cargó tus maletas.
Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde fuera del dormitorio, así no te sentirías avergonzado ante tus amigos.


Cuando tenías 20,
Ella te preguntó si estabas saliendo con alguien.
Tú se lo agradeciste diciéndole: "A Ti no te importa eso"

Cuando tenías 21,
Ella te sugirió algunas carreras para tu futuro.
Tú se lo agradeciste diciéndole: "No quiero ser como Tú."

Cuando tenías 22,
Ella te abrazó en la fiesta de graduación de la Universidad.
Tú se lo agradeciste diciéndole si te podía pagar un viaje a Europa.

Cuando tenías 23,
Ella te dio algunos muebles para tu primer departamento.
Tú se lo agradeciste diciéndoles a tus amigos que los muebles eran feos.

Cuando tenías 24,
Ella conoció a tu futura esposa y le preguntó sus planes para el futuro.
Tú se lo agradeciste con una mirada feroz y le gritaste "¡Cállate!".

Cuando tenías 27,
Ella te ayudó a pagar los gastos de tu boda y llorando te dijo que te amaba muchísimo.
Tú se lo agradeciste mudándote por la mitad de el país.

Cuando tenías 30,
Ella te dio algunos consejos para cuidar al bebé.
Tú se lo agradeciste, diciéndole que las cosas son diferentes ahora.

Cuando tenías 40,
Ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu Papá.
Tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado.

Cuando tenías 50,
Ella se enfermó y necesitó que la cuidaras.
Tú se lo agradeciste leyendo sobre la carga que representan los padres hacia los hijos.


De repente, un día,
Ella silenciosamente murió. Y todas las cosas que nunca hiciste cayeron como un trueno.

Tomémonos un momento para rendir honor y tributo a la persona que llamamos Mamá, aunque algunos no la pueden llamar así de ese modo abiertamente.

No hay sustituto para Ella. Alegra cada momento. Aunque a veces, Ella no parezca la mejor de las amigas, quizás no concuerde con tu forma de pensar, pero aún así?

¡Es tú Madre!

Ella estará allí para ayudarte con tus dolores, tus penas, tus frustraciones.


Pregúntate a ti mismo:

¿Has separado tiempo para estar con Ella, para escuchar sus quejas sobre el trabajo en la cocina, su cansancio?

Sé prudente, generoso y muéstrale el debido respeto, aunque tú pienses diferente de Ella.

Una vez que se vaya de este mundo, solamente los recuerdos cariñosos del Ser Que Llamamos Mamá
Solo Eso Nos Queda

MADRE...


Madre...



Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que siendo joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud; una mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños; una mujer que siendo pobre, se satisface con la felicidad de los que ama, y siendo rica, daría con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud; una mujer que siendo vigorosa se estremece con el vagido de un niño, y siendo débil, se reviste a veces con la bravura del león; una mujer que mientras vive no la sabemos estimar, por que a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un sólo instante, por recibir de ella un sólo abrazo, por escuchar un sólo acento de sus labios...

De esa mujer no me exijáis el nombre si no queréis que empape con lágrimas vuestro álbum, porque ya la vi pasar en mi camino.

Cuando crezcan vuestros hijos leedles esta página, y ellos, cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde viajero en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí, para vos y para ellos, un boceto del retrato de su nombre.

UNA SOCIEDAD SIN MADRES SERÍA INHUMANA


Una sociedad sin madres sería inhumana
Con el amor de la Virgen María pedimos que sean bendecidas todas las madres, transmisoras del amor de Cristo


Por: P. Johan Pacheco, Radio Vaticano | Fuente: es.radiovaticana.va




“Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4, 8), y cada persona puede decir que aprendió amar gracias a su mamá, nuestras madres son un instrumentos para conocer el amor, nos aman y enseñan estas bondades que son un regalo de Dios, y cumplimiento de su mandato: “que se amen los unos a los otros como yo los he amado” (Juan 15, 12).

El papel de las madres en la sociedad, en la Iglesia, sigue siendo fundamental, por el testimonio que ofrecen al acercar sus hijos a Dios. Incluso siguiendo el ejemplo de la Madre Iglesia que acobija misericordiosamente a su hijos. Pero de una manera especial toman el ejemplo de la Virgen Madre de Dios que con amor incondicional testimonió el amor de Jesucristo. 

El mes de mayo, es dedicado con especial veneración a la Virgen María, de cuyo testimonio las madres también han de plantearse la misión de invitar a sus hijos a cumplir la voluntad de Dios. Recordemos las palabras de María en las bodas de Cana: “hagan lo que Él les diga”. Cumpliendo una función maternal, en relación a la misión de su Hijo, nos lleva a vivir en el amor de Cristo.

Así como el amor de la Virgen María que nos conduce a Jesucristo, de la misma manera las madres de familia cumplen una función muy importante. Decía el Papa Francisco en la Catequesis, del 7 de enero del 2015: “Una sociedad sin madres sería una sociedad inhumana, porque las madres saben testimoniar siempre, incluso en los peores momentos, la ternura, la entrega, la fuerza moral. Las madres transmiten a menudo también el sentido más profundo de la práctica religiosa: en las primeras oraciones, en los primeros gestos de devoción que aprende un niño, está inscrito el valor de la fe en la vida de un ser humano”.  

Con el amor de la Virgen María, pedimos que sean bendecidas todas las madres. Porque sabemos que con el amor que transmiten de Cristo bendicen a todos los hijos, enseñándoles a ser discípulos de quien no nos llama siervos sino amigos, porque de la misma manera nos ha revelado su amor a través de una Madre.

Como hijo nos unimos al agradecimiento de San Juan Pablo II, expresado en su Carta a las Mujeres (1995): “Te doy gracias mujer-madre, que te conviertes en el seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida”.  

MADRES SANTAS


Madres santas
Una pequeña selección de mujeres, que como madres, sembraron semillas de santidad en sus hijos


Por: . | Fuente: Catholic.net



Sin duda, una de las más grandes vocaciones ("sublime vocación" la llamaría San Juan XXIII), es la de ser madre. Y es que son muchas cosas las que la hacen ser única y particular: llevar al hijo en el vientre, el parto y sus dolores, la cercanía con los hijos, las continuas manifestaciones de afecto, etcétera. Y la vocación maternal puede ser todavía más sublime, cuando la madre engendra y educa un hijo que después se convierte en un modelo de vida para la Humanidad.
En esta ocasión presentamos una pequeña lista de grupo de mujeres, que que con su ejemplo y vocación, sembraron la fe en Cristo en el corazón de sus hijos.  (Con la clara exepción, en este punto, de la Santísima Virgen María).
Santa Ana, madre de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyo nombre se conserva gracias a la tradición de los cristianos.
La Virgen María, los Padres del Concilio de Efeso la aclamaron como Theotokos (Madre de Dios), porque en ella la Palabra se hizo carne, y acampó entre los hombres el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre.
El 13 de mayo de 1917, en Portugal. En la localidad de Aljustrel, la contemplación de la que, en el orden de la gracia, es nuestra Madre clementísima, suscita en muchos fieles, no obstante las adversidades, la oración por los pecadores y la profunda conversión de los corazones.
Santa Nona de Nacianzo, esposa de san Gregorio el Viejo y madre de los santos Gregorio el Teólogo, Cesáreo y Gorgona († 374).
Santa Mónica, muy joven todavía, fue dada en matrimonio a Patricio, del que tuvo hijos, entre los cuales se cuenta a Agustín, por cuya conversión derramó abundantes lágrimas y oró mucho a Dios. Al tiempo de partir para África, ardiendo en deseos de la vida celestial, murió en la ciudad de Ostia del Tíber († 387).
Santa Matilde, esposa fidelísima del rey Enrique I, la cual, conspicua por la humildad y la paciencia, se dedicó a aliviar a los pobres y a fundar hospitales y monasterios. († 968)
Santa Isabel de Hungría, siendo casi niña se casó con Luis, landgrave de Turingia, a quien dio tres hijos, y al quedar viuda, después de sufrir muchas calamidades y siempre inclinada a la meditación de las cosas celestiales, se retiró a Marburgo, en la actual Alemania, en un hospital que ella misma había fundado, donde, abrazándose a la pobreza, se dedicó al cuidado de los enfermos y de los pobres hasta el último suspiro de su vida, que fue a los veinticinco años de edad († 1231).
Beata Margarita Pole, madre de familia y mártir, que, siendo condesa de Salisbury y madre del cardenal Reginaldo, fue decapitada en la cárcel de la Torre de Londres en tiempo del rey Enrique VIII por haber desaprobado su divorcio, encontrando así reposo en la paz de Cristo († 1541)
Beata María de la Encarnación Avrillot, ejemplar madre de familia y mujer sumamente devota, que introdujo el Carmelo en Francia, fundó cinco monasterios y, muerto su esposo, abrazó la vida religiosa. († 1618)
Santa Luisa de Marillac, viuda, que con el ejemplo formó el Instituto de Hermanas de la Caridad para ayuda de los necesitados, completando así la obra delineada por san Vicente de Paúl († 1660).
Beata Ana María Taigi, madre de familia, que, víctima de la violencia de su marido, cuidó de él y de sus siete hijos, educándolos convenientemente, y se distinguió, además, por su atención a las necesidades espirituales y materiales de los pobres y de los enfermos († 1837).
Beata Celia Guérin, esposa de Luis Martin y madre de santa Teresa del Niño Jesús, que con su marido son ejemplo de matrimonio cristiano († 1877).
Nota: Serán canonizados en el mes de octubre de 2015.
Santa Gianna Beretta Molla, madre de familia, que, esperando un hijo, no dudó en anteponer con amor la vida de la criatura a la suya propia. († 1962) 
 
Enseñarás a volar...pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar...pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a vivir...pero no vivirán tu vida.
Enseñarás a cantar...pero no cantarán tu canción.
Enseñarás a pensar...pero no pensarán como tú.
Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen,vivan, canten y piensen...
¡Estará en ellos la semilla del camino enseñado y aprendido!

Madre Teresa de Calcuta
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