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SABIDURÍA DE VIDA



Sabiduría de vida


No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer. No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar. No te mires con tus ojos, contémplate con la mirada de Dios.


No pienses en lo largo que es el camino de tu transformación, sino en cada paso que puedes dar para ser lo que Dios quiere que seas. No confíes en tus propias fuerzas; pon tu vida en manos de Dios.


No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú. Deja que el amor te toque y no te defiendas de él. Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla. 


Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo. No sufras por lo que viene, recuerda que "cada día tiene su propio afán" (Mt. 6,34)


Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella. No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella. Si algún día te sientes cansado, busca el descanso en Dios que renovará tus fuerzas. Si algún día te sientes demasiado responsable de otros, recuerda que sólo Jesús es el Mesías. Si te sientes atado a alguien, pídele a Jesús que rompa las ataduras y que su amor vuelva a crear lazos nuevos de amor según su Espíritu.


Si reaccionas ante toda provocación, ruega a Dios para que te enseñe a responder en lugar de reaccionar. Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio. Si necesitas tener todo bajo control, entrega el control de tu vida a Dios y confía en su poder y en su amor por ti.


Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso; eres un hijo de Dios! Piensa que Él está más interesado que tú en que te conviertas en esa creación que Él pensó desde toda la eternidad." 

DAR GENEROSA Y SINCERAMENTE - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 10 DE NOVIEMBRE DE 2024



Dar generosa y sinceramente


Jesús estaba con sus discípulos en el templo de Jerusalén. Eran los días anteriores a su pasión y muerte y quería recalcar algunas enseñanzas que muchas veces les había dado en aquellos años. Una muy importante era el que no fuesen como los fariseos, que aparentaban por fuera lo que no eran por dentro. Querían aparentar muy religiosos; pero la verdadera religión es el trato íntimo con Dios desde el corazón.

 

Parecido a los fariseos eran los escribas o letrados. Algunos eran del grupo de los fariseos y eran quienes entendían más de la Escritura y debían enseñarla al pueblo. Ahora Jesús una vez más les dice a los apóstoles que tengan cuidado para no parecerse a los letrados, pues les gusta que les alaben, buscan los primeros puestos; pero hacen algo desagradable a Dios, pues se aprovechan del poco dinero de las viudas con motivo de largos rezos. Jesús habla de las viudas, como podría hablar de los pobres y desamparados, pues eran las más desamparadas de todos. En aquel tiempo no había seguridades sociales y sí mucha injusticia; y las viudas que no tenían ya amparo de ningún varón, estaban desamparadas. Pero las había agradables a Dios.

 

Jesús quiere dar la lección de una manera práctica. Y para eso van donde están las vasijas o cajas donde la gente deposita sus limosnas para el templo. La gente va dejando el dinero y algunos ricos dejan bastante. Pero llega una pobre viuda y deja dos moneditas. Seguro que sonarían mucho menos que las grandes monedas de los ricos; pero resonaron fuertemente en el corazón de Jesús. Y les da la lección a los apóstoles: “esta pobre viuda es la que más ha echado”. Dios no juzga como nosotros por los hechos externos. Dios conoce el fondo de nuestro corazón. Por eso suele pasar que algunos actos externos de religión, hechos al parecer con mucha perfección, no valgan para Dios, si esa persona busca sólo recibir honores y premios terrenos.

 

Eso es cierto, como otras veces lo enseña Jesús. Hoy aquí les da a los apóstoles otra razón de porqué agrada a Dios esa limosna de la viuda: “Porque los demás han dado de lo que les sobra, pero la viuda ha dado lo que necesitaba para vivir”. Dar lo que se necesita para vivir es como dar la vida. Y esto es amor. A ella se le pueden aplicar las palabras de Jesús: “El que entrega su propia vida por el Evangelio, la salvará”. Este es el verdadero culto: la entrega de nuestro corazón, de la vida al Señor.

 

En la primera lectura de hoy se nos da otro ejemplo de otra viuda. El profeta Elías estaba huyendo de las amenazas del rey y llegó a Sarepta en tiempos de mucha hambre y sed; pero encontró a una viuda que recogía un poco de leña para hacer el último pan. Le pidió un vaso de agua y un pan. Porque le hablaba de Dios, la viuda se lo dio al profeta, aun quedándose sin nada. Dios se lo premió con creces. Pero hacemos una reflexión. Dios no le llenó hasta arriba la vasija de aceite, sino que la fue conservando según las necesidades. Si nosotros le damos al Señor nuestra vida, Él la irá conservando, quizá no haciendo cosas espectaculares, sino en la vida ordinaria.

 

Aquella viuda del evangelio no podía dar gracias a Dios por las riquezas, pero lo que tenía lo consideraba un don de Dios y se ponía en sus manos con fe y confianza. No se necesitan grandes cosas en lo humano para agradar a Dios, si no tenemos grandes cosas. Por eso es más fácil servir a Dios en la pobreza que en la riqueza. Es bueno recordar a la Virgen María. No conocemos que hiciera grandes cosas externas, como a veces conocemos en la vida de algunos santos. Pero es la más santa de todos, porque supo entregar constantemente su vida al Señor. Lo especial fue su amor.

 

Alguno puede decir que quizá la donación de aquella viuda sirvió para vanidades externas de algún jefe del templo. Lo cierto es que Dios ve que ella lo da para la honra de Dios, para que otros le alaben. Si luego alguno desbarata ese dinero, mayor juicio condenatorio tendrá. Hoy es día para pensar si nosotros damos a Dios no sólo bienes externos, sino tiempo y disponibilidad para la mayor gloria de Dios.

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P. Silverio Velasco  

PAPA FRANCISCO: QUE MARÍA NOS AYUDE A COMBATIR LA GRAN TENTACIÓN DE LA HIPOCRESÍA



 Papa Francisco: Que María nos ayude a combatir la “gran tentación” de la hipocresía

Crédito: Vatican News - Por Walter Sánchez Silva

10 de noviembre de 2024



El Papa Francisco pidió a la Virgen María que nos ayude a combatir la “gran tentación” de la hipocresía, antes del rezo del ángelus este domingo en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

“Que la Virgen María nos ayude a combatir en nosotros la tentación de la hipocresía –Jesús les dice hipócritas, es una gran tentación la hipocresía– y nos ayude a hacer el bien sin apariencias y con sencillez”, señaló el Santo Padre en su reflexión sobre el Evangelio de hoy (Mc 12, 38-44), en el que Jesús denuncia “la actitud hipócrita de algunos escribas”.

Estos personajes, encargados de transcribir e interpretar las Escrituras, eran tenidos en gran consideración por el pueblo, pero “más allá de las apariencias, su comportamiento a menudo no se correspondía con lo que enseñaban. No eran coherentes”, precisó el Papa Francisco.

“Algunos, en efecto, con el prestigio y el poder de que gozaban, menospreciaban a los demás –es muy feo esto de mirar a las otras personas de arriba abajo– se daban aires de superioridad y, ocultándose tras una fachada de pretendida respetabilidad y legalismo, se arrogaban privilegios e incluso llegaban a cometer auténticos robos contra los más débiles, como las viudas”, como la del Evangelio que da todo lo que tiene para la ofrenda.

El Papa Francisco destacó que, en los escribas, “incluso la oración corría el riesgo de dejar de ser para ellos un momento de encuentro con el Señor y convertirse en una ocasión de ostentación de respetabilidad y piedad fingida, útil para atraer la atención de la gente y obtener su aprobación”.

“Se comportaban como personas corruptas, no todos, alimentando un sistema social y religioso en el que era normal aprovecharse a espaldas de los demás, especialmente de los más indefensos, cometiendo injusticias y garantizando la impunidad. De esas personas Jesús recomienda alejarse, ‘tener cuidado’, no imitarlas”, dijo el Pontífice.

Al contrario, precisó el Papa, con su palabra y su ejemplo, Jesús “enseña cosas muy distintas sobre la autoridad. Habla de ella en términos de sacrificio de uno mismo, de servicio humilde (Mc 10,42-45), de ternura maternal y paternal hacia las personas (Lc 11,11-13), especialmente hacia los necesitados (Lc 10,25-37)”.

“Jesús invita a quienes están investidos de ella a mirar a los demás, desde su posición de poder, no para humillarlos, sino para levantarlos, dándoles esperanza y ayuda”.

El Santo Padre preguntó entonces a todos: “¿Cómo me comporto en mis ámbitos de responsabilidad? ¿Actúo con humildad, o me enorgullezco de mi posición? ¿Soy generoso y respetuoso con las personas, o las trato de modo rudo y autoritario? Y con mis hermanos y hermanas más frágiles, ¿estoy cerca de ellos, puedo agacharme para ayudarles a levantarse?”.

DONALD TRUMP PUEDE AGRADECER A LOS CATÓLICOS POR SU VICTORIA EN EE.UU.


 

Donald Trump puede agradecer a los católicos por su victoria en EE.UU.

Por Paul Kengor


En las semanas previas a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, algo curioso estaba sucediendo entre los votantes cristianos evangélicos que preocupó profundamente al movimiento pro vida y a los defensores de la libertad religiosa.

En elecciones pasadas, el voto evangélico había sido el más confiable para los candidatos republicanos conservadores. Ese voto salía en masa a las urnas. Los evangélicos blancos apoyaban al candidato pro vida con dos tercios, tres cuartos o más votos. También eran activistas confiables, hacían campaña para conseguir votos, repartían folletos y se ofrecían como voluntarios en las urnas.

Sin embargo, en el año 2024, esos evangélicos parecían descontentos con Donald Trump, o al menos, menos entusiastas. Su menor apoyo tenía en vilo a los católicos conservadores, preocupados por lo que percibían una amenaza profunda, real y sin precedentes a los avances pro vida y a la libertad religiosa por parte de Kamala Harris. ¿Qué harían esos católicos sin esos evangélicos?

Pues bien, a juzgar por las encuestas a boca de urna, esos católicos responderían votando con entusiasmo y de manera abrumadora por la fórmula presidencial republicana.

Se manifestaron tan decididamente a favor de la fórmula de Donald Trump y del católico JD Vance que compensaron cualquier disminución en el número de evangélicos.

En las próximas semanas veremos distintos resultados de las encuestas sobre el voto católico. Diferirán, al igual que las distintas organizaciones de sondeos tenían diferentes estimaciones para predecir la presidencia y otras contiendas. Pero, por el momento, los números de católicos a favor de Trump son extraordinarios.

Una encuesta a boca de urna de NBC News muestra que los católicos preferían la opción Trump-Vance a la opción Harris-Walz por un enorme 58% frente al 40% (los católicos representan el 22% de todos los votantes). Entre los católicos blancos, el margen fue del 61% frente al 35%. La encuesta de boca de urna de The Washington Post muestra un margen del 56% a 41%.


Los márgenes entre estados en los estados claves también son extraordinarios.

Según los datos recopilados y publicados por la organización Catholic Vote, los católicos de Michigan votaron por Trump-Vance frente a Harris-Walz por un asombroso margen de 20%. En Pensilvania, los católicos también se mostraron decisivos por Trump, con un 14%. En Wisconsin, fue el 16%. En Carolina del Norte, el 17%. En Florida, el margen fue más asombroso: 29%.

En los estados donde el margen de victoria de Trump fue de apenas el 1% o 2%, los votos católicos marcaron la diferencia. Brian Burch, de Catholic Vote, lo expresó de esta manera: “Los votantes católicos desempeñaron un papel decisivo en la histórica victoria de Donald Trump y JD Vance… Estas cifras son impactantes y podrían resultar el mayor margen entre los católicos en una carrera presidencial en décadas”.


Eso bien podría ser cierto.

La yuxtaposición con las elecciones anteriores es bastante sorprendente. En la mayoría de las elecciones presidenciales, el voto católico tiende a reflejar el voto general. La palabra “católico” significa “universal”, y la Iglesia en Estados Unidos también es universal en la forma en que tiende a representar al público votante en general. 

Como los católicos han comprendido el 20%-30% de la población estadounidense durante mucho tiempo, con republicanos, demócratas e independientes dispersos entre ellos, constituyen una muestra natural del tamaño del país en su conjunto. Ese voto “católico” incluirá tanto a quien comulga a diario como a la persona que entra por la puerta de la parroquia solo una o dos veces al año, en Navidad o Pascua.

Un predictor más elocuente del voto es la seriedad religiosa (a falta de una mejor descripción). El autoidentificado católico que nunca falta a Misa el domingo o va a Misa todos los días, y tiende a ser devotamente pro vida en lo que respecta al aborto, es más probable que vote por los republicanos. 

Por el contrario, si el autoidentificado católico que rara vez va a Misa, tiene una perspectiva en gran medida secular y apoya la posición pro-choice (n.d.r. pro aborto) y la agenda LGBTQIA+, es más probable que vote por los demócratas.

En resumen, esto significa que, en la mayoría de las elecciones, el “voto católico” general tiende a reflejar el voto estadounidense en general. Si el miércoles por la mañana el voto católico final fue de 53% contra 47% para el candidato X, entonces el candidato X, ya sea republicano o demócrata, probablemente ganó la elección general (aunque ciertamente no siempre). 

También significaría que, en 2024, si el margen de victoria final de Trump sobre Harris termina siendo de 51% contra 48%, esperaríamos que el voto católico fuera similar en porcentaje..

Sin embargo, esta vez fue profundamente diferente. El voto católico se inclinó por el ganador, el presidente electo Trump, en números mucho más claros. ¿Por qué? Veo varias razones clave:

En primer lugar, una gran parte del voto católico en Estados Unidos es latino. En estas elecciones, Trump obtuvo un resultado excelente entre los latinos: al menos 40% de ellos, tal vez incluso el 45% según algunas estimaciones, en comparación con el rango de entre el 30% y el 35% en 2020 y 2016. Eso, por sí solo, aumentó el voto católico a favor de Trump en 2024.

En segundo lugar, los católicos que se han preocupado por las cuestiones provida, la libertad religiosa y las cuestiones morales, culturales y sexuales, como la agenda LGBTQIA+, el “matrimonio” entre personas del mismo sexo y, especialmente la locura “trans” (la “transición” de género, los hombres biológicos en los deportes femeninos, los vestuarios, los baños, etc.), vieron la candidatura Trump-Vance como su mejor opción, si no la única. 

Claro, como muchos evangélicos en los últimos tiempos, los católicos provida podrían haber estado preocupados por el hecho de que Donald Trump restara importancia a la cuestión del aborto en 2024, ya que Trump y Vance enfatizaron que el tema ha sido en gran medida transferido a los estados después de la decisión Dobbs de junio de 2022. 

Pero esos católicos también saben que Trump en su mandato anterior les dio a los tres jueces cruciales de la Corte Suprema (Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett) que les dieron Dobbs, fallo que revocó Roe v. Wade y Planned Parenthood v. Casey.

Inesperadamente Trump resultó ser un presidente provida excepcional. Además, durante su mandato, la Casa Blanca no se iluminó con los colores de la bandera del arco iris ni promovió el Mes del Orgullo y toda la locura de la agenda de los derechos de los homosexuales y la ideología de género radical.

Por el contrario, bajo la administración Biden, esa agenda extremista se aceleró al máximo. ¿Por qué el presidente Joe Biden, un demócrata de la vieja escuela (y católico) que antes era más moderado en estas cuestiones, las abrazó con todo?

A medida que el deterioro cognitivo de Biden se hizo más evidente, los católicos se preguntaron si tal vez alguien más en la administración había estado impulsando esa agenda tóxica. ¿Podría haber sido la vicepresidenta de Biden? Tal vez sí. En realidad esa era una apuesta clara.

Eso me lleva al tercer factor que influyó en los votos católicos para Trump en 2024, a saber: fue un voto católico contra la vicepresidenta Harris y Tim Walz.

En toda la historia de Estados Unidos, el país nunca había visto una candidatura presidencial tan extremista como Harris y Walz en cuestiones morales y culturales.

En el caso de Harris, esto se hizo evidente en sus declaraciones y acciones durante los últimos cuatro años como vicepresidenta, muchas de las cuales la campaña de Trump convirtió en anuncios de televisión. Pero lo que más la atormentó fueron sus acciones anticatólicas antes de convertirse en vicepresidenta, tanto en California como fiscal general como en Washington como senadora. 

En California, persiguió enérgicamente a los centros provida de embarazo y acosó a David Daleiden por su noble y valiente labor de denunciar el insidioso negocio de las “partes fetales” de la industria del aborto. La mayoría de los católicos se horrorizaron con lo que descubrió Daleiden. 

Harris, sin embargo, se horrorizó con Daleiden. En su cálculo moral, Daleiden era el malo, no Planned Parenthood. Por lo tanto, no apuntó a los vendedores de partes de bebés, sino al hombre que los expuso. En California, Planned Parenthood no tuvo mejor aliado ni luchador más feroz que Kamala Harris.

En Washington, en el Comité Judicial del Senado, una Harris hostil sorprendió a todos con su trato a los candidatos judiciales católicos como el juez Brian Buescher, simplemente por ser miembro de los Caballeros de Colón. La senadora Harris dudaba de que Buescher fuera apto para servir en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Nebraska, dado que pertenecía a lo que ella consideraba una organización enigmática y dogmática “anti-choice”, a la que describió despectivamente como “una sociedad exclusivamente masculina compuesta principalmente por hombres católicos”.

A lo largo de la campaña de 2024, la candidata Harris dejó en claro que nada la apasiona tanto como el aborto. El aborto parecía estar en toda su publicidad. Los chicos que veían partidos de fútbol los domingos por la tarde eran atacados con anuncios abortistas de Harris-Walz, que se les lanzaban repetidamente. Estaba obsesionada con el tema. 

Fue revelador que en su discurso de concesión, por lo demás amable, en la Universidad Howard el 6 de noviembre, Harris hiciera una pausa una vez más para subrayar sus "sueños, ambiciones y aspiraciones" de que "las mujeres de Estados Unidos tengan la libertad de tomar decisiones sobre su propio cuerpo".

No sé qué rumbo tomará la carrera de Harris a partir de ahora, pero no me sorprendería verla terminar como presidenta no de los Estados Unidos de América, sino de Planned Parenthood. Ahí es donde está su corazón. Y muchos católicos lo encontraron desconcertante, por no decir horrendo.

Los católicos también se sintieron ofendidos por la falta de un acercamiento significativo de Harris hacia ellos. En una decisión increíblemente tonta, se negó a asistir a la cena anual de Al Smith en la ciudad de Nueva York. Incluso Hillary Clinton en 2016 sabía que no debía hacerlo. Clinton asistió y se la vio partiendo el pan y riendo y sonriendo con su archirrival Trump. 

La mayor risa de Trump en la cena de 2024 se produjo cuando bromeó diciendo que Harris no podía asistir porque estaba en Michigan recibiendo la comunión de la gobernadora católica Gretchen Whitmer (otro desaire a los católicos fieles durante la temporada de campaña de 2024).

Esa acción y otras fueron denunciadas por algunos católicos como un “desaire” y un ejemplo de la hostilidad de Harris hacia ellos. Bill Donohue, de la Liga Católica, dijo que Harris, a lo largo de la campaña, demostró una “clara animadversión contra los católicos”.

En cuanto al compañero de fórmula de Harris, Walz es un ex católico que no ayudó mucho a Harris con los católicos fieles. Podría decirse que está a la izquierda de Harris en cuestiones morales y culturales. De hecho, esa fue la razón por la que Harris eligió a Walz y le gustó. Ciertamente no fue porque sintiera que lo necesitaba para ganar en Minnesota. 

Si hubiera querido un compañero de fórmula más moderado que la ayudara a ganar en un estado clave, habría elegido al gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro. Todo el mundo se quedó atónito cuando Harris, ese día de agosto en Filadelfia, pasó por alto a Shapiro en favor del desconocido Walz. Electoralmente no tenía sentido. Sólo tenía sentido ideológico. Ella eligió a un alma gemela en cuanto a la ideología radical.

Por esas y otras razones, millones de católicos apoyaron a Trump y se opusieron a Harris. Por supuesto, hubo otras razones políticas más convencionales, incluido el factor principal que citan los estadounidenses en general para preferir a Trump: la economía. También hubo cuestiones de política exterior. 

En mi estado natal, Pensilvania, los católicos de clase trabajadora se sintieron atraídos por Trump y se alejaron de Harris por cuestiones como el fracking.

Por último, debo resaltar un factor particularmente positivo a favor de Trump que se destacó cada vez más para muchos católicos fieles, después del 13 de julio de 2024. Sí, desde el tiroteo de Trump que ocurrió ese día en Butler, mi ciudad natal, Pensilvania. Ese día, y aparentemente todos los días y en diversas manifestaciones desde entonces, Donald Trump públicamente, repetidamente, atribuyó a Dios el haberle salvado la vida. Está convencido de que la Providencia lo salvó. 

Es claro que el hombre se sintió profundamente afectado y humillado. No, nunca ha sido un hombre humilde. Sin embargo, estar cerca de la muerte puede cambiarlo a uno.

Trump y su familia dieron, abiertamente, crédito a Dios e incluso a ángeles de la guarda por haber sobrevivido. Sorprendió a todos al emitir un comunicado en sus plataformas de redes sociales el día de los Santos Ángeles, invocando la protección de San Miguel Arcángel. Apenas unos días antes de las elecciones, emitió un bonito comunicado con motivo del Día de Todos los Santos.

Los cínicos desestimarán estas propuestas como si fueran meramente políticas, como un vulgar llamado a los votantes católicos. Creo que eso es injustificado, incluso poco caritativo. 

El hombre recibió una bala a escasos centímetros de su cráneo. Ese momento sin duda lo cambió. Así como sorprendentemente se volvió más provida con el paso de los años, el presidente electo podría estar volviéndose más religioso a nivel personal. Los católicos se han dado cuenta.

Hay mucho más que se podría decir en este análisis sobre por qué los católicos apoyaron con tanta fuerza a Trump el día de las elecciones. Pero, en general, de todos los temas que animan a los católicos que vemos en las bancas de la iglesia todos los domingos, o todos los días, ellos vieron a Trump-Vance como una mejor apuesta para proteger su libertad religiosa y en cuestiones morales como la santidad y dignidad de la vida humana, el matrimonio entre hombres y mujeres y la cordura sexual y de género, que Harris-Walz. Y emitieron su veredicto de manera decisiva el 5 de noviembre.

Donald Trump, puedes agradecerles por tu gran victoria.


Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 10 DE NOVIEMBRE DE 2024

Domingo 32 (B) del tiempo ordinario

Domingo 10 de noviembre de 2024



1ª Lectura (1Re 17,10-16): En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba». Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan». Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos».


Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: ‘La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra’». Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.



Salmo responsorial: 145

R/. Alaba, alma mía, al Señor.

Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.


El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos.


Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.

2ª Lectura (Heb 9,24-28): Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.

Versículo antes del Evangelio (Mt 5,3): Aleluya. Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mc 12,38-44): En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»

Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero; muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.

Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»





«Todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba»

Pbro. José MARTÍNEZ Colín

(Culiacán, México)


Hoy, el Evangelio nos presenta a Cristo como Maestro, y nos habla del desprendimiento que hemos de vivir. Un desprendimiento, en primer lugar, del honor o reconocimiento propios, que a veces vamos buscando: «Guardaos de (…) ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes» (cf. Mc 12,38-39). En este sentido, Jesús nos previene del mal ejemplo de los escribas.

Desprendimiento, en segundo lugar, de las cosas materiales. Jesucristo alaba a la viuda pobre, a la vez que lamenta la falsedad de otros: «Todos han echado de lo que les sobraba, ésta [la viuda], en cambio, ha echado de lo que necesitaba» (Mc 12,44).

Quien no vive el desprendimiento de los bienes temporales vive lleno del propio yo, y no puede amar. En tal estado del alma no hay “espacio” para los demás: ni compasión, ni misericordia, ni atención para con el prójimo.

Los santos nos dan ejemplo. He aquí un hecho de la vida de san Pío X, cuando todavía era obispo de Mantua. Un comerciante escribió calumnias contra el obispo. Muchos amigos suyos le aconsejaron denunciar judicialmente al calumniador, pero el futuro Papa les respondió: «Ese pobre hombre necesita más la oración que el castigo». No lo acusó, sino que rezó por él.

Pero no todo terminó ahí, sino que —después de un tiempo— al dicho comerciante le fue mal en los negocios, y se declaró en bancarrota. Todos los acreedores se le echaron encima, y se quedó sin nada. Sólo una persona vino en su ayuda: fue el mismo obispo de Mantua quien, anónimamente, hizo enviar un sobre con dinero al comerciante, haciéndole saber que aquel dinero venía de la Señora más Misericordiosa, es decir, de la Virgen del Perpetuo Socorro.

¿Vivo realmente el desprendimiento de las realidades terrenales? ¿Está mi corazón vacío de cosas? ¿Puede mi corazón ver las necesidades de los demás? «El programa del cristiano —el programa de Jesús— es un “corazón que ve”» (Benedicto XVI).