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SALTÓ DE GOZO EL NIÑO EN MI SENO


 «Saltó de gozo el niño en mi seno»

+ Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida

(Lleida, España)


Hoy contemplamos el hecho de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel. Tan pronto como le ha sido comunicado que ha sido escogida por Dios Padre para ser la Madre del Hijo de Dios y que su prima Isabel ha recibido también el don de la maternidad, marcha decididamente hacia la montaña para felicitar a su prima, para compartir con ella el gozo de haber sido agraciadas con el don de la maternidad y para servirla.

El saludo de la Madre de Dios provoca que el niño, que Isabel lleva en su seno, salte de entusiasmo dentro de las entrañas de su madre. La Madre de Dios, que lleva a Jesús en su seno, es causa de alegría. La maternidad es un don de Dios que genera alegría. Las familias se alegran cuando hay un anuncio de una nueva vida. El nacimiento de Cristo produce ciertamente «una gran alegría» (Lc 2,10).

A pesar de todo, hoy día, la maternidad no es valorada debidamente. Frecuentemente se le anteponen otros intereses superficiales, que son manifestación de comodidad y de egoísmo. Las posibles renuncias que comporta el amor paternal y maternal, asustan a muchos matrimonios que, quizá por los medios que han recibido de Dios, debieran ser más generosos y decir “sí” más responsablemente a nuevas vidas. Muchas familias dejan de ser “santuarios de la vida”. El Papa San Juan Pablo II constata que la anticoncepción y el aborto «tienen sus raíces en una mentalidad hedonista e irresponsable respecto a la sexualidad y presuponen un concepto egoísta de la libertad, que ve en la procreación un obstáculo al desarrollo de la propia personalidad».

Isabel, durante cinco meses, no salía de casa, y pensaba: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor» (Lc 1,25). Y María decía: «Engrandece mi alma al Señor (...) porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lc 1,46.48). La Virgen María e Isabel valoran y agradecen la obra de Dios en ellas: ¡la maternidad! Es necesario que los católicos reencuentren el significado de la vida como un don sagrado de Dios a los seres humanos.

PAPA FRANCISCO CLAUSURA LA MARATÓN DEL ROSARIO POR EL FIN DE LA PANDEMIA 2021


Papa Francisco clausura la maratón del Rosario por el fin de la pandemia
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa




Ante una reproducción del icono de la Virgen Desatanudos, a la que tiene una gran devoción, el Papa Francisco clausuró desde los Jardines Vaticanos el maratón del Rosario que, desde el 1 de mayo, se ha rezado en diferentes santuarios de todo el mundo para pedir por el fin de la pandemia de coronavirus.

Durante el transcurso de la ceremonia, el Papa pidió que “continuemos pidiendo al Señor que proteja al mundo entero de la pandemia y a todos, sin exclusiones, se les dé la posibilidad de protegerse mediante la vacunación”.

La ceremonia dio comienzo con la entrada a los jardines del icono mariano en una procesión solemne presidida por el Obispo de Augsburgo, donde se custodia el icono original, Mons. Bertram Johannes Meier.

En la procesión participaron también niños que recibieron recientemente la Primera Comunión en la parroquia de Santa María de la Grotticella de Viterbo, jóvenes que se acaban de confirmar en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, un grupo de scouts de Roma, familias y religiosos en representación del pueblo de Dios. Custodiaba la procesión una representación de la Guardia Suiza y de la Gendarmería Vaticana que rindieron honores a la Virgen.

Los misterios del Rosario se rezaron por cinco intenciones, “cinco nudos a desatar”: El primer nudo a desatar es el “las relaciones heridas, la soledad y la indiferencia, que se han profundizado en este tiempo”.

El segundo nudo que se ha pedido a la Virgen que desate es el del “desempleo, con especial atención al desempleo juvenil, al femenino, al de los padres y madres de familia, por quienes buscan trabajo y por aquellos que intentan proteger a sus empleados”.

El tercer misterio se ofreció para desatar el nudo del “drama de la violencia, en particular la que se origina en la familia, en el hogar dentro de la casa, por las mujeres y por las tensiones sociales generadas por la incertidumbre de la crisis”.

El cuarto misterio se ofreció “por el progreso humano, para que la investigación científica que está llamada a apoyar, ponga en común los descubrimientos para que sean accesibles a todos, especialmente a los más débiles y pobres”.

Por último, el quinto misterio se rezó por “la pastoral, para que las iglesias locales, las parroquias, los oratorios, los centros de pastoral y de evangelización puedan recuperar el entusiasmo y tengan nuevo impulso en toda la vida pastoral y para que los jóvenes puedan casarse y construir una familia y un futuro”.

En el rezo del Rosario participaron, alternándose en cada misterio, jóvenes de Acción Católica, familias de recién casados o en espera de un niño, y una familia de personas sordas donde ha nacido una vocación religiosa.

Tanto la procesión de entrada como el rezo del Rosario estuvo animado por el coro de la Diócesis de Roma.

La maratón del Rosario para pedir por el fin de la pandemia de coronavirus fue una iniciativa del propio Papa Francisco. El Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización se encargó de organizarla y promoverla, involucrando a treinta santuarios marianos de todo el mundo que, por turnos, han guiado cada día durante el mes de mayo el rezo de la oración mariana.


La maratón la inauguró el mismo Pontífice desde la Capilla Gregoriana de la Basílica de San Pedro del Vaticano. 

El Santuario de Nuestra Señora de Częstochowa (Polonia), la Basílica de la Anunciación (Nazaret), el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida (Brasil), el Santuario de Nuestra Señora de Luján (Argentina), la Santa Casa de Loreto (Italia), el Santuario de la Inmaculada Concepción (Estados Unidos), el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes (Francia), el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre (Cuba), el Santuario de la Virgen de Nagasaki (Japón), el Monasterio de Nuestra Señora de Montserrat (España), la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe (México), entre otros santuarios y basílicas, participaron en la iniciativa.

Al finalizar la celebración, el Papa Francisco procedió a coronar el icono de la Virgen Desatanudos que, finalmente, se venerará en el Vaticano.

Por último, el Papa rezó la siguiente oración a la Virgen:

“Oh, María. Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. Nosotros nos encomendamos a ti, salud de los enfermos, que junto a la Cruz quedaste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, que sabes desatar los nudos de nuestra existencia y conoces los deseos de nuestro corazón, acude en nuestra ayuda. Estamos seguros de que, como en Caná de Galilea, harás que pueda volver la alegría y la fiesta a nuestras casas después de este momento de prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a cumplir la voluntad del Padre y hacer aquello que nos pedirá Jesús que ha tomado nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, por medio de la Cruz, a la gloria de la resurrección. Amén”.

FIESTA DE LA VISITACIÓN DE MARÍA A SANTA ISABEL, 31 DE MAYO



 Hoy es la Fiesta de la Visitación de María: “¡Bendita tú entre las mujeres!”

Redacción ACI Prensa




Cada 31 de mayo la Iglesia celebra la Fiesta de la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel. Cerrar el mes dedicado a nuestra Madre de esta forma constituye un poderoso llamado a vivir el amor que la Madre de Dios hace a cada uno: como Ella salió al encuentro de su prima, nosotros también debemos salir al encuentro de quien nos necesita, llevando a Jesús en nuestro interior.

De acuerdo al relato evangélico, así como el ángel Gabriel le anunció a María que sería la Madre de Jesús, Redentor del mundo, así también le comunicó que su prima Isabel estaba encinta a pesar de ser mayor. Acto seguido, la Virgen fue en ayuda de su pariente Isabel, la que sería madre de Juan el Bautista, por un periodo de tres meses.

De los textos correspondientes del Evangelio surgen dos importantes oraciones: la segunda parte del Avemaría y el canto del Magníficat.

Cuando Isabel oyó el saludo de María, “el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces: ‘¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno’”.

María, la sierva humilde y fraterna que siempre está dispuesta a atender a quien la necesita, respondió alabando a Dios por sus maravillas: “Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava…”

San Bernardo de Claraval señalaba que “desde entonces María quedó constituida como un ‘Canal inmenso’ por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones”.