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viernes, 5 de junio de 2020

NARDO Y MEDITACIÓN DÍA 5 - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Nardo del 5 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, qué tierno sos!


Meditación: Dicen que una vez la Santísima Virgen a un niño se le presentó, le habló del Amor y de su Corazón, pero el niño que sorprendido la escuchaba se atrevió a preguntarle por el Niño Dios. De tal modo, una conversación parecida a ésta se escuchó:
Perdón, Virgen María, ¿pero si voy al Cielo voy a poder jugar con el Niño Jesús?. La Virgen sonriendo contestó: "Sí, en el Cielo se te da todo lo que buscas con un corazón de niño". El pequeño prosiguió: ¿Al fútbol también podré jugar con El?. La Virgen contestó: Si así lo deseáis... El niño: Ah, pero siempre va a ganar Jesús, porque El es el mejor, es Dios. La Virgen, llena de ternura, contestó: "No, mi amor, porque en el Cielo no hay competencia y mi Jesús siempre deja ganar…". A lo que el niño, poniéndose a llorar respondió: "Entonces yo no quiero ganar, sólo quiero ser como Jesús...".
¡Qué lección la de la Madre de Dios!. Ella nos muestra la humildad y la ternura del Corazón de Su Hijo, que todo nos da, nos deja hasta querer ¨ganar¨ para que podamos aprender a ser como El, y ver que el Rey, todo Poder, trabaja en la pequeñez. ¿Qué nos queda entonces a nosotros?.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Que tratemos de ser niños guiados por la voz de nuestra Madre, practicando la humildad.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.






5.-LOS MANDAMIENTOS DE DIOS

Jesús habló claramente: "Si me amas, guarda mis mandamientos"¿Quieres salvarte? Observa mis mandamientos. Aquí no hay escapatoria: para querer bien a Jesús y para salvarte, es necesario que hagas lo que Él te manda: observar sus santos mandamientos.

A ti no te queda mas que obedecer. Sí, es necesario obedecer. Pero la obediencia debe ser completa; observarlos todos y siempre.


Dios no ha dado ni cinco, ni siete mandamientos, sino diez; y al infierno se va lo mismo por transgredir uno que los diez. A la cárcel no se va por cometer muchos delitos; basta un solo delito.

PENSAMIENTOS COMPARTIDOS


Pensamientos compartidos




“Las palabras mueven, los ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En efecto, nada es mejor que el testimonio de los padres para moldear el carácter de los hijos en el hogar. Por eso es determinante que los padres evalúen su propia conducta para que influya positivamente en sus hijos. Por ejemplo: dominio de sí mismos, sinceridad permanente, prioridad del deber, etc.

Si amas a tu hijo, contéstale, no lo informes. Protégelo, no lo suplantes. Ayúdalo, pero que él lo haga. Ámalo, no lo idolatres. Acompáñalo, no lo lleves. Muéstrale el peligro, no lo atemorices. Incorpóralo, no lo aísles. Aliéntalo en sus esperanzas, no lo desencantes. No le exijas ser e1 mejor, pídele que sea bueno y dale el ejemplo. No le enseñes a “ser “, sé tú como quieres que él sea. No le dediques la vida. Vivan todos. Recuerda que tu hijo no te escucha, te mira. Y finalmente, cuando se rompa la jaula del canario, no compres otra jaula, enséñale a vivir sin puertas.

“Si el supremo Creador te da un hijo, tiembla por el sagrado depósito que confía a tus cuidados. Haz que ese hijo hasta los diez años, te admire. Hasta los veinte, te ame. Y hasta la muerte, te respete. Sé para ese hijo hasta los diez años, su padre, hasta los veinte años, su maestro y hasta la muerte, su amigo”. Estas sugerencias te sirvan de ayuda.


* Enviado por el P. Natalio

NIÑOS SINCEROS


Niños sinceros



¡Qué importante que los padres hablen a sus hijos y les vayan trasmitiendo los valores que ellos mismos recibieron! Pero mucho más importante es que actúen de acuerdo con esos mismos valores. Las palabras se las lleva el viento, los ejemplos se quedan grabados en el alma como marcas impresas con fuego.

Entramos con mis hijos a un restaurante. Al traernos la cuenta, el mozo le arma un tremendo escándalo a mi esposa: —Señora, por favor, ¡devuelva el tenedor que se guardó en el bolso! Mi señora —indignadísima—vocifera: —¡Atrevido! ¡Respete! Yo soy una distinguida mujer. Además, no tengo necesidad de una cosa de ésas. ¡Esto es una infamia! En nuestra casa tenemos cubiertos finísimos y muy elegantes. —¿No es cierto, hijito? —se dirigió a mi hijo menor. Y éste respondió: ¡Sí, mami! Y... de los mejoles lestaulantesl

La mentira comienza por faltas leves, que se van volviendo más atrevidas, pues arruinan la rectitud de la conciencia moral. Lo malo de la mentira es que abre camino a transgresiones graves como apropiarse lo ajeno, calumniar las personas, ocultar amistades peligrosas, etc. El mentiroso anula valiosos muros que lo protegen. Cultiva la sinceridad.


* Enviado por el P. Natalio

REVELACIONES DEL CORAZÓN DE JESÚS A SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE


REVELACIONES DEL CORAZÓN DE JESÚS
A SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE




Primera revelación
El 27 de diciembre de 1673, día de San Juan el Apóstol, Margarita María, que tenía solo 14 meses de profesa y 26 años de edad, estaba como de costumbre arrodillada ante el Señor en el Santísimo Sacramento expuesto en la capilla. Era el momento de la primera gran revelación del Señor. Ella lo cuenta así:

"Estando yo delante del Santísimo Sacramento me encontré toda penetrada por Su divina presencia. El Señor me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su pecho divino, en el cual me descubrió todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado.


El me dijo:
"Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en el las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo  los cuales contienen las gracias santificantes y saludables necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido como un abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo obra mía."

"Luego," continúa Margarita, "me pidió el corazón, el cual yo le suplicaba tomara y lo cual hizo, poniéndome entonces en el suyo adorable, desde el cual me lo hizo ver como un pequeño átomo que se consumía en el horno encendido del suyo, de donde lo sacó como llama encendida en forma de corazón, poniéndolo a continuación en el lugar de donde lo había tomado, diciéndome al propio tiempo: "He ahí, mi bien amada, una preciosa prenda de mi amor, que encierra en tu costado una chispa de sus mas vivas llamas, para que te sirva de corazón y te consumas hasta el último instante y cuyo ardor no se extinguirá ni enfriará. De tal forma te marcaré con la Sangre de mi Cruz, que te reportará más humillaciones que consuelos. Y como prueba de que la gracia que te acabo de conceder no es nada imaginario, aunque he cerrado la llaga de tu costado, te quedará para siempre su dolor y, si hasta el presente solo has tomado el nombre de esclava mía, ahora te doy el de discípula muy amada de mi Sagrado Corazón."

Después de este favor tan grande, Margarita quedó por muchos días como abrasada toda y embriagada y tan fuera de si que podía hablar y comer solamente haciéndose una gran violencia. Ni siquiera podía compartir lo sucedido con su superiora lo cual tenia gran deseo de hacer. Tampoco podía dormir, pues la llaga, cuyo dolor le era tan grato, engendraba en ella tan vivos ardores, que la consumía y la abrasaba toda.

A partir de la primera revelación, Margarita sufriría todos los primeros viernes de mes una reproducción de la misteriosa llaga del costado, cosa que le sucedería hasta su muerte. Estos eran los momentos particularmente elegidos por el Señor para manifestarle lo que quería de ella y para descubrirle los secretos de su amable Corazón.

Entre estas visitas le decía el Señor, "Busco una víctima para mi Corazón, que quiera sacrificarse como hostia de inmolación en el cumplimiento de mis designios." En su gran humildad, Margarita le presentó varias almas que, según ella corresponderían más fielmente. Pero el Señor le respondió que era ella a quien había escogido. Esto no era sino ocasión de confusión para Margarita pues su temor era que llegasen a atribuir a ella las gracias que del Señor recibía.


 Segunda revelación

Unos dos o tres meses después de la primera aparición, se produjo la segunda gran revelación. Escribe Margarita:

"El divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, mas brillante que el sol, y  transparente como el cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior...

...la cual significaba que, desde los primeros instantes de su Encarnación, es decir, desde que se formó el Sagrado Corazón, quedó plantado en el la cruz, quedando lleno, desde el primer momento, de todas las amarguras que debían producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, y el menosprecio que su Sagrada Humanidad iba a sufrir durante todo el curso de su vida y en Su Santa Pasión."

"Me hizo ver, " continúa Margarita, "que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, al que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya imagen quería ver expuesta y llevada por mi sobre el corazón, para grabar en el, su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para destruir en él todos los movimientos desordenados. Que esparciría sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su santa imagen para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del imperio de su amor, que quiere restablecer en el corazón de todos los que se decidan a abrazar esta devoción."

En esta segunda gran revelación, Nuestro Señor empezó a descubrir sus intenciones y formular sus promesas. La imagen del Sagrado Corazón de Cristo es el símbolo de su ardiente amor hacia nosotros, el cual había entregado sin condiciones,  y el Señor quería que esta imagen se expusiese en las casas o llevarse sobre el pecho en forma de Medalla, ofreciendo así promesas de gracias y bendiciones a quienes lo veneraban. Pero por el momento Margarita no podía decir nada de lo que había visto pues no había llegado la hora. Estas revelaciones tendrían que pasar primero por muchos exámenes y sufrir mucha oposición. Y aún había mucho más que Jesús quiera revelar.


Tercera revelación

En lo que probablemente era el primer viernes de junio de 1674, fiesta de Corpus Christi, tuvo Margarita la tercera gran revelación.

Una vez entre otras, escribe Sta. Margarita, "que se hallaba expuesto el Santísimo Sacramento, después de sentirme retirada en mi interior por un recogimiento extraordinario de todos mis sentidos y potencias, Jesucristo mi Amado se presentó delante de mi todo resplandeciente de Gloria, con sus cinco llagas brillantes, como cinco soles y despidiendo de su sagrada humanidad rayos de luz de todas partes pero sobre todo de su adorable pecho, que parecía un horno encendido; y, habiéndose abierto, me descubrió su amante y amable Corazón."

Entonces Jesús le explicó las maravillas de su puro amor y hasta que exceso había llegado su amor para con los hombres de quienes no recibía sino ingratitudes. Esta aparición es mas brillante que las demás. Amante apasionado, se queja del desamor de los suyos y así divino mendigo, nos tiende la mano el Señor para solicitar nuestro amor.

Le dirige las siguientes peticiones:

º Comulgarás tantas veces cuanto la obediencia quiera permitírmelo

º Jueves a viernes haré que participes de aquella mortal tristeza que Yo quise sentir en el huerto de los olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía mas difícil de sufrir que la muerte.

º Por acompañarme en la humilde oración que hice entonces a mi Padre en medio de todas mis congojas, te levantaré de once a doce de la noche para postrarte durante una hora conmigo; el rostro en el suelo, tanto para calmar la cólera divina, pidiendo misericordia para los pecadores, como para suavizar, en cierto modo, la amargura que sentí al ser abandonado por mis apóstoles, obligándome a echarles en cara el no haber podido velar una hora conmigo...

"Una vez, estando expuesto el Santísimo Sacramento, se presentó Jesucristo resplandeciente de gloria, con sus cinco llagas que se presentaban como otro tanto soles, saliendo llamaradas de todas partes de Su Sagrada Humanidad, pero sobre todo de su adorable pecho que, parecía un horno encendido. Habiéndose abierto, me descubrió su amabilísimo y amante Corazón, que era el vivo manantial de las llamas. Entonces fue cuando me descubrió las inexplicables maravillas de su puro amor con que había amado hasta el exceso a los hombres, recibiendo solamente de ellos ingratitudes y desconocimiento.

"Eso," le dice Jesús a Margarita, "fue lo que más me dolió de todo cuanto sufrí en mi Pasión, mientras que si me correspondiesen con algo de amor, tendría por poco todo lo que hice por ellos y, de poder ser, aún habría querido hacer más. Mas sólo frialdades y desaires tienen para todo mi afán en procurarles el bien. Al menos dame tú el gusto de suplir su ingratitud de todo cuanto te sea dado conforme a tus posibilidades."

Ante estas palabras, Margarita solo podía expresarle al Señor su impotencia, Él le replicó: "Toma, ahí tienes con qué suplir cuanto te falte." Y del Corazón abierto de Jesús, salió una llamarada tan ardiente que pensó que la iba a consumir, pues quedó muy penetrada y no podía ella aguantarlo, por lo que le pidió que tuviese compasión de su debilidad. El le respondió:

"Yo seré tu fortaleza, nada temas, solo has de estar atenta a mi voz y a lo que exija de ti con el fin de prepararte para la realización de mis designios."

Entonces el Señor le describió a Margarita exáctamente de que forma se iba a realizar la práctica de la devoción a Su Corazón, junto con su propósito, que era la reparación. Finalmente, Jesús mismo le avisa sobre las tentaciones que el demonio levantará para hacerla caer.

"Primeramente me recibirás en el Santísimo Sacramento tanto como la obediencia tenga a bien permitírtelo; algunas mortificaciones y humillaciones por ello habrán de producirse y que recibirás como gajes de mi amor. Comulgarás, además, todos los primeros viernes de mes, y en la noche del jueves al viernes, te haré participe de la mortal tristeza que quise sentir en el huerto de los Olivos, cuya tristeza te reducirá, sin que logres comprenderlo, a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Para acompañarme en la humilde plegaria que elevé entonces a mi Padre, en medio de todas tus angustias, te levantarás entre las once y las doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora, con la cara en el suelo, tanto para apaciguar la cólera divina, pidiendo por los pecadores, como para endulzar de algún modo la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, lo cual me llevó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo. Durante esa hora harás lo que te diga. Pero, oye hija mía, no creas a la ligera todo espíritu, ni te fíes, porque Satanás está rabiando por engañarte. Por eso, no hagas nada sin permiso de los que te guían, a fin de que, contando con la autoridad de la obediencia, él no pueda engañarte, ya que no tiene poder alguno sobre los obedientes."

LA DEVOCIÓN A LA IMAGEN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


LA DEVOCIÓN A LA IMAGEN
 DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


El que ama se consuela en algún modo de la ausencia de su amigo considerando su retrato al cual lleva consigo, lo besa con ternura, y lo mira con frecuencia. Otro tanto nos aconseja hacer el devoto Lausperge con respecto a las imágenes del Corazón de Jesús. Tengan, dice, para conservar su devoción, alguna imagen de este Corazón adorable; colóquenla en algún lugar donde puedan verla a menudo, con el fin de que su vista excite en ustedes el fuego del amor divino. Bésenla con la misma devoción con que besarían al Corazón mismo de Jesucristo; entren en espíritu hasta ese Corazón divinizado, imprimiendo el suyo en él con una ardorosa fuerza, sepultando en él su alma entera y esforzándose por atraer hacia ustedes el amor que reina en el Corazón de Jesús, sus gracias, sus virtudes; en una palabra, todo lo que encierra este Corazón Sagrado, pues es el manantial inagotable de todos los bienes.

Además, si esta práctica no fuera provechosa, ¿enseñaría la Iglesia el culto de las santas imágenes? Santa Teresa dice en su vida con esa admirable sencillez que la caracteriza: “No siéndome muy fácil recordar, a menudo, los objetos, me gustaban en extremo las imágenes”.

¡Ah! Desgraciados de los que pierden por su culpa los socorros que podían sacar de ellas. Tales personas demuestran bastante que no aman a nuestro seño; porque si lo amasen, se regocijarían al ver su imagen, así como los hombres se alegran mucho al mirar el retrato de la persona amada. Pero nada debe excitar tanto en ustedes esta veneración hacia las imágenes del Corazón de Jesús, como el placer que él experimenta cuando lo honramos.
He aquí lo que dice Santa Margarita María: “un día, que era el de San Juan Evangelista, después de la sagrada comunión, se me presentó el Corazón de Jesús como en un trono de fuego cuyas llamas más brillantes que el sol esparcían su luz por todos lados. La llaga que recibió sobre la cruz se percibió se percibió en el visiblemente; estaba además coronado  de espinas y ornado de una cruz. MI divino Salvador me hizo conocer que estos instrumentos de la pasión significaban que el amor inmenso de su Corazón para con los hombres había sido el principio de todos sus sufrimientos; que desde el primer instante de su encarnación había tenido presentes todos aquellos tormentos y ultrajes; que desde aquel momento, la cruz fue plantada en su Corazón, por decirlo así; que desde entonces aceptó todos los dolores y humillaciones que su santa humanidad había de sufrir durante el curso de su vida mortal, como también todos los agravios a que había de exponerle su amor por los hombres, permaneciendo con ellos en el Santísimo Sacramento hasta el fin de los siglos.

“Mi Salvador, añade ella, me ha asegurado que le complacía mucho ver los sentimientos interiores de su Corazón y de su amor honrados bajo la figura de este Corazón de carne, tal cual me había sido manifestado, rodeado de llamas, coronado de espinas y colocado debajo de una cruz, y que era su voluntad que una tal imagen de ese Sagrado Corazón fuese presentada al público, con el fin, añadió mi amable Redentor, de enternecer el corazón insensible de los hombres; al mismo tiempo, me prometió que derramaría con profusión los tesoros de gracia, que su Corazón posee en un grado inmenso, sobre los que le tributasen este honor y que, donde quiera que esta santa imagen fuese colocada para honrarla especialmente, atraería los favores del cielo”.

Refiérese que los habitantes de Antioquia detuvieron un terremoto escribiendo en las puertas de sus casas: Jesucristo está con nosotros, detente.

Llevemos sobre nuestro Corazón la imagen del Corazón de Jesús, y entonces, desafiando con valor al enemigo  de nuestra salvación, en todas nuestras tentaciones podremos decirle: El Corazón de Jesús está conmigo, detente.

Obsequio: Llevar consigo una imagen o medalla del Corazón de Jesús; tener una en su oratorio, procurando, en cuanto sea posible, que haya una capillita dedicada especialmente a su culto en la parroquia del lugar en que uno vive.

Jaculatoria. Vamos con confianza al trono de la gracia, al Corazón de Jesús, a fin de experimentar los efectos de su misericordia y hallar en él la gracia en la necesidad.


Transcrito por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: LA HORA SANTA Y LA COMUNIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES


EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:
 LA HORA SANTA Y LA COMUNIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES

Bertrand de Margerie S.J.




En el contexto de la doceava  gran manifestación, Jesús pidió a Santa Margarita María la comunión de los primeros viernes del mes y la hora santa:

“Todas las noches del jueves, te haré participar en la tristeza mortal que quise sentir en el jardín de los Olivos, especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Y para acompañarme en esta oración humilde que presenté entonces a mi Padre entre todas mis angustias, te levantarás entre las once y medianoche para prosternarte durante una hora conmigo, la cara contra la tierra, tanto para apaciguar la divina cólera como para suavizar, de alguna manera, la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, que me obligó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo”.

Aquí, Jesús pidió claramente una participación en su agonía redentora. Estamos frente al programa pastoral elaborado por el Señor mismo: sufrir con él. Comulgar con su pasión para poder  - con un mayor amor – comulgar con su cuerpo Resucitado, sacramentalmente, después de la hora santa. La visión, que tuvo lugar delante del Santísimo Sacramento, está orientada hacia una participación digna en la Eucaristía, por excelencia, sacramento de la santificación y  de la salvación (Jn 6, 54-57).



De esta manera se preparaba la gran aparición 
de junio de 1675.

“Este es el corazón que tanto ha amado a los hombres, que no escatimó nada, hasta agotarse y consumirse para testimoniarle su amor. Y como agradecimiento no recibo, de la mayoría, sino ingratitudes por sus  irreverencias y sus sacrilegios y por las  frialdades que tienen por mí en este sacramento de amor (…). Te pido que el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento sea dedicada a una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día haciendo reparación de honor por medio de una ofrenda honorable, para reparar las indignidades que recibió durante el tiempo que ha sido expuesto en los altares. Te prometo, igualmente, que mi corazón se dilatará para derramar abundantemente las influencias de su divino corazón sobre aquellos que le rindan este honor y que procuren que le sea rendido”.

El pedido de una fiesta significaba que cristo quería ver a su Iglesia celebrar cada año el sacrificio eucarístico en honor del amor divino y humano, infinito y finito que está en el origen de su institución. En el contexto de la legislación ritual en vigor en aquella época, los obispos podían establecer fiestas en sus diócesis respectivas, y la Santa Sede sólo en el conjunto del rito latino. El pedido de Jesús apuntaba, entonces, a la sede apostólica.

Pedido eucarístico, columbrando un horizonte reparador. El vocabulario utilizado por Margarita María refleja ciertamente no sólo su psicología personal, sino también la cultura de su tiempo y su país.

¿Qué significa esta “reparación de honor” en el contexto cultural de 1675 en Francia? Opuesta a la ofrenda “aprovechable”, de naturaleza pecuniaria, la ofrenda honorable es un castigo criminal, entre látigo y exilio. Desconocida por el derecho romano, era corrientemente infligida entre los siglos XV y XVII tanto a los clérigos como a los laicos. Según el arbitrio del juez, sanciona todo delito grave, contra Dios, la Iglesia y el Estado. El delincuente, cirio amarillo en mano, cabeza descubierta y pies descalzos, abierta la camisa, conducido por el verdugo, a menudo soga al cuello, y llevando visible para todos el libelo de acusación, grita con alta e inteligible voz su crimen, y arrodillado clama misericordia, es decir perdón.

La ofrenda honorable deriva en línea recta de los ritos de la penitencia o satisfacción canónica. Pena corporal regeneradora de la persona como totalidad, incluye una forma de confesión pública y un pedido de reconciliación. Se sitúa, pues, muy claramente en la historia de la evolución del sacramento de reconciliación penitente, en tres de sus elementos esenciales: contrición, confesión, satisfacción.

Estas evocaciones históricas permiten comprender mejor el plan pastoral de Cristo: subrayando el carácter expiador del sacrificio eucarístico, su finalidad propiciatoria, valorizar también el recurso al sacramento de penitencia para disponerse a una comunión fructífera.

Por tanto, está permitido pensar y aun constara que las revelaciones privadas de Paray-le-Monial, destinadas al mundo entero, tenía por fin una mejor participación en el misterio pascual, especialmente bajo su aspecto de expiación. Ellas constituyen una nueva valorización de la propiciación infinita y superabundante para todos los pecados del mundo, ofrecida sobre la cruz por el único Mediador.



El Cristo exaltado por Margarita María es constantemente mediador:


“Estas son las más ordinarias ocupaciones de mi oración (…) salgo, a menudo, sin saber que he hecho, sin tomar ninguna resolución, pedido ni ofrenda que no sea la Jesús a su Padre eterno: “Dios mío te ofrezco a tu hijo bien amado como mi acción de gracias por todos los bienes que me haces, por mi pedido, por mi ofrenda, por mi adoración y por todas mis resoluciones, y, finalmente por mi amor y mi todo. Recíbelo, Padre eterno por todo aquello que deseas que te vuelva, ya que nada hay que se te pueda ofrecer que sea digno de ti, sino aquel cuyo disfrute me das con tanto amor”.

Se ve: la doctrina de la santa sobre Cristo esta centrada en los cuatro fines del sacrificio eucarístico mediante el cual el Mediador prolonga y renueva su único acto de mediación; el Corazón que adora y quiere hacer conocer es el Corazón traspasado del que manan Sangre y Agua, es decir los sacramentos de la Iglesia, el Corazón que se entrega en la penitencia y la eucaristía. Hay continuidad, y no ruptura, entre la pastoral de Paray  y la de los Padres de la Iglesia. Continuidad pero también progreso, porque el Corazón de Jesús revelado en Paray es aquel que se manifiesta invadido por un sufrimiento redentor desde el primer instante de su existencia terrestre (Cf. Hb 10,5):


“Este divino Corazón me fue presentado (…) rodeado con una corona de espinas, que significa las que nuestros pecados le hicieron, y una cruz por encima, que significaba que desde que su Sagrado Corazón fue formado, la Cruz estaba plantada, y fue colmado, desde esos primeros instantes, de todas las amarguras que le debían causar las humillaciones, pobreza, dolor y desprecio que sagrada humanidad debía sufrir durante el todo el curso de su vida en su santa Pasión”.

Esta perspectiva, lejos de estar aislada, resultaba de una profundización del Nuevo Testamento por la teología medieval y por la de la Contra-Reforma; explica la vida sufriente de santa Margarita María y el acento puesto en Paray sobre la Reparación, siempre iluminada por el amor.


El Cristo que se aparece a santa Margarita María es el profeta que anuncia su sacrificio de sacerdote, inaugurado en la Encarnación, para hacer reinar la ley de la Cruz plantada en su Corazón.


Ese Cristo sacerdote, profeta y rey que confió a la visitandina de Paray una misión relativa al aspecto de su propia misión, que quería subrayar (expiación amante), al culto que le es debido (fiesta de su Corazón), y a la modalidad (amante) del reino que Él quiere ejercer.


Tomado de Histoire doctrinale du culte au Coeur de Jesús
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 5 DE JUNIO DE 2020


Lecturas de hoy Viernes de la 9ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 5 de junio de 2020



Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (3,10-17):

Tú seguiste paso a paso mi doctrina y mi conducta, mis planes, fe y paciencia, mi amor fraterno y mi aguante en las persecuciones y sufrimientos, como aquellos que me ocurrieron en Antioquía, Iconio y Listra. ¡Qué persecuciones padecí! Pero de todas me libró el Señor. Por otra parte, todo el que se proponga vivir piadosamente en Cristo Jesús será perseguido. En cambio, esos perversos embaucadores irán de mal en peor, extraviando a los demás y extraviándose ellos mismos. Pero tú permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste y que desde niño conoces la sagrada Escritura; ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación. Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud; así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 118

R/. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor

Muchos son los enemigos que me persiguen,
pero yo no me aparto de tus preceptos. R/.

El compendio de tu palabra es la verdad,
y tus justos juicios son eternos. R/.

Los nobles me perseguían sin motivo,
pero mi corazón respetaba tus palabras. R/.

Mucha paz tienen los que aman tus leyes,
y nada los hace tropezar. R/.

Aguardo tu salvación, Señor,
y cumplo tus mandatos. R/.

Guardo tus decretos,
y tú tienes presentes mis caminos. R/.




Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,35-37):

En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: «¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, dice: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies." Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»
La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 5 de junio de 2020
Óscar Romano, cmf


A la paz de Dios:

A mí también me gusta escucharte:

Que me llames amigo.
Que me lleves en la palma de la mano cuando las fuerzas me fallan.
Que me confieras tanta dignidad.
Que llames propio a lo mío.
Que camines despacio para no perder mi paso.
Que te alegres de mis risas y sufras con mi llanto.
Que tengas paciencia conmigo y así me invites a vivir.
Que me levantes cuando caiga, que me levantes con tu abrazo.
Que me enseñes a ver la vida con ojos de ternura.
Que confíes en mis posibilidades más que en mis fracasos.
Que inventes mis anhelos, mis esperanzas, mis sueños.
Que hoy sea mañana,
que el futuro me sonría,
que vivas en mis hermanos.

Qué por qué me gusta escucharte:
porque sabes de amor, porque me amas, porque te amo.

Vuestro hermano y amigo

Óscar Romano