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jueves, 13 de septiembre de 2018

LE PROHIBIERON HABLAR DE CRISTO


Le prohibieron hablar de Cristo



Michel Guery, en su libro Juventud, nueva ola frente a Cristo, relata el testimonio de una institutriz polaca que, después de la primera guerra mundial, estaba sin trabajo y debía ayudar económicamente a su madre, viuda y enferma, así como a un hermanito menor. Por fin, encontró trabajo en una casa de una familia judía. La señora la aceptó con la condición de que no hablara de ninguna manera de religión con sus hijos. Ella aceptó, porque necesitaba trabajar a toda costa.

Los cuatro niños de la familia eran totalmente indisciplinados y ella tuvo que tener mucha paciencia para poder educarlos y hacerles entrar en disciplina para que hubiera paz y orden en la casa. Pero un día, llegó la enfermedad a aquel hogar. El pequeño Halm cayó enfermo de una grave y contagiosa enfermedad y ella tuvo que cuidarlo con ternura, porque su madre tenía miedo de contagiarse y solamente de lejos se asomaba a verlo.

Cayeron otros dos niños con la misma enfermedad y ella seguía atendiéndolos con todo cariño. Y los niños llegaron a quererla de verdad y se abrazaban a ella con la confianza de los niños que necesitan cariño y buscan quién se lo dé. Sin embargo, cuando los niños estaban ya curados, también ella cayó enferma de la gravísima enfermedad. Y ¿quién la cuidaría? La llevaron al hospital. Y allí murió. Le abrieron el medallón que tenía al cuello y encontraron un papelito que decía: — Puesto que me prohibieron hablar de mi fe, quiero vivirla. Ella vivió su fe hasta dar la vida.  Al poco tiempo, toda la familia judía se hizo católica.




* Enviado por el P. Natalio

INSTRUCCIONES PARA VIVIR EN LA TIERRA


Instrucciones para vivir en la tierra




Recuerdo que antes que yo naciera, estaba preocupado porque no conocía el mundo al que llegaría. Entonces le pedí a Dios instrucciones para vivir en esta tierra. Dios acercó  su voz a mi oído y me dijo:

• Sé como el sol. Levántate temprano y no te acuestes tarde.

• Sé como la luna. Brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.

• Sé como los pájaros. Come, canta, bebe y vuela.

• Sé como las flores. Enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces.

• Sé como el buen perro. Obediente, pero nada más a su Señor.

• Sé como la fruta. Bella por fuera, saludable por dentro.

• Sé como el día. Que llega y se retira sin alardes.

• Sé como el oasis. Da tu agua al sediento.

• Sé como el río. Siempre hacia adelante.

• Sé como la luciérnaga. Aunque pequeña, emite su propia luz.

• Sé como el agua. Buena y transparente.

• Sé como José. Cree en tus sueños.

• Sé como Lázaro. Levántate y anda.

Y sobre todas las cosas...

• Sé como el cielo: la morada de Dios.

Señor, no permitas que me quede donde estoy. Ayúdame a llegar donde Tú quieres. 

LA GAVIOTA Y EL PESCADOR


La gaviota y el pescador




Vivir feliz es un arte. Y nada contribuye tanto a la paz del corazón como valorar todo lo bueno, agradable y valioso de la propia situación. Serás positivo, optimista y lleno de esperanza cuando te acostumbres a detectar cada día todo lo que te da satisfacción y contento, todo lo que te gratifica. Y sencillamente lo agradeces a Dios, sin compararte con los demás.

Una gaviota amaneció volando muy alto sobre el mar. Allá abajo divisó, haciendo espumas entre tanto azul, la barca de un pescador. —¡Ah, si yo tuviera una red como la de ese hombre – se dijo la gaviota–  no tendría por qué resignarme a agarrar un solo pez tras varios intentos de vuelo en picada en el agua! A su vez, el pescador, embelesado con el vuelo de la gaviota, se decía: —Si tuviera el privilegio de ver desde lo alto lo que puedo pescar, no me aventuraría tanto en aguas profundas y ni siquiera me alejaría de la costa en la madrugada.

La sabiduría consiste entonces en no compararte con los demás, porque todo humano tiene sus cruces y falencias, sus días de sol y de nublados, su tiempo de reír y de llorar. Tú enumera tus propios bienes, y da gracias al Señor, y aprende a agradecer incluso lo que encierra dolor y fracaso, porque hay también allí misteriosas semillas de vida y superación.



* Enviado por el P. Natalio

DIÓCESIS DE CAROLINA DEL SUR DIFUNDE ORACIÓN ANTE AMENAZA DE HURACÁN FLORENCE


Diócesis de Carolina del Sur difunde oración ante amenaza del huracán Florence
Redacción ACI Prensa
 Foto: NASA



La Diócesis de Charleston en Carolina del Sur (Estados Unidos), difundió una oración para pedir la protección de Dios ante la llegada del huracán Florence.

El Centro Nacional de Huracanes pronosticó este miércoles 12 de septiembre que Florence “será un huracán intenso extremadamente peligroso cuando se acerque a la costa de Estados Unidos en la tarde del jueves o el viernes”.

Con vientos de hasta 225 kilómetros por hora, se estima que pueda convertirse en un huracán de categoría 5 dentro de las próximas 24 o 36 horas.

Ante la amenaza, se ha declarado en emergencia a los estados de Carolina del Norte, Carolina del Sur, Virginia, Georgia y Maryland y se ha ordenado la evacuación de más de un millón de personas.

La Diócesis de Charleston, a través de su periódico The Catholic Miscellany, compartió una serie de recomendaciones de seguridad para los fieles y difundió la siguiente oración:



Oración por el huracán

Oh Padre Celestial, 
todos los elementos de la naturaleza obedecen tus mandamientos, 
incluyendo los huracanes. 
Calma las tormentas que nos amenazan 
y transforma nuestro miedo a tu poder en alabanza por tu bondad. 
Concédenos esto a través de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, 
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, 
un solo Dios, por los siglos de los siglos. 
Amén.



LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 13 SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
13 septiembre




Cristo es el primer profeta del Padre; nosotros debemos ser los profetas de Cristo a través de él, los profetas del Padre.

El mundo de hoy, el mundo nuestro en que vivimos, está esperando que le transmitamos la palabra y el mensaje de Cristo; y Cristo nos urge internamente a que cumplamos la misión profética que él nos ha encomendado.

Si estamos consagrados a él, no vivir esa consagración sería destruirla, borrarla y, en consecuencia, frustrarla.


P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO SEÑALA 4 ELEMENTOS NECESARIOS PARA LLEVAR UNA VIDA DE ESTILO CRISTIANO


El Papa señala estos 4 elementos necesarios para llevar una vida de estilo cristiano
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media




El Papa Francisco citó cuatro elementos presentes en el Evangelio necesarios para construir un “estilo cristiano” de vida: “amad a vuestros enemigos, haced el bien a aquellos que os odian, bendecid a aquellos que os maldicen, rezad por aquellos que os tratan mal”.

El Santo Padre aseguró, durante la Misa celebrada en Casa Santa Marta este jueves 13 de septiembre, que “este es el estilo cristiano, éste es el modo de vivir cristiano. Pero si yo no hago esas cuatro cosas, ¿no soy cristiano? Sí, sí eres cristiano porque has recibido el Bautismo, pero no vives como un cristiano. Vives como un pagano, con el espíritu de la mundanidad”.

En su homilía, el Pontífice destacó que los cristianos no deben nunca caer “en las habladurías” o “en la lógica de los insultos” que sólo general “guerra”. Por el contrario, deben encontrar tiempo “para rezar por las personas molestas”.


Según Francisco, lo fácil sería “hablar a espaldas del enemigo o de aquel que pertenece a un grupo diferente”, pero ese no es el modo de actuar cristiano.

“Sólo los misericordiosos se parecen a Dios Padre”, aseguró el Papa, y recordó las palabras del Evangelio: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”. E insistió: “Este es el camino, el camino que va contra el espíritu del mundo, que piensa, al contrario, que no acusa a los demás”.

Advirtió que “cuando yo entro en esta lógica de acusar, maldecir, tratar de hacer el mal a los demás, entro en la lógica del gran acusador que es destructor: Satanás”. En este sentido, señaló que Satanás es “el gran acusador, aquel que siempre va a acusarnos delante de Dios para destruirnos”.


Por ello, el Santo Padre hizo hincapié: “Quien no conozca la palabra ‘misericordia’, no la conoce, nunca la ha vivido”.

Lectura comentada por el Papa Francisco:

Lucas 6:27-38
27 «Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien,
28 bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.
29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica.
30 A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames.
31 Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente.
32 Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman.
33 Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto!
34 Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.
35 Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos.
36 «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo.
37 No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados.
38 Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá.»

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 13 SEPTIEMBRE 2018


Lecturas de hoy Jueves de la 23ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, jueves, 13 de septiembre de 2018



Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,1b-7.11-13):

El conocimiento engríe, lo constructivo es el amor. Quien se figura haber terminado de conocer algo, aún no ha empezado a conocer como es debido. En cambio, al que ama a Dios, Dios lo reconoce. Vengamos a eso de comer de lo sacrificado. Sabemos que en el mundo real un ídolo no es nada, y que Dios no hay más que uno; pues, aunque hay los llamados dioses en el cielo y en la tierra –y son numerosos los dioses y numerosos los señores–, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede el universo y a quien estamos destinados nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe el universo y por quien existimos nosotros. Sin embargo, no todos tienen ese conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al ídolo y, como su conciencia está insegura, se mancha. Así, tu conocimiento llevará al desastre al inseguro, a un hermano por quien Cristo murió. Al pecar de esa manera contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo. Por eso, si por cuestión de alimento peligra un hermano mío, nunca volveré a comer carne, para no ponerlo en peligro.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 138,1-3.13-14ab.23-24

R/. Guíame, Señor, por el camino eterno

Señor, tú me sondeas y me conoces; 
me conoces cuando me siento o me levanto, 
de lejos penetras mis pensamientos; 
distingues mi camino y mi descanso, 
todas mis sendas te son familiares. R/. 

Tú has creado mis entrañas, 
me has tejido en el seno materno. 
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, 
porque son admirables tus obras. R/.

Señor, sondéame y conoce mi corazón, 
ponme a prueba y conoce mis sentimientos, 
mira si mi camino se desvía, 
guíame por el camino eterno. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy jueves, 13 de septiembre de 2018
 CR


Amar al enemigo

Mientras se predique en la Iglesia este Evangelio, el mensaje de Jesús estará a salvo, aunque sus seguidores nademos en la mediocridad. Si el amor es el centro del Evangelio, estas exigencias son la guinda del amor. Aquí  todo es revolucionario y subversivo. Y una revolución muy especial; porque, de entrada, no intenta cambiar una sociedad, unas minorías, unos empobrecidos; ni derriba impedimentos de estructuras o personas fuera de uno mismo. Es el discípulo de Jesús el que ha de cambiar; es a él a quien le hiere esa “revolución”: amar al enemigo es terrible.

Como en un texto escolar, podemos señalar estas partes en el evangelio de hoy. a) Exhortación solemne: Amad, bendecid, orad. Con un objeto difícil: a vuestros enemigos, a los que os odian, a los que os maldicen. b) Lo expresa con unas imágenes expresivas: Si te dan en una mejilla, le pones la otra; al que te quite la capa le dejas la túnica. c) Apunta las razones: Lo contrario también lo hacen los pecadores. d) Ofrece las promesas de Dios: tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados.

El perdón al enemigo es la prueba de fuego del amor del cristiano. Aquí no cabe que se cuele el egoísmo, el buscar algo a cambio o algún otro deseo menos puro. El amor ha de ser sin límites ni condiciones, es decir, todo “por gracia”, como de Dios lo hemos recibido, como nos enseñó el Señor, “Como yo os he amado”. Ya sé que estamos tocando fondo… como que es tocar el corazón de Dios.

Que lejos está este mensaje de Jesús de la ley del Talión (el ojo por ojo), agazapada todavía en la voz de algunos cristianos, aunque les dé vergüenza  formularla así. Puede ser que  nos cueste identificarnos con las palabras de Jesús: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”. Pero, por lo menos, que se vea que este es nuestro ideal y nuestra norma de vida. Sólo haciendo las cosas “por gracia”, y no sólo por mera justicia como la entienden los hombres, se romperá la espiral o el eslabón de la violencia y nos acercaremos a la reconciliación. No hay que esperar a que el otro pida perdón para otorgar nuestro perdón. “Dios es bueno con los malvados y desagradecidos”. ¿Más claro?