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lunes, 14 de noviembre de 2016

SALMO 1, AL VENCEDOR LE DARÉ A COMER DEL ÁRBOL DE LA VIDA


Salmo

Sal 1,1-2.3.4.6

R/. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida.

V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

V/. Será como un árbol,
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 14 DE NOVIEMBRE 2016


Los gritos del corazón
Lucas 18, 35-43. Lunes XXXIII. Tiempo Ordinario. Ciclo C. ¡Ten compasión de mí!


Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en Ti; te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de Ti; te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad; te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por Ti.
Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque Tú lo quieres, como Tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.» Así sea. (Oración del Papa Clemente XI, fragmento).


Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 18, 35-43
En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó que era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!".  Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!".
Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". Él le contestó: 'Señor, que vea'. Jesús le dijo: "Recobra la vista; tu fe te ha curado".
Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Sólo hay que ponerle nombre a la persona. Pero, en el fondo, cada uno de nosotros es este ciego a las afueras de Jericó. Acerquémonos así a Cristo que viene, pidámosle que nos cure de nuestra enfermedad…
Bartimeo se llamaba este hombre. Conquistó el corazón de Cristo por su insistencia en gritar. Pero no era el volumen de los gritos o el número de ellos lo que movió al Señor para curarlo. La fe salvó a este hombre, esa fe profunda que brota del corazón. En este rato de oración atrevámonos a gritarle al Señor, no con la boca, sino con el corazón: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Gritar con el corazón significa poner toda la confianza en Jesucristo. Significa hacerse vulnerable ante Él, mostrarnos tal cual somos, con aquello que nos duele, con lo que nos preocupa, con nuestros anhelos y esperanzas. Ponernos totalmente en sus manos y dejar que Él haga lo que quiera con nosotros.
Entonces, Él pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti?» Él quiere actuar en nuestra vida. Sólo necesita un corazón abierto, un corazón que confíe en el Amigo que nunca falla. Bartimeo fue directo al grano: «Señor, que vea». Digámosle nosotros también esa situación concreta, esa necesidad específica que tiene cada uno. Él para eso ha venido, para sanar nuestra alma, para saciar nuestra hambre, para sacarnos de la miseria del espíritu…
Cristo, además, tiene un Corazón generoso. No sólo llega y cura los ojos, sino que entra en la vida y la salva de todo pecado, de toda angustia. Él quiere darlo todo. El corazón que le grita con confianza acaba recibiendo más de lo que ha pedido. Pidamos al Señor con gritos de fe. O bien, pidámosle que nos enseñe a gritar con el corazón. «Señor, aumenta mi fe, ¡ten compasión de mí!».
«[Jesús] se detiene para responder al grito de Bartimeo. Se deja interpelar por su petición, se deja implicar en su situación. No se contenta con darle limosna, sino que quiere encontrarlo personalmente. No le da indicaciones ni respuestas, pero hace una pregunta: “¿Qué quieres que haga por ti”? Podría parecer una petición inútil: ¿Qué puede desear un ciego si no es la vista? Sin embargo, con esta pregunta, hecha “de tú a tú”, directa pero respetuosa, Jesús muestra que desea escuchar nuestras necesidades. Quiere un coloquio con cada uno de nosotros sobre la vida, las situaciones reales, que no excluya nada ante Dios.»
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré ayudar a alguien en una necesidad concreta,  haciéndolo con alegría y generosidad.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EN TIEMPO DE ENFERMEDAD


En tiempo de enfermedad


Los infortunios y enfermedades traen siempre algún valioso mensaje que puedes aprovechar con sabiduría. Pero hay que reflexionar con calma para atesorar la experiencia que dejan, porque las desgracias descubren al alma luces que en la prosperidad no llegas a percibir. 

Señor tú conoces mi existencia, conoces mi dolor. Has visto mis ojos llorar, mi rostro triste, mi cuerpo doliente y mi alma atribulada. Seguiré tus pasos, Señor, porque “tu yugo es suave y tu carga es ligera”. Hazme comprender tus sufrimientos, tu amor hacia los hombres. Sé que estoy cumpliendo en mi vida lo que falta a tu dolorosa pasión. Ayúdame a sufrir, con paz y alegría, sin quejarme. Ayúdame a sufrir con amor. Te pido por todos los que sufren, los pobres, los que no reciben ni siquiera un poco de cariño. Señor, sé que transformarás en rosas todas mis espinas, sé que todo, también el dolor, lo dispones para el bien de los que te aman. Te amo Jesús mío. Amén.

La lección más importante que puedes aprender en tu vida no es que en el mundo hay dolor, sino que depende de ti sacar provecho de él, pues se te ha permitido cambiarlo en gozo (R. Tagore). He leído: Tus dolores son como astillas de la cruz de Cristo. No está bien que adorando esa cruz, maldigas sus astillas.


* Enviado por el P. Natalio 

EL DEPORTE REQUIERE RESPETO Y TRABAJO EN EQUIPO, RECUERDA PAPA FRANCISCO A CAMPEONES


El deporte requiere respeto y trabajo en equipo, recuerda el Papa a campeones del mundo
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 14 Nov. 16 /  (ACI).- Una vez más, el Papa Francisco ha reafirmado la importancia del deporte como instrumento de superación personal y de compañerismo. En un breve encuentro con el equipo nacional de fútbol alemán, el Pontífice se alegró de recibir a “los actuales campeones del mundo”.

Francisco explicó que en varias ocasiones ha escuchado decir que “vuestras victorias son victorias ‘de equipo’ y por eso 'la Mannschaft' (el equipo) se ha convertido en una definición común de vuestro equipo”.

Además, explicó que este deporte no solo requiere “disciplina y sacrificio personal”, sino también “disciplina y respeto por el prójimo y por el espíritu de equipo”.

El Papa recordó a los jugadores y la directiva que tienen una responsabilidad “más allá del campo de fútbol” y hacia “los jóvenes que a menudo los toman de modelo”.

Por último, agradeció algunas iniciativas hacia los pobres y necesitados porque esto muestra “como es posible superar juntos barreras que parecen inabarcables y penalizan a las personas más necesitadas y marginadas”. 

LA MUDANZA


La mudanza
Debemos entender que la conversión es un don de Dios y que debe de estar unida a una gran fe y humildad. Esta debe de ser nuestra oración continua el señor. 


La mudanza 

Conversión. Esta es una palabra que hemos dicho en repetidas ocasiones en el transcurso de nuestra vida y quizá también todos sepamos su significado, pero para no errarle como de dicen por ahí, consulte un diccionario y éste  es su significado literal. 

Conversión: acción de convertirse; transformación de ideas, de valores etc. 

Creo que estas son las acepciones  que de esta palabra más nos interesa. La conversión cristiana es deja la oscuridad por la luz, es darse cuenta que se ha caminado por el camino equivocado, es abrir el corazón, el entendimiento y la voluntad para dejarse llevar y  llenar por Jesús. 

Es mudarse de mi soberbia a la humanidad. Es mudarse de mi egoísmo a la generosidad, mudarme de mi autosuficiencia para entender que sin Dios no soy nada, que él es y debe ser el principio y mi fin y volverse hacia Dios y entender y comprender en toda su riqueza que lo único y verdadero que valen la pena en este mundo es seguir a Cristo.


Cuando una conversión se da, siempre existe una historia detrás; una historia de comportamientos erróneos, de ideas falsas, de dudas, de lucha interior, de vació de inquietud, y después de un tiempo de oscuridad y de caídas, pero también te busqué búsqueda guiados por la gracia de Dios.

Esa gracia que el señor siempre, siempre nos está dando, pero para que si eficaces necesario abrir el corazón de par en par y también nuestro entendimiento para que penetre hasta lo más profundo de nuestro ser. De no ser así esa gracia será vana como el choque de una espada contra el escudo, como choque contra un muro de acero impenetrable.

Como dice San Agustín " Dios que te creó sin ti, no puede salvarte sin ti".

Dios siempre nos llama y quiere que lo encontremos, que lo descubramos a veces detrás de pequeños detalles, de una plática a la cual asistimos, en medio de la enfermedad o de la salud, de los éxitos y de los fracasos; pero también en medio de las alegrías y de todas las cosas buenas y amables que tenemos en nuestra vida.

Como el caso verídico de una amiga mía que se casó con un verdadero ateo, y se casaron por el rito católico pero él no era practicante; de verdad era un ateo confeso, no creía en nada.

Sin embargo a través de los años de matrimonio y de testimonio de entrega, de paciencia, de trabajo por Dios, de oración y de amor se dio la lo inevitable: la conversión de este hombre; se acercó a la iglesia, se confesó y comulgó, se encontró íntimamente con Jesús.

Se mudó del vacío de la nada hacia un todo verdadero capaz de satisfacer completamente el corazón humano. En la conversión se da un encuentro íntimo de Dios con el hombre.

Hasta ahora hemos hablado de la conversión de aquellos que no creen en nada y se vuelven hacia el ser supremo, sin embargo que hay de aquellos que se dicen, católicos, apostólicos, romanos y demás Marianos y ¡a mucha honra!  y cuidado y se atreven a decirles lo contrario porque se ofende; y sin embargo no va a Misa  en meses sino en  años; que critican sin piedad, que toman alcohol sin medida, que maltratan a su familia, que no permite que nadie les diga nada pues ellos lo saben todo.  No tienen idea de lo que dicen.

Todo nosotros debemos de trabajar diariamente por nuestra conversión personal y verdadera a Dios N. S. Pues la conversión sea de manifestar en nuestra forma de ser, lo que decimos, lo que pensamos, lo que hacemos, en nuestras actitudes. Conversión es mucho más que un reacomodo superfluo nuestro comportamiento; afecta en lo más profundo de nuestro ser.

Debemos entender que la conversión es un don de Dios y que debe de estar unida a una gran fe y humildad. Esta debe de ser nuestra oración continua el señor. 

Mudamos, mudamos de una casa (nuestra alma) vieja, sucia, llena de vicios, de malos hábitos, de lastres, de soberbia, de comodidad, de egoísmos, hacia una casa limpia, generosa de la entrega, fiel  perseverante y sobre todo, llena de un inmenso  amor a Dios  humilde y confiada limpia, generosa en la entrega, fiel perseverante y sobre todo  llena de un inmenso amor a Dios humilde y confiada en Él. Mudanza  del corazón.

San Agustín maestro en la escuela del amor y un ejemplo de una verdadera conversión nos dice que el vacío que experimenta el nombre de un corazón no puede llenarse con cualquier cosa y que el centro de gravedad sólo tiene un nombre: Dios

"Nos hiciste señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse  en ti"



Fuente: Tiempos de Fe

ESTE DOMINGO 22 ES EL DÍA DE CRISTO REY


Este domingo es el día de Cristo Rey
Jesús, un Reino que los hombres no entendemos, porque lo que tu viniste a enseñar no está en el exterior sino en lo más profundo de nuestro corazón.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Ante ti, Señor una vez más. Ante ti, que siempre estás ahí para escucharme para infundir calor a mi corazón muchas veces indiferente y frío. Más frío que estas tardes del ya cercano invierno. Pero hoy quiero que hablemos, no del cercano invierno, sino del cercano día en que vamos a festejar tu Día. Señor, el DÍA DE CRISTO REY.

El Padre Eterno, como tu nos enseñaste a llamarle a Dios, es el Rey del Universo porque todo lo hizo de la nada. Es el Creador de todo lo visible y de lo invisible, pero...¿cómo podía este Dios decírselo a sus criaturas, cómo podría hacer que esto fuese entendido?.... pues simplemente mandando un emisario.

No fue un ángel, no fue un profeta, fuiste tu, su propio HIjo, tu, Jesús.

Como nos dice San Pablo : - "Fue la propia imagen de Dios, mediador entre Este y los hombres y la razón y meta de toda la Creación. Él existe antes que todas las cosas y todas tienen su consistencia en Él. Es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia católica. Es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el primero en todo". Así se expresa San Pablo de ti, Jesús mío y en esa creencia maravillosa vivimos.

Cuando fuiste interpelado por Pilato diste tu respuesta clara y vertical : - "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos... PERO MI REINO NO ES DE AQUÍ". Entonces Pilato te dijo :-" Luego..Tu eres rey". Y tu Jesús, respondiste : - "Si, tu lo dices, SOY REY. Para esto he nacido yo y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la Verdad, escucha mi voz. (Jn 18,36-37).

Jesús... tu hablabas de un Reino donde no hay oro ni espadas, donde no hay ambiciones de riquezas y poder. Tu Reino es un reino de amor y de paz.

Un Reino que los hombres no entendieron y seguimos sin entender porque lo que tu viniste a enseñar no está en el exterior sino en lo más profundo de nuestro corazón.

Pertenecer a este Reino nos hace libres de la esclavitud del pecado y de las pasiones. Pertenecer a este Reino nos hace súbditos de un Rey que no usa la ley del poder y del mando sino del amor y la misericordia.

Diariamente pedimos "venga a nosotros tu Reino".... y sabemos que en los hombres y mujeres de bien, ya está este Reino, pues el "Reino de Dios ya está con nosotros" (Lc.17, 20-21).

Este domingo 22 de noviembre la Iglesia celebra a "CRISTO REY". A ti, Jesús, que pasaste por la Tierra para decirnos que " Reinar es poder servir y no servirse del poder" Que viniste para ayudar al hombre y bajar hasta él, morir con él y por él, mostrándonos el camino hacia Dios.

¡VENGA TU REINO, SEÑOR!

¡Viva Cristo Rey!

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 14 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Noviembre 14



La vida está llena de secretos.
Hoy han nacido unos, y otros se despidieron de la vida; unos cerraron sus ojos, y otros los abrieron a la luz.
Hoy han reído y gozado muchos, mientras otros sufrieron a gritos o en silencio; todo está mezclado en este mundo; penas y glorias; guerra y paz.
Pero no todo pasa; no es todo como el ave, que no deja ni el rastro de sus alas en el aire.
Hay algo que no pasa; son las obras que cada uno de nosotros realiza; sean ellas buenas o malas, quedan en nuestro recuerdo, en lo profundo de la conciencia, en la presencia de Dios.
Y de cada una de esas cosas deberemos dar cuentas al Creador, para nuestra vergüenza o para nuestro consuelo.
Dicen que la mortaja no tiene bolsillos; pero es que las obras no nos siguen en la mortaja sino en nuestra conciencia.
“La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida por el pecado” (GS 18). “No busques la muerte viviendo extraviadamente; ni se atraigan la ruina con las obras de sus manos; porque no fue Dios quien ha hecho la muerte, ni se complace en la perdición de los vivientes…” (Sab 1,12-13)


* P. Alfonso Milagro